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Francisco V. Palao Puche. I.E.S.

“Azorín”
Historia de España
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EL FRANQUISMO
1. INTRODUCCIÓN

El general Francisco Franco, vencedor en la Guerra Civil, fue el Jefe del Estado español del
régimen político dictatorial instaurado a raíz de aquella contienda (1936-39), cuya duración abarca
hasta su muerte en 1975. A esta larga etapa de la historia se la conoce como época franquista,
puesto que toda ella estuvo determinada por la figura de su líder, cuyas denominaciones oficiales
eran las de Caudillo o Generalísimo.
Franco ejerció una dictadura que iría evolucionando con el tiempo, pero sin que en ningún
momento perdiera el control del régimen que había instaurado. El carácter dictatorial de éste queda
claro si tenemos en cuenta varias cosas: la justificación de su poder estaba no en la voluntad
popular sino en la victoria militar de 1939; el hecho de que fuese él quien asumiera el poder
ejecutivo, pero a la vez controlara los otros dos (legislativo y judicial); y también su
convencimiento de que no debía responder de su gestión ante ningún organismo o institución (sólo
“ante Dios y la Historia”, según decía).
A lo largo de estos 36 años de Franquismo cambiaron notablemente las estructuras
económicas y sociales de España (estancamiento y miseria en las dos primeras décadas, para más
adelante iniciarse un proceso de modernización y progreso crecientes). Pero no ocurrió lo mismo
con las estructuras políticas puesto que, aunque con mucha lentitud el régimen iría evolucionando,
nunca dejó de ser una dictadura conservadora. La contradicción entre los cambios económicos y
sociales y el mantenimiento de un régimen político dictatorial explica el resurgir de una importante
oposición política en la etapa final. A partir de 1973 el Franquismo entró en una fase de
descomposición que discurrió paralela al declinar físico de su fundador. De esta forma, sólo dos
años después de la muerte del dictador ya no quedará prácticamente nada del régimen que instauró.
En el aspecto cultural, el primer periodo del Franquismo se caracterizó por la persecución de
aquellos intelectuales, profesores y artistas que habían defendido la causa republicana durante la
guerra, y también (con la ayuda de la Iglesia Católica) por el absoluto control que ejerció el
régimen sobre la prensa, la literatura, el cine y cualquier otro medio de difusión. En un segundo
periodo de la dictadura fueron apareciendo tímidamente voces discordantes desde los ambientes
culturales, que lentamente irían calando especialmente en las universidades, las cuales se
convirtieron en focos de oposición a la dictadura. En los años postreros el mundo intelectual y
estudiantil fue un clamor casi unánime contrario a Franco y lo que éste representaba.

2. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES


DEL RÉGIMEN DE FRANCO. AUTARQUÍA Y ESTANCAMIENTO ECONÓMICO.

2.1. Fundamentos ideológicos y sociales.


Existe un debate historiográfico sobre el carácter fascista del régimen. Se puede afirmar que, en
tanto que el fascismo es una reacción de las clases dominantes europeas durante el período de
entreguerras contra el ascenso del obrerismo y la izquierda, si fuese la dictadura de Franco un
régimen fascista. No obstante, no sigue exactamente los modelos italiano o alemán. Además, la
Falange no fue en ningún momento un partido de masas comparable al fascista o al nacional-
socialista.
El régimen se caracteriza por:
a. Concentración de todos los poderes en la persona de Franco: mando supremo del Ejército,
ejecutivo y legislativo supremo. Ejerció estos poderes de forma directa y personal, sin atenerse a
ningún grupo político.
b. Fundamentos ideológicos:
- Anticomunismo.
- Nacionalismo. Implica una concepción centralizada y unitaria de España.
- Catolicismo. Absoluta identificación con la Iglesia, dando lugar a lo que se ha llamado nacional-
catolicismo.
- Tradicionalismo.

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Hay que considerar también la importancia del estamento militar en muchos aspectos de la
vida.
La dictadura devuelve a la oligarquía la hegemonía social y económica perdida durante la
República. Junto con las élites del ejército, la Falange, las clases medias rurales del Norte y
Castilla y los grupos urbanos beneficiados por las depuraciones, constituyen la base sociológica del
régimen. Entre el proletariado y los jornaleros el respaldo fue nulo, al igual que entre gran parte de
las clases medias urbanas. No obstante, la represión, la propaganda y el bienestar económico desde
los 50, hicieron que parte de los sectores obreros y campesinos, al igual que de la clase media,
adoptaran una actitud de acomodamiento y, en ocasiones, de respaldo al régimen. Son quienes,
desde la perspectiva de las izquierdas, fueron llamados “estómagos agradecidos”.
2.2. Los cuadros de la dictadura: las “familias” políticas.
La Falange y sus organizaciones (Milicias, Frente de Juventudes, Sección Femenina,
Organización Sindical) eran las únicas permitidas. No obstante, el Movimiento siempre estuvo
subordinado al dictador. Pero éste se sirvió no sólo de Falange. Buscó colaboración entre distintos
grupos ideológicos, intentando un equilibrio y, a veces, una confrontación entre ellos, que
permitiese su control. A estos grupos es a los que se ha llamado “familias”:
a. Falangistas.
b. Ejército.
c. Católicos.
d. Monárquicos, tanto carlistas como “juanistas”.

