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B) TÍTULO EJECUTIVO
Sin entrar en el debate doctrinal acerca de la naturaleza jurídica del título ejecutivo en cuanto
documento o acto jurídico, debemos reconocer que, generalmente, el título ejecutivo consiste en
un documento acreditativo de un acto jurídico que contiene un deber de prestación y al que la ley
le atribuye fuerza ejecutiva. No obstante, el legislador no puede atribuir carácter ejecutivo a
cualquier tipo de documentos, sino que éstos deben cumplir una serie de requisitos:
— Deben servir de base para la imposición de sanciones, acreditando la existencia de un deber
jurídico que, además, ha sido infringido.
— En el título debe constar quién puede solicitar tutela jurisdiccional ejecutiva y frente a quién
se puede solicitar; se trata, en definitiva, de determinar tanto la legitimación activa como la pasiva.
— Debe incluir la delimitación del contenido y sentido de la actividad ejecutiva, es decir, debe
incluir la cantidad de dinero determinada, en caso de responsabilidad pecuniaria, o el bien o cosa
que deba entregarse al acreedor en caso de responsabilidad no pecuniaria, por ejemplo.
El título ejecutivo es presupuesto necesario para iniciar el proceso de ejecución, por tanto quien
esté acreditado por alguno de los documentos con fuerza ejecutiva reconocidos en el artículo 517
LEC podrá solicitar el despacho de la ejecución. Si, además, se cumplen los requisitos en cuanto
a las partes (arts. 538 ss. LEC) y se presenta la demanda ejecutiva en forma (arts. 548 ss. LEC)
ante el tribunal competente (arts. 545 ss. LEC), el tribunal dará inicio a la actividad ejecutiva.
Del contenido del propio artículo 517 LEC observamos que existen documentos que, a pesar de
ser necesarios, no son suficientes para dar inicio al proceso de ejecución, sino que para lograr tal
fin requieren de otros documentos; es el supuesto de los títulos ejecutivos complejos, que
requieren varios documentos y comportamiento comprobable y comprobado para instar el
despacho de la ejecución.
El legislador recoge en el artículo 517 LEC una enumeración, que no es numerus clausus, de los
títulos ejecutivos sin atender a su naturaleza procesal o no procesal. Acuñamos este nuevo término
de títulos ejecutivos procesales en sustitución de la tradicional clasificación en títulos ejecutivos
judiciales y no judiciales como consecuencia de la nueva nomenclatura que adopta la LEC tras la
última reforma con relación a las resoluciones judiciales, que pasan a denominarse procesales al
incluir, junto a las resoluciones dictadas por el órgano jurisdiccional, aquellas resoluciones que
emanan del secretario judicial. Entendemos, por tanto, que debemos clasificar los títulos
ejecutivos según se trate de una resolución del órgano jurisdiccional y del secretario judicial
(títulos ejecutivos procesales) o no (títulos ejecutivos no procesales). Todo ello a pesar de que el
legislador no ha tenido en cuenta dicho cambio de nomenclatura, puesto que, por ejemplo, el
artículo 520 LEC, referido a la acción ejecutiva basada en títulos no judiciales ni arbitrales, no ha
sido modificado.
Son títulos ejecutivos de carácter procesal los regulados en el artículo 517.2, números 1.o, 2.o,
3.o y 8.o, LEC, y aquellas resoluciones que puedan incluirse en el número 9.o de la misma norma.
a) Las sentencias firmes de condena (art. 517.2.1.o LEC): Las sentencias de condena son
resoluciones judiciales que ponen fin al proceso declarativo resolviendo sobre el fondo del asunto
e imponiendo al demandado cumplir con una determinada prestación (quedan excluidas, por
tanto, las sentencias absolutorias y las meramente declarativas o constitutivas que son objeto de
ejecución impropia), pero, además, para que constituyan título ejecutivo se exige que éstas sean
firmes, es decir, que sean irrevocables. No impide la condición de título ejecutivo la posibilidad
de impugnar dicha resolución firme mediante, por ejemplo, el recurso de revisión.
