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Chachagui (N), junio de 2023.

Señores:
JUZGADO CONSTITUCIONAL DE PASTO (REPARTO)
E. S. D.

Ref.: ACCIÓN DE TUTELA.


ACCIONANTE: ONEIDA DEL PILAR DE LA CRUZ HIGIDIO, identificada con la Cédula de
Ciudadanía No. 1.086.329704 de Chachagui – Nariño, agente oficioso de mi hija menor de edad
YASURI MADELEINE YASENI DE LA CUZ HIGIDIO.
ACCIONADOS: EMSSANAR E.P.S identificada con NIT No. 901.021.565.

ONEIDA DEL PILAR DE LA CRUZ HIGIDIO, mayor de edad y domiciliada en el Municipio


de Chachagui, departamento de Nariño, identificada con cédula de ciudadanía No. 1.086.329704
expedida en Chachagui (Nariño), actuando en calidad de agente oficioso de mi hija menor de
edad, YASURI MADELEINE YASENI DE LA CUZ HIGIDIO, identificada con Tarjeta de
Identidad No. 1.061.725.408, me dirijo a Usted, muy respetuosamente, con el fin de solicitarle el
amparo constitucional consagrado en el artículo 86 y Decreto 2591 de 1991, denominado ACCIÓN
DE TUTELA, para que se salvaguarden los derechos fundamentales a la salud, seguridad social y a
la vida en condiciones dignas de mi hija, los cuales vienen siendo vulnerados por la Empresa
EMSSANAR E.P.S identificada con NIT No. 901.021.565, con fundamento en los siguientes:

I. HECHOS

1. Mi hija YASURI MADELEINE YASENI DE LA CUZ HIGIDIO, es una niña menor de


edad de 16 años, afiliada al régimen subsidiado de salud a la EPS EMSSANAR y registrada
al grupo de SISBEN A1 Pobreza extrema, quien presenta diagnóstico de salud principal
“C846 LINFOMA ANAPLASICO DE CELULAS GRANDES AÑK-POSITIVA-
CANCER” y derivados “B392 INFECCION PULMONAR DEBIDA A HISTOPLASMA
CAPSULATUM SIN OTRA ESPECIFICACION, B487 MICOSIS OPORTUNISTASI509
INDUFICIENCIA CARDIACA NO ESPECIFICADA”, que requieren atención en salud de
manera integral y continua, como consta en el registro civil y la historia clínica que se
anexan a la presente.

2. Aunado a lo anterior, actualmente no tengo un trabajo formal y mi ocupación es madre de


familia, vivimos en una vereda llamada la Cruz del municipio de Chachagui, en una casa
familiar, en donde mi núcleo familiar está conformada por mis tres hijas Jorelly Natalia de
la Cruz, Dulce María de la Cruz, Analith Yineth de la Cruz, de 12 años 9 y 5 años
respectivamente, quienes están cursando la primaria, también convivo con mi madre Nelly
de la Cruz de 69 años y mi hermano Jhonatan Armando de l cruzde 33 años.

3. Como consecuencia del diagnóstico principal de mi hija relacionado anteriormente, en el


mes de enero de 2022 se le realizo una cirugía del pulmón izquierdo, que requiere atención
y control de manera mensual en el Hospital Infantil los Ángeles ubicado en la ciudad de
Pasto, por lo que fue necesario solicitar a la EPS EMSSANAR, cubrir los gastos de
transporte de mi hija y un acompañante, sin embargo; la EPS únicamente ha autorizado y
entregado los gastos de viaje desde el municipio de Chachagüi a Pasto y viceversa por valor
de CUARENTA MIL PESOS ($40.000.oo), dejando desprovisto los gastos de viaje desde
la vereda la cruz al municipio de Chachagui y viceversa que actualmente oscilan por valor
de VEINTICINCO MIL PESOS ($25.000.oo) por persona.

4. Teniendo en cuenta que las consultas de control, se están realizando en una ciudad diferente
a la de mi domicilio, es necesario que la EPS, garantice la prestación de los servicios de
transporte, al igual que de un acompañante debido a su edad y los diagnósticos de salud,
desde el lugar de su domicilio esto es desde la vereda la cruz al municipio de Chachagui
(que actualmente oscilan por valor de VEINTICINCO MIL PESOS ($25.000.oo) por
persona) y del municipio de Chachagui a la ciudad de Pasto y viceversa, a fin de asistir a
las citas programadas y no afectar su salud. De igual manera de ser necesario garantizar los
gastos de alojamiento y alimentación.