2.3. Institucionalización del régimen.


Desde el final de la guerra se inicia una labor de tipo legislativo que tiende a completar la
organización del nuevo Estado, apenas esbozada durante la guerra. A lo largo del tiempo, aunque
especialmente en los años 40, se promulgaron hasta un total de siete leyes fundamentales que
dieron estructura legal al régimen:
a. Fuero del Trabajo, de 1938.
b. Ley constitutiva de las Cortes, de 1942.
c. Fuero de los Españoles, de 1945.
d. Ley de Referéndum Nacional, de 1945.
e. Ley de Sucesión, de 1946.
f. Ley de Principios del Movimiento Nacional, de 1958.
g. Ley Orgánica del Estado, de 1967.
Al régimen se le calificaba de democracia “orgánica”, proclamando sus incuestionables
ventajas sobre la democracia parlamentaria tradicional.
2.4. Evolución política (1939-1948).

a. Período parafascista (1939-1942).


En estos primeros años la Falange, aunque domesticada, tiene un papel fundamental. El hombre
fuerte es Ramón Serrano Súñer, claramente próximo al nazismo alemán. Controló al
Movimiento y potenció las relaciones con Italia y Alemania. En 1942 cae ante el giro que
experimenta la guerra en contra de las potencias del Eje.
b. Aislamiento internacional y primeros pasos hacia la Monarquía (1943-1948).
Franco intentó desligarse de sus antiguos aliados para no correr la misma suerte que se les
avecinaba. En 1943 algunos grupos militares y monárquicos próximos al pretendiente a la
Corona, Don Juan de Borbón, heredero del fallecido Alfonso XIII, presionaron a Franco para
que abandonase el poder y restaurase la Monarquía, opción que era avalada por Inglaterra. Pero
el Manifiesto de Lausana, publicado por Don Juan, en el que abogaba por una reconciliación
nacional y la transición hacia una democracia parlamentaria, enfrentó al dictador con el
pretendiente. A la vez, ante las expectativas de una intervención de los aliados contra el
régimen, se reactivó la guerrilla en diversas zonas de montaña, sobre todo en los Pirineos, el
famoso maquis.

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La victoria aliada en la guerra motivó una fuerte condena internacional al régimen de Franco.
Fue condenado por la recién nacida ONU y se retiraron los embajadores. La oposición vio
abierto el camino hacia el fin de la dictadura. El régimen fue sometido, además, al bloqueo
económico.
2.5. Autarquía y bloqueo económico.
España salió arruinada de la guerra. La situación era tan grave que obligó a racionar los productos
de primera necesidad. La población pasó hambre. Además, el boicot político decretado contra el
régimen nos impidió disfrutar de las ayudas del Plan Marshall que permitió la recuperación
económica de Europa occidental. Para paliar la situación el régimen optó, como es típico de los
sistemas totalitarios, por un modelo de autarquía y de intervención estatal en la economía. Los
objetivos esenciales de la política económica en estos años fueron:
a. Industrializar el país. Se crea el INI.
b. Controlar el comercio exterior.
c. Aumentar la producción agraria.
La guerra, primero, el bloqueo después, impidieron la reactivación económica. El hambre y el
racionamiento se prolongaron durante mucho tiempo. El mercado negro, el estraperlo, la
corrupción y el enriquecimiento fácil de las personas cercanas al poder fueron moneda corriente
durante mucho tiempo.

3. LA ESTABILIZACIÓN Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO. CAMBIOS SOCIALES


Y REACTIVACIÓN DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES. EVOLUCIÓN
POLÍTICA Y COMIENZOS DE LA OPOSICIÓN.

