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UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO

PROGRAMA DE FARMACIA
FACULTAD DE QUÍMICA Y FARMACIA

Bloqueantes de los receptores β-adrenérgicos.


Autores :Sayandi Hernández , Fiorella Ospino , Danna Robles , Michell Rodríguez .
Docente: Guillermo Sarmiento
Farmacología II
Grupo: 3

1. Introducción.

James Black fue un médico y científico que en 1958 tuvo el ingenio de poder encontrar una forma
de poder tratar la reducción en la demanda miocárdica de oxígeno, en lugar de un aumento en su
disponibilidad por vasodilatación, en el caso de una angina de pecho [1]. Una de las razones por las
cuales Black trabajó por encontrar este betabloqueante fue poder encontrar una medicina para el
mal que había matado a su padre, el infarto de miocardio [2]. Black se inspiró en la teoría de
Ahlquist y su obsesión era encontrar un fármaco capaz de inhibir el efecto “excitador” del
miocardio atribuido al RA-β y así, controlar la frecuencia cardiaca. El sintetizó análogos del
dicloroisoproterenol, el cual era un broncodilatador que fue lanzado por los laboratorios Eli Lilly,
pero tenia un efecto antagonista en el corazón. En su ardo intento de encontrar este fármaco, inventó
el primer bloqueador beta aprobado para uso clínico, el propanol. Este fármaco es el prototipo de
bloqueadores beta de primera generación, son fármacos que tienen afinidades parecidas por los RA-
β1 y β2, por lo tanto, se consideran que son bloqueadores no selectivos. Esta división de los
betabloqueadores se da en 1967 por Alonzo M. Lands et al, entonces se decidió que los RA-β1
serían principalmente para el corazón; RA-β2 encargados de la relación vascular y de las vías
respiratorias y, tiempo después el RA-β3 en las células del tejido adiposo [1]. El músculo del
corazón es estimulado por la adrenalina, que eleva el ritmo cardiaco y le exige consumir más
oxígeno. Los betabloqueantes obstruyen los receptores de adrenalina, engañando así al sistema e
impidiendo que la adrenalina acelere el corazón, por lo tanto, este fue uno de los hallazgos más
importantes en la medicina del siglo XX y en 1988, ganó el premio Nobel de medicina. Los
bloqueadores beta son antagonistas de los receptores adrenérgicos (RA-β), estos desempeñan una
función importante en el control de los procesos fisiológicos, entre ellos están: procesos
cardiovasculares (hipertensión arterial, angina pectoris, arritmias, cardiomiopatía hipertrófica,
prevención secundaria de la cardiopatía isquémica), no cardiovasculares (ansiedad, glaucoma,
migraña, hipertiroidismo, temblor) y la resistencia de las vías respiratorias o reactividad; también
los procesos metabólicos y del sistema nervioso central. Los bloqueantes de los receptores β-
adrenérgicos son un grupo de fármacos que producen un bloqueo o inhibición competitivo y
reversible de las acciones de las catecolaminas dadas a través de la estimulación de RA-β [3].
2. Acción farmacológica.

Las catecolaminas interactúan con dos grandes subtipos de receptores, α y β adrenérgicos. Los
receptores β1 y β3 se encuentran en la membrana postsináptica de los tejidos inervados están bajo
control neural y responden a la noradrenalina liberada desde los terminales simpáticos (fig.1).
mientras que los receptores β2 normalmente se localizan en tejidos o células que reciben una escasa
inervación (útero, músculo esquelético, plaquetas, linfocitos), esto provoca que no estén bajo
control neutral, sino que son estimulados por las catecolaminas circulantes. Pero estos β2 también
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se encuentran en las terminaciones noradrenérgicas y su estimulación facilita la liberación de


noradrenalina, aumentando el tono simpático. Los receptores β3 endoteliales median la
vasodilatación producida por el óxido nítrico liberado por el nebivolol.

