Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DOCTRINA
SOCIAL DE LA
IGLESIA
2
La Iglesia Católica a través de su Doctrina Social (DSI) ofrece sus enseñanzas
en la búsqueda de un mundo más justo y mejor, que se convierta en el reflejo del
reino de Dios en la tierra, convirtiéndose en el enfoque cristiano de la realidad social
del ser humano.
Se fundamenta básicamente en los principios evangélicos, siendo la dignidad
de la persona humana el principio de mayor relevancia y con el cual se articulan la
solidaridad, el bien común y la subsidiariedad, que están dirigidos a orientar la vida
en sociedad proponiendo valores como la verdad, la libertad y la justicia; que nos
permita construir un mundo nuevo.
Este módulo de lectura contiene una compilación de temas relacionados a
este componente curricular, y nos debe generar en nosotros el compromiso; para
así, poder ver en cada uno de los seres humanos al prójimo de forma fraterna y
solidaria, como Jesús. Es promover un cambio en nuestra conciencia a fin de lograr
el bien común.
3
INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
1. DEFINICIÓN:
4
3. EL DERECHO DE LA IGLESIA A HABLAR SOBRE TEMAS SOCIALES
León XIII en la encíclica Rerum Novarum, nos enseña que la Iglesia no sólo
tiene el derecho para hablar de la “cuestión social”, sino el deber de hacerlo.
Entre las principales razones se puede mencionar las siguientes:
a) Los problemas sociales no se reducen únicamente a aspectos técnicos,
sino que, como problema humano, lo social tiene dimensión ética. El
robustecimiento de la fe forma la conciencia del ser humano y permite que
asuma sus tareas u obligaciones y compromiso con la historia, personal y
social y ello, con plena apertura hacia lo transcendente. En el compromiso
con la fe se robustece el orden social, dado que se fortalece el sentido moral
de la persona humana.
b) Los problemas sociales tienen su origen y raíz en el pecado de los
hombres, en la descristianización de la sociedad y en el olvido de los valores
espirituales, reflejo de lo cual es el actual sistema económico, que ignora e
incluso contradice las exigencias morales. De ahí que Juan Pablo II hablara de
una “situación de pecado”, donde el hombre ha dejado de lado su relación con
Dios.
c) La problemática social es siempre preocupación de la Iglesia, porque las
condiciones inhumanas de vida impiden la realización de la persona humana,
su plena promoción y su liberación integral, generando una visión y
concepción materialista de la vida. (Aula DSI,2016)
d) La Iglesia, por el magisterio, tiene la obligación de proponer un concepto
cristiano de la vida, lo cual exige, correlativamente, un deber de escuchar
estas enseñanzas; las notas esenciales de la evangelización incluyen la
interpelación recíproca entre Evangelio y vida social. (Aula DSI,2016)
5
4. ¿PARA QUÉ SIRVE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA?
6
Las dos dimensiones de la DSI
No acepta de una manera acrítica la realidad social tal y como se da, sino que
la analiza y la estudia a través del prisma de su humanidad, de si está o no al
servicio de todas las personas. Por eso la DSI duele y escuece. Porque
denuncia la presencia de situaciones y estructuras injustas, porque muestra
y señala aquellas circunstancias en las que no se están respetando la dignidad
y los derechos de las personas. Porque pone el foco sobre aquellas
instituciones y comportamientos que están priorizando otros elementos a
costa de sacrificar personas y deshumanizar la sociedad.
Por eso los gobernantes, las autoridades y los grupos de interés o de poder
se ven con frecuencia molestos con la denuncia de una DSI que no tiene
miedo en realizar afirmaciones que están cuestionando las bases del poder o
de la capacidad para enriquecerse de algunos. Denunciar las estructuras
injustas de nuestro sistema económico actual, el abuso de los recursos
naturales que está acabando con el medio ambiente, las barreras a los
movimientos de personas de un país a otro, las guerras y el enriquecimiento
que produce el comercio de armas, la falta de capacidad para generar empleo,
etc. Son elementos que molestan, que incordian y que no gustan a aquellos
que prefieren que todo se quede como está; que no hayan cambios, que la
realidad sea la actual, aunque existan posibilidades mejores.