3.1. El final del aislamiento.


Desde 1948, el anticomunismo de los Estados Unidos, acentuado por la expansión de regímenes
prosoviéticos en la Europa oriental, lo que dio origen a la guerra fría, hizo cambiar la situación de
España. Aunque no entró en la OTAN, que se crea en 1949, Estados Unidos mostró su interés por
integrar a nuestro país en su sistema defensivo. Esto provocó el paulatino levantamiento del
bloqueo:
a. En 1950 la ONU levanta el veto a España.
b. En 1951 Estados Unidos restablece relaciones diplomáticas con España.
c. En el mismo año España ingresa en la FAO.
d. En 1953 se firman los acuerdos bilaterales entre España y los Estados Unidos, para la
instalación de bases militares en nuestro territorio a cambio de ayuda militar y económica.
e. En 1955 España ingresa como miembro de pleno derecho en la ONU.

3.2. La estabilización y el crecimiento económicos.


En 1950 el fracaso de la autarquía era un hecho patente. Ese mismo año los Estados Unidos
conceden a España un primer crédito de 62.500.000 dólares dentro de los programas de
cooperación fruto de los acuerdos bilaterales explicados en el punto anterior. Aunque en 1951
hubo una serie de huelgas, reflejo del malestar obrero ante la carestía de la vida, ese mismo año se
inicia un giro en la política económica.
En 1952 se suprime el racionamiento y se decreta la libertad parcial de precios y circulación de
productos alimenticios.
Desde este momento comienza un proceso de crecimiento económico medio de un 6% anual.
Crece la industrialización y se da una primera oleada de emigraciones del campo a la ciudad.
Pero el crecimiento fue acompañado de una alta inflación, que, unida al déficit y a la incoherencia
de la política económica del gobierno, hicieron peligrar los avances y desataron una nueva oleada
de protestas.
La remodelación del gobierno de 1957 fue fundamental. A las carteras de Hacienda y Comercio
llegaron dos tecnócratas procedentes del Opus Dei, Navarro Rubio y Ullastres, quienes, junto con

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López Rodó, que actuaba en la sombra desde la Secretaría General Técnica del Ministerio de la
Presidencia, elaboraron una serie de leyes que acabaron por dar al Estado la base jurídica de la que
hasta entonces carecía y dieron un cambio total a la política económica. Se adoptaron medidas
como la subida de tipos de interés, reforma fiscal, congelación de los salarios de los empleados
públicos y la reforma monetaria. En 1958 España entra en el Fondo Monetario Internacional y en
el Banco Mundial. Así, en 1959, se emprende el llamado Plan de Estabilización, que pretendía
sanear la economía y sentar las bases para el crecimiento económico.
Entre 1959 y 1960 se produjo una gran parón económico como consecuencia de las medidas
adoptadas. Desde 1961 se inicia el relanzamiento: se incrementó la emigración del campo a la
ciudad y también hacia Europa, crecieron enormemente las inversiones extranjeras. La masiva
importación de bienes de equipo hizo aumentar el déficit de la balanza de pagos, que se pudo
cubrir gracias a los ingresos del turismo, las inversiones extranjeras y las remesas de divisas
enviadas por los emigrantes. Desde 1963 se establecen los Planes de Desarrollo. Con ellos el
gobierno pretendía regular el crecimiento, orientar al capital privado y corregir los desequilibrios
regionales. Para esto último se crearon los polos de desarrollo. Los objetivos de los planes no se
alcanzaron en su totalidad.
En definitiva se dio un fuerte crecimiento económico, reflejo no sólo de la nueva orientación
económica del régimen, sino también del crecimiento experimentado por la economía de los países
capitalistas de Europa occidental.
Este crecimiento transformó en gran medida las estructuras de España: desarrollo industrial y
urbano, disminución del peso relativo del sector agrario en la economía y de las áreas rurales y su
forma de vida frente a las ciudades; aumento de la renta nacional y de la renta per cápita;
crecimiento de una cada vez mayor clase media que superaba los límites de la subsistencia para
alcanzar los de un tímido consumismo. Pero todos estos cambios trajeron también problemas,
como las masivas corrientes migratorias tanto en el interior como al extranjero que, aunque
sirvieron para aliviar la presión del paro, supusieron la acentuación de los desequilibrios regionales
y verdaderos dramas humanos. Pero también hay que destacar los cambios en los hábitos,
costumbres... Ya en los años 60, el baby-boom, obligó al gobierno a invertir de forma intensiva en
vivienda, educación... La Iglesia fue perdiendo poco a poco su monopolio educativo frente a la
enseñanza pública. Se desarrollaron el sistema de Seguridad Social y la sanidad, aunque en un
lamentable grado de atraso.
La vivienda fue también un problema. Aunque se hicieron grandes esfuerzos, había una gran
escasez de viviendas. Además, gran parte de las construidas fueron de mala calidad, creciendo
además el chabolismo y el desastre urbanístico y arquitectónico en muchas ciudades, fruto de la
especulación inmobiliaria.
Aunque quizás lo más espectacular sea la extensión de los medios de comunicación de masas:
radio, televisión... que hicieron cambiar las costumbres, al igual que la popularización del
automóvil o la influencia de los hábitos aprendidos de los turistas. En definitiva, la sociedad
española, al finalizar los años 60, poco tenía que ver con la de los 40. los fundamentos sociales,
morales e ideológicos del régimen se tambaleaban como consecuencia del crecimiento económico.
3.3. La situación política y la oposición al régimen.
La aceptación del régimen a escala internacional trajo consigo la consolidación del mismo. En el
gobierno de 1951 Franco permitió la entrada de un católico, Ruiz-Jiménez, que desde el ministerio
de Educación intentó favorecer una apertura cultural, pero los disturbios estudiantiles provocaron
su cese. El régimen no estaba dispuesto a admitir disidencias.
Pero a finales de los 50 asistimos a un importante hecho: el distanciamiento de sectores de la Iglesia
del régimen, situación que se acentuó tras el Concilio Vaticano II.
Resurgen igualmente los conflictos nacionalistas. Se crea la ETA como una escisión del PNV.
Surgen también disturbios de signo nacionalista en Cataluña.