Las sentencias firmes de condena dineraria, para que adquieran la condición de títulos ejecutivos,
deben ser líquidas o fácilmente liquidables, es decir, que se puedan liquidar con una mera
operación aritmética en fase de ejecución (art. 219.2 LEC). Por su parte, las sentencias ilíquidas
sólo se permiten en nuestro ordenamiento jurídico cuando precisamente la liquidación de las
cantidades debidas se llevara a cabo en un proceso declarativo posterior (art. 219.3, in fine, LEC).
b) Los laudos o resoluciones arbitrales y los acuerdos de mediación (art. 517.2.2.o LEC): Los
primeros adquieren la condición de título ejecutivo sin haber alcanzado firmeza como
consecuencia de lo previsto en la Ley de Arbitraje (Ley 60/2003, de 23 de diciembre), sin olvidar,
por supuesto, que el régimen de la ejecución será diferente según que el laudo sea firme o no. Los
acuerdos de mediación, para que adquieran el carácter de título ejecutivo, deberán haber sido
elevados a escritura pública de acuerdo con la Ley de mediación en asuntos civiles y mercantiles.
c) Las resoluciones judiciales que aprueben u homologuen transacciones judiciales y acuerdos
logrados en el proceso (art. 517.2.3.o LEC): Este título ejecutivo incluye el acuerdo o transacción
de las partes y la resolución judicial que homologa o aprueba la transacción. Para que adquiera
firmeza, de la transacción debe derivar cualquier tipo de prestación. Por ejemplo auto homologado
apuntes
Pueden constituir título ejecutivo tanto las resoluciones que homologan la transacción judicial
realizada en cualquier momento del proceso conforme a lo previsto en el artículo 19.2 LEC como
los acuerdos previstos también por los artículos 415.2 y 428.2 LEC en la audiencia previa del
proceso ordinario.
d) El llamado auto de cuantía máxima que determina la indemnización cubierta por el seguro
obligatorio de vehículos de motor (art. 517.2.8.o LEC): «8.o El auto que establezca la cantidad
máxima reclamable en concepto de indemnización, dictado en los supuestos previstos por la ley
en procesos penales incoados por hechos cubiertos por el Seguro Obligatorio de Responsabilidad
Civil derivada del uso y circulación de vehículos de motor».
Este apartado 8.o del número 2 del artículo 517 ha sido modificado por la Disposición Final
Primera de la Ley 35/2015, de 22 de septiembre, de reforma del sistema para la valoración de los
daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación y tras esta reforma junto
a la nueva redacción dada al artículo 13 LRCSVM2, casi podemos afirmar que, de nuevo, el auto
de cuantía máxima ha desaparecido.
Tras esta reforma, el auto de cuantía máxima solo se emitirá en caso de sentencias absolutorias.
Desaparece la posibilidad de emitir el auto de cuantía máxima cuando se produzca el archivo de
la causa. Solo recordar que la mayoría de los autos de cuantía máxima se dictaban por el archivo
de la causa. No obstante, según el citado artículo 13 LRCSVM, también cabe dictar auto de
cuantía máxima en caso de fallecimiento. En este caso, la resolución que ponga fin al proceso
penal, sin pronunciamiento sobre la responsabilidad penal, permite que se dicte el auto de cuantía
máxima pero a instancia de parte perjudicada. (mirar apuntes clase)
El artículo 517.2.8.o LEC reconoce el carácter ejecutivo de este auto de cuantía máxima, que
supone un pronunciamiento de un juez penal cuando el proceso penal termine con una sentencia
absolutoria o en caso de fallecimiento cuando recaiga resolución que ponga fin, provisional o
definitivamente, al proceso penal incoado, sin declaración de responsabilidad, siempre y cuando
el perjudicado no se haya reservado la acción civil ni haya renunciado a ella. Dicho auto supone,
por ello, una resolución sobre la cuantía reclamable en concepto de indemnización por los daños
derivados del uso y circulación de vehículos de motor.