Figura 1. Localización de los receptores β1 y β3.


Siete fragmentos transmembranas con estructura α-hélice son lo que presentan estos receptores β-
adrenérgicos y estos fragmentos se encuentran acoplados a proteínas fijadoras de nucleótidos de
guanina (proteína G). Cuando la noradrenalina es liberada desde los terminales simpáticos se une a
los receptores β-adrenérgicos y esto provoca la activación del adenilato ciclasa, enzima que genera
AMPc a partir del ATP. La AMPc activa, a su vez, una serina-treonina cinasa dependiente de
AMPc, conocida como proteína cinasa A (PKA), esta se encarga de fosforilar diversas proteínas. En
el corazón, cuando los canales de Ca tipo-L son fosforilados, se aumenta la entra de Ca, la
concentración intracelular de Ca y la frecuencia y la contractilidad cardiacas y la conducción a
través del nódulo aurículo-ventricular. Esta proteína cinasa A también se encarga de aumentar la
fosforilación de la troponina I, esto provoca la aceleración de la interacción entre actina y miosina,
al igual que la actividad de la ATPasa del retículo sarcoplásmico (SERCA2a), lo que incrementa la
incorporación del Ca en su interior y acelera la velocidad de relajación durante la diástole. La PKA
cumple la función de fosforilar la cinasa de las cadenas ligeras de la miosina en la célula muscular
lisa, esto produce una relajación muscular y el fosfolambano, aumentando la incorporación de Ca en
el retículo sarcoplásmico y como resultado, obtenemos una disminución de la concentración
intracelular de Ca y la relajación celular. Los bloqueantes de los receptores β-adrenérgicos (BBA)
se unen a los RA-β y no permiten la activación de la a vía de señalización proteína Gs-adenilil
ciclasa-AMPc-PKA por las catecolaminas. Como resultado de este proceso, se reducen los niveles
celulares de AMPc e inhiben la activación de la proteína cinasa A y la fosforilación de diversas
proteínas celulares.
Todos los β-bloqueadores tienen en común un mismo mecanismo, como nombramos anteriormente
consiste en la afinidad para unirse a los RA-β, pero a pesar de este mecanismo en común, no se
comporta como una clase única de fármacos. En estudios clínicos se ha demostrado que el
bisoprolol, el carvedilol, el metoprolol y el nebivolol son útiles en el tratamiento de la IC, el
bucindolol no tuvo ningún efecto positivo y el xamoterol aumentó la mortalidad. Esto representa
algunas diferencias al momento de ejercer su acción, algunos aspectos que marcan la diferencia son:
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Figura 2. Acción farmacológica.


3. Efecto.
Los betabloqueadores adrenérgicos alteran el metabolismo de los carbohidratos y lípidos al
modificar la actividad de las catecolaminas que promueven la glucogenólisis y movilizan a la
glucosa como respuesta a la hipoglicemia. Los betabloqueadores no selectivos pueden impedir la
recuperaci6n de la hipoglicemia en los diabéticos insulinodependientes, potenciando, de esta
manera, la duraci6n de la hipoglicemia insulínica. Debe tenerse muchísimo cuidado de emplear
betabloqueadores en pacientes portadores de diabetes lábil: en caso de ser necesario es preferible
indicar un β -1 selectivo, que son los fármacos que menos influyen en la recuperaci6n de la
hipoglicemia. Todos los betabloqueadores enmascaran la taquicardia que se produce como
respuesta fisiol6gica a la hipoglicemia, dificultando el diagnostico de esta contingencia. Rara vez
los betabloqueadores adrenérgicos afectan significativamente la producci6n de insulina, aunque los
agonistas beta-adrenérgicos favorecen la liberaci6n de la misma. La estimulaci6n de receptores
beta- adrenérgicos activa la lipasa, sensible a las hormonas, en las células grasas, dando como
resultado el incremento de ácidos grasos libres en la circulacion. El incremento de ácidos grasos
constituye una fuente importante de energía para los músculos en ejercicio; los betabloqueadores
pueden disminuir esta respuesta energética importante. En algunos pacientes, los betabloqueadores
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no selectivos aumentan en forma moderada la concentraci6n plasmática de triglicéridos y


