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Estudiante
Kenneth J. Garcia Garcia 20190448
Docente
Dr. Jairo Cerrato González
Competencias:
Define los conceptos básicos en la genética del cáncer
Comprende los mecanismos genéticos de producción del cáncer
Identifica la relación entre VPH y la génesis del cáncer
Comprende el cuadro clinico de cáncer por VPH
Destaca la importancia de la detección temprana
Introducción
Aunque la mayor parte de las enfermedades comunes se debe a interacciones complejas entre
la herencia y el ambiente que nos rodea (los productos de la
naturaleza a través de la cultura), hay una afección en la que la genética es siempre el
fundamento. Más que una enfermedad es un grupo de más de 200, el cáncer. Los tumores
malignos cerebrales y mamarios, los carcinomas pulmonares y hepáticos, los melanomas
cutáneos y las leucemias sanguíneas comparten una característica; son en última instancia,
enfermedades de nuestros genes. Este hecho podría parecer sorprendente si tenemos en
cuenta que el cáncer se considera una enfermedad ambiental. Las relaciones entre la
exposición y el melanoma, entre el virus del papiloma humano y el cáncer del cuello uterino,
entre el asbesto (amianto) y el mesotelioma, o entre el tabaquismo y cualquier cáncer que
podamos imaginar, constituyen una evidencia de que el ambiente puede contribuir a la
aparición de tumores malignos. Sin embargo, todos actúan básicamente a través del mismo
mecanismo: modifican el ADN.
Desarrollo
1- Explique ampliamente sobre el concepto y las bases genéticas del cáncer
Los cambios genéticos que ocurren después de la concepción se llaman cambios somáticos,
en los que la edad y los factores ambientales (alimentación, exposición al sol,
sedentarismo, obesidad) juegan un papel fundamental. En un porcentaje más pequeño de
casos, los cambios genéticos que causan el cáncer pueden heredarse de los progenitores si
los cambios están presentes en las células ligadas a la reproducción. Ese tipo de cambios,
denominados germinales, se encuentran en cada una de las células del individuo. Así, hay
personas que nacen con una predisposición a tener cáncer por ser portadores ya desde el
nacimiento de una mutación en todas las células de su organismo. Esta situación se conoce
como cáncer hereditario, en el que habitualmente el cáncer ocurre a edades más precoces,
y suelen haber antecedentes de cáncer en algún familiar.
Hay muchas formas de cáncer que presentan una incidencia en los familiares de los
pacientes superior a la existente en la población general. Entre estas formas de cáncer
familiar destacan los casi 50 síndromes neoplásicos hereditarios mendelianos, en los que
el riesgo de cáncer es muy elevado.
No obstante, en estudios epidemiológicos detallados se ha demostrado que algunas
familias presentan un riesgo de cáncer superior a la media, incluso en ausencia de un
patrón hereditario mendeliano obvio. Por ejemplo, en los familiares en primer grado de
aprobados con la mayor parte de las formas de cáncer se observa un incremento de dos a
tres veces en la incidencia de cáncer, lo que sugiere que muchos tumores malignos son
rasgos complejos que se deben tanto a factores genéticos como ambientales. Así, los
antecedentes familiares de cáncer en múltiples familiares en primer y segundo grado de
un paciente obligan a que el médico considere que este paciente muestra un aumento en
el riesgo de cáncer.
A pesar de que los individuos que sufren un síndrome neoplásico hereditario constituyen
posiblemente menos del 5% de todos los pacientes con cáncer, la identificación de una
causa genética de su enfermedad tiene una gran importancia tanto para el tratamiento
clínico de estas familias como para el conocimiento del cáncer en general. En primer
lugar, a los familiares de personas con una predisposición hereditaria intensa, que se debe
con mayor frecuencia a mutaciones en un único gen, se les pueden ofrecer consejos y
pruebas diagnósticas para su tranquilidad y también una vigilancia y un tratamiento más
intensivos, según los resultados de las pruebas.
