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Tículo ~ciginal
ProgreSJ qnd lts Prob/etn,s INDICE
~ 1977
University of California Press, Ltd.
© 1986
Ediciones Encuenrro
para la edición española
Traducción
Javier López Tapia
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4. PROGRESO Y REVOLUCION . Pr ogr~so y racionalidad cien-
tlfica. Las revoluciones cientlficas. Revolución, continuidad y con-
mensurabilidad . Progreso no acu;nulativo. En defensa de la ciencia
<inmadura».. . 161
SEGUNDA PARTE APLICACIONES 197
5 LA HISTORIA Y LA FILOSQFIA DE LA CIENCIA La fun -
ción de la histo ria en la filosofía de la cienc ia. Evalu ación racio-
n:tl y .reconstrucción raciona l• ... 199
6. LA HISTORIA DE LAS IDEAS Autonomía disciplin ar e his·
toria de las ideas. Las ideas y sus contextos de probiemas . Los ob-
jetivos y herrami ent:ts de la histo ria intelect ual. La resolución de
problemas y las tradiciones de in ves tigación no científicas. La in-
dispensabilidad de la historia para la evaluación ele teorías. ..... 218
7. LA RACIONALIDAD Y LA SOC!OLOGIA DEL CONOCI-
MIENTO. El dominio de la sociología cognoscitiva. Los funda-
mentos teóricos de la sociología cognoscitiva. Conclus ión 245
EPILOGO: MAS ALLA DE LA VERITAS Y LA PRAXIS 277
Para Rache!, HeatiJer y
BlBLIOGRAFIA .. 281
·Kevin, compañero.r de
INDICE DE AUTORES ..... ... .. 293 peregrinación.
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PRIMERA PARTE
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La ciencia es, en esencia, una actividad de reso lución de pro -
blemas . A esta trivialidad anodina, más un cliclé que una filos ofía
de la ciencia, se hao adherido generaciones de autores de li bros de
texto científicos y los autodeoomioados especialistas en «el mé todo ~
ci~ntífico». Pero en coritraste co:O. todo el apoyo verbal que se ha €..0
prestado a la opinión de que la ciencia es fundamentalmente la re -
solución ele problemas , ndos filósofos ni los historiadores de la ciencia f7"
han dedicado mucha atención a las implicaciones de un eufoque &..::•
tal para la comprensión ele la ciencia'. En general , los fil ósofos d e '-·
1a ciencia han imaginado que podían poner al descubierto la racio - ~fel
flalidad ele la ciencia aun ignorando, en sus análisis, el hecho de ~Ji;;,:l
que las teorías científicas son, normalmente',' intentos de resolv'er
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1 Las dos excepciones aparentes a esta afirmación son Kuhn y Popper. qu e in -
sisten en que sus model os de ciencia se basan en un enfoqu e del crecimie n to cie n· ~
tífico ce ntrado en la reso lu ción de problqnas. Desgraciadamente, esas aperturas i¡F~
a los problemas so n só lo retóri cas. Popper no muestra nunca·dc modo convi ncen.
te cómo la lógica de la reso lución de · problemas se relaciona con alguno de los ~,_;¡
elementos técnicos de su .filosofía de la ciencia (coino la ,f;¡lsabilidad• o cl•contc ·
nido empírico• ); Kuhn, po r su parte, niega qu e •la capacidad para resolver pro - t~1
blemas sea o la única base o una base lnequívo.ca parí'- la ele cción de paradigma
[esto es. de teoría)• (Kuhn [!962], p. 168). Así ambqs quitan con una man o lo ~d
que toman con la otra.
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El progreso y sus problemas La función de los problem;,s empíricos
problemas empíricos específicos acerca del mundo nawraP. Igual- No hay modestia alguna en las pierensicines de este estudio. En
mente los hisroriadores de la ciencia, por su paree, han supuesro pocas palabras, indicaré que una elaborada reor'ía de la ciencia co-
normalmente que la cronología de las teorías científicas está dota- mo actividad de resolución de problemas tiene que alrerar el modo
da de una inteligibilidad imrínseca que no requiere sino un some- en que concebimos las cuestiones nucleares de la hisroriografía de
rcitonocimiento, o incluso ninguno , de los problemas particulares; la cieneia y los problemas cenrrales de la filosofía o la metodología
para resó lver los males se ·diseñaron las más imporrantes teorías del de la ciencia. Sostendré que si adoptamos seriamente la tesis de que
pasado. el objetivo de la ciencia (y de toda indagación intelectual, si a qo
El propósito de este breve libro es esbozar lo qu e parecen ser vamos) es la resolución o clarificación de problemas, nos haremos
las implicaciones , tamo para la historia ele la ciencia como para su entonces una idea muy diferente de la evolución histórica y la eva-
filosofía, de la visión de la investigación científica que concibe la lp~ción cognoscitiva d e la ciencia.
ciencia, primordialmenre, como una acrividad de resolución de pro- Antes ele confrontar la visión de la ciencia como resolurivfl de
blemas. problemas con dererminadas filosofías e historias de la ciencia me-
La perspectiva que aquí adoptamos no pretende afirmar que la jor conocidas, he ele señalar espec1ficamente lo que entiendo por
ciencia «no es sino» una actividad de resolución de problemas . La << teoría de la ciencia orientada a los problemas». Es éste el objetivo
ciencia tiene una amplia variedad de objerivos, del mismo modo preliminar que esre capírulo y el siguiente tratan de lograr. ·
que los científicos tienen múlciples motivaciones: la ciencia imenra
explicar y concrolar el mundo na rural; los cienríficos, entre otras
cosas, buscan la verdad, influencia, utilidad social y prestigio. (;i-
da uno de esros objetivos podría ser utilizado (y así lo ha sido) pata La naturaleza de los problernas científicos
proporcionar un marco en cuyo seno se podría in'temar explicar el
desarrollo y la naturaleza de la ciencia . Mi enfoqüe, empero, sos- ·A lo largo de esre ensayó, hablaré de lo que denomino proble-
tiene que la consideración ele la ciencia como un sistema de resol- mas científicos. Debo señalar al comienzo que no ci:eo que lo~ pro-
ver problemas ofrece para la comprensión de lo más característico blemas «científicos.• sean fundamencalmenre diferentes de otros ti-
ele la ciencia mayores esperanzas que ningún otro marco alternati- pos de problemas (aunque, a menudo, difieren en grado). En el
vo. capítulo sexro mosrraré que la perspectiva a la que .me adhiero se
Según se vaya comprendiendo que muchos de los problemas clá- puede extender, con sólo unas pocas modificaciones, a todas las dis-
sicos de .la filosofía de la ciencia y muchas de las cuestiones habi- ciplinas intelectuales. Pero si queremos estudiar la resolución de pro-
ruales de la historia ele la ciencia cobran una perspectiva muy dife- blemas, cenemos que comenzar con sus casos más afortunados; por
reme cuando consideramos la ciencia como una acrividad orienta- tan ro, en estas secciones preliminares, limitaré mis observaciones
da a los problemas y a su resolución, se argumentará que un cuida - a la ciencia misma, en ~u mayor parte. ·
doso análisis de la ciencia desde este punto ele visra proporciona Si los pwblemas son el punro cenrral del pensamiento científi-
l!Hlll clones nuevas que se enfrentan a la «sabiduría convencional>> co, las teorías son su resultado finaL Las teorías so~ relevantes son
que los historiado res y filósofos de la ciencia han dado por supues- cognoscitivamente importantes, en la medida en que -y sól~ en
ta. la medida en que- proporcionan soluciones adecuadas a los 'p ro-
blemas. Si los problemas co nsriruyen las preguntas de la ciencia,
las teorías constituyen las respuestas. La fun ción, de una teoría es
' Pnr supuesw , esco no supone afirmar que los filósofos de la ciencia han ig - resolver la ambigüedad, reducir la irregularidad a uniformidad, mos-
norado el hecho de que la ciencia es empírica . Pero: como veremos más carde, trar que lo que sucede es en cierto modo inteligible y predecible.
hay grandes diferencias emre «explic·ar daros empíricos• y •resolver problemas em-
.1 Es a este complejo de funciones a lo que me refiero wando hablo
píricos». Los filósofos de la ciencia han hablado demasiado de lo primNo , y prác-
Cicam ence nada de lo úlcirrJO. de teorías como soluciones a problemas.
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tificables de cualquier otro modo en elmarco de la epi.s- ción no lo harán ·también necesariamente en otros. Por lo tanto , (~~~
temologí.a del momen to. el que algo sea considerado como un problema empírico d epend e-
rá, en parte, de las teorías de que dispongamos. •. f¡::~
Pero si es plausible pen:Sar que el contrapunto en tre problemas
desafiantes y teorías adecuadas es la dialé ctica básica de la ciencia, ¿Por qué , entonces, llamarlos problemas «empíricos»? Lo hago 1 (f.;.;;;::'.
debemos lograr mucha más claridad de la que ahora tenemos acerca porque, aun cohcediehdo que se suscitan sólo en determinados con ·
de qué son los probiernas y cómo funcionan, de cómo se sopesan textos de indagación teórica, aun concediendo que su formulación
los problemas, y ele la naturaleza de las teorías y su relación precisa estará influída por nuestros compromisos teóricos, se da sin embar-
con los problemas que Las generan (y, como veremos, que ella.S mis· go d caso de que tmtamo.r los problemas empíricos como si fuesen
mas generan a veces). problemas acerca del mundo. Si preguntamos «¿con qué velocidad
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El progreso y sus problemas
La función de los problemas empíricos
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1 La funció n de los problemas empíricos
El progreso y sus pr oblemas
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disciplina era explicar cómo la tierra se configuró en los últimos 6.000
u 8:000 años . Con la pro longación de la esca la tempo ral de la geo -
l anomalías se les enfrentan . Esta pregunta, en una forma ligeramente
más compleja, se convierte en una de hV> herramientas fundamen -
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logía~, esa .pasmosa cuestión no constituyó un prob lema .que resol - tales para la evaluación comparativa de las teorías científicas. ~q
ver. ~;¡
la transformación de proh!emas empíncos anómalos y no reJtteltos no resueltos sólo ctterttan, generalmente~ como auténb·cos proble -
en problemas resueltos. Debemos preguntar, en el caso de todas mas, cuando dejan de ser problemas no resueltos·. Hasta que no
y cada una de las teorías, c uántos problem as ha resueltos)' cuántas son resueltos por alguna teoría en su dominio , son só lo, gene ral-
mente, probl emas «potenciales» más que actualesJ Hay dos facto-
res responsables en grao medida de esto: el primero, del qu-:: ya 1~
. ' Ha y a lg unas onas diferencias técnicas imp onantcs e ntre pro bl e mas cmpí· nos hemos ocupado , surge cuando no estamos· seguros de que u u
neos }' hec hos (tales co m o q u e una teoría sie rnpre exp lica un número infinito de efecto empírico es real. Dado que muchos resultados experi menta- •f(;Y.5
pro pos icion es fácti cas, pero só lo resue lve un né11n rro finito de problemas). de los
que rn e ocuparé m ás adelante.
les son difíciles d e reproducir, que es imposible aislar los sistemas ~~
' Mi ca tegoría de prob lemas emp íric os no resueltos se cor res ponde aproxima- fisicos, que a m e nud o los instrumentos de medi da no son fiables
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damente con la noc ión kuhniana de <pun le•. Es imp o rtame reca lcar que la vi-
SIÓn de Kuhn de la cienci a como resolvedora d e punles abarca mrda miÍJ que esta 1 ~"9-':Zl
clase· d e pwbl ernas no resuclros.
" Debería recalcarse que es ta concepción de anomalía es significativamente di- 7
Sin embargo, una vez resueltos por alguna teoría, pe rmanece~ generalmen- 1.&~
fer ente d e la co nve nciona l (para una discusión completa de los d etalles , véanse te corno problemas que se espera resuelvan las teorías subsiguientes (al menos has 1a
las secciones sigu ie nt es ). que se pueda mostrar co nvin centeme nte que son pseudop roblernas). ¡~_?'.51
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que la teoría deÍ error nos lleva incluso a esperar resultados «mons- de resolverlo; algunos no lo consideraban problema en absoluw"-
truosos», con frecuencia pasa mucho tiempo antes ele que un fenó- Mienuas el problema permaneció sin resolver, cualquier teórico podí~
meno sea considerado como suficientemente auténtico como para preferir ignorarlo, según su conveniencia, alegando simplemente
ser tenido seriamente por un hecho bien establecido. El segundo, que no se rraraba de un problema al que nwieran que hacer frente
sucede muchas veces que incluso cuando un efecto ha sido bien le- las teorías de su especialidad. Y, sin embargo, este mismísimo fe-
girimado, queda muy confiuo a qué dominio de la ciencia perte- nómeno, que no podía encontrar ni hogar ni solución durante la
ruce y, portanto, qué teorías deberían buscar su solución o ele cuá- primera mitad del siglo XIX, emergió gradualmente como un¡¡ de
les deberíamos esperarla. El hecho de que la luna parece más gran- las anomalías cencrales de la termodinámica clásica, y llegó a ser ,
de cuando esrá cerca del horizonte, ¿es un problema para las reo- en las manos de Einsrein y Perrin (que resolvieron el problema) uno
rías astronómicas, para las teorías ópticas o para las psicológicas? de los éxitos triunfalp de la teor1a cinético-molecular del calor.
