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Instituto Superior de Ciencias Religiosas “San Isidoro y San Leandro”- Sevilla

LA PERSONA HUMANA
en la Doctrina Social de la Iglesia

Alumno: Alberto Sánchez Bermudo.


Profesor: D. Mariano Pérez de Ayala.

Doctrina Social de la Iglesia


Curso: 2017-18 .
La Persona Humana
en la Doctrina Social de la Iglesia

ÍNDICE :

1. Introducción ………….. pág. 1.

2. La Persona Humana en la Doctrina Social de la Iglesia .…………...... págs. 2 - 3 .

3. En las encíclicas sociales …………………. págs. 4 – 9 .

a) en “Rerum Novarum”.
b) en “Pacem in terris”, (el hombre hacia la Paz).
c) en el “Concilio Vaticano II”.
d) en el “centésimo aniversario de la Rerum Novarum”.
e) en “Caritas in Veritate”, (el desarrollo integral).

4. Conclusiones.…………… págs. 10 - 12 .

B I B L I O G R A F Í A : …………………………………………………………pág. 13 .
1. INTRODUCCIÓN

En la presente alocución trataré realizar unas consideraciones bibliográficas de aquellas


encíclicas que perfilan el recorrido de la ´Doctrina Social de la Iglesia´1,centrándome en el
asunto/temática de la Persona humana.

Acorde con esto, en consonancia, la encíclica “Centesimus Annus”(1991) de San Juan Pablo II
afirma muy claramente :

“La doctrina social de la Iglesia tiene de por sí el valor de un instrumento de evangelización: en


cuanto tal, anuncia a Dios y su ministerio de salvación en Cristo Jesús a todo hombre y, por lo mismo
se revela al hombre a sí mismo.“ .
2

Así pues, en cuanto a la función y misión que Jesús dio a la Iglesia, no es política ni
económica, sino religiosa. Por ello, la Iglesia no es un sistema (doctrina teórica); ya que el
Evangelio en su anuncio. Con lo cual, no debe quedarse en lo dogmático, sino en la práctica
diaria.

Es por esto que la Persona humana se encuentra en el centro de la DSI. Pero al mismo tiempo,
se sitúa como centro del desarrollo de la sociedad, el cual debe ser un desarrollo “integral” con
el fin de respetar los derechos y deberes de la persona humana.

Por consiguiente, la DSI no se puede comprender, sino desde la visión cristiana del hombre
(antropología cristiana); donde el ser humano es el cimiento en el que se levanta los principios
fundamentales. En efecto, el eje vertebral de la DSI es la visión cristiana de la Persona.

Dicho lo anterior, Juan XXIII en “Mater et Magistra”(1961) señala : “El principio capital, sin
duda alguna, de esta doctrina afirma que el hombre es necesariamente fundamento, causa y fin de

todas las instituciones sociales.” 3.

1
( A partir de estos momentos para referirnos a ´Doctrina Social de la Iglesia´ utilizaremos la sigla: “ DSI ” ).
2
JUAN PABLO II, Carta Enc.Centesimus Annus, nº 54 , Ed. Paulinas, Madrid, 1991.
3
JUAN XXIII, Carta Enc. Mater et Magistra, nº 219 , Ed. Sígueme, Salamanca, 1968.
2. LA PERSONA HUMANA EN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

En la Doctrina Social de la Iglesia, el ser humano es “imagen” de Dios (cuya revelación


encarnada es Jesucristo); de ella recibe su incomparable dignidad, y a ella se dirige la Iglesia y
presta su servicio.

Así mismo, en el “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia”(2004) se afirma que: “toda


4
la vida social es expresión de su inconfundible protagonista: la Persona humana” ,(…) Homo est Dei

Capax,(El hombre es capaz de Dios)5, lo que se refleja en su relación con los demás en la
sociedad, y en su relación misma con Dios. De manera que el ser humano no es un ser
solitario, sino un ser social, que no puede vivir sin relacionarse con los demás. Así, el
individuo no se entiende sin la comunidad; aunque no obstante, la persona humana está en el
centro. Esto es, Dios creó, al hombre y creó a la mujer, primera y básica relación entre los
seres humanos. Por eso, la DSI también se ocupa de la relación entre hombre y mujer. En
efecto, sostiene que se trata de una relación recíproca, donde ninguno es superior al otro
( iguales en dignidad, aunque aceptándose al otro en su diferencia) y ambos pueden participar
de la creatividad de Dios :

“Y los bendijo y Dios les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra” (Gn 1, 28)6.
Son custodios de la vida, desde el inicio hasta la muerte; el quinto mandamiento “No matarás”
(Ex. 20, 13), “tiene valor porque sólo Dios es Señor de la vida y de la muerte.” 7.

