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Las terapias cognitivas han nacido de la mano de diversos autores pioneros que han coincidido
en su enfoque sobre el papel de los procesos mentales. Se puede distinguir tres orígenes
principales de las terapias cognitivas:
Conceptos Básicos
Las estructuras cognitivas establecen las prioridades del procesamiento de información, dados
los límites del procesamiento estimular de nuestro sistema perceptivo. Los esquemas permiten
al perceptor identificar los estímulos rápidamente, categorizar los acontecimientos,
seleccionar estrategias para obtener nueva información, resolver problemas y alcanzar metas.
Los individuos poseen esquemas específicos para distintas áreas.
Según la naturaleza de sus proposiciones cognitivas podemos hablar de esquemas sociales,
esquemas obre el self y otros. Estos esquemas sobre el self los que organizan y guían el
procesamiento de la información acerca del self contenida en las experiencias sociales del
individuo. Resultan los más relevantes para la psicoterapia.
Operaciones cognitivas
Las operaciones cognitivas son los procesos en los que los diferentes componentes del sistema
cognitivo operan de forma interactiva para procesa la información. Son las responsables de la
manipulación de los datos sensoriales. Turk y Salovey sugieren que es difícil tratar por
separado las estructuras y los procesos cognitivos puesto que estos procesos están
gobernados por las estructuras cognitivas, a la vez que influyen en estas.
Según Neimeyer, el proceso de construcción es el que formaliza estas operaciones como ciclo
de experiencias. Tal proceso parte de la metáfora de la persona como científico que pone a
prueba hipótesis mediante su conducta. Según esta metáfora, la experiencia se ve como un
proceso de construcción y revisión del significado, donde la hipótesis que ha construido el
sujeto acerca de si mismo se ve validada o invalidada. A la conducta se la considera un
encuentro con los acontecimientos en el que se ponen a prueba los significados personales. La
conducta no se concibe como una reacción, sino como una acción que forman parte del
proceso de dar significado. Este proceso implicara emociones.
Productos cognitivos
A partir de los años 70 relacionan la efectividad de la persona para enfrentarse al mundo con la
habilidad para el uso adecuado del razonamiento y las estrategias de resolución de problemas.
Este enfoque no concibe los problemas desde un punto de vista patológico sino como
situaciones problemas desde un punto de vista patológico sino como situaciones vitales que
requieren una solución para lograr un funcionamiento efectivo, pero para la que el sujeto no
cuenta con una respuesta inmediatamente disponible.
El énfasis en la actividad del organismo implica que los procesos psicológicos y la acción no se
conciben como funcional o fisiológicamente distintos. El sistema nervioso no solo construye su
output sino que en gran medida construye también su input. La percepción en sin misma se
considera acción dado que implica la imposición activa de un orden sobre la información no
psicológica presente en el amiente. Nuestra experiencia refleja la actividad clasificatoria,
autorreferente, de la mente humana. La mente se considera un sistema de reglas abstractas
de clasificación capaz de producir un orden relacional del cual deriva nuestro conocimiento
sobre el mundo y sobre nosotros mismos. La actividad mental se concibe como la construcción
de modelos estructurales tanto de la realidad externa como interna.
Las emociones son indicadores de cambios cualitativos en las estructuras tacitas, por lo que
merecen una atención especial por parte de este enfoque.
Método terapéutico.
La orientación empírica de esta terapia convierte el sistema cerrado de creencias del cliente en
abierto. El cuestionamiento es el principal instrumento técnico, y la experimentación
conductual es la mejor forma de investigar la validez de sus supuestos específicos.
La relación terapéutica
Los pensamientos del cliente se consideran hipótesis a verificar. Cliente y terapeuta examinan
la evidencia disponible, a la vez que pueden diseñar experimentos para poner a prueba las
hipótesis del cliente. El terapeuta no tiene que persuadir al paciente de que sus puntos de vista
son ilógicos o incoherentes con la realidad; los pacientes descubren tales incoherencias por sí
mismos. Esta forma de cooperación definida por Yung y Beck como empirismo colaborativo.
Los modelos cognitivos difieren en el papel del terapeuta en tal colaboración. Kelly reconoce
que en el esquema inevitable de las cosas, el mismo es una experiencia validadora que el
cliente debe tener en cuenta a la hora de contar el resultado de sus experimentos
terapéuticos.
El cliente ve al terapeuta con sus constructos que son fruto de su experiencia pasada
(¿transferencia?). El terapeuta actúa como agente validador, como proveedor de validación
para aquellos constructos que son útiles, y como proveedor de invalidación para aquellos que
resultan problemáticos. El terapeuta acompaña al cliente tras la invalidación y el consiguiente
proceso de reconstrucción que conlleva.