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5. Bajo este contexto, la accionada está en la obligación de aplicar el principio de integralidad
del derecho fundamental a la salud de mi hija, que garantiza la prestación de los servicios
de transporte y cuando sea necesario de alojamiento y alimentación, al igual que de un
acompañante.

6. Interpongo la presente acción de tutela por no existir otra vía inmediata e idónea para evitar
un perjuicio irremediable, pues de no autorizar y cubrir los servicios de transporte desde el
lugar de nuestro domicilio hasta la ciudad de pasto, se nos imposibilita llevar a mi hija a las
citas de control que tienen mensualmente, lo que puede poner en peligro su vida. Además,
soy una persona de escasos recursos que no tiene los medios suficientes para seguir
costeando los gastos de transporte desde mi vereda hasta el municipio de Chachagui y me
encuentra registrado en el grupo sisben A1 pobreza extrema al igual que mi hija.
Además, el artículo 49 Superior dispone que la atención en salud es un servicio público y
un derecho económico, social y cultural que el Estado debe garantizar a las personas. Ello
implica asegurar el acceso a su promoción, protección y recuperación. Adicionalmente, el
artículo 44 constitucional establece que “son derechos fundamentales de los niños: la vida,
la integridad física, la salud y la seguridad social (…)” y prevé la prevalencia de estos frente
a los derechos de los demás.

II. FUNDAMENTOS LEGALES Y JURISPRUDENCIALES.

A continuación se va a exponer la tesis, con el fin de demostrar los supuestos de hecho necesarios
para la configuración de los presupuestos axiológicos exigidos en la ley, en la viabilidad para cubrir
los servicios de transporte, alojamiento y alimentación por parte de las EPS al igual que un
acompañante.
La ley y la jurisprudencia se han encargado de determinar en qué casos es posible exigirle a las EPS
que presten los servicios de transporte, alojamiento y alimentación para el paciente y un
acompañante. De este modo, a continuación se hará un breve recuento de las condiciones para
acceder a estos servicios.
El servicio de transporte del afectado:
El literal c) del artículo 6 de la Ley 1751 de 2015 establece:
“los servicios y tecnologías de salud deben ser accesibles a todos, en condiciones de
igualdad, dentro del respeto a las especificidades de los diversos grupos vulnerables y al
pluralismo cultural. La accesibilidad comprende la no discriminación, la accesibilidad
física, la asequibilidad económica y el acceso a la información”.
La Corte Constitucional ha determinado que el transporte y los viáticos requeridos para asistir a los
servicios de salud no constituyen servicios médicos. No obstante, ha precisado que estos
constituyen elementos de acceso efectivo en condiciones dignas.
Actualmente el artículo 108 de la Resolución 2.292 de 2.021, expedida por el Ministerio de Salud y
Protección Social regula el servicio de transporte para acceder a servicios de salud, en el siguiente
tenor:

“Artículo 122. Transporte del paciente ambulatorio. El servicio de transporte en un medio


diferente a la ambulancia para acceder a una atención financiada con recursos de la UPC, no
disponible en el lugar de residencia del afiliado, será financiado en los municipios o
corregimientos con la prima adicional para zona especial por dispersión geográfica.
Parágrafo. Las EPS o las entidades que hagan sus veces, igualmente deberán pagar el
transporte del paciente ambulatorio cuando el usuario deba trasladarse a un municipio
distinto al de su residencia, para recibir los servicios mencionados en el artículo 10 de este
acto administrativo, o cuando existiendo estos en su municipio de residencia, la EPS o la
entidad que haga sus veces, no los hubiere tenido en cuenta para la conformación de su red

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de servicios. Esto aplica independientemente de si en el municipio la EPS o la entidad que
haga sus veces, recibe o no una UPC diferencial”.

Con relación al servicio de transporte para que los pacientes reciban la atención necesaria en salud,
la Corte Constitucional ha definido su jurisprudencia en el sentido de que dicha erogación se
traslada a las EPS cuando se cumplen los siguientes requisitos:

“(i) que el procedimiento o tratamiento se considere indispensable para garantizar los


derechos a la salud y a la vida de la persona; (ii) que ni el paciente ni sus familiares
cercanos tengan los recursos económicos suficientes para pagar el valor del traslado; y (iii)
que de no efectuarse la remisión se ponga en riesgo la vida, la integridad física o el estado
de salud del usuario”. A lo anterior se ha añadido que: (iv) si la atención médica en el lugar
de remisión exigiere más de un día de duración, se cubrirán los gastos de alojamiento y
manutención.

