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Señores:
JUZGADO CONSTITUCIONAL DE PASTO (REPARTO)
E. S. D.
I. HECHOS
4. Teniendo en cuenta que las consultas de control, se están realizando en una ciudad diferente
a la de mi domicilio, es necesario que la EPS, garantice la prestación de los servicios de
transporte, al igual que de un acompañante debido a su edad y los diagnósticos de salud,
desde el lugar de su domicilio esto es desde la vereda la cruz al municipio de Chachagui
(que actualmente oscilan por valor de VEINTICINCO MIL PESOS ($25.000.oo) por
persona) y del municipio de Chachagui a la ciudad de Pasto y viceversa, a fin de asistir a
las citas programadas y no afectar su salud. De igual manera de ser necesario garantizar los
gastos de alojamiento y alimentación.
6. Interpongo la presente acción de tutela por no existir otra vía inmediata e idónea para evitar
un perjuicio irremediable, pues de no autorizar y cubrir los servicios de transporte desde el
lugar de nuestro domicilio hasta la ciudad de pasto, se nos imposibilita llevar a mi hija a las
citas de control que tienen mensualmente, lo que puede poner en peligro su vida. Además,
soy una persona de escasos recursos que no tiene los medios suficientes para seguir
costeando los gastos de transporte desde mi vereda hasta el municipio de Chachagui y me
encuentra registrado en el grupo sisben A1 pobreza extrema al igual que mi hija.
Además, el artículo 49 Superior dispone que la atención en salud es un servicio público y
un derecho económico, social y cultural que el Estado debe garantizar a las personas. Ello
implica asegurar el acceso a su promoción, protección y recuperación. Adicionalmente, el
artículo 44 constitucional establece que “son derechos fundamentales de los niños: la vida,
la integridad física, la salud y la seguridad social (…)” y prevé la prevalencia de estos frente
a los derechos de los demás.
A continuación se va a exponer la tesis, con el fin de demostrar los supuestos de hecho necesarios
para la configuración de los presupuestos axiológicos exigidos en la ley, en la viabilidad para cubrir
los servicios de transporte, alojamiento y alimentación por parte de las EPS al igual que un
acompañante.
La ley y la jurisprudencia se han encargado de determinar en qué casos es posible exigirle a las EPS
que presten los servicios de transporte, alojamiento y alimentación para el paciente y un
acompañante. De este modo, a continuación se hará un breve recuento de las condiciones para
acceder a estos servicios.
El servicio de transporte del afectado:
El literal c) del artículo 6 de la Ley 1751 de 2015 establece:
“los servicios y tecnologías de salud deben ser accesibles a todos, en condiciones de
igualdad, dentro del respeto a las especificidades de los diversos grupos vulnerables y al
pluralismo cultural. La accesibilidad comprende la no discriminación, la accesibilidad
física, la asequibilidad económica y el acceso a la información”.
La Corte Constitucional ha determinado que el transporte y los viáticos requeridos para asistir a los
servicios de salud no constituyen servicios médicos. No obstante, ha precisado que estos
constituyen elementos de acceso efectivo en condiciones dignas.
Actualmente el artículo 108 de la Resolución 2.292 de 2.021, expedida por el Ministerio de Salud y
Protección Social regula el servicio de transporte para acceder a servicios de salud, en el siguiente
tenor:
Con relación al servicio de transporte para que los pacientes reciban la atención necesaria en salud,
la Corte Constitucional ha definido su jurisprudencia en el sentido de que dicha erogación se
traslada a las EPS cuando se cumplen los siguientes requisitos:
En este punto, para reforzar el argumento de que el transporte es un servicio incluido en los
servicios y tecnologías de salud financiado con recursos de la UPC, es de relevancia recordar que la
Corte Constitucional ha dicho debe ser asumido por la EPS en los casos que:
“Bajo ese entendido, dicha Resolución consagró el Título V sobre “transporte o traslado de
pacientes”, que en el artículo 120 y 121 establece las circunstancias en las que se debe
prestar el servicio de transporte de pacientes por estar incluido en el Plan de Beneficios en
Salud (PBS), con cargo a la UPC. En términos generales “el servicio de transporte para el
caso de pacientes ambulatorios se encuentra incluido en el PBS y debe ser autorizado por la
EPS cuando sea necesario que el paciente se traslade a un municipio distinto al de su
residencia (transporte intermunicipal), para acceder a una atención que también se
encuentre incluida en el PBS” 10 (Resaltado propio). Siguiendo lo anterior, en principio el
paciente únicamente está llamado a costear el servicio de transporte cuando no se encuentre
en los eventos señalados en la Resolución 5857 de 2018. Sin embargo, la jurisprudencia
constitucional ha precisado que cuando el servicio de transporte se requiera con necesidad y
no se cumplan dichas hipótesis, los costos de desplazamiento no se pueden erigir como una
barrera que impide el acceso a los servicios de salud prescritos por el médico tratante”.