¿Es la formación y el crecimiento de los cristales un problema de Detengámonos, como orro ejemplo, en el famoso caso de la hi-
la química, de la biología o ele la geología? ¿Son las «estrella,s fuga- dra descrita por Abraham Tremb1ey, observada cuidadosamente,
ceS>> un problema asrrónomico, o ele la física de las capas externas por primera vez, en 1740. Se uaraba ele un fenómeno que parecía
de la atmósfera? La contracción ele la para de una rana debida a comravenir las ideas biológicas clominames en la época: se podía
una descarga eléctrica, ¿es un problema de biología, de la química reproducir a sí misma sin conracto sexual y, cuando se le dividía,
o una teoría eléctrica? En la acrualidacl tenemos respuestas para· ro- cada parte crecía rápidamente hasta formar un organismo comple-
das estas preguntas, y nos semirnos confiados cuando adscribirnos w. Estas propiedades habían sido observadas frewentememe en las
esws problemas a un dominio u otro. La principal razón de nuesrra planras, pero· fueron expresamente negad'as en el caso de los· ani-
confianza es que hemos resuelto esros problemas. Pero duranre lar- males, lo que apuntaba a que el pólipo era una planta. Porotro
go-s períodos de la historia de la ciencia esros problemas esraban sin lado, la hidra tenía poderes de locomoción, un estómago y pautas
resolver, y no quedaba claro bajo qué dominio de la ciencia debe- ele consumo de alimemos que se adscribían normalmeme a los ani-
ría·n incluírse. Como resulrado de esa incertidumbre, no contaba males, en especial a los insecws. Nos harlábamos aqtlÍ, pues, en
gravememe en conrra de ninguna teoría en ningún dominio dado presencia ele un organismo vivo -mirad 'planta, mitad animal-
el que ésta fracasase en resolver estos problemas, y.a que nadie po- cuya existencia misma negaba el principio biológico de los rres rei-
día rnosnar de un modo convinceme que se debería esperar de las nos disrinws (animal, vegetal y mineral), abrazado durante mucho
teorías de un dominio determinado que lo hiciesen. tiempo. La reacción al clescubrimiemo de Trembley no se hizo es-
La hiswria del problema del movimiento browniano sirve co- perar: emre 1740 )' 1760, los biólogo~ y naruralistas de wda Euro-
mo ilustración conv inc\:nte del statw ambiguo de los problemas no pa e.specularon sobre aquello y estudiaron su comporramiemo . Es-
resueltos. Abordado extensamente, por vez prirrtera, por Robert re caso parece ser un ejemplo convincente de la aparición de un im-
~rown en 1828, tuvo que pasar casi todo el siglo ames de que los portan re problema empírico en amencia de teoría algt~na que p¡¡ .
c1eMíficos pudiesen decidir si se trataba de un 'verdadero proble- d1úa resolvedo .
ma, cuál era su importancia, y de qué tipos de teorías debería espe-
rarse que lo resolvieran. Así, durante los años 30 y 40 se lo conside-
' A propósiw del problema dd movimiemo browniano, John Conybcare-
ró, alrernarivameme, 1.1n problema biológico (trarándose, quizá, las un conremporáneo de Brown- escribió: •No me creo ni una palabra ... [Bior) aflfma
panículos browr}ianas de «animalúnculos»), como problema c¡uí. que es posible qot los cuerpos sólidos puedan ser comparados con sisee mas de
m1co, como pro~lema de la óptica de la polarización (por Brews- moléculas en movimiemo, rcprcsencando en pequeiio lo ql!e los sisremas plane-
rer, por ejempl6'), corno un problema de conductividad eléctrica rarios son en grande. Yo sólo aiiadiría un supuesro más; que esras moléculas esi~n
habiradas, y que encre su población ha¡• filósofos que ... creen que han desarrolla-
(por ejemplo, por Brongnian), como un problema de la teoría del do el sisrcma del universo•. Esra cica esrá romada de la excdenre hiswria de la
calo~ (Dujardin), como un efecto mecánico sin ningún interés, de- recepción del movimienro browniano de Mary Jo Nye ( 1972), pp. 21 -22. Para un
mastado complicado e insignificante como para romarse el ~rabajo mayor rcaramienw de esct episodio, véase Bcush (1968) .
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El progreso y sus problemas La función de los problemas empíricos
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Pero como ha demostrado Vartanian de modo convincente'', regiones celestes, no sentían la necesidad de ofrecer teorías acerca ~
la cotJsid~ración precedente, que indica el surgimiento de una aguda de los cometas , y ni siquera de trazar sus trayectorias. Hacia el siglo
anomalía en ausencia de confrontación teórica alguna, es lamenta- ~
XVI, por el contrario, se había hecho habitual clasificar los come-
blemente imompleta.;lgnora el hecho de que, paralelamente a la tas comp fenómenos celestes. Este cambio de dominio resultó cru -
biología vitalista dominante, una minoría de biólogos se entregaba cial parii"lii.·-t¿¿¡f~ cbp~rnicana, dado que el m<?vimienro de los co-
a uri enfoque de los procesos biológicos de corte mis materialista metas vino .a constituirse en una de las anomalías decisivas para la
y mecaoicista. Los poderes regenerauvos de la h1dra (¡unto con sus astronomía geocéntrica, y uno de los problemas resueltos por la teoría ~
características manifiestamente animales) indicaba que quizá los ma- heliocéntrica. ·
terialistas estaban en lo cierto. Después de todo, si cualquier parte ~
de hidra, no iniporta cuan pequeña Fuese, podía regenerar un a ni- De la ambigüedad ele los problemas no resueltos no se debe con- ~
mal comp letamente desarrollado, los materialistas parecían tener cluir que éstos no son importantes para la ciencia, puesto que su ·~
razón al negar que había un alma, indivisible y supramaterial, que transformación en proble.m as resueltos es uno de los ,medios por los
pertenetí.aal organismo completo só lo en tanto que ser orgamza- cuales las teorías realizan un progreso empírico . Pero; al mismo tiem- ~
do. . . po, debe insistirse en ql)e, generalmente, el fracaso de una teoría
C~sVdesde la primera observación de la hidra, los que apoya- ~
para resolver algunos proJ;>Iemas no resueltos no obrará excesivamente
ban.l:i. biología vitalista reconocieron que las propiedades de la hi- en contra de la teoría, porque normalmente iw podemos saber a ~
dra podían proporcionar «ayuda y consuelo» a una escuela de in- pn."on.· que el problema e,n cuestión deb~ría ser resuelto por este ti-
vestigación rival. Cramer, Lyonnet y dos autores anónimos (en las ~
po de teoría. La única guía ji"able para t"dentifiiar los problemas re-
Mémoires de I'Académie des Sciences y en el }oumal de Trévaux) levantes para una deter"f!Zinada teoría es el examen de/os proble - ~
habían insistido ya, al principio de la década de 1740, en que la mas que ya han resuelto:las teorías precedentes y las n."vales en eJe
~
hidra era susceptible de una interpretación materialista (plenamente demimó (al que pertene~e la teoría en cuestión). Así, pues, a la ho-
~
desarrollada por La Mettrie en L 'homme machine). En síntesis, lo
que hizo que la hidra pasase de ser una frívola curiosidad a ser u~a 1 ra 'de eval uar los méritos . relativos de las teorías, Ia .cfase de los pro,
blemas no resueltos es d~l todo irrelevante. Lo .que importa a efec-
-~
anomalía que amenazaba a la biología vitalista, fue la existenCia tos de la evaluación de l as teorías son sólo lDS problerriasque hao
1
tenido por un problema resuelto . Podemos decir, de una forma bur- rendas de calor en motar de vapor alguno conocido·. Se podrían
da, que un problema empírico está resuelco cuando, dentro de un indicar muchas razones (por ejemplo, el empleo de «casos ideale$»,
contextO de indagación concreto, los científicos ya no lo toman co- el no aislamiento de los sistemas reales, las imperfecciones en nues-
mo una pregunta a la que no se ha dado respuesta, .esto es, cuando tros instrumentos de medida) para explicar las frecuentes pequeñas
creen que entienden por qué la situación expuestá por el problema discrepancias entre los «resulrados teóricos» y los «resultados de la-
es como es . Ahora bien, es claro que son las teorías las que tienen borarorio», pero ahora no nos interesan demasiado. Lo importante
qi:íe proporcionar esa comprensión, y cualquier referencia a un pro- es que los hechos son explicados muy raras veces, si es que lo son
blema resuelto presupone la existencia de una teoría que supuesta- alguna (si nuestro semido de explicación lo tomamos del modelo
m~nte resuelve el problema en cuestión . Por lo tamo, cuando pre- deductivo clásico), porque, riormalmenre, hay una discordancia en-
gunramos si uh problema ha sido resuelto, estamos en realidad tre Jo que una teoría predice y nuestros datos de laboratorio. Más
preguntando si guarda determinada relación con una teoría u otra. bien, al contrario, Jos problemas empíricos se resuelven frecuenre-
¿En qué consiste esa relación? Si pregumamos ¡¡. un lógico de meme porque para los objetivos de la resolución de problemas no
la ciencia la pregunta análoga (a saber: · ¿cuál es la relación emre necesitamos una semejanza exacta, sino tan sólo aproximada, en[re
un explanans y su explan;¡.ndum?), nos dirá, generalmenre: _de la los resultados teóricos y los experimentales. ]',Jewton resolvió el pro-
teoría explicativa debe deducirse (junto con determinadas condi- blema de la curvatura de la tierra, y fue reconocido como quien
ciones imúales) la proposición exacta que enuncia el hecho que ex- lo hizo a pesir de que sus resultados no se correspondían exaqa-
plicar; la teoría riene que ser verdadera o altamente probable; lo mente con Jos hallazgos observacionales. Las teorías termodinámi-
ql.k cuente como una explicación adecuada de un hecho tiene q1,1e cas de Carnot y Clausius fueron, en el siglo XIX, correctamente com-
considerarse como habiéndolo sido siempre (mientras no cambie prendidas como $Oiuciones adecuadas a diversos problemas de rrans-
la valoración epistemológica del explari"llns). Por .el conrrario, yo ferencias caloríficas, a pesar del hecho de que sólo eran aplicables
sostendré que una teoría puede resolver un problema siempre y cuan- .exactamente a motores de calor ideales (es decir, no existentes).
do de ella se deduzca un ' enunciado aun aproxz"ma"do del proble- Debería quedar claro que la noción de solución es notablemen-
ma; para dererniinar si una teoría resuelve un problema, es irrele- te relativa y comparativa, de un modo en que no lo es la noción
vante si la teoría es verdadera o faiJa, o si está bt"en ·o escasamente de explicación. Podemos disponer de dos teorías diferentes que re,
~-.
conji"nnaclct; lo ·que se roma como .solución a un problema en un suelvan el mismo problema, y afirmar sin embargo de una que es
momento determinado no contará necesariamenre domo ral en ro- una solución mejor (esto es, una mayor aproximación) que la otra.
do momento. Cada una de estas diferencias exige uria mayor clari- Las comparaciones y las locuciones comparativas no son admitidas
ficación. , en el seno de la retórica de la explicación por parte de muchos filó-
Elcarácter aproximado de la soluúón de proble71UlJ . Sucede af- sofos de la ciencia; según el modelo general de explicación, o algo
gu nas veces, aunque raramente, que una teoría preqice con exacri- es, claramente, una explicación, o no lo es en absoluto: no se admi-
tud un resultado experimental. Cuando se logra este deseable resul- ren grados de adecuación explicativa. A los filósofos de la ciencia
tado, hay motivo para el regocijo general. Es mucho;más frecuenre les ha preocupado mucho, por ejemplo, la relación enrre las reo-
que las predicciones que se deducen de una teoría reproduzcan apro- rías de Galileo y Newton sobre la caída libre y los datos. Como no
ximadamente los datos que consriruyen un problema específico, pero podían afirmar que ambas reor1as «explicaban» los fenómenos de
sin una exacta coincidencia en los resultados. Newron no pudo ex- caída (dado que las dos son formalmente inconsistentes), inventa,
plicar con exactitud e) movimiento de los planetas; de la teoría,de ron 1.1n<1 serie de dispositivos para excluir el carácter de «explicativa<>
Einstein no se deducía.n con precisión las observaciones tdescópi- de una teoría o de la otra. Y, sin embargo, es, seguramente, más
das de Eddingron; la moderna teoría de enlace químico no predice natural desde el pumo de vista histórico -y conceptualmente f11ás
con exactitud la distancia orbital de los electrones en una molécLJ- razonable~ afirmar que ambas teorías (la de Galileo y la de New- 1
la; la termodinámica no ajusta con precisión los datos de transfe- ton) resolvían el problema de la caída libre, si bien quizá una con ,; ,
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mayor precisión que la otra (aunque incluso este punto es dudoso). m enudo, consid~Erado por la siguiente como completamente ina - ~
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soluoones cuya precisión y especificidad eran completamente ade- ~
mismo percibió, cada una de ell as proporcionaba una solución ade-
cuada al problenF en cuestión. A nosotros, por e l ·c ontrario, nos cuadas p~ra ..';IP~ _épo~a, resultan ser completamente inadecuadas para ~
está vedado este modo natural de describir la situación si acepta- otra. Wamd!i"'algliii.os · ejemplos: ·
~
mos muchas de las teorías actuales acerca de la naturaleza de la ex -
Aristóteles cita en su Física el problema de la caída como un
plica.ción. · . ~
fenómeno central para cualquier teoría de la mecánica terrestre. El
I;a ÚTeletJanCia de la verdad y la falsedad ¡;ara la rnolu ~ lón de
mismo intentó entender por qué los cuerpos caen y por qué se ace - ~
un problema. La afirmación de que las cuestiones acerca de la ver -
leran en su caída. La física aristotélica daba a estos problemas solu -
dad y la probabilidad ·son irrele vantes a la hora de determinar si ~
ciones que fueron tomadas en serio durante más de dos milenios .
u na · teoría resuelve un problema concreto parece' probablemente'
Sin embargo, ~ara Galileo, Descartes, Huygens y Newton , los puntos ~
h~rética, aunque sólo sea porque uno está condicionado a pensar
de vista de Anstótdes no constituían en absoluto soluciones al pro - p
gue.l~·,hú.sgueda de la comprensión verdadera es uno de los objet i-
blema de la caída, ya que fraéasaban comp letamente en expli car
vos eseüi:1ales de la ciencia. Pero con independencia de la función
el carácter «uniformemente deforme» (es decir, uniformemente acc.- ~
que las cuestiones acerca de .la verdad desempei1en en la empresa
lerado) de la caída ele los cuérpos. Uno podría querer decir qu e
cicntifica (y éste es un asunto importante, al que más tarde ~
los pensadores posteriores, simplemente, trabajan en un problema
volveremos") , no necesitamos consid erar el tema de la verdad y la
muy diferente al de Aristóteles; yo me inclinaría más a ver esto co - ~
falseda~ -como no lo hacen generalmente, los científicos- para
mo un caso en el q ue, a lo largo del decurso temporal, los criterios
cletermroar SJ una teoría resuelve o no un problema empí rico con -
por los que algo cuenta como solución a un problema han evolu-
creto.
cionado tanto, que lo .que una vez. fue considerado una solución ~
Todos podemos estar de acuerdo, por ejempl o , en que la teoría
aqecuada, deja de serlo como tal. ·
ptoleniaica de los epiciclos resolvía el problema del movimiento ele ~
retrogradación de los plan etas, independientement e ele si admiti - Un caso más claro lo proporciona la teoría cinética de los gases .
