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LO EMPÍRICO Y LO TEÓRICO: ¿UNA CLASIFICACIÓN VÁLIDA CUANDO SE TRATA DE LOS MÉTODOS

DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA?

El presente artículo focaliza la problemática de la clasificación de los métodos de la investigación


científica.

El problema de la formación del conocimiento científico, así como la formación metodológico-


instrumental, tiene hoy en día una gran importancia, si se toma como soporte la influencia que
tiene este último en la preparación de profesionales. En efecto la formación del pensamiento
científico depende también de la estructura cognitiva e instrumental de la persona, se entiende
por instrumental al conjunto de ejecuciones –acciones y operaciones—que le permitan
transformar la realidad conocida.

Se dice que, las creaciones del intelecto generan revuelo a lo largo de los años… pero no en el caso
de las ciencias sociales en su relación con el método, como objeto de investigación. Ya que, se
aferra demasiado a los cánones absolutos del concepto de método como vía, y que, duele advertir
cómo las ciencias sociales en general se han convertido en una constante mezcla y confusión de
conceptos, sin razón teórica alguna.

Se cree que no se arriesga al momento de presuponer que este es un período del desarrollo de
ciencias sociales caracterizado por la supresión y violación, por falta de fundamento… Pero lo
cierto es que, a medida que las investigaciones avanzan, se quebranta aún más la ley que rige el
pensamiento correcto. Las ciencias sociales están en una ineludible encrucijada: tienen que
sostenerse y expresarse en palabras, pero solo aquellas que se han convertido en conceptos
científicos.

Hay que hacer una necesaria disgregación. El concepto científico es un concepto, pero no todo
concepto es de naturaleza científica. Asimismo, todo concepto es una palabra, pero no toda
palabra es un concepto. Todo concepto es una generalización -empírica o teórica-, pero no toda
palabra es una generalización. De esta forma, palabra, concepto empírico y concepto teórico son
tres formas diferentes de expresión. La palabra es la manifestación de lo psíquico y así como el
concepto lo es de la conciencia.

Las ciencias sociales se constituyen por palabras que, al convertirse en conceptos, responden a la
lógica, a la ley de la identidad, como ley sine qua non del pensamiento correcto.

Si aceptamos que el uso del método es quien descubre la verdad y su belleza, en términos de
esencialidad, entonces el método deviene categoría rectora, para ciencias metodológicas y para la
construcción misma de la teoría, para la configuración del conocimiento. Se acepta entonces que
el método es el instrumento imprescindible del hombre al momento de investigar la verdad. Es
por ello por lo que el método no puede obviarse como objeto y foco de investigación.

Al hablar de la definición de método se defiende que, ha sido desmedida la superposición del


concepto de método con los conceptos de técnica, procedimiento, operación, medio y proceso. En
base a eso presentan una serie de definiciones dadas por distintas personas en el pasado, como
CERVO, BERVIAN, RAMOS, CUSTODIO Y GUANIPA, quienes sin tapujos y haciendo gala de su
inmunidad conceptual, se encargan de “definir” el concepto de método. Definiciones a las cuales
el autor apela y cuestiona realizando preguntas como: ¿qué derecho lógico les asiste a estos
autores para identificar primero a las técnicas con los procedimientos y, acto seguido, con los
medios?; ¿los conceptos de técnica, procedimiento y medio son una y la misma cosa?; ¿Es lo
mismo esgrimir --usar, aplicar-- el concepto de técnica que los de procedimiento y medio?; etc.

Lo mismo sucede al hablar del concepto metodología, entendida como la ciencia que estudia los
métodos.

Hace referencia a la definición dada por MEZA, de la cual, de forma sintética, se obtiene que el
concepto de metodología es el conjunto de métodos, o de formas de aplicación de aquellos, o
como serie de pasos o como conjunto de procedimientos. En base a esto se cuestiona la
sustentabilidad que le da a la ciencia una definición como esta, tan sensiblemente variable ante la
irreverencia de cualquier investigador en esta área del saber.

No en vano el orden es la primera ley del cielo, afirman los filósofos. El poco dominio del
conocimiento filosófico y de la ciencia de la lógica en la estructuración del conocimiento científico,
aboca sin piedad a los hombres de ciencias sociales a un callejón sin salida. Como F.Engels, hay
que advertir la necesidad de ordenar sistémicamente el enorme material positivo del
conocimiento, acumulado por la investigación empírica, lo cual responde a la lógica, ciencia que ha
de ocuparse preponderantemente de la estructuración del conocimiento científico, de su
organización.

La tesis suprema a la que se remonta este artículo es la diferencia estricta de la ciencia


metodológica y del concepto de método, sin apartar la clasificación de este último.

Así, se impone hoy con fuerza mayor la necesidad de sistematizar estos términos en aras de verter
claridad en la estructura cognitiva en la que ellos se hallan insertos.

