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PROCESAL-T11.

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Derecho Procesal,Civil y Penal

3º Grado en Derecho

Facultad de Derecho
Universidad de Málaga

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 11: LA EJECUCIÓN DINERARIA
1. DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA DE LA EJECUCIÓN
Artículo 575 LEC – determinación de la cantidad y despacho de la ejecución:

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1. La ejecución se despachará por la cantidad que se reclame en la demanda ejecutiva en concepto de
principal e intereses ordinarios y moratorios vencidos, incrementada por la que se prevea para hacer frente
a los intereses que, en su caso, puedan devengarse durante la ejecución y a las costas de ésta. La
cantidad prevista para estos dos conceptos, que se fijará provisionalmente, no podrá superar el 30 por 100
de la que se reclame en la demanda ejecutiva, sin perjuicio de la posterior liquidación.
Excepcionalmente, si el ejecutante justifica que, atendiendo a la previsible duración de la ejecución y al
tipo de interés aplicable, los intereses que puedan devengarse durante la ejecución más las costas de ésta
superaran el límite fijado en el párrafo anterior, la cantidad que provisionalmente se fije para dichos
conceptos podrá exceder del límite indicado.
1 bis. En todo caso, en el supuesto de ejecución de vivienda habitual las costas exigibles al deudor
ejecutado no podrán superar el 5 por cien de la cantidad que se reclame en la demanda ejecutiva.

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2. Sin perjuicio de la pluspetición que pueda alegar el ejecutado, el tribunal no podrá denegar el despacho
de la ejecución porque entienda que la cantidad debida es distinta de la fijada por el ejecutante en la
demanda ejecutiva.
3. Sin embargo, no se despachará ejecución si, en su caso, la demanda ejecutiva no expresase los
cálculos a que se refieren los artículos anteriores o a ella no se acompañasen los documentos que estos
preceptos exigen.

2. EL EMBARGO EJECUTIVO
2.1. Localización de los bienes: manifestación de bienes y medidas de investigación judicial
Para proceder al embargo de los bienes del ejecutado es necesario saber cuáles son los bienes que
forman parte del patrimonio del mismo y cuáles son embargables. Para ello el propio ejecutante puede
incluir en su demanda ejecutiva una relación de los bienes embargables del ejecutado que considera
suficientes para satisfacer su deuda. No obstante, si el ejecutante desconociera tales datos, podrá indicar
igualmente en su demanda cuáles son las medidas de localización e investigación que solicita al secretario
judicial que se acuerden para la localización de los bienes del ejecutado.
Esto significa que, realmente, la localización de los bienes del ejecutado sólo será necesaria cuando el
ejecutante no incluya en la demanda ejecutiva la relación de bienes a embargar del patrimonio del
ejecutado.
Según determina el artículo 549 LEC, en su demanda ejecutiva el ejecutante incluirá, entre otros, los
bienes del ejecutado susceptibles de embargo de los que tuviera conocimiento y si los considera
suficientes para el fin de la ejecución. En este caso, no se adoptan medidas de localización de bienes del
ejecutado, sino que el secretario judicial dictará decreto en el que incluirá la orden de embargo de bienes
concretos (art. 551.3.1.º LEC)
Ahora bien, cuando el ejecutante no ha incluido en su demanda ejecutiva la relación de los bienes del
ejecutado susceptibles de embargo o cuando los designados no sean suficientes para cubrir la cantidad
por la que se despacha ejecución, se procederá a la adopción por parte del secretario judicial de las
siguientes medidas de localización de bienes (art. 551.3.2.º LEC):
a) Manifestación de bienes del ejecutado: El secretario judicial, de oficio, puede requerir al ejecutado,
mediante diligencia de ordenación, para que haga una manifestación de sus bienes y derechos que
resulten suficientes para cubrir la cuantía de la ejecución. El ejecutado deberá poner en
conocimiento del secretario judicial la existencia de cargas y gravámenes que existan sobre los
mismos, y en el caso de bienes inmuebles deberá manifestar si están ocupados y, si lo estuvieren,
deberá indicar quién lo ocupa y bajo qué título, tal y como dispone el artículo 589.1 LEC.

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Este requerimiento se realizará con apercibimiento de desobediencia grave si no presenta dicha relación
de bienes o si en ésta incluye bienes que no le pertenecen, cuando no incluya los que le pertenezcan y
sean susceptibles de embargo y, también, cuando no desvele las cargas y gravámenes que sobre ellos
pesen. Además, independientemente de estas sanciones, el secretario judicial, mediante decreto, podrá
imponer al ejecutado multas coercitivas de carácter periódico por no atender al requerimiento de
manifestación de sus bienes (art. 589.2 y 3 LEC).
b) Investigación judicial del patrimonio: Cuando el ejecutante no pudiera hacer constar en su demanda
ejecutiva la relación de bienes embargables del ejecutado suficientes, podrá solicitar al secretario
judicial que adopte una serie de medidas de localización de bienes del ejecutado (art. 590 LEC).
Para que el secretario judicial, por diligencia de ordenación, se dirija a las entidades financieras,
organismos y registros públicos, personas físicas y jurídicas que el ejecutante indique, para que

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faciliten la relación de bienes o derechos del ejecutado de los que tengan constancia, se exigen
dos requisitos:
1. Que sea el ejecutante el que lo solicite, indicando los motivos por los que piensa que dichas
entidades, organismos o personas poseen la información sobre el patrimonio del ejecutado.
2. Que los datos no puedan ser facilitados por el ejecutante o su procurador.
Asimismo, para facilitar esta investigación judicial del patrimonio del ejecutado, se reconoce en el artículo
591 LEC el deber de colaboración de las personas y entidades públicas y privadas en las actuaciones
ejecutivas, entregando al secretario judicial encargado de la ejecución o al procurador del ejecutante,
cuando así lo solicite su representado, los documentos y datos que consten en su poder, sin vulnerar los
derechos fundamentales y otros que expresamente determinen las leyes. Las personas o entidades que
no cumplan con este deber de colaboración se podrán ver sancionadas, previa audiencia de los
interesados, por los tribunales con multas coercitivas periódicas, igual que al ejecutado, por no realizar la

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manifestación de sus bienes y aplicando los mismos criterios previstos para su aplicación en el artículo
589.3 LEC.
2.2. El objeto del embargo
Partimos del incumplimiento por el deudor de la prestación contenida en el título ejecutivo, de tal manera
que ésta debe ser sustituida por la actividad ejecutiva del órgano jurisdiccional. De este modo, si dicha
prestación consiste, como en la ejecución dineraria, en entregar una determinada cantidad de dinero, si el
deudor no la entrega voluntariamente a su acreedor, éste acudirá a los tribunales para que realicen sobre
el patrimonio del ejecutado lo que éste no realizó voluntariamente para pagar la cantidad adeudada.
El profesor CARRERAS define el embargo como «aquella actividad procesal compleja llevada a cabo en el
proceso de ejecución, enderezada a elegir los bienes del ejecutado que deben sujetarse a la ejecución y a
afectarlos concretamente a ella, engendrando en el acreedor ejecutante una facultad meramente procesal
a percibir el producto de la realización de los bienes afectados, y sin que se limite jurídicamente ni se
expropie la facultad de disposición del ejecutado sobre dichos bienes».
El tribunal dicta la orden general de ejecución y el despacho de la misma pero será el decreto del
secretario judicial el que contendrá la medida ejecutiva de embargo.
No hay que confundirlo, obviamente, con el embargo preventivo que se adopta como medida cautelar en el
proceso de declaración. En este caso estamos ante un embargo de carácter ejecutivo que tiene razón de
ser, precisamente, en el proceso de ejecución, con independencia de que aquél se hubiera adoptado o no
en el previo proceso declarativo, si lo hubo.
El objetivo del embargo es la determinación de bienes suficientes del ejecutado para proceder a su
realización forzosa, adoptando para su efectividad las medidas de aseguramiento de los bienes
embargados necesarias y proceder, con las cantidades obtenidas, al pago de las cantidades adeudadas al
ejecutante.
El embargo ejecutivo de bienes implica una serie de actividades previstas, con carácter general, en los
artículos 584 a 633 LEC, aunque existen otras normas en la propia LEC, así como otras específicas en
diversas leyes que regulan también esta materia. Esta actividad que supone el embargo lleva, en primer
lugar, a la determinación, localización y selección de los bienes del ejecutado, que es lo que estudiaremos
en este Tema, dejando para el siguiente la traba de los bienes y la garantía de traba.

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En cuanto al objeto del embargo, el artículo 1.911 CC determina que el deudor va a responder del
cumplimiento de sus obligaciones con todos sus bienes presentes y futuros. Por tanto, pueden ser objeto
de embargo todos los bienes que forman el patrimonio del deudor. No obstante, esta afirmación es
demasiado general y debe ser matizada en dos aspectos:
a) Respecto a la patrimonialidad de los bienes embargados al ejecutado: Aunque el artículo 1.911 CC
hace referencia al patrimonio del ejecutado, obviamente, en la ejecución singular el embargo no
recae sobre su patrimonio entendido en su conjunto, sino de manera individualizada sobre los
bienes que lo componen, al contrario de lo que ocurre en la ejecución concursal, que afecta al
patrimonio del concursado en su bloque.
Además, sin ánimo de entrar a profundizar en la cuestión, se debe entender que lo que resulta objeto de
embargo no son los bienes del patrimonio, sino todos los derechos de contenido económico que forman el

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patrimonio del ejecutado. El artículo 605.3 LEC declara de forma expresa que son absolutamente
inembargables aquellos bienes que no tengan, por sí solos, contenido patrimonial.
Resulta lógica la declaración de inembargabilidad de los bienes carentes de contenido patrimonial, puesto
que el embargo se dirige precisamente a la obtención de una determinada cantidad de dinero, por lo que la
falta de patrimonialidad imposibilita que los bienes y derechos que carezcan de la misma sean objeto de
embargo.
b) En cuanto a la alienabilidad, que supone la posibilidad de transmitir válidamente bienes y derechos:
En relación con el embargo, esta cualidad de bienes y derechos es fundamental puesto que, si los
bienes o derechos embargados no pueden ser válidamente transmitidos, el embargo carecería de
sentido ya que no cabría la realización forzosa de los mismos a través de su enajenación forzosa.

