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EL AMOR COMO BASE FUNDAMENTAL EN LA FAMILIA

Categoría: El amor en la familia

Diseño de carátula: Jung Suh Melo, Janneth Prieto y Juan


Melo.

Autora: Jung Suh

Derechos de autor reservados

junjomelop@hotmail.com

Bogotá - Colombia
DEDICATORIA

Dedico este libro a mi Señor, pues Él fue quien trajo a mi


vida la inspiración para escribir.

Va dedicado a todas las familias que tiene vacíos en sus


corazones y amarguras en sus almas. Deben saber que la
familia no es una carga; al contrario, es una bendición y
como núcleo de la sociedad se le ha de valorar
aprovechando al máximo cada segundo que pasan juntos.

Va dedicados a ustedes queridos lectores, para que


aprendan del valor del amor impuesto en la familia y sean
mejores como personas.

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AGRADECIMIENTOS

A mi Señor Dios, sea la gloria, la honra y honor. Te amo


mi dulce Señor.

A mis queridos hermanos: Esteban, Nanezka y Juan pablo


por su compañía. Los amo mucho, son un regalo de Dios en
mi vida.

A mi mami Janneth, gracias por ser una mami valiente, por


ser mí amiga y corregirme siempre. A mí padre que día a
día se compromete más con Dios y sabe ayudarnos y
respaldarnos. Al colegio Emaús, que me llevó a escribir
éste libro. A los pastores que nos enseñan sobre el amor,
como principio fundamental de la familia

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

LA FAMILIA

VIDA CONYUGAL

ROL DE PADRES

ENTRE HERMANOS

COMO HIJOS

CONCLUSIONES

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INTRODUCCIÓN

Para entender el amor como base fundamental de la familia,


debemos saber que es, de dónde proviene y cuál es su
importancia.

No puede tomarse como un simple sentimiento o una emoción


pasajera; pues el amor que proviene del griego “ágappe”
(en su esencia más pura), es traído por Dios, solidificado
desde la creación del mundo en la familia; la cual, es el
punto clave de expansión y desarrollo social; en un
infinito amor denominado “filius” (amor por la familia).

Esto nos lleva a ver e interpretar las relaciones que


deben existir entre los integrantes de cada familia en la
sociedad, es decir; en una familia que se basa en el amor,
hay respeto, cariño, comprensión y tolerancia. Mas en las
familias que no permiten la presencia del amor al negar a
Dios, se irritan con facilidad y llevan a cada uno de sus
integrantes a la perdición.

Para evitar que esto suceda, deben mantener la mente


abierta a las cosas buenas sin tergiversarlas; no caer en
el ocio, pues una mente desocupada se convierte en el
laboratorio del Diablo.

La familia es el componente básico de la sociedad, por


ende en ella debe manifestarse un amor que no es egoísta,
que no se irrita, un amor puro, sincero y apasionado
(1Corintios 13: 4-8)

Como familias, sean felices y disfruten cada instante que


tienen con sus parientes (padres, hijos, hermanos…) siendo
unidas pueden trabajar y servir a aquellos que no tienen
amor, recuerden que el servir trae autoridad y el amor
compasión por los demás.

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LA FAMILIA

“El amor no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no


guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser…”

Una familia no se determina por el número de personas que


la componen, sino por la relación que hay entre sus
integrantes. Es una interacción de personalidades, mentes
y emociones; que de no saberse tratar, pueden llevar al
fracaso, a la angustia y a la soledad. Generalmente estos
conceptos o estados psicológicos vienen cuando en el
núcleo familiar no hay comunicación, creando así un
círculo abierto.

Pero el mayor tsunami que puede presentarse en una familia


es la FALTA DE AMOR. Habiendo aclarado la verdadera
situación del por qué una familia llega al fracaso;
debemos entender por qué en dichas familias hay ésta
sequía, una sed no saciada de amor, tal desorden que
desborda el alma hasta una plena desesperación.

¿Quién puede saciar dicha sed y sanar tal desolación?;


sólo aquel que fue capaz de separarse de su amado hijo
para darnos libertad, aún para depositar en nosotros una
gota de amor que pueda transformar vidas y alegrar
corazones amargados. Dios, cuya misericordia se extiende a
lo alto y lo bajo, no de Colombia ni del mundo, sino en
infinitas galaxias; dónde cada estrella, planeta y aún
microorganismos agradecen su pasión, éste ágape que lo
transforma todo. Y sí es así ¿por qué los seres humanos
somos tan apáticos a su infalible amor?; cuando Él ama con
fervor a cada humano y depositó en cada ser la capacidad
de reproducirse con cariño y bajo cierto estatuto: El
matrimonio.

