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UNIDAD XII

MEDIOS DE IMPUGNACIÓN

A) Disposiciones generales. Concepto. Evolución .

Las decisiones o resoluciones del órgano jurisdiccional pueden ser objeto


de cuestionamientos por las partes conforme a procedimientos disciplinados por
la legislación procesal.

La facultad impugnativa surge específicamente de la ley procesal y deriva


de la articulación del proceso como un sistema o método de debate racional,
fundado y controlable; compete a las partes, quienes tienen así un medio de
cuestionamiento de los actos del órgano jurisdiccional, sometiendo los mismos a
un replanteo o a un nuevo estudio, por parte del mismo órgano que dictó el
decisorio o por otro diferente, en procura de la eliminación y/o subsanación de un
eventual error formal o apreciativo.

Así podemos definir a los “recursos” como los medios que la ley concede a
las partes para obtener que una resolución judicial sea modificada o dejada sin
efecto. La ley concede estos medios de impugnación a las partes que han sufrido
un gravamen con motivo de una resolución judicial desfavorable que contienen, a
su entender, un error de juicio o un error formal, siendo, pues injusta o irregular,
con la finalidad de obtener mediante un nuevo estudio de las cuestiones
resueltas, su revocatoria, modificación o nulidad, de modo más favorable a su
interés, por el mismo tribunal o uno superior en grado.
Con ellos se trata de evitar los excesos discrecionales, la arbitrariedad, el
error o la injusticia.

Es importante resaltar que la base o presupuesto para que la parte plantee


la impugnación, es la existencia de un gravamen, perjuicio, agravio o afectación;
es decir, algo que en cuanto a contenido, legalidad o regularidad, afecta el
derecho o interés de quien lo interpone.

Así, sobre el tipo de agravios que pueden justificar la impugnación, la


docrina ha distinguido entre el denominado error in iudicando (referida al mérito
de la decisión) y el llamado error in procedendo (relacionado con la regularidad
del procedimiento).

Evolución histórica:

Los orígenes del instituto se encuentran en todas las formas primitivas que
implicaban una manera de lograr la intervención de una autoridad superior que
remediase lo que se entendía lesivo al derecho de quien solicitaba la revisión de
lo decidido.

Pero es dentro del Derecho Romano donde aparecen las primeras


regulaciones específicas. Ulpiano decía: “Nadie ignora cuán frecuente y necesario
sea el uso de la apelación toda vez que corrige la iniquidad o la impericia de los
que juzgan”.
La provocatio ad populum de la época republicana puede ser considerada
como un importante antecedente, especialmente en cuanto aparecía como un
recurso del imputado y como un medio de control popular de las decisiones de los
magistrados.

Ya en la época del Imperio se encuentra regulado el recurso de apelación


con las características básicas con las que ha llegado hasta nuestro días,
pasando por el Derecho italiano medieval, Las Partidas y el Derecho indiano.

Por las características propias del sistema acusatorio de acción popular y


privada, concretado a través de una audiencia actuada, sin registros y ante los
órganos de soberanía popular, el tema recursivo resulta muy limitado.

Dentro del sistema inquisitivo, de mucho mayor desarrollo técnico, se da la


situación de que se arbitran medios de control de los órganos superiores sobre los
inferiores, pero con una notoria limitación respecto de las facultades recursivas de
los imputados a quienes, como en el caso de los herejes, directamente se les
prohibía cualquier manifestación impugnativa.

Desde un punto de vista más cercano a las actuales concepciones, el tema


aparece regulado en el Code de Instruction Criminelle de 1808 y elaborado en la
legislación que evoluciones desde esa base. Al respecto puede advertirse una
proliferación de medios impugnativos de diversa índole y características. Por
ejemplo, el digesto italiano anterior a la reforma de 1973, preveía los recursos de
apelación, oposición, casación, revisión, etc. Asimismo dentro de la legislación
hispánica, con influencia en Latinoamérica, se encontraban los recursos de
consulta, suplicaciones, aclaratoria, revisión, nulidad, injusticia notoria, etc.
De todos modos, en lo que atañe a la regulación, la evolución marca una
línea que permita trazar una dirección que lleva del casuismo hacia una normativa
general, del detallismo y la multiplicidad de medios hacia la simplificación y el
resguardo de la autoridad y el control vertical de las decisiones hacia un sentido
garantizador en favor del imputado.

La regulación internacional. Los recursos como garantías:

Es de importancia advertir que la regulación internacional ha tendido


vigorosamente a ubicar e instrumentar el tema de los recursos dentro de las
garantías fundamentales que condicionan y limitan el poder punitivo del Estado.
En este aspecto se entiende que toda persona contra la que se ha decidido una
sanción punitiva tiene derecho a un control de legalidad y justicia del
pronunciamiento por parte de un órgano superior, existiendo la necesidad de una
doble conformidad condenatoria para la validez de la sentencia.