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La inalienabilidad de los bienes y derechos puede ser causa de una disposición legal (art. 605.1 LEC) y
también, en ausencia de tal declaración legal de inalienabilidad, por la imposibilidad de su enajenación al
formar parte de otro bien o derecho principal (art. 605.2 LEC), es decir, derechos accesorios.
Por disposición legal resultan inalienables:

• Bienes públicos: Así lo declara el artículo 132.1 CE al disponer que los bienes de dominio público y
los comunales son inalienables e inembargables. Son, por tanto, inalienables, entre otros:
1. Los bienes de uso público del Estado.
2. Los bienes que pertenecen al Estado privativamente, sin ser de uso común, pero destinados
a un servicio público.
3. Los bienes de dominio público de las Comunidades Autónomas.
4. Los bienes de dominio público y los comunales de las entidades locales.
• Bienes privados: Son inalienables los derechos de uso y habitación (art. 525 CC), el derecho de
arrendamiento de viviendas (art. 8.º1 LAU) y fincas rústicas (art. 70 LAR) y el derecho a alimentos
(art. 151 CC).
Por su carácter accesorio son inalienables: las servidumbres (art. 534 CC); los derechos de tanteo y
retracto legales, que no se pueden transmitir sin el derecho al que la ley vincula la existencia de aquéllos;
los bienes inmuebles por incorporación (art. 334 CC); el derecho de copropiedad sobre elementos
comunes en el régimen de propiedad horizontal (art. 396 CC), que sólo puede transmitirse junto con la
propiedad privativa del piso o el local en cuestión; y la prenda, hipoteca y anticresis, que no se pueden
transmitir sin el crédito que garantizan, por ejemplo.
Pero, además, los bienes del patrimonio del ejecutado, para que puedan ser objeto de embargo, no sólo
tienen que ser de contenido patrimonial y alienables, como ya hemos visto, sino que también resulta lógico
exigir que dichos bienes no hayan sido declarados inembargables. Por tanto, no podrán ser objeto de
embargo aquellos bienes o derechos que carezcan de contenido patrimonial; los que, siéndolo, resulten
inalienables, y los que, siendo patrimoniales y alienables, han sido legalmente declarados inembargables
por nuestras leyes o por tratados internacionales ratificados por España (art. 606.5 LEC).
La inembargabilidad puede ser: absoluta (art. 606.1 y 2 LEC), relativa (art. 607 LEC) y específica de los
sueldos y pensiones.

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1. Resultan absolutamente inembargables, según dispone el artículo 605 LEC:
o Los bienes que hayan sido declarados inalienables.
o Los derechos accesorios que no se pueden transmitir independientemente del principal.
o Los bienes declarados inembargables en otras leyes, como, por ejemplo, los bienes del
patrimonio del Estado (Ley del Patrimonio del Estado), de las Comunidades Autónomas y
de las entidades locales (Ley de Bases de Régimen Local); los bienes de las instituciones
de beneficencia (RD de 14 de marzo de 1899); los bienes del Patrimonio Nacional (Ley
23/1982, de Patrimonio Nacional); los bienes afectos a transporte público de carretera,
ferrocarril y buques, autopista de peaje, etc.
2. Bienes relativamente inembargables del ejecutado previstos en el artículo 606 LEC:
o El mobiliario y menaje de la casa, las ropas del ejecutado y su familia y los bienes que, a
juicio del tribunal, sean imprescindibles para la subsistencia del ejecutado y para las

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personas que de él dependen. Se trata de garantizar la dignidad humana
fundamentalmente.
o Los libros e instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión, arte u oficio a que se
dedique el ejecutado, cuando su valor no guarde proporción con la cantidad de la deuda
reclamada (art. 606.2 LEC).
o Los bienes sacros y los dedicados al culto de las religiones legalmente registradas (arts.
606.3 LEC y 17 CE).
o Los bienes y cantidades declarados inembargables por tratados ratificados por España (art.
606.5 LEC). Por ejemplo, los bienes de las misiones diplomáticas y consulares, según la
Convención de Viena de 18 de abril de 1961 sobre relaciones diplomáticas y la de 24 de
abril de 1963 sobre relaciones consulares.
3. Sueldos y pensiones (art. 607.1 LEC): Con el fin de mantener al deudor con unos ingresos

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mínimos, la LEC prevé una serie de limitaciones a la hora del embargo de sueldos, salarios,
pensiones y retribuciones equivalentes. En este sentido, la inembargabilidad es de carácter parcial,
pues sólo recae sobre la cuantía que no exceda del salario mínimo interprofesional.
Partiendo de dicho límite mínimo inembargable, pueden embargase las cantidades que la superen, pero
atendiendo a una escala progresiva. Se trata, en definitiva, de dejar en manos del ejecutado una parte de
los ingresos que recibe, mientras que de la otra dispondrá el tribunal para la satisfacción del ejecutante. A
medida que crecen los ingresos, la parte que podrá ser embargada crece también. No obstante, el
secretario judicial, a la vista de las circunstancias y cargas familiares del ejecutado, puede determinar que
la parte de los ingresos embargables según la escala legalmente establecida se reduzcan entre un 10 y un
15 por 100 (art. 607.4 LEC).
Para la aplicación de esta escala progresiva sobre la parte embargable del salario habrá que tener en
cuenta los ingresos netos del ejecutado, es decir, todas las percepciones económicas que reciba el
ejecutado pero descontados ya los gravámenes públicos que sobre las mismas recaigan. Habrá que tener
también en cuenta las percepciones de su cónyuge, si está casado en régimen matrimonial que no sea el
de separación de bienes.
En caso de ejecución de sentencias que condenen al pago de alimentos como consecuencia de una
disposición legal, incluyendo también las pensiones de alimentos que se acuerden en procesos
matrimoniales (en sentencia y en medidas provisionales y, tras la reforma introducida por el apartado
cuatro de la disposición final tercera de la Ley 15/2015, de 2 de julio, de la Jurisdicción Voluntaria, también
los acordados en decretos o escrituras públicas que formalicen el convenio regulador que los establezcan),
no resultan aplicables las limitaciones del embargo de los ingresos. En estos casos, el tribunal puede
señalar la cantidad embargable (art. 608 LEC).
El embargo realizado sobre bienes declarados inembargables es nulo de pleno de derecho, de tal manera
que el ejecutado puede solicitar la declaración de nulidad, si no se hubiera personado en la ejecución y no
tuviera intención de hacerlo —según establece el artículo 609 LEC—, a través de la simple comparecencia
ante el secretario judicial. En los demás casos lo hará a través del sistema ordinario de recursos previsto
en la ley.
Antes de realizada la enajenación del bien embargado, dicha nulidad puede ser apreciada tanto de oficio
como a instancia de parte, no sólo del ejecutado, como hemos visto, sino de persona interesada.

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Realizada la venta del bien inembargable, estaríamos ante una transmisión viciada por nulidad de pleno
derecho del embargo.
2.3. Afección de los bienes: la traba. El orden de embargo

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Una vez localizados los bienes embargables del ejecutado, se procede a su embargo. La LEC no hace
referencia expresa sobre esta cuestión, pero debe entenderse que, según vayan apareciendo bienes
embargables del ejecutado, se procederá a su embargo. El problema surge cuando el ejecutante ha
incluido en la demanda ejecutiva varios bienes del ejecutado, o cuando es el propio ejecutado el que
presenta la relación de los mismos o, por último, cuando son varios los bienes del ejecutado localizados
tras la investigación judicial. En este caso, en primer lugar hay que tener en cuenta que no se pueden
embargar más bienes de los que resulten suficientes para cubrir la cantidad por la que se despachó la
ejecución. En segundo lugar, y teniendo en cuenta dicho límite cuantitativo, para seleccionar los bienes del
ejecutado para su embargo habrá que estar al orden de embargo previsto en el artículo 592 LEC.
a) Límite cuantitativo: El artículo 584 LEC prohíbe embargar bienes cuyo valor previsible exceda de la
cantidad por la que se haya despachado ejecución, excepto si en el patrimonio del ejecutado sólo
existen bienes que superan dicha cuantía y su afección resulta necesaria para la continuación de la
ejecución.