Por lo tanto, la EPS debe contar con una red de prestación de servicios completa. De tal manera, si
un paciente es remitido a una IPS ubicada en un municipio diferente a su domicilio, el transporte
deberá asumirse con cargo a la UPC general pagada a la entidad promotora de salud, ya que el
desplazamiento no se puede erigir como una barrera que impide el acceso a los servicios de salud
prescritos por el médico tratante.
Ello autoriza a concluir que la EPS EMSSANAR, debe asumir los gastos de transporte con cargo a
la UPC, desde el lugar de nuestro domicilio esto es desde la vereda la cruz al municipio de
Chachagui (que actualmente oscilan por valor de DOCE MIL PESOS ($12.000.oo) por persona) y
del municipio de Chachagui a la ciudad de Pasto (que actualmente oscilan por valor de NUEVE
MIL PESOS ($9.000.oo) por persona) y viceversa, para un total de gastos de viaje completo por
valor de CUARENTA Y DOS MIL PESOS ($42.000) por persona.
La Corte Constitucional ha señalado que estos dos elementos no constituyen servicios médicos. Por
lo tanto, cuando un usuario es remitido a un lugar distinto al de su residencia para recibir atención
médica, por regla general, los gastos de estadía deben ser asumidos por él. Sin embargo, esta Corte
ha determinado que no es posible imponer barreras insuperables para asistir a los servicios de salud,
razón por la que de manera excepcional ha ordenado su financiamiento. En consecuencia, se han
establecido las siguientes subreglas para determinar la procedencia de estos servicios:
Por consiguiente la EPS debe cubrir los servicios de alimentación y alojamiento, ya que ni mi
familia y yo no contamos con la capacidad económica para asumir estos gastos, también si se niega
este financiamiento como lo menciono mi médico tratante está en peligro su estado de salud.
Por estas razones, se debe proteger su derecho a la salud, en virtud del principio de integralidad del
servicio por las siguientes razones: Las citas de control se están realizando en un aciudad diferente a
nuestro domicilio. La segunda, me encuentro en una condición socioeconómica vulnerable. Estoy
registrado en el grupo “A1 Pobreza extrema del SISBEN”, actualmente no estoy trabajando y
vivimos en un sector rural del Municipio de Chachagui, lo cual impone cargas adicionales para su
traslado al centro asistencial. En consecuencia, es necesario garantizar el derecho a la salud
conforme al principio de integralidad, para que pueda obtener dignamente al servicio que requiero.
Ahora bien, sobre la carencia de capacidad económica para solventar los gastos de transporte y, en
concordancia con lo expuesto, se memora la jurisprudencia de la Corte constitucional, en la cual
expresa:
Bajo esta tesitura, la EPS debe cubrir el servicio de trasporte, alimentación y alojamiento para un
acompañante, teniendo en cuenta que, debido a la edad de mi hija y los diagnósticos de salud que
presenta, requiere atención y dependencia permanente de un tercero, ni mi familia y yo contamos
con la capacidad económica para asumir estos gastos de traslado.
Con fundamento en las anteriores consideraciones, la EPS debe cubrir mis gastos derivados de
alojamiento, alimentación y transporte, al igual que de un acompañante, a fin de asistir a los
controles mencionados.
