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Teoría Constitucional I
Teoría Constitucional I
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
El proceso que da origen al constitucionalismo es la clara señal de la lucha de las sociedades en pos de sus
libertades, desde la más remota antigüedad hasta la actualidad (Paolantonio, 1987, p. 195).
En ese sentido, el resultado más acabado del constitucionalismo es el Estado constitucional, que “se
caracteriza por la limitación del poder estatal en pro de las libertades individuales” (Paolantonio, 1987, p.
201). Esa limitación está dada, por un lado, por el reconocimiento de ciertos derechos fundamentales y, por
el otro, por la división de poderes.
2 el constitucionalismo social y
Antes de abordar el eje de esta lectura, debemos recordar que el lenguaje en general –y el jurídico en
particular– posee diversos caracteres que hacen de su estudio una aventura compleja (Nino, 2003, pp. 245 y
ss.) Como operadores jurídicos debemos realizar una tarea interpretativa cada vez que los términos jurídicos
se presentan ante nosotros. En ese sentido, la polisemia como característica lingüística es una constante
cuando abordamos el estudio del derecho, a la que debemos sumarle la vaguedad, la ambigüedad y la carga
emotiva, entre otros caracteres (Nino, 2003, pp. 245 y ss.).
«Método» etimológicamente significa camino, vía hacia una determinada meta o destino.
Toda disciplina metodológica tiene como cometido proporcionar los indicadores o
referencias que marcan el itinerario correcto hacia la meta que respectivamente se
pretende. En el caso de la metodología de interpretación y aplicación del derecho se trata
de mostrar qué criterios, referencias y modos de operar pueden asegurar la obtención de
una decisión jurídica que pueda tenerse por correcta, teniendo en cuenta que en este
campo lo correcto se presenta como lo sinónimo de objetivo e imparcial y, por tanto, como
lo opuesto a arbitrario, subjetivo o tendencioso. Y en lo que a la metodología de
interpretación se refiere, la meta está en lograr la correcta atribución de significado a los
enunciados legales, de manera que se obtenga una interpretación correcta que, unida a
una adecuada valoración de los hechos, lleve a una también correcta decisión final o fallo
de los litigios.
¿Qué hace que unos métodos se tengan por admisibles y otros no? Esa condición de
generalmente admitidos y consolidados de ciertos métodos les confiere a éstos el
carácter de tópicos, es decir, de argumentos que gozan de un consenso general
preestablecido y que se traspasa, en principio, a los resultados de su aplicación. Ese fue
probablemente el más importante descubrimiento de la tópica jurídica de Theodor
VIEHWEG, el resaltar que en el razonamiento jurídico se opera con argumentos que son
tópicos o lugares comunes que disfrutan de un consenso presupuesto. Pero podemos
seguir interrogándonos acerca de las razones que convierten a algunos métodos en
admisibles y a otros en inadmisibles. La tradición y la rutina desempeñan a ese propósito,
sin duda, un importante papel, pero ha de haber algo más.
Cada método interpretativo generalmente admitido lo está en razón de su sustrato
valorativo. Cuando en la ciencia natural, por ejemplo, se privilegian los métodos
experimentales sobre otros posibles, como la adivinación, el espiritismo o la fe religiosa,
se hace así por cuanto que se da prioridad al valor verdad, concretado en la idea de verdad
empíricamente contrastable. De la misma manera, cuando en la metodología jurídica se
consideran válidos ciertos métodos, se hace así porque se estima que sirven a los valores
básicos que justifican el derecho y su práctica. Detrás de los métodos admisibles de
interpretación está la valoración positiva de cosas tales como la seguridad jurídica, el
respeto a la autoridad legítima, la coherencia del sistema jurídico o la sintonía del derecho
con las necesidades y opiniones sociales (lo que algún autor ya clásico denominaba el
valor de «adecuación»). ¿Y por qué se consideran inapropiados como métodos de
interpretación el estético o teológico? Porque servirían a valores que no se consideran
propios del ordenamiento jurídico, sino personales de cada individuo, una vez que en la era
moderna el gusto estético y el sentimiento religioso han pasado a verse como
manifestaciones de la conciencia subjetiva. Por eso, invocarlos acarrea la sospecha cierta
de subjetividad, lo que en el campo jurídico es sinónimo de arbitrariedad, de no
consideración de argumentos aptos para la convicción y aceptación general en cuanto
orientados a un interés general.