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Observamos, por tanto, cómo no sólo no se pueden embargar más bienes de los que sean necesarios
para el fin de la ejecución, sino que tampoco se pueden embargar aquellos bienes cuyo valor supere la
cantidad reclamada por el ejecutante, salvo la mencionada excepción.
b) Orden de embargo: En primer lugar, el artículo 592 LEC permite a las partes, ejecutante y
ejecutado, ponerse de acuerdo sobre el orden de los bienes a embargar antes o durante el propio
proceso de ejecución. En este caso, el letrado de la Administración de Justicia responsable de la
ejecución tendrá que respetar la voluntad de las partes y procederá al embargo según el orden por
ellos determinados excepto:
o Si los bienes son inembargables.
o Si no existen indicios o signos externos que permitan atribuir de forma razonable la
titularidad de los bienes al ejecutado.
No es habitual que el acuerdo entre las partes sea expreso. Por regla general será tácito, de manera que
el ejecutante señala bienes del ejecutado, que son embargados sin que el ejecutado lo impugne ni solicite
la modificación del embargo, aun teniendo otros bienes embargables que deberían haberse embargado
con anterioridad a los trabados según la norma prevista en la LEC.
En ausencia de pacto entre ejecutante y ejecutado, el letrado de la Administración de Justicia tendrá que
determinar los bienes del ejecutado a embargar, para lo que atenderá a dos criterios:

• La mayor facilidad de enajenación y menor onerosidad de ésta para el ejecutado (art. 592.1 LEC).
• Ante la imposibilidad o difícil aplicación de los citados criterios, el secretario judicial tendrá que
acogerse al orden previsto en el artículo 592.2 y 3 LEC:
1. Dinero o cuentas corrientes de cualquier clase.
2. Créditos y derechos realizables en el acto a corto plazo, y títulos, valores u otros
instrumentos financieros admitidos a negociación en un mercado secundario oficial de
valores.
3. Joyas y objetos de arte.
4. Rentas en dinero, cualquiera que sea su origen y la razón de su devengo.
5. Intereses, rentas y frutos de toda especie.
6. Bienes muebles o semovientes, acciones, títulos o valores no admitidos a cotización oficial y
participaciones sociales.
7. Bienes inmuebles.
8. Sueldos, salarios, pensiones e ingresos procedentes de actividades profesionales y
mercantiles autónomas.
9. Créditos, derechos y valores realizables a medio y largo plazo.
10. También podrá decretarse el embargo de empresas cuando, atendidas todas las
circunstancias, resulte preferible al embargo de sus distintos elementos patrimoniales.

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Los bienes embargados siguiendo este orden pueden ser susceptibles de modificación, ya sea porque las
partes acuerdan otra cosa, o por la estimación de una tercería de dominio por ejemplo. En caso de
modificación, se levanta el embargo sobre ese bien y se practica sobre el siguiente (art. 612 LEC).
En caso de infracción de las normas que regulan la selección de los bienes, no se produce la nulidad
absoluta del embargo, lo que supone siempre denuncia a instancia de parte y siempre antes de la
transmisión del bien embargado. Si existe infracción en cuanto a la suficiencia de los bienes embargados,
es decir, si se embargan bienes que el ejecutante considera insuficientes para satisfacer su deuda, tiene
dos opciones:
a) Solicitar la mejora del embargo, prevista en el artículo 612 LEC.
b) Interponer un escrito solicitando el embargo de más bienes del ejecutado que no han sido
embargados hasta que cubran la cuantía que el ejecutante reclama. Este escrito se realizará según

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lo dispuesto en el artículo 562.1.3.º LEC.
También el ejecutado puede entender que el embargo de sus bienes ha sido excesivo atendiendo a la
cantidad por la que se despacha ejecución. En este caso se solicitará la reducción del embargo (art. 612
LEC), o bien podrá impugnar la resolución que acuerda el embargo y que considera improcedente.
Si la infracción se comete por no seguir el orden de embargo previsto en el artículo 592 LEC, la parte a la
que perjudique tal infracción podrá presentar el escrito, al que hacíamos referencia anteriormente, previsto
en el artículo 562 LEC. Asimismo, cuando el embargo se ha realizado según el orden de aparición de los
bienes y ello trae la consecuencia de vulnerar el orden legal previsto, las partes pueden denunciar tal
infracción solicitando la modificación del embargo (art. 612 LEC).
>La afección de los bienes

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La afección es el elemento esencial del embargo que constituye la declaración del secretario judicial por la
que se va a dirigir la actividad ejecutiva sobre un bien determinado. Para declarar la afección de un bien al
proceso de ejecución o, lo que es lo mismo, el acto de embargo, el letrado de la Administración de Justicia
de oficio, debe vigilar:
a) Que el bien sea embargable.
b) Que no se vulnere el orden de embargo, bien por acuerdo entre las partes, bien el realizado
siguiendo las reglas legalmente establecidas.
c) Que el valor del bien embargado no supere la cuantía por la que se despacha ejecución.
d) Que el bien pertenezca al patrimonio del ejecutado.
En el momento de la traba los bienes embargables deben, además, pertenecer al ejecutado. Como vimos
anteriormente, es el ejecutante el que señala en la demanda ejecutiva los bienes que pertenecen al
ejecutado y resultan suficientes para satisfacer su derecho (art. 549.1.3.º LEC). En caso de no señalar el
ejecutante los bienes suficientes a embargar del ejecutado se procederá, por un lado, al requerimiento del
ejecutado para que presente una relación de sus bienes embargables, al tiempo que se puede realizar la
investigación judicial del patrimonio del ejecutado, por otro.
Para que el letrado de la Administración de Justicia ordene el embargo de los bienes localizados, bien
porque los incluya en su demanda el ejecutante, bien porque haya sido solicitada su relación al ejecutado,
basta con que exista una apariencia externa de titularidad de los mismos a favor del ejecutado. No cabe,
por tanto, denegación del embargo porque no esté suficientemente probada su titularidad. Pero no hay que
llamarse a engaño respecto a las averiguaciones judiciales del artículo 590 LEC que acreditarían
precisamente la titularidad de los bienes, puesto que sólo entran en funcionamiento cuando no existen
indicios externos de la titularidad de los bienes a favor del ejecutado y sin ellas habría que poner fin al
proceso de ejecución. Si durante esta investigación aparecen signos externos de la titularidad de los
bienes, opera la prohibición contenida en el artículo 593.1 LEC y habría que poner fin a dicha investigación
judicial y proceder al embargo de los bienes.
La afección del bien embargado con base en la titularidad aparente del mismo es válida aun cuando el
bien no pertenezca realmente al ejecutado. En este caso, el tercero propietario del bien deberá hacer valer
su derecho oponiéndose previamente al embargo o, posteriormente, interponiendo una tercería de dominio
pues, una vez enajenado el bien embargado, no cabe impugnación frente al comprador. El tercero sólo

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podría recurrir a la acción de resarcimiento o de enriquecimiento injusto, o a la de nulidad de la
enajenación contra el comprador que actuó de mala fe (art. 594 LEC).
El acto en sí del embargo o la traba o afección de los bienes, según el artículo 587 LEC, se pueden
considerar realizados de dos formas:

• Mediante resolución del letrado de la Administración de Justicia decretando el embargo de bienes


determinados del ejecutado.
• Por la reseña de la descripción del bien en el acta de la diligencia de embargo (art. 624.1.1.º LEC).
Como dijimos al principio, la afección de los bienes debe recaer sobre bienes embargables, suficientes,
que pertenezcan al ejecutado y respetando el orden del embargo. El control de estos presupuestos se
podrá hacer de oficio y a instancia de parte, haciendo uso de los recursos previstos en la ley contra las

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resoluciones que acuerden el embargo de bienes concretos o presentando el escrito de denuncia del
artículo 562.1.3.º LEC, en caso de afección por diligencia de embargo.
Los efectos de la traba son dos:
1. El bien trabado se convierte en objeto de la actividad ejecutiva y, por tanto, se puede proceder a su
realización forzosa.
Esto implica la venta del bien aun en contra de la voluntad del ejecutado propietario del bien. No significa
que el ejecutado pierda el poder de disposición que va unido a la titularidad del mismo, pero dicho poder
de disposición sobre el bien se extiende al letrado de la Administración de Justicia responsable de la
ejecución, que podrá actuar ejecutivamente sobre el mismo. En este sentido, hay que indicar que, puesto
que el ejecutado no pierde su poder de disposición sobre el bien embargado, podrá enajenarlo a tercero o
gravarlo pero, en cualquier caso, el bien embargado continúa a disposición del letrado de la Administración

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de Justicia, es decir, que la transmisión a tercero del bien embargado no traerá como consecuencia el
levantamiento de la traba. Antes bien al contrario, el tercero adquirente estará en todo caso subordinado al
poder de disposición del letrado de la Administración de Justicia, de tal modo que, si éste enajena
forzosamente el bien, prevalecerá sobre la enajenación que, aunque anterior, realizó el ejecutado
(excepción hecha de las adquisiciones de buena fe).
2. El ejecutante tendrá derecho a que se le entregue la cantidad obtenida con la realización forzosa
del bien embargado del ejecutado.
Este derecho del ejecutante incluye el derecho a obtener, con la realización del bien embargado, el
importe de la deuda principal, los intereses y las costas de la ejecución. Se trata asimismo de un derecho
con eficacia frente a todos en general y lo conservará el ejecutante independientemente de que el bien
embargado sea objeto de transmisión posterior a la traba. Por último, el embargo no convierte el crédito
del ejecutante en un crédito de carácter preferente respecto a los créditos de los demás acreedores del
deudor, si los hubiera.
2.4. Las medidas de garantía de la traba
Ante el largo período de tiempo que, normalmente, transcurre entre la traba del bien o derecho hasta la
completa satisfacción del ejecutante con la entrega de la cantidad obtenida tras la realización forzosa del
mismo, se regula en nuestro ordenamiento jurídico una serie de medidas que garantizan el efecto de la
traba ante la posibilidad de la pérdida del bien o derecho trabado o la disminución del valor de los mismos.
Lógicamente, la adopción de estas medidas no es imperativa, de tal forma que el proceso de ejecución
seguirá su curso sin ellas. Para su adopción el ejecutante atenderá a las circunstancias del caso valorando
el gasto que tales medidas comporten y el riesgo a que se pierda o disminuya el valor del bien o derecho
trabado.
Las medidas de garantía de la traba varían según el bien o derecho trabado y se adoptan siempre a
instancia del ejecutante. Se encuentran reguladas en los artículos 621 a 633 LEC y cumplen distintas
finalidades, desde evitar la destrucción o deterioro de los bienes embargados o evitar la transmisión de los
bienes a terceros hasta enervar la buena fe de terceros adquirentes.

