Día 2 - Vida Fraterna

“VIDA FRATERNA”
RETIRO
www.tovpil.org 1 CI.RV.8.012021
Retiro: Vida Fraterna, Talleres de Oración y Vida
SEGUNDO DÍA
Audio 2.1
Charla: I
Amor fraterno
Para comenzar a hablar acerca del amor fraterno, tenemos que aclarar que
las dos columnas que sustentan una unión, ya sea en el matrimonio o en
una comunidad, son la oración y la fraternidad.
Y ellas siempre andan juntas porque no existe oración verdadera donde no

hay fraternidad, y no existe fraternidad, amistad pura, sin oración.
Cuando decimos "amistad pura", nos referimos a una amistad desprovista

de intereses personales. Generalmente amamos a los otros cuando existe
en nosotros alguna razón que lo justifique, por ejemplo.: "yo lo amo porque
es mi hijo", "yo lo amo porque es una persona maravillosa” o incluso,
simplemente “yo lo amo porque él me ama”.
Pero en la fraternidad no puede haber intereses personales ni buenas

razones, al contrario, la fraternidad es fruto del amor oblativo, como nos
explica Padre Ignacio en su libro “Sube Conmigo”.
El amor oblativo o de fraternidad no es espontáneo, es fruto de una

convicción. El generador del amor oblativo no es un impulso vital, sino los
criterios de fe.
Y ¿qué son los criterios de fe?
Son todas las decisiones que tomamos en la vida a partir de nuestra fe en

Dios y de nuestra voluntad de vivir las enseñanzas de Jesús. Y de aquí emana
el amor oblativo.
El amor emocional, a diferencia, es espontáneo y natural. No necesita ser

trabajado, no depende de nuestra voluntad, porque la voluntad no ejerce
dominio directo sobre el mundo emocional, sobre el fondo vital instintivo.
Diferencias entre el amor oblativo y el amor emocional
• El amor emocional es particular, restrictivo por naturaleza: "Yo te

amo y tú me amas”. Y punto final...
El amor oblativo, o de fraternidad, es universal.
• El amor emocional es querer bien.

El amor oblativo es querer el bien.
• El amor emocional es buscarse en el otro.

El amor oblativo es darse al otro.
¿El amor emocional es incorrecto?
No, aunque la mayoría de las veces está mal canalizado, es decir, es un amor
de exigencias, que espera compensaciones y es susceptible de
transformarse en disgusto ante la menor desconfianza de que el otro ya no
me ama, no me acepta, me ofendió… etc. Por el contrario, el amor oblativo
pasa por encima de esas reacciones impulsivas. Por eso el amor oblativo es
puro, porque en él no existe compensación de satisfacción sensible.
En todo matrimonio feliz o amistad duradera existe, de ambas partes,

además del amor emotivo, una inmensa dosis de amor oblativo, sin el cual
sería imposible una perfecta unión.
La capacidad oblativa de un cristiano - porque sólo quien sigue los pasos de

Jesucristo es quien busca el amor oblativo - es proporcional a su capacidad
emotiva, cuando está bien canalizada.
***
Dificultades del amor oblativo

Ahora bien, cuando decimos que el amor oblativo no es espontáneo,
muchas personas reaccionan en contra, pues consideran que “esas cosas”,
las actitudes fraternas, tienen que ser espontáneas...
• Pero ¿qué consideran que es espontáneo?

• ¿Todo lo que viene del inconsciente instintivo?
• ¿Todas nuestras reacciones impulsivas?
• ¿Dejar sueltos los instintos de venganza, envidia, o reacciones

compulsivas?
• ¿Sería posible vivir así, como un lobo con el hermano?
• ¿Dónde iría a parar la sociedad humana?
Veamos un ejemplo: si yo siento, sea por cualquier motivo, una gran

aversión hacia una persona, si no nos soportamos, ni nos podemos tolerar,
ya sabemos que, humanamente movidos por el instinto de placer y del
bienestar personal, espontáneamente, jamás nos acercaríamos a ella.
La presencia de esta persona me irrita y si me dejo llevar por las reacciones