Al mismo tiempo, el ser humano debe tener responsabilidad con lo que le rodea, la DSI
afirma: “su dominio sobre el mundo requiere el ejercicio de la responsabilidad, no es una libertad de
explotación arbitraria y egoísta.”8.

4
PONTIFICIO CONSEJO “JUSTICIA Y PAZ”, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nº 106, BAC, Madrid, 2005.
5
Ibid. , nº 109 .
6
( BIBLIA DE JERUSALÉN , Ed. Descleé de Brouwer, Bilbao, 2009 4 - Esta es la versión bíblica que emplearemos y citaré a lo largo de
toda mi disertación .)
7
PONTIFICIO CONSEJO “JUSTICIA Y PAZ”, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nº 112, BAC, Madrid, 2005.
8
Ibid. , nº 113 .
Indiscutiblemente, la Creación es algo para todos y cada uno de los que habitamos en ella,
puesto que Dios la entregó no a un hombre, sino a toda la humanidad en la persona de Adán.

Pero también, el ser humano está en relación consigo mismo, puede reflexionar sobre sí
mismo; y esto se da en lo más interior, que es su corazón; a él “se asigna parcialmente la
interioridad espiritual del hombre, es decir, cuanto lo distingue de cualquier otra criatura.” 9.

Por otro lado, el resultado del pecado cometido por un solo hombre, que afectó a toda la
humanidad, es la división (separación) del hombre con Dios; y además, se produce la perdida
de amistad con la sociedad y la familia. De modo que, se habla del pecado personal y social,
siendo “social todo pecado contra los derechos de la persona humana, comenzando por el derecho a
la vida, incluido el del no nacido, o contra la integridad física de alguien.”10.

En definitiva, el ser humano es único e irrepetible, cada uno va a tener sus necesidades, gustos
y anhelos, cada uno en un contexto y una realidad diferente. Como se indica en el Concilio
Vaticano II, en la constitución pastoral “Gaudium et Spes”(1965) : “El orden social, pues, y su
progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al bien de las personas, ya que el orden
11
real debe someterse al orden personal, y no al contrario.” .

Como resultado, la Dignidad de las personas está en ser a imagen y semejanza de Dios. Todos
somos iguales para Dios y para la Iglesia, “ya no hay judío, ni griego; ni esclavo ni libre; ni
hombre ni mujer, ya que todos nosotros sois uno en Cristo.” (Gal 3, 20) ; afirma el Apóstol San
Pablo, que hace eco en la Iglesia. Esto es así porque la dignidad de todo hombre es ante Dios y
ante los demás.

9
Ibid. , nº 114.
10
Ibid. , nº 118.
11
CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et Spes , nº 26 , Ed. El Ciervo, Barcelona, 1966.
3. EN LAS ENCÍCLICAS SOCIALES

a) en “Rerum Novarum”

León XIII en “Rerum Novarum”(1891), muestra las causas que provocan el mal social,
dejando en claro la vida en comunidad que debe tener el ser humano dentro del respeto y de
salvaguardar los derechos de cada uno. En otras palabras, le preocupa la miseria que vive el
mundo obrero y las grandes diferencias sociales. Sin embargo, la Iglesia no va a marcar un
camino político, sino que se va a ocupar de todos y cada uno de los individuos de la sociedad,
dando como solución la vida en justicia, salvaguardando los bienes de aquellos que menos
tienen como así también de los que tienen más. De igual modo, tanto la propiedad pública
como la privada deben ser protegidas. En particular, afirma León XIII, la importancia que
tiene el hombre dentro de la sociedad : “Más antiguo que el Estado es el hombre, y por esto, antes
que se formase comunidad política ninguna, debió recibir el hombre por naturaleza el derecho de

cuidar de su vida y de su cuerpo.”12.