7
El anuncio es el objetivo de la denuncia
Pero una denuncia sin anuncio es improductiva. Los colectivos y las personas
que solamente denuncian, que siempre están diciendo lo mal que está todo y
que se encuentran cómodos en una continua crítica a lo que les rodea, de la
que no son capaces de escapar, son improductivos y cansinos. Al final, no se
les hace caso. La DSI no se queda en la denuncia, sino que es anuncio. La DSI
propone objetivos a seguir, muestra valores y criterios de juicio que nos
pueden permitir hallar las respuestas adecuadas a los problemas a los que
hacemos frente. Nos ayuda a encontrar los caminos que nos lleven a salir de
las situaciones injustas. Y el anuncio es mucho más importante que la
denuncia, porque esta solamente tiene sentido si es para ponerse al servicio
de la esperanza, del compromiso para construir ese mundo diferente y una
sociedad mejor. Por ello, la DSI solamente tiene sentido si denuncia para
anunciar, para proclamar la buena noticia de que hay maneras de mejorar
nuestra sociedad, hay modos de poner las instituciones y las sociedades al
servicio de las personas, que esto no es una entelequia, sino un camino de
crecimiento.
1
Fuente: Lluch, E. (2021). ICONO
8
6. FUENTES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
La Sagrada Escritura
9
La Tradición de la Iglesia
El Magisterio de la Iglesia
10
7. CARACTERÍSTICAS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Universalidad
Como el Señor Jesús, su Fundador, la Iglesia está llamada a servir a todos los
hombres. Por esta razón, su Doctrina Social está dirigida a todos los seres
humanos sin distinción de ninguna clase. Hay otra razón muy sencilla: la
sociedad no la forman sólo los cristianos sino todas las personas y a todas les
compete la construcción de una sociedad más justa y reconciliada. Hay una
tercera razón que permite esta universalidad: si bien la enseñanza social de
la Iglesia brota de la Revelación confiada a ella, los principios que propone
apuntan todos ellos a la realización de la persona humana en la sociedad, son
por lo tanto de interés universal.
11
Primero, hay que decir que la Iglesia es “signo de la unión íntima con Dios y
de la unidad de todo el género humano” (Lumen Gentium 1).
En esta realidad de la Iglesia hay que distinguir diversos ministerios y
estados. Según esta diversidad será la participación de sus miembros en la
vida social.
La jerarquía (clérigos, es decir: el Papa, los obispos, los presbíteros y
diáconos) y los religiosos (las diversas formas de vida consagrada en la
Iglesia) deben ser signo de unidad, no pueden por lo tanto promover la
política partidaria, dado que los partidos son representantes de intereses que
son lícitos pero parciales. Su servicio se centra en facilitar a quienes ocupan
cargos públicos o participan de la política partidaria, principios de acción que
permitan elaborar modelos que promuevan la solidaridad, la paz y la justicia
entre los ciudadanos.
La participación en política partidaria corresponde más bien a los laicos, es
decir, a todos los bautizados que no participan de alguno de los compromisos
ya mencionados.
El Derecho Natural
12
- Las normas morales que conforman el derecho no escrito se definen
como moral social y se considera el derecho natural de todo individuo.
La verdad
La justicia
13
humano. La justicia de la Doctrina Social de la Iglesia, es el fundamento del
respeto de la dignidad y de los derechos humanos de todas las personas y de
los derechos de los pueblos.2
2
Fuente: Escobar, R. (2012). La Doctrina Social de la Iglesia: Fuentes y Principios de
los Derechos Humanos.
14
derecho natural, es decir, a partir de lo que es conforme a la naturaleza de
todo ser humano” al punto de que “todo el contenido de la Doctrina Social de
la Iglesia es accesible a la recta razón: la fe solo añade un suplemento de
certeza, de coherencia y de incentivo”. (Letelier, 2016)
En esta línea, la Doctrina Social de la Iglesia, como enseñanza que nace del
diálogo entre el Evangelio y la vida económico social de los pueblos, está
orientada a iluminar las realidades terrenas y en ella se apoyan la dignidad
de la persona humana y busca en todo momento defenderla y dar principios
que ayuden a su crecimiento, a su desarrollo.