En este sentido, la posibilidad de recurrir ante un tribunal superior que


revise la razón y legitimidad del anterior pronunciamiento condenatorio, aparece
como una garantía contra eventuales arbitrariedades o excesos o contra una
defectuosa aplicación del Derecho vigente.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), aprobado


en nuestro país por ley 23.313 en 1986, establece en el artículo 14, inciso 5°:
“Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo
condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal
superior, conforme a lo prescripto por la ley”. A su vez, el artículo 8, inciso 2°,
apartado “h” de la Convención Americana sobre Derechos Humanos consagra
el derecho de toda persona “de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior”.
Toda vez que estas normas forman parte de los denominados “Tratados
internacionales con jerarquía constitucional”, integrando nuestro texto
fundamental, a más de haber sido expresamente incorporados a nuestra
legislación interna a través de las pertinentes leyes nacionales, forman parte de
las garantías judiciales conformadoras del debido proceso.

El sistema imperante permite que tanto el justiciable como el acusador


puedan llegar a un tribunal de grado superior y que éste pueda condenar de
manera definitiva al imputado ya condenado o absuelto en la instancia inferior.

Clasificación de los medios de impugnación:

a) Recursos ordinarios y extraordinarios:

Los recursos ordinarios son aquellos que aparecen legislados como medios
o instrumentos normales de impugnación, quedando reservados para la segunda
categoría aquellos que sólo proceden en supuestos en cierto sentido
excepcionales o no habituales.

En la legislación procesal argentina pueden considerarse como medios


impugnativos ordinarios los recursos de reposición o revocatoria, el de apelación,
el de nulidad y el de queja. Como extraordinarios, el de casación,
inconstitucionalidad, el de inaplicabilidad de la ley o de doctrina legal, y el de
revisión.
b) Con efectos suspensivos y no suspensivos:

Esta categorización toma en cuenta los efectos que se derivan de la


interposición del recurso. Los medios impugnativos suspensivos son aquellos que
logran la suspensión de la decisión cuestionada, siendo los restantes aquellos no
dotados de tal efecto, a los que la doctrina tradicional denominó como
“devolutivos”.

Hay ocasiones en las que la interposición del recurso detiene la


ejecutabilidad de la decisión, que queda en “suspenso” hasta tanto se sustancie la
imposición.

B) Recursos ordinarios:

1. Aclaratoria:

 El Tribunal puede, de oficio o a instancia de parte, subsanar


algún aspecto no esencial del pronunciamiento que acaba de dictar. Tal
posibilidad correctora se encuentra prevista para subsanar un error u
omisión material, como puede ser la mención equivocada de algún dato
identificatorio del imputado, un número o cuestión semejante, o para
despejar puntos dudosos u oscuros.

En realidad es considerado un remedio procesal más que propiamente un


recurso
En orden a la conceptualización de los vocablos normativamente utilizados,
puede afirmarse que cuando hablamos de “errores materiales” se trata de yerros
meramente ocasionales, como en los nombres de las partes, de tipeo, de fecha,
alguna contradicción u olvido que denote simplemente una distracción o confusión
en la confección del escrito.

CPPER: art. 154

CPPN: art. 126

2. Reposición o revocatoria:

Es un recurso ordinario, que se interpone y tramita por ante el mismo


órgano jurisdiccional que dictó la resolución impugnada.

Este medio impugnativo tiene a evitar dilaciones, eliminando en lo posible


la tramitación propia de una segunda instancia y corrigiendo errores en la misma
sede en que ocurrieron. Tiene un carácter ágil, al modo de un procedimiento
sumarísimo, procurando una rápida resolución sobre la cuestión planteada.

Se orienta al ataque de aquellos decisorios ligados a la tramitación de las


causas, ante situaciones en las cuales no ha habido sustanciación, entendiendo
por tal la relación dialéctica en que los contrarios son escuchados.

Lo propio y específicamente característico de este medio impugnativo es


que se interpone, tramita y resuelve por ante el mismo órgano jurisdiccional que
dictó el decisorio impugnado; de tal manera, es dicho órgano el que formula los
juicio de admisibilidad y de fundabilidad respecto del recurso en cuestión.

Generalmente, los decisorios atacables con los denominados


interlocutorios, es decir, aquellos que determinan cuestiones del procedimiento o
resuelven incidentes.