En este punto, para reforzar el argumento de que el transporte es un servicio incluido en los
servicios y tecnologías de salud financiado con recursos de la UPC, es de relevancia recordar que la
Corte Constitucional ha dicho debe ser asumido por la EPS en los casos que:

“Bajo ese entendido, dicha Resolución consagró el Título V sobre “transporte o traslado de
pacientes”, que en el artículo 120 y 121 establece las circunstancias en las que se debe
prestar el servicio de transporte de pacientes por estar incluido en el Plan de Beneficios en
Salud (PBS), con cargo a la UPC. En términos generales “el servicio de transporte para el
caso de pacientes ambulatorios se encuentra incluido en el PBS y debe ser autorizado por la
EPS cuando sea necesario que el paciente se traslade a un municipio distinto al de su
residencia (transporte intermunicipal), para acceder a una atención que también se
encuentre incluida en el PBS” 10 (Resaltado propio). Siguiendo lo anterior, en principio el
paciente únicamente está llamado a costear el servicio de transporte cuando no se encuentre
en los eventos señalados en la Resolución 5857 de 2018. Sin embargo, la jurisprudencia
constitucional ha precisado que cuando el servicio de transporte se requiera con necesidad y
no se cumplan dichas hipótesis, los costos de desplazamiento no se pueden erigir como una
barrera que impide el acceso a los servicios de salud prescritos por el médico tratante”.

Por lo tanto, la EPS debe contar con una red de prestación de servicios completa. De tal manera, si
un paciente es remitido a una IPS ubicada en un municipio diferente a su domicilio, el transporte
deberá asumirse con cargo a la UPC general pagada a la entidad promotora de salud, ya que el
desplazamiento no se puede erigir como una barrera que impide el acceso a los servicios de salud
prescritos por el médico tratante.

Ello autoriza a concluir que la EPS EMSSANAR, debe asumir los gastos de transporte con cargo a
la UPC, desde el lugar de nuestro domicilio esto es desde la vereda la cruz al municipio de
Chachagui (que actualmente oscilan por valor de DOCE MIL PESOS ($12.000.oo) por persona) y
del municipio de Chachagui a la ciudad de Pasto (que actualmente oscilan por valor de NUEVE
MIL PESOS ($9.000.oo) por persona) y viceversa, para un total de gastos de viaje completo por
valor de CUARENTA Y DOS MIL PESOS ($42.000) por persona.

La alimentación y alojamiento del afectado:

La Corte Constitucional ha señalado que estos dos elementos no constituyen servicios médicos. Por
lo tanto, cuando un usuario es remitido a un lugar distinto al de su residencia para recibir atención
médica, por regla general, los gastos de estadía deben ser asumidos por él. Sin embargo, esta Corte
ha determinado que no es posible imponer barreras insuperables para asistir a los servicios de salud,
razón por la que de manera excepcional ha ordenado su financiamiento. En consecuencia, se han
establecido las siguientes subreglas para determinar la procedencia de estos servicios:

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“i) se debe constatar que ni los pacientes ni su familia cercana cuentan con la capacidad
económica suficiente para asumir los costos; ii) se tiene que evidenciar que negar la
solicitud de financiamiento implica un peligro para la vida, la integridad física o el estado
de salud del paciente”, iii) particularmente, en las solicitudes de alojamiento, se debe
comprobar que la atención médica en el lugar de remisión exige más de un día de duración.

Por consiguiente la EPS debe cubrir los servicios de alimentación y alojamiento, ya que ni mi
familia y yo no contamos con la capacidad económica para asumir estos gastos, también si se niega
este financiamiento como lo menciono mi médico tratante está en peligro su estado de salud.

Por estas razones, se debe proteger su derecho a la salud, en virtud del principio de integralidad del
servicio por las siguientes razones: Las citas de control se están realizando en un aciudad diferente a
nuestro domicilio. La segunda, me encuentro en una condición socioeconómica vulnerable. Estoy
registrado en el grupo “A1 Pobreza extrema del SISBEN”, actualmente no estoy trabajando y
vivimos en un sector rural del Municipio de Chachagui, lo cual impone cargas adicionales para su
traslado al centro asistencial. En consecuencia, es necesario garantizar el derecho a la salud
conforme al principio de integralidad, para que pueda obtener dignamente al servicio que requiero.