espontáneas, lo mínimo que haré es alejarme de aquella persona que me
incomoda.
Este es el cuadro naturalmente humano, donde se desenvuelven nuestras
emociones.
Por lo tanto, cualquier acto de fraternidad que se quiera tener con alguien
por quien sentimos una aversión, tiene que venir "de afuera para adentro",
es decir, tiene que ser buscado, trabajado; no puede venir "de adentro para
afuera", esto es, de un movimiento espontáneo.
A ese amor trabajado, buscado, lo llamamos amor oblativo.
Tenemos que esforzarnos para lograrlo ya que no brota en nosotros

gratuitamente ni espontáneamente.
Eso, porque el amor oblativo no es otra cosa que dar la vida.
Darse, en forma de comprensión, de perdón, de acogida, etc.
Y a nadie le gusta dar la vida - sea de la forma que sea -, ya que hacerlo, es
siempre morir un poco a algo muy nuestro, muy “mío”.
Sin embargo, si no hacemos esto, el “ámense unos a los otros" será una
gran utopía, una verdadera ironía cuando las personas están en conflicto
unas con otras.
Y para esta dificultad sólo existe una solución: buscar la fuente generadora
del amor oblativo o amor fraterno.
***
Audio. 2.2
Oración: La gracia del amor fraterno

Señor Jesús, fue tu Gran Sueño: que fuéramos uno como el
Padre y Tú, y que nuestra unidad se consumara en vuestra
unidad.
Fue tu Gran Mandamiento, Testamento Final y bandera

distintiva para tus seguidores: que nos amáramos como Tú
nos habías amado; y Tú nos amaste como el Padre te había
amado a Ti. Esa fue la fuente, la medida y el modelo.
Con los doce formaste una familia itinerante. Fuiste con ellos
sincero y veraz, exigente y comprensivo, y, sobre todo, muy
paciente. Igual que en una familia,
los alertaste ante los peligros,
los estimulaste ante las dificultades,
celebraste sus éxitos,
les lavaste los pies,
les serviste en la mesa. Nos diste primero el ejemplo y,
después, nos dejaste el precepto: amaos como os amé.
En la nueva familia o fraternidad que hoy formamos en tu

nombre, te acogemos como Don del Padre y te integramos
como Hermano nuestro, Señor Jesús. Tú serás, pues, nuestra
fuerza y nuestra alegría.
Si Tú no estás vivo entre nosotros, esta comunidad se vendrá

al suelo como una construcción artificial.
Tú te repites y revives en cada miembro, y por esta razón nos

esforzaremos por respetarnos unos a otros como lo haríamos
contigo; y tu presencia nos cuestionará cuando la unidad y la

paz sean amenazadas en nuestro hogar. Te pedimos, pues, el
favor de que permanezcas muy vivo en cada uno de nuestros
corazones.
Derriba en nosotros las altas murallas levantadas por el

egoísmo, el orgullo y la vanidad. Aleja de nuestras puertas las
envidias que obstruyen y destruyen la unidad. Líbranos de las
inhibiciones. Calma los impulsos agresivos. Purifica las fuentes
originales. Y que lleguemos a sentir como Tú sentías y amar
como Tú amabas. Tú serás nuestro modelo y nuestro guía, oh
Señor Jesús.
Danos la gracia del amor fraterno: que una corriente sensible,

cálida y profunda corra en nuestras relaciones; que nos
comprendamos y nos perdonemos; nos estimulemos y nos
celebremos como hijos de una misma madre; que no haya en
nuestro camino obstáculos, reticencias ni bloqueos,
antes bien, seamos abiertos y leales, sinceros y afectuosos y
así crezca la confianza como un árbol frondoso que cubra con
su sombra a todos los hermanos de la casa, Señor Jesucristo.
Así lograremos un hogar cálido y feliz que se levantará, cual

ciudad en la montaña, como señal profética de que tu Gran
Sueño se cumple, y de que Tú mismo, Señor Jesús, estás vivo
entre nosotros. Así sea.
Charla: II
Audio 2.3
Fuente generadora del amor oblativo - Fraternidad.