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a) Anotación preventiva de embargo: El artículo 629 LEC regula esta medida de garantía de la traba
determinando el procedimiento que se ha de seguir, siendo así que, cuando el embargo recaiga
sobre bienes inmuebles u otros bienes o derechos susceptibles de ser inscritos en algún registro, a
instancia del ejecutante se procederá a la anotación preventiva de embargo. El letrado de la
Administración de Justicia librará mandamiento, que se enviará por fax al Registro correspondiente,
donde se extenderá el asiento de presentación, quedando en suspenso la práctica de la anotación
hasta que se presente el documento original en los sesenta días siguientes, según dispone el
articulo 17, párrafo 2.º, LH, retrotrayéndose los efectos a la fecha del asiento de presentación.
Respecto a la anotación preventiva de embargo, debemos distinguir según que el embargo se realice
sobre un bien inmueble o un bien mueble.
1. Para la anotación preventiva de embargo de bienes inmuebles u otros derechos

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susceptibles de inscripción en el Registro de la Propiedad, habrá que estar a lo dispuesto en
la legislación hipotecaria.
Con la LEC se resuelve a favor del carácter declarativo de la anotación preventiva de embargo, puesto
que, con independencia de su adopción, el embargo del bien existe. Como sabemos, la anotación no es
obligatoria, aunque, eso sí, los efectos del embargo desde el punto de vista registral sólo existirán desde
que se lleve a cabo la anotación preventiva del mismo.
En esta anotación, en atención a lo dispuesto en los artículos 73 LH y 165 y 166 RH, se incluirán:
1. La resolución que decreta el embargo.
2. El importe de la obligación que haya dado lugar al despacho de la ejecución, cuantía
que servirá de límite a la responsabilidad de los terceros que adquieran el bien anotado

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fuera de la ejecución, entendiéndose comprendidos en la misma principal, intereses y
costas.
3. Identificación de ejecutante y ejecutado.
4. Descripción precisa de la finca embargada.
El registrador, a la vista de la legislación hipotecaria, procederá a la anotación, o bien podrá denegarla si
existen obstáculos tales como, por ejemplo, el supuesto previsto en el artículo 629.2 LEC, es decir, cuando
la finca no esté inmatriculada o si está inscrita a favor de persona distinta del ejecutado.
Por mandamiento del letrado de la Administración de Justicia se cancelará la anotación preventiva de
embargo:

• Con el alzamiento de la traba (art. 604 LEC).


• Cuando el bien embargado haya sido enajenado en el proceso de ejecución que dio
lugar a la anotación (art. 674.2, párr. 1.º, LEC).
• Cuando el bien inmueble se venda en otra ejecución seguida por una anotación o
hipoteca anterior (art. 674.2, párr. 2.º, LEC).
La anotación preventiva de embargo tiene una duración de cuatro años desde la fecha de la propia
anotación; por tanto, si pasados cuatro años no ha sido cancelada por los motivos anteriormente citados,
la anotación caducará. Cabe prórroga sucesiva de la anotación por períodos de cuatro años si se solicita
antes que caduque cada vencimiento. Si la anotación finalmente caduca, el propietario del bien inmueble
puede solicitar que se haga constar su caducidad en el Registro (art. 86 LH).
Por último, los efectos de esta anotación preventiva de embargo son, por un lado, que, a pesar de ser
transmitido el bien embargado, éste seguirá vinculado a la ejecución. El tercero adquirente pasará a la
posición del ejecutado (arts. 38 y 134 LH). Con esta anotación se enerva la buena fe de terceros. Por otro
lado, con la anotación el ejecutante adquiere preferencia a la hora de cobrar su deuda con lo obtenido con
la venta del bien inmueble embargado y realizado. Esta preferencia opera respecto a créditos posteriores,
quedando a salvo las preferencias de los créditos previstas en la ley (arts. 44 LH y 1.923.4 CC).
2. En la anotación preventiva de embargo de bienes muebles partimos de la Ley de Hipoteca
Mobiliaria y Prenda sin Desplazamiento de Posesión. Como diferencia fundamental de la

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anterior, cabe señalar que a este registro sólo acceden las inscripciones de ciertos
gravámenes sobre bienes muebles.
Los efectos de esta anotación de bienes susceptibles de hipoteca mobiliaria son idénticos a los dos

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anteriores, es decir, el bien embargado objeto de la anotación sigue vinculado a la ejecución y, además,
atribuye la preferencia de crédito respecto a créditos posteriores de otros ejecutantes. En cambio, la
anotación preventiva de bienes susceptibles de prenda no mantiene la vinculación del bien pignorado a la
ejecución, lo que exigirá el depósito judicial.
b) Depósito judicial: Así como la anotación preventiva de embargo sirve para garantizar la afección de
bienes inmuebles a la ejecución, el depósito judicial garantiza los efectos del embargo de bienes
muebles o semovientes. Puesto que esta clase de bienes pueden desaparecer con cierta facilidad
o se puede hacer disminuir su valor, se prevé que los mismos, en caso de embargo, puedan
quedar a disposición judicial mediante la posesión de aquéllos en manos de la persona designada
al efecto, que los guardará y retendrá.
El depositario puede ser el propio ejecutado, el ejecutante o cualquier otra persona y puede designarse en
la diligencia del embargo, según dispone el artículo 624.1.3.º LEC, o mediante resolución judicial, tras la
cual se dictará, si fuera necesario, mandamiento judicial para poner en posesión del bien al depositario.

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En atención a la clase de bien embargado, el artículo 626 LEC determina a quién le corresponde ser
depositario del mismo:
1. Si se embargan títulos valores u objetos especialmente valiosos o que necesiten conservación
especial, se depositarán en establecimientos públicos o privados, según sea lo más adecuado.
2. En caso de embargo de dinero o divisas convertibles, el depósito se realiza en la Cuenta de
Consignaciones y Depósitos del juzgado.
3. Si los bienes embargados están destinados a una actividad productiva o si son de difícil y
costoso transporte o almacenamiento, el depositario será el propio ejecutado. El letrado de la
Administración de Justicia, cuando lo considere conveniente o en casos distintos de los
anteriores, nombrará como depositario de los bienes embargados al ejecutante o a un tercero,
previa audiencia de aquél. La designación puede recaer en el Colegio de Procuradores, si
dispone de servicio adecuado para asumir las responsabilidades del depositario.
4. El embargo de valores representado en anotaciones en cuenta se comunica al órgano o entidad
responsable del registro de anotaciones en cuenta para que realice la consignación en el libro
correspondiente.
Atribuye el legislador la condición de depositario interino al ejecutado o al administrador, representante o
encargado, o al tercero que esté en posesión del bien embargado. Hasta que se nombre al depositario y
se le haga entrega del bien, sin que previamente acepten tal cargo, asumirán las obligaciones y
responsabilidades atribuidas al depositario (art. 627.2 LEC).
Las responsabilidades del depositario son las previstas en el artículo 627 LEC:
1. La conservación de los bienes, con la debida diligencia, a disposición del tribunal. El artículo
1.788 CC exige al depositario de bienes la diligencia de un buen padre de familia.
2. Exhibición del bien en las condiciones que el letrado de la Administración de Justicia le indique.
3. Entregar los bienes a la persona que el mismo letrado de la Administración de Justicia
determine.
El artículo 625 LEC atribuye asimismo, a las cantidades de dinero y demás bienes embargados, la
consideración de efectos o caudales públicos desde su depósito o retención.
En caso de incumplimiento por parte del depositario, determina el artículo 627.1, párrafo 2.º, LEC que, de
oficio o a instancia de parte, se le podrá remover de su cargo designando a otro, sin perjuicio de la
responsabilidad penal y civil en que haya podido incurrir el depositario removido.
Si bien la LEC atribuye las responsabilidades que hemos visto al depositario, también le reconoce ciertos
derechos. Así, si bien el depósito tiene carácter gratuito, según lo previsto en el artículo 1.760 CC, el
depositario tiene derecho a que le abonen los gastos que el mismo le haya podido acarrear. No obstante,
el artículo 628 LEC introduce alguna matización al respecto:

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a) Si el depositario no es el ejecutante, ni el ejecutado, ni tercero poseedor del bien mueble objeto
de depósito, se le reconoce el derecho al reembolso de los gastos que el transporte,
conservación, custodia, exhibición y administración del mismo le pudieron ocasionar. El letrado
de la Administración de Justicia, incluso, podrá acordar mediante diligencia de ordenación el
adelanto de alguna cantidad por el ejecutante, sin perjuicio de su derecho al reintegro en
concepto de costas.
b) Si el depósito se realizó en una entidad o establecimiento adecuados, según prevé el artículo
626.1, el letrado de la Administración de Justicia fijará una remuneración acorde con las tarifas
y precios usuales. El ejecutante se hará cargo de esta remuneración, sin perjuicio de su
derecho al reintegro en concepto de costas.
c) Orden de retención: Para garantizar el pago de terceros desconocedores del embargo del que es
objeto su acreedor-ejecutado, se adopta esta medida de garantía. El pago de tercero desconocedor