3- Elabore un cuadro sinóptico acerca de los procesos asociados al cáncer
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a2ZSIGzDMTP0E_g/edit?utm_content=DAFir932xmQ&utm_campaign=designsha
re&utm_medium=link2&utm_source=sharebutton
El linfoma de Burkitt es un linfoma de células B que afecta a la mandíbula y que muestra una
distribución geográfica muy específica; es el tumor más frecuente en los niños de África
ecuatorial, pero no se suele observar en otras áreas geográficas. En la mayor parte de los
tumores de este tipo se observa la translocación del protooncogén MYC desde su posición
cromosómica normal en 8q24 hasta una posición distal al locus de la cadena pesada de la
inmunoglobulina en 14q32. Desde el punto de vista citogenético, esta mutación se puede
contemplar como una translocación 8;14 aparentemente equilibrada. Presumiblemente, la
translocación hace que el potenciador u otras secuencias de activación de la transcripción
(normalmente asociadas a los genes de las inmunoglobulinas) queden próximos al gen MYC.
En apoyo de esta hipótesis está la observación de que otras translocaciones detectadas en una
pequeña proporción de casos de linfoma de Burkitt afecta a los genes que codifican las
cadenas ligeras de las inmunoglobulinas en los cromosomas 22 y 2, en la proximidad del gen
MYC.
En cualquier caso, estas translocaciones inducen claramente un efecto importante sobre el
gen MYC, lo que permite la expresión incontrolada del mismo con pérdida del control del
crecimiento celular. La función de la proteína Myc todavía no se conoce con detalle, pero
parece ser un factor transcripción con efectos intensos sobre la expresión de diversos genes
implicados en la proliferación celular y en la expresión de la telomerasa.
La existencia de mutaciones en los TSG con aparición de cáncer fue propuesta originalmente
en el decenio de 1960 para explicar el hecho de que algunos tumores pueden aparecer en
formas hereditaria y esporádica. Por ejemplo, se propuso que la forma hereditaria del cáncer
infantil retinoblastoma se podía iniciar cuando una célula de un paciente heterocigoto para
una mutación en las células germinales en un gen supresor tumoral del retinoblastoma
(necesaria para evitar el desarrollo de cáncer) sufre un segundo evento somático que inactiva
el otro alelo. A consecuencia de este segundo evento somático, la célula pierde la función de
ambos alelos, lo que origina un tumor. El segundo evento es con mayor frecuencia una
mutación somática, aunque en algunas células neoplásicas también se ha observado una
pérdida de función sin mutación, tal como ocurre en las situaciones de silenciamiento
transcripcional. En la forma esporádica de retinoblastoma están inactivados los dos alelos,
pero en este caso la inactivación se debe a dos eventos somáticos que afectan a la misma
célula.
El modelo de «los dos eventos» es aceptado ampliamente en la actualidad como explicación
de los numerosos cánceres familiares, además del retinoblastoma, la poliposis colónica
familiar, el cáncer mamario familiar, la neurofibromatosis tipo 1 (NF1), el carcinoma
colónico hereditario no asociado a poliposis y una forma infrecuente de cáncer familiar
denominada síndrome de Li-Fraumeni. En todos estos síndromes, el segundo evento suele
ser una mutación (aunque no siempre). El silenciamiento debido a cambios epigenéticos
como la metilación del DNA, asociados a una configuración cerrada de la cromatina con
pérdida de la accesibilidad del DNA a los factores de transcripción, es otro mecanismo
molecular alternativo e importante para explicar la pérdida de función de un TSG. Teniendo
en cuenta que las alteraciones en la función de los genes debidas a metilación se transmiten
de manera estable mediante la mitosis, se comportan como mutaciones; sin embargo, dado
que en el DNA en sí mismo no se producen modificaciones, la alteración es un cambio
epigenético más que genético. El silenciamiento epigenético de la expresión de un gen es un
fenómeno normal que explica fenómenos tan diversos como la inactivación del cromosoma
X, el imprinting genómico y la regulación de un repertorio especializado de expresión
genética en el desarrollo y el mantenimiento de la diferenciación de los tejidos específicos.
