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La aventura intelectual de un maestro ignorante

Un maestro con 30 años de experiencia, luego pasar por aventuras y vivencias realmente
vigorizantes, no creyó jamas que un trabajo donde su único proposito era enseñar francés a
una clase cuya lengua madre era un idioma desconocido por él, y aunque tenia la gran barrera
de la comunicación en su contra, logra hacerse con su meta y no solo eso, esta sorpresa del
azar lo lleva a pensar y cuestionarse todo aquello que creia aprendido y que le dio un giro de
sorpresa.

Del capítulo I, en esta primera visión de la historia, una aventura intelectual junto a los
pensamientos de Joseph Jacotot, se plantea el dilema del maestro, el conflicto que le surge y
que es de gran importancia como lo es; la comunicación, sin conocer ni hablar el mismo idioma
que los estudiantes y sin modo de expresar sus conocimientos, consigue una herramienta que
sin saberlo sería la solución a la gran muralla que lo dividía del alumnado y a su vez le haría
cuestionarse su papel dentro de la profesión, ya que, mediante un libro bilingüe encuentra la
manera de que sus alumnos puedan aprender el francés, la gran sorpresa viene cuando estos
flamencos logran hacerse de un idioma desconocido, sin conocer la gramática ni la literatura
básica, solo leyendo y traduciendo una historia.
Increíblemente lograron en poco tiempo no solo aprender sino concebir un francés de nivel
literario, de calidad de escritor, y lo más sorprendente es que lo hicieron por su cuenta, sin que
el maestro les diera ni un poco de su conocimiento. Es en este momento en el que luego de 30
años de experiencia y sin haberlo dudado nunca se cuestiona cosas como; ¿realmente tiene
importancia el papel del profesor? ¿Las explicaciones del profesor son necesarias? Y allí
comienza entonces este redescubrir de un maestro que creía saberlo todo en cuanto a la
pedagogía.

Es entonces cuando decide analizar la situación y descubre dos palabras de gran importancia,
el comprender y la distancia, y es que según Jacotot el gran secreto de la pedagogía es la
distancia que se supone existe entre el experto y el ignorante, el profesor y el alumno; al
plantearse todo esto de si su papel como explicador era realmente importante o si solo hacía
falta un libro para que un alumno solo y sin ninguna ayuda pudiese comprender y entender
cualquier contenido, entonces se encuentra con la verdad, según lo que dicto como: todos
tenemos la misma inteligencia. Aunque todos tengan la capacidad de poder aprender algo sin
la enseñanza o explicación de un tercero, y más aún después de aprender por primera vez algo
de esta manera, ya se supone que no existirán barreras de aprendizaje, pues, aunque sea
creíble se incluye un tercer factor que no es más que, la voluntad, si bien el recurso y la
inteligencia esta, es importante la voluntad que el aprendiz le disponga al contenido, la
necesidad que este disponga para obtener dicho conocimiento.
Sabiendo esto, eran aún más propicias las interrogantes del experto, ya que, si no hacía falta
un explicador, y solo con un libro bastaba para el aprendizaje, ¿entonces dónde queda el papel
del experto? Pues la respuesta surgió de entender que, aunque se aprenda se necesita a
alguien que apruebe ese aprendizaje, ¿porque cómo saber que realmente se aprendió? ¿Y si
lo aprendido es lo correcto? Pues, aunque Joseph propiamente no les enseño el francés a sus
estudiantes, les dio la herramienta para que llegaran a este y aún más aprobó o desaprobó
dicho conocimiento, los guio por el camino que debían seguir para aprender y hacerse del
nuevo idioma, y eso, fue suficiente, allí estaba su propósito, en aprobar lo aprendido e
identificar si estaban aprendiendo y comprendiendo el contenido.

El hecho de que este no haya servido de maestro explicador no quiere decir que hayan
aprendido sin maestro, su papel fue de igual importancia. Aunque surgió sin esperarlo el
método del azar sin conocerlo le ayudo a formularse cuantas preguntas fueron necesarias para
comprender los secretos de la pedagogía.

Otro punto importante y de gran relevancia es la libertad, esa que propicia el maestro, esa que
le da las alas al alumno de aprender como quiera, con su propio método y a su manera, la
libertad que le da al maestro saberse victorioso ante un triunfo del que no tenía idea como, pero
lo había logrado, y es que aquí el fin no era el metodo utilizado, ni si este habia hecho un
material exclusivo para enseñarles, sino el hecho de que habian aprendido y lo habian logrado
por su propia cuenta.

En el segundo capitulo de esta historia se envidencia una nueva afirmación, y es que, se puede
enseñar lo qué se ignora, y es posible gracias a la intuición y a la igualdad, o mas bien a la
libertad que se msnciona anteriormente. Ya que todas las personas poseen la misma
inteligencia y sólo se requiere de la fuerza de voluntad para lograr el aprendizaje, aunado a la
libertad del pensamiento y la didáctica, y es que el mero hecho de tener a alguien que te diga lo
que debes aprender y como lo debes aprender es una limitante a la infinita posibilidad de
imaginación e inteligencia del aprendiz, entonces lo qué debería ser un mar de conocimiento se
convierte en las cadenas del pensamiento.

Aunque la pedagogía clásica en su primer estatuto indica que sólo un experto puede enseñar y
que el aprendiz no puede por si mismo lograr el aprendizaje sino que debe ser un agente
pasivo ante toda esa información suministrada por el experto, sin derecho a consultar ni
cuestionarse si realmente esa es la gran verdad, ni a informarse por sus propios medios sobre
el contenido. Joseph consigue entender gracias a su experimento del azar, que se puede
enseñar algo que se ignora o bien se desconoce por completo, como le ocurre en el caso del
idioma. Y es que la inteligencia da para eso y para mucho más, la intuición ante el saber es una
herramienta bastante importante, además de entender que el papel del maestro es más bien de
orientador, guiador de conocimientos pero sin condenar la libertad del aprendiz, ya que si este
desarrolla su conocimiento a su manera y busca aprender sin explicador (pero no solo) será el
mejor de los conocimientos adquiridos, se sentará en él tan firme y fuerte como el concreto, ya
que surgió de su propia indagación, nadie le contó algo, sino que es el resultado de su
experiencia de investigador y el hacerse con el aprendizaje le da no sólo la victoria del
conocimiento, sino la satisfacción de lograr esa meta, de hacerse investigador y
experimentador de su propio conocimiento.

Concluyendo esta maravillosa experiencia del aprendizaje, se reafirma la idea de Joseph; se


debe ser un maestro ignorante, ya que este hecho le dará la plena libertad de conocimiento y el
amplio mundo del descubrimiento al aprendiz, siendo este el mejor aprendizaje, el adquirido a
su modo con la libertad del mismo, bajo sus propios métodos y herramientas, será este su
propio investigador y maestro explicador, ese será la mejor enseñanza del maestro ignorante.

Mariana Rivera, 27. 247. 715. Sección 3T.


Profesor Jesús Olmos, Psicología de la educación.

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