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SEMINARIO MAYOR DIOCESANO “NUESTRA SEÑORA DEL CAMINO”

Diócesis de Sololá-Chimaltenango

Catedrático: Juan Pablo Torreviarte

Estudiante: Francisco José Carías Marroquín

Trabajo de investigación
Macedonismo

Herejía contra el Espíritu Santo

PRIMERO DE TEOLOGIA

Sololá, 2023
Introducción

El Espíritu Santo es el Paráclito que nos enseña la Iglesia que esta siempre
acompañando al ser humano y dándole la verdad y ofreciendo así los diversos
medios que nos llevan a la salvación eterna, como fieles cristianos tenemos por
certero todo ello, pero en un tiempo los macedonios cometieron un error criticando
y tomando ambiguamente al Espíritu Santo, intentando separarlo del Padre y del
Hijo minimizando su realidad y la veracidad que posee al ser humano.

No se puede pensar en un Espíritu Santo sin el Padre y el Hijo, por ello San
Basilio sale a defender la fe en contra de estos macedonios que buscan realizar
criterios erróneos y confusos para la humanidad, mostrando así la unidad de las 3
personas en el mundo.
El Espíritu Santo

En la vida de la Iglesia edifica y educa al ser humano para que tenga la veracidad
y la verdad del misterio de la salvación, tomando como importante instrumento la
tradición por la cual el hombre conoce la verdad, sin embargo, a pesar de los
diversos esfuerzos que se hace por enseñar y educar de manera correcta y
concreta existen diversos criterios vagos y muy personales que distorsionan la
verdad, buscan interpretar verdades, pero de manera errónea y divergida que se
contraponen con las verdades reveladas aceptadas y dadas a conocer a la Iglesia.

Macedonismo

La definición dada a la Iglesia en el orden que nos llega hasta hoy tiene notas ya
asumidas antes del concilio de Constantinopla, sin embargo, la nota por la que
comienza es novedosa y sintomática de lo que estaba ocurriendo en ese
momento: Una. Esta no es casual y tampoco lo es que sea la primera definición
que se dé a la Iglesia. Podemos pensar perfectamente que se quiere evitar con
ello el surgimiento de otras Iglesias que sigan dando refugio a herejías ya
rechazadas. Con ello se cerraba la posibilidad de divergencias teológicas fuera del
seno de la Iglesia y se aumentaba el control sobre el desarrollo de ideológico de
esta.

Macedonianismo: llamado así del patriarca de Constantinopla Macedonio muerto


hacia 370. Así como el arrianismo hace del Verbo una criatura del Padre, el
macedonianismo hace del Espíritu Santo una criatura del Hijo.

DIOS=DIOS
JESUS= CREACION DE DIOS
ESPIRITU SANTO = CREACION DE JESUS

A los partidarios de esta herejía se les llamó también en griego


«pneumatómakhoi» los que combaten contra el Espíritu.
Por lo tanto, el macedoniansimo fue una herejía del siglo IV que negó la divinidad
o personalidad plena del Espíritu Santo. Esta idea fue popularizada por un ex
obispo de Constantinopla, un semiarriano llamado Macedonius, y se convirtió en el
homónimo de la creencia. A los que negaban la deidad o la personalidad del
Espíritu se les llamaba pneumatomaquianos, que significa “opositores del Espíritu”
o “luchadores contra el Espíritu”1.

Según los pneumatomacos (macedonios), el Espíritu Santo era una entidad


creada, sujeta al Padre y al Hijo, en una especie de papel de siervo. Este error fue
abordado y refutado contundentemente en el Concilio de Constantinopla en el año
381 d. C. Como reacción contra la creciente herejía del macedonio, los líderes de
la iglesia en este concilio votaron para expandir el Credo de Nicea para defender
con mayor precisión al Espíritu Santo como plenamente Dios y digno de
adoración.

Con esa adición, el credo ahora dice: “Y creemos en el Espíritu Santo, Señor y
Dador de vida, que procede del Padre, quien con el Padre y el Hijo juntamente es
adorado y glorificado, quien habló por los profetas.” El Concilio de Constantinopla
trató de dejar claro que el Espíritu Santo es consustancial ( homoousious ) con el
Padre y el Hijo.

Sabemos que el macedonio estaba equivocado debido a la advertencia de Jesús


en Mateo 12:31–32 sobre una acción a la que a menudo se hace referencia como
el “pecado imperdonable”. Jesús declaró que la blasfemia contra esta Persona de
la Trinidad no sería perdonada. Blasfemia es una irreverencia desafiante hacia
Dios, ya sea en forma verbal o escrita, por lo que, por definición, la blasfemia solo
puede estar dirigida hacia la deidad. Si el Espíritu Santo no fuera completamente
Dios, nadie podría blasfemarlo, por lo que Jesús confirmó la divinidad del Espíritu
Santo con esta advertencia.

Jesús también iguala al Espíritu Santo con Dios en Mateo 28:19 en Su discurso
conocido como la Gran Comisión. Jesús ordenó a los nuevos discípulos que se

1
Cfr. CARBALLOSA, E. (1982). Deidad de Cristo. E.E.U.U.: Editorial Portavoz
bautizaran en el nombre de las tres Personas de la Deidad: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. El Hijo no enumeraría al Espíritu junto con Él mismo y el Padre, a
menos que el Espíritu Santo fuera igual a ellos.

Afortunadamente, la herejía pneumatómaca (macedonianismo) fue refutada a


fondo a finales del siglo IV. Defensor Basilio de Cesárea Apeleó la buena batalla y
se opuso a los Pneumamachians. Los verdaderos cristianos de hoy reconocen al
Espíritu Santo como una Persona distinta y maravillosa del Dios Trino. Es a través
del poder del Espíritu Santo que los cristianos reciben dones espirituales que
permiten que la iglesia prospere y se propague (Lucas 24:49; 1 Corintios 12:1–11;
Hebreos 2:4; 1 Pedro 4:10). El Espíritu Santo es Dios que habita dentro de todo
aquel que ha nacido de nuevo por la fe en Cristo (Juan 3:3; Hechos 2:38; 1
Corintios 6:19–20). El Espíritu es Aquel que nos enseña la Palabra que Él mismo
inspiró (2 Pedro 1:21) y nos confirma que de hecho somos hijos de Dios
(Romanos 8:16; Hebreos 10:15). Sólo Dios puede hacer todo eso.

Mateo 3:16-17 aparece Dios Padre hablando, el Hijo siendo bautizado y el Espíritu
Santo descendiendo como paloma, lo cual presenta a los tres miembros de la
Trinidad. I Corintios 12:4-6 aplica la misma expresión para las tres personas
distintas: Espíritu, Señor (refiriéndose al Hijo) y Dios (Padre).

La gran comisión establecida en Mateo 28:19 indica una misma relación y


relevancia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El pasaje original lee en el nombre
del Padre y en el nombre del Hijo y en el nombre del Espíritu Santo. No se puede
declarar que Cristo fue creado por el Padre, ya que Juan 1:1 declara que el verbo
(Cristo) estaba con Dios, y que el verbo era Dios.

Todos los versículos anteriores declaran que no hay más que un solo Dios, pero el
cual, sabemos, existe en tres personas.

En el segundo concilio ecuménico, pues el primero había sido en Nicea en el 325.


Si bien en el anterior se habían rechazado herejías como el Arrianismo y
declarado la consubstancialidad de Jesús con el Padre, las diferencias seguían
presentes en varios aspectos. De hecho, los emperadores Constantino y Valente
habían continuado apoyando el arrianismo, con lo cual las diferencias persistían 2.

El macedonismo, una vertiente del arrianismo, había tomado fuerza. Este


consideraba al Espíritu Santo inferior al hijo, y al Hijo inferior al Padre. Así pues, y
ante tantas diferencias, se decide convocar un nuevo concilio en Constantinopla.
En este se definirá al Espíritu Santo como Señor y Dador de vida, que procede del
Padre y del Hijo y que es alabado y glorificado junto con el Padre y el Hijo. De este
modo se cierra la puerta a las herejías anteriores y se otorga al Espíritu Santo una
divinidad que el macedonismo negaba3.

Algunos historiadores del siglo cuarto atribuyeron a Macedonio, obispo arriano de


Constantinopla, la enseñanza herética sobre el Espíritu Santo que sostenían los
pneumatomaquianos «los que pelean contra el Espíritu».

El arrianismo contenía en forma latente la negación de la divinidad del Espíritu, y


bajo el liderazgo de Eustatio de Sebaste llegó a ser explícita c. 370. Toda la secta
negaba la divinidad del Espíritu, algunos también la consubstancialidad del Hijo. El
Papa Dámaso y los padres capadocios los atacaron, y en el Concilio de
Constantinopla, su enseñanza fue declarada anatema al mismo tiempo que sus
seguidores eran sometidos a las leyes antiheréticas.

No se sabe bien cómo fue que esta enseñanza llegó a asociarse con Macedonio,
quien murió antes de que llegase a ser una cosa notoria, y cuyo nombre no
aparece en los escritos que atacaron la herejía. Quizás alguno de sus influyentes
seguidores se uniera a la secta, dándole su nombre. Ningún escrito de él ha
sobrevivido4.

2
Cfr. LA CUEVA, F. (1999). Curso Práctico de Teología Bíblica. Barcelona: Editorial CLIE
3
Cfr. PEDRO CHICO GONZÁLEZ, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú
2006

4
Cfr. HARRISON, E. F., BROMILEY, G. W., & HENRY, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (371). Grand
Rapids, MI: Libros Desafío
En este Concilio, el segundo ecuménico, se añadió la afirmación de la identidad
divina de la Tercera Persona de la Santísima. Trinidad en el acta del Concilio de
Nicea: “Creo en el Espíritu Santo, señor y vivificador, que del Padre procede y que
con el Padre y el Hijo recibe igual adoración y gloria y que habló por los profetas”.
Es el símbolo que se recita todavía en nuestros días en la Misa.

Pese a la Herejía que se presentó por los macedonios fue necesario que San
Basilio explicara y refutara dicha herejía, San Basilio explica que la función del
Espíritu Santo no solo cumple con la función de existencia, sino que es la fuente
de al que se vale para que todos obtengan la salvación eterna, por ello el bautismo
nos ingresa a Dios nos hace parte de esa herencia prometida por el Padre.

Todo aquel que recibe el bautismo, recibe el Espíritu Santo y a la vez recibe las
herramientas para encaminarse a esa vida celestial prometida, por medio del
Espíritu Santo también el hombre recibe los diversos dones y hace que la Iglesia
permanezca rejuvenecida y vivificada, por Él somos vivificados y obtenemos las
gracias necesarias dando vida a la humanidad en Cristo buscando encontrarse
con la verdad y obteniendo las gracias necesarias ante las diversas ambigüedades
que se puedan presentar en su momento.

La afirmación de san Basilio es la perfecta unidad del Espíritu Santo y unidad,


Jesucristo enseña la unidad que existe entre las 3 personas y que son necesarios,
no es un invento humanizado y que el mismo Jesús da la unidad de ello y el
mismo se hace bautizar para cumplir por o dicho, recibiendo un bautismo del cual
ya estaba establecido, pero con diferencia de la descendencia en ese momento
del Espíritu Santo, aquí se evidencia la unidad del Padre con el Hijo y el Espíritu
Santo.

Después que Jesús fue bautizado da el mandato del mismo para que el hombre
busque la salvación y a gracia, esto demuestra no solo la comunión entre las 3
personas, sino la unidad que poseen y atributos que comparten en común, esto
nos hace reflexionar y rendirle el mismo honor y gloria ya que son uno solo
edificando y dando gracias a su misma creación, los macedonios están
equivocados al pensar un Espíritu Santo dividido separado y que no posea la
misma esencia ya que separan las salvación y la gracia del Bautismo que ofrece el
Espíritu Santo.

Por ende el Espíritu Santo es considerado desde el siglo VI como el dador de la


vida, santificante, reedificador, la santidad substancial unido al Padre e Hijo 5. "Si el
Señor no ha querido unir a Sí al Padre y al Espíritu Santo en la fórmula bautismal,
que tampoco nos atribuyan a nosotros esa unión; más si, por el contrario, se
manifiesta ahí la unión entre las tres divinas Personas, entonces que nadie nos
acuse de seguir la Escritura"6.

Podríamos resumir la línea argumentativa empleada por Basilio en los siguientes


puntos: -su doxología no es sino un calco velado de la invocación trinitaria
bautismal mandada por el mismo Cristo, en ella aparece claramente la comunión
de las tres Personas, puesta de manifiesto por las conjunciones copulativas que
se usan, la liturgia bautismal, en la que se vierte la tradición, al usar la fórmula
evangélica, confirma la intermediación que da Basilio, o sea, la igualdad de las
tres divinas Personas.

5
Cfr. MATEO F., Dios uno y trino., ed. Eunsa Madrid España., pág. 239
6
S. BASILIO, Líber de Spiritu Sancto, C. X, Eunsa Madrid España., pág. 112.
Conclusión

San Basilio deja claro que el hombre no debe dejarse llevar por criterios humanos
efímeros y debe de buscar la verdad, aunque existan diversas herejías el hombre
encuentra la verdad desde la enseñanza del mismo Cristo, es de Él que el ser
humano debe creer y asesorarse en la verdad del hombre, por ello es necesario
que nos dejemos iluminar, ya que el macedonio solo se basó en teorías vagas que
fueron necesarias refutarla y mantener viva la fe, quedando clara la unidad el
Espíritu Santo con la del Padre e Hijo.
Bibliografías:
 Carballosa, E. (1982). Deidad de Cristo. E.E.U.U.: Editorial Portavoz
 Lacueva, F. (1999). Curso Práctico de Teología Bíblica. Barcelona: Editorial
CLIE
 Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa,
Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
 Art. Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario
de Teología (371). Grand Rapids, MI: Libros Desafío
 Mateo F., Dios uno y trino., ed. Eunsa Madrid España
 S. BASILIO, Líber de Spiritu Sancto, C. X, Eunsa Madrid España.

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