10- Analice y explique la relación entre genes supresores de tumores mutados y el
desarrollo de retinoblastoma
El gen RB1 se localiza en el cromosoma 13 en la región ql4.2. El análisis citogenético de
linfocitos de pacientes afectados con retinoblastoma ha demostrado que sólo en 5% de los
casos se observa la pérdida de esta región cromosómica involucrando a este gen. Es
importante considerar que en el retinoblastoma existen otras anormalidades cromosómicas,
las cuales parecen estar asociadas con el desarrollo del tumor más que con la iniciación del
mismo. Aun cuando el retinoblastoma es el cáncer intraocular más frecuente en niños, en
reportes internacionales aparece sólo un estudio del tipo citogenético de nuestro país, en el
cual se caracterizó a este tipo de pacientes pediátricos. Este estudio mostró al igual que lo
reportado en otros países, la presencia de sólo 5% de alteraciones citogenéticas en el
cromosoma. Estos resultados muestran que en cierta medida debe existir otro tipo de
alteraciones más finas, las cuales no pueden ser detectadas con esta tecnología.
En el caso específico del gen RB1 en la entidad del retinoblastoma, a la fecha se han reportado
todo tipo de mutaciones como: eliminaciones, inserciones, duplicaciones, inversiones,
transiciones en regiones CpG y mutaciones puntuales. Las mutaciones puntuales son las más
frecuentes contando cerca de 50% de las alteraciones en el gen RB1. La mayoría de los
estudios concuerdan con que los exones 3, 8, 18, 19 y 20 son las regiones preferenciales de
mutación ("hot spots"). Estas mutaciones se localizan en el dominio amino (en los exones 3
y 8) y en el dominio "B" (exones 18–20), figura 1D; en este ultimo se encuentra una de las
regiones reguladoras de la pRB.
Recientemente en un trabajo de nuestro grupo, se realizó la básqueda de alteraciones
estructurales en el gen RB 1 en pacientes pediátricos afectados con retinoblastoma de nuestro
país. En dicho trabajo se analizaron 19 casos con retinoblastoma: tres del tipo hereditario y
16 no hereditario. De manera interesante, encontramos cinco mutaciones puntuales en
pacientes sin antecedentes heredofamillares; estas mutaciones se localizaron en los "hot
spots" de los exones 8, 18 y 20 que no habían sido reportadas previamente; estos datos
sugieren probables diferencias respecto a la zona geográfica.15 Esto es apoyado por estudios
realizados en la población mexicana por Coral R, et al.,16 en donde reportan mutaciones
diferentes en el gen de la distrofina a las previamente reportadas en los principales sitios
calientes mayor y menor, característicos de la distrofia muscular de tipo Duchenne.
Por otro lado, diversos estudios indican que las secuencias CpG son regiones hipermetiladas
susceptibles a mutaciones, debido a la desaminación de las citosinas metiladas originando
cambios de citosina por timina (CT). Estas transiciones conducen a la formación de codones
UGA (codón de terminación), dando como resultado la terminación prematura de la síntesis
de la proteína. Este tipo de secuencias susceptibles a metilación pueden encontrarse dentro
de la secuencia codificadora del gen RB1. A la fecha se han identificado mutaciones en los
codones CGA de los exones 8 y 14 del gen RB1, por lo que estas citosinas hipermetiladas
son puntos calientes para mutaciones.
En el contexto de explotación o minería de datos, analizamos las mutaciones puntuales en el
gen RB1 reportadas a la fecha. De manera interesante, observamos que la mayoría de las
mutaciones son transiciones CT. Aunque no podemos comprobarlo en estos momentos,
proponemos que estas citosinas están hipermetiladas permitiendo su desaminación
generando así las mutaciones. Así que, la desaminación de las citosinas pudiera ser uno de
los principales mecanismos que generan las mutaciones en RB1 en cualquiera de las formas
de presentación del retinoblastoma. Otro dato importante por mencionar es que es dos veces
más frecuente encontrar alteraciones germinales (heredadas) CT que somáticas. Además,
resalta la observación que en el exón 8 esta alteración es cinco veces más frecuente en el tipo
germinal que en el tipo somático. Por otro lado, también se encuentran mutaciones en otros
exones, que pudieran ser específicas del tipo de entidad, es decir, mutaciones en los exones
11, 18 y 23 para el tipo germinal.