Los modelos cognitivos coinciden en suscribir las actitudes del terapeuta propuestas por
Rogers como necesarias, aunque rechazan su carácter de suficientes. Todos los modelos
cognitivos reconocen la utilidad de la calidez, empatía, autenticidad y aceptación. El terapeuta
cognitivo debe mostrarse también activo, señalando problemas y dificultades, centrándose en
aspectos concretos. Debe proponer y representar roles y animar al sujeto a llevar a cabo
experimentos controlados.
Recursos técnicos
Entre las terapias cognitivas, se describen sus distintos ingredientes técnicos con
independencia del modelo en el que se han generado.
El proceso terapéutico
Cada modelo se caracteriza por una propuesta de proceso terapéutico, e incluso dentro de un
mismo modelo existen distintos procesos o programas para problemas especifico. Los modelos
también difieren en el grado de abstracción o especificidad en su propuesta del proceso
terapéutico
En los enfoques de Beck y Ellis, la actitud terapéutica no sufre variaciones en función del
tupo de trastorno que se esté tratando. Estas terapias cognitivas no constituyen una
psicoterapéutica diferencial. Se postula que lo que varía de un tipo de trastorno a otro es
el contenido cognitivo que se distorsiona o que resulta irracional. Pero lo que resulta
relevante, desde el punto de vista terapéutico, del contenido cognitivo es el hecho de que
es un contenido distorsionado o irracional. Ni su génesis ni su posible utilidad funcional en
el contexto vital del cliente resultan especialmente importantes para enfocar el
tratamiento.
En relación con los criterios de éxito terapéutico, los modelos cognitivos prestan
considerable atención a la eliminación de síntomas.
Perspectivas actuales
a) Reestructuración cognitiva
b) Habilidades de afrontamiento
c) Resolución de problemas
Mahoney y Gabriel sugieren distinguir entre las terapias cognitivas que adoptan:
En esta perspectiva las emociones, incluso las extremas, no se ven solo como algo trastornado
que hay que eliminar sino como formas primitivas y poderosas de conocimiento que indican
estados importantes de transición de la estructura holística del self.
A la luz de esta clasificación general se pueden encuadrar otras categorías específicas. Dentro
de la perspectiva racionalista, hemos distinguido el entrenamiento de habilidades de la
reestructuración cognitiva. Mientras que el primero sitúa la raíz de los problemas en el déficit
de aprendizaje o habilidades cognitivas, el segundo sostiene que las creencias o pensamientos
erróneos son los responsables de los trastornos. Asimismo, podemos distinguir entre el
entrenamiento de habilidades de (1) autocrontol (para ayudar a que el sujeto controle mejor
su conducta mediante auto observación, autoevaluación más positiva y consiguiente refuerzo
de las conductas deseadas), (2) resolución de problemas (para ayudar a que la persona se
plantee adecuadamente sus problemas, genere un buen número de posibles soluciones
alternativas, seleccione las más adecuadas y revise su decisión de forma sistemática), y (3) de
enfrentamiento a la ansiedad, al estrés, al dolor o a cualquier otro trastorno o dificultad.
Esta clasificación debe considerarse como una propuesta tentativa de organizar un campo, hoy
por hoy bien diverso, en el que abundan los contenciosos terminológicos y las posiciones
encontradas.
Insuficiencias:
1- Mayor vinculación entre las terapias cognitivas y la psicología cognitiva. Esta mayor
vinculación permitiría ir un paso más allá de los contenidos cognitivos distorsionados,
para elaborar hipótesis sobre la génesis y valor de tales contenidos.
2- Necesidades de prestar mayor atención a los factores emocionales y motivacionales
3- Necesidad de mejorar los procedimientos de evaluación cognitiva. Los más utilizados
consisten en auto informes del sujeto. Sería deseable contar con medidas de
observación objetiva indicadoras de que el clienta esta atravesado determinado
proceso cognitivo-emocional, en el sentido del diagnóstico del proceso propuesto por
Greenberg. Pensamos que ello facilitaría el estudio del proceso terapéutico en la
terapia cognitiva.
4- Necesidad de clarificar la diversidad delas terapias cognitivas. Como ya hemos visto,
resulta difícil fijar características definitorias precisas de las terapias cognitivas frente a
otro tipo de enfoques, aunque algunos autores consideran que la proliferación de
enfoques cognitivos es un signo de complejidad y desarrollo.
5- Necesidad de superar el énfasis restrictivo en lo individual.
Al margen de estas limitaciones de las terapias cognitivas podrían señalarse otras, tales como
la necesidad de una mayor corroboración empírica de la eficacia de las técnicas cognitivas.
Creemos que la mayor parte de las insuficiencias señaladas pueden retrotraerse a un aspecto
básico: la necesidad de una clarificación del concepto de cognición en el marco de una teoría
integradora del afecto, la cognición y la conducta. En este sentido, la aportación del
constructivismo nos parece esencial y coincidimos con la visión positiva que Greenberg le
otorga en el desarrollo futuro de la terapia cognitiva.