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LOS VICIOS
DE LA VOLUNTAD
MÓDULO
11
Curso: Derecho Civil 2: Acto Jurídico
Módulo: Los vicios de la voluntad
3. Conclusiones 5
4. Bibliografía 5
DERECHO CIVIL 2: ACTO JURÍDICO
Los vicios de la voluntad obedecen a un sentimiento interior que impulsa a las personas a valerse
de acciones indebidas para conseguir un propósito. Para que este concepto tenga validez,
debemos recordar que un acto jurídico se inicia por la manifestación de la voluntad y que se han
concretado en su realización los requisitos establecidos en el artículo 140 del Código Civil, como
son agente capaz, fin lícito, objeto jurídicamente posible y el respeto por los acuerdos adoptados
bajo sanción de nulidad, por lo que en todo acto jurídico debe estar presente el discernimiento, la
intención y la libertad.
Lo que entorpece la libertad es la actuación de una parte de construir el acto jurídico con
violencia, obligando a la otra parte a aceptar el acuerdo bajo presión y también lo es la simulación
y el fraude donde se miente, se engaña, llevándolo a un acto jurídico que no se cumplirá jamás.
Por lo expuesto, entonces contendrán vicios del consentimiento aquellos actos jurídicos que no
hayan sido realizados con intención y libertad. Para responder y aclarar estos vicios de la
voluntad me pregunto: ¿Qué puede impulsar a un ser humano a actuar con deslealtad? ¿Por qué
estas personas viven al margen de la ley y están en constante actitud para delinquir e ir por la vida
haciendo daño a personas honestas que por suerte somos la mayoría? Una de las respuestas está
ligada a su formación académica, la familia a la que pertenece, la comunidad donde vivió, el
colegio donde cursó sus primeros años de estudio, la iglesia a la que pertenece o a la que
perteneció.
Entre los principales vicios de la voluntad desarrollados por la doctrina está el error y el dolo. El
error es una falsa representación de la realidad. Otra causa es la duda y el desconocimiento, pero
no por ello ante estas circunstancias una persona puede aducir que su error en lo que hacía no lo
haga merecedor de un castigo, entonces distinguimos el error de hecho y el error de derecho,
entendiéndose que solo es error de hecho es lo que vicia el consentimiento.
El dolo es la voluntad de hacer algo desleal con desconocimiento para sacar provecho de su mal
proceder. A diferencia del error, aquí el mal proceder es a sabiendas que lo actuado está dirigido
para engañar y sacar provecho de ese engaño. Entonces todo fraude, disimulo, mentira y cual-
quier otra maniobra para engañar a alguien se considera dolo que debe ser castigado de acuerdo
a la normatividad vigente, pues quienes actúan de ese modo no solo dañan al agraviado, sino a la
sociedad entera porque destruyen instituciones creadas para mejorar la relación de las entidades
con los administrados y estas acciones solo crean el desconcierto y la desconfianza.
Un caso particular se produce respecto al error de cálculo. Este no da lugar a la anulación del acto,
sino solamente a rectificación, salvo que consistiendo en un error sobre la cantidad haya sido
determinante de la voluntad (artículo 204). En ese sentido, la parte que incurre en error no puede
pedir la anulación del acto si, antes de haber sufrido un perjuicio, la otra ofreciere cumplir confor-
me al contenido y a las modalidades del acto que aquella quiso concluir (artículo 206).
Hasta aquí el Código ha regulado el error vicio, pero también hay disposiciones referidas al error
en la declaración. De esta manera, el artículo 208 establece los casos en que el error en la declara-
ción vicia el acto jurídico. La citada disposición normativa establece que las disposiciones de los
artículos 201 a 207 también se aplican, en cuanto sean pertinentes, al caso en que el error en la
declaración se refiera a la naturaleza del acto, al objeto principal de la declaración o a la identidad
de la persona cuando la consideración a ella hubiese sido el motivo determinante de la voluntad,
así como al caso en que la declaración hubiese sido transmitida inexactamente por quien estuvie-
re encargado de hacerlo. Asimismo, el artículo 209 determina los casos en que el error en la decla-
ración no vicia el acto jurídico. Así, se indica que el error en la declaración sobre la identidad o la
denominación de la persona, del objeto o de la naturaleza del acto, no vicia el acto jurídico cuando
por su texto o las circunstancias se puede identificar a la persona, al objeto o al acto designado.
El dolo también es causa de anulación del acto jurídico cuando el engaño usado por una de las
partes haya sido tal que sin él la otra parte no hubiera celebrado el acto. Además, cuando el
engaño sea empleado por un tercero, el acto es anulable si fue conocido por la parte que obtuvo
beneficio de él (artículo 2010). Si el engaño no es de tal naturaleza que haya determinado la volun-
tad, el acto será válido, aunque sin él se hubiese concluido en condiciones distintas, pero la parte
que actuó de mala fe responderá de la indemnización de daños y perjuicios (artículo 211). Cabe
recordar que en el caso de la anulación del acto por error, esta no da lugar a indemnización entre
las partes (artículo 207).
Finalmente, la violencia o la intimidación son causas de anulación del acto jurídico, aunque hayan
sido empleadas por un tercero que no intervenga en él (artículo 214). Habrá intimidación cuando
se inspira al agente el fundado temor de sufrir un mal inminente y grave en su persona, su cónyu-
ge o sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o en los
bienes de unos u otros (artículo 215). Además, el Código Civil ha establecido en el artículo 216
criterios para calificar la violencia o intimidación. De esta manera, para calificar la violencia o la
intimidación debe atenderse a la edad, al sexo, a la condición de la persona y a las demás circuns-
tancias que puedan influir sobre su gravedad (artículo 216).
3 CONCLUSIONES
Los vicios de la voluntad vienen a ser pues los factores perturbadores o distorsionadores que
impiden que la voluntad interna se forme de manera sana. Pueden presentarse en el sujeto de
manera consciente, como en la violencia o en la intimidación, o inconsciente, como en el error
o el dolo, impidiéndoles la necesaria correlación entre lo que se quiere y lo que se manifiesta
4 BIBLIOGRAFÍA