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del embargo de su acreedor es, según determina el artículo 1.164 CC, válido y eficaz y extinguiría
el derecho del ejecutado embargado. De este modo, el tercero retendrá las cantidades debidas al
ejecutado o pondrá los bienes a disposición del tribunal, impidiendo la extinción del derecho del
ejecutado que ha sido embargado. Así, el tribunal puede exigir al deudor la cantidad o bienes que
le haya ordenado retener, sin que pueda alegar que ya efectuó el pago al ejecutado.
Los supuestos en los que adoptar esta medida de garantía los prevé la LEC:

• Cuando se embarguen saldos favorables en cuentas de cualquier clase abiertas en entidades


de crédito, ahorro o financiación, en cuyo caso el letrado de la Administración de Justicia
ordena la retención de las cantidades concretas embargadas, o bien fija un límite máximo, al
que hace referencia el artículo 588 LEC (art. 621.1 LEC).
• El letrado de la Administración de Justicia ordenará la retención de las cantidades embargadas

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sobre sueldos, pensiones u otras prestaciones periódicas, entregándolas directamente al
ejecutante, cuando así lo acuerde el letrado de la Administración de Justicia, según lo previsto
en el artículo 607.7 LEC. En caso contrario, se ordenará a la persona, entidad u oficina
pagadora que los retenga a disposición del tribunal y los transfiera a la Cuenta de Depósitos y
Consignaciones (art. 621.3 LEC).
• Si lo embargado son intereses, rentas o frutos de toda clase, se enviará orden de retención al
que deba pagarlos o directamente los perciba, aunque sea el propio ejecutado, para que, si
fueran intereses, los ingrese a su devengo en la Cuenta de Depósitos y Consignaciones, o, si
fueran de otra clase, los retenga a disposición del tribunal (art. 622.1 LEC).
• Cuando lo embargado sean valores u otros instrumentos financieros (art. 623.1 LEC).
• Si dichos valores y otros instrumentos financieros cotizan en el mercado secundario (art. 623.2
LEC).
• En los supuestos de embargo de participaciones en sociedades civiles, colectivas,
comanditarias, de responsabilidad limitada o acciones que no cotizan en mercados secundarios
oficiales (art. 623.3 LEC).
d) Administración judicial: La administración judicial, como medida de garantía de la traba, según lo
previsto en el artículo 630 LEC, se puede adoptar en dos supuestos:
1. Para garantizar el embargo de empresas o grupos de empresas así como acciones o
participaciones que representen la mayoría del capital social, del patrimonio común o de los
bienes o derechos pertenecientes a las empresas, o adscritos a su explotación.
2. Para garantizar el embargo de frutos y rentas, en los supuestos previstos en el artículo 622,
apartados 2 y 3 LEC, es decir, cuando no por determinadas circunstancias no sea posible
acordar una orden de retención.
En primer lugar, en relación a la administración judicial para garantizar el embargo de empresas debemos
acudir a lo previsto en los artículos 631 a 633 LEC. El procedimiento para la constitución de la
administración judicial en estos supuestos comienza con una comparecencia de las partes, según el caso,
ante el letrado de la Administración de Justicia encargado de la ejecución. En dicha comparecencia, las
partes podrán llegar a un acuerdo, o realizar las alegaciones y pruebas oportunas sobre el nombramiento
de administrador, podrán designar a la persona que debe desempeñar su cargo, se pronunciarán sobre la
exigencia o no de caución, la forma de actuación, rendición de cuentas y retribución procedente así como

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del mantenimiento o no de la administración preexistente. En caso de incomparecencia injustificada, se
tendrá por conforme lo acordado por los comparecientes.
Si no se decide mantener la administración preexistente y las partes llegan a un acuerdo, el letrado de la
Administración de Justicia, mediante decreto y atendiendo al contenido del mismo, fijará los términos de la
administración judicial.
En caso de que no haya acuerdo o se discutan aspectos parciales, si pretendieran practicar prueba, se les
convocará a una comparecencia ante el tribunal que dictó la orden general de ejecución, que resolverá,
mediante, lo que estime procedente sobre la administración judicial. Si las partes no pretenden la práctica
de la prueba, las actuaciones se pasarán directamente a dicho tribunal para que acuerdo lo que estime
procedente.

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Acordada la administración judicial de una empresa o grupo de ellas, el letrado de la Administración de
Justicia debe nombrar un interventor designado por el titular o titulares de la empresa o empresas
embargadas. Si sólo se embarga la mayoría del capital social o la mayoría de los bienes o derechos
pertenecientes a una empresa o adscritos a su explotación, en este caso, se nombran dos interventores:
los afectados mayoritarios nombrarán un interventor y los minoritarios, otro (art. 631.2 LEC).
Realizado el nombramiento del administrador judicial, se procederá a su correspondiente inscripción en el
Registro Mercantil, cuando proceda, así como en el Registro de la Propiedad en el caso de bienes
inmuebles.
El contenido del cargo de administrador viene establecido en el artículo 632 LEC que atribuye al nuevo
administrador, si no se dispone otra cosa, los mismos derechos, obligaciones, facultades y
responsabilidades que correspondían con carácter ordinario a los sustituidos. No obstante, el

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administrador judicial necesitará la autorización del letrado de la Administración de Justicia responsable de
la ejecución para enajenar o para gravar participaciones en la empresa o de ésta en otras, bienes
inmuebles o cualesquiera otros que por su naturaleza o importancia hubiere expresamente señalado el
letrado de la Administración de Justicia. En caso de que los afectados hayan designado interventor, para la
enajenación o gravamen, el administrador los convocará a una comparecencia, resolviendo el letrado de la
Administración de Justicia mediante decreto. En ambos casos, los decretos dictados por el letrado de la
Administración de Justicia, serán susceptibles de recurso directo de revisión ante el tribunal que dictó la
orden general de ejecución.
Una vez acordada la administración, el letrado de la Administración de Justicia requerirá al ejecutado para
que cese en la administración, dando inmediata posesión al designado según establece el artículo 633
LEC que regula la forma de actuación del administrador. Si sobre los actos del administrador surgen
discrepancias, el letrado de la Administración de Justicia responsable de la ejecución las resolverá
mediante decreto, tras oír a los afectados y sin perjuicio del derecho de oponerse a la cuenta final que
debe rendir el administrador. Dicha cuenta final, de la que se dará vista a las partes y a los interventores,
podrá ser objeto de impugnación en el plazo de cinco días, prorrogable hasta treinta según su complejidad
(art. 633.3 LEC). El letrado de la Administración de Justicia resolverá mediante decreto que será recurrible
directamente en revisión ante el tribunal.
En segundo lugar, y en relación al embargo de frutos y rentas, se podrá constituir la administración judicial
como medida de garantía, en los supuestos en los que no sea posible enviar orden de retención. Dos son
los casos que prevé el legislador en los que el letrado de la Administración de Justicia adoptará mediante
decreto la administración judicial para garantizar el embargo de frutos y rentas (art. 622.2 y 3 LEC):
a) Cuando la naturaleza de los bienes y derechos productivos, la importancia de los
intereses, las rentas o los frutos embargados o las circunstancias en que se encuentre el
ejecutado razonablemente lo aconsejen.
b) Cuando se compruebe que la entidad pagadora o perceptora o, en su caso, el mismo
ejecutado, no cumplen la orden de retención o ingreso de los frutos y rentas.
A la orden de retención decretada por el secretario judicial seguirá bien el consiguiente ingreso de las
cantidades retenidas en la cuenta del juzgado, bien la realización de las cosas distintas de dinero en que
hubiera de hacerse el pago o la enajenación forzosa del crédito.

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2.5. Reembargo y embargo de sobrante. Modificación y alzamiento del embargo
En los artículos 610 y 611 LEC se regula lo que se conoce como reembargo y sobrante del embargo,
instituciones, como sabemos, diferentes entre sí. En el primer caso, con el reembargo, el legislador
permite que bienes o derechos que ya han sido embargados sean de nuevo objeto de embargo en
distintos procesos de ejecución. Lógicamente, el nuevo ejecutante tiene también derecho a obtener la
satisfacción de su crédito con la realización del bien reembargado, lo que da lugar a establecer un orden
respecto al derecho de realización de dicho bien o derecho objeto de varios embargos.
La regla general en orden a establecer un orden de preferencia entre dichos embargos radica en atender a
la fecha de las diferentes trabas, es decir, las trabas de fecha anterior tendrán preferencia sobre las trabas
de fecha posterior. Así se establece en el artículo 610 LEC. Sin embargo, como en toda regla general
existen excepciones, en este caso cuando los bienes embargados son bienes inmuebles inmatriculados en

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el Registro de la Propiedad. En este supuesto, la preferencia del embargo ya no viene determinada por la
fecha de la traba, sino por la fecha de la inscripción de la anotación preventiva de embargo (arts. 666,
670.5 y 674 LEC).
A la hora de la realización del bien embargado, lógicamente, habrá que atender a dicho orden de
preferencia, de tal manera que no se podrá realizar el bien en función de la segunda traba en tanto no
haya quedado garantizado el derecho de realización del ejecutante que trabó en primer lugar el bien
embargado o, en el caso de bienes inmatriculados, el del que anotó en primer lugar su traba.
Lo previsto en el artículo 610 LEC no permite la realización forzosa de los bienes si subsisten trabas
anteriores. Sí cabe la posibilidad de acordar medidas de garantía de la traba si no entorpecen la ejecución
anterior y no resultan incompatibles con las que se adoptaron en función del que solicitó primero el
embargo, en cuyo caso habría que tener en cuenta la clase de medida de garantía que se adoptó en el