Se debe agregar que el Estado es como un padre que debe cuidar a la sociedad, resguardando
el derecho al libre albedrío, el cual se debe dar sin atentar contra el Bien común.

A su vez, debe haber distintas funciones dentro de la sociedad, para que no todos hagan lo
mismo; lo importante es como se realicen aquellas funciones, que tanto el capitalista, como el
obrero tengan las mismas condiciones para realizarse como personas dentro del cuerpo de la
sociedad : “En la sociedad civil se ha ordenado la naturaleza que aquellas dos clases se junten
concordes entre sí, y se adapten la una a la otra enteramente; porque sin trabajo no puede haber
13
capital, ni sin capital trabajo.” .

12
LEÓN XIII, Carta Enc. Rerum Novarum, nº 6 , Ed. Católica, Madrid, 1971.
13
Ibid. , nº 14.
Otro punto es que en esta encíclica (“Rerum Novarum”) se hace la exhortación a no
avergonzarse de tener la necesidad de ganar lo necesario para la vida a partir del trabajo,
puesto que el valor del ser humano no se encuentra en los bienes, sino en la virtud. Razón por
la cual León XIII afirma :

“La verdadera dignidad y excelencia del hombre consiste en las costumbres(moral), es decir, en la
virtud; que la virtud es patrimonio común a todos los mortales, y que igualmente lo pueden alcanzar
los altos y los bajos, los ricos y los proletarios y que solo a las virtudes y al mérito, en quienquiera
que se hallen, se ha de dar el premio de la eterna bienaventuranza (felicidad).” 14.

Por lo tanto, en la virtud del hombre está el camino al Reino de Dios, por ella se mide su
acción, y si los hombres obedecieran a los preceptos, se unirían ambas clases sociales en
amistad, amor y hermandad. Aquí plantea la justicia distributiva de los bienes, de manera que
se ordenen en codependencia, de modo que los que gobiernan protejan a la comunidad,
función dada por naturaleza. De modo que, se custodie por las leyes la cantidad de trabajo,
proporcional a las fuerzas de quien lo ejerce, y evite la violación de la justicia, sobre todo que
el Estado cuide por los que se encuentran indefensos; “porque la gente (clase) de los ricos, como
se puede proteger con sus recursos propios, necesita menos del amparo de la autoridad pública; el
pobre pueblo (obreros), como carece de medios propios con que defenderse, tiene que apoyarse
15
grandemente en el patrocino del Estado.” .

En 1929, Pio XI retoma el tema social y lo actualiza en la “Quadragesimo Annus”(1931),


releyendo el pasado a partir de la unión de la industrialización con la expansión del poder
financiero, en un período posbélico, que exasperaba la lucha de clases. Así, “la encíclica
advierte la falta de respeto a la libertad de asociación y confirma los principios de solidaridad y de

colaboración para superar las antinomias sociales.”16.

14
Ibid. , nº 19.
15
Ibid. , nº 27.
16
PONTIFICIO CONSEJO “JUSTICIA Y PAZ”, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nº 91, BAC, Madrid, 2005.
b) en “Pacem in terris”, (el hombre hacia la Paz)

Juan XXIII, “el Papa Bueno”, en su encíclica “Pacem in terris”(1963) ,-que en mi opinión
personal- resume todo su postulado social, avanza desde el ser humano al Bien común hasta
llegar a la paz entre las naciones. En concreto, comienza afirmándose :

“en toda humana convivencia bien organizada y fecunda hay que colocar como fundamento el
principio de que todo ser humano es persona, es decir una naturaleza dotada de inteligencia y de
voluntad libre y que, por tanto, de esa misma naturaleza directamente nacen al mismo tiempo
derechos y deberos que, al ser universales e inviolables, son también absolutamente inalienables.” 17.

Más tarde, expone como el ser humano está “inserto” en un orden universal dado por Dios y
que, de igual manera, se debe dar dentro de la sociedad; ordenado por medio de los derechos y
deberes, tales como el derecho a la existencia, al respeto por la persona, a participar de la
cultura y asociación. Aquí, junto con los derechos están siempre los deberes; aquellos que se
olvidan de estos últimos se asemejan a los que destruyen con la mano lo que hacen con la otra.