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VIDA CONYUGAL

Una combinación entre pasión y amor. Se considera que una


mujer y un hombre se casan porque están enamorados; más
allá de un gusto físico, psicológico e intelectual. Cabe
decir que no muchos lo hacen por amor, más bien por cierta
conveniencia, quizá de dinero, por estratos sociales o
popularidad.

De una u otra manera tomar la decisión de casarse es un


acto de valientes, ya que no es fácil convivir con otra
persona, compartir sus gustos e intercambiar ideas, más
aún cuando son personas egocéntricas y difíciles de
tratar; pues con ellas primero deben entrar en sus
corazones y enseñarles el valor de la compañía, la amistad
y por sobre todo el verdadero amor. Con ello llegamos a
lo que es la intimidad conyugal.

Más allá del Eros o de su intimidad apasionada, debe


existir una confianza inteligible e inquebrantable, un
apoyo mutuo, en donde la esposa con virtud, debe ser
sumisa y sujetarse a su esposo. Pero con perspicacia
corregirlo y ayudarlo, con el único objetivo de llevarlo a
la grandeza; sin olvidar que de ésta grandeza los dos
hacen parte. Esposas, encaminen a sus esposos a la
justicia; pues así antes de él actuar con frialdad, y
aceptar pensamientos impuros, pensará con benevolencia en

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hacer bien sus compromisos, saliendo de ellos como un
ganador, honesto e imparcial.

En cuanto al hombre firme y conciso debe asumir el


liderazgo en su hogar. Éste liderazgo no debe ser
dictatorial o de superioridad respecto a su esposa e
hijos. El esposo con profunda sensibilidad debe amar y
proteger a su esposa, como si fuese Él mismo, debido a que
ambos son ahora una sola carne. (Génesis 2:24. “Por tanto
dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y
serán una sola carne.”)

Hombre trate a su mujer con vehemencia, sepa usted que


ella es sinónimo de delicadeza, ternura y aún es su
complemento, pues quien halla esposa halla el bien
(Proverbios 18:22. “El que encuentra esposa encuentra el bien y
alcanza la benevolencia de Jehová.”) Sí usted no ha de tratarla
con amor no espere bendición por parte de Dios.

Dándose a conocer estas cualidades; ¿por qué es tan


difícil la vida conyugal?

Esto sucede porque tanto el hombre como la mujer


tergiversan estas virtudes después de su romanticismo;
unos cuantos años más adelante, sólo se fijan en cada
diminuto error que comente el otro, sin reconocer sus
propios errores, sin darse cuenta del dolor que causan al
censurar de manera ofensiva y desenfrenada cada actitud de
su pareja.

Está bien, todos cometen errores, pero sacar a la luz cada


uno de ellos siempre que tienen oportunidad, agota el
ánimo y debilita el cuerpo de emociones del otro, creando
absurdas amarguras.

Sí antes él decía: << ¡Amor, estás bellísima!>> ahora sólo


recalca sus defectos físicos comparándola con otras,
haciéndola sentirse despreciada, disminuye su autoestima.

Y sí ella le decía: << ¡Mi amor te amo!>> hoy le hace


saber deliberadamente lo fastidioso que es estar a su
lado, lo insoportable que es tener que verlo y soportarle
cada día. Esto sucede por dos razones:

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La primera: Dejaron a Dios en segundo plano y su orgullo o
pereza les lleva a no buscarlo.

La segunda: El amor que en sus inicios fue verdadero,


ahora se desvaneció en una tenue luz que apenas si se
puede visualizar. El irrespeto llegó a tal punto que es
en efecto un perjuicio; debido a que de las humillaciones
verbales llegaron al maltrato psicológico y físico. Siendo
los dos culpables, al mismo tiempo que inocentes;
culpables por permitirse tales actos de ira desenfrenada;
e inocentes por no querer caer en ellos voluntariamente.

Cabe decir que hay solución, siempre y cuando tanto hombre


como mujer, estén de acuerdo en volver a su primer amor,
reconociendo que el único que les reconciliará con
infinita paz es el Señor Dios.