La Fuente generadora del amor oblativo es Dios, porque Dios es Amor. Y el
camino para llegar a la Fuente es la oración.
Repetimos lo que dijimos al comienzo: es imposible la fraternidad (amor

oblativo) sin oración.
Cuando hablamos de orar nos referimos a una relación afectuosa con Dios,
aquel Padre que sabemos que nos ama. Cada vez que oramos ponemos en
movimiento nuestra fe y nos abrimos al Dios vivo y verdadero.
Al orar sinceramente vamos hacia el Padre con toda nuestra fe y Él viene

hacia nosotros con todo su amor.
Y Dios es amor porque amar significa dar y Dios nos dio lo que más amaba:
su Hijo. Y es con nuestro Hermano Jesús que aprendemos a amar y a
encontrar la Fuente generadora de este amor: ¡el Padre!
Pues Jesús nos dejó claro: “Nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14, 6).
Jesucristo es el único que podrá venir "de afuera hacia dentro" de nosotros,
pues posee ese poder, ya que sólo Él puede entrar en nuestras regiones más
salvajes y liberar, redimir las fuerzas que nos amarran y que nos impiden
caminar hacia los hermanos.
Sólo Él puede invertir los valores que están enraizados en nosotros,

cambiando
• las fuerzas de resistencia en acogida,
• la violencia en suavidad,
• el rechazo en aceptación...
Cuántas veces delante de una serie de desavenencias entre los hermanos,

cuando desearíamos que ellos hiciesen las paces, es común escuchar esta
frase: "Ahí, eso va a suceder sólo con un milagro, por la fuerza de Dios..."
Esto quiere decir, “sólo si las personas se abren para que Jesús pueda entrar
con su fuerza liberadora”; pero muchos son los miedos que nos atan.
No percibimos que la misma energía que genera el egoísmo es la que genera

el amor, la diferencia está en la dirección que damos a esta energía, esto
es, lo que cambia es el destinatario y es exactamente ahí que Jesús actúa.
Cuando Él está vivo y verdadero en nosotros - y conseguimos esto por el

poder de la oración constante, a través de los "Tiempos Fuertes" con Dios -
Jesús cambia la dirección que, naturalmente, esta energía tomaría dentro
de nosotros - que es el egoísmo – y la dirige hacia afuera de nosotros, que
es el amor.
Es, por lo tanto, la misma energía que al pasar por Jesús se transforma, al
tomar una dirección diferente, cambiando
• una reacción impulsiva en una reacción coherente con la fe,

• un desamor emocional en un amor oblativo.
¡Y sólo Jesús consigue esto en nosotros!
¿Y por qué sólo Jesús?
Porque como Él mismo dice:
"Mi testimonio es digno de fe, porque sé de dónde he venido y para dónde

voy” (Juan 8, 14).
Por eso Él es el camino para nosotros, que no sabemos de dónde vinimos ni

para dónde vamos... Sin Jesús estamos perdidos y desorientados en este
mundo hostil y solitario.
Y sabemos que una vida sin Dios no tiene soporte para aguantar la presión
que la propia vida nos impone.
Por eso necesitamos intensamente de los momentos a solas con Dios, con
Jesús en oración.
***
Y el propio Señor nos garantiza que Él nos espera para estos encuentros,
pues está en la Biblia, en Dt. 4, 29: "Después allí buscarás a Yahvé tu Dios, y
lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma".
Si ustedes experimentasen verdaderamente estar a solas con el Padre,

verán cómo estos momentos nos inundan el alma de serenidad, paz y
fortaleza preparándonos para una gran y hermosa fraternidad en

Jesucristo.
Hay gente que dice que sabe que es bueno pero que no tiene tiempo... Y yo
les digo, que el trato con Dios no es una cuestión de tiempo sino de amor.
¡Siempre se tiene tiempo para quien se ama!
¿Saben cómo demostramos que una persona es importante para nosotros?
• Organizando nuestra vida reservando tiempos especiales para ella.

• Hagan así con Dios y entonces podrán decir que Él es importante para
ustedes, que Lo "aman sobre todas las cosas".
Como dice el profeta Oseas 6, 3:"Dispongámonos a conocer al Señor, su

llegada es cierta como la aurora. Él vendrá a nosotros como lluvia de
primavera que empapa la tierra".
Empapando la tierra de nuestro corazón, creando en él manantiales de

amor, que derramaremos en nuestros hermanos en forma de comprensión,
perdón, colaboración efectiva en sus trabajos... etc.
En nuestro mundo social y familiar tenemos innumerables oportunidades

para vivir este espíritu de fraternidad.
Y nosotros tenemos una pregunta clave para mantenernos dentro de este

espíritu: "¿qué haría Jesús en mi lugar?"
¿Y cómo toma mi lugar Jesucristo?
Jesús crece, actúa, hace en nosotros, toma nuestro lugar, en la medida que
reproducimos su vida en nosotros. Con tal que encarnemos sus actitudes,
sus reacciones, su conducta en general.
Pero Jesucristo posee tal riqueza de santidad, que ninguna persona, por si
sola, podrá vivir y reflejar la santidad total de Jesús.
Por eso, debido a nuestra limitación humana, procuramos vivir