Frente al servicio de trasporte, alimentación y alojamiento para un acompañante:

La Corte Constitucional en sentencia T-259 del año 2019, ha indicado:

“Transporte, alimentación y alojamiento para un acompañante. En algunas ocasiones el


paciente necesita un acompañante para recibir el tratamiento médico. Al respecto, la Corte
Constitucional ha determinado que las EPS deben costear los gastos de traslado de un
acompañante cuando (i) se constate que el usuario es “totalmente dependiente de un tercero
para su desplazamiento”; (ii) requiere de atención “permanente” para garantizar su
integridad física y el ejercicio adecuado de sus labores cotidianas; y (iii) ni él ni su núcleo
familiar tengan la capacidad económica para asumir los costos y financiar su traslado”.

Ahora bien, sobre la carencia de capacidad económica para solventar los gastos de transporte y, en
concordancia con lo expuesto, se memora la jurisprudencia de la Corte constitucional, en la cual
expresa:

“En relación con el requisito consistente en demostrar la carencia de recursos económicos


para cubrir los gastos de alimentación, alojamiento y transporte para un acompañante debe
precisarse que la ausencia de capacidad financiera puede constatarse con los elementos
allegados al expediente, cuando el paciente afirme la ausencia de recursos, la carga de la
prueba se invierte y le corresponde a la EPS desvirtuar lo dicho pero, en caso de guardar
silencio, la afirmación del paciente se entiende probada”

Bajo esta tesitura, la EPS debe cubrir el servicio de trasporte, alimentación y alojamiento para un
acompañante, teniendo en cuenta que, debido a la edad de mi hija y los diagnósticos de salud que
presenta, requiere atención y dependencia permanente de un tercero, ni mi familia y yo contamos
con la capacidad económica para asumir estos gastos de traslado.

Con fundamento en las anteriores consideraciones, la EPS debe cubrir mis gastos derivados de
alojamiento, alimentación y transporte, al igual que de un acompañante, a fin de asistir a los
controles mencionados.

DEL TRATAMIENTO INTEGRAL

El tratamiento integral tiene la finalidad de garantizar la continuidad en la prestación del servicio de


salud y evitar la interposición de acciones de tutela por cada servicio prescrito por el médico
tratante. De igual forma las empresas promotoras de salud no pueden omitir la prestación de los

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servicios de salud que impliquen la interrupción de los tratamientos por contrariedades
contractuales o administrativos y que impidan el acceso de sus afiliados a la culminación óptima de
sus tratamientos. De tal manera que, el objetivo final del tratamiento integral consiste en asegurar la
atención de las prestaciones relacionadas con las afecciones del enfermo, que los servicios y
tecnologías en salud deberán ser suministrados de manera completa para prevenir, paliar o curar la
enfermedad, y no podrá fragmentarse la responsabilidad en la prestación de un servicio de salud en
menoscabo del usuario. Así las cosas, el Alto Tribunal en Sentencia T-038-22, al respecto se ha
referido:

“De esta manera, la jurisprudencia ha explicado que la integralidad en el servicio implica que
los agentes del sistema practiquen y entreguen en su debida oportunidad los procedimientos e
insumos prescritos. Así las cosas, este grado de diligencia debe determinarse en función de lo
que el médico tratante estime pertinente para atender el diagnóstico del paciente. Por esto, el
tratamiento integral depende de (i) que existan las prescripciones emitidas por el médico, el
diagnóstico del paciente y los servicios requeridos para su atención; (ii) la EPS actúe con
negligencia en la prestación del servicio, procediendo en forma dilatoria y habiendo
programado los mismos fuera de un término razonable; y (iii) con esto, debe haber puesto en
riesgo al paciente, prolongando sus padecimientos”

En efecto, el componente de accesibilidad e integralidad, se debe conceder, toda vez que mi hija es
sujeto de especial protección constitucional debido a sus circunstancias de debilidad manifiesta y
vulnerabilidad socioeconómica; por lo tanto, se solicita que se ordene a la EPS EMSSANAR la
prestación de todos y cada uno de los servicios y tecnologías en salud, que requiera de acuerdo a su
patología y conforme con las especificaciones de los médicos tratantes, sin que medie obstáculo
alguno.

III. PROCEDENCIA DE LA AGENCIA OFICIOSA

La Constitución Política de Colombia, en su artículo 86 ha dispuesto que toda persona tendrá derecho a acudir
a la acción de tutela para reclamar ante los jueces, por sí misma o por quien actúe en su nombre, la protección
de sus derechos constitucionales fundamentales. Así, la legitimación por activa para interponer una acción de
tutela no solamente la tiene el titular del derecho sino también un tercero que lo reclame a nombre de este.