En este auto de cuantía máxima, el juez solo se va a pronunciar sobre la cantidad máxima que se
puede reclamar a la compañía aseguradora del vehículo por los daños y perjuicios cubiertos por
el Seguro obligatorio derivado del uso y circulación de vehículos a motor sufridos en función de
la valoración resultante de aplicar el anexo de la LRCSVM. No se trata, por tanto, de pronunciarse
sobre la obligación de la compañía de seguros.
Este auto de cuantía máxima, por tanto, permite el despacho de la ejecución, en un posterior
proceso de ejecución civil, por una cantidad máxima en concepto de indemnización por daños
cubiertos por el seguro obligatorio de vehículos de motor.
Para que lleve aparejada ejecución, dicho auto —que debe dictarse a la vista de la oferta motivada
o de la respuesta motivada del asegurador o del Consorcio de Compensación de Seguros— debe
incluir la descripción del hecho que ocasionó los daños, la identificación de las personas y los
vehículos que se vieron implicados en el hecho de la circulación y, por último, también debe
indicar las compañías aseguradoras de los mismos (art. 13 LRCSCVM).
e) Las resoluciones procesales que, por disposición de la LEC o de otra ley, lleven aparejada
ejecución (art. 517.2.9.o LEC).
El legislador ha evitado elaborar una lista cerrada de títulos ejecutivos incluyendo esta norma de
remisión general, demanera que no se queden fuera resoluciones que lleven aparejada ejecución,
teniendo además el legislador, en cualquier momento, la potestad para crear nuevos títulos
ejecutivos. Entrarían en este apartado, por ejemplo y sin ánimo de exhaustividad, el decreto del
secretario judicial que aprueba la tasación de costas, el decreto del secretario judicial que fija las
indemnizaciones debidas al testigo por la parte que lo propuso o el decreto del secretario judicial
determinando la cantidad que estima necesaria como provisión de fondos al procurador.
Son títulos ejecutivos no procesales ni arbitrales aquellos previstos en el artículo 517.2, números
4.o a 7.o y 9.o, LEC. Estos títulos ejecutivos, además de atenerse a los requisitos legales generales
de cualquier título ejecutivo, deben cumplir también los requisitos previstos en el artículo 520
LEC para que permitan el despacho de la ejecución.
a) La primera copia de las escrituras públicas o la segunda si está dada en virtud de mandamiento
judicial y con citación de la persona a quien debe perjudicar, o de su causante, o se expide con la
conformidad de todas las partes (art. 517.2.4.o LEC).
Estamos ante un documento típicamente notarial que acredita la existencia de un deber de pagar
una determinada cantidad de dinero. Sólo la primera copia de la escritura pública, cuyo original
permanece en el protocolo del notario, adquiere la condición de título ejecutivo. La segunda exige
los requisitos citados para evitar que en procesos distintos se inste despacho de la ejecución por
un mismo negocio jurídico al presentar distintas demandas acompañadas de copia fehaciente de
la misma escritura.
b) Las pólizas de contratos mercantiles firmadas por las partes y por corredor de comercio
colegiado que las intervenga, con tal que se acompañe certificación en la que dicho corredor
acredite la conformidad de la póliza con los asientos de su libro registro y la fecha de éstos (art.
517.2.5.o LEC).
Estas pólizas mercantiles no son copias de un original que permanece en protocolos, como la
escritura pública, sino que el notario lleva un libro-registro de operaciones que incluye los datos
del contrato. Según el artículo 517.2.5 LEC, tiene el carácter de título ejecutivo la póliza original
que han firmado las partes siempre que sea intervenida por notario que certifique la conformidad
con dicho libro-registro. Sin embargo, a tenor de lo previsto en el actual artículo 17.1 de la Ley
del Notariado, llevará aparejada ejecución el testimonio del original de la póliza que se conserva
en el libro-registro de operaciones del notario, o bien la copia de la póliza que se conserva en el
protocolo ordinario, autorizada por el notario.