intensamente un aspecto de la santidad de Jesús en cada ocasión de
nuestra vida, cuando sea necesario reproducir este o aquel rasgo
• la comprensión de Jesús,
• el perdón de Jesús,
• la mirada de Jesús,
• la sonrisa de Jesús,
• la actitud firme de Jesús,
• el coraje de Jesús...
En fin, vivir cada uno de los rasgos de Jesús en todos los momentos de
nuestras vidas.
Y así iniciamos el caminar en dirección a la fraternidad.
En este camino, les garantizamos que, el amor fraterno pasará por encima
de las reacciones espontáneas y descubrirá en el otro al hermano, porque
su Padre es mi Padre y su Dios es mi Dios. Y ahí Jesús ya tomó mi lugar.
¿Y cómo conseguir todo eso?
Repetimos y reafirmamos: a través de la oración verdadera, que transforma

nuestro interior, y que va, paso a paso, preparándolo para ser en el mundo
un reflejo del Amor de Dios.
Y de este modo iremos viviendo con fuerza y vitalidad la fraternidad, que es

la señal y la meta de los que creen en Jesucristo.
***
Tiempo Fuerte
Audio 2.4.1
Vamos a focalizar algunos rasgos de Jesús, para una mayor aproximación
con Él, que es nuestro modelo.
Si es posible, responder las preguntas por escrito en su cuaderno, lo cual

será solamente para sí mismo, para que después pueda releerlo y así
realimentar su vida espiritual.
JESÚS, MISERICORDIOSO Y SENSIBLE.
• Leer el texto de Lucas 7, 36-50, cuando el fariseo invitó a Jesús a

cenar y la presencia de la mujer pecadora.
- ¿Será que percibo que cuanto más perdone, más estaré amando?
- ¿Que cuanto mayor la ofensa que reciba, mayor el perdón que daré?
• Leer el texto de Lucas 7, 11-17 del hijo de la viuda, de Naín.
- ¿Será que voy a buscar espontáneamente a las personas que están

sufriendo, para ayudarlas o voy a dejar “pasar al entierro de largo”?
Audio 2.4.2
JESUS, MANSO Y HUMILDE
A lo largo de todo el Evangelio, encontramos palabras tales como: “lo

apretaban”, “lo asaltaban”, “lo asediaban”, “lo abrumaban” y Él a todo
respondía con humildad, paciencia y mansedumbre.
¿Cómo se comunicaba Jesús con esta multitud?
- ¿Qué nos enseña Jesús?

- Que la suma de la humildad, de la paciencia y la mansedumbre es
igual a la fortaleza.
- Y la fortaleza es, también, una de las características de aquellos que
saben cómo comunicarse.
“Cuando era insultado, no respondía con insultos, cuando padecía, no

amenazaba...” (1 Pedro 2,23)
- Y yo, ¿cómo reacciono ante las ofensas y los malos tratos que pueda
recibir?
- ¿Me sé colocar por encima de las cosas y actuar con serenidad?
- Comunicar es transmitir: ¿transmito paz y serenidad a los demás?
“¿Qué haría Jesús en mi lugar?”.
• Lea, meditando, en el Capítulo II del libro “Sube conmigo”: en “3. La

redención de los impulsos”, los subtítulos “El inconsciente “y “Vivir
atentos”.
Transcripción del libro “Sube conmigo” del Padre Ignacio Larrañaga.
Audio 2.4.3
Capítulo II. 3. La redención de los impulsos
- El inconsciente.
El inconsciente es una región sumergida, oscura y amenazadora. Se parece,
en primer lugar, a un enorme cementerio de recuerdos estrangulados
(suprimidos o reprimidos) y apagados (olvidados). Es, al mismo tiempo, un
volcán de energías primitivas que, en cualquier momento, puede lanzar una
masa hirviente de impulsos agresivos.
El inconsciente es esencialmente egoísmo, y ahí reina solamente el código

del placer: evitar lo desagradable y conseguir todo lo que sea placentero al
egoísmo.
Por ejemplo, quiere acoger al encantador y rechazar al antipático, quiere