CPPER: arts. 499/501

CPPN: arts. 446/448

3. Apelación:

Es el más difundido de los recursos ordinarios y se orienta a un nuevo


examen de las cuestiones motivo de la impugnación ante un tribunal de grado
superior al que dictó la resolución recurrida, lo que supone una organización
judicial jerárquica.

Los antecedentes históricos de este medio impugnativo son remotos,


encontrándoselo ya en el Derecho Romano y luego durante todos los tiempos
medios. Por sus mismas modalidades, se encuentra ligado al procedimiento
escrito, dentro del cual cobra su completo sentido, en y su particular desarrollo
apareció fundamentalmente como un modo de control judicial del superior sobre
los tribunales o jueces inferiores.

El recurso que con consideramos implica la organización de la justicia a


través de un juez de instancia, también llamado de conocimiento y de sentencia, y
un tribunal de grado, revisor o de segunda instancia, facultado este último para
modificar lo decidido por el inferior.

Este medio impugnativo se interpone ante el propio órgano que dictó la


resolución y dentro de un plazo perentorio e improrrogable, que tanto en el Código
nacional como en el provincial es de tres días a contar desde que se conoció el
decisorio impugnado.

La admisión del recurso corresponde al mismo juez ante quien se


interpuso; en el supuesto de que fuere denegado, asiste al interesado únicamente
el recurso de queja (art. 520 CPPER). Al concederse la apelación, el juez apelado
pierde jurisdicción sobre la causa, correspondiendo la misma al tribunal de grado
con competencia y en turno. En el ámbito federal y al recurrir decisiones del Juez
Federal a cargo de la instrucción, se tramita en una audiencia oral ante la Cámara
Federal de la Jurisdicción

CPPER: arts. 502/510

CPPN: arts. 449/455

4. Queja:

También denominado de hecho, hace procedente la interposición de este


medio impugnativo la denegatoria de un recurso ante un tribunal de alzada por
parte del órgano ante el cual fue planteado.
El remedio tiende a impedir que el juez o tribunal inferior sea árbitro
exclusivo de la viabilidad del recurso, impidiendo con la inadmisibilidad que el
recurrente pueda llegar con la cuestión al tribunal de grado superior. Es una
garantía de seguridad procesal en orden a evitar la posibilidad de una
arbitrariedad o de un exceso de discrecionalidad que prive a la parte del derecho
a la segunda instancia.

La interposición de este medio impugnativo tiende a lograr la apertura de la


instancia superior y la consecuente intervención de la alzada. Una vez
interpuesto, se ordenará al juez de primera instancia la producción de un informe
sobre los motivos de la denegatorio de la apelación, pudiendo también solicitarse
la remisión de las actuaciones para el correspondiente examen de las mismas
para verificar si la decisión se ajusta o no a los elementos pertinentes.

El tribunal de grado resolverá luego mediante auto fundado. Si se admita la


queja, se declarará mal denegada la apelación, resolviéndose la pertinencia de
esa impugnación y estableciéndose el modo y efectos de la apelación,
comunicándose lo decidido al juez a quo, quien procederá a notificar las partes y
remitir las actuaciones a la sala que corresponda para que se tramite la apelación.
Si, en cambio, se desestimare la queja, quedará conformada la denegatoria.

CPPER: art. 520

CPPN: art. 476/478


C) Recurso de Casación:

Tradicionalmente se ha conceptualizado al recurso de casación como aquel


cuyo objeto es revisar una sentencia judicial que contiene una incorrecta
interpretación o aplicación de la ley o que ha sido dictada en un procedimiento
que no ha cumplido las solemnidades legales y –en muchas legislaciones- brindar
pautas para la unificación de criterios jurisprudenciales ante le existencia de fallos
contradictorios por parte de los tribunales de baja instancia. Es la llamada función
nomo filáctica (protección de la norma) del recurso El trámite corresponde
habitualmente al de mayor jerarquía, como el Tribunal Supremo, aunque en
muchas regulaciones puede encargarse del recurso un órgano jurisdiccional
específico, como las Cámaras de Casación.

El instituto tiene su origen en el derecho francés, aunque el término “casar”


proviene del latín casare, que implica derogar. Por su parte, “casación” proviene
del término francés cassation, derivado a su vez de casser, que se traduce como
anular, romper o quebrantar.

En el CPPER, a diferencia del recurso de apelación, que se circunscribe


exclusivamente a las decisiones del juez de garantías dictados durante la IPP, y
en los casos que allí se determinan, el recurso de casación corresponde para los
pronunciamientos de la etapa del debate y ejecución penal.