Sin embargo, no podemos olvidar que estas pólizas, para que lleven aparejada ejecución, deben
cumplir los requisitos previstos en el artículo 17.1.5.o de la Ley del Notariado, es decir, que se
trate de documentos que incluyan actos y contratos de carácter mercantil y financiero propios del
tráfico habitual y ordinario de alguno de los otorgantes.
c) Los títulos al portador o nominativos, legítimamente emitidos, que representen obligaciones
vencidas y los cupones, también vencidos, de dichos títulos, siempre que los cupones confronten
con los títulos y éstos, en todo caso, con los libros talonarios (art. 517.2.6.o LEC).
Se trata de documentos emitidos como talonarios representativos de una determinada deuda
contra la entidad emisora que, a cambio de los talonarios, recibe dinero y a los que el legislador
reconoce fuerza ejecutiva. Dichos talonarios son emitidos por una empresa o sociedad mercantil
(sociedades anónimas) cumpliendo una serie de requisitos legales previstos en el artículo 27 de la
Ley del Mercado de Valores y comprometiéndose a devolver el dinero que dichos cupones
representan.
d) Los certificados no caducados expedidos por las entidades encargadas de los Registros
contables respecto de los valores representados mediante anotaciones en cuenta a los que se
refiere la Ley de Mercado de Valores, siempre que se acompañe copia de la escritura pública de
representación de los valores o, en su caso, de la emisión, cuando tal escritura sea necesaria,
conforme a la legislación vigente.
Estos títulos ejecutivos son también emisiones de deuda de entidades y sociedades pero, a
diferencia de los títulos anteriores, éstos se acreditan mediante anotaciones en cuenta a favor del
que adquiere los créditos en lugar de incorporar los créditos a títulos valores susceptibles de
adquisición y transmisión. En este caso el título ejecutivo lo constituye la certificación de la
anotación en cuenta junto con la copia de la escritura pública de representación de valores, o de
la emisión, según el caso. Los certificados, una vez despachada ejecución, no caducan (art.
517.2.7.o, párr. 2.o, LEC).
e) Otros documentos a los que la LEC, u otra ley, otorgue expresamente la cualidad del título
ejecutivo, porque expresamente disponga que llevan aparejada ejecución (art. 512.2.9.o LEC).
Entrarían en este cajón de sastre, por ejemplo, el dictamen pericial sobre el importe de la
indemnización por hechos cubiertos por el seguro obligatorio de vehículos de motor, la póliza de
contrato de seguro con relación a la primera prima o a la prima única o un conocimiento de
embarque.
Respecto a los títulos ejecutivos no procesales, debemos resaltar que su carácter ejecutivo queda
condicionado al cumplimiento de los requisitos previstos en el artículo 520 LEC, según el cual
sólo podrá despacharse ejecución por cantidad determinada que exceda de 300 euros. De ello se
desprende que los títulos ejecutivos no procesales únicamente permiten instar despacho de
ejecución dineraria por cantidad determinada y líquida que exceda de 300 euros,
independientemente de que sea en dinero efectivo, en moneda extranjera convertible o en cosa o
especie computable en dinero. Cabe alcanzar la cuantía de 300 euros acumulando varios títulos
ejecutivos.
LA EJECUCIÓN PROVISIONAL
1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS
La ejecución provisional se encuentra regulada en los artículos 524 a 537 LEC, esto es, en el
Libro III, dedicado a la ejecución forzosa y las medidas cautelares, lo que nos indica que a la
ejecución provisional le resultan aplicables las normas generales que sobre la ejecución forzosa
prevé dicho Libro III, sin perjuicio, lógicamente, de lo que resulte incompatible con el carácter
provisional de la ejecución.
El derecho a la tutela judicial efectiva del artículo 24.1 CE no sólo comprende el derecho a una
resolución sobre el fondo, sino también el derecho a que se ejecute dicha resolución. Sin embargo,
para que dichas resoluciones sean susceptibles de ejecución requieren, como norma general, el
carácter de firmeza. Como sabemos, el título ejecutivo típico es la sentencia firme de condena.