disminuyen las lipoproteínas de alta densidad. Los bloqueadores adrenérgicos β-1 selectivos y los
que poseen actividad simpático mimética intrínseca (ASI) pueden influir en menor grado sobre el
metabolismo de los lípidos, el ejercicio incrementa la salida de K desde el musculo estriado: las
catecolaminas liberadas durante el ejercicio tienden a amortiguar el incremento de K sérico, al
favorecer su entrada al musculo: los betabloqueadores anulan este efecto amortiguador de las
catecolaminas.

Figura 3. Efectos producidos por la estimulación beta-adrenérgica en el musculo cardiaco.


Otras Acciones. - Los betabloqueadores adrenérgicos suprimen el temblor inducido por
catecolaminas, bloquean la inhibición de la degranulaci6n de los mastocitos producida por las
catecolaminas; a dosis elevadas ejercen efecto depresor del SNC, reducen la ansiedad y disminuyen
la excitabilidad de los centros vasomotores. Disminuyen la presión del globo ocular al disminuir la
secreción del humor acuoso, por lo que son utilizados en el tratamiento del glaucoma de ángulo
abierto, siendo el timolol el más usado típicamente, sin alterar el diámetro pupilar ni el fen6meno de
la acomodación. Es importante la acción analgésica de los betabloqueadores adrenérgicos, sobre
todo en el tratamiento de la migraña.
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Tabla 1. Efectos mediados a través de la estimulación de los receptores β-adrenérgicos.


4. Indicaciones.
Los antagonistas beta-adrenérgicos son ampliamente utilizados en el tratamiento de la hipertensi6n
arterial, la angina de pecho y las arritmias supra ventriculares y ventriculares (1,2,3, 6, 9, 10).
Tienen gran interés en el tratamiento del infarto agudo de miocardio, para prevenir las recidivas y
reducir el área de necrosis en pacientes que sobreviven un primer ataque; se ha demostrado que la
administraci6n intravenosa de beta bloqueadores en fases tempranas del infarto agudo, disminuye la
mortalidad en casi el 10%, se han descrito efectos beneficiosos en el tratamiento de algunas formas
de insuficiencia cardiaca, como es el caso de la insuficiencia cardiaca idiopática, dándose como
posibles mecanismos la estabilizaci6n de la actividad simpático y la neutralizaci6n de la sobrecarga
de Ca (3, 7, 11). Los betabloqueadores se emplean, a menudo, en el tratamiento del aneurisma
agudo disecante de la aorta; la acci6n beneficiosa probablemente se deba a la disminución de la
fuerza de contracción cardiaca. Además, estos fármacos están indicados en el manejo farmacológico
del feocromocitoma, en la estenosis subaórtica hipertrófica; en la migraña, donde el propanolol
reduce la frecuencia de los ataques; en el glaucoma de ángulo abierto, en el que el timolol aplicado
localmente (una gota de la soluci6n al 0,25% -0,50% cada 12 horas) da buenos resultados; los
antagonistas beta adrenérgicos liposolubles son efectivos para calmar las situaciones de angustia,
tensión y estados de pánico, aunque son menos eficaces que las benzodiacepinas y los
antidepresivos, respectivamente. Los betabloqueadores controlan eficazmente muchos de los signos
y síntomas cardiovasculares del hipertiroidismo y son útiles en el tratamiento definitivo del mismo.
Los betabloqueadores son útiles, también, en el tratamiento de la abstinencia alcohólica y la
acatisia.