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primer embargo.
Por otro lado, si el primer embargo ya se ha extinguido, habrá que tener en cuenta los motivos de tal
extinción, de tal manera que, si el embargo se extinguió porque se realizó el bien en la ejecución,
lógicamente las trabas posteriores quedan sin efecto, sin perjuicio de la posibilidad de éstos de cobrar su
deuda con el sobrante tras haber satisfecho el derecho del primer ejecutante (art. 610.1 LEC). En caso de
extinción del embargo por algún motivo distinto a dicha realización del bien, la siguiente traba adquiere la
posición preferente; por tanto, el acreedor que solicitó dicha traba se convierte en el ejecutante que podrá
solicitar la realización del bien reembargado (art. 610.2 LEC).
En caso de bienes inmatriculados en el Registro de la Propiedad, no es aplicable este sistema, puesto que
la propia LEC permite que el segundo tribunal ordene la anotación preventiva del segundo embargo de
forma habitual.
Por último, distinto del reembargo es el embargo del sobrante regulado en el artículo 611 LEC, según el
cual se puede pedir y obtener durante un proceso de ejecución el embargo de la cantidad que sobre tras la
realización forzosa de los bienes embargados en otro proceso de ejecución. En este caso no existe ningún
tipo de derecho sobre los bienes embargados y posteriormente realizados, sobre lo que sí existe derecho,
puesto que es sobre lo que recae el embargo, es la cantidad que, tras pagar al ejecutante, ha sobrado y,
desde luego, si se levanta la traba en la primera ejecución, se pierde el sobrante del embargo.
La cantidad que sobra tras la realización forzosa del bien embargado se ingresa en la Cuenta de
Depósitos y Consignaciones para su disposición en el proceso donde se ordenó el embargo del sobrante.
No obstante, si se trata de bienes inmuebles, el sobrante se ingresará tras haber pagado no sólo al
ejecutante sino también a los acreedores que tengan su derecho inscrito o anotado con posterioridad al del
ejecutante y que tengan preferencia respecto de aquel acreedor que solicitó el embargo del sobrante (art.
611, párr. 3.º, LEC).

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3. EL PROCEDIMIENTO DE APREMIO
3.1. Concepto

Actuaciones encaminadas a la realización forzosa

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Conversión en dinero de los bienes del ejecutado previamente embargados
para satisfacer el crédito del ejecutante

3.2. Valoración de los bienes embargados


>Artículo 637. Avalúo de los bienes.
Si los bienes embargados no fueren de aquéllos a que se refieren los artículos 634 y 635, se procederá a
su avalúo, a no ser que ejecutante y ejecutado se hayan puesto de acuerdo sobre su valor, antes o
durante la ejecución.
>Artículo 638. Nombramiento de perito tasador, recusación e intervención de ejecutante y
ejecutado en la tasación.

Reservados todos los derechos.


1. Para valorar los bienes, el Letrado de la Administración de Justicia encargado de la ejecución designará
el perito tasador que corresponda de entre los que presten servicio en la Administración de Justicia. En
defecto de éstos, podrá encomendarse la tasación a organismos o servicios técnicos dependientes de las
Administraciones Públicas que dispongan de personal cualificado y hayan asumido el compromiso de
colaborar, a estos efectos, con la Administración de Justicia y, si tampoco pudiera recurrirse a estos
organismos o servicios, se nombrará perito tasador de entre las personas físicas o jurídicas que figuren en
una relación, que se formará con las listas que suministren las entidades públicas competentes para
conferir habilitaciones para la valoración de bienes, así como los Colegios profesionales cuyos miembros
estén legalmente capacitados para dicha valoración.
2. El perito designado por el Letrado de la Administración de Justicia podrá ser recusado por el ejecutante
y el ejecutado que hubiere comparecido.
3. El perito designado podrá solicitar, en los tres días siguientes a su nombramiento, la provisión de fondos
que considere necesaria, que será a cuenta de la liquidación final. El Letrado de la Administración de
Justicia decidirá sobre la provisión solicitada y previo abono de la misma el perito emitirá dictamen.
>Artículo 639. Actuación del perito designado e intervención de las partes y de los acreedores
posteriores en la tasación.
1. El nombramiento se notificará al perito designado, quien en el siguiente día lo aceptará, si no concurre
causa de abstención que se lo impida.
2. El perito entregará la valoración de los bienes embargados al Tribunal en el plazo de ocho días a contar
desde la aceptación del encargo. Sólo por causas justificadas, que el Letrado de la Administración de
Justicia señalará mediante decreto, podrá ampliarse este plazo en función de la cuantía o complejidad de
la valoración.
3. La tasación de bienes o derechos se hará por su valor de mercado, sin tener en cuenta, en caso de
bienes inmuebles, las cargas y gravámenes que pesen sobre ellos, respecto de las cuales se estará a lo
dispuesto en el artículo 666.
4. Hasta transcurridos cinco días desde que el perito designado haya entregado la valoración de los
bienes, las partes y los acreedores a que se refiere el artículo 658 podrán presentar alegaciones a dicha
valoración, así como informes, suscritos por perito tasador, en los que se exprese la valoración económica
del bien o bienes objeto del avalúo. En tal caso, el Letrado de la Administración de Justicia, a la vista de
las alegaciones formuladas y apreciando todos los informes según las reglas de la sana crítica,
determinará, mediante decreto, la valoración definitiva a efectos de la ejecución.
La resolución dictada por el Letrado de la Administración de Justicia será susceptible de recurso directo de
revisión ante el Tribunal que dictó la orden general de ejecución.

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3.3. Formas de realización de los bienes
>Entrega directa – art. 634 LEC
1. El Letrado de la Administración de Justicia responsable de la ejecución entregará directamente al
ejecutante, por su valor nominal, los bienes embargados que sean:
1. Dinero efectivo.
2. Saldos de cuentas corrientes y de otras de inmediata disposición.
3. Divisas convertibles, previa conversión, en su caso.
4. Cualquier otro bien cuyo valor nominal coincida con su valor de mercado, o que, aunque inferior, el
acreedor acepte la entrega del bien por su valor nominal.
2. Cuando se trate de saldos favorables en cuenta, con vencimiento diferido, el propio Letrado de la

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Administración de Justicia adoptará las medidas oportunas para lograr su cobro, pudiendo designar un
administrador cuando fuere conveniente o necesario para su realización.
3. En la ejecución de sentencias que condenen al pago de las cantidades debidas por incumplimiento de
contratos de venta a plazos de bienes muebles, si el ejecutante lo solicita, el Letrado de la Administración
de Justicia le hará entrega inmediata del bien o bienes muebles vendidos o financiados a plazos por el
valor que resulte de las tablas o índices referenciales de depreciación que se hubieran establecido en el
contrato.
>Enajenación
Artículo 635. Acciones y otras formas de participación sociales.

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1. Si los bienes embargados fueren acciones, obligaciones u otros valores admitidos a negociación en
mercado secundario, el Letrado de la Administración de Justicia ordenará que se enajenen con arreglo a
las leyes que rigen estos mercados.
Lo mismo se hará si el bien embargado cotiza en cualquier mercado reglado o puede acceder a un
mercado con precio oficial.
2. Si lo embargado fueren acciones o participaciones societarias de cualquier clase, que no coticen en
Bolsa, la realización se hará atendiendo a las disposiciones estatutarias y legales sobre enajenación de las
acciones o participaciones y, en especial, a los derechos de adquisición preferente.
A falta de disposiciones especiales, la realización se hará a través de notario o corredor de comercio
colegiado.
Artículo 636. Realización de bienes o derechos no comprendidos en los artículos anteriores.
1. Los bienes o derechos no comprendidos en los artículos anteriores se realizarán en la forma convenida
entre las partes e interesados y aprobada por el Letrado de la Administración de Justicia encargado de la
ejecución, con arreglo a lo previsto en esta ley.
2. A falta de convenio de realización, la enajenación de los bienes embargados se llevará a cabo mediante
alguno de los siguientes procedimientos:
1. Enajenación por medio de persona o entidad especializada, en los casos y en la forma previstos en
esta Ley.
2. Subasta judicial.
3. Sin perjuicio de lo dispuesto en los apartados anteriores, una vez embargados los bienes por el Letrado
de la Administración de Justicia, se practicarán las actuaciones precisas para la subasta judicial de los
mismos, que se producirá en el plazo señalado si antes no se solicita y se ordena, con arreglo a lo previsto
en esta Ley, que la realización forzosa se lleve a cabo de manera diferente.

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a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-6011574
>Administración para pago
Otro de los sistemas de realización forzosa es la administración forzosa que puede solicitar el ejecutante
en cualquier momento de la ejecución, siempre que los bienes afectos a la ejecución sean productivos. De
este modo, el ejecutante, con la administración de esos bienes productivos embargados, puede satisfacer
su derecho sin que resulte necesaria la enajenación forzosa de los mismos, aplicando los frutos o rentas
que produzcan al pago del principal, intereses y costas.
Este sistema de realización forzosa se admite para todo tipo de bienes, muebles o inmuebles, siempre que
sean productivos y que lo solicite el ejecutante. El secretario judicial acordará la administración forzosa
solicitada por el ejecutante, previa audiencia a los acreedores posteriores y siempre que, a su juicio, sea
aconsejable en función de la naturaleza de los bienes (art. 676 LEC).

