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Trastornos Ansiosos en Niños y Adolescentes:

La base fenomenológica de estos cuadros es la angus a patológica; es decir, la experiencia general


de cada persona que sufra cuadros ansiosos será la angus a a niveles muy altos de intensidad.

Son pacientes que frecuentemente llegan con crisis de angus a, que hablan a veces directamente
de ansiedad, a veces ya están diagnos cados con Trastorno de Ansiedad Generalizada y también
pueden datar de cuadros de inquietud permanentes que atribuyen a la ansiedad.

La angus a nace como una emoción básica intensa, sin explicación (por lo general los pacientes dirán
que no saben por qué sienten esto). Tanto en TAG, crisis de pánico, fobias (que también se catalogan
como ansiedades), el síntoma principal es la angus a. Ésta se caracteriza como emoción y no como
sen miento ya que hay una reacción fisiológica del cuerpo ante esta, como lo son las palpitaciones,
inquietud, ganas de comer, falta de calma, atracones y esto se hace con el fin de calmar la sensación.

Debido al nivel de intensidad de la angus a de estas personas, es egodistónica, es decir,


desagradable para el sujeto. Lo que capta el paciente al momento de sen r su angus a es un peligro
inminente, incluso aunque este no esté ahí, llegando varias veces a escuchar y sen r cosas “ sicas”
producto del miedo. Este peligro que se experimenta a nivel somá co se cons tuye como una
amenaza para la existencia del paciente, tanto a nivel psíquico como sico y es por esto que las crisis
de pánico se vuelven tan terribles; ahora bien, a estas personas se les debe medicar, ya que en caso
de no hacerlo se produce un deterioro y desgaste muy grande.

Este po de medicación puede ser “S.O.S”, en donde al ingerir el remedio, no aparece la


manifestación completa de la crisis de angus a.

Los autores psiquiátricos (Almonte, Mon y Correa) proponen que la angus a es inherente al ser
humano, y desde el psicoanálisis se defiende la idea de que el neuró co debe pasar por esta emoción
ya que proviene, o bien, es de castración, ya que siempre va ligada a la idea de que uno perderá algo.

Angus a normal:

Se presenta en diferentes fases del desarrollo, cuando se expone a la persona a nuevas instancias o
situaciones de cambio o crecimiento. Por ejemplo, cambios propios de la pubertad a los que los
niños se resisten porque no quieren crecer, o bien, cuando los llevan al jardín por primera vez y
manifiestan angus a por separación.

Al estar relacionado con periodos crí cos del desarrollo, la angus a en niveles normales debería
ayudar al sujeto a adaptarse ante diferentes cambios. Ahora bien, si un paciente ya sufre de otra
patología aparte de las situaciones angus antes “por defecto” que trae la vida y el desarrollo, éstas
se convierten en instancias desgarradoras y los pacientes sufren el doble.

Una persona sin patologías, o bien, neuró ca, debería poder adaptarse al cambio y superar la
angus a natural. Los autores proponen que a través de estas situaciones uno adquiere habilidades
y maduración cogni va (en este sen do, lo cogni vo ayuda a pensar y analizar la situación que se
está viviendo).

Desde el psicoanálisis se sos ene la idea de que aunque hayan herramientas y recursos de apoyo
para la persona y sus experiencias, “la angus a sobreviene igual, hay que dejar que fluya y no
oponerse a ésta”. Así como es inherente a la vida humana, sí puede construir estados patológicos en
las personas que lleguen a considerarse como propios de manuales diagnós cos, y al conver rse en
esto, le influirá en las dis ntas esferas de la vida.

Siempre es necesario inves gar la causa de la ansiedad/angus a en la historia del sujeto con el fin
de dirimir si es que ésta es hereditaria/biológica/experiencias de vida (contextos sociales, familiares,
culturales, etc).

Definición (o de qué se trata la ansiedad para los autores): “La ansiedad estaría pensada como una
ac tud de espera ante algún acontecimiento desagradable”. La ansiedad te pone en alerta; y puede
ser que a un sujeto saludable – es decir, que no considere que exista algún peligro que vaya a venir
– se le hayan acumulado numerosas experiencias que provoquen ansiedad sin siquiera notarlo, y
funciona en función de soltar todas dichas experiencias y en vez de terminar sin ansiedad, se provoca
e intensifica aún más. La idea es revisar como está el panorama actual, cual es el estado actual de la
persona; al tener recursos cogni vos un puede solucionar etapa por etapa, pero uno tampoco se da
cuenta de que a través de todo este proceso se haya generado presión inconscientemente.