Por su parte, el inciso 2° del artículo 10° del Decreto 2591 de 1991, señala que se pueden agenciar derechos
ajenos, entre otros aspectos, cuando el titular de los mismos no esté en condiciones de promover su propia
defensa, situación que “deberá manifestarse en la solicitud” respectiva.

En esos términos, la Corte ha señalado que, en principio, los elementos de tal agencia en materia de tutela
son: i) la necesidad de que el agente oficioso indique que está actuando como tal, y ii) que el titular de los
derechos invocados no se encuentre en condición de actuar por sí mismo.

Así se ha manifestado esta corporación, en T-248 de 2010:

“ (…) la exigencia de la legitimidad por activa no es un capricho del legislador, por el


contrario, obedece al mismo reconocimiento dado por el constituyente primario a la
dignidad, la cual según jurisprudencia de esta corporación, se logra con el pleno ejercicio de
la libertad individual, y se define en la posibilidad de elegir el propio destino. No obstante,
las buenas intenciones de terceros, quien decide la puesta en marcha de los mecanismos para
la defensa de sus propios intereses, es sólo la persona idónea para hacerlo.”

Es decir, para que proceda la agencia oficiosa ha de expresarse que se actúa en tal gestión y
que el titular del derecho amenazado o vulnerado se encuentra en imposibilidad de
promover su propia defensa, sea por circunstancias físicas, como una enfermedad
incapacitante, o por razones síquicas, o ante un estado de indefensión. En todo caso, cuando
tal circunstancia ocurra, deberá acreditarse en la respectiva solicitud.”

Así las cosas, con fundamento en el criterio expuesto se tiene que es procedente la agencia oficiosa por actuar
en nombre de mi hija menor de edad.

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IV. DERECHO VIOLADOS Y CONCEPTO DE VIOLACION

De lo anterior se establece, la violación a los siguientes derechos fundamentales consagrados en la


constitución política y reiterados jurisprudencialmente:

El derecho fundamental a la salud y su goce efectivo. Reiteración de jurisprudencial:

El artículo 49 de la Constitución Política dispone que la atención de la salud y el saneamiento ambiental son
servicios públicos a cargo del Estado. En tal sentido, es este quien tiene la responsabilidad de organizar,
dirigir y reglamentar la prestación de dicha garantía bajo los principios de eficiencia, universalidad y
solidaridad. Al respecto, es preciso mencionar que hace más de dos décadas la salud fue catalogada como un
derecho prestacional cuya protección, a través de acción de tutela, dependía de su conexidad con otra garantía
de naturaleza fundamental8 . Más tarde, la perspectiva cambió y la Corte afirmó que la salud es un derecho
fundamental, autónomo e irrenunciable, que protege múltiples ámbitos de la vida humana. Esta misma postura
fue acogida en el artículo 2 de la Ley 1751 de 2015, mediante la cual se reguló el derecho fundamental a la
salud y cuyo control previo de constitucionalidad se ejerció a través de la sentencia C-313 de 201410. Sobre
la base del contenido de la Ley 1751 de 201511 y la jurisprudencia constitucional en la materia12, el derecho
a la salud es definido como “la facultad que tiene todo ser humano de mantener la normalidad orgánica
funcional, tanto física como en el plano de la operatividad mental, y de restablecerse cuando se presente una
perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser”.

Con todo, el derecho a la salud adquiere una doble connotación14, como garantía fundamental y como
servicio público a cargo del Estado. Esto conlleva la observancia de determinados principios consagrados en
la Ley 1751 de 201515 que orientan la prestación de los servicios de salud de manera oportuna, eficaz y de
calidad y que se materializan a través del establecimiento del denominado Sistema de Salud.

Habiendo analizado el contenido del derecho a la salud, es necesario hacer mención de algunos principios y
elementos que cobran relevancia de cara al análisis del caso concreto:

El principio de continuidad en la prestación del servicio de salud Reiteración de jurisprudencia.