Haua 1740, tanto Newton (utilizando un modelo de fuerzas cen- ~ '
mos· la verdad de la astiooomía de los epiciclos. Del mismo modo,
todo d mundo concede que la teoría ondulatoria de la luz de Tho- uales) como Daniel Bernoulli (con un modelo de colisión) habían
mas. Young - sea verdadera o fal s_a- resolvía el problema de la dis- mostrado que se puede resolver el problema de la relación preúón-
persión de la lu z. La teoría de la oxidación de ·Lavoisier, sea cual volumen de los gases en términos ele algunos, supuestos acerca de
fuer,esu estatus de verdad , resolvía el problema de por qué el hie - la interacción mecánica de sus partículas constitutivas. Hacia el fi-
rro es, después de calentado , más pesado que an.t es. Generalmen- nal del siglo XIX, empero, se habían acurri ul ~do datos suficientes
te, se puede cofuzdemr que una teoría Tha rewelto 11n j.JToblemti acerca del comportamiento de los gases como · para mostrar que lá
empí1ico, siTfitnúona (sigmficatzvam ente) en cualquzer esqil.emti teoría. cinética, poní sola, proporcionaba tan sólo aproximaciones
de wferenCia cuya conclün6n es un enunciado del problema. muy 1nexactas del comportamiento de los gases, éspecialmen te 'a
La frewenle no permanencia de las soluciones . Una de las di~ bajas temperaturas o presiones elevadas , En .definitiva, dados los
meosionesmás ricas y saludables de la ciencia es el aumento, a tra - niveles de precisión experimental y los cánones para la adec~Iaciisn
vés del tieri1po, de los requisitos que exige para que algo sea consi- ele la solu ción al problema de que se disponía en el siglo XVIII,
derado como solución a un problema. Lo que una generación de la teoría cinética ~staba muy lejos de resolver adecuadamente el pro-
c1entíficos ac epta como solución perfectamente adecuada, será, a blema, en espeual cuando entraban en consideración .determina-
das gamas de datos. En consecuencia, van der Waals y otros comen -
zaron a modificar la teo ría cinética tradicional para hacerla capaz
11 Véase el capímlo cuarr o , especialme nte pp 16 4-1 67. de reso lv er el problema de la relación presión-volumen en vista de
54 55
~
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los cánones de s'olución de problemas de la época. El resultado fue, ría que muesrra tal anomalía, pero no hace inevitable su
~ -···
por supuesro, la ecuación de van der. Waals. ¡: abandono.
~
i:
En la hisroria de muchas disciplinas, tanto humanísticas como ·. i\ (b') Las anomalías no tienen necesariamente que ser inconsis-
-~ áen:tificas, se puede apreciar un fortalecimiento · y un esrrechamiento 1', . rentes con las teorías de las que son anomalías.
t
gradual en el umbral en el que se cor:cederá que una teoría es la
sólución de un problema relevanre . A menos q1.1e concedamos que
e La primera de estas aseveraciones es la menos controvertida, aun-
que sea sólo por el hecho de que numerosos críticos de la visión
lt:¡"s criterios mismos de aceptabilidad de las solucíones a los proble- clásica han of~ecido ya sólidos argumentos a su favor; de modo que
• híás evolucionan a lo largo del tiempo, la historia del pensamiento aquí sólo repetiré las razones que se h;m dado . Por el contrarío,
• La especial función de los problemas anómalos hem, Otro Neurath y W. Quine) 12 han sostenido que no podemos
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~
nada en absoluto acerca de la mayor parte d e los ámbitos de la na - es, simplemente , evitar cometer errores (es decir, enunciados fal - ~
turaleza. Por estas razones parece haber motivos imp ortantes para sos), entonces los problemas no resueltos no contarán necesariamente
sustituir (a) por la postura (a') , más débil , por más realista. demasiado en contra de una teoría_ Pero si se asume la visión, más ~
Sin embargo, casi todos los autores que han tratado el tema d e amplia, O.e qüe ]á cien~ia persigue llevar al máximo s1,1 capacidad -' ~
las ano mallas, ya sean defensores o críticos de la postura clásica (a), para resolver problemas (en un lenguaje más convencional, su .<<con -
parecen adherirse a (b), y sostener que só lo se genera una anoma lía tenido explica tivo») , entonces .el fracaso de una teoría a la hora de ~
cuando hay una inconsistencia lógica entre nues tras predicciones neó - resolver un problema bien indentifi.cado que ha sido res uelto p d r ~
ricas» y nuestras observaciones «experimentales». En otras palabras, una teoría riva l, es una señal muy importante en su contra. Cmio-
han sos tenido que los datos pueden amena zar episremo lógi¿an"ien- samente, la mayoría de los filósofos d e la ciencia han apoyado de ~
te a la teoría sólo cuando tales datos contradicen las afirmaciones palabra la opinión más amplia, y sin embargo se han negado a re - ~
de la t~oría. Esta opinión me ha sorprendido por tratarse ele una conocer lo que la misma conlleva: la existencia de una clase de ano -
noclórt::iileproblema anóm alo demasiado res trictiva . Es cierto , p or malías no refittadoras' 4 • F
supuesi:p, que una inconsistencia real entre la teoría y la observa- Una ojeada cuidadosa a la historia de la ,c iencia pone en claro ~
ción pueden constituir, h ajo determinadas circunstanc ias; un caso que un número de situaciones genera un comportamiento sim ilar
~
pan:icularmente ené~gico de anomalía . Pero tales inconsistencias están al tipo ·de respuesta que hemos sido llevados a esperar cuando sur-
lejos de ser la única forma de problema anómalo. ge una inconsistencia entre la teoría y la observación. Uno de fus ~
Si adoptamos (a') seriamente, como creo que debemos hacer, tipos de anomalías más importantes se produce cuando una teoría, ~
resulta razonable caracterizar una anomalía corno una situación e m- aun no siendo inconsistente con los resultados de la observación,
pírica que, aun sin oftecer quizá razones definitivas para el aban- es, sin embargo, Ú;caj;az de explicar o resolver esos resultados (que ~
dono de una teoría, sí susci ta dudas racionales acerca de las creden- han sido resueltos por una teoría n·va/) 'l . Así', en su estudio clási- ~
ciales empíricas de la teoría. Los que proponen (a'), al criticar (a), co .sobre el movimiento pendular, Galileo critica las teorías cine -
no están afirmando que debiéramos ignorar las anomallas: más bien máticas de sus predecesores porque no pueden explicar la matemá - f!'1
insisten, simplemente, en que las anomalías constituyen objeCio- tica del movimiento pendular. No se refiere a que estas teorías pre -
~
nes importantes, pero · llO necesanamenle decúivas, jJara cttalquier cedentes den una predicción incorTecta pa'ra la ge~metría del peso
teoría que las muestre. Si consideramos las anoma lí as desde esta móvil; su disputa es, más bien, que no ofrecen predicciones en ab- (if4
lu z ( es.to e?, como problemas empín.cos que suscitan dudas mzona- soluto. Del mismo modo, muchos críticos de la mecánica celeste ~
bles ac.erca de la adecuación empínca de una teoría), debemos en-
tonces sustituir (b) por ~ (b'), dado que, según un razonamiento pa-
rejo, hay muchos problemas empíricos que, si bien son consisten- 14 Popper há estado muy cerca de comp ren d er este punt~. (b'), con su qi-
tes con una teoría, puéd c ri promover dudas acerca de sus funda- gcncia de que cualquier nueva teorí.a acep table tiene que poder explicar lodo lo
~~ entos empíricos. Dicho de otro modo , ha y ocasiones en que los que pueden explicar sus predecesoras y competidoras. Desgraciadamente, Popper
Científicos han tratado mcionalmente determinados problemas (que va demasiado lejos, porque en s u adhesió n a (a), hace que wa!quier,pérdida en
eran consistentes con una teoría) del mismo modo que tratarían ano- el conten ido explicativo sea un golpe fa tal para una teoría que la presente . Por
e l contrario, yo afirmo que la pérdida de contenido e x; pli c~tivo en virtud de una
malías claramente inconsistentes co n la teoría. Tales situaCiones se anomalía no refutadora cuenta en tonua d e una teoría, pero no necesariament e
producen cuando una teoría de algún campo o dominio no acierta de modo decisivo. Para una crítica más completa de la teoría acumulativa de la
a decit algo sobre un tipo de problema que ya han resuelto otras ciencia de Popper (y Lakatos), véase infra, pp. 189-193 y Laudan (1976b) .
teorías del mismo dominio 'l Es importante recalcar el reverso de este punto: si un problema no ha sido
resuelto previamente por alguna predecesora de una teoría, constituye entonces
El que consideremos tales casos como anómalos depende, en pfl.r- para esa teoría un problema simplemente no re suelto , no un problema anómalo
te, de nu es tros puntos de vista acerca d e los objetivos de la ciencia. (con la conuición de qu e, en algún mornenr.o posterior, el"probleina pueda dejar
Si uno. s-e suma a la opinión estrecha de que el objeto de la ciencia de serlo; en cuyo caso, por supuesto·, )'" no sería anómalo).
)9
El progreso y sus problemas La función de los probl em as ~~píricos
newto niana argüían a principios del siglo XVIII que el sistema del remarnos con hi observación de que las ins~ancias refutadoras no
mundo de Newwn no explicaba el hecho de que todos los plane- resuel ras tienen frecuentememe uria escasa relevancia cognosciriva.
ras se movtesen alrededor del sol en la misma dirección fenómeno
que había s!do resuelto por muchas teorías astronómica~ preceden-
r~s. en pawcular las astronomías kepleriana y canesiana. No se era- La tramformaúón de anomalías en problemas r·esueltos
ra, de nuev~, de que la teoría de Newwn haga una predicción falsa
de la dtreCCión de la revolución de los planeras; el defecto es más U na de las actividades cognoscitivameme más importantes en
bten que la reor:ía de Newwn no ataca el problema en su conjunro. las que se puede ocupar un científico es la transformación fructífe-
(~or e¡emplo, sería compatible con el sistema newtoniano el que ra de una supuesta anomalía empírica para una teoría' en una ins -
planeras adyacentes se moviesen en sentidos opuesws). tancia confirmadora de. ella. A diferencia de la solución de algún
Podemos definir este tipo de anomalía con más precisión ucili- problema de nueva planta, la transformación de anomalías en pro·
zando parte de la termi~ología establecida anteriormente: Sz"em- blemas resuelcos con éxito rinde un doble servicio: no sólo muestra
Pr.t: que un problema empírico, p, ha Jido resuelto por una teoría, las virrualidades de una teoría para resolver problemas (lo que se
entonces p se constituye en anomalía para toda teoría del dominio lograría con la solución ele cualquier problema), sino qüe al mismo
en cuestión que no haya tambz"én resuelto p. Así, pues, el hecho tiempo elimina u.no de los grandes estorbos cognoscitivos que se
de qu: una teoría sea lógicamente consisrenre con p no hace a p enfrentan a una teoría. Esre proceso de transformación de las ano-
n?-anomalo para esta teoría, si es que p ha sido resuelw por alguna malías (reales o aparemes) en problemas resu eÍtos es can viejo co-
orra teoría conocida del dominio . '. mo la ciencia misma; la historia de la astronomía antigua está llena
La propuesta_ es, pues, que tendríamos que ampliar nuestro c;0. de ejemplos . La idea básica está encerrada en el aforismo clásico
cepw de tnstancta anómala para incluir esta imponanre clase de fe - · exceptio probat regulam, que originariamente significaba que una
nómenos. Del mismo f)1odo , según el espíritu de (a'), debemos di- regla o principio es puesto a prueba por su capacidad para ompar-
lutr la ameilaza epistemológica de todas las instancias anómalas re - se de sus excepciones aparentes. Aunque se podrían citar numero-
. c~nociendo que, si bien las anomalías constiruyen una buena ra- sos ejemplos de este fenómeno de uansformación, quizá el mejor
1
zon para argumentar en contra de una teoría, pocas veces, o ningu- conocido sea el de la evolución de la hipótesis de Prour sobre la
na, consttruyen prueba_s últimas y decisivas en su contra. Son im- composición atómica. La idea de Prout era que todos los elemento?.