convivir solamente con el que sea de su temperamento o mentalidad, ahora
siente “necesidad” de tomar venganza de un antiguo agravio, más tarde
siente el impulso de retirar la cara a éste, gritar aquí, inhibirse en otro
momento, insultar después, ahora organizar una guerra de competencia
contra el prójimo, después desmoronar el prestigio de tal otro porque eso le
causa no sé qué extraña satisfacción por la vía de compensación…
Así es el inconsciente. Con otras palabras, es exactamente lo que Dios dice

a Caín: “…el pecado se esconde, agazapado, detrás de tu puerta. Él te
acecha como una fiera. Pero tú tienes que dominarlo” (Gén. 4,9)
Nacen los instintos y los impulsos, exigiendo urgentemente su satisfacción,

y asaltan la conciencia para que ella les dé cobertura. La conciencia halla
que no debe dejar vía libre, pero no siempre consigue dominar los niveles
inferiores. Viene el conflicto entre ellos. Y entonces sucede lo que dice san
Pablo: “Hago lo que no quiero hacer” (Rom. 7,15).
En algunas vicisitudes de la comunidad (debido a situaciones de crisis

personal o colectiva, o cuando falla la oración) surgen impetuosamente en
el individuo fuerzas inferiores y arcaicas, dominando por completo la
personalidad. Como consecuencia, se producen situaciones de alta tensión
y se abren profundas hendiduras en el cuerpo de la fraternidad, que a veces
se prolongan durante mucho tiempo.
Sólo la presencia viva de Jesús podría en ese momento atenuar y equilibrar

esos campos de fuerza.
Si en tales momentos Jesús no está vivo en el corazón de los hermanos,

nacen los conflictos íntimos y las frustraciones. Llegan también las
ansiedades que son puertas abiertas para la neurosis. Se hacen presentes
las diferentes perturbaciones de la personalidad. Y por estos caminos
encontramos personas desoladas, tristes y ansiosas.
Ésta es la realidad. ¿Qué hacer? ¿Cómo redimir impulsos tan primitivos?

¿Cómo llegar hasta esa región tan recóndita y explosiva?
Yo me hago una pregunta: ¿la presencia de Jesús puede redimir el

inconsciente? ¿Podrá la presencia viva de Jesús “poblar” aquella región,
iluminar aquella oscuridad, transfigurar fuerzas tan salvajes?
Me parece que no. Esa región –el inconsciente- es lo que san Pablo llama
“carne”, y de la carne sólo nacerán hijos de la carne, a saber:
“Fornicación, impureza, celos, iras, rencillas, disensiones, envidias, odios,

libertinaje, borracheras, orgías y cosas semejantes” (Gál. 5,19)
¿Qué hacer? ¿Cómo será posible la fraternidad con semejante subsuelo?

¿Cómo hará Jesús para que el hermano no sea lobo para su hermano?
Es la conciencia la que tiene que estar alerta. Jesús tiene que estar ocupando
el campo de la conciencia. Cuando en un hermano surjan desde el
inconsciente esos impulsos violentos y se hagan presentes en el campo de la
conciencia, exigiendo satisfacción, es aquí y ahora donde y cuando Jesús
puede calmar esa tempestad.
Dicho así, todo parece un cuento feliz. Pero también en la vida la realidad es
así. La experiencia de todos los días nos lo confirma. Si el instinto de repulsa
contra el hermano le llega de sorpresa desde la región oscura del
inconsciente, basta acordarse de Jesús, y el instinto queda sosegado: en
lugar de repulsa habrá acogida para el hermano.
Al sentirse ofendido, surge desde las regiones profundas del inconsciente el

impulso de la venganza que exige a la conciencia el código del “ojo por ojo”.
Me “despierto”; recuerdo a Jesús calumniado y silencioso ante los jueces y
la sed de venganza se apacigua.
De pronto tengo conciencia de que una oscura enemistad contra el prójimo

está echando raíces silenciosamente en mi tierra. Comienzo a pensar en
Jesús, pienso en su conducta, y sin otra terapia la enemistad comienza a
extinguirse, ¡y con qué facilidad!
Los hermanos tuvimos un mal momento, nos insultamos. Fueron pasando

los días casi sin hablarnos. Jesús no nos dejó vivir tranquilos hasta que
tuvimos un diálogo franco y reconciliador, y llegó la paz.
Un sujeto típicamente tímido se sintió dominado por el impulso de fuga,