¡Mujeres, hombres! Bajen la guardia y ámense el uno al


otro, no guarden remordimientos que sólo acarrean
tristezas a sus vidas, olviden todo aquello que los
lastimó; sólo así podrán progresar, encaminándose en la
bendición sobreabundante. Recuerden, donde no habita el
amor de Dios no hay nada por que luchar, den la razón a su
cónyuge, pues esto evitará un caos emocional. No resta
decir:

Pareja: Ámense; (cuestiónense si es un amor egoísta y


erróneo, no debe ser un capricho, si lo es, cámbienlo por
el amor verdadero y sincero, el amor de ágape.)

ACOTACIÓN:

Quienes no temen a Dios no conocen el amor, así


difícilmente entenderán que es y cómo es amar. Si usted
desea amar de verdad entréguele su vida a Cristo, acéptelo
como su único y verdadero salvador, tan sólo así podrá
decir “te amo” con todo su corazón.

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ROL DE PADRES

En éste tema hay muchas contradicciones y demasiados


errores, dónde no se dan cuenta que lo que tienen en
frente es un ciclo repetitivo de consecuencias de sus
antepasados. Para hacerme entender: Hoy día se vive el
maltrato a los niños de una forma cruel e inhumana, no
quiere decir que en el pasado no haya existido. Sucede que
están tan carentes de afecto, amor, valores; no se siente
la más mínima vergüenza por las malas actitudes, es como
si habitasen en una humanidad vacía.

Cuando tratan a los padres que de una u otra manera


maltratan a sus hijos pueden analizar que su infancia no
fue nada bella. La educación les fue inculcada con
terror, más no con la claridad de los valores y lo
fundamental el amor. Hoy día se puede observar que la
humanidad padece el síndrome de anti; anti abrazos, anti
favores, anti serviciales, anti detallistas, anti
amigables, anti compasión, entre otros.

La indiferencia es una gruesa capa que aísla la humanidad,


es como un cáncer que poco a poco carcome hasta deteriorar
la raza humana. Esta enfermedad debe sanarse. No se
puede, no se debe vivir pegado a los malos recuerdos, a
nada del pasado, si vive en un presente, no vuelva atrás,
dedíquese a determinar su futuro. Un nuevo comienzo, tanto
padres como hijos deben aprender a tener una óptica
diferente de la vida, con esperanza y anhelo de cambio,
recuerden que según ustedes vean las cosas así serán, todo
depende de su visión. Sean también parte activa para
lograrlo.

Hay una enseñanza bíblica que dice: “Guía al niño en su


camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de Él.”
Guía es lo que de niños necesitan, padres que llevados por
el amor sepan cómo corregirlos, sin avergonzar a sus
hijos. ¿Quiere enemistad con su hijo? Fácil, golpéele en
frente de sus “amigos” o utilice palabras hirientes y
maldicientes, hasta este punto pudieron haber tenido
confianza con sus hijos.

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¿Por qué? Porque si están relacionados con jóvenes que ya
se han revelado por completo contra sus padres, estos
comenzarán a influenciar a sus hijos, aprovechando la
coyuntura que ustedes mismos padres, con más frecuencia
madres, han abierto.

Los jóvenes en su mayoría tienen la creencia que si no se


les aplaude y consiente todo lo que quieren, así sea
atentar contra su integridad física, los padres son unos
anticuados, aburridos y pasados de moda, que no les aman
y quieren destruirles la vida. La realidad es diferente,
pues sus decisiones tomadas equívocamente les llevarán al
camino del abismo, a la destrucción completa.

El respeto es algo fundamental, claro está que todo


extremo es perjudicial; por ejemplo; en el caso de los
padres que creen que amar a sus hijos es dejarles hacer lo
que quieren, permisividad completa, que les lleva al
libertinaje. Sin correcciones ni disciplina o respeto
alguno, porque hacen de sus hijos los reyes de la casa, y
aún esperan que a donde vayan de visita, el trato sea
igual, sin analizar los caracteres de otros padres; cuya
visión es diferente y piensan <<sí un infante no se
corrige ésta sociedad será la más perjudicada.>>

Enseñar, corregir, educar, guiar, sostener, alimentar,


acariciar, exhortar, acompañar y valorar a un infante es
hacer bien el trabajo de padres, por que preparan buenos
hombres y excelentes mujeres para el futuro.