Desde el punto de vista estrictamente recursivo, se trata de un recurso


extraordinario que la mayoría de las legislaciones que lo contemplan admiten
excepcionalmente para determinadas infracciones al procedimiento o a la
normativa de fondo y sólo contra determinadas resoluciones judiciales. Sin
embargo, en una interpretación más amplia y circunscripta al recurso de casación
en materia penal, también se ha entendido que en la casación no sólo cabe la
posibilidad sino que deben revisarse cuestiones de hecho, porque de lo contrario
daría lugar a la violación a la garantía de la doble instancia en el proceso penal,
reconocida en diversos tratados internacionales sobre derechos humanos.

En este sentido, con la introducción del recurso de casación penal en el


orden nacional se suscitaron diversos conflictos, pero sin dudas los que han
protagonizado los mayores debates resultaron aquellos relacionados con el
establecimiento de sus alcances y límites, ello particularmente desde que, a partir
de 1994 con la reforma de la Constitución Nacional, el derecho al recurso del
imputado pasó a ser un resguardo constitucional en virtud de la incorporación
expresa al texto de la carta magna (art. 75 inc. 22) de los instrumentos
internacionales como la Convención Americana de Derechos Humanos, que
establece en su art. 8, n°2, “h”: “toda persona inculpada de delito tiene derecho…
de recurrir el fallo ante el juez o tribunal superior”, y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, que en su art. 14, n°5, semana que “toda persona
declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la
pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a
los prescripto por la ley”. De este modo y como recaudo de garantía para poder
ejecutar válidamente una condena, se necesita contar con la posibilidad de
obtener una revisión (doble conforme) judicial, a requerimiento del imputado,
como una manera de procurar la obtención de una mayor certeza en la legitimidad
del resolutorio.

Fue entonces que surgió el interrogante acerca si el recurso de casación


“clásico”, limitado a la revisión de las cuestiones de derecho, satisfacía la garantía
exigida por los pactos internacionales. La respuesta vino de la mano del leading
case “Casal”, para ordenar la ampliación de las tradicionales funciones,
habilitando una revisión amplia e integral de la sentencia en función de la
realización del máximo esfuerzo de revisión por parte de los jueces de la
Casación, conforme a las posibilidades y constancias de cada caso particular, a
excepción de aquellas cuestiones reservadas a la inmediación.

A partir de “Casal”, la CSJN ha procurado armonizar el esquema de


competencia del recurso de casación con los vinculados al control de las
cuestiones de hecho de modo que el derecho procesal penal interno armonice
con la normativa supranacional de derechos humanos incorporada a la
Constitución; es decir, exige que todo lo que ha sido objeto del juicio oral y
público, incluso en materia de hechos y de prueba, tiene que ser controlado en
casación si así lo solicita el impugnante, aplicando la teoría de origen alemán
conocida como la Leistung, sobre el rendimiento del máximo de esfuerzo
revisable que puedan llevar a cabo en cada caso , salvo aquello que provenga
directamente de la inmediación. Por “inmediación” debe comprenderse aquellos
actos procesales que contienen en su esencia una comunicación personal y
directa del juez con las partes y con los actos, fundamentalmente pruebas -y por
lo tanto intransferibles- como instrumento para llegar a un íntimo conocimiento a
través del proceso y de su objeto litigioso, con exclusión de cualquier otro medio
indirecto; esto es las actas, registros fílmicos, grabaciones que pudieren existir no
suplen la inmediatez, más allá de su valoración como documentos.

En resumen, “toda persona inculpada” goza el derecho a “recurrir el fallo


ante juez o tribunal superior” (art. 8.2.h, CADH; art. 14.5, PIDCyP; y art. 75 inc.
22°, CN), de modo que el derecho a recurrir sea accesible, sin exigir
complejidades o auspiciar interpretaciones que lo tornen ilusorio y garantizando al
ad quem un examen integral de la decisión en crisis, tanto en el ámbito de los
hechos, del derecho y de la pena, considerando que lo único no revisable es lo
que surja directamente de la inmediación.
En la misma línea y antes del precedente citado, ya en “Giroldi” (Fallo
318:514), la Corte había consagrado la “garantía de la doble instancia que debe
observarse dentro del marco del proceso penal como “garantía mínima”

para “toda persona inculpada de delito” (artículo 8º, párrafo 2º, apartado h,
de la Convención)” (consid.8º), en tanto instrumento de impugnación que habilite
la revisión integral de una sentencia condenatoria para hacer realidad el derecho
al “doble conforme”.

Finalmente cabe decir que hay dos clases de casación, con jurisdicción
negativa y con jurisdicción positiva.