“Se observa en los niños que ya enen un desarrollo cogni vo suficiente, y la angus a sería un
estado que conlleva una serie de manifestaciones somá cas”; La angus a al ser una emoción básica
intensa sí o sí toma el cuerpo; entonces uno puede estar en un estado de ansiedad, pero no
necesariamente experimentar dolor estomacal, pero de sen rse somá camente ya se considera
como angus a intensa propiamente tal.”

“Cuando aparecen los estados de angus a frente a una situación nueva – rendir una prueba, que
provoca nervios>dolor de estómago>estreñimiento/diarrea – aparecen manifestaciones somá cas
que son neurovegeta vas y viscerales porque esta situación se considera como peligrosa.”

Por un lado, el miedo es un temor mucho más circunscrito porque no amenaza la existencia y el
peligro es concreto. Así entonces, si me diera miedo una araña puedo comprender que es un objeto
que no pone en riesgo mi vida, puedo tomar medidas defensivas frente a ésta y puedo categorizar
qué es lo que me asusta. En cambio, la ansiedad y ya la angus a son más complicadas de dominar.
En el miedo, una vez el peligro desaparece, la sensación se va y puede quedar como consecuencia
un cuadro de ansiedad (si es que el peligro fue muy extremo). En síntesis, el miedo se da a un objeto
específico y el paciente lo tabula como peligroso.

En las fobias, si bien hay un elemento concreto – llamado fobígeno – que se asocia al miedo, genera
una serie de consecuencias psicológicas y conductuales en las personas que en su transcurso
provocan un retraso, o bien, involución de su proceso de desarrollo. Por ejemplo, una persona con
agorafobia podría solucionar por lo pronto su miedo a los espacios abiertos quedándose en casa, sin
embargo, al estar tanto empo puertas adentro le puede venir un cuadro de angus a al estar privado
de todas las herramientas y experiencias necesarias que se consiguen fuera del hogar. La gracia del
psicoanálisis es entender porqué han aparecido fobias.

Existe en los niños un gradiente con nuo a par r de un ga llante estresor que sería fisiológico. El
gradiente es: angus a – ansiedad – miedo. Por ejemplo, un niño que ingresa a su enseñanza
prebásica presenta angus a de separación al tener que ir por segunda vez a clases; ésta angus a se
manifiesta en llanto, berrinches, y de ser soma zada, podrían vomitar. En segunda instancia, la
ansiedad se vería bien una vez volviendo a la casa, sin embargo, al considerar que tendrá que volver
a ir a clases podría empezar a preguntarle a los padres: “¿tengo que ir mañana a clases?, ¿tengo que
ir de nuevo otros días?”, o quizás no pregunta, pero manifiesta inquietud por medio de otras
conductas como el comer. Finalmente, el miedo podría adjudicarse al peligro de ser abandonado por
los padres.

1. Angus a normal:

Se debe chequear la etapa de lactancia, donde se podría ver si acaso la madre/cuidador es capaz de
calmar a su hijo/niño en el regazo. Según Almonte, las madres conocen los gritos de los hijos y han
registrado como se diferencian dependiendo de la necesidad del niño, ya sea por angus a, placer,
necesidad, rabia, dolor, etcétera. La madre sería capaz de dis nguir todas estas cosas y actuar para
que el bebé se calme.

Hay veces que las madres son ansiosas y en vez de calmar la inquietud del bebé, se calman a ellas
mismas por medio de tomar al bebé en brazos muy repe damente y transmiten la ansiedad al bebé.

En el lactante, la angus a se puede generar producto de la pérdida del soporte sico o bien por la
exposición a sonidos fuertes: se pueden tomar en consideración las consecuencias de un bebé (con
un sistema nervioso inmaduro) en un entorno o familia disfuncional, donde se viva peleando o bien,
pegando portazos. Otro elemento podría ser lanzar al bebé al aire muchas veces. Todo esto después
podría verse como sobrereacciones en el bebé (por ejemplo, caso Alice).

Los autores también hacen alusión a la constancia objetal, que debería estar lograda al año. Ahora
bien, a los 8 meses es normal que el bebé presente angus a ante rostros extraños o no familiares.
Es en la infancia temprana donde se comienzan a presentar miedos. Si la angus a es normal, la
causa se puede iden ficar. En terapia esto se debe indagar y al momento de pesquisarse, es más
fácil de trabajar.