Lo que es lo mismo, San Juan XXIII afirma que : “Al ser hombres por naturaleza sociables
deben vivir los unos con los otros y procurar los unos el bien de los demás. Por eso una convivencia
18
humana bien organizada exige que se reconozcan y se respeten los derechos y deberes mutuos.” .

Pero además, la sociedad debe tender al Bien común del cual deben participar todos los
miembros; donde éste Bien común, además atañe a todo el ser humano, incluso llegando a lo
espiritual. Por eso, afirma en “Mater et Magistra”(1961) :“El bien común consiste y tiende a
concretarse en el conjunto de aquellas condiciones sociales que completan y favorecen en los seres
19
humanos el desarrollo integral de su propia persona.” .

En conclusión, la persona humana se desarrolla no solo en ámbitos específicos de la vida, sino


de todo lo que lo constituye, para lo cual necesita un ambiente propicio para el cumplimiento
de los derechos y deberes de cada uno de sus integrantes.

A mi juicio personal, se necesita una educación íntegra en el desarrollo de la persona, donde


vaya a la par el conocimiento científico y el religioso. Por lo tanto, se debe trabajar por la Paz,
la cual “ha de estar fundada sobre la verdad, construida con las normas de la justicia, vivificada e
20
integrada por la caridad y realizada, en fin, con la libertad.” .

17
JUAN XXIII, Carta Enc. Pacem in Terris, nº 9 , Ed. Apostolado de la Prensa, Madrid, 1963.
18
Ibid. , nº 30.
19
JUAN XXIII, Carta Enc. Mater et Magistra, nº 65 , Ed. Sígueme, Salamanca, 1968.
20
JUAN XXIII, Carta Enc. Pacem in Terris, nº 167 , Ed. Apostolado de la Prensa, Madrid, 1963.
c) en el “Concilio Vaticano II”

El Concilio Vaticano II, en su constitución pastoral “Gaudium et Spes”(1965) se preocupa


también de la persona humana en la sociedad, en donde se muestra un ser humano creado a
“imagen” de Dios, que lo conoce por sus criaturas, las cuales puede gobernar y usarlas para
sus fines responsablemente. Así pues, Dios crea al hombre y a la mujer cuya expresión es la
primera comunión de las personas humanas. “El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza,
21
un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás.” .

Cabe señalar, que el desarrollo del ser humano se debe dar en todas sus facetas y aptitudes, a
partir del desarrollo en su comunidad; como una mutua relación e interdependencia. Esto
sucede “porque el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la
persona humana, la cual, por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social.” 22.

Llegados a este punto, la interdependencia, cada vez más estrecha, y su progresiva


generalización hacen que el Bien común se universalice cada vez más e implique, por ello,
derechos y obligaciones que miran a todo el género humano. Es importante que “el orden
social, pues y su progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al bien de la persona, ya
23
que el orden real debe someterse al orden personal, y no al contrario.” .

En síntesis, el “centro” del desarrollo social es la Persona humana, y el cuidado entre sí debe
orientarse “particularmente (en) la educación de los jóvenes, sea el que sea el origen social de estos,
debe orientarse de tal modo, que forme hombres y mujeres que no solo sean personas cultas, sino
24
también de generoso corazón, de acuerdo con las exigencias perentorias de nuestra época.” .

Para concluir, Pablo VI plantea querer actuar a partir del Evangelio dentro de la sociedad en el
hombre concreto y situado en una realidad, no se trata de reinterpretar el Evangelio, sino de
hacer el Evangelio “vida” para la sociedad. Con lo cual, el desarrollo debe partir desde el
individuo, lo que lo hace verdaderamente ser humano, como lo señala en la “Populorum
Progressio”(1967) : “El hombre no es verdaderamente hombre, más que en la medida en que, dueño
de sus acciones y juez de su valor, se hace él mismo autor de su progreso, según la naturaleza que le
25
ha sido dada por su Creador y de la cual asume libremente las posibilidades y las exigencias.” .

