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III. APELACIÓN
Saúl Gamarro Meneses impugnó esa sentencia; argumentó que: i) de
conformidad con el artículo 86 del Código Tributario lo que corresponde es dictar
una resolución interlocutoria, es decir un auto razonado y esto fue lo que
precisamente dictó el Juez Octavo de Paz Penal, por lo tanto lo que correspondía
era impugnar el auto dictado por este órgano jurisdiccional y no una sentencia,
como erróneamente indicó la administración tributaria, de tal forma que “la
inconformidad vía apelación estaba mal encaminada”;ii)en ninguna fase del
proceso se estableció que la “Estación Chicaman” fuera conocida también con el
nombre de “Estación Chevron Chicamán”, ni que aquella fuera de su propiedad,
por lo que los auditores tributarios, al visitar el establecimiento comercial, debieron
solicitar la patente de comercio, a efecto de no presentar su requerimiento de
cierre temporal contra una entidad distinta a la que corresponde, según el Registro
Mercantil; iii) la autoridad denunciada no viola las disposiciones legales que aduce
la administración tributaria, toda vez que se resolvió en definitiva el procedimiento
de la solicitud de cierre temporal del establecimiento comercial “estación
Chicamán”, de conformidad con el artículo 86 del Código Tributario; iv) los
tribunales de amparo no están llamados a corregir los errores cometidos por los
interponentes; v) la amparista pretende revisar el proceso de primera instancia, lo
que no es posible, pues conforme el artículo 203 constitucional, no basta la
inconformidad de la accionante en cuanto a que “la autoridad recurrida debió
aceptar el recurso de apelación…”;vi) esta acción constitucional no puede ser
utilizada por las instituciones del Estado, porque está instituido para proteger los
derechos conculcados o vulnerados por aquellas a los particulares; además, no
puede ser utilizado como instancia revisora de las resoluciones de los tribunales,
que afecten intereses de la administración, puesto que resultaría un absurdo
jurídico el pretender la restitución de derechos que debió hacer valer la
mencionada Superintendencia en su momento, por los procedimientos y recursos
idóneos; vii) el razonamiento empleado por la autoridad contra la que se recurre
fue acorde a las facultades que como órgano de alzada le asisten, por lo que no
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pronunciamiento de once de agosto de dos mil quince, que declaró “no ha lugar la
solicitud de cierre temporal” promovida por esa misma institución.
El Tribunal de Amparo de primer grado, otorgó la protección constitucional
solicitada por lo que el contribuyente apeló esa decisión, por los motivos que
quedaron individualizados en las resultas de este fallo.
-III-
Como cuestión inicial, es necesario indicar que el procedimiento mediante
el cual se tramita la solicitud de imposición de sanción de cierre temporal de
establecimiento comercial por infracción tributaria tiene por objeto específico
determinar si el contribuyente ha incurrido o no en la conducta tipificada en la ley
tributaria como infracción, para así, de ser el caso, concluir en la procedencia o
improcedencia de imponer la sanción regulada legalmente, como consecuencia
sobreviniente ante la comisión de aquella conducta. En ese sentido, es claro que
el procedimiento de mérito no configura un proceso penal per se, cuyos fines se
encuentran regulados en el artículo 5 del Código Procesal Penal y que se centran
en la averiguación de un hecho señalado por la ley como delito o falta.
En efecto, si bien en ambos tipos de procedimientos se persigue la
actuación de la potestad sancionadora del Estado, en el primero –es decir, el que
se insta mediante la solicitud de la administración tributaria– la conducta prohibida
configura, precisamente, una infracción de índole administrativo-tributario, no un
delito o falta, cuyos efectos lesivos sobrepasan el ámbito de los intereses de la
administración pública y, por ende, la consecuencia sobreviniente por su
consumación reviste una pena propiamente dicha, distinta, por su naturaleza, fines
y efectos, a la sanción administrativa. Así las cosas, al conllevar el ejercicio del ius
puniendi, ciertos derechos y garantías procesales como la presunción de
inocencia, el derecho de defensa y la congruencia exigida entre la conducta
atribuida y los hechos que se estimen constatados, entre otros, deben ser
estrictamente observados en ambos tipos de procedimientos, pero ello, se reitera,
no determina que estos respondan a una misma naturaleza u objeto.
