Un hombre obeso, de 66 años, se presentó consultorio por primera vez. Su
diabetes fue diagnosticada hace 10 años atrás en una prueba de rutina. Inicialmente recibió metformina, pero cuando ya no alcanzaba el objetivo en cuanto a su glucemia, la metformina se suspendió y se inició el tratamiento con insulina. El paciente estaba recibiendo 50 UI glargina y un promedio de 25 UI insulina aspart antes de las comidas. Nunca había consultado a un educador en diabetes ni a un nutriólogo. Se mide su glucemia cuatro veces al día y comenta que fuma media cajetilla de cigarrillos por día y consume bebidas alcohólicas con frecuencia.
En la exploración física su peso fue de 132 kg y el IMC: 39.5 kg/m2, la presión
arterial de 150/90 mm Hg. En las pruebas de laboratorio el médico nota que la HbA1c de 8.1% (normal < 5.7%), elevación de la albúmina en la orina, niveles de creatinina sérica elevados, tasa de filtración glomerular estimada > 69 mL/min/1.73 m2. El colesterol total 200 mg/dL, triglicéridos 86 mg/dL, HDL 38 mg/dL, LDL 160 mg/dL . Toma atorvastatina, 20 mg/día.
Este paciente tenía resistencia significativa a la insulina, se administraba
alrededor de 125 UI/día de insulina y le suspendieron la metformina. No tenía un adecuado manejo de la diabetes. Además, tenía nefropatía diabética, proteinuria, niveles elevados CT y LDL niveles bajos de colesterol HDL e hipertensión.
El paciente recibió una intervención multifactorial dirigida a su peso, niveles de
glucosa y presión arterial. Le recomendaron dejar de fumar. En la clínica de diabetes, acudió a sesiones de diabetes y recibió instrucción individualizada de un profesional de la salud especializado en la atención de la diabetes y una nutrióloga. La terapia con metformina se reinició, y además se le prescribió exenatida y glimepirida se disminuyó las dosis de insulina. Le incrementó la dosis de atorvastatina a 40 mg/día. Y le prescribió una combinación de antihipertensivos ya que no estaba bajo tratamiento y el paciente tiene hipertensión estadio 2.