“De esta manera, la jurisprudencia ha explicado que la integralidad en el servicio implica que
los agentes del sistema practiquen y entreguen en su debida oportunidad los procedimientos e
insumos prescritos. Así las cosas, este grado de diligencia debe determinarse en función de lo
que el médico tratante estime pertinente para atender el diagnóstico del paciente. Por esto, el
tratamiento integral depende de (i) que existan las prescripciones emitidas por el médico, el
diagnóstico del paciente y los servicios requeridos para su atención; (ii) la EPS actúe con
negligencia en la prestación del servicio, procediendo en forma dilatoria y habiendo
programado los mismos fuera de un término razonable; y (iii) con esto, debe haber puesto en
riesgo al paciente, prolongando sus padecimientos”
En efecto, el componente de accesibilidad e integralidad, se debe conceder, toda vez que mi hija es
sujeto de especial protección constitucional debido a sus circunstancias de debilidad manifiesta y
vulnerabilidad socioeconómica; por lo tanto, se solicita que se ordene a la EPS EMSSANAR la
prestación de todos y cada uno de los servicios y tecnologías en salud, que requiera de acuerdo a su
patología y conforme con las especificaciones de los médicos tratantes, sin que medie obstáculo
alguno.
La Constitución Política de Colombia, en su artículo 86 ha dispuesto que toda persona tendrá derecho a acudir
a la acción de tutela para reclamar ante los jueces, por sí misma o por quien actúe en su nombre, la protección
de sus derechos constitucionales fundamentales. Así, la legitimación por activa para interponer una acción de
tutela no solamente la tiene el titular del derecho sino también un tercero que lo reclame a nombre de este.
Por su parte, el inciso 2° del artículo 10° del Decreto 2591 de 1991, señala que se pueden agenciar derechos
ajenos, entre otros aspectos, cuando el titular de los mismos no esté en condiciones de promover su propia
defensa, situación que “deberá manifestarse en la solicitud” respectiva.
En esos términos, la Corte ha señalado que, en principio, los elementos de tal agencia en materia de tutela
son: i) la necesidad de que el agente oficioso indique que está actuando como tal, y ii) que el titular de los
derechos invocados no se encuentre en condición de actuar por sí mismo.
Es decir, para que proceda la agencia oficiosa ha de expresarse que se actúa en tal gestión y
que el titular del derecho amenazado o vulnerado se encuentra en imposibilidad de
promover su propia defensa, sea por circunstancias físicas, como una enfermedad
incapacitante, o por razones síquicas, o ante un estado de indefensión. En todo caso, cuando
tal circunstancia ocurra, deberá acreditarse en la respectiva solicitud.”
Así las cosas, con fundamento en el criterio expuesto se tiene que es procedente la agencia oficiosa por actuar
en nombre de mi hija menor de edad.
El artículo 49 de la Constitución Política dispone que la atención de la salud y el saneamiento ambiental son
servicios públicos a cargo del Estado. En tal sentido, es este quien tiene la responsabilidad de organizar,
dirigir y reglamentar la prestación de dicha garantía bajo los principios de eficiencia, universalidad y
solidaridad. Al respecto, es preciso mencionar que hace más de dos décadas la salud fue catalogada como un
derecho prestacional cuya protección, a través de acción de tutela, dependía de su conexidad con otra garantía
de naturaleza fundamental8 . Más tarde, la perspectiva cambió y la Corte afirmó que la salud es un derecho
fundamental, autónomo e irrenunciable, que protege múltiples ámbitos de la vida humana. Esta misma postura
fue acogida en el artículo 2 de la Ley 1751 de 2015, mediante la cual se reguló el derecho fundamental a la
salud y cuyo control previo de constitucionalidad se ejerció a través de la sentencia C-313 de 201410. Sobre
la base del contenido de la Ley 1751 de 201511 y la jurisprudencia constitucional en la materia12, el derecho
a la salud es definido como “la facultad que tiene todo ser humano de mantener la normalidad orgánica
funcional, tanto física como en el plano de la operatividad mental, y de restablecerse cuando se presente una
perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser”.
Con todo, el derecho a la salud adquiere una doble connotación14, como garantía fundamental y como
servicio público a cargo del Estado. Esto conlleva la observancia de determinados principios consagrados en
la Ley 1751 de 201515 que orientan la prestación de los servicios de salud de manera oportuna, eficaz y de
calidad y que se materializan a través del establecimiento del denominado Sistema de Salud.