porranres para el delicado proceso de la evaluación de la teor~a. pe- se componen de hidrógeno y que, por tanto, los pesos atómicos 1
ro no_son stno uno de los vectores que determinan la aceptabilidad de todos los elementos deberían ser múltiplos enteros del peso del 1
1
ctenttftca de esa teoría. hidrógeno . Poco después de la aparición de sus teorías en 181), i
· Al in_sisr~r en_que_un problema puede contar como qnómalo para muchos químicos señalaron aparentes excepciones o anomalías. Ber-
una teona solo st esta r:esuelto por oua, el análisis parece conrrave- zelius y otros descubrieron que algunos elementos tenían pesos ató-
i
1
ntr la optntón común de que un tipo de anomalía, la instancia re- micos incompatibles con la teoría de Prouc (por ejemplo pesos de 1
/zttadora~ plantea una amenaza cognoscitiva directa a una teoríc¡ , 103'5 paia el plomo, 34'45 para el cloro y 68'7 para el bario) . Es-
tnclu_so St no ha stdo resuelta por ninguna reoría riyal. Si una teoría tos resultados constituían anomalías muy serias para los químicos
· precltce un determinado resulrado experimental (llamémosle O), . seguidores de Prour. Sin embargo, hada el comienzo del siglo XX,
y un expenmenro muestra que sucede -O, ¿consricuye -O una el descubrimiento de los isótopos y la mejora de las técnicas de se ,
anomalía para la teoría incluso si ninguna otra reoría ·puede resol- . paración isotópica permitieron a los químicos físicos séparar los i~ó-
ver_-0? Por muy paradójico que parezca, esto es, generalmente, topos del mismo elemenco; se descubrió que cada isótopo tenía un
erroneo. El dar cuenca de las razo~es por las que muchos ejemplos peso atómico que era múltiplo encero del hidrógeno. Los result?--
refutad?s no son.problemas requtere un m ay or aparato analírico, dos previamente anómalos podían ser ahora explicados p or la hi -
que sera desarrollado en el capítulo tercero . Aquí hemos de con- pótesis de Prout mosuando que se rrataba de compuestos isorópi-
60 61
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'bq
El progreso y sus problemas La funció n de los probkmas empíricos
~
cos·. Así, los múmos fenómenos que anteriomunte se habían cons- de emb.arcarme en esta tarea debo, sinembargo, consig!'lar dos ad- ~
tituído en anomalías para fa hipótesis de Prout se com1t'rtiero n en ~rttnuas. . ~
tnstanúas positivas de ella. Casi tod as las grandes teorías de la his- En primer lugar , los criterios que propongo no pretenden se r
toria de la ciepcia han sido capaces de lograr éxitOs simil ares al asi - los únicos. ~odos de evah1ación racionaL Un cálculo de la impor.: ~
milar algunas de sus anoma lías inicia les tancia delos. ~rob lérrias es una empresa enorme, que va mu cho más
~
allá del alcance de este ensayo; mi lista , por tanto , es só lo parcial .
m ás sugerente que exhaustiva. · ~
La evaluactón de loJ ¡noblemaJ empíricos En segundo Jugar, lo q u e sigue atiende sólo a la evaluación cog-
~
no.rcitivamente racional de los prob lemas científicos. Hay m uchos
Hasta este momento de la di scusi ó n, hemos estado suponiendo casos en que, sobre !;>ases no racionales o irracionales, un problema ~
que todos los problen1as empíricos estaban, esencialm ente, en un llega a tener gran ini ponancia para una comunidad d e cientificos. ~
mismo niv el. Desde lu ego , algunos problemas res ueltos tienen de Así, determinados problemas pueden adquir.i.'r una e.l evada impor-
hecho. una mayor importancia que o tros , y algunos problemas anó- tancia porque laAge.ncia es tatal para la investigacióri científica pa - ~·
malos•;son más amenazadores que otros. Si el punto de vista de la ga a los cien tíficos para que traba jen en ellos. o , como en el c::tso ~
reso lu~i ón de probkmas ha de ll egar a se r un instrumento útil para de la investigación del cáncer , porque hay presiones morales, socia -
la evalu ación , ti ene que poder m os trar có mo y por qué determina- les y financieras que pueden «e levar» tales problemas a un lugar ~
dos problemas son m ás relevantes qu e otros. qui zá más alto del qu e merecen d esde un punto d e vista cognosci-
tivo . No es mi propósito ade ntrarme en las dime ns iones no rac io-
nales de la evaluación de problemas (aunque t~ ndré algo que decir
El peso de los problemas resueltos so bre el asunto en el capítulo sép timo); en primer lugar, tenemos ·
que clarificar qué tipos ele factores pueden afectar la evaluación de
Hay determinados problemas empíricos a los q ue se da (y .r.e problemas en el contexto de la valoración racional d e las teorías cien-
debe dar) una al ta prioridad e n un momento dado y en un domJ· tíficas.
ni o. científico concreto; una prioridad tan e levada que si una teoría
de ese dominio los resuelve, será tpw Jacto co nsiderada como una En un d ominio científico nuevo, es decir, en un domini o en
seria candidata a la lealtad racional de la comun idad científica. Por d que todavla no se han desarrollado teorías adecuad as y sistemáti-
otra parte; determinados prob lemas tienen una impor.t anc ia mar- cas, casi todos los problemas empíricos están a la par. No hay, nor-
ginal. Estaría bien tener un a solución para e.l los, pe ro n~ngun a teo- m almente, una buena· razón para h ace r resaltar uno, o un grupo
ría va a se r abandonada simplemente p orgu e fracase en resolverlos. d e ellos, como más important e o crucial qu e otro. Un a vez que di's-
Del mismo modo, las anomalías varían cn .importancia, desde las ponemos ele una o m ás teorías en el dominio, por el contrari o, te-
que son argumentos decisivos en contra de una teo.ría (normalmente nemos inmediatamente determinados criterios para aumentar la im-
ll amadas •expe rim ern os cr uciales»), hasta las que son pequeñas ex- portancia de ciertos problemas cmpíricos' 6 Tres tipos de casos óO ll
cepcion es que frecuen teme nte pued en ig norarse de l todo, Para re- aq uí importantes:
sultar satisfactoria, un a filosofía de la ciencia, o un m od el o de pro- Inflación del problema por su solución. Si un problema h a sido
greso cientifico , t.ic: ne que proporcionar algunas directrices no sólo resuelto por alguna teoría viable en el dominio , entonces ese pro-
para e l recu ento de J.os problemas científicos, sino también para su blema adquiere un a rel evancia considerable, hasta cal punto c¡u c ,
distribución e n una escala de importancia y carácter crucial relati-
vos. " Sin duda, probablemente no resultaría demasiado erróneo identificar el sur·
En esta sección voy a hacer algunas propuestas acerca de los mo- gimi ento histórico de una ciencia a pa rt ir de un estado protocicntí.fico como el
dos en q ue los problemas pueden ser evaluados rac ionalmente. Antes m om ento en que todos sus ·probli:mas deja n de te ner la misma importancia .
62 63
El progreso y sus problemas La función de los problemas empíricos
casi con seguridad. se esperará de cualquier teoría rival en el domi- pueden hacer destacar como arquetípicas, de entre el ámbito de pro-
nio que lo resuelva o que dé buenas razones de su fracaso en resol- blemas del dominio, determinadas situaciones empíricas. Las lla-
verlo . Así, una vez que Galileo hubo encontrado una solución al mo «arquetípicas» porque la teoría indica que .son los procesos na-
problema de la velocid~d con la que caen los cuerpos, cualquier turales primarios o básicos a los que cienen que ser reducidos otros
ona reoría mecánica subsiguiente estaba fuertememe obligada a pro- procesos del dominio. Por ejemplo, con anterioridad a Descartes.
porcionar una solución igualmeme adecuada del mismo problema. los problemas de impacto y colisión de cuerpos estaban en la peri-
Volviendo sobre un punto amerior, es remador formular una feria de los intereses de los que se ocupaban de temas de mecánica
versión roda vía más fuerte de esta tesis afirmando que. en muchos y movimiento, e incluso apenas eran reconocidos cómo problemas
casos (pero no en todos), una situación empírica no cuenta siguiera que una teoría del movimiento debiera resolver. Pero la filosofía
corno problema en absoluto hasta que ha sido resuelta por alguna mecánica de Descartes,.precisarnente porque concebía los choques
reoría del dominio. En raJes casos, el resolver un problema no aumen- corno el modo primario de inreracción enrre los cuerpos, promovió
ta la imponancia anrerior del problema; más bien es la solución los problemas sobre el impacto a la vanguardia de la mecánica, y
la que nos permite reconocer el problema como auténtico proble- allí han permanecido desde enconces. En este caso, corno en otros,
ma. La razón de esto es que a menudo no está claro si un problema el aumento de valor de los problemas de colisión suponía algo más
aparenre es en realidad un pwblema ~mpírico, es decir, si es que qlJe un cambio caprichoso en el énfasis de la investigación. Como
hay ahí algún fenómeno namral que explicar. Los experimentos con cartesiano, uno estaba comprometido con la tesis de que práctica-
la percepción extrasensorial se encuentran en 'este caso. La mayor mente roda la ciencia natural podía ser red\Jcida a leyes de colisión.
pane ele los cienríficos actuales sostendría que no es seguro que ha- Pero esas leyes, de las que rantas cosas dependían, eran totalmem(:
ya evidencia alguna de percepción extrasensorial que necesite· ex- desconocidas a comienzos del siglo XVII. Por tanto, era compleca-
plicación reórica. Las llamadas \<pseudo-ciencias» (así conw las ciencias menre razonable para los cartesianos y para todos los que estaban
surgidas recientemente) prosperan generalmente a costa de esos ca- interesados en el enfoque cartesiano, considerar .que los problemas
sos, en los que no está claro, en un principio, si hay un problema de impacto y colisión se concaban en~re los más urgentes de la físi-
.que sea preciso resolver. ca. De modo similar, un siglo más tarde. la explicación de Franklin
Inflación del problema por solución de una anomalía. Si un pro- sobre la borella ele Leyclen, un condensadorprimitivo , contribuyó
blema ha resultado ser anómalo para determinadas teorías de un doblerrienre al aumento de la importancia del problema de la bo-
dominio, o se ha resistido a ser resuelto por ellas, entonces cual- cella de Leyden, resolviendo, por un lado, lo que ya había sido te-
quier teoría que pueda transformar ese problema anómalo en pro- conocido como un fenómeno)sorprendente. y. por otro, resolvien -
blema resuelw gozará de fuertes argumentos a su favor. Un ejem- dolo por medio de una teoría 't¡ue hacía de ella un caso arquetípico
plo muy conocido de dicho proceso es el éxito de la teoría especial de electrificación, y no, como había sido considerado hasta enron-
de la relarividad al resolver los resultados de los experimenros de c~s. una simple y extraña curiosidad".
Mich elson y Morley (que se consciruyeron en problemas anómalos Lo que hay que resaltar ele los eres modelos de ponderación de
para las ceorías del érer anceriores). Orros ejemplos son la explica- probkmas que he sañalado, es la dependencia de la imporcancia
ción newroniana de la forma de la tierra )' del alargamiento del es- de los problemas respecro de las reorías disponibles . Ninguno de
pecera, la explicación darwiniana de los experimentos de cría de ani- estos modos de ponderación de problemas sería posible sin un tipo
males domésticos, y la explicación einsteiniana del efeúo fotoeléc- adecuado de teoría. Se da, sin embargo, un tipo de ponderación
cuco.
Inflación del problema por cO'rtJtntcciórt de arquetipos . Én un
" Home (1972-73) mucsrra convincemememc que el rracamicmo de Frank-
nivel más sutil, hay otros modos por medio de los cuales las teorías lin de la bocella de Leyden desvió cfcccivamencc la acención de Jo que se había
pueden dotar a unosproblemas empíricos de mayor importancia considerado previamence coi110 los problemas centrales de la ceoría eléctrica. (Cf.
que a otros. Como veremos más tarde con detalle, muchas teorías e specialmence ibid. pp. 1 )0-) 1).
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·,
·~
~
~
El progreso y sus problemas La fun,ión de los problemas empíricos
de pwblemas que no depende siempre en tan alta medida ele las prob lema en un dominio , es por la apropiación de ese problema ~
teorías existentes: por otro dominio. Hasta el siglo XVII, por ejemplo, los autores ele ~
. Ponderación de pt·oblemas pw m generalidad. Hay a veces oca- óptica física percibían la importancia de explicar lo que se sab1a ele
siones en que se puede most(ar que un problema es más general, la fisiología del o)o y ciCla psicología de la visión. Una teoría .«Ópti-
y, por tanto , más importante que otro. Por ejempl o, el problema ca• nci"eri. adecuada a menos que tratase de estos problemas. Sin ~
de Kepler de encontrar la ley del movimiento de Marte es, presu- em bargo, con la especialización creciente del conocimiento , los pro- 1
miblemente, un caso espec ial de su problema posterior de encon- blemas de fisiología ele la visión y de psicología de la percepción ~
trar la ley del movimiento ele todos los planetas, y por tanto menos se escindieron ele la óptica física, y de este modo su anterior impor - ~
general que éste. El problema de Mcndel ele la transmisión de ca- tancia para la óptica disminuyó radicalmente.
Deflación del j;roblema por c.tmbio delarqtteflpo. Como vi- ~
racteres en l;:¡ s plantas de guisantes es notoriam ente menos general
que el problema de h transmisión ele caracteres e n todos los vege- mos antes, se puede hacer resaltar ciertos problemas por el surgi- ~l-1
tales. Pero, dej ando a un lado la intuición, la tarea de definir la miento de una nueva teoría que les otorga una importancia es pe -
generálidad de un problema es difíciJ Un cierto tipo de ca.\os es cial. Cuando se abandona una teoría se produce el proceso contra -
relativainente inmediato: si podemos mo.rtrar que, para dos pro- rio. Aquellos problemas que cobraron especial relevancia porque
Múnas p y p 'cuale;quiera, walquier solución de¡;' tiene que com-· eran arquetipos de una teoría ahora abandonada pueden perder parte
tltuir también una Jolución de p (pero no al revés), en tonces p' es de su importancia cuando decae la teoría con la que estaban tan
más general -y tiene, por tanto, mayor 11nportancz'a- que¡;. Aun- estréchameote unidos. Por ejemplo, después de que Descartes y otros ~
que aqu¡ se rep resenta una clase importante de casos, ha y muchos físicos del siglo XVII hubieran tenido éxito en hacer de los procesos
~
otros que no nos permiten evaluar su generalidad comparativa. En de choque un arquetipo ele los procesos mecánicos , los casos de co n -
ta les casos, tenemos que retornar a los primeros tres m étodos de sumo ele trabajo y energía que habían estado éntre los ejemp los cen- ~
trales de los que se ocupó Aristóteles, perdieron gran parte de su
ponderación cliferenci:al. ~
Del mismo modo que esas circunstancias pueden hacer a unos pú:mi nencia anterior.