Dentro de los principios que orientan la garantía del derecho fundamental a la salud, contenidos en la Ley
1751 de 2015, cabe destacar el principio de continuidad. Este señala que las personas tienen derecho a recibir
los servicios de salud de manera continua, es decir, una vez iniciada la prestación de un servicio determinado,
no podrá ser interrumpido por razones administrativas o económicas. Conforme al numeral 3.21 del artículo
153 de la Ley 100 de 1993, el principio en comento implica que “(…) toda persona que habiendo ingresado al
Sistema General de Seguridad Social en Salud tiene vocación de permanencia y no debe, en principio, ser
separada del mismo cuando esté en peligro su calidad de vida e integridad”. Por lo tanto, y según ha sido
expuesto por la Corte, el mencionado mandato hace parte de las responsabilidades a cargo del Estado y de los
particulares comprometidos con la prestación del servicio de salud.

Adicionalmente, esta Corporación fijó, en su momento, los criterios que deben observar las Entidades
Promotoras de Salud para garantizar la continuidad en la prestación del servicio que proporcionan a sus
usuarios, específicamente sobre tratamientos médicos ya iniciados. Al respecto indicó que: “(i) las
prestaciones en salud, como servicio público esencial, deben ofrecerse de manera eficaz, regular, continua y
de calidad, (ii) las entidades que tienen a su cargo la prestación de este servicio deben abstenerse de realizar
actuaciones y de omitir las obligaciones que supongan la interrupción injustificada de los tratamientos, (iii)
los conflictos contractuales o administrativos que se susciten con otras entidades o al interior de la empresa,
no constituyen justa causa para impedir el acceso de sus afiliados a la continuidad y finalización óptima de los
procedimientos ya iniciados”. Por lo anterior, la Corte considera que el Estado y los particulares que prestan
el servicio público de salud están en la obligación de brindar el acceso a este, atendiendo el principio de
continuidad. Así, las EPS no pueden limitar la prestación de los servicios de salud que impliquen la
suspensión o interrupción de los tratamientos “por conflictos contractuales o administrativos internos o con
las IPS contratadas, que impidan la finalización óptima de los tratamientos iniciados a los pacientes”.

En conclusión, el principio de continuidad en la prestación de los servicios de salud reviste una especial
importancia debido a que favorece el inicio, desarrollo y terminación de los tratamientos médicos de forma
completa. Lo anterior, en procura de que tales servicios no sean interrumpidos por razones administrativas,
jurídicas o financieras. Por lo tanto, el ordenamiento jurídico y la jurisprudencia constitucional desaprueban
las limitaciones injustas, arbitrarias y desproporcionadas de las EPS que afectan la conservación o
restablecimiento de la salud de los usuarios.

El deber de las EPS de garantizar a los pacientes el acceso efectivo a los servicios de salud. Reiteración
de jurisprudencia.

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Atendiendo al principio de continuidad, ya estudiado es preciso señalar que los usuarios del sistema de salud
tienen derecho a recibir la totalidad del tratamiento de acuerdo con las consideraciones del médico y que los
servicios de que gozan no deben ser suspendidos, interrumpidos o limitados por parte de las Entidades
Promotoras de Salud. Lo anterior, considerando que la interrupción de un tratamiento o la limitación del goce
de su totalidad no debe ser originada por trámites de índole administrativo, jurídico o financiero de las EPS.
De ahí que el deber impuesto a dichas entidades procura brindar un acceso efectivo a los servicios de salud.
En este sentido, la Corte Constitucional no ha sido pasiva en sus pronunciamientos frente al deber que recae
sobre las Entidades Promotoras de Salud de garantizar la efectiva materialización de este derecho. Es así
como en la sentencia T-259 de 201937 esta Corporación reiteró que “las EPS no pueden omitir la prestación
de los servicios de salud que supongan la interrupción de los tratamientos por conflictos contractuales o
administrativos, e impidan el acceso de sus afiliados a la finalización óptima de los tratamientos”.

Adicionalmente, la Corte señaló los criterios que deben ser tenidos en cuenta por las EPS para garantizar la
continuidad en la prestación del servicio que ofrecen a sus usuarios, específicamente sobre tratamientos
médicos ya iniciados, bajo el entendido de que: “(i) las prestaciones en salud, como servicio público esencial,
deben ofrecerse de manera eficaz, regular, continua y de calidad, (ii) las entidades que tienen a su cargo la
prestación de este servicio deben abstenerse de realizar actuaciones y de omitir las obligaciones que supongan
la interrupción injustificada de los tratamientos, (iii) los conflictos contractuales o administrativos que se
susciten con otras entidades o al interior de la empresa, no constituyen justa causa para impedir el acceso de
sus afiliados a la continuidad y finalización óptima de los procedimientos ya iniciados”. Por lo anterior, la
interrupción arbitraria del servicio de salud es contraria, no sólo al derecho fundamental a la salud, sino
también al derecho a la vida en condiciones dignas, a la seguridad social, a la igualdad y a la dignidad
humana, especialmente tratándose de personas con algún tipo de discapacidad física, mental o sensorial. Ellas,
como sujetos de especial protección, tienen derecho a obtener la totalidad del componente médico previsto
para el manejo del padecimiento que les sobrevino.

