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Los imperativos jurídicos-procesales son las obligaciones y cargas que deben cumplirse durante un proceso legal. Estas incluyen la condena en costas, que es la imposición del pago de los gastos procesales de ambas partes, y la responsabilidad procesal que surge del abuso de los derechos de acción o defensa. Otras cargas procesales son la orden de ejercer un derecho y la obligación de probarlo, asumiendo el riesgo si no se prueba. La carga de la prueba depende de si
Los imperativos jurídicos-procesales son las obligaciones y cargas que deben cumplirse durante un proceso legal. Estas incluyen la condena en costas, que es la imposición del pago de los gastos procesales de ambas partes, y la responsabilidad procesal que surge del abuso de los derechos de acción o defensa. Otras cargas procesales son la orden de ejercer un derecho y la obligación de probarlo, asumiendo el riesgo si no se prueba. La carga de la prueba depende de si
Los imperativos jurídicos-procesales son las obligaciones y cargas que deben cumplirse durante un proceso legal. Estas incluyen la condena en costas, que es la imposición del pago de los gastos procesales de ambas partes, y la responsabilidad procesal que surge del abuso de los derechos de acción o defensa. Otras cargas procesales son la orden de ejercer un derecho y la obligación de probarlo, asumiendo el riesgo si no se prueba. La carga de la prueba depende de si
Se comenzará este tema explicando que se entiende por Imperativos
Jurídicos-Procesales, son todos aquellos deberes, obligaciones y cargas
impuestas que hay que cumplir durante el proceso. El diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Osorio, define Deber, como infinitivo verbal, está obligado, adeudar. Estar pendiente el pago de una cantidad de dinero, la prestación de un servicio, la ejecución de una obra, el cumplimiento de una obligación en general. Y Deber Jurídico, constituye un comportamiento obligatorio impuesto por una norma legal o un contrato o por un tratado, a una persona a favor de otra, que tiene la facultad de exigir su cumplimiento. Recasens Siches, estima que el deber jurídico y el deber moral son distintos; añade que la existencia del deber jurídico se determina porque la infracción de la conducta en aquél señalada constituye el supuesto de una acción jurídica, pues donde no hay posibilidad de coacción inoperable al sujeto. Las obligaciones procesales consisten en las cargas impuestas a las partes con ocasión del proceso, la más acentuada es la condena en costas, la cual es la imposición del pago de los gastos imprescindibles del proceso que se originan como consecuencia de la tramitación de actos procesales en que hayan incurrido las dos partes. También se debe mencionar, a la responsabilidad procesal la cual nace del derecho de accionar o del derecho de defensa por abuso de éstos. Las cargas procesales, instituida por la ley, son una situación jurídica que se basa en el requerimiento de una conducta en la realización facultativa y que se halla normalmente establecida para el interés del sujeto y cuya omisión trae consecuencias gravosas para él. Entonces, la carga es la orden para que se ejerza un derecho y el deber de probarlo.
La carga de la prueba se diferencia de la obligación en dos fundamentales
sentidos: a) aquella implica un mandato en interés propio y está en provecho ajeno, b) la falta de asunción de una carga trae consigo un riesgo, mientras que el incumplimiento de una obligación se halla conminado con una sanción. En relación con la prueba, que es el campo donde la idea de carga ha encontrado más antigua y general aceptación, los criterios romanistas sobre su reparto entre las partes, tienden a ser sustituidos por la división de los hechos en constituidos, extintivos, modificados e impeditivos, correspondiendo la carga de los de cada una de las clases citadas al litigante que los abduzca a su favor.
La carga de la prueba permite dilucidar la naturaleza de las presunciones,
catalogarlas con tanta frecuencia como evidente error, cual medios de prueba, cuando en realidad, o se trata de las absolutas y entrañan exclusiones en cuanto a la carga que nos ocupa, o de las relativas que determinan inversiones en su asunción. Las limitaciones de la prueba pueden ser de dos formas, absolutas, que se refieren al objeto, como sucede con las presunciones iuris et de iure y con la resolución de cuestiones prejudiciales por jurisdicción distinta de la del proceso principal en que broten; y relativas, que interesan a los medios de prueba. En cambio, en virtud del principio de adquisición procesal, la prueba aportada por cualquiera de las partes queda a disposición de las demás. La prueba se divide conforme a dos criterios principales, clases y medios. Considerando al primero de esos dos enfoques, la prueba se divide en directa e indirecta; histórica y crítica; personal y real; pre constituida y constituyente; de cargo y de descargo; etc. Considerando a los medios, es frecuente que los códigos contengan listas delos previstos y permitidos por el legislador; pero no conviene que esos catálogos sean rígidos o cerrados, sino que deben permitir el empleo con fines probatorios de todo aquello que consienta racionalmente formar su convicción al juzgador.
Desenvolvimiento de la prueba, esta etapa requiere de tres puntos
importantes: a) etapas o fases; b) tiempo, c) asunción a que nos referiremos brevemente. Existen cuatro momentos capitales que se observan en la marcha de la prueba: proposición, admisión, ejecución y apreciación. Cuando el juez acuerda de oficio la prueba, el dicho se está que proposición y admisión son reemplazadas por la resolución suya al efecto, ya que carecería entonces de sentido que con su mano izquierda sugiriese a sí mismo lo que habría que hacer con la derecha. La proposición incumbe a las partes; la admisión y la apreciación al juzgador, y en a la ejecución intervienen aquellas y éste, más con frecuencia, terceros, como pueden ser testigos, peritos, intérpretes, suministradores de prueba, cooperadores técnicos. Por tiempo en materia de prueba cabe entender dos casos a) los plazos para su proposición y ejecución, y b) el momento para su desahogo, a saber: anticipado (con fines asegurativos), oportuno (o sea, el previsto como normal) y retardado (de carácter suplementario), sin contar con la prueba pre constituida, por un lado, ni con la superveniente o de nueva noticia, por otro.
La doctrina se muestra firme en que la prueba deber ser directa y
personalmente recibida y encauzada por el juez, y que los códigos suelen consagrar tal propósito.