De hecho la Casación nace con jurisdicción negativa. En este supuesto, la


Corte o Cámara de Casación se limita a anular la sentencia que no se ajusta a su
doctrina y devuelve la causa a otro tribunal que debe ajustar su pronunciamiento a
la doctrina de la casación. Se reenvía el expediente para que otro resuelva el
fondo.

Si se trata de jurisdicción positiva la Corte o Cámara anula y resuelve el


fondo del litigio; como dice la doctrina española, se dicta una sentencia
rescindente y a la vez rescisoria. Debemos decir que excepcionalmente se ejerce
esta última facultad casatoria, en principio con el criterio de no alterar la garantía
de la doble instancia o doble conforme.

CPPER: arts. 511/520

CPPN: arts. 456/473


D) Recursos Extraordinarios:

1. Acción de Revisión:

El artículo 28 de la Constitución Provincial, dispone en su primera parte que


“No podrán reabrirse procesos fenecidos, salvo en materia criminal cuando la
revisión sea favorable al reo y el caso esté autorizado por la ley”.

Reglamentando dicha norma superior el Código Procesal Penal de Entre


Ríos regula el instituto de la revisión, al cual denomina acción y no recurso,
porque en realidad resulta una pretensión impugnativa autónoma de carácter
extraordinario y excepcional cuyo objeto no general la reapertura del debate,
sobre errores procedimentales o sustanciales, sino que se encuentra enfocada en
procurar el re examen de una condena pasada en autoridad de cosa juzgada por
no haber sido recurrida o por haberse agotado las vías impugnativas ordinarias
cuando se presenten supuestos legalmente establecidos y de los que se puede
inferir la injusticia del pronunciamiento, el que no obstante su aparente firmeza
puede ser dejado sin efecto y sustituido por el mismo Tribunal que lo acogió o
directamente reenviado a un nuevo juicio cuando ello fuera procedente.

Es un recurso excepcional, verdaderamente extraordinario, que tiende a


paliar injusticias notorias y que aparece justificado por los valores en juego dentro
del proceso penal.

Lo particular de este medio impugnativo es que procede en contra de


sentencias firmes, pasadas en autoridad de cosa juzgada, para hacer cesar los
efectos de ésta de ahí su excepcionalidad, supeditada a estrictos requisitos.
CPPER: arts. 527/537

CPPN: arts. 479/489

2. Inconstitucionalidad:

Como consecuencia del régimen de gobierno federal que impera en la


Argentina, los Estados provinciales cuentan con sus respectivas constituciones;
estos textos legales, en consonancia con el nacional, con ley suprema dentro del
ámbito de cada provincia, avanzando en algunos casos sobre las líneas de
desarrollo garantista de la misma Constitución Nacional.

De ahí que, cuando un decisorio jurisdiccional del ámbito de la respectiva


provincia aparezca violatorio de una disposición de jerarquía constitucional, se
arbitre el pertinente recurso por ante el máximo tribunal de que se trate, al que
compete el contralor de constitucionalidad, el que a través de doctrina judicial de
la Corte nacional resulta superior tribunal de la causa, imprescindible a los efectos
del tránsito hacia la habilitación del eventual recurso federal.

La doctrina coincide en que los presupuestos legales para el recurso de


inconstitucionalidad son que en el caso haya habido un pronunciamiento
jurisdiccional que clausure la instancia y que aplique, considerándola válida,
alguna disposición legal (en sentido amplio) que el recurrente haya sostenido
como contraria a un precepto constitucional. Esto significa que lo que se ataca no
es la decisión jurisdiccional impugnada (como ocurre en los supuestos de los
recursos de apelación y casación), sino el fundamento legal en que se basa esa
decisión. Lo que se cuestiona y se impugna a través de este medio específico es
la ley en sí misma.

Para que proceda el recurso, es condición fundamental que este


cuestionamiento haya sido planteado por la parte interesada en la primera
oportunidad procesal donde el tema haya surgido, y mantenido a través de las
instancias siguientes.

a) Recurso extraordinario de inconstitucionalidad Entre Ríos - Ley


8.369:

Artículo 56º – Procedencia: El recurso de inconstitucionalidad para ante el


Superior Tribunal de Justicia procederá contra las sentencias definitivas de última
instancia, de cualquier fuero, cuando en un litigio se haya cuestionado la validez
de una Ley, Decreto, Ordenanza, Resolución o Reglamento, como contrario a la
Constitución de la Provincia, y siempre que la decisión recaiga sobre ese tema.

Artículo 57º – Admisibilidad: El recurso sólo será admisible si la garantía


constitucional ha sido expresamente invocada en el proceso, de manera que las
instancias ordinarias hayan podido válidamente pronunciarse sobre ella, salvo que
surgiera de la resolución recurrida y no hubiere podido ser oportunamente
prevista y deducida.