Que importante también es que tanto padres como madres


tengan clara la importancia de estar unidos, por esta
situación, mutuamente brindan lo mejor a sus hijos; pues
en la mayoría de separaciones los pequeños se sienten
culpables y crecen con una carga demasiado pesada que
nunca debieron llevar. Una separación crea amargura en la
pareja y aislamiento al menor; lo que trae como
consecuencias:

A la pareja: Relación inestable, inseguridad, carga e


intolerancia.

En los menores: Inconformidad, soledad, y les lleva a


tomar caminos equívocos, como buscar refugio en “amigos”

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que tan sólo les acarrean desgracias, o peor aún se
refugian en las drogas y el sexo.

(Salmos 127:3 “Herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima


el fruto del vientre”) Por tanto los padres no deben olvidar
sus responsabilidades como educadores de sus hijos,
independiente de su comunión mutua y con Dios.

Un día deben rendir cuentas al Señor de absolutamente todo


lo que hicieron, como personas y como padres; claro no
sólo los padres deben comparecer ante Dios, también los
hijos. Todos ante Él deben dar cuenta de todo en cuanto
les dio para administrar, aún la familia.

Aparte de los padres que “aman a sus hijos” vemos a los


permisivos deliberados, aquellos que aparentemente no se
inmutan por nada que les pueda sucedes a sus pequeños, que
por librarse de ellos, les dan todo en cuanto quieren,
creando holgazanes. Estos son los más dañinos para la
sociedad, pues al no atender adecuadamente las necesidades
de sus hijos, al ignorarlos y poner por sobre ellos cosas
de menor importancia, crean en sus hijos amarguras y
vacíos emocionales, no prestan atención de sus errores por
ende no les corrigen.

Cuando no hay corrección, ni una educación inequívoca, en


la sociedad habrá niños caprichosos, holgazanes, en cuyos
corazones la rebeldía ha tomado gran poder, llevando a los
niños a levantar mano a sus padres; algo bastante común en
la sociedad hoy día, esto no les importa, pues ya no ven a
sus padres como progenitores. Y muchos culpan a los
jóvenes, sin embargo, no es culpa de ellos, más bien de
sus padres.

Amar a un niño no es permitirle todo, tampoco golpearle


por cada error que comente; amarlo es corregirlo con
sabiduría y disciplinarlo con amor. (Proverbios 20:15. “la
vara y la corrección dan sabiduría, más el muchacho consentido
avergonzará a su madre.”)

Dios no manda a maltratar, Él dice corregir, reprender y


castigar con amor. Éste castigo es quitar algo que al
muchacho le agrade demasiado, Esto sí es amor. El objeto

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de esto es hacer de los jóvenes, personas sutiles, útiles
y serviciales a la sociedad.

Si usted como padre aprender a tratar con amor los


resultados serán diferentes, que su hijo es contestón,
ámelo; que es un drogadicto, ámelo; que nunca acata sus
órdenes, ámelo.

No debe reprenderle con ira o menosprecio, hágale caer en


cuenta de su error y enséñele como no volver a caer de
nuevo.

Este principio claro en la vida de muchos padres los ha


llevado a tener hijos productivos y sabios en la sociedad,
tanto que ellos mismos testifican de lo hermoso que es. Y
ven la gloria de Dios al aceptar su amor, crecen con
conciencia, sin perder etapas de su niñez, saben lo que
desean y tienen metas definidas. Gracias a Dios y a sus
padres que les han sabido amar, escuchar y corregir.

Padres: Sin violencia y con amor, sus hijos darán lo


mejor, sus caminos no serán desviados a las drogas ni a la
promiscuidad. No olviden dar lo que más puedan para su
bienestar, esto les impedirá ir por el camino de la
delincuencia, no sean indiferentes a las necesidades de
sus pequeños, no sean “antis.”

Por último encomiende sus hijos al Señor y con éxito les


verá triunfar. ¡Ánimo padres, su dura tarea debe dejar una
herencia sana, acarreándoles bendiciones sobreabundantes!

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ENTRE HERMANOS

Cuando los padres dicen: << ¡Hijo tendrás un hermano!>>


Las personas suelen tomar dos actitudes.

La primera; Una felicidad inquebrantable, que les hace ver


a mamá como la mejor. La segunda: Enojo, es una
tortura, esa noticia es como un balde de agua fría con
cubos de hielos que parecen icebergs.

En el caso de la primera actitud no ven la hora de estar


con ese nuevo integrante de la familia, tenerlo en los
brazos y decirle “agú gu bebé.”

