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¡DEFENDIENDO A LA FAMILIA, NO EXISTIRÁ MALDAD NI MUERTE!

En el mundo en que vivimos, han surgidos, muchas ideologías en contra


de la familia. Donde el principal enemigo es Satanás que es como “un león
rugiente, buscando a quién devorar” (1pe 5,8), Y tratando de destruirla, porque
es ahí donde se establece el amor, tal como lo dice Juan Pablo II:

La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas:


del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los
parientes. Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la
comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad
de personas (Familiaris Consortio, 18).

En la familia, cada miembro crece, aprende y experimenta los enormes


dominios del amor: Primero, el amor a Dios soberano de todas las cosas, luego
el amor filial hacia nuestros padres, posteriormente, el amor entre hermanos y
hermanas, después el amor conyugal con nuestra pareja, y finalmente el amor
paternal hacia nuestros propios hijos e hijas. Cuando aprendemos y
apreciamos estos cuatro reinos de amor en nuestro corazón, nos graduamos
en esta escuela del amor.

Y como el diablo detesta el amor, porque en su corazón sólo tiene


odio, está destruyendo a la familia dentro de la sociedad.

Por eso, Benedicto XVI nos comenta: “La Familia debe ser promovida
como célula básica de la sociedad y de la Iglesia antes las actuales presiones
culturales” (Ángelus, 31 de Diciembre 2006)

Por lo tanto, la familia es la unidad fundamental y el elemento


indispensable en la construcción de cualquier sociedad. Si no podemos lograr
paz, amor y felicidad en nuestros hogares, no existirá esperanza de crear paz,
amor y felicidad en la sociedad, la nación o el mundo (Gonzales Lozada, J,
2006, pág. 1)
Sin embargo, ahora no se ve paz, ni amor, ni felicidad porque el
enemigo va entrando con fuerza, como por ejemplo actualmente existen
familias distorsionadas o se ve que los hijos matan a sus padres, hermanos o
amigos, también los padres discuten o se alejan de sus hijos y esposas; ya no
hay valores en la familia, las niña abortan, las mujeres se prostituyen, y en los
jóvenes se dedican al pandillaje o droga; los padres a la corrupción, etc. Estos
problemas que se originan en la familia se dan porque no existe el amor, ni la
oración en conjunto.

Por eso, dentro de la familia, en primer lugar, debe existir la


comunicación familiar, mucho amor y vida de oración, para que el enemigo no
entre fácilmente al hogar.

Y de esta manera, ya no habrá más muertes, ni maldad, porque esa la


célula donde se destruirá al gran enemigo.

Concluyo diciendo que debemos mantener en nuestras familias los


valores y principios que nos enseñan las Sagradas Escrituras fomentando la
unión, el amor y el respeto para no ser vencidos ante las adversidades que se
presentan en esta sociedad.

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