debido a unas confusas desavenencias. Se acordó de Jesús, que subió a
Jerusalén para enfrentarse con grandes dificultades, y se fue al encuentro
de los demás para esclarecer, por medio de una revisión de vida, situaciones
bastante oscuras, ¡y lo hizo con tanta paz!
¿Qué hacer y cómo hacer para que tanta maravilla no sea sueño sino
realidad? Dos condiciones. Primero, que Jesús esté verdaderamente vivo
en el corazón de los hermanos. Y esto se conseguirá cuando ellos tengan un
trato frecuente y profundo con Él. Y segundo, estar despiertos.
- Vivir atentos
En la convivencia fraterna, es preciso vivir atentos para que los impulsos no
nos sorprendan, y debemos estar despiertos y preparados para neutralizar
las cargas de profundidad.
Vivir atento quiere decir que esa franja de la personalidad que llamamos
conciencia esté poblada por Jesús, un Jesús vivo y presente, para que sus
reacciones sean mis reacciones, sus reflejos mis reflejos, su estilo mi estilo.
Las características de los impulsos son la sorpresa y la violencia. Cuando

estamos descuidados, somos capaces de cualquier barbaridad, de la que
nos arrepentimos después. Y decimos: ¡qué horror!, pero ya está hecho. Con
un arranque agitado somos capaces de arruinar en pocos minutos la unidad
que habíamos forjado dificultosamente durante muchos meses.
Sujeto inmaduro es aquél en quien predomina el inconsciente en mayor

proporción y más compulsivamente. Estos individuos deforman la realidad,
proyectando su mundo interior sobre el mundo exterior e identificándolos.
Cuanto más predominan –en una personalidad- las intenciones conscientes,
mayor madurez y equilibrio. Será un miembro integrado en la fraternidad.
Aquí existe una progresión correlativa. Cuanto más se ora, Jesús está más
“vivo” en el hombre. Cuanto más “vivo” está, la conciencia del hermano está
más armada por esa presencia y despierta. Cuanto más armada está su
conciencia, su inconsciente está correlativamente más débil. Y de esta
manera, las reacciones y conducta del individuo serán más racionales,
equilibradas y fraternas.”
- Termine su Tiempo Fuerte con la oración:
Audio 2.4.4
Oración: A la luz de tu figura

Señor Jesucristo,
que tu presencia inunde por completo mi ser,
y tu imagen se marque a fuego
en mis entrañas,
para que pueda yo caminar
a la luz de tu figura,
y pensar como Tú pensabas,
sentir como Tú sentías,
actuar como Tú actuabas,

hablar como Tú hablabas,
soñar como Tú soñabas
y amar como Tú amabas.
Pueda yo, como Tú,

despreocuparme de mí mismo
para preocuparme por los demás;
ser insensible para mí y sensible para los demás;
sacrificarme a mí mismo, y ser al mismo tiempo
aliento y esperanza para los demás.
Pueda yo ser, como Tú,

sensible y misericordioso;
paciente, manso y humilde;
sincero y veraz.
Tus predilectos, los pobres,
sean mis predilectos;
tus objetivos, mis objetivos.
Los que me ven, te vean.

Y llegue yo a ser una transparencia
de tu Ser y tu Amor. Así sea.
Audio 2.5
Momento oracional comunitario
Alimentados por el momento a solas que tuvimos con Jesús, ahora vamos a
orar comunitariamente, si hay otras personas de la familia haciendo el
Retiro al mismo tiempo, para que el Espíritu Santo se derrame sobre cada
uno de nosotros llenando nuestro espíritu con su amor y su luz. Si está usted
solo, podrá practicarlo de forma individual, según se explica a continuación.
Vamos a hablar con Dios a través de una Oración Comunitaria. Antes vamos
a explicarles esta modalidad de oración.
Oración Comunitaria – Explicación
¿Qué es orar? Orar es consecuencia lógica de creer.
El fundamento de la oración, por lo tanto, es la fe.
Orar es, pues, experimentar a Dios en una relación amorosa. Como la

iniciativa de amar siempre parte de Dios, orar es dejarse amar por Dios.
Fundamentalmente, rezamos porque seguimos los pasos de Jesús: oramos

porque Él oró y nos mandó orar.
La condición esencial de la Oración Comunitaria es que ella sea una oración