problemas más imp ortantes que otros, hay también circunstancias F
que tienden a dúmlntl!r la importancia de los problemas empíri- ~
cos, ya estén o no res u el tos La imjJortancia de los problemas anómalos
Deflaúón del problema j;or m dúolución. Como vi mos antes, ~
los problemas representan premntos estados de cosas, suposiciones Popper en panicular }' todos los empiristas iógi cos en general, ~
acerca ele lo que creemos que está ocurriendo en el.rnundo (o, más han sostenido a menudo que cualquier teoría que tenga problemas
frecuentemente, en el laboratorio). Dado ,q ue a veces modificamos e mpíricos anómalos (en su lenguaj e, una teoría que ha sido «refu- tP"·
nuestras creencias sob re lo que smede (si , por ejemplo, rio se puc- · tada» o «desconfirmada>>) rio merece ya una consideración cieo tífi- 1@'9
den rep rod ucir cier·tos resultados experimentales), .i nuchos proble- ca seria. Cualquier anomalía, cualquier «instancia refutad ora», es
mas , simpl emen te, desaparecen de un dominio dado. Lo que era (para ellos) tan importante como cualquier otra. Y una anomalía ~
considerado previamente tomo un problema importante, puede qlii- empírica es, pata una te.oría , tan devastadora como cien. Reciente- ~
zá deja-r completamente de serlo, convertirse ento nces en un «pseu- mente ha quedado claro , sin embargo, que ese enfoque no sirve;
desde luego, no sirve en .la práctica, y probablemente en teoría. Co- ~
doproblema>> . Incluso cuando un problema no desaparece del to-
do, su importan cia disminuye mucho en la medida en que aumen- mo Kuhn y otros han recalcado, prácticamente todas las teorías idea- ~
tan las el u das sobre su autenticidad o su relevancia para el domi- das, z'ncluidas las que los científicos aceptan en la actualidad, ti e-
~·
niO. . nen instancias anómalas. Simplemente, no es cierto que, en gene -
Deflación del problema por modifi'caclón del dominio. Otro ral, el descubrimiento ele una anomalía para una teoría co ncreta ~
modo en que disminuye significativamente la importancia de un con duzca , en ella y respecto de ella , al abandono de la teoría que
~
~
66 67
') 1 o - - n 4. ¡j;P
•<
..t
El progreso )' sus problemas r La función d e los problemas empíricos
mues¡ra la anomalía . Hemos de reconocer, al mismo tiempo, que cuando nos cuestionamos la importancia de una anomalía, estamos,
ha habido circunstancias en que la teorías se enfrentaron con ins- en realidad, preguntándonos: ¿Hasta qué punto debería esa ano-
.. rancias anóma_las tan agudas que fueron abandonadas. Si es que malía inclinarnos a abandonar la ceoría de la que se generó? Si ~o
'hemos de capear rodo lo que de racionalidad está implíciro en cal hay a la visea una teoría alternaúva para sustituirla, todo pensamien¡o
actividad, hemos de poder hacer una gradación, cuando menos so- de abandonarla es, probablemenre, meramenre académico, dado
mera, .de las anomalías que se enfrentan a una teoría, para poder, que, en ausencia de un sucesor, eso supondría una derrota cognoh-
al menos, señalar las diferencias entre aquellas anomalías que re- citiva de primer orden. Por canco, la evalttaúón de la import(mcfa
sulran desastrosas para u·na teoría y aquellas que sólo representan de cualquier problema aparentemente anómalo pam zma teoría tiene
una ligera dificultad. . . que hacen-e en el C07Jiexto de /m olrm teorias n:valeJ· en el domúlicr
· Thomas Kuhn ha ofrecido un modo pos1bk de afrontar este di- Supuesw que cales teorías existen podemos preguntarnos si un pr9-
lema; propone, en esencia, que es la acumulación de un gran nú- blema no r.esutlto concrero que se deja ver en T, lo muesuan Cafl!·
mero de a71omalía.s lo que, finalmente, induce a los cieocíficos a bién las rivales de T,. Si la respuesca es afirmativa, es decir, si ro -
abandonar una teoría' 8 . Las dificultades que preseoca la solución das las teorías del dominio se muestran igualmente incapace.s eje
ele Kuhn a esce problema son múltiples: Kuhn no da razón de por resolver ese fenómeno concretÓ, entonces ese problema no puede
qué, para un número de anomalías, ti, Jos cieocíficos no deberían pesar dema$iado en la evaluación de T,, incluso si el problema ~s
escar molestos con n-1 anomalías, y ele repeoce deberían estar dis- lógicamente inconsim:me con T,. Si, por orca par re, hay algú:n
,. puescos a abandonar la teoría en bloque cuando ésta tiene n ano-
malías . La postura de Kuhn no puede ponerse en consonancia ~on
problema empírico no resuelco por T 1 , pero para el cual alguria
· teoría rival puede proporcionar una solución, entonces ese proble -
el hecho histórico de que los científicos han abandonado a. menú- ma no resuelto cobra una relevancia considerable paca T,;. se con~
do LlOa teüría a hi vista de sólo unas pocas anomalías, y ocras veces ticuye, en breve, en una efecriva anomalía. Es pateoce que la id-
han mantenido una. teoría frente a un mar de refutaciones empíri- porrancia de una anomalía para una teoría puede variar enorm~
cas. meme según el momenco y las circunstancias.
Sugieco que si queremos encontrar algún orden y concjerco en Uno o dos ejemplos pueden aclarar esco. Desde la Antigüedad,
la función de las anomalías en la hiscoria de la ciencia, éste sólo puede los ciemíficos han reconocido que cualquier ceoría astronómica ~~
provenir del ~econocimienco de que no i·mporcan canto cuiíntas ano- óptica debe poder explicar el color del cielo. Sin embargo, ningu-
malías genera una teoría, sino más bien qué importancia cognosci- na teoría fue capaz, hasta el siglo XX, de proporcionar una expli-
tú•a tienen esas anomalías concretas. · cación adecuada de por qué la luz, al pasar a través del espacio va-
Así, pues, ¿cómo podemos empezar a graduar la importancia cío y ser refractada en la atmósfera, debía producir el conocido có-
de las anomalías empíricas? En este punto, el enfoque más natural lor azul. No fue sino hasta que Rayleigh elaboró una reoría de la
parece ser el de implicar la gradación de las anomalías en términos dispersión atmosférica, que la incapacidad de una teoría óptica pa-
del gmdo de amem1za epistemológica que ellfi.S plantean a una ieo- ra explicar el azul del cielo conró como un fuene argumento en conrra
ría . Un primer paso preliminar en esta dirección proviene del reco- de tal tipo de teoría . Análogameoce, la capacidad de la fricción de
nocimiento de que la· importancia de una anomalía conqeta para producir calor era un contraejemplo, largo tiempo conocido, de
una teoría depende en gran medida del estado dt la situación com- la opinión de que el calor era una sustancia que inhería en los cuer-
petitiva en que se encuentran esa teoría y sus rivales. Si se da el pos. Peco sólo después del desarrollo de una teoría cinética del ca-
caso de que una teoría es la única en un dominio en particular, puede lor que pudiera ocuparse con éxiw de la generación del calor por
haber enronces docenas de instancias •rtfutadoras», y probablemente fr(cción, llegó ésce a ser un problema importante para las (COcÍas
ninguna de ellas tendrá una importancia decisiva. Al fin y al cabo, del calor como sustancia. Pero nuestra discusión, hasta el momen-
to, sólo nos revela cómo identificar una anomalía, no cómo otor-
" cr especialmente Kuhn (1962). garle un grado de importancia .
68 69
~-"
~;.<
imaginar''!. Señaló que las teotías individuales, normalmente, no bto logra ~1 mismo innemento que cualquier otro en su grado de
implican nada que pueda ser direcramente observado en un labo- conftrfi\aCJón? Estas son preguntas difíciles, y creo que, mdavía, sin
racorio. Mantenía que, más bien, es sólo la con¡'unción comple¡'a respuesta. ·
· de lina diversidad de teorías lo que puede conducir (dados ciertos Pero ¿qué hemos de hacer con estas ambigüedades de la corro-
enunciados de condiciones iniciales) a hacer predicciones acerca del boración empírica en relación con el modelo de que aquí nos oc~
mundo. Por ejemplo, para someter a prueba un enunciado teórico ~amos? _tEstá. ese modelo ran abierto a un análisis como ya lo está
tá"il simple como la ley de Boyle, hemos de rraer a colación (entre 1~ op1n10n rectbJda? Estas ambtguedades, ¿hacen que no tenga sel).-
orras cosas), teorías acerca del comportamienro de nuesrros instru~ ttdo hablar de valoración de reo rías e hipótesis individuales? ·
memos de medida. Por sí misma, la ley de Boyle no predice nada
acerca de cómo se comporrarán estos instrumentos . Por canto, si siem- La resolución ·de problemas y las corro.boraciones
pre -(o al menos normalmence) es el caso que lo que se somete a experimenrales ambigüas
una corroboración empírica son complejos ele teorías y no teorías
individuales, parece surgir determinadas a¡11bigüedades decisivas. Mamaré luego que las ambigüedades de la corroboración
Supongamos,.por ejemplo, que un complejo de ii:oi:ías produce un experimental .aunque resultan bastante legítimas y preocupantes
resulrado erróneo (esto es, conduce a una predicción que es refuta- cuando se dwgen en conrra del modo corriente de abordar la eva-
da por la evidencia). ¿Qué conclusión podemos extraer de ello? luación de teorías, son relativamente inocuas cuando se las consi-
Dúhem (y la mayor parre de sus comentarisras reci~nces) quiere ra- dera e_n el comexco de un modelo de evaluación de teorías por rf-
zonar que nunca podemos deducir con certeza qué elemenro o ele- solucJOn de problemas . Tamb1én mosuaré que, en el seno de este
mencos teóricos del complejo han sido refutados o falsados por ~sa último modelo, hay un modo racional de habérselas con las am~i
obslinacla observación. Todo lo que la experiencia nos muestra, d·i- güed~des d.uhemianas q_ue nospermiriráincluso hablar de la evf-
ce, es que nos hemos equivocado en alguna parte, pero la lógica luacton raciOnal de teoflas md1111duales stn rener que ltmirarnos a
de la inferen cia científica es demasiado imprecisa como para per- hablar de complejos de recrías exclusivamente. ·
mirirnos adscribir con cerreza la culpa a cualquier componente o Ocupémonos primero de las ambigüedades de la refutación o
componemes conc:eros del complejo teórico. Se sigue de aquí que falsaci~n. Recordemos que el argumento concluía en este punto que
nunca podemos afirmar legítimamente que teoría alg¡lna haya si- de la íalsedad del complejo de teorías considerado como un codo
do jamás refutada 20 · ·
no podemos deducir legírimamente la fal;edad de un componenre
Una ambigüedad semejante, pero hasra ahora no puesra de ma- cualqUiera del mtsmo . Por mor de la discusión, concedamos· que
nifiesco, afena, aparenteinenre, ramo a la confirmación como a la esre argumento es concluyente. Incl~ISO siendo sólido, no implica
refuración de reorías científicas individuales de hipótesis. Si es cier- rJada en absoluto acerca de la legitimidad de evaluar la efectividad
ro que los complejos de teorías, y sólo ellos, pueden ·confrontarse de las teorías individuales en b resolución de problemas . Podría-
co n la ·experiencia, entonces la predicción con éxito de un resulta- mos,-por eJemplo, de un modo emerameoce consistenre con las preo-
do expen.mental nos deja con tantas dudas acerca de cómo distn'- cupa~JOnes de Duhem, adoptar el siguiente principio (A,):
b1ár el mérito, como una predicción sin é;..-úo no nos de¡'a claro dónde Stempre que un complejo de teorías, C, se ropa con un proble-
localizar la culpa. En el caso de una confirmación positiva, ¿debe- m;¡. anómalo, a, éste cuenca como anomalía para cada elf!mento no
ríamos suponer que d resultado confirma cad4 uno de los miem- analítico, T,, T,, ... T. de C.".
bros del complejo teórico? ¿Y deberíamos suponer que cada miem-
. ".El único modo como una T¡ c!tlt era miembro del complejo C puede su ·
19 Véase Duhem y L. Laudan (1965) . pruncr a de encre su·dase de 1nscanc1as anómalas es por medio del desarrollo de
10 ll·luchas de escas afirmaciones han sido Jiscucidas por Grilnbaum: véase es·
un compleJO alcecnamo C', que incluya T¡, que pueda convertir la anomalía •1
en un problema resuelco. · ·
ptcialmencc ( 19.60). (1969) y (1973).
72. 73
~
~
La .fun ción de ·los problemas cmpí.ricos
El progreso y sus problemas
resuelto para todo demento no anatítico, T,, T,, .. . T, de C. ~
¿Por qué el principio (A,) es inmune a toda crítica ~el tipo clu- Como dejan cl3.ro los pnncipios (A,) y (A,), estoy proponicrl-
hemianol Simplemente porque toda la fuerza del anal1s1s duhc- clo que demos la vuelta a la respuesta usual a estas ambigü edades ~
m iano tiene que ver con atnbuúones de uerdad o falsedad (o sus duhemianas. Donde Jos autores anteriores sobre esta cu es ti ón han ~
sustitutos más débiles tales como la probabJIJclacl o el grado de con- tendido a·perjsar que la solución ele la ambigüedad duhe rnia n~ con -
~
firmación) a teorías individuales. La fuerza de la posición de Du- siste en intenta.r encontrar algún medio, contradiciendo el análisis
hem (y de sus elaboraciones recientes) depende de los rasgos pecu - de Duhcm, clelocaliz·ar la culpa o d ménto, quiero Íntent ;u e.l en- ~
liares de la atribución de valores de verdad eo un argumento mo- foque opuesto, sugiri endo que puede apa.recer una salida para el
~
dus tollem. En este tipo de argumento, se nos pide que imagine- problema cluhemiano si, lejos de localizar la cu lpa o el mérito en
mos ~tna situación en la que un complejo el e teo rías, C. predice una un lugar, simplemente los repartimos equitativamente entre todo.r ~
observación , O , que es falsa: los miembms del com¡;/ej o (utilizando una variant e racio nal el e la
~
[C (que consta ele T,. T,. T, + condiciones ini ciales)]-- O doctrina de la cu.lpa por asociación).
Una discusión completa de los principios (A,) y (A,) requiere
Se observa que No -O . un tratamiento más detenido del que aquí les doy. Lo que a[irmo,
Los duhemi;¡,nos señalan que la lógica no nos permJte la aser- ~
ción de la falsedad ele ningún elemento, T,, del comp lejo en razón con todo, es que m.cla hay en los argumentos usuales en favor ele
la ambigüedad de la corroboración empírica que pudiera afec tar~ ~
de que el complejo mismo ha sido falsado . .