De esa cuenta, la solicitud de imposición de sanción de cierre temporal de
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denegatoria de la solicitud de cierre temporal, por lo que estima que esa autoridad
se extralimita al pretender que se aplique un procedimiento no idóneo para el caso
concreto.
En ese orden de ideas, en atención a lo señalado y al motivo de apelación
expresado por la entidad contribuyente, relacionado con el hecho de que la
administración tributaria erró al impugnar una sentencia y no un auto, este Tribunal
advierte que la autoridad reprochada actuó con excesivo rigorismo al considerar
como uno de los motivos para no conocer del recurso instado, el hecho de que,
según su criterio, “la interponente no es clara ni precisa en cuanto a la disposición
que le causa agravio”, toda vez que, aunque se señaló como decisión impugnada
la “sentencia de fecha once de agosto de dos mil quince” no existe dentro del
procedimiento referido, diligenciado en el Juzgado Octavo de Paz Penal del
departamento de Guatemala otro pronunciamiento que le haya puesto fin, que
aquel dictado en la fecha señalada por la administración tributaria, siendo el
mismo que fue objeto de apelación, por lo que, contrario a lo afirmado por la
autoridad denunciada, se puede advertir con claridad cuál es la resolución
objetada por la mencionada entidad fiscalizadora. Asimismo, si bien es cierto esta
institución se refirió a tal disposición como “sentencia” cuando jurídicamente
consiste en un “auto”, toda vez que en ella se decidió el incidente instado por la
contribuyente, también lo es que en ese pronunciamiento se resolvió no acceder a
la solicitud planteada por la citada entidad fiscalizadora; por lo que no se justifica
el rigorismo con el que la autoridad calificó el recurso aludido, negando a la
administración tributaria la oportunidad de hacer valer los medios de defensa que
la ley prevé para lograr la tutela de sus derechos.
En adición a ello, la autoridad cuestionada obvió tomar en cuenta que el
artículo 86 del Código Tributario establece que “…Contra lo resuelto por el juez
competente, procederá el recurso de apelación…”; es decir, este precepto no
distingue si la decisión definitiva que deriva de aquella petición consiste en un auto
o en una sentencia, sino que se refiere, en términos generales, a la decisión
emitida por el órgano jurisdiccional correspondiente, como consecuencia de haber
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MARIA DE LOS ANGELES ARAUJO BORH DE MENDEZ CARMEN MARÍA GUTIÉRREZ DE COLMENARES
MAGISTRADO MAGISTRADA
ACLARACIÓN Y AMPLIACIÓN
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CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, veintitrés de mayo de dos mil
dieciséis.
Se tienen a la vista para resolver las solicitudes de aclaración y ampliación
formuladas por Saúl Gamarro Meneses con relación al fallo dictado por esta Corte
el veinticuatro de febrero de dos mil dieciséis, dentro del expediente arriba
identificado, formado por apelación de sentencia en amparo, en la acción
constitucional promovida por la Superintendencia de Administración Tributaria
contra el Juez Séptimo de Primera Instancia Penal, Narcoactividad y Delitos contra
el Ambiente del departamento de Guatemala.
ANTECEDENTES
I) DEL PLANTEAMIENTO DEL AMPARO Y RESOLUCIÓN DE PRIMERA
INSTANCIA: la Superintendencia de Administración Tributaria promovió acción
constitucional de amparo contra el Juez Séptimo de Primera Instancia Penal,
Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del departamento de Guatemala,
señalando como acto reclamado la resolución de veinticuatro de agosto de dos mil
quince, por la que la autoridad reclamada decidió no entrar a conocer del recurso
de apelación que planteó contra el pronunciamiento de once de agosto de ese
mismo año, dictado por el Juez Octavo de Paz Penal del departamento de
Guatemala, que declaró “no ha lugar la solicitud de cierre temporal” promovida por
la entidad fiscalizadora aludida.
La Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones del ramo Penal, Narcoactividad
y Delitos contra el Ambiente, constituida en Tribunal de Amparo, en fallo de trece
de noviembre de dos mil quince, otorgó la protección constitucional solicitada al
estimar que la autoridad cuestionada debió dar trámite a la apelación planteada
por la postulante, al tenor del artículo 86 del Código Tributario.
II) DE LA APELACIÓN Y SENTENCIA DE SEGUNDO GRADO: Saúl Gamarro
Meneses –tercero interesado– interpuso recurso de apelación, razón por la cual se
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