verdaderamente compartida, esto es, cuando un integrante del grupo ora,
los demás se dirigen a Dios con las mismas palabras y, de esta manera, oran
con él. Y así con cada uno, orando todos con todos.
La oración comunitaria debe hacerse en un grupo de personas. Cuando

oran verdaderamente, con sinceridad y oran todos con todos, esta oración
es una verdadera riqueza, pues el Espíritu Santo se derrama a través de
personalidades tan diferentes. Para eso también es necesario que cada
persona rece en voz alta para que todos escuchen y, al final, todos
responden diciendo “Amén”, que quiere decir “Así sea, Señor, a todo
aquello que mi hermano habló”.
Para nuestra oración comunitaria vamos a usar el Salmo 116 (114-115),

leeremos, todos juntos en voz alta, una estrofa cada vez, y entre cada una
de ellas tres personas hacen su oración apoyándose en la estrofa que acaba
de rezar.
Y ahora vamos a invocar la presencia del Espíritu Santo que inspirará y

animará nuestro corazón para realizar nuestra oración comunitaria.
Audio 2.6
Canto: Inúndame Señor con tu Espíritu
Inúndame Señor con tu Espíritu,


Inúndame Señor con tu Espíritu
Y déjame sentir el fuego de tu amor Aquí en mi
corazón Señor.
Conviérteme Señor….
Y déjame…
Transfórmame Señor…
Y déjame…
Audio 2.7
Comencemos ahora nuestra Oración Comunitaria.
Salmo 116 (114-115)
Oh alma mía, recobra tu calma que el Señor fue bueno contigo.

Oh alma mía, recobra tu calma, que el Señor escucha tu voz.
Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante,

porque inclina su oído hacia mí, siempre que lo invoco.
Redes de muerte me envolvían, me alcanzaban los lazos del abismo, caí en

tristeza y angustia, invoqué él nombre del Señor: “Señor, salva mi vida”
El Señor es bueno y es justo, nuestro Dios es compasivo.

El Señor protege a los pequeños, estando yo sin fuerzas me salvó.
Dios arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas,

mis pies de las caídas.
Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida.
Al terminar, todos oran juntos la siguiente oración:
Oración: He encontrado un amigo

Jesús: Tú eres siempre una sorpresa.
Eres el amigo que se encuentra siempre
sin esperarlo.
Y yo te he encontrado.
No esperaba conocerte tan de cerca.
Pero llegaste, como a la samaritana, y me
has dicho: "Dame de beber". Como a Zaqueo,
elevaste los ojos hasta el árbol en que
estaba, y me dijiste: "Baja, que quiero
hospedarme en tu casa".
Sabes que te necesito

y llegas sin que te llame.
Permíteme acompañarte en el camino.
Pero ¿qué digo?, si Tú ya vas conmigo,
me acompañas siempre sin cansarte.
Me conoces y sabes lo que quiero, lo
mismo mis proyectos que mis debilidades.
No puedo ocultarte nada, Jesús.
Quisiera dejar de pensar en mí, y
dedicarte todo mi tiempo.
Quisiera entregarme por entero a Ti.
Quisiera seguirte donde quiera que vayas.
Pero ni esto me atrevo a decirte,
porque soy débil.
Esto lo sabes mejor que yo.

Sabes de qué barro estoy hecho, tan
frágil e inconstante.
Por eso mismo te necesito aún más,
para que Tú me guíes sin cesar, para que
seas mi apoyo y mi descanso.
¡Gracias por tu amistad, Jesús!
Finalizar el momento de la Oración Comunitaria, cantando:

Audio 2.9
Canto: Jesucristo me dejó inquieto
Jesucristo me dejó inquieto,

su palabra me llenó de luz,
nunca más
yo pude ver el mundo
sin sentir aquello que sintió Jesús. (Dos veces)
Yo vivía muy tranquilo y descuidado,

y pensaba haber cumplido mi deber.
Muchas veces yo pensaba equivocado,
contentarme con la letra de Ley;
más después que mi Señor pasó,
nunca más mi pensamiento descansó.
Jesucristo me dejó...
Yo creí estar seguro y realizado,
Y dejaba descansar mi corazón,
y siguiendo por la vía equivocada
cosechaba en mi vida una ilusión;
más después que mi Señor pasó,
mi ilusión y mi engaño se acabó.
Jesucristo me dejó...
Sigo a veces intranquilo por la vida,
sin respuestas al que viene a preguntar.
Mucha gente aún se encuentra adormecida
y sin ganas de saber ni de llegar;
más yo sé que Él volverá a pasar
y el descanso en inquietud Él va a cambiar.
Jesucristo me dejó…
Les esperamos mañana, el Señor les bendiga y les guarde.