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Acordada la administración, se pondrá al acreedor en posesión de los bienes, dándosele a conocer como
administrador a las personas designadas. Aquellos que impidan u obstaculicen sus labores de
administrador se podrán ver apremiados con multas coercitivas.
Acreedor y deudor podrán acordar cuáles sean las facultades del acreedor y las condiciones de la
administración, así como la forma y tiempo en que el acreedor deba rendir cuentas al deudor. No obstante,
a falta de acuerdo entre las partes, se acudirá a la costumbre del país sobre dicha administración forzosa,
y la rendición de cuentas del acreedor será anual, según prevé el artículo 678 LEC. Cuando se finalice la
administración de los bienes del deudor, el acreedor realizará una rendición de cuentas general ante el
deudor (art. 680 LEC).
La administración forzosa puede finalizar de tres modos:
1. Se pondrá fin a esta administración cuando el ejecutante haya cobrado, con el producto de los

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bienes administrados, la totalidad de las cantidades debidas por todos los conceptos (principal,
intereses y costas).
2. Cuando el ejecutado, en cualquier momento, pague lo que falte de la deuda en atención a la última
rendición de cuentas que hizo el acreedor.
3. También se puede poner fin a la administración cuando así lo solicite el acreedor para que, previa
rendición de cuentas, se realicen los bienes del deudor a través de otros sistemas (art. 680 LEC).

4. LAS TERCERÍAS (PROTECCIÓN DE LOS TERCEROS EN LA EJECUCIÓN)


4.1. La tercería de dominio
En ocasiones, al realizar el embargo de los bienes del ejecutado se pueden afectar entre ellos bienes que
pertenecen a un tercero que es ajeno al proceso de ejecución. En estos supuestos, el tercero ajeno a la
ejecución que ha visto embargado un bien de su patrimonio puede interponer la llamada tercería de
dominio. Ésta, por tanto, consiste en la acción que ejercita el titular del bien embargado, en un proceso de
ejecución del que no es parte, con el objeto de obtener el alzamiento de la traba adoptada sobre un bien
de su titularidad.
>Competencia
Conforme al artículo 599 LEC, la tercería de dominio se presentará ante el secretario judicial responsable
de la ejecución y se resolverá por el tribunal que dictó la orden general y despacho de la ejecución. Se
trata, por tanto, de una norma de competencia funcional.
>Legitimación
La legitimación activa la ostenta el tercero, ajeno al proceso de ejecución, cuyo bien ha sido embargado
bajo una falsa apariencia de titularidad del ejecutado. El tercerista, por tanto, no puede ser nunca el
ejecutado, que, siendo parte pasiva del proceso de ejecución, defenderá sus intereses a través de la
oposición a la ejecución y los recursos correspondientes.

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El actor de la tercería, o tercerista, afirma en la tercería que el bien embargado le pertenece a él y no al
ejecutado, de tal manera que, si no hubiera existido ese error sobre la titularidad del bien embargado, el
tribunal nunca habría decretado su embargo (art. 565.1 LEC).
Respecto a la legitimación pasiva debemos distinguir dos supuestos:

• Aquellos en los que la legitimación pasiva recae exclusivamente sobre el ejecutante, es decir, la
tercería de dominio se ejercita únicamente frente al ejecutante. No obstante, el ejecutado podrá
intervenir en la tercería como una parte más (art. 600 LEC), aun cuando no haya sido demandado.
• Si el bien ha sido embargado como consecuencia de la manifestación de bienes a la que es
requerido el ejecutado, según lo previsto en el artículo 589 LEC, o por acuerdo con el ejecutante,
según el artículo 592 LEC, la tercería de dominio también se podrá interponer frente a él y no sólo
contra el ejecutante.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
>Objeto
El tercerista, con la interposición de la tercería de dominio, lo que pretende obtener es el alzamiento del
embargo sobre el bien de su propiedad, sin que se le permita incluir en la misma ninguna otra pretensión
(art. 601.1 LEC). Por el contrario, el ejecutante frente al que se dirige la tercería (o ejecutante y ejecutado)
sólo podrá solicitar que se mantenga el embargo. No se admite, por tanto, la reconvención.
Se prohíben en el artículo 597 LEC posteriores tercerías sobre los mismos bienes fundada en títulos o
derechos que ya poseyera el que la interponga al tiempo de formular la primera.
>Procedimiento
Las tercerías de dominio, en función de lo previsto en el artículo 599 LEC, se sustanciarán por los trámites

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del juicio verbal. No obstante, resulta necesario poner de relieve una serie de especialidades.
a) Respecto al momento de interposición de la tercería de dominio, el artículo 596.1 LEC determina
que el momento inicial a partir del cual se puede interponer dicha tercería es la fecha del embargo. La
fecha final corresponde al momento en el que se transmita, según la legislación civil, el bien al
acreedor o al tercero que lo adquiera en pública subasta (art. 592.1 LEC).
b) Con la demanda de tercería, el artículo 595 LEC exige la presentación de un principio de prueba por
escrito que fundamente la pretensión del tercerista. Se trata de un requisito de admisibilidad de la
demanda cuya ausencia determinará, por tanto, el rechazo de plano de la tercería por parte del tribunal
(art. 596.2 LEC).
Admitida la demanda por el secretario judicial, el tribunal, si lo considera necesario y previa audiencia
de las partes, puede condicionar la admisión de la demanda de tercería a que el tercerista preste
caución por los daños y perjuicios que el ejecutante pudiera sufrir. La caución se ofrecerá en la misma
forma prevista en el artículo 529.3 LEC.
c) La admisión de la demanda produce los siguientes efectos:
o La ejecución del bien embargado objeto de la tercería se suspende.
o Cabe la posibilidad de que el ejecutante solicite y obtenga la mejora del embargo.
d) Cuando el demandado no contesta, se consideran admitidos los hechos alegados en la demanda
(art. 602 LEC).
e) Como se trata de un incidente del proceso de ejecución, la tercería de dominio terminará con una
resolución judicial en forma de auto resolviendo sobre la procedencia o no del embargo del bien
propiedad del tercerista. Si se estima la demanda, se mandará alzar el embargo y las medidas de
garantía y, por el contrario, mandará mantener el embargo y las medidas en caso de desestimación de
la demanda (arts. 603, párr. 1.º, y 604 LEC). En caso de ser necesario previamente pronunciamiento
sobre la pertenencia o no de los bienes al tercerista, puesto que no es objeto de la tercería, tal
pronunciamiento es a los meros efectos de dicho proceso de ejecución y, por tanto, carece de efecto
de cosa juzgada.

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f) El incidente en que consiste la tercería de dominio terminará con una resolución judicial motivada, es
decir, con un auto que será susceptible de ser recurrido en apelación en los términos previstos en los
artículos 599 y 455.1 LEC.

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g) En cuanto a la condena en costas, se aplicarán las reglas generales sobre costas reguladas en el
artículo 394 LEC para los procesos de declaración. Sin embargo, en el supuesto en que el demandado
no conteste a la demanda, no se le condena en costas, excepto si el tribunal aprecia mala fe, para lo
que tendrá en cuenta el tribunal la intervención del ejecutante y del ejecutado en las actuaciones de
oposición previa al embargo (art. 603, párr. 2.º, LEC).
>La tercería registral
Tanto la LEC como la LH, en los artículos 593.3 y 38 respectivamente, prevén el levantamiento del
embargo cuando conste mediante certificación registral que el bien inmueble embargado está inscrito a
nombre de otra persona distinta del ejecutado. La inscripción registral debe ser anterior a la anotación
preventiva de embargo puesto que, si aquélla fuera posterior, no provocaría de forma inmediata el
levantamiento del embargo y el titular registral tendría que intervenir en el proceso como tercer poseedor.
En estos supuestos, el artículo 662 LEC, al que remite el artículo 658.2, dispone que el embargo se
mantenga, pero el tercer poseedor tiene la posibilidad de pedir la exhibición de los autos en secretaría, así

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como el alzamiento del embargo pagando la cantidad que se le deba al acreedor en concepto de principal,
intereses y costas, siempre en la cuantía garantizada por dicho bien.
4.2. La tercería de mejor derecho
Como sabemos, el embargo de los bienes del deudor para su posterior enajenación forzosa da, en
principio, derecho al acreedor ejecutante a recibir el importe de la deuda por la que se despachó ejecución
independientemente de la existencia de otros posibles acreedores del mismo deudor ejecutado. Sin
embargo, el ordenamiento jurídico prevé para los acreedores preferentes al acreedor que solicitó el
despacho de la ejecución frente a un deudor común, la tercería de mejor de derecho. Ésta, por tanto, se
trata de la acción de que dispone dicho acreedor preferente para solicitar y obtener del tribunal que esté
conociendo de la ejecución que se le pague su deuda con el importe obtenido en la ejecución con
anterioridad a la satisfacción del crédito del acreedor que inició el proceso de ejecución. Obviamente, el
tercerista debe acreditar la preferencia de su crédito respecto al del ejecutante.
En la tercería de mejor derecho, el tercerista no pretende poner fin al proceso de ejecución, más bien al
contrario, pues, una vez reconocida la preferencia de su crédito, lo que solicitará es que se le paguen las
cantidades adeudadas con las cantidades obtenidas tras la ejecución forzosa.
>Legitimación
La legitimación activa la ostenta el tercero que, ajeno al proceso de ejecución y acreditando poseer un
crédito preferente, solicita entrar en dicho proceso de ejecución iniciado por el ejecutante (art. 614.1 LEC).
Lo que el tercero pretende es aprovechar el proceso de ejecución iniciado por otro para cobrar las
cantidades debidas por el mismo deudor ejecutado. Es por esto por lo que la LEC permite su incorporación
al proceso de ejecución como parte del mismo; sin embargo, tal incorporación será diferente en función de
la existencia o no de título ejecutivo a su favor:

• Si el tercerista posee título ejecutivo en el que conste su crédito, podrá intervenir en el proceso de
ejecución desde que la propia tercería sea admitida.
• Si el crédito del tercerista no consta en un título ejecutivo, en primer lugar será necesario el
reconocimiento de la existencia de dicho crédito, por lo que sólo podrá intervenir en el proceso de
ejecución desde el momento en que se dicte sentencia estimando la tercería (art. 616.2 LEC).
Al convertirse el tercero en parte del proceso de ejecución y tras la acreditación de su crédito preferente, al
ejecutante originario puede interesarle abandonar la ejecución o bien continuarla y cobrar del remanente
de la misma. Si el ejecutante originario decidiera abandonar la ejecución, estaríamos ante un cambio de
partes en el proceso de ejecución, mientras que, si decidiera seguir adelante con la ejecución, se
produciría una acumulación de ejecuciones, según lo previsto en el artículo 555.2 LEC, es decir, un
proceso con dos ejecutantes frente a un solo ejecutado.