De manera que todos los pacientes puedan acceder efectivamente a los requerimientos necesarios para atender
su condición de salud y tengan la oportunidad de vivir en el mayor nivel de bienestar posible. En síntesis, para
la Corte, el Estado y los particulares vinculados a la prestación del servicio público de salud deben facilitar su
acceso en observancia de los principios que rigen la garantía del derecho a la salud. Lo anterior, implica que
las EPS no deben omitir la prestación de los servicios de salud por conflictos contractuales o administrativos
internos o con las IPS contratadas, que impidan el acceso, práctica y finalización óptima de los tratamientos
iniciados a los pacientes.

El derecho fundamental a la salud de los niños y las niñas.

El artículo 49 Superior dispone que la atención en salud es un servicio público y un derecho económico,
social y cultural que el Estado debe garantizar a las personas. Ello implica asegurar el acceso a su promoción,
protección y recuperación. Adicionalmente, el artículo 44 constitucional establece que “son derechos
fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social (…)” y prevé la
prevalencia de estos frente a los derechos de los demás. Esta disposición constitucional es concordante con lo
establecido en tratados internacionales suscritos por Colombia, como es el caso de la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño[58]. Este instrumento obliga al Estado a asegurar la atención en
salud a los menores de edad con estándares de calidad, al hacer referencia al más alto nivel posible y de
accesibilidad, indicando que deben adelantarse esfuerzos para asegurar que no se prive el goce de estos
servicios a los menores.

A nivel legal, el artículo 27 del Código de Infancia y Adolescencia establece que “todos los niños, niñas y
adolescentes tienen derecho a la salud integral. La salud es un estado de bienestar físico, psíquico y
fisiológico y no solo la ausencia de enfermedad. Ningún Hospital, Clínica, Centro de Salud y demás entidades
dedicadas a la prestación del servicio de salud, sean públicas o privadas, podrán abstenerse de atender a un
niño, niña que requiera atención en salud”. Igualmente, este código contiene un mandato específico sobre la
atención en salud para los menores en situación de discapacidad, previendo su artículo 36 que “los niños, las
niñas y los adolescentes con discapacidad tienen derecho a gozar de una calidad de vida plena, y a que se les
proporcionen las condiciones necesarias por parte del Estado para que puedan valerse por sí mismos, e
integrarse a la sociedad. Así mismo: (…) A la habilitación y rehabilitación, para eliminar o disminuir las
limitaciones en las actividades de la vida diaria”.

En el mismo sentido la Ley 1751 de 2015[60] reitera la prevalencia del derecho fundamental a la salud de los
menores de edad y se dispone su atención integral, ordenando al Estado implementar las medidas necesarias
para ello, las cuales deben adoptarse de acuerdo con los diferentes ciclos vitales[61]. Además, por medio de
esta ley también se determinó que la atención en salud de los niños, niñas y adolescentes no puede estar
limitada bajo ninguna restricción administrativa o económica.

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La Corte Constitucional ha establecido el carácter fundamental del derecho a la salud de los niños y las niñas.
En este sentido sostuvo la Corte en sentencia SU-225 de 1998 que “del artículo 44 se deriva claramente que,
la Constitución, respetuosa del principio democrático, no permite, sin embargo, que la satisfacción de las
necesidades básicas de los niños quede, integralmente, sometida a las mayorías políticas eventuales”. Según la
Corte “por esta razón, la mencionada norma dispone que los derechos allí consagrados son derechos
fundamentales, vale decir, verdaderos poderes en cabeza de los menores, que pueden ser gestionados en su
defensa por cualquier persona, contra las acciones u omisiones de las autoridades públicas y de los
particulares”. Advirtió además que “se trata entonces de derechos que tienen un contenido esencial de
aplicación inmediata que limita la discrecionalidad de los órganos políticos y que cuenta con un mecanismo
judicial reforzado para su protección: la acción de tutela”. El derecho a la salud de los niños y niñas adquiere
una protección adicional en la Ley Estatutaria de Salud. La Corte sostuvo en sentencia C-313 de 2014 que “El
artículo 44 de la Carta, en su inciso último, consagra la prevalencia de los derechos de los niños sobre los
derechos de los demás. Este predominio se justifica, entre otras razones, por la imposibilidad para estos
sujetos de participar en el debate democrático, dado que sus derechos políticos requieren para su habilitación
de la mayoría de edad. Esta consideración de los derechos del niño, igualmente encuentra asidero en el
principio rector del interés superior del niño, el cual, ha sido reconocido en la Convención de los derechos del
niño, cuyo artículo 3, en su párrafo 1, preceptúa que en todas las medidas concernientes a los niños, se debe
atender el interés superior de estos (…)”.