No obstante, la firmeza no siempre lleva aparejada ejecución, de tal manera que, como vimos
anteriormente, existen resoluciones firmes que no son susceptibles de ejecución forzosa (las
sentencias meramente declarativas y las sentencias constitutivas) y, por otro lado, y ahí es donde
entra la ejecución provisional, el legislador, en determinados supuestos, va a permitir la ejecución
forzosa de resoluciones que todavía no han adquirido firmeza. En estos casos en los que sentencias
de condena que están pendientes de recursos pueden ser objeto de ejecución forzosa, dicha
ejecución será, en todo caso, provisional. Y será provisional porque, al estar pendiente la
resolución del recurso, la sentencia puede ser objeto de modificación. La ejecución provisional,
por tanto, podemos definirla como la ejecución de resoluciones no firmes.
A pesar de la posibilidad que nuestro legislador contempla, en el Título II del Libro III de la LEC,
de ejecutar provisionalmente sentencias que no han adquirido firmeza, no podemos olvidarnos de
que tal posibilidad se trata de simple política legislativa, pues no existe un derecho,
constitucionalmente reconocido, a ejecutar sentencias definitivas. En otras palabras, el artículo
24.1 CE no incluye en el derecho a la tutela judicial efectiva el derecho a la ejecución provisional
de sentencias definitivas.
3. PROCEDIMIENTO
Antes de iniciar el procedimiento de la ejecución provisional resulta necesario recordar que el
artículo 524.2 LEC remite al procedimiento previsto para la ejecución forzosa ordinaria, de tal
modo que el procedimiento para la ejecución provisional se regirá supletoriamente por dichas
normas.
Por otro lado, la ejecución provisional no sólo es posible frente a sentencias definitivas dictadas
en primera instancia, sino también frente a las dictadas en segunda instancia, por lo que el
procedimiento, exceptuando alguna especialidad, es el mismo, independientemente del recurso
que se encuentre pendiente.
No obstante, en los artículos 524 a 537 LEC el legislador prevé un procedimiento pormenorizado
para la ejecución provisional, de tal modo que, tras incluir las disposiciones generales para esta
institución, comienza el procedimiento regulando los sujetos legitimados, a continuación la
demanda ejecutiva, la sustanciación y decisión de la posible oposición del ejecutado a la ejecución
provisional y la revocación o confirmación de la sentencia provisionalmente ejecutada, para
terminar con las especialidades de la ejecución provisional de sentencias de condena dictadas en
segunda instancia.
a) Competencia: Los artículos 524.2 y 535.2, párrafo 2.o, LEC atribuyen la competencia al
tribunal competente para la ejecución ordinaria, es decir, al tribunal que haya conocido del asunto
en primera instancia con independencia de que la sentencia ejecutada provisionalmente haya sido
dictada en primera o en segunda instancia. Esta norma de competencia funcional se ve reforzada
por lo previsto en el artículo 462 LEC para el recurso de apelación, esto es, que el tribunal que
dictó la resolución recurrida en apelación sólo podrá realizar, entre otras, las actuaciones relativas
a la ejecución provisional de la resolución apelada.
b) Legitimación: La legitimación para solicitar la ejecución provisional la tienen reconocida
aquellos que hayan obtenido un pronunciamiento favorable en sentencia de condena. Así, el
artículo 526 LEC no exige más requisitos que éste para la ejecución provisional, de tal manera
que introduce un régimen más amplio que en la LEC anterior, pues el antiguo 385 sólo permitía
solicitar la ejecución provisional a la parte apelada, mientras que en la actual regulación puede
hacerlo cualquiera que tenga una resolución a su favor. Esta novedad implica que ambas partes
pueden estar legitimadas para instar la ejecución provisional en caso de vencimientos parciales.
c) Solicitud de la ejecución provisional: Ésta se realizará por persona legitimada ante el tribunal
competente en forma de demanda o por simple solicitud, tal como prescribe el reformado artículo
524.1 LEC. Esta misma norma remite a lo previsto en el, también reformado, artículo 549 LEC
para la demanda ejecutiva. Demanda, por tanto, suscrita por letrado y procurador y acompañada
de los documentos del artículo 550.