Artículo 58º – Plazo y forma: El recurso se interpondrá por escrito ante el


Juez o Tribunal que dictó la sentencia en última instancia, dentro del plazo de
ocho días contados desde la notificación.
Deberá fundarse en el escrito en que se deduzca en términos claros y
concretos, señalando, en su caso, con toda precisión, cuál es la cláusula
constitucional violada y en qué consiste la violación.

Artículo 59º – Concesión del recurso – Constitución de domicilio: El Juez o


Tribunal examinará si concurren los requisitos formales del recurso, en cuyo caso
lo concederá con efecto suspensivo.

Si el Juzgado o Tribunal no tuviere su asiento en la ciudad de Paraná, las


partes, dentro del quinto día de concedido el recurso, constituirán domicilio en la
Capital. La parte que no cumpla con dicho requisito quedará notificada por
ministerio de la Ley. Regirá en lo pertinente lo dispuesto en el artículo 248º del
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia.

Artículo 60º – Trámite: Recibido el expediente en el Superior Tribunal se


dará traslado a la contraria por ocho días. Presentada la contestación o vencido el
plazo para hacerlo, se correrá vista al Fiscal por igual plazo. Contestado el
traslado se dictará la providencia de autos.

Artículo 61º – Sentencia: La sentencia se dictará en el plazo de setenta y


cinco días por el voto de la mayoría del Tribunal, constituido al efecto, en la forma
que para el caso determina la Ley Orgánica del Poder Judicial. La decisión podrá
adoptarse por acuerdo o redactarse en forma impersonal, y en ella se declarará si
la disposición impugnada es o no contraria a la constitución de la Provincia. En el
segundo caso se desestimará el recurso condenando al recurrente en las costas
causadas.
b) Recurso extraordinario de inconstitucionalidad CPPN: arts. 474/475

3. Impugnación extraordinaria provincial:

Este medio de impugnación procede contras las sentencias dictadas por la


Cámara de Casación Penal, en los supuestos en que correspondiere la
interposición del recurso extraordinario federal, o cuando la sentencia de la
Cámara de Casación Penal resulte contradictoria con la doctrina sentada en fallo
anterior del mismo tribunal o del Tribunal Superior de Justicia sobre la misma
cuestión. (art. 521)

Debe ser interpuesto fundadamente ante el mismo tribunal que dictó la


resolución, en un plazo de 10 días, el tribunal requiere la constitución del domicilio
ante la alzada en el plazo de 5 días, y luego dispone de inmediato la remisión de
todos los antecedentes a la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia. (art. 522)

El recurso puede ser deducido por el imputado o por quien deba padecer
las consecuencias de la sentencia recurrida. Tanto el Fiscal como el Querellante
pueden recurrir siempre que la pena aplicada sea inferior a la mitad de la
pretendida. El actor y civilmente demandado puede recurrir también. (art. 523)

El escrito de interposición del recurso debe contener claramente los


motivos en que se funde la impugnación y la prueba que intente hacer valer. La
Sala Penal controlará el cumplimiento de estos recaudos bajo pena de
inadmisibilidad. (art. 524)
Finalmente, el trámite, deliberación y resolución del recurso se regirá por lo
dispuesto para el recurso de casación. (art. 525)

4. RECURSO EXTRAORDINARIO FEDERAL:

EL RECURSO EXTRAORDINARIO FEDERAL El recurso extraordinario


federal no nace explícitamente de la Constitución Nacional sino que surge
implícitamente de sus normas.

Especialmente del art. 31 de la Constitucion Nacional, que dice: "Esta


Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el
Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de la
Nación; y las autoridades de cada provincia están obligada conformarse a ella,
no obstante cualquiera disposición en contrario que contengan las leyes o
constituciones provinciales, salvo para la provincia de Buenos Aires, los
tratados ratificados después de] Pacto del 11 de noviembre de 1859".Incluso
cuando el artículo, en la actualidad 116 de Constitucion Nacional e refiere a las
atribuciones de la Corte Suprema, así como en el artículo siguiente, en ningún
momento se establece explícitamente la facultad de intervenir para mantener
la supremacía de la Constitución. El artículo 116 dispone: "Corresponde a la
Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el conocimiento y
decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la
Constitución y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inciso 12
del articulo 75; y por los tratados con las naciones extranjeras; de las causas
concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros; de las
causas de almirantazgo y jurisdicción marítima; de los asuntos en que la
Nación sea parte; de las causas que se susciten entre dos o más provincias;
entre una provincia y los vecinos de otra entre los vecinos de diferentes
provincias; y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o ciudadano
extranjero".