Se afirma que la metodología como ciencia debe dedicarse al estudio de los métodos. La
importancia de esta recae en que, tiene que existir una ciencia que se dedique al estudio de
aquellas ejecuciones en virtud de las cuales se obtiene el conocimiento, como lo es el método. De
manera que la base de la certidumbre científica hay que hallarla en el método. De ahí que el
método se instituye como categoría primera de la ciencia metodológica. Idea que debería ser una
perogrullada según el autor. Esto aboca a la definición del concepto de método.

Para lo cuál se expresan dos ideas importantes.

Primero. Que el conocimiento y el método con el que aquel se obtiene no son una y la misma
cosa.

Segundo. Que mientras el conocimiento es una generalización, el método es la acción con la que
se construye aquella.

¿Por qué considerar el método una acción?

Sobre este hecho se hablará mas adelante. Lo siguiente que se presento fue una prueba
comparativa entre dos profesionales, donde se prueba una vez más el cómo las ciencias sociales
hacen visible el hecho de la superposición de términos.

Ante la pregunta: ¿qué entender por método?


Las respuestas mas comunes fueron es una vía, un camino, una forma, una manera, pasos,
medios, tácticas, instrumento, proceso, procedimiento, ejecución, etc.

R. Descartes, consideró que su objetivo no solo era, la indagación sobre la estructura de sus
trabajos teóricos, sino de convertir al método en el instrumento fundamental de la creación de la
nueva ciencia. Cambiando el modo de explicar el movimiento y emerge la descripción del proceso
metodológico mediante un algoritmo. ¡Genial! Doscientos cincuenta y cuatro años más tarde, el
psicólogo norteamericano B.F.Skinner proponía: la progresión lenta, mediante el cual se
desprende la idea de ejecutar la actividad a través de un determinado número de pruebas -–
acciones u operaciones, dentro de nuestro sistema conceptual. ¡el algoritmo!, entendiéndose
como acciones sucesivas encadenadas que se ejecutan para obtener un resultado.

¿Qué razones nos asisten para afirmar que el método puede ser definido como una acción?

El conocimiento científico en sí es el mismo, solo que los conceptos divergen para cada uno de los
contextos en los que la ciencia se erige. Básicamente se refiere a que todo varia en función del
punto de vista del que se mira. En base a ello se realiza un ejemplo de una pareja besándose, en el
cuál la interpretación de aquel hecho varía en base a quien lo mira y los conocimientos previos
que estos poseen. El microbiólogo apunta a la mutua trasmisión de bacterias, el demógrafo gira en
torno al aumento de la población, mientras que, si de la observación se extrae la idea del afecto y
el cariño, es alta la probabilidad de que quien observe sea un psicólogo, etc.

De ser válida esta idea, no es absurdo definir el concepto de método desde el punto de vista de la
psicología, no sólo por la lógica expuesta, sino también porque constreñirlo a la definición de vía o
camino no resulta viable y mucho menos operacionalizable a la ciencia. Según Descartes, entonces
se impone con extrema perentoriedad elevarlo a otros planos de esencia, dados, a nuestro juicio,
en la identidad con la acción. De forma que método y acción son una y la misma cosa. Ahora bien,
según A.N.Leontiev— el método como acción es una ejecución de naturaleza consciente que se
subordina a un objetivo de igual naturaleza. En resumen, el método es una acción que,
subordinada a un objetivo, se ejecuta para alcanzar el resultado esperado.

Si nos focalizáramos en la metodología de la enseñanza y del aprendizaje como ciencia, los


métodos inherentes a ella indiscutiblemente serían los métodos de enseñanza y los métodos de
aprendizaje. Sobre el particular no debemos ser más explícitos, debido a que el objetivo de
nuestro artículo está dirigido a la metodología de la investigación científica. Justamente en el
contexto de la clasificación de los métodos que a la metodología de la investigación científica
concierne, bien sabemos que aquella ha girado en torno a los métodos empíricos y teóricos.
Detengámonos en este hecho. A partir de aquí el autor se encarga de mostrar la incongruencia de
clasificar los métodos en empíricos y teóricos, ya que, en primer lugar, lo empírico y lo teórico son
niveles distintos de conocimiento sobre la realidad, y en segundo lugar, es contradictorio que el
conocimiento y el método respondan a un mismo criterio de clasificación, cuando se trata de
objetos de estudio filosóficos, lógicos y psicológicos bien distintos.

En base al párrafo anterior, se cita, “La observación participante se entiende –expresan


RODRÍGUEZ y col. (1996)--como “un método interactivo de recogida de información que requiere
una implicación del observador en los acontecimientos o fenómenos que está observando”. De esta
forma, a juicio del autor, los métodos se clasifican en métodos de recopilación de información,
que, una vez obtenida, debe ser axiomáticamente procesada. De ahí los métodos de
procesamiento de información. De acuerdo con nuestras posiciones, estos últimos métodos
pueden subdividirse en intelectuales y estadísticos.