Se puede solicitar la ejecución provisional en cualquier momento desde la notificación de la
resolución que tenga por interpuesto el recurso de apelación o, en su caso, desde el traslado a la
parte apelante del escrito del apelado adhiriéndose al recurso (dies a quo), y siempre antes que
recaiga sentencia resolviendo dicho recurso (dies ad quem).
Puesto que la LEC no establece un plazo determinado para solicitar la ejecución provisional, sino
que señala desde y hasta cuándo se puede solicitar la misma, el artículo 527 LEC distingue según
que la solicitud de la ejecución provisional se formule antes o después de la remisión de los autos
al tribunal competente para resolver la apelación. Si se formula antes, el secretario judicial
expedirá el testimonio de lo que sea necesario para la ejecución. Si se formula la petición después
de haberse remitido los autos al tribunal competente para resolver la apelación, el solicitante
tendrá que obtener previamente de éste dicho testimonio y acompañarlo a la solicitud.
Se podrá solicitar la ejecución provisional en segunda instancia en cualquier momento desde la
notificación de la resolución que tenga por preparado el recurso extraordinario por infracción
procesal o el recurso de casación, y siempre antes de la sentencia resolviendo dichos recursos. El
solicitante tendrá, según el artículo 535.2 LEC, la carga de acompañar a la demanda ejecutiva la
certificación de la sentencia cuya ejecución provisional se pretende, y un testimonio de cuantos
particulares se estimen necesarios. Esta certificación y testimonio se obtendrán del tribunal que
dictara la resolución de apelación o, en su caso, del órgano competente para conocer del recurso
que se haya interpuesto contra ésta.
d) Despacho de la ejecución: Solicitada en tiempo y forma la ejecución provisional, el tribunal
tendrá que despachar ejecución, excepto si la sentencia no contuviera un pronunciamiento de
condena a favor del solicitante o si solicitara la ejecución provisional de algunas de las
resoluciones a las que el artículo 525 LEC expresamente excluye de ser provisionalmente
ejecutables. En estos dos casos podrá el juez dictar auto denegando el despacho de la ejecución,
auto susceptible de apelación con tramitación preferente (art. 527.3 y 4 LEC). Obviamente, el
tribunal podrá denegar el despacho de la ejecución provisional cuando falte algún otro
presupuesto. No obstante, si se trata de defectos subsanables, dará un plazo para la subsanación.
Cuando se den todos los presupuestos, el juez dictará auto despachando ejecución contra el que
no cabe recurso. Sin embargo, en el plazo de cinco días desde la notificación de esta resolución,
el ejecutado podrá formular oposición contra la ejecución provisional (art. 527.4 LEC).
4. OPOSICIÓN
Acordado el despacho de la ejecución provisional, ésta seguirá los trámites de la ejecución
ordinaria, pues, como vimos anteriormente, el artículo 524.2 y 3 LEC remite a la ejecución
ordinaria y determina que las partes dispondrán de los mismos derechos y facultades procesales
que en la ejecución definitiva.
Sin embargo, la LEC prevé un procedimiento específico de oposición a la ejecución provisional
y a las actuaciones ejecutivas concretas. Puesto que la ejecución se despacha sin darle audiencia
previa al ejecutado, dictado el auto despachando ejecución (irrecurrible), al ejecutado se le brinda
la posibilidad de formular oposición en el plazo de cinco días desde la notificación del mismo.
Los motivos por los cuales el ejecutado puede presentar ante el tribunal competente su escrito de
oposición varían según que la sentencia sea de condena dineraria o no dineraria. No obstante,
existen algunos motivos de ejecución comunes a toda oposición.