5. Contraindicaciones.
Los BBA están contraindicados en enfermos con asma o EPOC y broncoespasmo, bradicardia (≤45
lpm), enfermedad del seno, bloqueo seno-auricular, bloqueo A-V de segundo o tercer grado (PQ >
0.24 seg), insuficiencia cardiaca descompensada (que requiere la administración I.V. de fármacos
inotrópicos positivos), hipotensión (PAS < 90 mm Hg), choque cardiogénico o estenosis aórtica. La
dosis de BBA debe reducirse 24 horas antes de realizar cirugía mayor pues bloquean los reflejos
cardiovasculares simpáticos y deprimen la contractilidad y frecuencia cardíaca, a la vez que
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potencian las acciones cardiodepresoras de los anestésicos generales. Se utilizarán con precaución
en pacientes con EPOC sin actividad broncoespástica, diabetes insulino-dependiente, vasculopatías
periféricas o bloqueo AV de primer grado.
6. Uso farmacéutico.
Los betabloqueantes se utilizan para tratar la presión arterial alta (hipertensión), la insuficiencia
cardíaca congestiva (ICC), el ritmo cardíaco anormal (arritmia) y el dolor en el pecho (angina de
pecho). Los betabloqueantes funcionan como bloqueadores de los efectos de la hormona epinefrina,
también conocida como "adrenalina". La mayoría de los betabloqueantes son antagonistas puros, es
decir, la unión del medicamento al receptor no lo activa, aunque algunos son antagonistas parciales,
y causan activación limitada del receptor, aunque es una activación considerablemente menor que
los agonistas completos.
Aunque en una oportunidad fueron usados como primera línea en el tratamiento de la hipertensión,
su papel se ha reducido por la aparición de nuevos fármacos con mejores resultados, en especial en
individuos ancianos con disfunción eréctil y esteatorrea.

7. Dosis.
Tanto su administración de forma oral, como intravenosa ha demostrado ser segura, aunque en
radiología se prefiere la administración IV para un efecto más rápido. Existe preferencia por los
betabloqueantes selectivos de acción corta (Metoprolol, Esmolol) en los estudios ambulatorios.
Dosis de 2.5 mg IV de Metoprolol cada 5 minutos hasta un total de 15 mg o 1 o 2 mg/kg i. v. de
Esmolol suelen ser suficientes para conseguir una frecuencia cardiaca que permita la realización del
estudio.
Puntos fundamentales de la dosis:

 Las dosis deben ajustarse individualmente en relación con la frecuencia cardiaca y la


tensión arterial.
 Los betabloqueantes deben tomarse en la dosis más baja posible y suelen doblarse
(escalonamiento) cada dos semanas con el fin de alcanzar la dosis final recomendada. Hay
pacientes que pueden tardar meses en llegar a la dosis óptima.
 La suspensión de la administración de estos fármacos debe realizarse de manera progresiva,
nunca de forma brusca, para evitar un efecto rebote que en un paciente predispuesto puede
ocasionar un ataque anginoso y hasta derivar en un infarto de miocardio.

8. Efectos adversos.
Los efectos adversos comunes de los betabloqueadores pueden ser: pies y manos frías, fatiga,
aumento de peso, y los menos comunes incluyen depresión, falta de aire y trastornos del sueño. De
forma más específica, los BBA producen reacciones adversas que son predecibles, por lo que
podemos de antemano excluir aquellos pacientes en los que estén contraindicados. Las principales
reacciones adversas son:
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Cardiovasculares: pueden producir hipotensión, bradicardia, bloqueo A-V, disfunción sinusal e