Monseñor Benito (2021) señala al respecto siete principios, que son ejes
claves de esta doctrina y que van a favorecer a todo ser humano a crecer,
desarrollarse y progresar, como debe ser. Esos siete principios son los
siguientes:
1. El principio del bien común.
2. El destino universal de los bienes.
3. El principio de subsidiaridad.
4. El principio de participación.
5. El principio de solidaridad.
6. El principio de los valores, fundamentalmente estos cuatro: la
verdad, la libertad, la justicia, el amor.
7. Finalmente, este último, el amor, es el valor principal, porque
ha de ser el que dé UNIDAD a los demás valores.
15
El bien común
Reflexionar una y otra vez sobre el bien común nos coloca y nos sitúa en un
principio clave en el desarrollo y en el progreso de todo ser humano y de
todos los seres humanos.
El principio del bien común que guía la Doctrina Social de la Iglesia va muy
unido al principio del destino universal de los bienes. Este principio nos
recuerda a nosotros que todo cuanto existe tiene una dimensión universal.
Nosotros hablamos del derecho de propiedad.
El derecho de propiedad privada también tiene su sentido. La propiedad
privada ayuda a que las personas puedan tener un mínimo de espacio para
16
vivir, para que se respete su libertad; sin embargo, cuando la propiedad
privada se excede y viola el principio universal de los bienes, entonces, la
propiedad privada ha de estar sujeta a lo que es este principio universal de
los bienes. El Papa Juan Pablo II repetía que: “Sobre toda propiedad privada,
hay una hipoteca de los bienes que han de llegar a todos”.
Y ese llegar a todos es llegar a todo ser humano y a todos los seres humanos
y nosotros hemos de repetirlo continuamente: Dios creó todas las cosas, no
para un grupo, sino para todos. De tal manera es así, que hay que buscar
caminos para una justa distribución de los bienes y de las riquezas, sean éstas
las que sean.
La subsidiaridad
17
Doctrina Social de la Iglesia, lo pide el sentido común y lo pide la razón. Se ha
de apoyar a todo aquel que no puede dar todo lo que él quisiera o pudiera
dar.
La participación
18
La solidaridad
Valores fundamentales
El tema de los valores está sobre el tapete. Es un tema sobre el que hemos de
volver una y otra vez, y podemos preguntarnos sobre los muchos valores que
hay, y podemos enumerar decenas de valores: ¿cuáles son los
fundamentales?, ¿cuáles son los más importantes, aquellos necesarios para
que funcione una sociedad y que son clave también para el progreso de los
pueblos?
19
Los cuatro grandes valores son estos: La verdad, la libertad, la justicia y el
amor.
La verdad: sin la verdad ningún pueblo podrá avanzar. Jesucristo decía, y es
lema del pueblo dominicano: “Conocerán la verdad y la verdad los hará
libres”.
La verdad y la libertad: … La libertad se manifiesta en la democracia, pero
necesitamos de una libertad sabiamente usada. Por eso, volver la mente y la
mirada sobre la libertad, es clave, y sobre todo en estos tiempos en las que
disfrutamos de la libertad, para no volver a las dictaduras, pero tampoco para
que la libertad se vuelva para nosotros un enemigo.
Y la dimensión de la justicia: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si
nosotros queremos guardar las relaciones como debe ser, es clave y
fundamental, ¿quién lo puede negar? el valor de la justicia.
Sabemos que tenemos muchos desórdenes cuando impera la mentira, el
libertinaje y la injusticia. Por eso, en la Doctrina Social de la Iglesia esos tres
valores son fundamentales y clave para la vida de cualquier sociedad.