A) MOTIVOS DE OPOSICIÓN
a) Motivos comunes a toda oposición: Con independencia de que la sentencia ejecutada
provisionalmente sea dineraria o no dineraria, el ejecutado se puede oponer a la misma
denunciando la infracción de lo contenido en el artículo 527 LEC, es decir, que la sentencia no
sea provisionalmente ejecutable o que no contenga un pronunciamiento de condena a favor del
solicitante (art. 528 LEC). No obstante, hay que entender que cabrá oposición por parte del
ejecutado cuando se hayan vulnerado los requisitos sobre la solicitud y despacho de la ejecución.
Los efectos que provoca la estimación de la oposición serán diferentes según el motivo alegado.
En este caso, si ejecutó provisionalmente una sentencia infringiendo el artículo 527 LEC, se
tendrá que suspender la ejecución y, como consecuencia, anular todas las actuaciones ejecutivas
realizadas con el consiguiente levantamiento del embargo (art. 530.1 LEC).
Asimismo, tras la reforma del artículo 528 LEC con motivo de la Ley 13/2009, de 3 de noviembre,
de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva Oficina judicial, se prevé
un nuevo motivo de oposición común a toda oposición: «la existencia de pactos o transacciones
que se hubieran convenido y documentado en el proceso para evitar la ejecución provisional.» En
este caso la oposición se tramitará conforme a lo previsto para la ejecución ordinaria o definitiva
(art. 528.4 LEC).
b) Motivos de oposición a la ejecución provisional de condenas no dinerarias: Con anterioridad a
la citada reforma de la LEC, el artículo 528 contemplaba como único motivo de oposición a la
ejecución de condenas no dinerarias la imposibilidad o extrema dificultad de restaurar la situación
anterior a la ejecución provisional o compensar económicamente al ejecutado resarciéndole por
los daños y perjuicios que la ejecución provisional le pudiera ocasionar si la sentencia fuera
posteriormente revocada (art. 528.2.2.a LEC). En este supuesto, el problema radica en determinar
cuándo existe esa imposibilidad o extrema dificultad de restaurar la situación anterior a la
ejecución provisional, para lo que el tribunal tendrá que estar al caso concreto.
Sin embargo, tras la citada reforma, el legislador añade un apartado 4 al artículo 528 LEC, que
permite al ejecutado fundar su oposición en el cumplimiento de lo ordenado en la sentencia,
siempre que lo justifique documentalmente. Este motivo de oposición sigue los trámites de la
ejecución ordinaria o definitiva.
c) Motivos de oposición a la ejecución provisional de condenas dinerarias: Igualmente, con
anterioridad a la reforma de la LEC, el artículo 528.3 no permitía la oposición a la ejecución
provisional de sentencias de condenas dinerarias; lo que el legislador permitía únicamente al
ejecutado, y sigue permitiendo, es oponerse, en todo caso, a actuaciones ejecutivas concretas del
procedimiento de apremio, siempre y cuando entienda que esas actuaciones pueden causar una
situación absolutamente imposible de restaurar o de compensar económicamente mediante el
resarcimiento de daños y perjuicios.
El artículo 528.3 LEC exige al ejecutado que, al oponerse a esas actuaciones ejecutivas concretas,
indique otras medidas ejecutivas posibles que no causen los efectos perjudiciales citados.
También debe prestar caución para responder de la demora en la ejecución si las medidas
alternativas no son aceptadas por el tribunal y se confirmara la sentencia de condena dineraria. Si
el ejecutado no indica tales medidas alternativas ni ofrece prestar caución, no podrá ser admitida
su oposición a la ejecución provisional y así se decretará por el secretario judicial. Contra dicho
decreto cabe recurso directo de revisión sin efectos suspensivos.
El nuevo apartado 4 del artículo 528 LEC permite también al ejecutado fundar su oposición en el
pago, que tendrá que justificar documentalmente, y se tramitará igual que lo previsto para la
ejecución ordinaria o definitiva.
