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Sin embargo, eso no es algo tan sencillo de hacer porque, como dice el famoso dicho “nuestro
mayor problema de comunicación es que no escuchamos para entender, escuchamos para
contestar”. Comunicarse efectivamente tiene un componente clave: quien está comunicando debe
mostrar interés sincero y escucha activa hacia quienes intenta interpelar.
La escucha activa es una habilidad central a desarrollar para mejorar la manera en que nos
comunicamos puesto que significa estar presente y receptivo hacia lo que sucede con quienes
hablamos: recordar aquello que nos ha mencionado, tener presente quién es y qué le ha ocurrido
en su historia personal y laboral, y brindar respuestas de acuerdo a lo que nos plantea. Se trata
de prestar atención tanto al discurso como al lenguaje corporal de la otra persona.
1- Haz lugar para la empatía: la empatía es una palabra que ha estado de moda desde hace un
tiempo. Sin embargo, en estos últimos meses ha demostrado ser especialmente necesaria dentro
de las compañías para asegurar el bienestar de los colaboradores. Un estudio reciente indica que
durante el 2020 más de tres de cada cuatro colaboradores (78%) creyeron que era importante que
su líder fuera empático y comprendiera sus necesidades.
La empatía permite conectarnos como personas más allá de nuestros roles laborales, lo que nos
ayuda a comprender de forma genuina lo que los demás piensan, creen y sienten, actuando de
manera acorde a sus necesidades.
2. Enfócate en la claridad de tus mensajes: la poca claridad suele ser la causa principal detrás de
los fallos comunicacionales en las compañías. Ya sea por falta de comprensión, malos entendidos,
baja especificidad o por no realizar las preguntas correctas, lo cierto es que no contar con la
claridad necesaria a la hora de comunicar, puede acarrear consecuencias tales como
desmotivación, errores de ejecución y frustración.
o Piensa lo que quieres comunicar antes de hacerlo: ten en cuenta a quién te diriges,
cuál es el mejor canal para comunicarlo y recién allí empieza a pensar la estructura
de tu mensaje.
o Sé específico: define plazos, incluye fechas, brinda todos los detalles que sean
necesarios para asegurar que no haya malos entendidos.
o Asegúrate de que todos estén en la misma página: haz lugar dentro de tus
reuniones cotidianas para verificar que tus equipos comprendan lo que se discutió.
Deja en claro que tu puerta siempre está abierta para quienes tengan consultas o
inquietudes.
No hay una receta mágica para lograr una comunicación efectiva, esta depende de cada uno de
nosotros, y de la actitud que tomemos ante nuestra relación con los interlocutores. Pero siempre
podemos encontrar algunas recomendaciones que podemos tomar en cuenta y adaptarlas a
nuestra propia forma de comunicar.
Mensajes estructurados
Retroalimentación
Escucha activa