20
haga la justicia, pero si ese juez no respeta a la persona humana, si ese juez
no ama al ser humano y no ama a los dominicanos, será injusto. Los valores
que nosotros necesitamos poner en práctica, y son necesarios todos,
necesitan un fundamento, un guía, que es el amor. Por eso, el progreso de los
pueblos, el bienestar de los pueblos, la mejor distribución de las riquezas,
todo aquello que nosotros deseamos no se dará en efecto y en verdad, si los
seres humanos son egoístas. De ahí que el camino del amor, la vía del amor,
es y seguirá siendo el camino del desarrollo de los pueblos, del respeto a las
personas y de los derechos humanos.3
Ver
3
Fuente: Benito de la Rosa. Catholic.net
21
consecuencias, los mecanismos y las personas que las reproduce, etc. Es
también analizar en equipo, organizadamente, con la ayuda de las ciencias
humanas y sociales, desde distintos puntos de vista, una misma realidad
social, económica, política y cultural, nacional e internacional, para
interpretarla e interpelarla.
Juzgar
Actuar
Es tomar posición y optar por decisiones coherentes con los valores del Reino
de Dios. Porque la Doctrina Social de la Iglesia tiene una dimensión histórica,
teórica y práctica. Esto implica comprometerse con acciones concretas, para
trabajar en la eliminación de las desigualdades, el desmantelamiento las
estructuras y los mecanismos de injusticia y pecado personal y estructural.
Promoviendo y generando condiciones, factores, grupos, comunidades,
movimientos, proyectos y procesos, transformadores de la realidad y de la
22
sociedad en orden a consolidación de la justicia social, el desarrollo humano
integral, la verdad, la libertad, la reconciliación y la paz.
23
“La Doctrina Social de la Iglesia representa
así la referencia esencial para el proyecto
y la acción social de los fieles laicos, además
de para una espiritualidad vivida propia,
que se nutra y se encuadre en la comunión
eclesial: comunión de amor y de verdad,
comunión en la misión”.
24
LA PERSONA HUMANA EN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
La dignidad, ¿qué o quién nos la otorga? ¿El dinero, la fama, las posesiones,
las leyes…? Nada de eso. Haber nacido.
Cada persona es un ser único e irrepetible que debe ser respetado en su
singularidad. Sin embargo, en la práctica, hay muchas situaciones que
atentan contra ese respeto hacia todos y todas.
Ese ser únicos e irrepetibles no significa vestir de un modo o hablar de otro.
Nuestra dignidad se manifiesta, expresa y realiza por medio de la
inteligencia, la conciencia moral y la libertad. Podemos entender el mundo,
valorar si funciona adecuadamente y actuar en consecuencia. Y eso nos
diferencia de cualquier otra criatura del planeta. Podemos entender el
mundo y el universo y dar una orientación a nuestra existencia, tenemos la
capacidad de elegir y actuar responsablemente.
Por eso entendemos que la dignidad es un don, pero también una tarea. No
basta con perseguir el reconocimiento de nuestra propia dignidad. De
nuestra inteligencia, conciencia y libertad surge la responsabilidad de
preocuparse porque los demás también alcancen el respeto de su dignidad.
Se trata de una responsabilidad hacia nosotros, hacia los otros y hacia la
naturaleza.
El hecho de convivir en el mundo con más gente, lo que se llama ‘la dimensión
social’, nos proyecta hacia la solidaridad con los demás. Por eso, la persona
humana debe ser el centro de todas las decisiones políticas, económicas y
sociales. Y es que el modo más seguro y eficaz de conseguir la felicidad y la
justicia es afirmar el valor intrínseco de cada ser humano.
Lo individual y lo social es inseparable en las personas, así que la persona
crece cuando construye solidaridad y decrece cuando la destruye.
Por ello, todo en la vida social y en la acción política debe responder al
reconocimiento y la realización de la dignidad de cada persona por separado
25
y de todas las personas en su conjunto. No basta con elegir a un representante
que defienda mis ideas, sino más bien que persiga el bien común.
5
Fuente: HOAC. (2018) DSI
26
libertad y la igualdad como principios básicos que se van a concretar en derechos
humanos.