En este sentido, cualquier consideración en lo referente a la atención en salud de los niños y niñas debe verse
determinada por la fundamentalidad de su derecho, la prevalencia de este sobre los derechos de los demás y la
amplía jurisprudencia de la Corte en la materia encaminada a reconocer la protección reforzada de los
menores de edad en lo referente a la satisfacción de sus derechos.

V. MEDIOS PROBATORIOS

A fin de probar los hechos me permito presentar las siguientes pruebas:

Documentales en copia simple:


- Cédula de ciudadanía – Agente Oficioso.
- Registro civil de mi hija.
- Epicrisis Hospital Infantil los Ángeles.
- Certificados grupo del SISBEN A1 POBREZA EXTREMA.

VI. AGENTE OFICIOSO

Interpongo la presente acción de tutela en nombre y representación de mi hija YASURI


MADELEINE YASENI DE LA CUZ HIGIDIO

VII. PRETENSIONES

En virtud de lo anterior le solicito a su señoría se sirva conceder las siguientes pretensiones:

1. Amparar los derechos fundamentales a la salud, seguridad social, vida digna de mi hija
YASURI MADELEINE YASENI DE LA CUZ HIGIDIO, los cuales están siendo
directamente conculcados por EMSSANAR E.P.S identificada con NIT No. 901.021.565.

2. Ordenar a la EPS EMSSANAR, por intermedio de su representante legal o quien haga sus
veces, para que dentro del término de 48 horas contados a partir de la notificación del fallo
de tutela, autorice y cubra los gastos de transporte de mi hija y los de un acompañante
desde nuestro domicilio, esto es desde la vereda SANCHEZ al municipio de Chachagui
y desde el municipio de Chachagui a la ciudad de Pasto y cuando sea necesario los
gastos derivados de alojamiento y alimentación, con el fin de asistir a los controles
mensuales programados en la ciudad de pasto.

3. Se inste a la EPS EMSSANAR, para que garantice a mi hija el tratamiento integral y en


consecuencia que en lo sucesivo sin dilaciones, autoricen y garanticen, todos los
procedimientos, exámenes, medicamentos, consultas, que se deriven de su diagnóstico,
como también viáticos, tiquetes y alojamiento cuando sean autorizados a una ciudad distinta
a su domicilio, los cuales sean necesarios para el tratamiento médico, con sujeción a la ley
1751 de 2015, través de las clínicas, IPS, hospitales o entidades de salud que tenga contrato
o convenio.

email: santiagoenriquezv@gmail.com Cra. 24 17 - 75 203


4. Advertir a los accionados que el incumplimiento a los fallos de tutela dará lugar a que se les
inicie Incidente de Desacato y se les compulsen copias ante la Fiscalía por las conductas
típicas en que se pudiere incurrir.

VIII. ANEXOS

Solicito se tengan como anexos los documentos relacionados en el acápite de pruebas.

IX. MANIFESTACIÓN BAJO JURAMENTO

Bajo la gravedad del juramento que se entiende prestado con la presentación de la presente,
manifiesto que no he interpuesto acción de tutela ante otra autoridad por los mismos hechos y
derechos originarios de la presente Acción de Tutela.

X. NOTIFICACIONES

EMSSANAR EPS, ubicada en la Calle 11 a Cra 33 Esquina B/ La Aurora de Pasto (Nariño) o al


correo electrónico tutelasrnp@emssanar.org.co.

La suscrita al correo electrónico santiagoenriquezv@gmail.com

Cordialmente,

ONEIDA DEL PILAR DE LA CRUZ HIGIDIO


C.C. No 1.086.329704 de Chachagui.
CEL: 3185857300

email: santiagoenriquezv@gmail.com Cra. 24 17 - 75 203

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