21
CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et Spes , nº 12 , Ed. El Ciervo, Barcelona, 1966.
22
Ibid. , nº 25.
23
Ibid. , nº 26.
24
Ibid. , nº 31.
25
PABLO VI, Carta Enc. Populorum Progressio, nº 34 , Ed. Cáritas Española, Madrid, 1967.
d) en el “centésimo aniversario de la Rerum Novarum”

A los cien años de la encíclica “Rerum Novarum”(1891), S.S.Juan Pablo II publica su encíclica
“Centesimus Annus”(1991), en la que :“pone en evidencia cómo la ´Enseñanza´ Social de la
Iglesia avanza sobre el eje de la reciprocidad entre Dios y el hombre: reconocer a Dios en cada
hombre y cada hombre en Dios es la condición de un auténtico desarrollo humano.” 26.

Todas las observaciones se relacionan también con que el desarrollo humano, no se da solo en
el ser humano en relación con el Estado, sino también en las comunidades pequeñas como la
familia, ya que en el Trabajo se da conexión con otros hombres, pues, se trabaja “con” y
“para” otros.

Igualmente, San Juan Pablo II, expone que hay que tener claro que no se habla de un ser
humano “abstracto” sino que real, concreto, histórico y situado, el cual “tiende hacia el bien,
pero es también capaz del mal; puede trascender su interés inmediato y, sin embargo, permanece
vinculado a él. El orden social será tanto más sólido cuanto más tenga en cuenta este hecho y no
oponga el interés individual al de la sociedad en su conjunto, sino que busque más bien los modos de
27
su fructuosa coordinación.” .

Otra aportación original es la insistencia en que hoy día lo más importante es el ser humano
mismo como principal factor de la producción: en él se funda la riqueza de las naciones, más que
en los recursos naturales.

También se afirma de un modo nuevo que la contribución auténtica de la Iglesia en el campo


social es promover los comportamientos humanos que favorecen la cultura de la paz, del
desarrollo y de la solidaridad.

Para simplificar, se señala que para construir una sociedad más justa y digna del ser humano es
necesario un compromiso de servicio en los órdenes político, económico, social y cultural. Pero
eso no basta, dice el Papa. El compromiso decisivo debe provenir “ del mismo corazón del hombre”,
de la intimidad de su conciencia. Sólo así podrá el ser humano cambiarse a sí mismo y contribuir
a la mejora de toda la sociedad.28
En líneas generales, la encíclica “Centesimus Annus” abarca un amplio panorama. Por un lado,
proyecta una mirada retrospectiva hacia la “Rerum novarum”, pero también una mirada actual
sobre las "cosas nuevas" que hoy nos rodean, y además, una mirada de futuro hacia el tercer
milenio de la era cristiana. Estas tres miradas se entrecruzan a lo largo de toda la encíclica.

26
PONTIFICIO CONSEJO “JUSTICIA Y PAZ”, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nº 103, BAC, Madrid, 2005.
27
JUAN PABLO II, Carta Enc. Centesimus Annus, nº 25 , Ed. Paulinas, Madrid, 1991.
28
Cfr. JUAN PABLO II, Carta Enc. Centesimus Annus, nº 51 , Ed. Paulinas, Madrid, 1991.
e) en “Caritas in Veritate”, (el desarrollo integral)
Finalmente, Benedicto XVI, con su encíclica “Caritas in Veritate”(2009), realiza una relación
entre la verdad y el amor como fundamentos para la sociedad. Siendo la “caridad en la
verdad”,“la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada Persona y de toda la
humanidad.”29.

Sin embargo, la Caridad sufre “desviaciones” dentro de la sociedad, por eso importa que esté
en la verdad, para que le de fuerzas.

Para ser más específico, Benedicto XVI ve la crisis social como ocasión de discernir y
proyectar un mundo nuevo, dándose cuenta que el desarrollo de la Persona humana no es solo
económico ni tecnológico, sino que autentico e “integral”, donde se realicen todas las
perspectivas humanas para una sociedad más justa.

Así pues, dentro de este desarrollo pone en relieve “la apertura a la vida en el centro del
verdadero desarrollo30. De manera que el que niega la vida, no encuentra la motivación para
trabajar por la verdad en el ser humano. Además, plantea acerca del desarrollo humano
integral : “La correlación entre sus múltiples elementos exige un esfuerzo para que los diferentes
ámbitos del saber humano sean interactivos con vistas a la promoción de un verdadero desarrollo de

los pueblos.”31. Como resultado, debe haber una interdisciplinariedad ordenada, donde el saber
no queda excluido de la Caridad.

