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ARTÍCULO DE OPINIÓN SOBRE LA FIGURA DEL Buscar

PSICÓLOGO

No son pocas las veces que en torno a una sobremesa o en una tertulia se pone en tela de juicio la profesionalidad
del psicólogo e incluso se llega a infravalorar o negar su e cacia. Nuestra profesión parece especialmente
susceptible de ser objeto de valoración por parte de cualquier sujeto. Podemos comprobar como compartir rellano
con un estudiante de psicología o nalizar un bestseller de autoayuda da licencia para cuestionar hasta los más
básicos pilares que sostienen nuestra profesión.

Seguimos, todavía en muchas ocasiones, “teniendo que ganar” el respeto profesional que como bien sabemos
empieza por nosotros mismos. Pasamos de ser charlatanes y oportunistas a ser el principal objeto de la “corriente
losó ca”, conocida vulgarmente y cada vez más aceptada, ponga un psicólogo en su vida. Desde mi punto de vista,
la visión simplista que en ocasiones acompaña a nuestra imagen social se encuentra favorecida por la
“psicologización” de la propia vida, de cada suceso e hito evolutivo contemplado como objeto de tratamiento.Como
bien sabemos, no todos los “problemas” son susceptibles de tratamiento psicológico, no vale todo.

Dejamos de alimentar la percepción de adivinación y efecto mágico que tanto tiempo hemos llevado a cuestas y
ofrecemos un servicio honesto que, como cualquier otro, participa de las reglas del mercado laboral. Somos
técnicos especialistas en la evaluación, funcionamiento y manejo de los problemas emocionales y contamos con
potentes instrumentos para llevar a cabo nuestro trabajo con una elevada e cacia. Estas garantías atienden a datos
obtenidos de la investigación y avalan cada una de las intervenciones del psicólogo profesional.

Nuestro trabajo no se apoya en subjetividades ni avanza en base a la práctica indiscriminada del ensayo-error.
Muy en contra de esta idea, disponemos de una sistemática detrabajo que nos respalda y guía para dar el
siguiente paso. Sin duda, me re ero a la secuencia de etapas o fases de la terapia, a nuestro esquema o esqueleto
de trabajo dotado de signi cación.

Ser honestos con nuestra profesión y con nuestros clientes implica respetar cada parte del proceso y aplicar
nuestros conocimientoscon criterio, es más, con criterio cientí co. Hacerlo de este modo nos da la seguridad de
que vamos por el camino adecuado.

Cuando evaluamos empleando los procedimientos seleccionados al efecto y desplegando nuestras habilidades
como terapeutas para obtener la información pertinente, llegamos a estar en disposición de emitir nuestra
valoración al cliente. Como especialistas, en la fase de planteamiento de la hipótesis, devolvemos cada dato
recabado y facilitado por el cliente en torno a su problemática, y lo hacemos encuadrándolo en una estructura
lógica y organizada, contemplando cada una de las variables que interactúan. Hacemos partícipe al cliente de la
existencia o no del problema emocional como tal,la posible explicación del origen del mismo en caso de que dicho
problema emocional sea real y acotamos su funcionamiento actual, cómo y por qué dicho problema se mantiene en
el presente. Tras el análisis de la funcionalidad y su explicación al interesado, éste contempla su realidad
empleando otras lentes y puede, en la medida en que conoce el funcionamiento del problema, advertir el objetivo
terapéutico y las posibles vías de acceso para incidir sobre el problema.

La forma, el método empleado o la técnica adecuada para lograr el n que se persigue la escoge, como no podría
ser de otro modo, el técnico y especialista, el psicólogo. En virtud de diferentes niveles realiza la toma de
decisiones terapéuticas y propone un plan de trabajo. En este punto sabemos qué está ocurriendo, la hipótesis
sobre el origen, cómo funciona y por qué se mantiene dicho problema emocional. Es más, nuestro cliente conoce
toda esta información, tenemos objetivos comunes y contempla la problemática desde la misma perspectiva lógica
que el clínico.

Basándonos en el modelo de decisiones terapéuticas analizamos cada uno de los niveles que lo componen.
Consideramos el nivel experimental (¿Para este problema en concreto de qué técnicas avaladas por estudios
experimentales disponemos?), el nivel organismo (¿Esta persona reúne las características necesarias para trabajar con
esta técnica?)y el nivel funcional, siendo el eje directriz (¿Ante qué secuencia funcional nos encontramos?, ¿Por qué se
mantiene?).

De este modo, las técnicas seleccionadas por el psicólogo que componen el paquete terapéutico para cada caso
son especí cas y se ajustan a las características de la persona, alanálisis funcional de su problema emocional y
están avaladas por datos experimentales. Su adecuada selección, gestión y aplicación, junto con la
consideracióndel resto de variables facilitadoras e intervinientes, precisan de una formación especí ca y
especializada del técnico.

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