Con la palabra «persona» queremos decir que cada ser humano posee una
dignidad inviolable. El ser humano fue creado a imagen de Dios (Imago Dei)
(Gn 1, 27). Así pues, es aquella criatura de Dios que representa al Creador en
la creación. El ser humano es «la única criatura terrestre a la que Dios ha
amado por sí misma» (GS 24). Como criatura de Dios no es algo, sino alguien,
y por eso posee un valor incomparable. El ser humano como persona es capaz
de reconocerse a sí mismo y de pensar sobre sí, sobre la libertad de su decisión,
sobre la comunión con los otros. Y es también llamado a responder a Dios con
la fe. De aquí que la semejanza con Dios signifique también que el ser humano
6 Fuente: DOCAT,47
27
se mantiene siempre relacionado con Dios y solo en él puede obtener la
plenitud de sus posibilidades como persona.
Cada uno de los hombres es imagen viva de Dios mismo; y así lo reconoce la
Iglesia, que lo descubre, la plenitud de su razón de ser en el misterio de Cristo,
imagen perfecta de Dios, Revelador de Dios al hombre y del hombre a sí
mismo” (DSI 105).
En la vida social el protagonista es: la persona humana, de quien se reconoce
la inviolabilidad de su dignidad a partir de este principio de la Doctrina
Social.
Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de
persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de
poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y
es llamado… a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser
puede dar en su lugar. (CIC 357)
Dado que la persona humana, creada a imagen de Dios y por ser expresión de
la dimensión social de la Trinidad, forma una unidad de cuerpo y alma y así,
con su corporeidad y su espiritualidad, el hombre supera a la totalidad de las
cosas y penetra en la estructura más profunda de la realidad.
A la persona humana pertenece la apertura a la trascendencia: el hombre está
abierto al infinito y a todos los seres creados. Desde aquí se entiende que el
hombre existe como ser único e irrepetible. Entre todas las criaturas del
mundo visible, en efecto, sólo el hombre es «“capaz” de Dios», Sin embargo,
el misterio del pecado comporta una doble herida: pecado personal y social.
28
Causas originarias del oscurecimiento del valor de la dignidad de la persona
humana y de los principios antropológicos fundamentales: En uso de la
libertad humana, el hombre puede dirigirse hacia el bien sólo en la libertad
que Dios le ha dado como signo eminente de su imagen.
Asimismo, en el ejercicio de la libertad, a veces el hombre no realiza actos
moralmente buenos, actos que no edifican su persona, ni a los otros, ni a la
sociedad. El hombre cuando no obedece a la verdad pretende ser creador y
dueño absoluto de la sociedad y de las normas éticas.
La instrumentalización de la persona: cuando se considera a la sociedad
como una estructura suprapersonal se contribuye a que el hombre sea
considerado como un instrumento en manos de los poderes que dirigen las
estructuras sociales. Por ello al hombre se le considera un peldaño más en la
escalera evolucionista, si consideramos a la persona humana desde el ámbito
biologicista se anula, de esa manera, el mundo de las capacidades y derechos
antropológicos de la especie humana.
Con los valores humanos, las capacidades del hombre, -inteligencia, memoria
y voluntad-, impulsan a considerar todos los elementos de la naturaleza
creada y de la sociedad como un ‘todo’ unido y con su propia identidad. El
valor de la persona hace que los diversos constructos’ que la forman –
socialidad, economía, politicidad, globalidad, religiosidad - den sentido
científico a las ciencias instrumentales del hombre: economía, política,
sociología.
29
Estas concepciones tienen en común el hecho de ofuscar la imagen del
hombre acentuando sólo alguna de sus características, con perjuicio de todas
las demás.
LA UNIDAD DE LA PERSONA
El hombre ha sido creado por Dios como unidad de alma y cuerpo. Esta
dimensión le permite al hombre su inserción en el mundo material, lugar de
su realización y de su libertad. El hombre, por tanto, tiene dos características
diversas: es un ser material, vinculado a este mundo mediante su cuerpo, y
un ser espiritual, abierto a la trascendencia y al descubrimiento de una
verdad más profunda, a causa de su inteligencia, que lo hace participante de
la luz de la inteligencia divina.