Día 2 - Vida Fraterna

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“VIDA FRATERNA”

Y ellas siempre andan juntas porque no existe oración verdadera donde no

Cuando decimos "amistad pura", nos referimos a una amistad desprovista

Pero en la fraternidad no puede haber intereses personales ni buenas

El amor oblativo o de fraternidad no es espontáneo, es fruto de una

Y ¿qué son los criterios de fe?

Son todas las decisiones que tomamos en la vida a partir de nuestra fe en

El amor emocional, a diferencia, es espontáneo y natural. No necesita ser

Diferencias entre el amor oblativo y el amor emocional

• El amor emocional es particular, restrictivo por naturaleza: "Yo te

• El amor emocional es querer bien.

• El amor emocional es buscarse en el otro.

¿El amor emocional es incorrecto?

En todo matrimonio feliz o amistad duradera existe, de ambas partes,

La capacidad oblativa de un cristiano - porque sólo quien sigue los pasos de

Dificultades del amor oblativo

• Pero ¿qué consideran que es espontáneo?

• ¿Dejar sueltos los instintos de venganza, envidia, o reacciones

Veamos un ejemplo: si yo siento, sea por cualquier motivo, una gran

La presencia de esta persona me irrita y si me dejo llevar por las reacciones

A ese amor trabajado, buscado, lo llamamos amor oblativo.

Tenemos que esforzarnos para lograrlo ya que no brota en nosotros

Eso, porque el amor oblativo no es otra cosa que dar la vida.

Darse, en forma de comprensión, de perdón, de acogida, etc.

Oración: La gracia del amor fraterno

Fue tu Gran Mandamiento, Testamento Final y bandera

En la nueva familia o fraternidad que hoy formamos en tu

Si Tú no estás vivo entre nosotros, esta comunidad se vendrá

Tú te repites y revives en cada miembro, y por esta razón nos

contigo; y tu presencia nos cuestionará cuando la unidad y la

Derriba en nosotros las altas murallas levantadas por el

Danos la gracia del amor fraterno: que una corriente sensible,

Así lograremos un hogar cálido y feliz que se levantará, cual

Fuente generadora del amor oblativo - Fraternidad.

Repetimos lo que dijimos al comienzo: es imposible la fraternidad (amor

Al orar sinceramente vamos hacia el Padre con toda nuestra fe y Él viene

Sólo Él puede invertir los valores que están enraizados en nosotros,

Cuántas veces delante de una serie de desavenencias entre los hermanos,

No percibimos que la misma energía que genera el egoísmo es la que genera

Cuando Él está vivo y verdadero en nosotros - y conseguimos esto por el

• una reacción impulsiva en una reacción coherente con la fe,

¡Y sólo Jesús consigue esto en nosotros!

¿Y por qué sólo Jesús?

Porque como Él mismo dice:

"Mi testimonio es digno de fe, porque sé de dónde he venido y para dónde

Por eso Él es el camino para nosotros, que no sabemos de dónde vinimos ni

Si ustedes experimentasen verdaderamente estar a solas con el Padre,

fortaleza preparándonos para una gran y hermosa fraternidad en

¿Saben cómo demostramos que una persona es importante para nosotros?

• Organizando nuestra vida reservando tiempos especiales para ella.

Como dice el profeta Oseas 6, 3:"Dispongámonos a conocer al Señor, su

Empapando la tierra de nuestro corazón, creando en él manantiales de

En nuestro mundo social y familiar tenemos innumerables oportunidades

Y nosotros tenemos una pregunta clave para mantenernos dentro de este

¿Y cómo toma mi lugar Jesucristo?

Por eso, debido a nuestra limitación humana, procuramos vivir

Y así iniciamos el caminar en dirección a la fraternidad.

¿Y cómo conseguir todo eso?

Repetimos y reafirmamos: a través de la oración verdadera, que transforma

Y de este modo iremos viviendo con fuerza y vitalidad la fraternidad, que es

Si es posible, responder las preguntas por escrito en su cuaderno, lo cual

JESÚS, MISERICORDIOSO Y SENSIBLE.