En tanto que el articulo117 dice: "En estos casos la Corte Suprema


ejercerá su jurisdicción por apelación según las reglas y excepciones que
prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a
embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia
fuese parte, la ejercerá originaria y exclusivamente".

Como ya dijimos, el recurso se deduce de estas normas de la


Constitución y con fundamento en los comentarios de Story y de Kent a la
Constitución Americana, sección 25, la Judiciary Act de 1789, se sanciona
la ley 48 la que, en sus artículos 14 a 16 regula el recurso extraordinario
federal.

Disponen las mencionadas normas:

Art. 14.- "Una vez radicado un juicio ante los tribunales de provincia,
será sentenciado y fenecido en la jurisdicción provincial, y sólo podrá apelarse
a la Corte Suprema de las sentencias definitivas pronunciadas por los
tribunales superiores de provincia en los casos siguientes: 1) Cuando en el
pleito se haya puesto en cuestión la validez de un tratado, de una ley del
Congreso, o de una autoridad ejercida en nombre de la Nación, y la decisión
haya sido contra su validez; 2) Cuando la validez de una ley, decreto o
autoridad de provincia se haya puesto en cuestión bajo la pretensión de ser
repugnante a la Constitución Nacional, a los tratados o leyes del Congreso, y
la decisión haya sido en favor de la validez de la ley o autoridad de provincia;
3) Cuando la inteligencia de alguna cláusula de la Constitución, o de un
tratado o ley del Congreso, o una comisión ejercida en nombre de la autoridad
nacional haya sido cuestionada y la decisión sea contra la validez del título,
derecho, privilegio o exención que se funda en dicha cláusula y sea materia de
litigio".
Art. 15.- "Cuando se entable el recurso de apelación que autoriza el
artículo anterior, deberá deducirse la queja con arreglo a lo prescripto en él, de
tal modo que su fundamento aparezca de los autos y tenga una relación
directa e inmediata a las cuestiones de validez de los artículos de la
Constitución, leyes, tratados o comisiones en disputa, quedando entendido
que la interpretación o aplicación que los tribunales de provincia hicieren de
los Códigos Civil, Penal, Comercial y de Minería, no dará ocasión a este
recurso por el hecho de ser leyes del Congreso, en virtud de lo dispuesto en el
inc. 11, art. 67 de la Constitución.

Art. 16.- "En los recursos de que tratan los dos artículos anteriores,
cuando la Corte Suprema revoque, hará una declaratoria sobre el punto
disputado, y devolverá la causa para que sea nuevamente juzgada; o bien
resolverá sobre el fondo, y aun podrá ordenar la ejecución especialmente si la
causa hubiese sido una vez devuelta por idéntica razón".

Asimismo, la regulación del recurso se encuentra en los artículos 256 y


siguientes del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.

La última modificación de importancia relativa al recurso extraordinario


federal está dada por el art. 280 del CPCYCF según texto ley 23774 del año
1990, que establece lo que se ha dado en llamar writ of certiorari, que está
enderezado a limitar la admisibilidad del recurso. Esta norma ha sido
cuestionada por violentar el sentido democrático al establecer una selección
que, en definitiva, puede resultar arbitraria al no tener que ser fundada.

LAS CUESTIONES FEDERALES:

Desde un punto de vista teórico, las cuestiones federales son tres y


únicamente tres, son las que surgen del art. 14 de la ley 48.
En el primer supuesto, el del inciso primero, se trata del
desconocimiento de un tratado, de una ley del Congreso o de una autoridad
ejercida en nombre de la Nación. El caso constitucional es muy claro y está
enmarcado en la Supremacía de la Constitución establecida por el art. 31 de la
Constitución Nacional. Aquí se desconoce un tratado, una ley o una autoridad.

El segundo supuesto trata de una colisión que se verifica entre una ley
provincial, por ejemplo, y una ley nacional. En tal caso, la cuestión federal
existirá únicamente si la sentencia definitiva da preeminencia a la ley provincial
o local sobre la ley nacional.

En el supuesto contrario, es decir, que dé preeminencia a la ley


nacional, no existe cuestión federal alguna.

En el tercer supuesto, que es el más laxo o amplio, se trata del


desconocimiento de las cláusulas de la Constitución, tratados, leyes o
comisiones ejercidas en nombre de la autoridad nacional. En tal caso, cuando
la decisión sea contra la validez del título, derecho, privilegio o exención que
surja de dicha cláusula, habrá cuestión federal.

Estas son las únicas cuestiones federales por las que se puede hacer
reserva del caso federal. Es obvio señalar que muy difícilmente se presenten
supuestos de esta naturaleza, lo que lleva a destacar el criterio de la
excepcionalidad de este recurso.

