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Los vicios de los actos voluntarios

Hemos visto antes que el acto voluntario requiere la concurrencia de elementos internos (discernimiento, intención, libertad) y de un
elemento externo (la manifestación de la voluntad). El defecto en alguno de los elementos internos del acto voluntario se denomina
“vicio”. En la siguiente lectura abordaremos el régimen jurídico de los vicios de los actos jurídicos voluntarios: el error, el dolo y la
violencia.

Los vicios de la voluntad

El dolo. Diversas acepciones

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Referencias
LECCIÓN 1 de 4

Los vicios de la voluntad

Al tratar los vicios de la voluntad resulta necesario recordar la definición de la voluntad jurídica, la cual es la voluntad sana y manifestada que genera, modifica,
transforma o extingue relaciones o situaciones jurídicas. Esta voluntad, tal como señalamos en lecturas anteriores, está condicionada por la trinidad de:
discernimiento, intención y libertad.

Como ya expusimos, el discernimiento es la aptitud general de conocer. La facultad de discurrir es tener conocimiento pleno de las consecuencias de los actos.
Respecto del discernimiento, existe o no en caso de que haya causas obstativas, pero no es pasible de vicios. En cambio, en relación con los otros dos elementos,
intención y libertad, sí pueden concurrir vicios. 

Entonces, con respecto a la intención, pueden afectarla los vicios de error o ignorancia o el vicio del dolo. En estos casos, no habrá intención. Con respecto a la
libertad, pueden concurrir la fuerza irresistible o la intimidación.

El error. Noción

El primero de los vicios que afecta la intención es el error, el cual consiste en un conocimiento inexacto de la realidad. Es el falso conocimiento o la falsa noción
acerca de alguno de los elementos de las circunstancias vinculadas con el acto que se ejecuta o a su régimen legal.

Cabe distinguir entre error de derecho y error de hecho, según el falso conocimiento se dé con respecto a una norma jurídica aplicable a una determinada situación
o relación jurídica, o se le dé un alcance distinto; o sobre las circunstancias o elementos fácticos que hacen al negocio o relación jurídica de que se trate.

También se distingue entre error espontáneo o provocado, según la persona haya cometido la falsa noción por ella misma o haya sido inducida a la falsa creencia.
También se distingue entre error esencial o accidental. El primero es el que recae sobre la naturaleza del acto, su objeto, la causa principal, las cualidades
sustanciales de la cosa o la persona del otro contratante; el segundo es el que recae sobre algún accesorio de la cosa. Finalmente, el error puede ser excusable o
inexcusable, según haya habido culpa o no del agente en el yerro (Rivera y Medina, 2014). 

A continuación, invito a leer un artículo científico donde el autor analiza el error como vicio de la voluntad en dos supuestos de relación de consumo. Haga clic aquí. 

El error de derecho. Definición. Principio general

El error de derecho consiste en desconocer la existencia o contenido de una norma jurídica, en interpretar su significado de una manera distinta de la real, hacer
aplicación inexacta de dicha norma a una situación jurídica que no la regula, atribuir a un hecho o una situación legal una calificación jurídica incorrecta o suponer
en vigor una norma inexistente. En una palabra, es la defectuosa imputación de las consecuencias jurídicas vinculadas con una determinada relación o negocio, en
razón de una falsa noción sobre el alcance, sentido y significación de la ley (Tagle, 2002). 

El Art. 8 del Código Civil y Comercial de la Nación (CCyCN) dispone: “Principio de inexcusabilidad. La ignorancia de las leyes no sirve de excusa para su

cumplimiento, si la excepción no está autorizada por el ordenamiento jurídico”1. De este modo, el precepto establece el principio general de que nadie, so pretexto
de ignorancia, podrá impedir la fuerza obligatoria de la ley o eludir las sanciones o responsabilidades que la ley impone en razón de nuestros propios actos. Esto es
así, puesto que si a cada uno le fuese permitido aducir el desconocimiento de las leyes para eludir las consecuencias que emanan de sus prescripciones (para
sustraerse de las obligaciones que la ley impone), estaríamos ante un verdadero caos jurídico, pues ningún derecho podría subsistir y no habría seguridad jurídica.
Sin embargo, dicho principio no es absolutamente rígido, ya que puede ceder ante excepciones que contemple el ordenamiento jurídico; como así también cuando,
por una interpretación judicial, se pueda hacer mérito de las situaciones de vulnerabilidad.

Error de hecho.  Definición. Caracteres

A continuación, analizaremos una situación ficticia que tomaremos por caso:

Carlos M., un empresario con mucho dinero, quiere un regalo de casamiento a su hija Marcela y su yerno Manuel. Ellos son grandes admiradores del cantante Juan
Luis Guerra. Por eso, Carlos le ha pedido a su asistente que contacte al Sr. Guerra para que realice un show en la boda a la que asistirán 400 invitados. El asistente
se pone en contacto con el representante artístico del Sr. Guerra y acuerdan la fecha del espectáculo y los respectivos honorarios.

El día de la boda, Carlos M. ha citado por la mañana al artista para poder abonarle sus honorarios antes de la función. Cuando el artista llega a su despacho se da
cuenta de que en realidad no es Juan Luis Guerra (el cantante), sino Maximiliano Guerra (el bailarín). Ante la sorpresa, Carlos le solicita al bailarín que se deje sin
efecto el contrato porque su voluntad estuvo viciada por un error, al contratar de una persona distinta de la que pretendía.

¿Será procedente el pedido de Carlos? 

Como vimos, el error de hecho es la falsa noción que recae sobre los elementos o circunstancias fácticas vinculadas con el negocio o la relación jurídica de que se
trate. Este puede recaer en el contenido o presupuesto del acto, así como en la identidad de las personas, en la naturaleza o las características de las cosas o los
hechos materiales constitutivos de la conducta.

El error de hecho que vicia la voluntad debe ser espontáneo y esencial, tal como lo prescribe el Art. 265 del CCyCN que prevé: “Error de hecho. El error de hecho
esencial vicia la voluntad y causa la nulidad del acto. Si el acto es bilateral o unilateral recepticio, el error debe, además, ser reconocible por el destinatario para

causar la nulidad”2. Por lo tanto, para que el error de hecho pueda ser invocado por quien lo ha sufrido, debe tratar de un error esencial, espontáneo y, además,
reconocible.

De acuerdo con el art. 267 del CCyCN: 

El error es esencial cuando recae sobre:

a) la naturaleza del acto;

b) un bien o un hecho diverso o de distinta especie que el que se pretendió designar, o una calidad, extensión o suma diversa a la querida; 

c) la cualidad sustancial del bien que haya sido determinante de la voluntad jurídica según la apreciación común o las circunstancias del caso; 

d) los motivos personales relevantes que hayan sido incorporados expresa o tácitamente; 

e) la persona con la cual se celebró o a la cual se refiere al acto si ella fue determinante para su celebración. 3

En resumen, sobre los aspectos primordiales del acto.

El error es espontáneo si se ha cometido por una falsa noción de la persona misma y no porque la otra parte del negocio jurídico la indujo a error, ello sería un error

provocado. “Es reconocible cuando el destinatario de la declaración lo pudo conocer según la naturaleza del acto, las circunstancias de persona, tiempo y lugar”4.
El error debe ser reconocible en los actos jurídicos bilaterales (por ejemplo, el contrato) y en los actos unilaterales recepticios, en los que la declaración va dirigida
a otra persona y, una vez conocida por ella, comienza a producir efectos (por ejemplo, una oferta contractual, una notificación de la cesión del deudor cedido).

El requisito de la reconocibilidad significa que cada persona debe comportarse diligentemente. Solo se habilita la anulación del acto a favor del emisor cuando el
yerro tendría que haber sido conocido por el receptor de haber actuado con diligencia. Es decir:

Lo que importa es determinar si la persona afectada por la declaración del que yerra estuvo o no en condiciones de percibir que el emisor se
había equivocado y, en consecuencia, de haberle advertido, ya que, de ser efectivamente así y no haberlo hecho, el acto sería anulable por haber
actuado de mala fe. (UniversoJus, 2015. Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado / articulo-266).

Lo que la ley pretende es que ambas partes sean diligentes al celebrar un negocio, y leales la una con la otra. Al emisor se le exige que no declare cualquier cosa
sin medir las expectativas que genera, y al receptor, que de percibir que se está incurriendo en error, se lo advierta a la otra parte para que pueda rectificar, so pena

de poder incurrir en reticencia dolosa (Art. 271, CCyCN5). (Rivera y Medina, 2014). 

En síntesis, que sea reconocible por el destinatario de la declaración implica que, si este no pudo conocer el error ni lo pudo conocer actuando con una diligencia
normal, el acto viciado por error y, por ende, involuntario, producir la plenitud de sus efectos.

[1] Ley 26994. Art. 8. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR 

[2] Ley 26994. Art. 265. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[3] Ley 26994. Art. 267. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[4] Ley 26994. Art. 266. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[5] Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Retomemos el caso de ejemplo, en el cual el asistente de Carlos, erróneamente, contrató a Maximiliano Guerra en vez de Juan Luis Guerra. Analicemos, ahora, si
se presentan los requisitos solicitados por la norma.

Tal como ya dijimos, para que el error de hecho pueda ser invocado por quien lo ha sufrido, debe tratarse de un error esencial, espontáneo y, además, reconocible;
es decir, deben concurrir los tres requisitos para que sea procedente.

En este acaso, se ha tratado de un error esencial, ya que el error recayó sobre la persona con la cual se ha celebrado el contrato que, sin dudas, era determinante
para la celebración de este por la calidad de la persona contratada.

En cuanto a la espontaneidad, podemos afirmar que sí se dio de forma espontánea, ya que fue producto de una falsa noción de la persona misma, y no provocado
por el Sr. Guerra, sino por el mismo empresario al realizar la contratación. 

En cuanto al tercer requisito, en principio parece no acreditarse, ya que la reconocibilidad exige que la parte que invoca el error y el eventual pedido de nulidad del
acto celebrado, debe haber obrado con diligencia; es decir, actuado de acuerdo con un cierto estándar de cuidado. El empresario no tomó los recaudos necesarios
para cerciorarse de cuáles de los artistas que tenían apellido Guerra había contratado, ya que le pidió al secretario que contrate al Sr. Guerra sin dar mayores
precisiones. Además, en este caso tampoco podemos analizar si el Sr. Maximiliano Guerra estuvo en condiciones de poder alertar al Sr. Carlos de la existencia del
error, ya que la norma exige un comportamiento diligente de ambas partes que pareciera no haberse acreditado, al haber delegado ambos en terceras personas la
concreción del negocio jurídico viciado de error. Será el juez quien determine en el caso concreto si este tercer requisito se acredita para dar lugar o no a la nulidad
del contrato celebrado conforme a las pruebas aportadas por las partes en el proceso. 

Clases de error. Efectos

Ya hemos puesto de relieve que hay distintas clases de error. Así, tenemos por un lado la gran distinción entre error de hecho y error de derecho. Tal como
señalamos, el primero recae sobre los elementos o circunstancias fácticas vinculadas con el negocio o con la relación jurídica de que se trate, sobre el dato de
hecho, el contenido o el presupuesto del acto, sobre la identidad de las personas; mientras que el segundo, el error de derecho, consiste en desconocer la
existencia o contenido de una norma jurídica, interpretar su significado de una manera distinta de la real o hacer una aplicación inexacta.

Te invito a reflexionar sobre la siguiente situación planteada:

Marcelo y Sandra se casaron y, de luna de miel, quieren viajar a Praia do Forte (Brasil). Para organizar el viaje, se contactan con una empresa de turismo para
comprar el pasaje. Susana, dueña y, además, empleada de la agencia de turismo, los atiende amablemente y realiza la reserva del pasaje para la fecha indicada por
la pareja. Al realizar la reserva, Susana les confirma la tarifa correspondiente a la fecha indicada. La pareja retorna feliz a su casa, lista para hacer las valijas para
viajar, pero el día antes del viaje, la aerolínea les cancela el vuelo aduciendo que existía un error en la tarifa del vuelo. ¿La pareja tiene derecho a ser indemnizada
por los daños que se les ocasionó?

A continuación, te invito a leer el resumen de un fallo sobre un hecho de similares características al caso de ejemplo de Marcelo y Sandra. Presta atención a los
argumentos que sostiene el tribunal al dictar sentencia respecto de la existencia del error que vicia la voluntad de los contratantes. 

Destino sin reserva: Adquirió un pasaje aéreo por internet y al día siguiente la aerolínea lo canceló unilateralmente por error de tarifa.

Partes: Ferro Leandro Damián c / United Airlines Inc. s / ordinario

Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial

Sala / Juzgado: F

Fecha: 28-nov-2019

Cita: MJ-JU-M-122809-AR | MJJ122809 | MJJ122809

Procedencia del daño moral a favor del adquirente de un pasaje aéreo por Internet que al día siguiente de la compra tomó conocimiento de la
aerolínea había cancelado unilateralmente los pasajes, sin ofrecerle una solución al respecto. Cuadro de rubros indemnizatorios ...

Sumario:

1.-El error es el falso conocimiento o la falsa representación que se tiene de la realidad de las cosas.

2.-Para que el error cause la nulidad, de acuerdo con el régimen del CCyCN6, se exigen dos requisitos: que el error de hecho sea esencial, es decir,

afecta los elementos constitutivos del acto jurídico que se pretende anular (Art. 267 del CCyCN7) y que sea reconocible por el destinatario de la
declaración, teniendo en cuenta, para ello, las circunstancias de la persona, el tiempo y el lugar.
3.-No todo error puede fundar un pedido de nulidad del acto jurídico. Ello así, pues el ordenamiento no puede invalidar el contrato frente a cada
error porque correría el riesgo de perjudicar el interés general a la seguridad y el dinamismo del tráfico jurídico, en coherencia con el significado
que el vínculo negocial recibe del sistema. 

4.-Para que el error sea susceptible de provocar la nulidad del acto, tiene que afectar el proceso de formación interna de la voluntad, es decir,
haber sido la causa determinante del acto.

5.-A fin de determinar los efectos de la publicidad, no interesa la intención del autor, como en los contratos, sino la interpretación que le da el
consumidor medio. Ello, partiendo de la base de que la publicidad atrae al usuario o consumidor potencial, entra, penetra, es internalizada, puesto
que se usa una técnica de captación, de sugestión, de convencimiento acerca del bien o servicio que quiere sobre la base de lo mostrado (arg.

Art. 1103 del CCyCN8), y lo considerado adquiere especial relevancia si se atiende a que el nuevo código9 no pone su acento en la 'excusabilidad

o inexcusabilidad' del error, que ponderaba el Código Civil10 derogado, sino en la reconocibilidad del yerro, de manera de amparar al destinatario de
la declaración y otorgar, así, seguridad al tráfico jurídico.

6.-En materia de prueba del error, debe señalar que la reconocibilidad no se presume y su acreditación corre a cargo de quien invoca la nulidad del
negocio.

7.-La capacidad del actor para reconocer que si la tarifa es errónea o si se trata de una promoción, se diluye frente a las prácticas comerciales
que se despliegan para captar clientes en una economía cada vez más competitiva.

8.-No puede soslayarse que las operaciones por medio virtual acontecen a una velocidad que, muchas veces, impide al consumidor realizar el
análisis adecuado.

9.-Sobre la posibilidad que tenía el demandante de reconocer el error hay un aspecto que adquiere especial relevancia: el pasaje lo compró a
través de una agencia de viajes. Esto abona la apariencia de corrección del precio fijado para la operación que estaba celebrando y diluye la
posibilidad de que el error fuese reconocible para el accionante. Es que dicho yerro no solo fue cometido por la aerolínea, sino que tampoco fue
advertido por la agencia de viajes, a través de la cual el actor adquirió el ticket.

10.-El actor pudo, legítimamente, considerar que se trataba de un precio muy conveniente que estaba siendo publicitado por la agencia de viajes,
pero no cabe presumir que supo que era erróneo.

11.-No pueden desconocerse las particularidades que reviste el comercio electrónico, así como los mecanismos, técnicas y métodos que sirven
directa o indirectamente para facilitar la salida de producción y que el consumidor está expuesto a una mayor vulnerabilidad y, en ese orden, se ha
considerado que los consumidores adquieren a través de medios electrónicos solo los productos que conocen y esto crea para sí una apariencia,
atrae la confianza de sus clientes.

12.-La participación de la agencia de viajes en la transacción influye, sin dudas, en la confianza creada en el actor, pues esta opera, así, como
expectativa genérica de cumplimiento y como presupuesto de celebración del negocio.

13.-La actuación del proveedor productor aparente de bienes y servicios [que] despierta confianza en el consumidor tiene importantes
consecuencias jurídicas que lo alcanzan y comprometen.

14.-Las precisiones del oferente realizadas a través de los mecanismos de información al consumidor y la publicidad comercial son vinculantes
para el empresario por la generación de confianza que implican y por ser, generalmente, el medio que da origen a las relaciones jurídicas entre
anunciante y consumidor o usuario. La conducta relativa a la información tiene relevancia desde los momentos previos a la perfección del
contrato en los que cada futuro contratante espera confiadamente las manifestaciones de la conducta del otro.

15.-Aunque la pretensión del actor fue, en primer término, el cumplimiento de lo pactado, ante la imposibilidad de acceder a su pretensión, pues
en tanto ya pasó la fecha del viaje que había adquirido, corresponde admitir la pretensión de obtener las sumas de dinero equivalentes para
adquirir el pasaje.
16.-El agravio moral importa una lesión a las afecciones legítimas; entre otras, la paz, la tranquilidad de espíritu, la libertad individual, el honor, la
integridad psíquica, los afectos familiares, etcétera.

17.-Resulta procedente la indemnización del daño moral reclamado cuando es perceptible, a poco que nos emplazamos en la situación del actor,
el serio disgusto en el orden emocional que le ocasionó enterarse, al día siguiente de que había concluido la compra de su pasaje para viajar en
las vacaciones de invierno, que la aerolínea había dispuesto unilateralmente la cancelación, máxime cuando además, la empresa demandada
canceló los pasajes ya emitidos y no le ofreció al actor pagar la diferencia o buscar alguna solución para que pudiera realizar el viaje en las
fechas pactadas, es decir, en ningún momento le dio la opción de abonar la diferencia de precio y respetar, cuanto menos, su lugar en el avión.

18.-Procede la reparación del daño moral cuando, más allá de la evidente frustración del accionante por no poder realizar el viaje que tanto lo
ilusionaba y a un precio que podía acceder, tuvo que iniciar una serie de reclamos para obtener el reconocimiento de sus derechos, y si bien no se
soslaya que en el ámbito contractual el daño moral es de interpretación restrictiva, sin embargo, en el caso y por los antecedentes reunidos en el
expediente, resulta perceptible la configuración de este perjuicio.

19.-En tanto el daño fue estimado al tiempo del dictado de esta sentencia procede aplicar la tasa de interés pura que compense solo la mora del
deudor. Así las cosas, los accesorios serán fijados a una tasa pura correlativa del 6% anual desde la mora ‒que tendré por acaecida al momento
en que se anotició que no podía viajar; y, en caso de incumplimiento, propiciaré que se continúe con el porcentual habitual que esta Sala
determina de conformidad con el criterio postulado en distintos precedentes, esto es la tasa que percibe el Banco de la Nación Argentina para
sus operaciones de descuento a treinta días, sin capitalizar.

20.-La naturaleza de los daños punitivos es netamente sancionatoria, pero no comparte la misma naturaleza de una sanción del Derecho Penal.

Son sanciones similares a otras que ya existían en el Código Civil11 derogado, como lo son las astreintes.

21.-El daño punitivo es un instituto que no se presenta como incompatible con la Constitución Nacional12, ni tampoco con el sistema represivo,
sino que resulta una herramienta complementaria, alcanzando el castigo y la prevención de conductas dañosas, que generalmente escapan a la
mano de la Justicia Penal.

22.-Debe rechazarse la imposición a la línea aérea, la imposición del daño punitivo cuando, si bien luce demostrada la conducta negligente de la
demandada, ello no torna procedente la aplicación de una multa por daño punitivo, pues los elementos fácticos reunidos no demuestran que el
accionar de la demandada configurara la conducta sancionada, siendo ello lo que se desprende del relato de los hechos, conforme a los cuales
todo habría sido consecuencia de un error involuntario y la aerolínea comunicó inmediatamente dicha circunstancia y se comprometió a devolver
el dinero, el cual fue reintegrado, en el caso del actor, en el mismo resumen de la tarjeta de crédito en el que se estaba cobrando el precio del
pasaje.

23.-En el análisis de los agravios esbozados por los quejosos, el Tribunal no deberá seguir necesariamente el método expositivo por ellos
adoptado; y que no debe atenderse todos los planteos recursivos, sino aquellos que estime esenciales y decisivos para dictar el veredicto en la
causa. N.R.: Sumarios elaborados por Ricardo A. Nissen. (Microjuris, 2020, https://bit.ly/3eTAAP1).

[6] Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[7] Ley 26994. Art. 267. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[8] Ley 26994. Art. 1103. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[9] Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR
[10] Ley 340. (1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de https://bit.ly/2ZUxLsN 

[11] Ley 340. (1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de https://bit.ly/2ZUxLsN

[12] Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/39nSHL 

Como se puede ver en el Fallo, el tribunal dicta sentencia a favor del actor atento a que la existencia del error vicia la voluntad. Si bien en este caso no se trataba de
un viaje de luna de miel como el del caso de ejemplo de Marcelo y Sandra, sino de un viaje de vacaciones de invierno, no obsta a que el afectado por la cancelación
del viaje haya experimentado daño a causa de ello. Es por ello que el tribunal condena al demandado a indemnizar al actor por el daño moral que le ha ocasionado y
a pagarle, además, los montos de los pasajes.

Ahora bien, sigamos avanzando con la clasificación del error como vicio de la voluntad.

Dentro del error de hecho caben dos categorías: error esencial y error accidental.

El error esencial, regulado en el art. 267 del CCyCN13, es el que afecta los aspectos primordiales del acto. El precepto contempla distintos supuestos.

A continuación, te invito a leer un artículo científico donde el autor analiza el error esencial y la renocibilidad de este.

[13] Ley 26994. Art. 267. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

La excusabilidad o la reconocibilidad del error esencial.pdf


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Fuente: Valente, L. (2015).  La excusabilidad o la reconocibilidad del error esencial.  Recuperado de

http://www.pensamientocivil.com.ar/system/files/la_excusabilidad_error_esencial.pdf

¿Cuándo el error es esencial? La respuesta a esta pregunta, como vimos anteriormente, se encuentra en el Art. 267 del CCyCN. 

El error es esencial cuando recae sobre:

a) la naturaleza del acto;

b) un bien o un hecho diverso o de distinta especie que el que se pretendió designar, o una calidad, extensión o suma diversa a la querida; 

c) la cualidad específica del bien que haya sido determinada de la voluntad legal según la apreciación común o las circunstancias del caso; 

d) los motivos personales relevantes que hayan sido incorporados expresa o tácitamente; 

e) la persona con la cual se celebró o la cual se refiere al acto si ella fue determinante para su celebración.14
 [14] Ley 26994. Art. 267. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Analicemos juntos cada uno de los supuestos enunciados en la norma:

Error en la naturaleza del acto

Es aquel que recae sobre la especie jurídica del acto que se celebra, produciéndose una divergencia o falta de concordancia entre la
declaración o el comportamiento de una de las partes y la representación de lo declarado o actuado. Por ejemplo, cuando alguien presta algo a
quien entiende que se lo están regalando. 

Error sobre el objeto 

Se produce cuando el sujeto cree celebrar un negocio jurídico respecto de un determinado objeto o de un determinado hecho y, en realidad, se
trata de una cosa o hecho distinto. Puede afectar la individualidad de la cosa, por ejemplo: creo estar comprando un terreno en un determinado
lugar y lo estoy comprando en otro; en su especie: por ejemplo, en una venta de granos, en la que el vendedor ha entendido que se trata de
cebada y el comprador de trigo; error sobre la cantidad, extensión o suma, este error de cantidad no debe consistir en un mero error en el
cálculo.

Error en la sustancia

Debe entenderse por sustancia o cualidades sustanciales de una cosa a todas las partes y todas las propiedades de una cosa, sin las cuales
dejaría de ser lo que ella es. Esto significa que no solo debe tratarse de una cualidad de la cosa, sino que esa cualidad se ha tenido en mira al
contratar, es decir, no debe ser accidental. En resumen, habrá que ver en cada caso cuáles son las cualidades esenciales de la cosa, que son
aquellas que las partes que se esperaron encontrar en el objeto adquirido y que fueron especialmente tenidas en cuenta, como también el
supuesto de que sin esas cualidades, el acto no se habría celebrado, cuestión que debe ser apreciada conforme a las circunstancias del caso.

Error en la causa

Se trata del error que recae sobre el elemento moral, es decir, el motivo interno que ha inclinado a ejecutar el acto. 

Al pertenecer al fuero interno de cada sujeto, los motivos sólo pueden llevar a una anulación cuando surjan expresa o
implícitamente del acto, ya que, de lo contrario, se estaría perjudicando a la otra parte, que no tiene forma de conocer lo que
pensaba el otro. Así, por ejemplo, quien compra un automóvil creyendo por error que el suyo no tiene arreglo no podría, una
vez advertido de la realidad de las cosas, demandar la nulidad del acto, ya que se tratan de motivos ajenos al vendedor.
(UniversoJus, 2015, http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-267)..

Error en la persona

El error sobre la persona es aquel que recae sobre alguno de los sujetos o partes del negocio, ya sea respecto de la identidad de uno de ellos o
de sus cualidades. Este error es causa de nulidad únicamente cuando la consideración de la persona ha sido causa determinante para su
celebración. Por ejemplo, como se puede ver en el caso de ejemplo en el que Carlos contrató a Maximiliano Guerra en vez de al cantante Juan
Luis Guerra. Otros ejemplos son los casos de donación hecha a una persona a quien se toma por otra, o en las obligaciones intuitae personae;
pero no es causa de nulidad cuando la persona del contratante es indiferente, como en el caso de un prestamista, vendedor o locador.

Error en la declaración y el error en la transmisión

El Art. 270 del CCyCN15 prevé el error en la declaración y el error en la transmisión. El primero consiste en que lo querido queda desvirtuado en
su manifestación externa por distracción, apresuramiento o inadvertencia. Esta categoría tiene dos variantes: la primera, cuando hay una
divergencia entre la voluntad interna y la declaración, que puede darse cuenta de haber escrito algo incorrecto (lapsus calami) o empleado
palabras no queridas (lapsus linguae), por ejemplo, si escribo "compro" cuando, en realidad, quiero decir "vendo". La segunda variante se da
cuando ni siquiera tenía la intención de manifestar algo, por ejemplo, si alguien ingresa a una sala de remate y levanta la mano para saludar, y
se interpreta que está ofertando.

El error en la transmisión se origina en una persona distinta del emisor que, encargada de trasmitir la declaración de voluntad
del sujeto dueño del negocio jurídico, la expresa desvirtuándola... Tanto en la declaración como en la transmisión, pueden
referirse a cualquiera de los casos de error esencial. (UniversoJus, 2015, http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-270).

Por ende, invalida el acto. 

[15] Ley 26994. Art. 270. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de 
https://bit.ly/3hEv4BR

Por último, es dable señalar que el error de hecho esencial y reconocible es el que justifica la nulidad del acto y, por ende, puede ser invocado
por quien lo ha sufrido a fin de que se deje sin efecto el acto celebrado, pues se ha viciado la voluntad o, más precisamente, el elemento
interno "intención".

Ahora bien, conforme con el art. 269 del CCyCN16: 

Si la otra persona afectada por el acto acepta realizarlo de la manera en que la entendió el otro, el error en la práctica
desaparece y el negocio deviene exactamente lo que la víctima del yerro pensaba celebrar desde un principio. De esta
manera, desaparecido el error, desaparece la causa que da origen a la anulación y el consecuente derecho a reclamarla por
parte de quien antes se veía afectado. (UniversoJus, 2015, http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-269).

[16] Ley 26994. Art. 269. (2014).  Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.  Recuperado de
https://bit.ly/3hEv4BR

Error accidental

Por otro lado, está el error accidental, que es el que recae sobre las cualidades no sustanciales de las cosas o sobre los motivos no
determinantes del acto, por lo que no acarrea la nulidad.

Error de cálculo

El Art. 268 del CCyCN prevé “Error de cálculo. El error de cálculo no da lugar a la nulidad del acto, sino solamente a su rectificación, excepto que
sea determinante del consentimiento”17.

El error de cálculo es un tipo de error accidental que se da cuando, en el acto, se establecen las bases para fijar el precio, pero se realiza mal el
cálculo para fijarlo, se adicionan mal las cuotas que integran el saldo del precio, etcétera. En la práctica, este error no invalida el negocio
jurídico, pues del acto mismo se puede llegar a la voluntad real y determinar que es un error. Esto es así siempre que no fuera determinante del
consentimiento, pues en ese caso se convertiría en error esencial y habilitaría a la nulidad del acto (Rivera y Medina, 2014).

[17] Ley 26994. Art 268. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/3hEv4BR
El error de hecho reconocible es:

El que recae sobre los aspectos primordiales del acto.

El que se ha cometido por la falsa noción de la persona misma.

El que se ha cometido por inducción de la otra persona.

El que recae sobre las consecuencias jurídicas de la norma.

El que puede ser conocido por el destinatario si es diligente.

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LECCIÓN 2 de 4

El dolo. Diversas acepciones

En Derecho, la palabra dolo tiene distintas acepciones: a) como elemento intencional del acto ilícito, es la intención o propósito de causar un daño; b) en el ámbito
obligacional, el dolo es la deliberada intención de no cumplir pudiendo hacerlo y; c) como vicio de la voluntad, en tanto interviene en la formación del acto jurídico,
consiste en maniobras engañosas empleadas por una de las partes para inducir a la otra a celebrar un determinado acto jurídico.

Para comprender en una situación concreta estos vicios o defectos de la voluntad, te invito a leer el resumen de Fallo que declaró nulo un matrimonio.

La Sala A de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmó la nulidad de un matrimonio por dolo del marido, quien se casó con la
intención despojar a su esposa de sus bienes. 

A su turno, el a quo inválido el acto que unió a O. P. y M. R., al estimar que la demandante incurrió en un error acerca de las características
personales del hombre, provocado por su comportamiento doloso.

El juzgador llegó a la conclusión de que O. P. ocultó sus reales intenciones para casarse, lo que afectó el consentimiento de la mujer.

Tras el fallecimiento del accionado, su hijo apeló el pronunciamiento alegando que el juez de grado hizo una valoración sesgada de la prueba,
pero la Cámara no admitió su planteo al entender que en el caso el engaño al que fue sometida la actora surgía prístino.

En ese sentido, reseñó se acreditó que la demandante conoció al emplazado en un encuentro de "solos y solas", en mayo de 2009, que se
casaron a los dos meses y que en muy poco tiempo comenzaron los problemas.

El tribunal detalló que en septiembre de aquel año M. R. presentó una denuncia por violencia y que, en esa oportunidad, señaló que desde que
comenzó a convivir con O. P. se distanció de sus amistades, de sus parientes y de su psiquiatra; que no tomó la medicación que le prescribió el
médico para sus padecimientos psíquicos porque su marido se lo impedía y que los hijos y familiares de su pareja “invadieron su vida”.

La alzada indicó que los dichos de la mujer se corroboraron durante el juicio, en el cual se acreditó que estuvo prácticamente “secuestrada”, una
situación de aislamiento que fue confirmada por los testigos.

"Surge claramente que en muy poco tiempo M. R. se alejó de sus íntimos, además de encontrarse desmejorada y siempre en compañía de O. P. y
de experimentar decaimiento psíquico", destacó.

Además, la Cámara subrayó que de la prueba analizada surgía en forma incontestable que en un muy corto intervalo de tiempo vendió sus bienes,
siempre con la intervención de su marido o de sus dos hijos, quienes, incluso, llegaron a quedar procesados en sede penal, en donde al
confirmarse la medida se expresó que manipularon a una persona vulnerable para inducirla a celebrar un enlace y realizar negocios perjudiciales.

“La prueba demuestra que el consentimiento otorgado por M. R. se encontraba viciado por el dolo desplegado por el marido, quien simuló afecto e
intención de desarrollar un proyecto en común allí donde solo había un plan, consumado casi inmediatamente después de contraer las nupcias,
para despojar a la actora de sus bienes. Así las cosas, no cabe duda de que el demandado debe ser considerado cónyuge de mala fe”, concluyó.
(Justicia, 2018, https://comercioyjusticia.info/blog/justicia/el-matrimonio-es-nulo-por-la-intencion-de-dolo-del-marido/).
 

En este artículo se puede especificar con claridad la existencia del dolo como vicio de la voluntad que yace en la intención de quien celebra el acto jurídico. El juez,
al dictar sentencia, pudo comprobar que el accionar del esposo de la mujer estuvo destinada a contraer matrimonio para engañarla y, luego, desapoderarla de los
bienes, existiendo así maquinación o ardid por parte del sujeto. 

Definición de dolo como vicio de la voluntad. Requisitos

El régimen legal aplicable al dolo como vicio que afecta la intención en los actos voluntarios está contenido en los Arts. 271 a 275 del CCyCN19.

El Art. 271 expresa:

Acción y omisión dolosa. Acción dolosa es toda aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que
se emplee para la celebración del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa, cuando el acto no se realizó sin la

licencia u ocultación.20

De tal modo, el dolo es toda maniobra tendiente a engañar, fin de inducir a alguien a la realización de un acto que no ha sido celebrado de no mediar este vicio.
Puede consistir tanto en una acción como en una omisión dolosa. En el primer caso, se realizan maniobras o ardides destinados a provocar una falsa visión en la
víctima para que realice un acto que, de otra manera, no habría decidido ejecutar. El segundo, se aprovecha el engaño de otro, pese a no haber realizado nada
concreto para que cayera en este.

A continuación, te invito a leer un sumario de un fallo donde puede ver un caso donde la existencia del dolo en el accionar de una de las personas ha ocasionado un
vicio en la voluntad de otra, de modo tal que lo lleva a realizar un acto jurídico. En este caso, el efecto que acarrea es la nulidad del acto celebrado.

Presta atención a los argumentos esgrimidos por el tribunal, así también a las pruebas que acreditan las maniobras realizadas por la persona para determinar la
voluntad hacia la concreción de la celebración del matrimonio. 

Nulidad del matrimonio en virtud del compromiso sobre el embarazo de la novia lo cual determinó la voluntad del actor de celebrar el
matrimonio 

Partes: TGD c / LMB s / nulidad de matrimonio

Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San Isidro

Sala / Juzgado: Segunda

Fecha: 21-oct-2014

Cita: MJ-JU-M-89716-AR | MJJ89716 | MJJ89716

Se hace lugar a la demanda de nulidad del matrimonio promovida por el contrayente al haber acreditado que fue engañado por su novia, la cual le
hizo creer que se encontraba embarazada y que dicha circunstancia determinó la voluntad del actor de celebrar el matrimonio.
Sumario:

1.-Corresponde hacer lugar a la demanda promovida por el actor, decretando la nulidad de su matrimonio por haber demostrado adecuadamente
que fue engañado por su pareja, la cual le hizo creer que se encontraba embarazada, mediante ardides y maquinaciones que incluyeron la
confección de instrumentos apócrifos y la alteración de su fisonomía; circunstancias que llevaron al actor a consentir la celebración matrimonial,
que debe ser anulada por encontrarse viciada por engaño doloso.

2.-Puesto que para declarar nulo el matrimonio, la ley ha querido exigir que los artificios o astucias hayan sido tales que la víctima del dolo, no
obstante haber obrado prudentemente, haya podido ser engañada, lo cual es una situación de hecho que debe resolverse teniendo en cuenta las
circunstancias especiales de cada caso; para apreciar si el dolo empleado ha movido o no a la víctima a efectuar el acto, procede entonces
atender a las circunstancias y condiciones personales de esta, en cuyo caso debe ponderarse que si el actor, al enterarse de su posible
paternidad, era soltero, no tenía hijos y quien le daba la noticia de la paternidad no era para él una persona extraña, sino alguien con quien había
mantenido un determinado soporte de relación, pudo con razonabilidad ‒propia de una persona de 25 años de edad que sería nada menos padre
por primera vez y con firmes convicciones religiosas‒ abrigar la expectativa de que la demandada estaba efectivamente embarazada.

3.-Aun cuando los instrumentos fraguados o creados por la demandada para acreditar su embarazo ‒y de este modo inducir mediante engaño a
su pareja para la celebración del matrimonio‒ carezcan de suscripción por parte de un médico, ni consta la fecha de realización de la práctica
ecográfica, debe tenerse en consideración que se ha necesitado del concurso pericial para precisar que la descripción contenida en tales
instrumentos no es técnicamente pertinente por carecer de ciertas especificaciones; todo lo cual implica una descripción técnica, probablemente
copiada de una publicación para legos, debiendo entonces ponderarse que el actor es justamente un profano en la materia, porque no es médico
(ni posee estudios suficientes como para haber descifrado tal cuestión, pese a haber completado el nivel secundario). Menos aún puede
interpretarse que creyó el embarazo por pura candidez, sino por la urdimbre diagramada por la demandada, quien armó tales documentos para
torcer la voluntad del actor, lo que además fue reconocido por ella. Máxime cuando además, la demandada también procuró alterar su fisonomía a
través de la ingesta de alimentos, aparentando o simulando el embarazo.

4.-No se advierte que el contrayente del matrimonio que se pretende anular ‒por haber sido engañado por su pareja al manifestarle falsamente su
estado de embarazo‒ hubiera incurrido en una negligencia culpable; puesto que como hombre común, no pudo habérsele pedido alguna otra
diligencia para descartar la gravedad del dolo, ya que la demandada era su novia y mantenía con ella relaciones sexuales; y frente a los
instrumentos apócrifos que esta elaboró, no era razonable que el actor, por su cuenta, fuera a los lugares donde supuestamente se atendía la
accionada e indagara a los médicos o recabara o cotejara los análisis que su pareja le enseñaba, conducta que hasta podría agraviar la
sensibilidad de una embarazada primeriza. Tampoco empece a lo expuesto que los padres de la demandada manifestaran a la asistente social
que no registraron o detectaron el estado de gravidez de su hija, o que esta no se los transmitió o que desconocían si su hija estuvo o no
embarazada; pues efectivamente sabían de la existencia del proceso y, por ende, su declaración sobre el particular no puede, al menos en este

excepcional caso, ser tenida en cuenta (arg. Arts. 425- 439 del CPCyCN21).

5.- En una acción de nulidad de matrimonio ‒por haber sido el actor engañado por su novia respecto al estado de embarazo de esta última‒, si la
cónyuge demandada no responde la demanda, fue declarada rebelde y no concurre para permitir la concreción del dictamen psicológico, debe
interpretarse que ello refleja su falta de colaboración procesal y la admisión de los hechos pertinentes, que de ese modo deben quedar
invariablemente reconocidos. Esto conduce a concluir en que no hubo descuido o ligereza en el actor para aceptar el matrimonio, hallándose
cumplida la mediana diligencia enderezada a estimar a la futura esposa como a una persona realmente embarazada, y que tanto ella como su

hijo lo necesitarían para forjar la propia familia. Y en cuanto al requisito del inc. 2º del Art. 932 del CCyCN22 ‒que el dolo ‘haya sido la causa
determinante de la acción’, en que la maniobra dolosa debe haber sido la razón por la cual la víctima se inclinó a otorgar el acto‒, debe
considerarse que queda ampliamente satisfecho, dado el ocultamiento y las falsedades en las que incurrió la demandada en cuanto a sus
cualidades tanto morales como físicas, las que, ponderadas desde un punto de vista objetivo, hicieron razonable la actitud del demandante frente
al conocimiento de la verdad. Por lo que debe ser aceptada su petición de declarar la nulidad del matrimonio celebrado. (Microjuris, 2014,
https://bit.ly/3jBq0zG).  

[19] Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR
[20] Ley 26994. Art. 271. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[21] Ley 17454. (1981). Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Recuperado de https://bit.ly/3ePOdi5 

[22] Ley 26994. Art. 932. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Entonces, para que el dolo provoque la invalidez del negocio jurídico, será imprescindible que concurran las siguientes circunstancias:

Que el dolo haya sido esencial, es decir, grave, determinante de la voluntad.

Que haya ocasionado un daño importante.

Que no haya tenido dolo recíproco, es decir, de ambas partes.

Dolo esencial e incidental. Efectos

Para determinar si los requisitos especificados previamente se aceptarán las multas de poder determinar la invalidez del negocio jurídico, debemos primero poder
diferenciar el dolo esencial del dolo accidental.

Dolo esencial

El Art. 272 del Código específicamente: “Dolo esencial. El dolo es esencial y causa la nulidad del acto si es grave, es determinante de la
voluntad, causa un daño importante y no ha habido dolo por ambas partes"23.

De tal modo, el dolo esencial es el que ha sido causa determinante, causa eficiente del consentimiento del engañado para la celebración del
acto y puede ser invocado para anularlo. Para determinar si el dolo es esencial, habrá que verificar que se reúnan los cuatro requisitos que fija
el precepto:

1. Que sea grave: la gravedad del dolo alude a la entidad del engaño, astucia o ardid. La conducta o maniobra
empleada debe ser apta para inducir a engaño a una persona que pone la diligencia necesaria en los asuntos,
calidad que ha de ser evaluada en función de las circunstancias y condiciones personales del sujeto
engañado.

2. Debe ser determinante de la voluntad: ello es así cuando, de no haber mediado el engaño, el sujeto no hubiere
celebrado el negocio jurídico. Esta es la diferencia principal con el dolo incidental que seguidamente veremos.

3. Debe probar un daño importante: el artículo no solo requiere que la víctima haya sufrido un daño, sino que
este haya sido de relevancia, con cierta significación para la persona que lo sufre, pero no solo de
significación económica, porque puede tratar de un daño moral (Tagle, 2002). 

4. Ausencia de dolo de ambas partes: quien obra con dolo no puede pretender que se anule el acto alegando el
cometido en su perjuicio por la otra parte. Ello es así, pues se trata de una exigencia negativa, cuyo
fundamento radica en la regla de que nadie puede alegar la propia torpeza. Además, se trata de un deber
moral que deben presidir las relaciones entre las personas, por eso "quien juega sucio no tiene derecho a
exigir juego limpio" (Rivera y Medina, 2014, p. 626). 

[23] Ley 26994. Art.  272. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.  Recuperado de
https://bit.ly/3hEv4BR

Como se puede considerar, en el caso de la nulidad del matrimonio descripto anteriormente, se ha tratado de un dolo grave que ha sido causa determinante del
acto, ha viciado con su accionar la voluntad del otro contrayente engañándolo, y le ha ocasionado un daño importante.
Analicemos ahora otro caso donde proceda también la nulidad del matrimonio, pero invocando al actor otras causas que le impiden a su voluntad sea viciada.

Nulidad del matrimonio solicitada por una mujer que estaba recientemente casada y descubrió que su marido estaba involucrado en el consumo
y venta de droga 

Partes: D. P .R. c / VL s / | nulidad matrimonial 

Tribunal: Tribunal Colegiado de Familia de Rosario

Sala / Juzgado: Nº 7

Fecha: 4-nov-2014

Cita: MJ-STF-M-6738-AR | STF6738 | STF6738

Se hace lugar a la nulidad del matrimonio solicitada por una mujer que se enteró por el diario de su marido estaba involucrado en el negocio de la
droga y preso por tentativa de homicidio, encontrándose la voluntad de la actora viciada por dolo.

Sumario:

1.-Corresponde admitir la demanda de nulidad matrimonial intentada pues la misma se fundó en el dolo que vició la voluntad de la actora, ya que
contrajo matrimonio luego de 3 años de noviazgo y ese mismo día comenzaron a suscitarse algunos hechos y comportamientos, como así
también ausencias del demandado del hogar conyugal. Al año, el demandado se ausentó y con posterioridad la actora toma conocimiento de que
el demandado consumía y vendía drogas desde hace 10 años, portando, además, arma de fuego y encontrándose preso por tentativa de
homicidio, ocultando durante el noviazgo todas estas situaciones extremadamente graves, cumpliéndose con lo expuesto los requisitos del dolo
configurativo de la nulidad matrimonial por ser grave causa determinante del acto dañoso y no recíproco.

2.-Toda vez que la totalidad de la prueba producida fueron aportadas y realizadas por la parte actora, y si bien el demandado compareció y se
allanó a la pretensión no controvirtiendo dichas pruebas, dicho allanamiento no es suficiente para la declaración de nulidad del matrimonio debido
a la importancia y gravedad de dicha declaración y los derechos en juego, ya que el matrimonio es una institución que trasciende lo privado y
personal, así de la valoración en conjunto se infiere que el consentimiento otorgado por la actora al momento de contraer matrimonio se
encontraba viciado por dolo, desconociendo las características personales del demandado que hubieran modificado su decisión de contraer
matrimonio de haberlas conocido. (Microjuris, 2014, https://bit.ly/2EeU2ct

Dolo incidental

Por su parte, el dolo incidental es aquel en el que le faltan uno o más requisitos de los que exige el Art. 27224 para que el dolo sea apto para
actuar como vicio. 

El dolo incidental no afecta la celebración del acto, sino sus condiciones, es decir, la parte que lo sufre lo habría celebrado aun de no haber
mediado el engaño, aunque en condiciones distintas; por ende, no es causa de invalidez del acto, aunque quien lo comete debe resarcir los
daños causados de conformidad al Art. 275 del CCyCN25.

Finalmente, debemos señalar que el dolo esencial y el dolo incidental pueden ser: directo, si es cometido por una de las partes del acto jurídico,
su dependiente o representante; o indirecto, si proviene de la conducta de un tercero ajeno a la relación de que se trata para beneficiar a alguna
de las partes. Una y otra clase de dolo afectan la validez del acto (Art. 274 del CCyCN26).
Los invito a ver el siguiente esquema donde se presenta un resumen de los vicios que afectan a la intención. 

[24] Ley 26994. Art.  272. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/3hEv4BR

[25] Ley 26994. Art. 275. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/3hEv4BR

[26] Ley 26994. Art. 274. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.  Recuperado de
https://bit.ly/3hEv4BR

Figura 1: Vicios de la intención

Fuente: Tagle, 2002, pp. 94-95.

La violencia.  Noción

La libertad... en tanto tercer requisito de la voluntad es solo aquella que permite autodeterminarse sin influencias mayores a las habituales...
Precisamente, la violencia importaría una influencia superior a la tolerable: consiste en ejercer coerción sobre una persona para obligarla a
realizar un acto (UniversoJus, 2015, http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-276).

Nuestro Código emplea los términos "fuerza irresistible" e "intimidación" para referirse a la violencia como vicio de la voluntad que excluye la libertad. Así, la
violencia, en términos jurídicos, es la coerción que por distintos medios se emplea sobre una persona para obligarla a ejecutar un acto que no estaba dispuesta a
realizar. La violencia se presenta en dos formas diferentes: la fuerza irresistible, que tiene lugar cuando se excluye la voluntad mediante el empleo de una presión
física irresistible o de malos tratamientos corporales; o bien, la intimidación o amenazas que inspiran en la víctima el temor fundado de sufrir un mal inminente y
grave que suprime su libertad en el obrar.
Clases  Efectos

A continuación te invito a leer el resumen de un Fallo, donde el acto celebrado se encuentra viciado en el elemento "libertad".

Para colocarnos en el contexto del caso, cabe aclarar que cuando el matrimonio se disuelve se procede a la partición de la sociedad conyugal. La partición de la
comunidad de bienes es la última de las etapas que comprende el proceso de liquidación de la sociedad conyugal. En este período se materializa el derecho en
expectativa a la parte indivisa que le corresponde a cada cónyuge en una suma de valor concreta que pasa a ser de su exclusiva propiedad. En el caso presentado,
la mujer es víctima de la intimidación provocada por su ex esposo que vicia su voluntad al momento de celebrar el acto jurídico (convenio de partición de la
sociedad conyugal). 

Nulidad del convenio de partición privada de la sociedad conyugal al haber probado que la accionante suscribió el acuerdo obtenido su voluntad
viciada por intimidación por parte de su ex cónyuge

Partes: CSM c / SM O s / separación de bienes

Tribunal: Cámara de Familia de Mendoza

Fecha: 29-ago-2017

Cita: MJ-JU-M-106500-AR | MJJ106500 | MJJ106500

Nulidad del convenio de partición privada de la sociedad conyugal al haber probado que la accionante suscribió el acuerdo obtenido su voluntad
viciada por intimidación por parte de su ex cónyuge.

Sumario:

1.-Cabe confirmar la sentencia que declaró la nulidad del convenio de partición privada de la sociedad conyugal celebrado entre las partes, pues
teniendo en cuenta la conducta del demandado posterior a la firma del convenio, al efectivizarse las medidas cautelares peticionadas por la
demandante, las características de personalidad de ambas partes, la presencia de un extraño en el acto en que se suscribió el mismo y la ventaja
económica que obtuvo el accionado en su concreción respecto del fondo de comercio perteneciente al haber ganancial, resulta suficientemente
demostrado el vicio de violencia invocado que torna nulo el acuerdo en cuestión.

2.-Los convenios de liquidación de la sociedad conyugal son pasibles de anulación y de ser declarados fraudulentos dentro del régimen general
de los actos jurídicos, teniendo en cuenta que son actos bilaterales y onerosos.

3.-La desigualdad económica del convenio de partición privada de la sociedad conyugal resulta ser un elemento más a fin de tener por probada la
existencia del invocado por la actora, toda vez que es de toda lógica que se ejerza violencia para obtener de la víctima una ventaja y no para
favorecerla. (Microjuris, 2017, https://bit.ly/39vjIx6). 