Concepto importante de aplicar en la solemne con respecto a la angus a patológica: miedo


an cipatorio. El ejemplo que la profesora da del paciente infantojuvenil que le ene fobia a la sangre
y no quiere seguir yendo a clases (específicamente de educación sica) porque su profesora lo retó
por no sacarse el polerón (que él consideraba lo protegía de la posibilidad de caerse y sacarse sangre;
aquí, miedo an cipatorio), se considera como un trastorno por ansiedad generalizada mo vada por
una fobia específica.

2. Angus a patológica:

No ene causa externa claramente iden ficable, sobre todo en trastornos por ansiedad generalizada
donde el miedo se ene a todo. “Amaneciste nervioso”. Hay un peligro indefinido. Esto genera
mucho sufrimiento y angus a en los pacientes. Al ser patológico el estado de alerta es permanente.
Puede darse por experiencias familiares/sociales crónicas (de abuso o maltrato de cualquier po)
que generan un estado angus oso permanente.

3. Trastorno por Ansiedad Generalizada

Es normal que todos nos angus emos, pero una vez esta angus a incide en el comportamiento
co diano es cuando se vuelve patológico/peligroso. El niño ansioso está permanentemente con
elevados sen mientos de aprensión, como si algo terrible fuera a ocurrir. Su inquietud se genera por
un miedo persistente a morir, y nunca descansan realmente, aunque el “peligro principal”
desaparezca por unos minutos, ya que su mente vuelve a pensar qué podría ocurrir pasados estos
minutos o bien, al otro día o en otras circunstancias que signifique un peligro para sí; esto es lo que
genera desgaste.

Pueden, por ejemplo, observarse inquietos por su salud sica, volviéndose hipocondríacos.
Irritables, con episodios de angus a, etcétera. Cuanto más pequeño el niño, más crí co es el
contexto somá co, es decir, más somá cos son los síntomas (vómitos, dolores corporales, diarrea,
etc). A medida que van creciendo, 11 o 12 años, exteriorizan su angus a a la conducta por ejemplo
por medio de crisis de rabia, trastornos conductuales, fa gas, demandas excesivas (a sí mismo).

A medida que evolucionamos como seres humanos, y con ello también evolucionan los recursos
cogni vos, el niño puede an cipar los eventos tal como lo haría un adulto. Esto le daría paso a dos
cosas, por un lado, adoptar conductas preparatorias para el evento an cipado, y también
sensaciones desagradables con respecto a la aparición del mismo. En este trastorno siempre está la
ansiedad de que algo más podría ocurrir, que el sujeto/niño no logre tomar en cuenta y no estar
correctamente preparado.

El objeto de la angus a patológica también sigue un patrón etario, así, es mas propio ver fobias a
animales en niños más pequeños; preocupación excesiva por el desempeño escolar en infancia
tardía; ansiedad social en adolescencia, que es diferente a la ansiedad por separación de la infancia
(5-6 años).

Los autores explican formas de reconocer cuando la angus a es patológica, u lizando puntos como
la incapacidad de recuperación post evento traumá co, poca flexibilidad en la respuesta afec va,
intolerancia frente a los mismos eventos que pueden provocar problemas (por ejemplo, la
intolerancia a ir a clases, o tener que quedarse donde mismo, etcétera; o bien, quienes estén muy
involucrados y preocupados por su rendimiento escolar sienten que si no van a clases perderán la
explicación y no rendirán correctamente y por esta razón se quedan, siempre sin endo un
sufrimiento terrible), pero bien, también hay casos donde, por ejemplo, niños que han sufrido de
abusos, a pesar de sen r y temer persistentemente, no muestran sintomatología tan externalizada
como un modo de defensa, a excepción de las noches por medio de la orina.

“El trastorno por ansiedad generalizada es una preocupación excesiva que aparece en cualquier
contexto, no se puede predecir (por esto, generalizada). Cuando menos te lo esperas aparece la
manifestación. Hay ausencia de una alteración orgánica que explique los signos; es como una
incapacidad para regular las preocupaciones y esto produce deterioros, y a su vez, se puede
exacerbar por períodos”.

Resumen de la variedad de síntomas que se presentan en el trastorno por ansiedad generalizada:


“El niño puede experimentar irritabilidad, tensión muscular y sensación de fa ga o falta de energía,
dificultad para dormirse, sueño inquieto y poco reparador, preocupación excesiva acerca del
rendimiento y la competencia, disminución de la capacidad de atención e inquietud, quejas
somá cas sin causa orgánica específica, tendencia al perfeccionismo y muestra de mucha cautela.”

“Con frecuencia el Trastorno por Ansiedad Generalizada se asocia con trastornos depresivos y
fóbicos”.

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