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También resurge la tensión laboral, ya no sólo con reivindicaciones salariales o laborales, sino
también de tipo político. En 1963 se crean las Comisiones Obreras. Igualmente los partidos de la
oposición se reconstruyen y comienzan a actuar en la clandestinidad.
La tensión aumentó en 1962. Dirigentes liberales, monárquicos y democristianos se reunieron en
Munich para exigir la restauración de las libertades. Es lo que el gobierno denominó el “contubernio
de Munich”, que fue respondido con gran dureza. La represión política aumentó, culminando con la
condena y ejecución del dirigente comunista Julián Grimau en 1963, que provocó una oleada de
protestas internacionales. En este mismo año se creó el Tribunal de Orden Público, que separaba los
delitos políticos de la jurisdicción militar pero que actuó con el mismo rigor que ésta.

3.4. Reestructuración del sistema político franquista.


Ante el crecimiento de la oposición los gobiernos de los años 1958-1972 reaccionaron
modificando aspectos del sistema político como:
a- En 1958 la Ley de Convenios Colectivos terminaba con el control directo del gobierno sobre los
salarios, que pasan a depender de negociaciones directas entre patronos y obreros.
b- En 1966, la Ley de Prensa de Fraga suprime la censura previa, con lo que se amplió
extraordinariamente la libertad de expresión.
c- En 1966, la Ley Orgánica del Estado establecía la elegibilidad de parte de los procuradores a
Cortes.
d- En 1967, la Ley de Libertad Religiosa eliminó las discriminaciones en materia de religión.
e- En 1970, la Ley de Educación implantaba una enseñanza básica común, acabando con las
discriminaciones existentes en el anterior sistema educativo.
Pero el régimen no estaba dispuesto a aceptar formas políticas propias de las democracias
occidentales. Esto se manifestó en diversos aspectos:
a- En la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento de 1958 se reafirmaban todos los
postulados ideológicos del sistema.
b- Por la Ley Orgánica del Estado de 1966, que vendría a equivaler a una constitución política, se
establecía la continuidad del sistema de democracia orgánica a la muerte del dictador.
c- Continúa el control del gobierno sobre los sindicatos a través de la Organización Sindical (Ley
Sindical, 1971).
Además, en torno a 1970, Franco tomó dos decisiones con las que pretendía perpetuar el régimen
tras su muerte:
a- En 1969, las Cortes aceptan como sucesor a título de rey al príncipe Juan Carlos de Borbón.
b- En 1972 se decide que, en caso de fallecimiento del Jefe del Estado, el príncipe pasaría a ser
automáticamente rey y el vicepresidente del gobierno, Carrero Blanco, mano derecha de
Franco, pasaría a ser Jefe de Gobierno. Con ello se garantizaba la continuidad del régimen.

4. DECLIVE Y OCASO DEL RÉGIMEN FRANQUISTA. SU AUTOLIQUIDACIÓN

Desde el año 69 al 75 se sucedieron tres gobiernos que tuvieron que afrontar los problemas de
un sistema político que cada vez tenía más dificultades para mantener la vida política del país dentro
de los cauces del régimen franquista.