En cuanto a la segunda actitud, no quieren ni ver a mamá y


piensan: “¿Cómo pudo hacer tal fechoría? Que tal, ahora me
cambiará por ese enano. ¡Qué horror!

De una u otra manera llega el bebé, hermoso y delicado, y


aún cundo no se quería como hermano están ahí, ayudándole
con el baño, consintiéndole, arrullándole y aun cuando no
deja dormir por que llora mucho tienen consideración,
porque es tan bello.

Ahora ha crecido, todo es diferente, pues no cesa de hacer


travesuras, todo lo rompe y en cada parte de la casa hay
tanto desorden. Deben vigilarle como si fueran un policía
en tanto sus padres no están y por cada desastre, el
regaño se lo ganan ustedes. Esto sucede cuando los padres
viven ocupados en sus labores diarias; más cuando ellos se
dedican al cuidado del chico o chica las ocho horas del
día, impidiendo que se acerquen y regañándoles por cada
lloriqueo del niño o niña; les hacen sentir desplazados e
ignorados, formando en ustedes una rivalidad absurda y un
egoísmo extremo; tanto que al ver que está siendo
reprendido o castigado se alegran y maquinan como ser “el
favorito de sus padres” se atreven a acusarles de cosas
que no han hecho, como <<papá el rompió el vaso.>>
provocando enojo por parte de sus padres hacia su hermano
o hermana y por supuesto, ellos dan el contragolpe

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haciendo exactamente los mismo. Por ello debe conocerse
muy bien el carácter de cada persona, para saber el
momento en el que realmente dicen la verdad y cuando están
engañando.

Esto sucede porque no se amen o se odien; en ocasiones es


culpa de los padres, por tener cierta preferencia con sus
hijos, al momento de corregirlos a ambos sólo corrigen a
uno o consienten más a uno que al otro. También esto
sucede porque son tan egocéntricos, que desean ser únicos
en todo y consentidos por todos.

A veces dicen: << Es mejor no haber tenido hermanos.>>


Pero la verdad es que ser o tener hermanos es mucho más
que un pleito, más que un: <<Usted en un bobo y yo muy
inteligente.>> Ser hermano es un deleite y tenerlos un
placer, pues en ellos se halla confianza, respaldo,
cariño, aunque hay peleas; pues se dan cuenta que sin ese
enano cansón y estresante o ese primogénito protector y
estresado que les

cuida se sentirían completos, más bien solos y aburridos;


a decir verdad, cada momento de pelea, pataleta y aún esos
momentos de juego y cariño les ayudan a madurar y a ser
mejores como personas, pues aprenden a conocer caracteres
diferentes y tolerarlos como son.

A veces suelen cubrirse mutuamente cada falta, para hacer


grande la confianza. No dejen que el egoísmo ni la
rivalidad tome el control de sus corazones, porque ello
les llevará a un rechazo inmenso hacia el hermano y un
menosprecio tan persuasivo que enmudece su corazón,
impidiéndole decir “te quiero” por temor a una burla o un
desplante. Aún entristece su rostro al ver tanto odio por
parte de su hermano.

Como hermanos, deben ser unidos y compasivos, no darles la


espalda. Ellos esperan esto cuando se ven metidos en
grandes dificultades y todos les han dado la espalda.
Claro si tiene la oportunidad de reprenderlos, háganlo con
amor y con dulzura; entiendan que la palabra blanda,
apacigua la ira; no sean alcahuetas con respecto a sus
actos, pues hay cosas que les puede hacer demasiado daño,

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Tampoco sean un Sherk, que haga sentir a su hermano en
compañía de un verdugo y no un amigo.

Actúen con la medida exacta, recuerden que no hay mejores


amigos fuera de la familia. Por último, siempre que tengan
oportunidad digan:

<<Hermano usted es tan genial y cariñoso, por favor


discúlpeme por ser un pedante con usted, déjeme ser su
amigo, sea mi agua y yo su azúcar para darle sabor al
hogar y armonía a nuestras almas. Y por favor, no olvide
que aunque peleemos lo amo, lo amo con todo mi corazón. >>

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COMO HIJOS

Ser padre es una bendición, sin embargo ser hijo es todo


un reto, esto se debe a que como hijos deben honrar,
respetar, valorar y escuchar a sus padres; sin
menospreciar ni siquiera una molécula de agua que halla en
su ser.