…Se quiere decir que los significados que en la interpretación cabe asignar a los términos
legales vienen delimitados por el uso, de modo que a un término legal absolutamente
determinado y unívoco, con arreglo a su uso social, no se le puede atribuir ningún
significado que desdiga de tal uso unívoco, y a los términos legales que adolezcan de
vaguedad se les podrá otorgar cualquiera de los significados que encajen en los márgenes
de permisibilidad con arreglo a tal uso, pero nunca uno que vaya más allá de ese límite. Por
ejemplo, si interpretamos el término «gafas», podremos preguntarnos si su referencia en el
enunciado en que se integra abarca cosas tales como las gafas de buceo o las gafas de
soldador, y la respuesta podrá ser positiva o negativa, pero nunca será admisible entender
que de su referencia forma parte un libro, un zapato o una corbata. Que en las decisiones
jurídicas no sea difícil ver cómo por vía de analogía se extiende a objetos tales la
regulación estipulada legalmente para las gafas, no implica que se esté realizando una
interpretación en tal sentido, sino que se está creando una norma nueva para asignar
determinada reglamentación a tales objetos, y tal creación irá avalada por razones que la
hagan admisible o inadmisible, según el tipo de concepción jurídico-política que se
sustente; pero nunca se podrá decir que se trata de una auténtica interpretación. Por tanto,
ese criterio de los significados posibles con arreglo al uso marca las interpretaciones
posibles y, en consecuencia, delimita la frontera entre interpretación, actividad cuya
necesidad y legitimidad no se puede razonablemente discutir, y creación de nuevo
derecho; y los límites de la legítima creación de derecho por los jueces constituyen objeto
de una discusión [que escapa a esta instancia]
Concepto de Constitución
Habiendo avanzado en cuestiones de interpretación, debemos abordar el uso del término “Constitución”,
contemplando las cuestiones mencionadas y siguiendo a Riccardo Guastini:
1 en una primera acepción, “Constitución” denota todo ordenamiento político de tipo “liberal”;
4 en una cuarta acepción, en fin, “Constitución” denota un particular texto normativo dotado de
ciertas características “formales”, o sea de un peculiar régimen jurídico. (1999, p. 162)
La ruptura con el Ancien Regime ocasionada por las Revoluciones francesa y norteamericana generó el
escenario para que evolucione el constitucionalismo moderno, que podríamos vincular con el concepto de
Constitución liberal.
De esta forma no todo Estado está provisto de Constitución: los Estados liberales son
Estados constitucionales, o sea tienen Constitución; mientras que los Estados despóticos
no son Estados “constitucionales”, es decir, carecen de Constitución. En este sentido del
adjetivo “constitucional”, un Estado puede llamarse constitucional, o provisto de
Constitución, si y solo si satisface dos condiciones (disyuntivamente necesarias y
conjuntivamente suficientes): a) por un lado, que estén garantizados los derechos de los
ciudadanos en sus relaciones con el Estado; b) por otro, que los poderes del Estado (el
Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo o de gobierno, el Poder Judicial) estén divididos y
separados (o sea que se ejerzan por órganos diversos).
Este modo de utilizar el término “Constitución” está hoy en día en desuso. No obstante,
algunas expresiones todavía de uso corriente (especialmente en sede historiográfica)
presuponen el concepto liberal de Constitución, y serían incomprensibles sin él. Es el caso,
por ejemplo, de los términos “constitucionalismo” y “constitucionalización”, de las
expresiones “monarquía constitucional”, “Estado constitucional” y “gobierno
constitucional” (en oposición a: “monarquía absoluta”, “Estado absoluto”, “gobierno
absoluto”). (Guastini, 1999, pp. 163-164)
En el campo de la teoría general del derecho, el término “Constitución” es generalmente
usado para designar el conjunto de las normas “fundamentales” que identifican o
caracterizan cualquier ordenamiento jurídico.