insuficiencia cardiaca. Los BBA pueden producir calambres, sensación de frio o cansancio en las
extremidades, propiciar el fenómeno de Raynaud y empeorar los síntomas en pacientes con
enfermedad periférica vascular grave.
Nerviosos: pueden producir insomnio, parestesias, cefaleas, fatiga, depresión, cansancio, mareos y
pesadillas nocturnas. Estas reacciones adversas son más marcadas con los BBA liposolubles, y
menos frecuentes con los hidrosolubles, evitando administrarlos por la tarde. En algunos pacientes,
la fatiga puede estar relacionada con la reducción de flujo sanguíneo en la musculatura esquelética;
en otros casos puede ser secundaria a un efecto sobre el SNC.
Digestivos: pueden producir náuseas, estreñimiento o diarrea.
Respiratorios: los BBA producen una intensa broncoconstricción que contraindica su utilización
en pacientes asmáticos.
Metabólicos: los BBA no selectivos pueden aumentar los niveles plasmáticos de triglicéridos y
VLDL-colesterol y disminuyen los niveles de HDL- colesterol. También aumentan los niveles
plasmáticos de ácido úrico.
En las personas diabéticas, los betabloqueantes pueden bloquear los signos de hipoglucemia, como
los latidos cardíacos rápidos. Por lo que es importante controlar el nivel de glucosa en la sangre en
forma regular si se tiene diabetes y se está tomando un betabloqueador.
Otras reacciones: erupciones cutáneas. Síndrome de retirada: la supresión brusca del tratamiento
con BBA puede producir un síndrome de retirada que en hipertensos cursa con HTA, taquicardia,
diaforesis, ansiedad y temblor y en pacientes con cardiopatía isquémica puede producir angina o
infarto de miocardio. Por lo que es recomendable no dejar de tomar un betabloqueador de manera
abrupta porque hacerlo podría aumentar tu riesgo de ataque u otro problema cardíacos.
9. Paciente que se le puede administrar.
Los betabloqueantes están indicados para pacientes con enfermedades cardíacas algunos de estos
son:

 Pacientes que presentan angina de pecho: aquí los betabloqueantes reducen las
necesidades de oxígeno del corazón al reducir la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la
fuerza que ejerce el corazón. Aumentan el flujo de sangre a las arterias coronarias, por lo
que consiguen reducir los síntomas de angina de pecho. Evitan el remodelado cardíaco y
producen una mejoría de la función ventricular.
 Prevención de nuevos infartos: en las personas que han tenido un infarto de miocardio,
los betabloqueantes son capaces de reducir el riesgo de tener un nuevo infarto o de morirse
por causa cardiaca.
 Pacientes que presenten arritmias: los betabloqueantes son eficaces para el control de
ciertos tipos de arritmia, especialmente aquellas que se acompañan de taquicardia.
 Pacientes con insuficiencia cardiaca: los betabloqueantes son un pilar fundamental del
tratamiento de la insuficiencia cardiaca, debido a que cuando el corazón ha perdido fuerza,
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los betabloqueantes pueden mejorar esta situación además de reducir el riesgo de muerte,
las tasas de hospitalización y aliviar los síntomas de insuficiencia cardiaca.
 Pacientes con miocardiopatía hipertrófica: la miocardiopatía hipertrófica es una
enfermedad del músculo cardiaco en la que lo encontramos muy engrosado, esto no permite
un adecuado llenado de las cavidades del corazón. Los betabloqueantes pueden mejorar la
función ventricular y aliviar los síntomas de esta enfermedad al disminuir la frecuencia
cardiaca.
 Pacientes con hipertensión arterial: los betabloqueantes son fármacos que reducen la
presión arterial y se pueden utilizar para el tratamiento de personas hipertensas, solos o en
combinación con otros fármacos.
También está indicado para pacientes con algunas enfermedades no cardiacas como:

 Pacientes con glaucoma (aumento presión intraocular): los betabloqueantes


administrados en forma de gotas oculares se utilizan para el control del glaucoma.
 Pacientes con ansiedad: Los betabloqueantes no reducen la ansiedad, pero pueden
controlar síntomas asociados a la ansiedad como el temblor y la taquicardia.
 Pacientes con hipertiroidismo: Los betabloqueantes ayudan a controlar los síntomas
asociados.
 Pacientes con migraña: Los betabloqueantes ayudan a reducir el número de ataques
migrañosos.
10. Referencias.
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