(A,) y (A,). Al menos hasta ese punto, podemos sostener quep a-
E!i el modelo cl e resolución ele problemas , stn embargo, no ha- ~
cemos atribuciones de verdad o falsedad; no hay nada en la estruc- rece completamente apreciado hablar de la valoración de teorías in-
dividuales, eón la condición de que tales valoraciones se o.w pen ele ~
tura de la lógica deductiva que excluya. la localiz.ación ele propieda- .
des tales como efectividad en la resolución de prob lemas. Cua ndo la efectividad en la resolución de problemas, y no ele la verdad o q'
decimos que a es una anomalía para una teoría T,.- no estamos di- falsedad.
ciendo que a es el tipo de problema que una teoría como T, tJe- Resta todavía una importante dÍmensión del problem a duh <:-
ne que poder resolver (si bien en unión ele otras teorías), pero que miano que tenemos que mencionar aquí, aunque su tratami ento
hasta el momento no ha resuelto. Eso, por supuesto, no prueba que comp leto habrá de esperar hasta que en d próximo capítul o hay a-
mos desarroLlado más los mecanismos para el evaluación de las te< J- ~
T, sea falsa; pero, claramente, sí suscita dudas acerca de la efec ti-
vidad de T en la resolución de problemas (y, en ese respecto, acer- rías. La dimensión en cuestión tiene que ver con la naturaleza el e ~
ca de toda.; las otras T del complefo que no resolvió el problema una respuesta racional a un experimento considerado como falsa-
dar. Según mi análisis, siempre que un complejo de teorí as gene - ~
empírico a) . ' . - ...
Un tipo similar de anális is es aplicable a las apare_ntes amb tgue - ra una anomalía, la misma cuenta en contra de todós Jos elemen- ~
d~des de la confi rmación . Cuando hacemos h1ncap1 e en esas ambJ- tos del complejo . El hecho de que cada una de estas teorías teng;,
su anomalía particular no exige, por supuesto, que todas tengan ~
güedades, es porque no tenemos claro en q~1é medida una cpnfir-
mación posit iva de un comp lejo de teorías uene que aumentar nues- que ser abandonadas, dado que, como hemos visto, la ,.:xistencia
tra confianza en la 11erdad (o en la probabt!Jcl ad) ele sus el ementos ele un problema anóma lo para una teoría no constituye /p so Jacto
componentes . Pero si dejamos de hablar de la verdad o la probabi- un fundamento suficiente para abandonarla. Pero esto no significa
lidad, para hablar el e la resolución de probl em.as, tambtén esta am- su fin. Precisamente porque existe la anomalía, y porqu e la cicnc1a
bigüedad desaparece, dado que hay aquí una 1magen especu lar del trata de reducir las anomalías al mínimo , hay todavía un a presi ór1
principio (A,), definido anteriormente para las anomalías, a saber cognoscitiva sobre la comunidad científica para que trate de resolvr:r
la anomalía. Resolver tal anomalía requerirá, presumiblem ente, rl
(A,) abando no (aunque no en razón de su «falsación») de, al menos.
Si empre qu e un complejo ele teorías, C. resuelve adecuadamente una de las teorías que componían el complejo que era incapaz de
un problema emphico , b, éste cuenta entonces como problema
75
74
El progreso y sus problemas
enfrentarse a ella. Desde mi punro de v_isra (y sospecho que tam- Capírulo Segundo
bién desde el de Duhem), el auténtico reto del aniilúis duhermáno
consiste, no en mostrar cómo podemos «localizar» la verdad o la LOS PROBLEMAS CONCEPTUALES
fa'lsedad sino más bien en mostrar de qué estrategias múonales se
dúpone para abandonar tm comple¡o mejor". Es a ese e punro al
que recornaré en el capítulo rercero, en el_que se describirán los Si tm hút01iador acepta el análúi¡
mecanismos para llevar a cabo las evaluaciOnes relevantes. (tradicional} de la confirmación ... puédf
llegar a la concltwon de que el curm d~J
deifJrrollo científico está enormementf
influido por... con¡ideraciones no e·vi-
denles. Wesky SALMON (1970), p. 80.
76 77
f
El progreso )' sus prob lem 's los problemas conceptua les
astronómica. La mayoría de los críticos de Ptolom eo concedieton una teoría para resolver los problemas empíricos del dominw cien -
sin dificultad que su sistema era perfect~menteade:ua~o para •sal- tífico en cuestión .
var los fenómenos» . El núcleo de la críuca se dmgw mas bJ.en con- Por supuesto, esta coincidencia no ha pasado desapercibida a
tra la.; credenciales conceptuales de los rnecanism~s que Pt~lomeo los historiadores, filósofos y sociólogos de la ciencia; es demasiado
utilizó (y que incluían ecuan tes )' excéntHGJ.S, as ! como ep!Cldos) obvia l' persistente como para haber sido ignorada completamente.
para resolver los prob lemas empíricos de la astro nomía . Análog_a- 'Pero la respuesta usual, cuando se ·encue ntran con casos en los que
mente, los crí ticos posteriores d e la astronomía coper!llcana no afir- las teorías han sido valoradas po r medio de vectores no e mpíricos ,
maban, generalmente, que ésta fuese empíricamente madec uada
en la predicción de los movimientos de los cuerpos ce lestes; podía,
1 ha sid o la de deplorar la intrusión de estas cqnsideraciones «extra-
científicas» y la de a tribuirlas en gr.an medida al prejuicio, la su-
ciertamente, resolver algunos probl emas empímos (como el movi- perstición o un «temp e ram e nto precien tífico». Algunos especi::dis -
miento de los cometas) mucho m ejor qu e las teorías alternati vas dis- tas (como Kuhn) hasta han llegado .a hacer de la ausencia de tales
ponibles. Lo qu t.' pre;cupaba principalmente a los críticos de Co- factores no empíricos un indicio de la «madurez» de una ciencia
pérnico eran las dificult¡tdes acerca de cómo se podía 111tegrar la. as- concreta'. Más que buscar apre nder algo, a partir de tal es ca.Sos,
tronomía heliocén tr ica en un marco más amp lw de supuestos ace r- acerca de la compleja naturaleza de la racionalidad científica los fi-
ca del mundo natura_!, marco que se había articulado sistemática lósofos (con pesar) y los sociólogos (con deleite) .los han tomado ,
y progresivam ente desds la Antigüedad. Cuando , un siglo desp~tés generalmente, como muestras ele la irracionalidad de la c¡cncia se-
de Copérnico, Newton anunCiÓ su «SIStema del mundo», encon tro el gún ésta se practica realm ente' . Como consecuencia, pocos de los
aplauso casi universal por su capacidad para reso lver muchos pro- especialistas que estudian la naturaleza de la ciencia han encontra-
blemas empíricos cruciales. Lo que preocupaba a muchos de los con- do lugar a lgun o en sus modelos para la función de esos· pro bl ema>
temporáneos de Newton (entre los que se encontraban Locke,_B er - conceptuales en la evaluación racional de las teorías científicas'. La.>
keley, Huy ge ns}' Leibniz) eran algunas ambigüedades y co nfusiOnes fil~sofías empiristas de la ciencia (incluídas las de Popp er, Carnap
co nceptuales en sus supuestos f-undamentales. ¿Qué era el espacio
absoluto , y por qué se necesitaba d e él para hac_er física? _¿De qu_é
modo concebible podían los cuerpos actu;u entre Sl a clistanoa? ¿Cual
era la fuen.te de la energía que, según la teoría de Newton, tenía ' Para una crítica de las opinio nes de Kuhn sobre .esta cuestió n. véase in fra
que se r continu amen te sobreañad ida para mantener el orden del pp . 193- 195 ; 220-222.
mui1do? ¿Cómo - preguntó Leibniz- se pued e re co ncllJar la teo- ' · Karl Popper, por e jemplo , ha ins istido fr ecuentem ente en q ue e l uso d e
ría de Newton con un Dios inteligente que dise ñó el mundo? En creen cias metafísicas o teológicas para cr iti car teorías t i~ntífic as es só lo d e int erés
ninguno de estos casos apuntaba la crítica a uo problema empírico •socio ló gico•, y en modo ~lguno contribuye a la comprensión de la eva lu ac ión
racional. Por ejemplo, escribe Popper: ,e] hecho histó rico y sociol óg ico de que
no resuelto o anómalo . Más bien estaban suscitando agudos pro- la.s teorías de Copérnico y Darwin chocasen co n la religión, es completamente irre ·
b lerri.as de tipo no em.pín'co. Este fenómen o no sólo l o muestra la levante para la evaluació n racional de las teorías por ellos propuestas• ([ 197 5) ).
cien cia «p rimiti va». p. 88). De un modo ligerame nte diferente, Philip Frank - frente a la no acepta -
ción del copern icanisrno por pa rte de los astrónomos del Renacimiento- sost ie ne
que éstos hadan su elección preguntándose «s i la vida del hombr e res ult aría más
Si atendemos a la rece pción de la biología evoluci~nis ta de Dar- fel.iz o más desdichada por la aceptación del sistema copernic_ano•. frank no , ¡J .
win; deJas teorías psicoamlíticas de Freud, del conducusmo de Sbn- mite un término medio entre u'na evalua-ción puramente «CÚwtificazo (esto es, crn·
net, _o de la moderna mecánica cuántica, se repite la misma pauta. 'pírica), de un a parte, y ju icios de valor h edonistas , de otra.
Junto con la enumeración de las anomalías empíricas y de l~s pro- ' La excepción reci enre más interesante es Gerd Bucbdahl, que .l e ha ocupa-
blemas empí ricos resueltos, tanto Jos críticos como los parudauos do extensamente (ver especia lmerite [ 197 0)) del papel de las conrroversias acero
de cuest ion es no empíricas en la historia de la cie ncia. Mi explicación ele los pro-
de una. teoría traen a menudo a colación criterios de valoracióú teó- _blem as conceptuales, si bien diferente de la d e Buchdah l , está mu y en deuda con
rica que no tienen nada que ve r en absoluto con la capacidad de su delicado tratamient o de es tas cu.estiones.
7R
'" 79
El progreso y sus probltmas Los probkmas concepcuaks
y Rcichcnbach) e incluso metodologías empiristas menos estriden- comprender su función en la evaluación de teorías, tenemos que cla-
tes (las de lakatos, Collingwood y Fcyerabend) -rodas las c<Jales rificar con precisión qué son y cómo surgen. Para comenzar, hemos
consideran que la elección entre teorías de la cier¡cia debería estar de recalcar que un problema concepcual es un problema presenta-
exclusivamente gobernada por consideraciones empíricas~ fraca- do por alg¡ma teoría . Los problerrias conceptuales son caracrerísri-
san sin paliativos en hacer justicia a la función de los problemas cos de teorías, y no tienen existencia independiente de las reorías
conceptuales en la ciencia, y, consecuentemente, se encuentran de- que los muestran, ni ran siquiera esa limitada auronomía que a ve-
masiado indigentes como para explicar o reconstruir .gran parte del ces poseen los problemas empíricos : Si los problemas empíricos son
curso real de la ciencia. Dichas teorías empiristas de la ciencia reve- preguntas de primer orden acerca de las entidades susrantivas ck
lan estar limitadas de una manera particularme"iue grave para ex- algún dominio, los problemas concepmales son pregunras de un
plicar aquellas situaciones históricas en que la capacidad de las reo- orden superior acerca ¡:le la consisre11cia de las esuucturas ·concep-
rías rivales para la resolución de problemas empíricos ha sido prác- ruales (por ejemplo, teorías) que han sido elaboradas para respon-
ticamente equi·va/ente. Este tipo ele casos son mucho más comunes der a pregunras de primer orden. (De hecho, hay una gradación
en la ciencia ele lo que la gente, generalmente, se da cuenta. Los continua de problemas intermedios enrre .los problemas manifi¡:s-
de bares entre astrónomos copernicanos y prolomaicos ( 1540-1600), tamence empíricos y los problemas conceptuales; sin embargo, por
enrre newronianosy carresianos (1720-1750), entre la óptica onclu- razones heurísticas, me cenrraré en los extremos de la gama). ·
Jaroria y la corpuscular (1810-1850), entre atomistas y antiatomis- Para una teoría, T, surgen problemas conceptuales de uno de
m (1815 hasta aproximadamente 1880), son todos ellos ejemplos escos dos modos:
de importantes controversias científicas en las que el apoyo emp,íri- l. Cuando T muescra cienas inconsistencias imernas , o cuan-
co para las teorías rivales era esencialmente el mismo . Las expliea- do sus categorías básicas de análisi~ son vagas y están poco
ciones de inspiración positivista de estos enfrentamiencos históricos claras; ésros son problemm conceptuales internos.
han arrojado muy poca luz sobre ellos; lo que no es demasiado sor- 2. Cuando T está en conflicto con arra teoría o doctrina,T',
prendente, dado que los positivistas sostienen que eJ apoyo empí- que los parridarios de T creen que está racionalmente bien
rico es el único árbitro legítimo de la creencia teórica. Para un em- fundada; esros son problemas conceptuales externos.
pirisra esrricto, es ras controversias tienen que ser consideradas co- Cada uno de es.ros tipos de problemas conceptuales tiene que
mo meras querelles de mots, debates huecos e irracionales sobre cues- ser analizado con cierro detenimiento.
tiones que .la experiencia no puede decidir.
Una visión más amplia de la namraleza de la resolución de pro-
blemas -que reconozca la existencia de problemas conceptuales- Problemas conceptuales inrernos
nos sitúa en disposición de entender y describir el tipo de interac-
ción intelectual que puede tener lugar entre los que defienden reo- El ripo de problema conceprual inrerno más gráfico, aunque en
rías que están igualmente respaldadas por los dacos . Puesto que en modo alguno el más frecuente, surge con el descubrimienco de que
la evaluación de teorías se dan cita múlriples faccores, la igualdad una teoría es lógicamente inconsistente, y, por lo tanto, autocon-
·con respecto a un factor no excluye una elección racional basada rradictoria. Se han derectado a menudo teorías inconsistentes en
en las desigualdades de otros niveles. ·' rodas las ramas de la ciencia, si bien es en la historia de la matemá-
tic~ donde han sido más frecuentes 1 . No hay que insistir mucho
80 81
Los problemas conceptuales
El progreso y sus prob lemas
. ' Hay que señalar. sin embargo. que la negativa a aceptar una teoría incon-
srstente, no exige necesariamente que se deje de trabajar sobre esa teoría. (Véase
infrit, pp. 228 ss). Acerca de la función de los prob lemas conceptuales internos ' Véase especialmente Sta llo ( \ 960). .
en el desarro ll o el e l trabajo de Thomas Youog, véase Cantor ( 1970- 71). ' Véase Whcwcll (-\840) , Parte 11. P;ua Ltna exce)erilé explicación del Jnál i.