Abierta a la trascendencia
Está abierto sobre todo al infinito, es decir a Dios, porque con su inteligencia
y su voluntad se eleva por encima de todo lo creado y de sí mismo, y se dirige
hacia la verdad y el bien absolutos. Está abierto también hacia el otro, a los
demás hombres y al mundo, porque sólo en cuanto se comprende en
referencia a un tú puede decir yo. Sale de sí, de la conservación egoísta de la
propia vida, para entrar en una relación de diálogo y de comunión con el otro.
Única e irrepetible
El hombre existe como ser único e irrepetible, existe como un «yo», capaz de
autocomprenderse, autoposeerse y autodeterminarse. La persona humana
es un ser inteligente y consciente, capaz de reflexionar sobre sí mismo y, por
tanto, de tener conciencia de sí y de sus propios actos. Sin embargo, no son la
30
inteligencia, la conciencia y la libertad las que definen a la persona. Estos
actos pueden faltar, sin que por ello el hombre deje de ser persona.
LA LIBERTAD DE LA PERSONA
31
diverso de lo específico masculino. Esta diversidad en la igualdad es
enriquecedora e indispensable para una armoniosa convivencia humana.
LA SOCIABILIDAD HUMANA
32
5. ¿COMO POTENCIAR EL VALOR DE LA PERSONA, DE LOS PRINCIPIOS Y
LOS VALORES FUNDAMENTALES?
33
8. DERECHOS Y DEBERES
34
11. LA MISIÓN DE LA IGLESIA Y SU COMPROMISO MORAL EN DEFENSA DE
LOS DERECHOS HUMANOS
35
2. El ministerio religioso tiene como objetivo primario servir al Reino
de Dios-la Iglesia es de un modo especial el instrumento del Reino
en la historia.
3. La misión de la Iglesia en el orden temporal se define por cuatro
objetivos:
a) Realización de la dignidad humana;
b) promoción de los derechos humanos;
c) avance de la familia humana hacia la unidad, y,
d) la santificación de las actividades seculares 7.
36
humana, pero que no ha de proporcionar «soluciones concretas de orden
social, político o económico», y los «miembros de la Iglesia en cuanto
miembros de la sociedad civil»: éstos, en el ámbito familiar, profesional,
social, cultural y político, sí tienen que «asumir sus propias
responsabilidades, dejándose conducir por el espíritu del Evangelio y la
enseñanza de la Iglesia» (JM, 40-41). Juan Pablo II, en su encíclica Sollicitudo
rei socialis, SRS (1987), declara que «con su doctrina social intenta la Iglesia
guiar a los hombres para que, apoyados en la reflexión racional y las ciencias
humanas, respondan a su vocación de constructores responsables de la
sociedad terrestre» (SRS, 72).
Y Benedicto XVI ha dicho desde su primera encíclica que la Iglesia no es ni
quiere ser un agente político, «pero tiene un profundo interés por el bien de
la comunidad política, cuya alma es la justicia, y le ofrece en dos niveles su
contribución específica. En efecto, la fe cristiana purifica la razón y le ayuda
a ser lo que debe ser (…). Con su doctrina social contribuye a hacer lo que se
puede reconocer eficazmente y luego realizar también lo que es justo».
Por ello, la Iglesia debe asumir positivamente su misión evangelizadora,
frente a cualquier posicionamiento intraeclesial meramente «defensivo»,
tanto en lo relativo al anuncio de la fe del Evangelio, como a la capacidad del
transmitir a la sociedad civil un «espíritu» que pueda hacerla más humana.7
37
BIBLIOGRAFÍA
CORBELLI, P. (2014). Doctrina Social de la Iglesia: una síntesis para todos. Claretiana
JUAN PABLO II, P. (1987). Sollicitudo Rei Socialis. Obtenido de: http://w2.vatican.va
38
JUAN XXIII, P. (1961). Mater et Magistra. Obtenido de: http://w2.vatican.va
39
VIAL, J. (2009). La dignidad de la persona humana. Desde la fecundación hasta su
muerte. Obtenido de:
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-
569X2009000100007
40