En definitiva, a mi entender, la siguiente mención refleja lo central de la Persona humana :


“La criatura humana, en cuanto de naturaleza espiritual, se realiza en las relaciones interpersonales.
Cuanto más las vive de manera auténtica, tanto más madura también en la propia identidad
32
personal.” .

29
BENEDICTO XVI, Carta Enc. Caritas in Veritate, nº 1, BAC, Madrid, 2009.
30
Ibid. , nº 28.
31
Ibid. , nº 30.
32 Ibid. , nº 53.
4. CONCLUSIONES
Para empezar, en primer lugar, comentar que la DSI nos ofrece una evangelización en lo
cotidiano del hombre, en sus problemas y esperanzas. Por ello, plantea S.S. el Papa Francisco
en “Evangelii Gaudium”(2013), que la Iglesia también es parte del mundo, por lo que no
puede quedar al margen de lo que ocurra; “porque el pensamiento social de la Iglesia es ante todo
positivo y propositivo, orienta una acción transformadora, y en ese sentido no deja de ser un signo de
33
esperanza que brota del corazón amante de Jesucristo.” .

Resumiendo, la Iglesia, al ser transformadora no debe quedar en el idealismo que, Francisco


distingue de la realidad, sino que debemos ser capaces de aceptar el desafío social ya que “no
poner en práctica, no llevar a la realidad la Palabra, es edificar sobre arena, permanecer en la pura
34
idea y degenerar en intimismos y gnosticismos que no dan fruto, que esterilizan su dinamismo.” .

Por tanto, mi valoración final, como futuro profesor de religión y moral católica en educación
secundaria-bachillerato, radica en la importancia de la Educación en “Enseñanza” social como la
base para formar una Persona humana íntegra y una sociedad hacia el Bien común; es decir, la
Educación como “formadora” de la Persona Social, donde la Persona es el individuo único e
irrepetible,(con rasgos biológicos específicos); mientras que la persona social es el individuo que
ha aprendido a vivir en sociedad, adecuándose a sus reglas, costumbres y cultura en general.

De forma precisa, me postulo sobre una educación social, no centrada en el “ Yo”, sino en un
“Nosotros”, que trabaje por todos y para todos; pero no obstante, no una educación enmarcada
en una idea de sociedad, sino en la sociedad misma, cuyo tipo ideal de sociedad es la
democracia, y donde (en la escuela) se centre la función que se dé cuenta que en la sociedad
no somos todos iguales, y que hay tareas de cada uno por el Bien común; donde cualquier
avance individual será una herramienta para el avance en la vida social.

33
FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, nº 183 , Ed. San Pablo, Madrid, 2013.
34
Ibid. , nº 233.
Se puede condensar lo dicho hasta aquí que lo principal es que la educación en “enseñanza”
social, no es una preparación para la vida, sino que es la vida misma. Pero sin embargo, la
escuela no puede ser una fotografía idealista de la vida social; sino de recibir herramientas
para desarrollarse en vista del avance social.

Simplificando, el sujeto constituye el individuo, y este a la Persona humana, donde es el sujeto


que actúa en el ambiente cuyo propósito es integrarse; es decir, realizarse perfectamente en sí
mismo, y realizar su integración en la sociedad para hacerlo progresar.

He aquí, el desafío de la “formación” (en Educación social) a seres humanos para ser
“Personas”, que trabajen por la sociedad, en un ambiente propicio para que se desarrollen sus
elementos psicológicos en ella, destacando la convicción de la naturaleza social del hombre en
una época individualista y la obligación que todo hombre tiene de hacer avanzar a la sociedad.

Por eso, sin duda, es necesario realzar la importancia en enseñanza religiosa escolar.

A la toda la Iglesia, pues, corresponde un papel fundamental, en la educación, del que no


puede despojarle el Estado, que ha de otorgarle la necesaria libertad para el cumplimiento de
su misión.