Habiendo analizado el contenido del derecho a la salud, es necesario hacer mención de algunos principios y
elementos que cobran relevancia de cara al análisis del caso concreto:
Dentro de los principios que orientan la garantía del derecho fundamental a la salud, contenidos en la Ley
1751 de 2015, cabe destacar el principio de continuidad. Este señala que las personas tienen derecho a recibir
los servicios de salud de manera continua, es decir, una vez iniciada la prestación de un servicio determinado,
no podrá ser interrumpido por razones administrativas o económicas. Conforme al numeral 3.21 del artículo
153 de la Ley 100 de 1993, el principio en comento implica que “(…) toda persona que habiendo ingresado al
Sistema General de Seguridad Social en Salud tiene vocación de permanencia y no debe, en principio, ser
separada del mismo cuando esté en peligro su calidad de vida e integridad”. Por lo tanto, y según ha sido
expuesto por la Corte, el mencionado mandato hace parte de las responsabilidades a cargo del Estado y de los
particulares comprometidos con la prestación del servicio de salud.
Adicionalmente, esta Corporación fijó, en su momento, los criterios que deben observar las Entidades
Promotoras de Salud para garantizar la continuidad en la prestación del servicio que proporcionan a sus
usuarios, específicamente sobre tratamientos médicos ya iniciados. Al respecto indicó que: “(i) las
prestaciones en salud, como servicio público esencial, deben ofrecerse de manera eficaz, regular, continua y
de calidad, (ii) las entidades que tienen a su cargo la prestación de este servicio deben abstenerse de realizar
actuaciones y de omitir las obligaciones que supongan la interrupción injustificada de los tratamientos, (iii)
los conflictos contractuales o administrativos que se susciten con otras entidades o al interior de la empresa,
no constituyen justa causa para impedir el acceso de sus afiliados a la continuidad y finalización óptima de los
procedimientos ya iniciados”. Por lo anterior, la Corte considera que el Estado y los particulares que prestan
el servicio público de salud están en la obligación de brindar el acceso a este, atendiendo el principio de
continuidad. Así, las EPS no pueden limitar la prestación de los servicios de salud que impliquen la
suspensión o interrupción de los tratamientos “por conflictos contractuales o administrativos internos o con
las IPS contratadas, que impidan la finalización óptima de los tratamientos iniciados a los pacientes”.
En conclusión, el principio de continuidad en la prestación de los servicios de salud reviste una especial
importancia debido a que favorece el inicio, desarrollo y terminación de los tratamientos médicos de forma
completa. Lo anterior, en procura de que tales servicios no sean interrumpidos por razones administrativas,
jurídicas o financieras. Por lo tanto, el ordenamiento jurídico y la jurisprudencia constitucional desaprueban
las limitaciones injustas, arbitrarias y desproporcionadas de las EPS que afectan la conservación o
restablecimiento de la salud de los usuarios.
El deber de las EPS de garantizar a los pacientes el acceso efectivo a los servicios de salud. Reiteración
de jurisprudencia.
Adicionalmente, la Corte señaló los criterios que deben ser tenidos en cuenta por las EPS para garantizar la
continuidad en la prestación del servicio que ofrecen a sus usuarios, específicamente sobre tratamientos
médicos ya iniciados, bajo el entendido de que: “(i) las prestaciones en salud, como servicio público esencial,
deben ofrecerse de manera eficaz, regular, continua y de calidad, (ii) las entidades que tienen a su cargo la
prestación de este servicio deben abstenerse de realizar actuaciones y de omitir las obligaciones que supongan
la interrupción injustificada de los tratamientos, (iii) los conflictos contractuales o administrativos que se
susciten con otras entidades o al interior de la empresa, no constituyen justa causa para impedir el acceso de
sus afiliados a la continuidad y finalización óptima de los procedimientos ya iniciados”. Por lo anterior, la
interrupción arbitraria del servicio de salud es contraria, no sólo al derecho fundamental a la salud, sino
también al derecho a la vida en condiciones dignas, a la seguridad social, a la igualdad y a la dignidad
humana, especialmente tratándose de personas con algún tipo de discapacidad física, mental o sensorial. Ellas,
como sujetos de especial protección, tienen derecho a obtener la totalidad del componente médico previsto
para el manejo del padecimiento que les sobrevino.