B) PROCEDIMIENTO DE LA OPOSICIÓN
El ejecutado presentará el escrito de oposición ante el tribunal encargado de la ejecución dentro
de los cinco días siguientes a la notificación de la resolución que acuerda el despacho de la
ejecución o las actuaciones ejecutivas concretas a las que se oponga (art. 529.1 LEC).
De este escrito de oposición a la ejecución y de los documentos que lo acompañan se da traslado
al ejecutante (y a las demás partes que estuvieran personadas) para que, en el plazo de cinco días,
alegue lo que considere oportuno (art. 529.2 LEC).
En caso de oposición a la ejecución provisional de una sentencia de condena no dineraria, si se
ha alegado la imposible o extrema dificultad de reparar o compensar, el ejecutante podrá ofrecer
caución suficiente para garantizar dicha restauración o compensación para el caso de que la
sentencia fuera revocada (art. 529 LEC).
Tras las alegaciones de las partes y el posible ofrecimiento de caución del ejecutante en caso de
condenas no dinerarias, el tribunal resolverá sobre la oposición a la ejecución provisional y a las
medidas ejecutivas concretas. Los efectos del contenido del auto, estimatorio o desestimatorio,
serán diferentes atendiendo al motivo de oposición y a la naturaleza de la condena.
Si el juez estima la oposición basada en motivos comunes, es decir, por infracción del artículo
527 LEC, dictará auto declarando no haber lugar a la ejecución provisional y se alzarán los
embargos y trabas y las medidas de garantía que se hubieran podido adoptar.
Lógicamente, si desestima la oposición, el auto acordado mandará continuar con la ejecución
provisional.
El auto estimando la oposición a la ejecución provisional de condena no dineraria (porque
entienda que, si se revoca la sentencia de condena, sería imposible o extremadamente difícil
restaurar la situación anterior, y porque, en el caso de que el ejecutante ofreciera caución para
garantizar el eventual resarcimiento del ejecutado, ésta no es suficiente) dejará en suspenso la
ejecución. Sin embargo, se mantienen los embargos y las medidas de garantía que se hubieren
adoptado. También se adoptarán las medidas que procedan según lo previsto en el artículo 700
LEC.
Si el juez desestima la oposición de condenas no dinerarias aceptando el ofrecimiento de caución
del ejecutante y fijando su cuantía y cualidad en el propio auto, la ejecución provisional continuará
adelante.
Si la oposición es a medidas ejecutivas concretas, en la ejecución provisional de condenas
dinerarias, el juez dictará auto estimando la oposición si considera posibles y de similar eficacia
las medidas alternativas señaladas por el ejecutado o si considera suficiente la caución ofrecida
por el ejecutado para responder de la demora en la ejecución cuando, además, considere que exista
una absoluta imposibilidad de restaurar la situación anterior a la ejecución o de compensar
económicamente al ejecutado provisionalmente mediante posterior resarcimiento de daños y
perjuicios para el caso de ser revocada la condena.
Por tanto, en la oposición a medidas ejecutivas concretas de la ejecución provisional de condenas
dinerarias cuando el juez considere que existe una absoluta imposibilidad de restaurar la situación
anterior a la ejecución, o de compensar en lo económico al ejecutado provisionalmente mediante
posterior resarcimiento de daños y perjuicios para el caso de ser revocada la condena, podrá:
— bien aceptar las medidas alternativas propuestas por el ejecutado, en cuyo caso se revocarían
las medidas ejecutivas adoptadas y se sustituirían por la señaladas por el ejecutado. Es decir, la
ejecución continúa pero con las actividades propuestas por éste;
— bien denegar dichas medidas alternativas pero aceptar la caución ofrecida por el ejecutado
dictando auto estimando la oposición, y fijando la cuantía y cualidad de dicha caución. En este
supuesto, como consecuencia se revocará la concreta actividad ejecutiva objeto de oposición y no
se sustituirá por ninguna otra.
En caso de auto desestimando la oposición de condenas dinerarias, la ejecución continuará su
curso.