En consecuencia, los métodos de recopilación de información no se constriñen a la observación o


al experimento, sino que constituyen toda una pléyade de métodos, cuya función es la de obtener
información sobre el objeto de estudio de la investigación planificada. Dentro de estos últimos
podemos hallar la encuesta, la entrevista, los grupos focales, el test sociométrico, los documentos
(archivos), el método etnográfico, las grabaciones de audio/video, las autobiografías, etc.

Para apoyar tales ideas se presenta un esquema, “Propuesta de clasificación de los métodos de la
investigación científica”, de elaboración propia del autor, de el cual se extrae que la mayor parte
de los métodos se encuentran en los de recopilación y la menor parte de estos se encuentran en
los de procesamiento de la información intelectuales. Esto gracias a que los métodos de
recopilación de información son expandibles. Al contrario, los métodos intelectuales no pueden
expandirse más, pues ellos tienen lugar en la compleja actividad del pensar. Y pensar, a juicio del
autor es comparar, clasificar, valorar, identificar, caracterizar o demostrar.

Se realiza una digresión. En virtud de que el objetivo del artículo no responde a la relación entre
las instrumentaciones psíquicas de naturaleza consciente como las señaladas, a saber, comparar,
clasificar, valorar, identificar, caracterizar y los métodos de procesamiento de información
intelectuales por nosotros identificados, no sería plausible que se explicara en profundidad, pero
según el autor, no seria desatinado considerar ideas al respecto.

En base a lo anterior se genera unas interrogantes sobre las instrumentaciones psíquicas y su


relación con los métodos de investigación. Y, de las respuestas de estas se extrae la siguiente
información.

Al igual que las restantes instrumentaciones, la clasificación sí florece dentro de dichos métodos,
solo que solapada. Ello sucede por una razón suficiente: clasificar y aplicar el denominado enfoque
sistémico es una y la misma cosa.

Por su parte, la yuxtaposición de los métodos de la investigación científica a las instrumentaciones


conscientes y, por ende, intelectuales, también es posible hallarla. En resumen, cada método de
investigación está inobjetablemente superpuesto a una instrumentación consciente o, lo que es lo
mismo, a una instrumentación intelectual.

El autor añade que, para la ciencia psicológica, la clasificación de los métodos de investigación la
hemos realizado tomando como criterio la actuación del investigador o del sujeto de investigación.
Para explicar de forma gráfica lo anterior mencionado, presenta otro esquema, “Propuesta de
clasificación de los métodos de recopilación de información de la investigación psicológica”, de
elaboración propia del autor. Donde básicamente divide los métodos de recopilación de
información de la investigación psicológica en, centrados en la actuación del investigador, como lo
es la observación o el experimento, y los centrados en la actuación del sujeto de estudio, en el cual
se encuentran los directos e indirectos, como la encuesta, entrevista, etc.
Para ir finalizando el artículo se defiende que, aunque la didáctica haya impuesto en las ciencias
sociales el pensamiento de que el objetivo es categoría rectora en comparación con el método, no
hay razón suficiente para demostrarlo. El objetivo es esencialmente un concepto psicológico y el
método es el pináculo categorial de la metodología. Eso sí, es en la actuación de la persona en la
que se precisa de la determinación y formulación de un objetivo antes de llevar a cabo una acción,
la ejecución del método. El método como acción tiene la función de reflejar o transformar nuestra
realidad, orientados por la proyección del objetivo. El método como acción y el objetivo son
inseparables como inseparables son las ciencias del hombre, las ciencias sociales, que deben tratar
de explicar con la más cuidadosa lógica posible la conducta y el comportamiento humanos. La
metodología como ciencia ha de ocuparse del estudio de la acción del hombre en un determinado
contexto --investigativo, docente o de aprendizaje.

Para finalizar, se llegan a las siguientes conclusiones:

Que la formación de todo profesional no solo depende de la construcción inapelable del


conocimiento científico socialmente existente, sino también del sistema metodológico-
instrumental correspondiente a la obtención de aquel.

La definición del concepto de método ha sido acuñada bíblicamente bajo su origen etimológico,
como vía o camino para alcanzar un fin. Al no resistir el embate de la validez metodológico-
instrumental, lo define como una acción que, subordinada a un objetivo consciente, está
estructurado en acciones que se ejecutan para lograr el resultado deseado.

Aun cuando el método se ha subordinado al objetivo, no le asiste razón alguna a la ciencia para
defender a priori la idea de que el objetivo se erige en categoría fundamental de la metodología
de la investigación. La categoría rectora de la metodología de la investigación científica es el
concepto de método de investigación, como el núcleo de la relación entre el sujeto cognoscente y
objeto del conocimiento.

La problemática abordada en relación con la clasificación de los métodos de la investigación


científica es de extrema actualidad, pues la generalidad de la literatura especializada que a esta
temática concierne los separan en métodos empíricos y teóricos. En consecuencia, en base a los
argumentos expuestos se construye una clasificación de aquellos, en métodos de recopilación de
información y métodos de procesamiento de la información recopilada; estos últimos, a su vez,
debieran clasificarse en métodos intelectuales y métodos estadísticos.

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