Asimismo, dan como resultado el cambio simple de base o SNP (del inglés single nucleotide
polymorphism SNP) CT. Esta observación se presenta en más de 95% de las mutaciones
puntuales reportadas, favoreciendo el cambio a treonina, aminoácido susceptible de ser
fosforilado. Estos hallazgos sugieren una tasa mayor de fosforilación alterando así la
funcionalidad de la proteína pRB.
Por otro lado, otros estudios han mostrado que en las secuencias promotoras de RB1 también
puede presentarse una metilación anormal, es decir, una pérdida de impronta genómica que
conlleva la inhibición de la expresión del gen. Resumiendo estos dos mecanismos, la función
regulatoria alterada de pRB puede darse por:
Metilación anormal de secuencias exónicas generando una desaminación.
Nuevos sitios de fosforilación por la ganancia de treonina.
Sin embargo, debe tomarse en cuenta que la alteración del gen RB1 no es el ánico mecanismo
que predispone al desarrollo del retinoblastoma. De manera que en los casos en que el gen
RB1 se encuentra normal, es probable que otros
factores o proteínas (factores de transcripción como
la familia E2F, desacetilasas de histonas,
desaminasas, cinasas, ciclinas, etc.) que regulan la
función de la proteína pRB, sean los que estén
alterados favoreciendo de manera indirecta el
desarrollo de retinoblastoma. Actualmente se
conocen otras dos proteínas que pertenecen a la
familia de la pRB, la plO7 y la pl30. Todos los
miembros de esta familia comparten el dominio
funcional que es muy importante para el control de la
división celular. Se desconoce si la alteración en estas
proteínas pudiera relacionarse con el origen de esta
neoplasia.
11- Comente de manera detallada la relación entre genes cuidadores mutados y el
desarrollo de cáncer de mama
Los genes cuidadores son un grupo de genes
que normalmente previenen el desarrollo de
cáncer mediante la regulación del ciclo
celular y la reparación del ADN dañado.
Cuando estos genes experimentan
mutaciones, su función protectora se ve
afectada y pueden producirse células
anormales que se multiplican y forman
tumores. En el caso del cáncer de mama, hay
varios genes cuidadores que se han
relacionado con un mayor riesgo de
desarrollar esta enfermedad.
Uno de los genes cuidadores más conocidos asociados con el cáncer de mama es el gen
BRCA1. Las mujeres que heredan una mutación en este gen tienen un mayor riesgo de
desarrollar cáncer de mama y ovario. Se estima que las mutaciones en el gen BRCA1 están
presentes en alrededor del 5-10% de todos los casos de cáncer de mama.
El gen BRCA2 también se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama. Al igual
que con el gen BRCA1, las mutaciones en el gen BRCA2 se heredan de forma autosómica
dominante, lo que significa que si un miembro de la familia tiene la mutación, cada hijo tiene
un 50% de probabilidad de heredarla. Además de los genes BRCA1 y BRCA2, también se
han identificado otras mutaciones en genes cuidadores que aumentan el riesgo de cáncer de
mama, como el gen TP53, que se asocia con el síndrome de Li-Fraumeni, y el gen PTEN,
que se asocia con el síndrome de Cowden.
Conclusión:
Aunque la mayor parte de las enfermedades comunes se debe a interacciones complejas entre
la herencia y el ambiente que nos rodea (los productos de la
naturaleza a través de la cultura), hay una afección en la que la genética es siempre el
fundamento. Más que una enfermedad es un grupo de más de 200, el cáncer. Los tumores
malignos cerebrales y mamarios, los carcinomas pulmonares y hepáticos, los melanomas
cutáneos y las leucemias sanguíneas comparten una característica; son en última instancia,
enfermedades de nuestros genes. Este hecho podría parecer sorprendente si tenemos en
cuenta que el cáncer se considera una enfermedad ambiental. Las relaciones entre la
exposición y el melanoma, entre el virus del papiloma humano y el cáncer del cuello uterino,
entre el asbesto (amianto) y el mesotelioma, o entre el tabaquismo y cualquier cáncer que
podamos imaginar, constituyen una evidencia de que el ambiente puede contribuir a la
aparición de tumores malignos. Sin embargo, todos actúan básicamente a través del mismo
mecanismo: modifican el ADN.
Bibliografía: