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EJE TEMÁTICO: LA GESTIÓN DIRECTIVA Y EL ASESORAMIENTO PEDAGÓGICO

INTRODUCCIÓN
En este último material que compartimos pretendemos aportar ideas que
permitan resignificar una de las funciones de los equipos directivos: el asesoramiento
pedagógico.
En el ámbito de la educación, el asesoramiento es una práctica que se fue
configurando de manera paulatina y muestra ciertas particularidades. Una de ellas,
es que puede ser ejercida por diversos actores institucionales o por un profesional
específico. En relación a esta particularidad Nicastro y Andreozzi (2008) consideran
que el asesoramiento pedagógico puede ser identificado como una práctica
localizada en un puesto de trabajo específico, como podría ser el caso de un asesor
pedagógico o un consultor externo. Pero también puede configurarse como una
práctica transversal, desarrollada por diferentes actores institucionales, por ejemplo
el director, supervisor, jefe de departamento, entre otros.

El asesoramiento: aproximación conceptual


Indistintamente de quien desempeña funciones de asesoramiento, es
importante destacar que esta práctica implica un
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=56711104. La idea de intervención alude a
“venir entre”, “interponerse” por tanto queda vinculada a la acción de un tercero,
que puede colaborar o acompañar en la producción de conocimiento y el desarrollo
de cambios personales, grupales y organizacionales, en realidades donde la
incertidumbre e imprevisibilidad se hacen presente.
Pensar al asesor como tercero o intermediario, supone considerarlo como un
provocador que favorece, a través de un dispositivo de trabajo determinado, el
surgimiento de un material que se convertirá en objeto de análisis. El saber experto

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del asesor nunca es completo y acabado, pues la realidad constantemente lo está
poniendo a prueba. Este saber se va construyendo en un proceso constante de
comprensión de la realidad escolar; la que por esencia, siempre se presenta distinta.
Esto implica que tanto el asesor como el asesorado acepten la limitación de este
saber.
Otro rasgo del asesoramiento como un acto de intervención, conlleva atender
tanto las problemáticas que son reconocidas como prioritarias a nivel institucional,
como aquellas prácticas naturalizadas (es decir aquellas situaciones que no son
cuestionadas) que operan como condicionante en la proyección de mejoras
institucionales.
Es importante destacar que el directivo -en su rol de asesor- puede colaborar en
la generación de cambios a nivel institucional y áulico, si logra despojarse de la
imagen omnipotente de la que muchas veces se inviste (o es investido) y, se incluya
junto a los docentes como coparticipe de esos cambios.
Distanciarse de esta visión omnipotente será posible en la medida que
comprenda su tarea como una práctica situada. Es decir, como una práctica que se
configura en un contexto institucional que determina posibilidades y limitaciones en
el cumplimiento de las funciones definidas para esta posición. Además, entender su
tarea como una práctica situada implica posicionarse
como un intérprete o intermediario entre los principios
de la política educativa vigente y las demandas o
problemas que los actores institucionales reconocen
como tal. En este rol de intermediario entre lo macro y
lo micro, el asesor constituye un eslabón clave en la
construcción de propuestas formativas que resulta de considerar aspectos peculiares
del contexto y los marcos regulatorios vigentes.
Con anterioridad mencionamos que el contexto institucional opera generando
posibilidades y limitaciones en la intervención del director como asesor pedagógico.
Pero encontramos otros elementos que estructuran el campo de actuación del
director en este rol. Uno de ellos es el encuadre de trabajo, el cual es entendido
como una serie de regulaciones que determinan espacio y tiempo de trabajo, un
modo de generar relaciones entre asesor y asesorados, define metodologías y
modalidades de abordaje de situaciones que requieren de la intervención del asesor
pedagógico.

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Algunas características del asesoramiento pedagógico
El encuadre de trabajo que entiende a la asesoría pedagógica como una
práctica situada y colaborativa, aporta un conjunto de característica a considerar en
el desempeño de las funciones pertinente a la asesoría. Según Nicastro y Andreozzi
(op.cit.), entre éstas se destacan las siguientes:
 La situación de asesoramiento se organiza en torno a la interacción con
otro/s.
Se trata de otro individual o colectivo, portador de
tradiciones, saberes, representaciones, y valores que se
derivan tanto de la cultura profesional como de la
cultura organizacional en la cual se desempeña. En ese
espacio de interacción, es indispensable reconocer el lugar del asesor también como
portador de estos mismos contenidos.
En el encuentro con el otro se construyen significados nuevos e inéditos, a
través de una actitud deliberativa, de permanente observación, captación y
comprensión de diferentes puntos de vista.
Se debe reconocer que el aspecto central a tener en cuenta en la situación de
asesoramiento, es el vínculo que implica ligazón, enlace, compromiso emocional,
niveles variados de independencia y autonomía, reconocimiento, credibilidad y
confianza.
 La interacción entre asesor y asesorado/s se origina a partir de una
demanda.
Pensar en la demanda significa estar atento al motivo de la consulta, a la
situación que origina el pedido de ayuda, al reconocimiento de una necesidad que
expresa el desfasaje entre las condiciones con que se cuenta para realizar un
trabajo, un proyecto o una experiencia, y aquello que en cada caso se requiere.
La demanda es el resultado de un proceso paulatino de problematización con el
otro. El término problematización alude a mirar de forma diferente la situación
problemática o demanda que convoca la intervención del asesor.
Con respecto a este ejercicio de revisitar la realidad con una actitud
problematizadora, Nicastro y Andreozzi(op.cit.) establecen una diferencia clave entre
dificultad y problema. La dificultad forma parte de lo que generalmente aparece

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reconocido en forma explícita, en tanto que los problemas resultan de un proceso de
interrogación de lo establecido, que avanza sobre aquello que permanece implícito.
 El asesoramiento se caracteriza por una actitud de interrogación
constante sobre lo que se observa.
Esta actitud es central para abordar las problemáticas institucionales que se
presentan como complejas y ambiguas. En este escenario, tanto el asesor como los
asesorados, deben convertir los saberes que tienen sobre ellas en hipótesis
provisorias. Sobre todo superar lo que comúnmente se aprecia en un primer momento
como erróneo, cuando algo no coincide con los saberes propios.
La observación constituye una herramienta valiosa para avanzar en los
procesos de interrogación de la realidad que se indaga y lograr la construcción de
conocimiento sobre la misma. Con respecto a la herramienta señalada, Poggi (1997)
afirma que no hay observación neutral. Observar supone conocer una realidad por la
vía de la significación. La observación no es exclusivamente lo que se mira, sino lo
que se interpreta de la realidad y, asignar significados implica reconocer que,
aunque la “realidad” sea la misma, el conocimiento de ella puede ser distinto según
el sujeto cognoscente, sus esquemas cognitivos, sus saberes y sus representaciones.
Por lo tanto, nos apropiamos de lo real a través de filtros interpretativos, que
intervienen en la selección, la producción y la estructuraciónde datos.
Para ejemplificar la idea de reconstrucción de una realidad considerando
diversas interpretaciones, los invitamos a leer el siguiente cuento:
“Un sabio impartía justicia entre dos contendientes en presencia de sus
discípulos. Primero expuso el damnificado, planteando que una de sus
vacas había sido robada y que el ladrón, allí presente, debía ser
castigado por ello. El juez, tras larga reflexión, decidió que si las cosas
eran tal como el hombre las contaba, él tenía razón. Propuso entonces
que hablara el supuesto ladrón. Este reconoció el robo, pero agregó que
se vio obligado a robar la vaca porque sus hijos estaban desfallecientes
de hambre y no encontraba trabajo a pesar de buscarlo arduamente. Por
otra parte, su vecino era rico y podía esperar hasta que pudiera pagarle.
El juez, después de reflexionar largamente, le dio la razón. Los
discípulos que se mostraban sorprendidos de que su maestro pudiese
conceder la razón a dos versiones contradictorias de los mismos hechos,
se quejaron ante su sabio maestro. El juez le respondió, tras meditar

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largamente la cuestión, que ellos también tenían razón. (Nicastro y
Andreozzi (2006, pág. 67)

 El asesoramiento debe desembocar en acciones a realizar por asesor y


asesorado/s, pues ambos son responsables aunque de manera diferente.
En este contexto de intervención es necesario delimitar de manera consensuada
las tareas y responsabilidades que asumirán los involucrados, teniendo en cuenta su
posición y roles en la organización escolar. Entre las tareas que puede desempeñar el
director se destacan aquellas vinculadas con el análisis e interpretación de una
realidad que convoca a trabajar en equipo, la indagación y propuestas de estrategias
que posibiliten la superación de los problemas o demandas institucionales.
Con respecto a las responsabilidades enunciadas, Romero (2012) destaca la
función del asesor como dinamizador de la vida de la escuela, facilitando una
autorrevisión de la propia realidad, la búsqueda y el compromiso común en la
resolución de los problemas. A su vez, el asesor como agente mediador entre el
conocimiento institucional disponible y las prácticas de los diferentes estamentos de
la comunidad educativa, proporciona aquellos conocimientos y recursos que pueden
facilitar los cambios en el modo de pensar y de hacer de los actores institucionales.
A modo de síntesis, el encuadre teórico que desarrollamos en este
documento, tiende a resignificar las funciones y tareas del asesor pedagógico
como una práctica situada y colaborativa, que apunta a sostener y promover el
desarrollo profesional de los diferentes actores de la organización escolar, como así
también, contribuir en la implementación de los cambios o mejoras proyectadas
institucionalmente.

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Bibliografía consultada
 Bolivar, A. (2006). La asesoría al colectivo docente y el trabajo en el aula, en
O. Bonilla (coord.). La asesoría a las escuelas. Reflexiones para la mejora
educativa y la formación continua de los maestros, México, Secretaría de
Educación Pública.
 Nicastro, S. y Andreozzi, M. (2006). Asesoramiento pedagógico en acción. La
novela del asesor. Ed. Paidós. Buenos Aires, Argentina.
 Romero, C. (comp.) (2012). Claves para mejorar la escuela secundaria. Ed.
Noveduc. Buenos Aires. Argentina.
 Romero, C. (2007). Gestión del conocimiento, asesoramiento y mejora
escolar: el caso de la escuela vacía, en profesorado. Revista de Curriculum y
Formación del Profesorado, 11 (1), 28 págs. Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=56711104

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