'' Véase Hare ( 1840) y la perpleja respuesta ele faraclay ( 1840) a su critica con· sis ele Whowcl l, véase Butts .
ccptua l. .
83
82
El progreso y ms probkm~s los probltmas concepwales
«tensión» más fácil de definir, aunque no es en modo alguno la más niosos esfuerzos de Pcolomeo y orcos por reconciliar estas diferen-
fretuen te, es la de inconsistencia o incompatibzfidad lógica. Cuan- cias, se mantuvieron la mayor paree de los problemas conceptuales
do una teoría es lógicamente inconsistente con otra teoría acepta- cruciales, y llegaron a dificultar el desarrollo de la astronomía ma-
da, nos encontramos anre un claro ejemplo de problema concep- temática hasra finales del siglo XVII (e incluso posteriormente).
wal. Pero, además de la inconsistencia, hay arras relaciones que cons-
· El desaHollo de la astronomía en la Grecia antigua, al que ya tituyen rambi~n problemas concei:Huales para aquellas teorías que
nos hemos refendo, proporciOna a esre respecro un ejemplo útil. las contienen. Una situación frecuenre es la producida cuando dos
El problema empírico no resuelro aquí (que se trara en realidad de teorías, aun siendo lógicamente compatibles, son, tomadas conjun-
una multitud de problemas relacionados) se resumía en rabias del tamenre, inaceptables, esro es, cuando la aceptación de una de ellas
movimienro de los planetas, tablas que registraban las posiciones hace menos plausible que la otra sea aceptable. Por ejemplo, mu-
aparentes del sol, la luna y los planetas en diferenres momentos. chas reorías fisiológicas de finales del siglo XVII se basaban en el
Esre era el problema empírico inicial que se tenía que resolver. La supnesro (cartesiano) de que los diversos procesos corporarles eran
succsJón de. teorías planetarias en la Antigüedad, que van .desde las producidos, en esencia, por procesos mecánicos de colisión, filtra~
esferas homocéntricas de Eudoxo y Aristóteles, hasta los complica- ción y flujo de fluídos. Una vez que se hubo aceprado la física new-
dos epiciclos, excéntricas y ecuantes de Ptolomeo, ilustra una serie toniana, muchos críricos de la fisiología mecanicista señalaron que
de inremos de resolver los problemas de la primitiva Astronomía . cales doctrinas (mecanicisras), si bien eran lógicameme compatibles
Pero tan pronto como se desarrollaron las teorías astronómicas an- con la física de Newwn, eran, sin embargo, inaceptables para ésta.
tiguas, cada una de ellas, sucesivamente, generó una multitud de El atgumento era, más o menos, el siguiente: aunque la física new-
problemas, algunos empíricos, otros conceptuales. Así,' las esferas toniana, cienamente' admire la existencia de fenómenos de coli-
homocénrricasde Eudoxo y Arisrórdes no explicaban con precisión sión, muestra, sin embargo, que la mayoría de los procesos físicos
las retrogradaciOnes de los planetas y las diferencias estacionales re- dependen de algo más que los meros impacros entre panículas y
veladas por los daros. Esros fenómenos fueron claramente recono- Jos movimientos de éstas . En la medida en que las reorías fisiológi- 1
cidos como problemas no resueltos. Por otra parte, el sistema pos- cas «mecanicisras• (de inspiración carresiana) postulan que tales pro-
terwr de Prolomeo se las ingenió para resolver la mayor parte de
los problemas anómalos con que se había topado la astronomía griega
cesos son los determinantes exdJtJivos de los cambios orgánicos, se
basan en algo enormemenre improbable. Son consistentes con la
il
ll
anrenor, pero el prec10 que· pagó por ello fue el de generar enor-
mes pmblemas conceptuales. Desde los tiempos de Placón, los as-
física newmniana (puesro que ésta no niega que pueda haber algu-
nos sistemas materiales que sean completamente mecánicos); pero, l!i
;¡
trónomos habían trabajado con el supuesto de que los movimieo- dada la física newtoniana, parecía muy poco plausible que un sis- !l
r'os ctlesres eran •perfecros» (es decir, que cada planeta se movía tema can complero como un organismo vivo pudiera funcionar con
a lo largo de una. circunferencia perfecra alrededor de ta·rierra con tan sólo una gama limitada de los procesos que aparecen en el mundo !j
velocidad constante) . Esta presuposición resrrigía enormem~nre los inorgán1co. 1
npos de hipótesis que se ofrecían a los astrónomos. El sistema de Un segundo ejemplo puede clarificar la noción de generación
Prolomeo, a pesar de todas sus ventajas empíricas, chocaba contra de problemas conceptuales por inaceprabilidad conjunta entre reo-
esras prohibiciones al enunciar supuestos acerca del comportamieiuo rías . A lo largo del siglo XVII y la primera parte del XVIII, la teoría
. de los cuerpos celestes (por ejemplo, la hipótesis de que ciertos pla- dominan re del calor era Ú~Jética; se concebía el calor como el movi- 1
netas g1ran alrededor de plintos vacíos del espacio, qqe los planteas miento rápido de las parres consrirurivas de .un cuerpo. Durante ;¡1
no SJempre se mueven con velocidad constante, y otras por el esti- el siglo XVIII, sin embargo, cierro número de teorías, en diversos !l
lo) que_ esta~an en flagra~1te contradicción con las reorías físicas y campos, comenzaron a señalar que muchos procesos naturales de- :t:1
cosmologJcas en ronces universalmente aceptadas acerca de la natU- pendían de la presencia de uno o más fluídos, muy elásticos y enra-
raleza y movimienro de los cuerpos celestes . A pesar de los inge- recidos, que podían se.r absorbidos o liberados por los cuerpos ma-
B4 85
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Los problemas conceptuales
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El progreso y sus problemas
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la teología cristiana, y no meramente co mpatible con ella). mentc conocida como rtanalogía'll. (Para unn. interesante demostración de cuán cr u-
Debería estar claro que la maa compatibilidad entre dos teo- cial fue este tipo de problema analógico en la química del sig lo XIX. véase Broo ·
rías no es siempre uo problema concepwal. Nadie piensa, por ejem- ke [1970-71).
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86
El progreso y sus problemas Los problémas conce ptuales
una teoría científica paca con ello generar un problema conceptual, se hacen mutuamente inaceptables, hay la fuerte convicción de que
puesro que a menos que podamos contestar coherentemente a esta al menos una de ellas debería ser abandonada. Hasta aquí está cla-
pregunta, cualquiera podría generar, de modo tdvial y mecánico, ro. Lo que resulta más interesante es el hecho de que, generalmen-
problemas conceptuales para una teoría, simplerri~nte conjunrán- te, no se puede tirar por la borda sin más una u orra de. las recrías
dola arbitrariamente con cualquier. creencia «salvaje» que le viniera inconsistentes sin causar esrragos en el resto del conocJmlenro cien-
en gana. Podríamos, por ejemplo, crear un problema para la mo- tífi~o . Dado que las recrías de ciertos dominios (pongamos por ca-
derna teoría cuántica señalando su falta de relevancia para el Bu- so la astronomía) parecen requerir, para su comprensión y evalua-
dismo Zen. Hasta donde puedo distinguir, hay al menos tres clases ción empírica, la existc:ncia de teorías de otros dominios (por ejem-
diferentes de dificultades que pueden generar problemas concep-
wales externos: ( 1) casos· en los que dos teorías cientíjic(ls de dife-
plo, la, mecánica o la óptica)". la decisión de ab,?mfr:nar una de un
par de teorías inconsútevtes y retener la otra teona del ,Dar, nor- .!
rentes dominios están en tensión; (2) casos. en los que una reoría malmente conlleva el compmmiso de desarro/lr¡r una altemntz·vtz ade-
e ienrífica está en conflicto con las teorías metodológicas de la co- cuada a la teoría rechaztula.
munidad científica relevante; y (3) casos en los qu e una teoría cien- Resulta así que tales problemas conceptuales son, generalmen~
tífica está en conflicro con algún compone me de la vúión del mzm- _te, mucho más fáciles de identificar que de re.solver. Pocas veces.
do dominante . Cada una merece un rraramiento aparre. si ·es que alguna, podemos resolver dichos problemas por el sencillo
Difiútltac(es intra-científicm . Sucede a menudo que una nueva procedimiento de rechazar una de las teorías del par responsable.
reoría, en a lgún dominio .científico, elabora supuestos acerca del Es más, como ya hemos visco, nada hay en el proceso de la evalua-
mundo que son incompatibles con los supuestos ~e otra teoría cier!- ción cieorífica que nos informe de antemano acerca de qué miem -
tíji.ca, que tenemos buenas razones independie{ltes para aceptar. bro del par inconsistente debe ser rechazado. Es ésra una cuesrión
Así, el sistema asrronómico de Copérníco -a~nque, en sí mismo, que sólo puede resolverse n posterion', esro es, una vez que hemos
no era una reo-ría física- adoptaba una serie de supuesto~ acerca probado a abandonar una , luego la arra, y hemos observado con
del movim iento de ·los cuerpos que era inconsistente con l¡¡ mecá- qué grado de éxiro podemos constituir un compañero adecuado para
nica aristotélica, entonces admitida. Uno de los argumenros más la reqría con que nos qu edamos. .
fuerres aducidos en el siglo XVI en contra del sistema de Copérni- Hemos de establecer, de paso, un par de puoros finales acerca
co consistía en señalar que dicha teor1a, aunque era quizá adewa- de los problemas conceptuales inrracieocíficos. En_ primer lugar, ~a:
da en lo qu e arañía a la evidencia astronómica, era inaceptable por- bría que insisrir en que el hecho de que una reotla concrera sea lf1-
que contravenía los principios de la teoría física mejor establecí- comparible con orra teoría aceprada, crea un problema conctpwal
da. Es más, en realidad Copérnico no disponía de un sistema alter- para ambas teorías. La relación de inconsistencia es simétrica, y no
nativo de mecánica bien ar¡iculado cori el que ra ciona liz ar los su- debemos perder de visra el hecho de que los problemas concepwa-
puestos que aducía acerca del movimiento de la tierra . la coorri-
bución más destacada de Galileo fue el ocuparse de esre problema
conceprual, reconociendo la incompatibilidad corre la física aristo- Smirh era su incomparibilidad con la rcsis newroniana del equilibrio de fuerzas
en la narurali:za. El problema era parricularmenre agudo , puesro que la reoría
télica y la astronomía copernicana. y remediando esta siruación mer- económica de Smirh se basaba en un equilibrio (newronJano) general de .la natu-
ced a la elaboración de una nueva física, plausible por sí sola y com- raleza, y. sin embargo. postulaba fuerzas de morivación ~wnóm1ca (por. eJemplo.
patible con la astronomía copemicana . ! el propio inrerés) que parecían 1ncompaubles con ese sJSCema en equ1!Jbno , Se
El reconocimiento y resolución de los problemas conceptuales ha sostenido que Smith esCfibió su rearado sobre filosofía moral para resolver e,sca
ha sido uno de los procesos mis fruníferos en la historia de las ciencias rensión. .
" Por ejemplo, cocb afirmación asrronómica basada en la obsecvación cel:s-
narurales y soc iales 10 Si dos teorías científicas son inconsistentes o cópica, presupone la accprabilidad de cierras reorías ópucas . La meJOr expos~cJOn
10 Viner (1928) ofrece'un convinccme argumenro apoyando la tesis de que . general de la incerdependencia conceptual y experimenral de las CienCias f1s1CaS
uno de los proble mas conceptuales cen¡¡ales para la teoría económica de Adam es, todavía, Duhem .
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El progreso y sus prob lemas Los pro blemas co-ncep tu a les ~
'-)0
91
Los problemas concepcuales
El progreso y sus problemas
~
Siglo XVII: Canear (19~1), Olson (1975) y l.audan (1970) han wudiado c1 im· ra la ciencia que permitiría teorizar acerca de enridades no observa-
pa.C<o de la ep1scemolog1a de la escuela escocesa en la recepción de las ceorías físi. das·. (En esencia, la mewdología que produjeron fue la hipotérico- 1
ca, de finales del s1glo XVHI; lv!cEvo)' y McGuire ( 1975) han invesiigado ¡. deeluctiva, que incluso en nuesuos días sigue siendo la dominan·
relaciOnes entre la mecodología de Priesr.ky. y la quúnica del flogisco; Broa~:
( 1970· 71) ha anahzado el1mpacco del posH1v1smo de Come e en la química, f1si·
ce). Esta nueva.rnecodología, al proporcionar una base racional pa- i
ca francesas del s1gl? XIX; Hooykaas (1963) y R. Laudan han escudiado el i~pac
ra «rnicro·teorizar», eliminó lo que había sido un gran obstáculo
1
~ de la rnewdolog1a sobre la geología en el período lyelliano; Buchdahl (1959)
~1ghc (1970) )' L Laudan (1976 a) han analizado la mewdología de los deba ce~
"Véase Cancor (1971) y L. Laudan (1970).
arom1cos ; Hull (1973), Ellegard (1957), Ghisclin (1969) y Hodge han documen·
"Véase L. Laudan (1973b) )' (1977) .
cado el •mpacco de las 1deas mecodológicas sobre Danvin y sus crhicos.
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Los problemas ~o nc eptua lcs ~.
El progreso y sus problemas
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blemas conceptuales son de mayor importanC:iá que la mayoría ele
~
gunas cosas, para que no se piense que afirmo más de lo que afir- las anomalías emphicas).