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En cuanto a la legitimación pasiva, de nuevo habrá que distinguir según que el tercerista tenga su derecho
documentado en un título ejecutivo o no. Si el derecho del tercerista consta en un título ejecutivo, la
tercería se ejercitará solamente frente al ejecutante, puesto que lo que se discute en la tercería es
exclusivamente la preferencia entre sus créditos, el del ejecutante y el del tercerista. Aunque, en principio,
al ejecutado la discusión sobre la preferencia de tales créditos no le interesa, puede intervenir con plenos
derechos procesales en la tercería, debiendo ser notificado de la admisión a trámite de la demanda para
que pueda realizar la intervención que a su derecho convenga (art. 617 LEC).
Si el crédito del tercerista no consta en ningún titulo ejecutivo, solicitará en la tercería no solamente la
existencia de su crédito, sino también la condena del ejecutado a pagarlo; por tanto, la tercería se dirigirá
no solamente frente al ejecutante, sino también frente al ejecutado. Se trata de una acumulación de
acciones de distinta naturaleza en la tercería: la del tercerista frente al ejecutante, que sería una acción

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constitutiva en cuanto que se solicita un cambio jurídico, y la del tercerista contra el ejecutado, que se trata
de una acción de condena ordinaria. Obviamente, ambas acciones están relacionadas entre sí, de tal
manera que, para que se determine la preferencia de créditos, en primer lugar se habrá de estimar la
acción de condena; condenado el deudor, se entrará a determinar si su crédito es o no de carácter
preferente.
>Objeto
El objeto de la tercería de mejor derecho consistirá en el reconocimiento del carácter preferente del crédito
del tercerista y el derecho a cobrar la cantidad debida, con anterioridad al ejecutante originario, con lo
obtenido tras la ejecución. Si el tercerista, como hemos visto, no tiene documentado su crédito en un título
ejecutivo, también podrá solicitar el reconocimiento de su crédito y que se condene al deudor ejecutado a
pagarlo. Puesto que éste es el único objeto que puede tener la tercería de mejor derecho, se prohíbe

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expresamente la acumulación de posteriores tercerías fundadas en títulos o derechos que ya poseyera el
tercerista cuando interpuso la primera tercería (art. 614.2 LEC).
>Procedimiento
La tercería de mejor derecho se sustanciará también por los trámites del juicio verbal, según lo previsto en
el artículo 617 LEC.
En cuanto al momento para interponer esta tercería, al igual que ocurría al estudiar la tercería de dominio,
estudiamos los límites temporales de la acción. Respecto al dies a quo, éste dependerá de la naturaleza
de la preferencia del crédito. Si ésta es general, el momento inicial será desde que se despache ejecución,
y si es con relación a un bien mueble o inmueble concreto del deudor, es decir, si es especial, se podrá
interponer la tercería desde que se embargue el bien concreto (art. 615.2 LEC).
El momento final de la interposición de la tercería, sin embargo, dependerá del sistema de realización
forzosa, de tal manera que, si se ejecutó forzosamente el bien, el dies ad quem será el día de la entrega al
ejecutante de la cantidad obtenida por tales medios o, en caso de adjudicación de los bienes embargados
del ejecutado, después de adquirida la titularidad de los bienes según lo previsto en la legislación civil (art.
615.2 LEC).
La tercería de mejor derecho se iniciará con la presentación de la demanda, en la que se afirmará un
derecho de crédito preferente al del acreedor ejecutante. La demanda deberá ir acompañada de un
principio de prueba por escrito de tal crédito de carácter preferente. Sin este principio de prueba la
demanda de tercería no se admitirá a trámite. En este punto nos remitimos a lo estudiado en la tercería de
dominio.
En cuanto a los efectos de la admisión de la demanda de tercería, admitida la demanda la ejecución sigue
su curso pero la cantidad obtenida con la realización de los bienes no se entrega al ejecutante, sino que se
deposita en la Cuenta de Consignaciones y Depósitos del juzgado en tanto en cuanto se resuelva la
tercería, pagando en todo caso, en primer lugar, las costas de la ejecución al ejecutante y, posteriormente,
a los acreedores en el orden establecido en la sentencia que resuelve la tercería (art. 616.1 LEC).
Por otro lado, el artículo 619 LEC regula algunas especialidades respecto al allanamiento y el
desistimiento del ejecutante, para lo que debemos, de nuevo, distinguir según que el tercerista tenga o no
título ejecutivo:

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a) Si el tercerista tiene título ejecutivo: Si el crédito del tercerista consta en un título ejecutivo y el
ejecutante se allana respecto a la tercería, el tribunal pone fin a la tercería con una resolución en forma
de auto ordenando continuar adelante con la ejecución. Con lo obtenido en el proceso de ejecución se
pagará al tercerista y, si sobrara, se pagará al ejecutante que continúa siendo parte en el proceso de
ejecución.
En caso de desistimiento del ejecutante, respecto al proceso de ejecución, la tercería terminaría con un
decreto del secretario judicial ordenando seguir adelante con la ejecución, y con lo obtenido se paga al
tercerista. En este caso, el ejecutante originario, al desistir del proceso de ejecución, obviamente ya no es
parte del mismo, por lo que no tiene derecho al posible sobrante, sino que únicamente podrá solicitar el
reintegro de las costas de la ejecución que él hubiera satisfecho.
b) Si el tercerista no tiene título ejecutivo: En caso de allanamiento del ejecutante, el ejecutado tendrá

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que pronunciarse sobre el mismo de tal manera que, si está de acuerdo o si no se pronuncia en plazo
al respecto, se seguirán los trámites para el allanamiento del ejecutante cuando el tercerista posee
título ejecutivo, es decir, se pone fin a la tercería y la ejecución continua su curso. Si el ejecutado no
está de acuerdo con el allanamiento del ejecutante, el tribunal dictará auto teniendo por allanado al
ejecutante pero la tercería continua con el ejecutado (art. 619.2 LEC). El ejecutante ya no forma parte
de la tercería, pero sigue siendo parte del proceso de ejecución y, por tanto, conserva su derecho a
cobrar del sobrante de la ejecución, si la tercería tiene éxito. Si en la tercería el ejecutado vence al
tercerista, el ejecutante no sólo sigue siendo parte del proceso de ejecución, sino que se mantiene
como único ejecutante.
Si el ejecutante desiste del proceso de ejecución, el secretario judicial dicta decreto de desistimiento del
proceso de ejecución, dando por finalizada la ejecución, excepto si el ejecutado solicita que la ejecución

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continúe para pagar el crédito del tercerista.
La tercería de mejor derecho se termina con una sentencia decidiendo acerca de la existencia de la
preferencia de crédito del tercerista y, si éste no consta en título ejecutivo, se pronunciará sobre la propia
existencia del crédito del tercerista (art. 620.1 LEC).
Los pronunciamientos contenidos en la sentencia varían en función de la estimación o desestimación de la
tercería:

• Si la tercería ha sido estimada, la sentencia establecerá el siguiente orden para el cobro de los
créditos: el primero en cobrar será el tercerista; si hay sobrante, cobrará el ejecutante, y después, y
por su orden, los demás titulares de cargas sobre el bien embargado de fechas posteriores.
• En caso de desestimación de la tercería respecto al carácter preferente del crédito, el primero en
satisfacer su crédito con el dinero obtenido en la ejecución será el ejecutante, al que se le
entregarán también las cantidades debidas en concepto de intereses y costas de la ejecución; en
segundo lugar, se abonarán los créditos de los titulares de cargas posteriores al embargo, incluido
el tercerista si fuera uno de ellos; en caso de no estar entre los anteriores, se pagarán al tercerista
las cantidades debidas antes de entregar el sobrante al ejecutado.
• Si el tercerista no posee título ejecutivo en el que conste su crédito y si la sentencia desestima la
tercería en el sentido de no reconocer la existencia del crédito del tercerista, obviamente, el reparto
del dinero obtenido con la ejecución se realiza sin que el tercerista entre en el mismo.
En cuanto a las costas, la sentencia decidiendo la tercería también incluirá el pronunciamiento sobre las
mismas, de tal manera que al tercerista que vea rechazadas sus pretensiones se le condenará en costas.
Si la tercería, en cambio, es estimada por el tribunal, se condenará en costas al ejecutante, al ejecutado o
ambos por mitad, en función de su intervención en las actuaciones para oponerse a la tercería (art. 620
LEC).

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