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Conforme los niños van creciendo, sus juegos van cambiando. Inicialmente los niños
exploran su entorno a través de estímulos que perciben por medio de sus sentidos y más
adelante cuando despierta su interés por el mundo de los adultos, juegan a ser bomberos,
maestros, doctores, etc4.
Jean Piaget describió los principales tipos de juego de acuerdo al desarrollo del niño,
cada uno de los cuales se va perfeccionando conforme éste va creciendo:
El niño:
Juego funcional
El niño realiza acciones motoras para explorar diversos objetos y responder a los
estímulos que recibe. Este tipo de juego promueve el desarrollo sensorial, la
coordinación motriz gruesa y fina, la permanencia del objeto y la posibilidad de
reconocer causa-efecto.
Algunos juegos representativos en este estadio son: dejar caer objetos, encontrar un
objeto que está aparentemente escondido, alcanzar algún objeto apoyándose de otro,
agitar una sonaja, gatear, correr, saltar, encender un juguete presionando un botón.
Juego de construcción
Surge a partir del primer año de vida y permanece durante todo el desarrollo del niño a
la par del juego funcional. A través de este tipo de juego se promueve la creatividad, la
motricidad fina (coordinación óculo-manual), la solución de problemas y la ubicación
temporo-espacial.
Algunas actividades que representan este tipo de juegos son: apilar y alinear objetos
para formar caminos, torres o puentes, armar rompecabezas o crear una casita con
sábanas y sillas.
Juego simbólico
Juego de reglas
Este tipo de juego surge antes de los 6 años, en él los niños establecen las normas
necesarias para jugar, sin embargo pueden cambiar las reglas siempre y cuando el resto
de los integrantes estén de acuerdo. Es a través del juego de reglas que los niños
aprenden a respetar normas, a esperar turnos, desarrollan tolerancia a la frustración y
viven valores como el respeto. Algunos juegos tradicionales son: el lobo, las
escondidillas, memorama, lotería, boliche entre otros.
El autor considera que de cara a poder hablar de moral va a ser necesario adquirir un
nivel de desarrollo equivalente a los dos años de edad, equivalente al periodo
preoperacional (anteriormente se considera que no existe la suficiente capacidad mental
para hablar de algo semejante a la moral).
A partir de dicho punto, el ser humano va a ir desarrollando una moral cada vez más
compleja según su capacidad cognitiva se va haciendo mayor y con capacidad para el
pensamiento abstracto e hipotético-deductivo. Así, la evolución de la moral depende de
la de las propias habilidades cognitivas: para ir avanzando es necesario ir
reorganizando y añadiendo información a los esquemas previamente existentes, de
tal manera que se pueda desarrollar un conocimiento cada vez más profundo y a la vez
crítico con la consideración que merece un comportamiento determinado.
La segunda de las etapas del desarrollo moral se da entre los cinco y diez años,
apareciendo las reglas como algo procedente del exterior pero que se comprende como
relevante y de obligado cumplimiento, siendo algo inflexible.
La mentira está mal vista, y se acepta el castigo por la disidencia sin tener en cuenta
posibles variables atenuantes o las intenciones, siendo lo relevante las consecuencias
de la conducta.
Con el tiempo dejan de verse las reglas como algo impuesto por otros pero que siguen
siendo relevantes per se sin que se precise de una motivación externa.
Esta etapa surge aproximadamente a partir de los diez años de edad, en la etapa de las
operaciones concretas e incluso en el inicio de las formales. En esta etapa el menor ya
ha alcanzado la capacidad de utilizar la lógica a la hora de establecer relaciones
entre las informaciones y fenómenos que vive.
Es en esta etapa en la que se alcanza una moral crítica, tomando conciencia de que las
normas son interpretables y que obedecerlas o no puede depender de la situación y la
propia voluntad: ya no es necesario que la norma se obedezca siempre sino que
dependerá de la situación.