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Facultad de Lenguas y Educación,

Departamento de Educación
Olga Slavuta Sorochynska
estudiante
Máster en Formación del Profesorado de ESO y
Bachillerato, FP y Enseñanza de Idiomas
(especialidad: inglés)
Psicología y Educación del Adolescente

Actividad 2
Curso: 22/23

Lectura crítica del artículo

“Cérebro adolescente”

Revisión Aprobación
Nombre y apellidos
Cargo

Índice del contenido 2

Análisis y comentarios del artículo 3


Análisis 4
Comentarios 4

Bibliografía 5

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Análisis y comentarios del artículo

Análisis

Adolescencia es el período de la vida que presenta más retos de lo que imaginamos. Con ayuda de
este artículo podemos entender mejor los procesos del desarrollo cerebral y cómo influyen en
administración de situaciones de riesgo en esta etapa de la vida. Con ayuda de resonancia magnética
los científicos observaron diferentes cambios en el cerebro de los adolescentes: en la zona prefrontal
(responsable por los procesos cognitivos) hay aumento de mielina, lo que acelera conexiones
neuronales en el circuito meso límbico. Esto en su vez afecta al comportamiento de la persona, sobre
todo su motivación y búsqueda de recompensas, y está acompañado por alteraciones hormonales.
Como vemos si hay más desequilibrio entre los dos circuitos cerebrales, hay más riesgo de
incidencias durante la adolescencia.

Comentarios
Durante el proceso de maduración del cerebro vemos ciertas conductas “típicamente adolescentes”
tales como el aumentado interés sexual (andrógenos y estrógenos), uso de drogas (dopamina),
comportamientos conflictivos (a veces delictivos). El circuito motivacional mesolímbico es muy
sensible a las hormonas sexuales, lo que explica incrementada excitabilidad durante la pubertad.
Consumo de drogas o comida, relaciones sexuales, provocan liberación de dopamina que trae placer
y motiva para repetir este proceso. Como vemos dopamina juega un papel importante en el desarrollo
prefrontal. Oxitocina y dopamina también se producen en grandes cantidades gracias al contacto
entre la madre y bebé. Si se fomenta el afecto en familia, las habilidades cognitivas y comportamiento
se mejoran bastante. Muchas investigaciones han demostrado esa conexión entre estrés,
experiencias negativas, negligencia por parte de cuidadores, mal clima psicológico y
hiperexcitabilidad lo que lleva a los adolescentes a reaccionar de manera agresiva o hasta cometer
crímenes.
Descubrimientos sobre los cambios en el cerebro de los estudiantes hacen pensar a muchos (hasta
los mismos niños y niñas) que el adolescente tiene menos capacidad de aprender. Teniendo en
cuenta el desarrollo neurológico, educadores tenemos que preparar de una manera más elaborada
actividades educativas que pueden contribuir al desarrollo de diferentes destrezas de estudiantes.
Para favorecer la maduración de la zona prefrontal hay que implementar estímulos positivos en un
entorno agradable. Primero de todo, tratar de demostrar al estudiante que estamos allí para ayudarle,
para guiarle, y no para juzgar, tendremos que demostrar que trabajo en la clase está orientado para
apoyar su mejoría. Las actividades en grupos tales como trabajar en un proyecto “Resolver conflictos”
que está relacionado con el desarrollo de la empatía en los estudiantes. Los estudiantes adolescentes
habitualmente participan muy bien en este tipo de actividades, ya que sienten mucha importancia por
pertenecer a cierto grupo. Los estudiantes tendrán que crear el video sobre conflictos y cómo los

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estudiantes resuelven conflictos para fines educativos del centro. Crear el plan para un evento
parecido a la campaña “Walk a mile in my shoes” en la misma institución.
El trabajo en equipo, relaciones sociales dan oportunidad a un adolescente ponerse en situaciones
cuando habrá que tomar las decisiones. Por los cambios en la zona frontal del cerebro que sufren
esta tarea es a veces un reto para ellos. No todos los estudiantes tienen tendencia de tomar las
decisiones que obligatoriamente van a dañar su salud o estado emocional de ellos o la gente
alrededor. En un video de Ted Talk de Kashfia Rahman nos cuenta como condujo una investigación
sobre “habituación”. Los resultados mostraron que habituación a correr riesgos podía cambiar el cerebro de un
adolescente al alterar sus niveles emocionales, causando así que tomara más riesgos.  Hay que implementar
políticas que ofrezcan ambientes más seguros y limiten la exposición a altos riesgos. Pero también hay
estudiantes que simplemente quieren encajar y aportar algo a la sociedad. Como, por ejemplo,
Kashfia Rahman, que ganó premio en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería. Comenta que
cuantos más riesgos tomaba, más capaz se sentía para tolerar obstáculos. Eso le ayudó ser más
resiliente y paciente para completar su proyecto. Trabajo en proyectos diseñados en educación IB
(parecida a la metodología utilizada en Finlandia) les da posibilidad a los estudiantes de trabajar
juntos y pensar en implementar innovaciones útiles para nuestra sociedad, aplicar sus conocimientos,
modelar situaciones muy cercanas a la realidad. Esta capacidad de búsqueda de una solución
equilibrada va a servir como un apoyo fundamental durante toda la vida. Por eso exploración y
experimentación en el entorno seguro puede tener ciertas ventajas. Puede promover la creatividad,
empatía, pensamiento crítico, iniciativa, tolerancia al estrés, tolerancia a la diversidad, aprendizaje
para afrontar situaciones complicadas, aprender a hacer críticas constructivas.
Al conocer los cambios en el cuerpo y la mente de los adolescentes puedo ver las razones detrás
de un comportamiento de un adolescente y crear un ambiente mucho más productivo en el aula. Miro
desde la otra perspectiva y tengo muchas ganas de crear un ambiento educativo adecuado para
adolescentes. Me ha llamado la atención la importancia de actividad física, que incrementa la
liberación de dopamina, que aporta a los efectos neurobiológicos e implica en conductas de asunción
de riesgos. Sería perfecto implementar actividad física en todas las aulas. Esto me hace pensar en
cosas que precisamente hacen falta en nuestras aulas para crear un ambiente educativo que no va a
crear tanta resistencia por parte de los adolescentes. No estoy hablando sobre educación física cómo
asignatura. En nuestras aulas vemos las sillas incómodas (en mayoría casos), tablero (si tenemos
suerte es interactivo y profesor, junto con los estudiantes, saben utilizarlo) y pocos enchufes (casi
siempre insuficientes para cargar todos los equipos a la vez). Si queremos cambiar nuestro enfoques
y estrategias en el aula tenemos que adaptarlas para que sea un ambiente agradable y cómodo.
Estaría mejor, si nuestros espacios para aprender, estén listas para posibles carreras gramaticales, o
pueden contar con una cinta de andar para estudiantes con altos niveles de tensión y esto podría
ayudarles completar tareas de lectura (por ejemplo). También no es mal idea tener en aulas cuerdas
de trepar, lo que ayuda a mejorar circulación de sangre al cerebro y promueve a estudiantes
completar tareas creativas. Incremento de actividad física durante las tareas que necesitan enfoque
intelectual en las aulas cómodas y adaptadas sería una significante mejoría para moderar conductas
positivas en los estudiantes adolescentes.

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Bibliografía
1. Alfredo OLIVA DELGADO. (2007). Desarrollo cerebral y asunción de riesgos
durante la adolescencia. Colegio Oficial de Psicología 2007, Vol. 25, número
3, págs. 239-254. de Andalucía Occidental y ISSN 0213-3334 Universidad de
Sevilla.

2. Rahman, K. (2019, April 11). How risk-taking changes a teenager's brain. TED


Talks. https://www.ted.com/talks/kashfia_rahman_how_risk_taking_changes_
a_teenager_s_brain

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