Las normas que disciplinan la organización del Estado y el ejercicio del poder estatal (al menos
en sus aspectos fundamentales: la función legislativa, la función ejecutiva y la función
judicial), así como la conformación de los órganos que ejercen esos poderes (por ejemplo, las
normas que disciplinan la formación del órgano legislativo) [art. 44 CN]; o bien,
Las normas que disciplinan las relaciones entre el Estado y los ciudadanos (por ejemplo, las
eventuales normas que reconocen a los ciudadanos derechos de libertad [art. 14 CN]); o
todavía,
Las normas que disciplinan la “legislación” (entendida en sentido “ material”, como la función
de crear el derecho), o sea las normas que confieren poderes normativos, que determinan las
modalidades de formación de los órganos a los que esos poderes son conferidos, que regulan
los procedimientos de ejercicio de esos poderes, etc. [arts. 75 inc. 1, 99 inc. 7, 109, todos de la
CN, entre otros]; o en fin,
Las normas —comúnmente, si son escritas, formuladas como declaraciones solemnes— que
expresan los valores y principios que informan a todo el ordenamiento [art. 15 CN].
Se llaman materialmente constitucionales las normas “fundamentales” —en uno u otro sentido
— de todo ordenamiento jurídico.
Se llama materia constitucional el conjunto de objetos que son disciplinados por tales normas.
En segundo lugar, la Constitución se distingue de las otras fuentes del derecho en virtud de
su contenido característico. Como se ha dicho, es raro que todas las normas contenidas
en una Constitución sean “materialmente constitucionales”, y es igualmente raro que la
Constitución agote la “materia constitucional”. No obstante, las Constituciones tienen en
gran medida un contenido “materialmente constitucional”, en el sentido que se ha
apuntado.
normas que confieren derechos de libertad a los ciudadanos, disciplinando de esa forma las
relaciones entre los ciudadanos y el poder político;
normas sobre la legislación y más en general normas que confieren poderes a los órganos del
Estado, disciplinando así la organización del poder político mismo.
Muchas Constituciones contemporáneas, además, incluyen también una multiplicidad de
normas “de principio” o de normas “programáticas”. Unas contienen los valores y
principios que informan —o al menos eso se supone— a todo el ordenamiento jurídico. Las
otras recomiendan al legislador (y eventualmente a la administración pública) perseguir
programas de reforma económica y/o social.
En tercer lugar, la Constitución se distingue de las otras fuentes del derecho en virtud de
sus destinatarios típicos: si no todas, casi todas las normas constitucionales se refieren
no ya a los ciudadanos particulares, y ni siquiera a los órganos jurisdiccionales comunes,
sino a los órganos constitucionales supremos (como: el jefe de Estado, las cámaras, el
gobierno, la Corte Constitucional, etcétera).
Resumiendo…
Con la nota del fallo “Castillo, Carina Viviana y otros c/ Provincia de Salta - Ministerio de
Educación de la Prov. de Salta”, dictado por la Corte de Suprema de Justicia de la Nación
que tienes disponible en el material de lectura, analiza:
1 ¿Qué opinión tiene la corte sobre la interpretación del artículo 2 de la Constitución Nacional?
3 ¿En qué período del constitucionalismo crees que está sancionado dicho artículo?
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 2
Referencias
García Amado, J. (2004) La interpretación constitucional. Revista jurídica de Castilla y León, n° 2.
Recuperado de https://bit.ly/2A8pZkZ
Nino, C. (2003) Introducción al análisis del derecho. Buenos Aires: Editorial Astrea.
Paolantonio, M. (1987) Antecedentes y evolución del constitucionalismo. Revista Lecciones y Ensayos, vol.
47. Recuperado de https://bit.ly/2MNCkOp
C O NT I NU A R