Ahora repasemos juntos los elementos “fuerza irresistible” e “intimidación” para referirnos a la violencia como vicio de la voluntad que excluye la libertad. El Art. 276
del CCyCN prevé:

 
Fuerza e intimidación. La fuerza irresistible y las amenazas que generan el temor de sufrir un mal grave e inminente que no se pueden
contrarrestar o evitar en la persona o bienes de la parte o de un tercero, causan la nulidad del acto. La relevancia de las amenazas debe ser

juzgada teniendo en cuenta la situación del amenazado y las demás circunstancias del caso.27

Así, de acuerdo con el precepto mencionado, la violencia se puede ejercer a través de dos modalidades: la fuerza irresistible y las amenazas o intimidación.

La fuerza irresistible es la coacción física o material que suprime la libertad constriñendo al sujeto a obrar en específico sentido o dejar de hacerlo. Se trata de una
fuerza suficientemente grave como para impedir a la víctima repelerla (Tagle, 2002).

Esta fuerza gravita sobre la persona de quien la padece a modo de reducirla a mero instrumento pasivo de la voluntad y del designio de otro. Indiscutiblemente
invalida el acto jurídico. Por un lado, entenderemos que el acto no solo no es voluntario, sino que es antivoluntario y por otro lado, que en este caso se configura un
tipo penal, es decir cuando se ha ejercitado violencia sobre una persona humana (Buteler Cáceres, 2000). 

Por otra parte, tenemos la violencia moral o intimidación, que consiste en inspirar temor por medio de amenazas para infundir miedo, alterando el ánimo y la libertad
de obrar para que el amenazado ceda en perjuicio de sus propios intereses. Estas amenazas deben ser graves, es decir, deben tener aptitud para crear el temor

racionalmente fundado, lo que se valorará de acuerdo con la situación del amenazado y las demás circunstancias del caso (Art. 276 del CCyCN28).

La gravedad se valorará teniendo en cuenta los bienes jurídicos –que pueden ser de naturaleza patrimonial o no; la vida, la salud, la honra, la reputación, la
intimidad, etcétera.– del propio amenazado, así como de cualquier otro sujeto en tanto y en cuanto se demuestren aptos para alterar la conducta del afectado.

Asimismo, el mal amenazado ha de ser inminente, no necesariamente presente o actual, pero sí de realización en un lapso más o menos próximo, de modo que no
pueda evitarse a tiempo ni reclamarse el auxilio de la autoridad pública para impedir la amenaza o defenderse de ella. Sin embargo, es menester atribuir al término
de “inminente” un significado más amplio, pues, en ocasiones, el factor tiempo carece ciertamente de relevancia.

La amenaza puede recaer sobre cuestiones que el amenazado no quiere revelar (deshonra por la revelación de hechos inmorales, intimidades indicativas de
hechos de esa naturaleza) o situaciones en que las características de las amenazas obstan a que la persona se decida a recurrir a la autoridad pública o adoptar
otro tipo de medidas para contrarrestarlas. En definitiva, lo relevante no es siempre la temporalidad próxima, sino la convicción de la dificultad o imposibilidad para
contrarrestarlas o evitarlas.

Aunque la ley no lo diga expresamente, la violencia, en cualquiera de sus modalidades, debe haber sido la causa determinante de la ejecución del acto, pues si el
sujeto por otros motivos igualmente lo hubiera celebrado, no puede considerarse que el vicio de violencia haya excluido la voluntariedad.

Tanto la fuerza irresistible como las amenazas pueden provenir de una de las partes del acto o de un tercero (Art. 277 del CCyCN29) y el autor debe reparar los

daños (Art. 278 del CCyCN30).

A diferencia de lo que ocurre con el dolo, la existencia de daños no es un requisito para que se configure el vicio de violencia. Sin embargo, en la práctica, al ser un
ataque a la integridad de la persona, la violencia siempre presentó un daño al menos de la naturaleza moral.

Quien deberá resarcir será la parte del acto o el tercero autor de la violencia. Ahora bien, si proviene de un tercero, pero esta era conocida por la otra parte, se le
atribuye la condición de cómplice y responde solidariamente, aun cuando había tenido conocimiento a posteriori y guardara silencio al respecto (Rivera y Medina,
2014, p. 638) 

[27] Ley 26994. Art. 276. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[28] Ley 26994. Art. 276. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[29] Ley 26994. Art. 277. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR
[30] Ley 26994. Art. 278. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Te invito a repasar, con el siguiente esquema, los vicios que afectan a la libertad.

Figura 2. Vicios de la libertad

Fuente: Tagle, 2002, p. 95.


LECCIÓN 3 de 4

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

El objeto de la relación jurídica privada



Los elementos de la relación jurídica privada son los sujetos, objeto y causa. El objeto de las relaciones jurídicas son las cosas, los bienes y las conductas humanas.

El patrimonio

El patrimonio como universalidad jurídica está integrado por los bienes materiales (cosas), inmateriales (prestaciones, derechos) y por las relaciones jurídicas y derechos que se
ejercen sobre ellos, existiendo acuerdo en que integran la categoría de derechos patrimoniales los derechos crediticios, los reales y los de propiedad intelectual.

Los hechos jurídicos



Toda relación jurídica reconoce su origen o causa eficiente en un hecho jurídico que la precede y que, luego, da como resultado el nacimiento, modificación, transferencia o
extinción de los derechos subjetivos que forman parte del contenido de la relación jurídica.

Los vicios de los actos voluntarios



El acto voluntario requiere la concurrencia de elementos internos (discernimiento, intención, libertad) y de un elemento externo (la manifestación de la voluntad).  El defecto en
algunos de los elementos internos del acto voluntario se denomina "vicio".
LECCIÓN 4 de 4

Referencias

Buteler Cáceres, JA (2000). Manual de Derecho Civil. Córdoba, Argentina: Advocatus. 

Justicia  (22 de marzo de 2018).  El matrimonio es nulo por la intención de dolo del marido.  Comercio y justicia.  Recuperado de
https://comercioyjusticia.info/blog/justicia/el-matrimonio-es-nulo-por-la-intencion-de-dolo-del-marido/

Ley 340. (25 de septiembre de 1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de http://www.saij.gob.ar/340-nacional-codigo-civil-lns0002653-


1869-09-25/123456789-0abc-defg-g35-62000scanyel

Ley 17454. (18 de agosto de 1981). Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16547/texact.htm

Ley 24430.  (15 de diciembre de 1994).  Constitución de la Nación Argentina.  Honorable Congreso de la Nación Argentina.  Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

Ley 26994.  (1 ° de octubre de 2014).  Código Civil y Comercial de la Nación.  Honorable Congreso de la Nación Argentina.  Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm#3

Microjuris  (4 de diciembre de 2014).  Nulidad del matrimonio solicitada por una mujer que estaba recientemente casada y descubrió que su marido estaba
involucrado en el consumo y venta de droga. Microjuris.com. Recuperado de https://aldiaargentina.microjuris.com/2014/12/04/nulidad-del-matrimonio-solicitada-
por-una-mujer-que-estaba-recientemente-casada-y-descubrio-que-su-marido- estaba-involucrado-en-el-negocio-de-la-droga /

Microjuris (11 de diciembre de 2014). Nulidad del matrimonio en virtud del compromiso sobre el embarazo de la novia lo cual determinó la voluntad del actor de
celebrar el matrimonio.  Microjuris.com.  Recuperado de https://aldiaargentina.microjuris.com/2014/12/11/nulidad-del-matrimonio-en-virtud-del-engano-sobre-el-
embarazo-de-la-novia-lo-cual-determino- la-voluntad-del-actor-de-celebrar-el-matrimonio /

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