De manera que todos los pacientes puedan acceder efectivamente a los requerimientos necesarios para atender
su condición de salud y tengan la oportunidad de vivir en el mayor nivel de bienestar posible. En síntesis, para
la Corte, el Estado y los particulares vinculados a la prestación del servicio público de salud deben facilitar su
acceso en observancia de los principios que rigen la garantía del derecho a la salud. Lo anterior, implica que
las EPS no deben omitir la prestación de los servicios de salud por conflictos contractuales o administrativos
internos o con las IPS contratadas, que impidan el acceso, práctica y finalización óptima de los tratamientos
iniciados a los pacientes.
El artículo 49 Superior dispone que la atención en salud es un servicio público y un derecho económico,
social y cultural que el Estado debe garantizar a las personas. Ello implica asegurar el acceso a su promoción,
protección y recuperación. Adicionalmente, el artículo 44 constitucional establece que “son derechos
fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social (…)” y prevé la
prevalencia de estos frente a los derechos de los demás. Esta disposición constitucional es concordante con lo
establecido en tratados internacionales suscritos por Colombia, como es el caso de la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño[58]. Este instrumento obliga al Estado a asegurar la atención en
salud a los menores de edad con estándares de calidad, al hacer referencia al más alto nivel posible y de
accesibilidad, indicando que deben adelantarse esfuerzos para asegurar que no se prive el goce de estos
servicios a los menores.
A nivel legal, el artículo 27 del Código de Infancia y Adolescencia establece que “todos los niños, niñas y
adolescentes tienen derecho a la salud integral. La salud es un estado de bienestar físico, psíquico y
fisiológico y no solo la ausencia de enfermedad. Ningún Hospital, Clínica, Centro de Salud y demás entidades
dedicadas a la prestación del servicio de salud, sean públicas o privadas, podrán abstenerse de atender a un
niño, niña que requiera atención en salud”. Igualmente, este código contiene un mandato específico sobre la
atención en salud para los menores en situación de discapacidad, previendo su artículo 36 que “los niños, las
niñas y los adolescentes con discapacidad tienen derecho a gozar de una calidad de vida plena, y a que se les
proporcionen las condiciones necesarias por parte del Estado para que puedan valerse por sí mismos, e
integrarse a la sociedad. Así mismo: (…) A la habilitación y rehabilitación, para eliminar o disminuir las
limitaciones en las actividades de la vida diaria”.
En el mismo sentido la Ley 1751 de 2015[60] reitera la prevalencia del derecho fundamental a la salud de los
menores de edad y se dispone su atención integral, ordenando al Estado implementar las medidas necesarias
para ello, las cuales deben adoptarse de acuerdo con los diferentes ciclos vitales[61]. Además, por medio de
esta ley también se determinó que la atención en salud de los niños, niñas y adolescentes no puede estar
limitada bajo ninguna restricción administrativa o económica.
En este sentido, cualquier consideración en lo referente a la atención en salud de los niños y niñas debe verse
determinada por la fundamentalidad de su derecho, la prevalencia de este sobre los derechos de los demás y la
amplía jurisprudencia de la Corte en la materia encaminada a reconocer la protección reforzada de los
menores de edad en lo referente a la satisfacción de sus derechos.
V. MEDIOS PROBATORIOS
VII. PRETENSIONES
1. Amparar los derechos fundamentales a la salud, seguridad social, vida digna de mi hija
YASURI MADELEINE YASENI DE LA CUZ HIGIDIO, los cuales están siendo
directamente conculcados por EMSSANAR E.P.S identificada con NIT No. 901.021.565.
2. Ordenar a la EPS EMSSANAR, por intermedio de su representante legal o quien haga sus
veces, para que dentro del término de 48 horas contados a partir de la notificación del fallo
de tutela, autorice y cubra los gastos de transporte de mi hija y los de un acompañante
desde nuestro domicilio, esto es desde la vereda SANCHEZ al municipio de Chachagui
y desde el municipio de Chachagui a la ciudad de Pasto y cuando sea necesario los
gastos derivados de alojamiento y alimentación, con el fin de asistir a los controles
mensuales programados en la ciudad de pasto.
VIII. ANEXOS
Bajo la gravedad del juramento que se entiende prestado con la presentación de la presente,
manifiesto que no he interpuesto acción de tutela ante otra autoridad por los mismos hechos y
derechos originarios de la presente Acción de Tutela.
X. NOTIFICACIONES
Cordialmente,