Si bien, conocer y saber cómo actuar, y comprometerse en la vida pública (social) es una tarea
tanto imprescindible como compleja. Pero sobre todo, la DSI nos permite juzgar los cambios
de nuestra sociedad a la luz de la fe y de la sensibilidad cristiana en temas tan complejos como
la militancia política, el servicio al bien común, las participación en la sociedad y en la
cultura, el compromiso en el mundo del trabajo y de la empresa, la acción contra la pobreza y
la marginación, etc.

No obstante, en la actualidad, considero que el reto más de fondo que busca la DSI es de carácter
antropológico: rehacer la metafísica del "humanum", lo cual supone llevar ese descubrimiento a
las relaciones humanas, a "la relación con el otro", en medio de una cultura individualista,
desorbitadamente neoliberal y poco comprometida. Pero más aún, desde este horizonte, este
"ocuparse del otro" es una tarea de profundo calado cristiano, no sólo social.
Pero al mismo, y para terminar, reseñar que otro de los ámbitos imprescindibles para asumir la
DSI es en vistas a vivir una educación en la verdad y en la caridad. Como bien dice Benedicto
XVI tenemos que enfrentarnos en las cuestiones sociales a la siguiente pregunta: ¿qué significa
“ser más“?. Para ello la DSI señala que la verdad del desarrollo consiste en su totalidad: reto
fundamental ante una sociedad cada vez más globalizada que nos hace más cercanos, pero no
más hermanos. En efecto, formar la conciencia social, para los cristianos (y para la sociedad en
general),es imprescindible para comprometerse especialmente con los que no cuentan, los
"descartados” de la sociedad,(las personas empobrecidas, desempleados, emigrantes, etc.),
mediante opciones concretas de solidaridad, renunciando explícitamente al camino del confort y
del consumismo en favor de decisiones que provoquen la fraternidad, donde este crecimiento
dicha confraternidad entre los miembros de una sociedad es así un aspecto esencial del desarrollo
integral de la misma; (y a su vez, de la misma Persona humana).

Por último, a destacar la importancia del interés en educar (en “ Enseñanza”social) para ser
protagonistas como miembros de una comunidad cristiana que discierne las opciones que debe
asumir. Más concretamente, educar para ser capaz de hacernos cargo de los problemas sociales
del propio tiempo y del propio ambiente. Poder tomar una responsabilidad activa que es fruto de
un proceso de búsqueda que acerca a tomar opciones y protagonismo “personal” en la
comunidad cristiana y en la sociedad. Es sobre todo, el beneficio de educar para participar en una
sociedad profundamente necesitada de construir tejido social. Uno de los retos históricos
permanentes es la escasa consistencia de la sociedad civil, que en la vida real se traduce en el
abandono de responsabilidades individuales en manos del Estado.

Aquí el “sentido” de la Educación (en “Enseñanza” social) para que la humanidad conduzca su
vida según un conjunto de normas y principios referentes al Evangelio aplicados a la moral
personal y social, y manifestado en un testimonio profundamente cristiano.

En Sevilla , Vísperas de la Solemnidad de la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo. Anno Domini MMXVIII .

ALBERTO SÁNCHEZ BERMUDO .


* BIBLIOGRAFÍA :

- BENEDICTO XVI, Carta Encíclica Caritas in Veritate , BAC, Madrid, 2009.

- BIBLIA DE JERUSALÉN, Ed. Descleé de Brouwer, Bilbao, 2009 4 .

- CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et Spes , Ed. El Ciervo, Barcelona, 1966.

- FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium , Ed. San Pablo, Madrid, 2013.

- JUAN XXIII, Carta Encíclica Mater et Magistra , Ed. Sígueme, Salamanca, 1968.

- JUAN XXIII, Carta Encíclica Pacem in Terris , Ed. Apostolado de la Prensa, Madrid, 1963.

- JUAN PABLO II, Carta Encíclica Centesimus Annus , Ed. Paulinas, Madrid, 1991.

- LEÓN XIII, Carta Encíclica Rerum Novarum , Ed. Católica, Madrid, 1971.

- PABLO VI, Carta Encíclica Populorum Progressio , Ed. Cáritas Española, Madrid, 1967.

- PONTIFICIO CONSEJO “JUSTICIA Y PAZ”, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia,


BAC, Madrid, 2005.

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