Como hijos tienen no sólo la responsabilidad, sino la


obligación de respetarles y obedecerles, siempre y cuando
lo que ellos dicen u ordenan sea lo correcto delante de
Dios.

Asegúrese de amarlos mucho y deleitarse en su compañía,


más aún que en compañía de sus amigos, (que suelen ser
fríos y tenues). Recuerde que sus padres han tenido que
sufrir por su bienestar.

- Al momento de corregir.

Como hijos no quieren que les reprendan porque “el mundo s


de ustedes,” casi siempre suelen mirarles con desdén, y
con una actitud desafiante les dicen cosas hirientes, que
en sus corazones duele y a sus almas enmudece, pues ellos
anhelan lo mejor para sus pequeños.

Un acto grosero y descortés de libertina expresión


exabrupto acarrea maldición. (Efesios 6: 2-3. “<<Honra a tu
padre y a tu madre>> -que es el primer mandamiento con
promesa-, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la
tierra.”)
En otras palabras, si desea una vida larga y bendecida,
obedézcale a sus pares y honre cada palabra. Aun cuando
sus padres causen heridas en usted, por falta de atención
o compromiso, debe amarles, sí el caso es que sus padres
le rechazan y son déspotas, ámelos.

Conozco el caso de una mujer, ella tuvo demasiados


problemas en su hogar con su padre, pues él era un
intransigente y un dictador completo, que ni siquiera
respetaba a su madre; ella enfrentaba a su padre por

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defender a su madre, se agredían físicamente. Tuvo que
huir de casa al volver su madre ya no era la misma, pues
la trataba como a una desconocida y aún peor, como a una
enemiga. Esto causó un terrible dolor en el corazón de
esta mujer, aun así ella ama a su madre y se preocupa por
el bienestar de ella, que siendo ahora conocedora de la
salvación que Cristo brindó a la humanidad al morir por
sus transgresiones rechaza deliberadamente y sin
escrúpulos a su hija, quien la perdonó porque ella sí
reconoce que el amor de Dios todo lo puede.

Si sus padres son de edad avanzada no les engañe, pues


esto es deshonra y no piense que por ser ya como abuelos
son una carga; antes agradézcales por haberle cuidado y
ayudado durante sus vidas. (Proverbios 23:22. “Escucha a tu
padre que te engendró; y cuando tu madre envejezca no la
menosprecies.”)

Sea una ayuda para sus padres cuando estén en momentos de


dificultad; ya sea financiera, física o emocional; no les
recrimine por la situación, al contrario, escúchelos y
aconséjelos sabiamente, abrácelos y hágales sentirse
seguros y con motivos para seguir luchando. En ocasiones
ellos quieren esto para decir con certeza: << aunque tengo
problemas, en mis hijos hayo apoyo y amor, por ende;
seguiré luchando, para verles felices. >>

Hágales sentirse amados, muy amados; con estos actos


reconfortarán sus corazones, por más dificultades que
tengan.

Recuerden que el calor humano vence toda barrera. Si


pueden ver, los jóvenes que tienen todo, viven solos y
amargados, porque no son buenos con sus padres, más los
muchachos de bajos recursos siempre sonríen, porque tienen
la satisfacción de decir, que se han sabido comportar con
sus progenitores.

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Posdata:

La base de una buena sociedad radica en los principios y valores


inculcados en el núcleo familiar; más no en la falsa libertad que
les han vendido en estos tiempos, la cual se convirtió en
libertinaje, han tergiversado lo bueno y lo han hecho ver como
malo y lo malo como bueno.

Si desea que este absurdo cambie, comience por cambiar usted


mismo; siendo una persona compasiva y brindando amor.
Contagie de abrazos y besos, a quienes tienen velos en sus ojos y
no desean hacer lo correcto.

Sea dulzura, paciencia y sabiduría.

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CONCLUSIÓN

Querido lector. Si usted no conocía acerca del profundo


amor por la familia, espero que en estas páginas haya
encontrado la importancia de la presencia de éste en un
hogar.

Espero que haya notado mi pasión por enseñar acerca de lo


que se ha perdido en estos tiempos.

He querido definir muy bien en estas páginas el amor tal


como es escrito en la palabra de Dios, con el fin de
evitar extremos perfectamente evitables cuando existe una
preparación saludable.

Si comprendió el papel que cumple el amor en cada


integrante de las familias, y lo lleva a hacerse tangible
en su vida y en su familia; he cumplido mi propósito y
quedo muy satisfecha por el triunfo logrado.

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