4.4. El gobierno de 1963-1973.


Parece ser que el cambio de gobierno de 1969 estuvo relacionado con el caso MATESA, un
gran escándalo de corrupción que afectó a varios altos cargos y que, gracias a la libertad de prensa
que permitía la Ley Fraga, fue aireado sin problemas. Franco, disgustado, cesó a varios ministros del
área económica y a Fraga, considerado culpable por no haber evitado la publicidad.
El gobierno de 1969, el último presidido por Franco, contó aún con una mayoría de ministros del
Opus Dei. Tuvo que afrontar un grave problema político: dar cauce legal a los grupos de oposición
que se manifestaban cada vez con mayor fuerza. Desde el gobierno se pensó en crear un estatuto de
Asociaciones políticas, muy ambiguo, pero la oposición dejó claro que no pensaba aceptar más que
un sistema de democracia parlamentaria, a lo que Franco y Carrero eran totalmente hostiles. Con
ello el problema quedó sin resolver.

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A medida que pasaba el tiempo la oposición iba creciendo y diversificándose. A la derecha estaban
grupos monárquicos que se apartaron del franquismo, a la izquierda surgían numerosos grupos de
extrema izquierda, los grupos nacionalistas crecían y daban lugar a corrientes radicales. Dentro del
clero también crecía la oposición al régimen. Un hecho fundamental fue el crecimiento de las
acciones terroristas de ETA, que cometió su primer asesinato en 1968. En 1970, un tribunal militar,
reunido en Burgos, condenaba a varios miembros de ETA. Aunque las penas fueron conmutadas por
Franco, la acción terrorista no hizo más que aumentar. A las acciones de ETA se sumaron las del
FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico). Ante todo este acoso Franco y Carrero
reaccionaron acentuando la represión.

4.5. El gobierno de Carrero Blanco (1973).


Ante el empeoramiento de la salud de Franco, en 1973 cede la jefatura de gobierno a
Carrero, con lo que parecía asegurarse la continuidad del régimen tras su muerte. Carrero inició su
gobierno apartando de él a las personalidades más partidarias de la apertura política. Pero los
proyectos del dictador se frustraron con el atentado de ETA que costó la vida al Jefe de Gobierno, el
20 de diciembre de 1973.

4.6. El último gobierno de Franco (enero de 1974-noviembre de 1975)


Tras la muerte de Carrero, la única preocupación de Franco era mantener el orden público,
sin que pareciese tener ninguna otra alternativa política. Nombró Jefe de Gobierno a Carlos Arias
Navarro. La actuación de éste fue desbordada por la acción de la oposición, cada vez más numerosa
y organizada.
Los grupos de oposición no violenta actuaban cada vez más abiertamente y numerosas
personalidades retiraban su apoyo al régimen y se presentaban como oposición, tomando posiciones
ante la eventual muerte del dictador. A la vez, desde 1971, y como respuesta a la acción de la
oposición, el sector más duro del franquismo se organizó para mantener el régimen a toda costa. Es
lo que se llamó el “búnker”.
Los grupos violentos multiplicaban sus acciones, sobre todo atentados contra miembros del ejército
y de las fuerzas del orden público. Así pues, el gobierno Arias promulga en el verano de 1975 la Ley
Antiterrorista. En septiembre, en aplicación de la misma, varios miembros de ETA y del FRAP
fueron ejecutados. En octubre hacía su aparición sangrienta otro grupo terrorista, el GRAPO. La
ejecución de los anteriormente citados dio lugar a una oleada de protestas internacionales, con la
condena del régimen y el asalto a la embajada española en Lisboa. Para contrarrestarlas se convocó
la última de las grandes concentraciones de masas en la plaza de Oriente de Madrid.
En el verano del 75, el empeoramiento de la salud de Franco aceleró el proceso político. Los grupos
de la oposición se coordinaron para afrontar la situación política que podía sobrevenir. Así surgieron
la Junta Democrática de España y la Plataforma Nacional de Convergencia Democrática. En la
primera estaban el PCE, el Partido del Trabajo de España, el Partido Socialista Popular y
Comisiones Obreras. En la segunda el PSOE, varios partidos democristianos y socialdemócratas y
algunos de extrema izquierda. Incluso en el seno del ejército surgió un grupo de oposición, en torno
a la denominada Unión Militar Democrática.
Tanto la Junta como la Plataforma hicieron públicos unos puntos mínimos cuyo cumplimiento
consideraban necesario para solucionar los problemas políticos del país: amnistía política y
convocatoria para elecciones a Cortes Constituyentes. Por si fuera poco, aumentó la tensión en el
Sahara español con la “Marcha verde” organizada por Hassan II de Marruecos, que obligó a
entregar la colonia a Marruecos y Mauritania. Las tensiones, junto con el deterioro de su estado de
salud, acabaron con el dictador.
El 20 de noviembre de 1975 moría Franco.

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