RECURSO POR SENTENCIA ARBITRARIA:

Por vía de creación pretoriana, la Corte Suprema ha ampliado su


competencia, incorporando la doctrina de la arbitrariedad y del exceso de ritual
manifiesto.
La doctrina de la arbitrariedad tiende a resguardar la garantía de la
defensa en juicio y el debido proceso, al exigir que las sentencias sean
fundadas y constituyan una derivación razonada del derecho vigente con
aplicación de las circunstancias comprobadas en la causa.

Cuando la Corte entiende que en el caso planteado una resolución de


cualquier tribunal superior en la causa implica desconocimiento de derechos y
garantías constitucionales, o bien carece de la debida motivación o
sustentación suficiente, habilita la instancia extraordinaria.

Esta competencia se limita a las cuestiones federales introducidas y


mantenidas por el recurrente. Es un remedio excepcional que en manera
alguna implica una tercera instancia; al respecto se ha señalado que mientras
en la casación lo que se impugna es una incorrecta aplicación de la ley, aquí
se impugna la ley misma por entendérsela contraria a la Constitución.

La tesis de que la sentencia arbitraria es un supuesto de caso federal que


habilita el recurso extraordinario bajo la norma del art 14 de la ley 48 parece
contar con el apoyo de algunos fallos de la Corte Suprema. Por ejemplo, en los
autos "García, Antonio s/Jubilación", el Alto Tribunal dijo que a su juicio "la
arbitrariedad no constituye un fundamento autónomo de la apelación que autoriza
el art. 14 de la ley 48 (17), y con mayor precisión, en la causa "Pellegrini
c/Etcheverry" que "en cuanto recurso extraordinario, el de arbitrariedad ha de
considerarse comprendido en el art.14 de la ley 48 porque como quedó dicho, la
arbitrariedad comporta violación del orden constitucional en lo esencial de él"(18).
(NESTOR PEDRO SAGUES, Derecho Procesal Constitucional, Recurso
Extraordinario, Tomo 2, 3ra. edición actualizada y ampliada, Editorial Astrea de
Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1992; págs. 218 y 219).Por tanto, la
arbitrariedad encuadra dentro de la Ley y es una de las tres cuestiones federales
que indica la norma respectiva.

Ha dicho la misma Corte: "La misión de la Corte Suprema en custodia de


las garantías constitucionales le impone, como deber inexcusable, asegurar que
todo individuo pueda hacer uso del derecho de apelar ante ella mediante el
recurso extraordinario en el caso que estime conculcados los derechos que la
Constitución reconoce".

La cuestión federal, base del recurso extraordinario, debe plantearse en el


proceso tan pronto como la misma surja. Dicha cuestión debe ser introducida al
advertirse la posibilidad de violación de la norma constitucional en la futura
decisión y en el primer acto de defensa o alegación que la ley ritual permita
realizar al que se considere afectado.

La regla es que el problema sea articulado de tal manera que el


tribunal ordinario pueda examinar el tema y sólo excepcionalmente después de la
sentencia final, cuando el tema constitucional surja con motivo de la misma.

El escrito de interposición debe tener fundamentos autónomos, es decir,


ser autosuficiente, y evidenciar la relación de los hechos de la causa con el
agravio constitucional. Ha dicho la Corte: "el escrito de interposición del recurso
extraordinario debe contener una crítica prolija de la sentencia impugnada,
debiendo rebatirse todos y cada uno de los argumentos en que se apoya el a quo
para arribar a las conclusiones que motivan los agravios".

El recurso debe interponerse por ante el tribunal impugnado; si éste lo


concede, elevará los autos a la Corte; en el caso de que lo deniegue, el
interesado puede acudir en queja.
RECURSO ORDINARIO FEDERAL:

Al solo efecto ilustrativo debemos decir que el art. 24, inc. 6º del decreto ley
1285/58 de Organización de la Justicia nacional, establecía la posibilidad de llegar
a la Corte Suprema en apelación ordinaria contra los fallos de las Cámaras
Nacionales, en causas civiles en que la nación sea parte y el monto litigioso
llegara a la suma de $10.800.000.

En el fallo recaído en la causa “Anadón” el máximo tribunal decreto la


inconstitucionalidad de la norma por entender que establecía un privilegio
inaceptable en un sistema republicano como el que nos rige, que afectaba
directamente el principio de igualdad ante la ley que consagra el art. 16 de la CN.

1. GIROLDI (FALLOS: 318:514)

2. ARCE (FALLOS: 320:2145)

3. ANADON (FALLOS: 338:724)

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