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Resumen
Summary
De esta manera, surgió la necesidad ( Tolosa, 2015) de dar el punta pie inicial
en la generación de una bibliografía especializada en AT; que además fuera
acorde al paradigma científico actual, influenciado por los modelos cognitivos e
integrativos, reconocidos por la comunidad científica internacional como
elaboradores de programas de tratamiento con verificación empírica para diversos
trastornos mentales, sobre todo para aquellos que revisten mayor gravedad y que
pueden requerir de la asistencia del acompañamiento terapéutico.
Ahora bien, dos interrogantes a responder serían los siguientes: 1. ¿Por qué se
denomina cognitivo? 2. ¿A qué se le llama integrativo?
Según Judith Beck (2000), el postulado central del modelo cognitivo supone que
las perturbaciones psicológicas tendrían como factor común una distorsión del
pensamiento, que influiría en el estado de ánimo y en la conducta de las personas.
Así, una evaluación realista y una modificación del pensamiento producirían una
mejoría del estado anímico y del comportamiento.
Asimismo, los esquemas son un continuo que van desde lo activo a lo inactivo y
de lo modificable a lo inmodificable. En función de la valencia, los esquemas que
están siempre activos son los hipervalentes, mientras que los latentes se activan
en situaciones particulares.
Los autores sostienen que los contenidos de los esquemas son las creencias,
conformadas por la relación entre los esquemas y la realidad. Las creencias son
todo aquello en lo que se cree, son operaciones internas de los esquemas que
permiten dar sentido al mundo y que se construyen y generalizan a través de la
experiencia. Existen diferentes tipos de creencias:
a) nucleares (aquellas que forman el self del individuo, que son difíciles de
cambiar, que dan el sentido de identidad y que conforman la idiosincrasia), b)
periféricas (relacionadas con aspectos más secundarios, son más fáciles de
cambiar y tienen una menor relevancia que las nucleares).
Dentro de esta arquitectura del modelo cognitivo, Beck (en Beck, Rush, Shaw y
Emery 1983) denominó pensamientos automáticos a aquellos pensamientos que
aparecen en el fluir del pensamiento normal y que condicionan su dirección o
curso. Al atribuírseles una certeza absoluta, no son cuestionados y determinan la
conducta y el afecto. Descriptos como breves y telegráficos, pueden ser verbales o
aparecer en forma de imágenes, y se imponen de manera automática. Son
fugaces, conscientes y pueden entenderse como la expresión o manifestación
clínica de las creencias. Una característica distintiva de estos pensamientos es
que son reconocidos más fácilmente por la persona, mientras que las creencias,
cuanto más nucleares son, menos reconocimiento tienen.
En un estudio realizado por Carreras y Tolosa (2014) sobre los AT, cuya
muestra era de 106 sujetos, al analizar el encuadre terapéutico (Psicoanalítico,
Cognitivo-Integrativo, Conductual o Sistémico) con el que los auxiliares se sentían
más cómodos cumpliendo su función, no se verificaron diferencias con
significación estadística. Los valores significativos estuvieron más asociados a la
demanda del paciente y al encuadre terapéutico que al marco teórico que lo
sustentaba.
TAREAS TERAPEUTICAS
Psicoeducación
Modelo
Cognitivo
Entrenamiento en
Habilidades Sociales
Psicoeducación
Teoría del Aprendizaje Social
Modelo Conductual
Neuropsicologia Ecológica
TAREAS TERAPEUTICAS
Así, desde esta perspectiva, cualquier intervención que se realice debe iniciarse
con la consideración de los procesos básicos de la persona. Es decir, si se
pretende que un paciente modifique un patrón de conducta, que desarrolle una
mejor autoeficacia percibida, que aprenda una habilidad en particular y realice una
resignificación de la experiencia vivida, deberá poseer las condiciones
neuropsicológicas apropiadas que le permitan sostener las demás áreas
funcionales. De igual manera, al pensar este modelo como un sistema, un cambio
producido en cualquiera de las áreas funcionales influirá de cierta manera en las
restantes. Así, por ejemplo, la generación de una nueva habilidad social
(entrenamientos en habilidades sociales) en un paciente está asociada al ensayo
conductual, que potencia la resignificación cognitiva de la experiencia de exclusión
vivida (modelo cognitivo), influyendo, a su vez, en una mejor autoeficacia percibida
(teoría del aprendizaje social).
Asimismo, la neurofuncionalidad ( Mias y Krawchik, 2002 – Ardila, 2001)) brinda
el sustrato, en primera instancia, y luego se retroalimenta positivamente. Se
mostró (Iragorri, Rosas, Hernández y Orozco- Cabal, 2009) que la psicoterapia
produce cambios en las tasas metabólicas neuronales, a nivel neuroquímico (en
especial los niveles de serotonina), y estimulación de la plasticidad neuronal. Del
mismo modo, al ser la psicoterapia un proceso equiparable a la exposición crónica
a un estímulo controlado, parte de sus efectos sobre el comportamiento pueden
explicarse a través de un proceso de aprendizaje, que hallan su sustrato en los
mecanismos moleculares de la memoria y el aprendizaje.
Bibliografía:
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Buenos Aires: Letra Viva.