Dentro del ámbito ele los problemas conceptuales, hay deter - ~
mo: minadas circunstancias que tienden a elevar o degradar la impor-
tancia ini~iaLde ellos . Hay al menos cuatro s.ituaciones qu e se de- ~
l. No afirmo que una teoría científica debería ser abandonada
cuando se topa co n dificultades relativas a la visión del mundo: al
ben distinguir aquí: ~
declarar la existenóa de este tipo de problemas conceptuales, sólo
estoy afirmando el hecho de que hay a menudo una tensión entre l. Como ya be mos visto , la naturaleza de la ¡elació n lógica e n- ~
nuestras creencias ~científicas» y «DO científicas», y que tal tensión tre dos teorías qw: revel an un problema conceptual pu ede va riar
~
plante;~ un problem·~ p;~ra ambos conjuntos de cree mias. Córno se enormemente desde .la inconsistencia (en su forma más aguda) hast a
teng;~ que resolver esa tensión, es ;~lgo que depend e de l;~s p;~rticu- el apoyo mutuo : A igualdad de los demás factores , cuat1tO mayo1 ~
es la tensión entre dos teorías, más importante será el p roble ma
1ariclades de cada caso. ~
2. No afirmo que todo problema relativo a la visión del mun- 2. Cuando surge un problema conceptual como result ado ele
do, constituya un Fundamento serio ¡nra dudar ele una teoría cien- un conflicto entre dos teorías, T, y T,, la gravedad ele tal probk · ~
tífica. El grado de importancia del problema para la teorí:< depen- rna para 1 depende de nuestro grado ele confianza en la acepta- ~
de de cuán :<.rraigada esté la creencia no científica, y de qué virtua- bilidad de 1T,. Si T, h:< demostrado ser extremadamente eficaz par:1,
lidades para la resolución de problemas perderíamos al abandonar- la resolución de problemas empíricos, y si su abandono nos dejarí;~
con muchas anomalías, la~ cosas estáo entonces muy diflciles para
la.
los partidarios de T,. Si por otra parte, el expediente de T, como
resolutora de problemas es muy modesto, entonces la in~ompatibi
La evaluación relativa de los problemas conceptuales lid.:<d de T, con T , no contará , probablemente, como un gran pro-
bl~ma cooceptual para T,.
Habiendo exami;tado con un poco nlás de detalle cómo se ge - 3 Otro caso en el que resulta stgnJficauvo hablar de la grada-
neran los problemas conceptuales, podemos abor:< pensar acerca de CJÓn de problem:<s conceptuales en una escala de tmpo rtanua se pt()-
cómo valo.rar su importancia relativa. En un principio, es thuy im- duce cuando -en el seno de un dommJo científtco concreto- dJs-
portante recalcar que un problema conceptual será, en general, Jnás
grave que un:< anomalía empírica. Nadie, por ejemplo, propuso
ponemos de dos teorías rivales (como opuestoa complementa~ias).
T, y T,. Si ambas muestran los mismos problemas conceptuale s,
abandonar la mecánic:< newtoniana cuando ésta no podía predecir esos problemas no cuentan entonces más en contra de un a que en
con exactitud el movimiento de la luna. Pero muchos pensadores contra de la otra, y se torn:<fl relati vamente irrelevantes e n el corl -
(como Leibniz, Huy gens y Wolff) estaban se riamente dispuestos a texto de la evaluación teórica co mparativa. · Sin embar go, s.i T, ge -
rechazar la física newtoniana porque su ontología era incompatible nera oenos problemas conceptuales que T, no genera , entames
con la metafísica :<ceptada del momento . Es ta diferencia en la valo- esos problemas resu lta n alt:<mente relevantes para la evaluación d e
ración no surge porque la ciencia sea más racionalista que empíri-
Jos méritos relativos de T, l' T,
ca, sino más bien porque, normalmente, es más fácil dar razones · 4. Un último determinan te de la importancia de un problema
convincentes de un resultado experimental anómalo que quitarse de conceptual tiene que ver, como en el caso de las anomalías, con
enc.ima un problema conceptualn (Per'mítaseme añadir que 110 es- la •edad» de ese problema. Si se ha descubierto recientemente que
toy dando a entender que todos los problemas conceptuales son más una teoría plantea un determinado problema conceptual (por ejem-
importantes que todos los problemas emp1ricos. Más bien estoy ha- plo, una inconsistencia interna) , hay normalmente buenas razones
ciendo la afirmación, más modesta, ele que la mayoría de los pro- para esperar que , con algunas pequeñas modificaciones en la reo-
'··
i: ría, podemos corregirla y coo ello eliminar el problema. La amena-
" Véase supra, pp . 61-7 1.
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98
El progrtso y sus problemas Los problemas. concepmales
'i
zaque el ¡Jroblema plantea a la reoría se contrarresta generalmente teoría puede resolver más problemas relevances qLte una rival, en-
con la confianza en que será proncamenre resuelro, optimismo que tonces es preferible a ella. En cierro nivel, ésta es una afirmación
resulta a menudo justificado. Si, por el comrario, se sabe de una indiscurible . Si jmerpreramos los problemas exclusivam.ente en d
ceoría que ha tenido un problema conceptual concreto durante un semido de lo que hemos llamado •problemas empíricos resuelros•.
cierro riempo, si. los partidarios de esa teoría ~an intentado reperi- ·muchos filósofos de la ciencia aceptarían que el progreso sí equiva ,
damente, sin éxito, hacer consiste me a la teoría, o reconciliada con le a la solución de dichos prol:Jlemas. Pero, .como hemqs visto, hay
nuestras normas y nuestras otras creencias aceptadas, ese problema otros problemas en la ciencia además de los problemc¡s empín.cos,
cobra entonces una mayor imponancia con el tiempo, y asume una en concreto, los problemm anómalos y conceptuales. Mi definkión
relevancia cada vez mayor en los debates acerca de la aceptabilidad del progres9 se hace en gran medida polémica (y potencialmente ..
de la teoría (o teorías) que lo generan. . interesante) cuando la-interpretamos cof))O aplieable ramo a los úl-
timos como a los primer'os. Mis razones para ·desear la ampliación
de la base de este modo deberían ahora esrar claras. Si cuenta en
Resumen y ·visión global favor de una teoría el que ésta pueda acumular problemas empíri-
cos resuelros (como concede la opinión establecida), debería tam-
En pocas palabras, lo que se afirma en este capítulo es que nin - bién entonces contar en contra de una teoría el que ésta genere pro-·
guna de las grandes .filosofía~ de la ciencia conremporáfieas cubre blema..) anómalos y concep[uitles. Ciertamenfe, la efectú,idqd de una
bajo su alcance la imponame función que han desempeñado los teoría en la res(Jiución de problem{JJ depende c(rd saldo que estq-
problemas conceptuales en la historia de la ciencia. Incluso aque- blezca entre los problemas que resuelve y los problemas que no re-
llos filósofos que declaran tomar en serio la· evolución efectiva·· de suelve. ¿Cómo funciona esro exacrameme? ·
la ciencia (por ejemplo, Lakatos, Kuhn, Feyerabend y Hanson) no Comencemos con un modelo de evolución científica muy ros ,
han hecho verdaderas concesiones a las dimensiones no empíricas co. Imaginemos un dominio en el que perdbimos un cierro fenó-
del debate científico. Ahora sabemos lo suficieiue sobre la impar- meno enigmático, p. El . fenómeno p ~onstiruye un problema no
rancia de esros factores no empíricos en la eyol~ción de la cienci¡¡. resuelto para el científico que quiere desarrollar una teoría, T 1 , ~on
como para decir con cierta confianza que cualq iliú teoríq acerca de la misión específica de resolver p. Una vez que se anuncia T 1 , es
/,1 naturaleza de la ciencia que no encuentre u~a función para Jos probable q~1e sucedan varias cosas simultáneamente. Algún colega
problemas conceptualiJ; pierde toda pretenúóf¡ de ser una teorÍ{J científico ·puede señalar que T 1 predice, adem ás de p, orcos fenó -
acerca de cómo ha evolucionado realmente /q ' cienúa. menos del dominio. Esras predicciones serán son:etidas a prueba
Aunque el instrumenral analítico desarrollado hasca aquí esto- y' frecuentemenre, algunas de ellas, no aparecerán en nuestra ob-
davía insuficience para ·construir un modelo general del progreso servación. Así, la observación de estos resulrados discrepanres cons-
y el crecimiento científicos, tenemos ahora suficienres piezas del rom- rituirá una o más anomalías para T, . Al mismo tiempo, puede ~d
pecabezas como para poder empezar a hablar de modo aproxima- venirse que T 1 adopta ci.e rros supuescos sobre procesos naturales,
rivo sobre cómo sería un modelo de progreso centrado en la resolu- supuesros que conrravienen ¡¡.lgunas de nuesrras teorías más amplia-
ción de problemas. Los supuesros principales de un modelo tal.son menee aceptadas, o que es incompatible con nuesrras normas me-
simples: ( l) el problema -empírico o concepcual-_resuelto es. la todológicas. Esto constituirá uno o más problemas conceptuales para
umdad básica de progreso cientíjico; y (2) el ob¡úi·vo de la ciencia la teoría T 1 •
es ampliar al máximo la esfera de problemas empín.cos resueltos, Hasra el momento ¡Jrcseme de esta cronología imaginaria, no
al tiempo que ?·educir al mínimo el ámbito de problemas anóma- tenemos claro si se ha pú)ducido algún progreso. Cierro es que T 1
los y conceptuales. ha resuelto su problema empírico inicial, p, y, en esa medida, po-
Cuanto mas numerosos e importantes sean los problemas que demos decir que se ha hecho un «progreso•. Sin embargo, por des-
uria teoría puede resolv,er adecuadamente, mejor es la teoría . Si una gracia! la misma reoría T, que aclaró ese problema, ha generado
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Los problemas conceptuales ~
El progreso y sus pro blemes ~~
progresiva. El progreso puede resultar tai:nbién de ]a modiftcación
de una teoría que elimii1e a lgunas de las anomalías pr eocupa'n tn ~
algunos otros; en éste caso. anomalías y problemas concep tuales. o que resuelva algunos problemas conceptuales. En la mayoría el e ~.
Es perfectamente · posible que la ilwención ele T, h aya generado los casos, por supuesto, se p.roduce un progreso como resul tado de
problemas más importantes que los que ha resuelto. Pero conti- ~
un c;up.b¡c¡ ,suu l de las variables relevarttes .
nuemos con el ejemplo durante un poco más de tiempo. Suponga- Dado_ d Enfasis'exdusivo que en los problemas empíricos y en ~
mos que aparece también un segundo teó rico que está convencido su solucron ponen la mayor parte de los fdósofo s, es imponante
de que puede mejorar T, ¿Qué significa mejorar TJ Grosso mo- recalcar que, en el modelo aquí bosquejado, (1) se puede producir ~
do, si: registrarla tal .mejora mostrando que una nueva teoría, T,. progreso sm una expansión del ámbito de problemas empíricos re· ~
podría explicar el problema empífico ini.cial de T,, sin generar los su eltos, y resulta concebible incluso, cuando se reduce el ámbito
mismos, o tantos problemas conceptuales o aoomalías como pro - ~
de tales problemas; y (2) es posible que un·cambio de teo rías .no
ducía T,. Si T¡se las ·arreglase para hacer, en el nivel empli:ico. sea progresivo o sea regT·eJivo incluso cuando aumenta el índice de
tanto trabajo corno hacía T,, sin todas las dificultades empíricas y problemas empíricos resueltos; en concreto, cuando el camb io con-
conceptuales que la flanqueaban, podríamos estar todos de acuer - @""
duce a anomalías_ o problemas conceptuales más agudos que los acu-
c\óenque se.ría más razonable aceptar t, que acep tat T,; eri. que , s~dos por la teooa precedente, y que se enfrentan a la nu ev a t. eo- ~
ciertamente la aceptación de T, sería un progreso, y en que la ad-
o
hesión recalcitrante a T, no sería un progreso, sería: regresiva. oa. ~
Aunque está ahora surgi endo un esbozo de la teoría de l pro-
Genet'aliz.ando a partir de e~ te ejemplo simple, podríamo~ de - g.reso congnosclt!VO , nos falta todavía una dimensión fundamen - ~
finir una medidá evaluatoria para una teoría del modo siguiente: tal. En toda la discusión sobre la reso lución de problemas, ha hab i-
la efútii,idad global de ttntr teoría en la re.rolución de p¡'obleinas ~
do uerta confusiÓn acerca de qué tipos de cosas resuel ve n proble -
se deiermiiw. evaluando el número)' la importancla de lo.r proble- mas. He estado utilizando el té rmino s<teoríJ.» para designar esos ~..
mas empírico.r que la teoría resuelve, y restando el número y la iin- comple¡os cuyas potenCialidades para la resolución de problem as ~-
jJortanáa de las anomafíaÍ .y jJroblonas conceptuales que Id teoría tten,en que ser evaluadas; para clarificar los tipos de probl emas en
la ctenoa, he tentdo que posponer la discusión acerca de qué tipos ~
genera.
El tránsito desde este punto a una. noción rudimentariá del pro- de cosas pueden resolver problemas. Tenemos que resolver ese 1 ~1 - ~
greso científico es claro. Dado que el objetivo de la ciencia es reso\ - do de la ecuauón de \a resolución de problemas antes de el e e¡ ue
ve t problemas (o, co n más precisión. la estrategia esbozada ante- el toscamente tallado modelo de progreso perfilado aquí pueda ser ~
rio¡¡'nente de ampliar al iná.--<imo la esfera ele problemas resuelto s depurado para conver urlo en nn valioso instrum ento de anál isis. ~
l; reducir al mínimo la esfera de problemas anómalos y conceptua-
les), se puede prod11Cir progreso si, y sólo sz, la sucesión de teo1·ías tp::J
á etzlíficas en un dominio mue.rtra un grado creizetzte de efectzvi" ~
dad en la resolución de problemas. Adscrib-iendo la tioción de pro-
greso a situaciones i:specífica.s más que a grandes períódos de tiem- @?
po. podernos afirmar que cuando modzficamos zma teorf(l. o fa reem- ~
plazamos por otra, ese cambio es progresivo .Ú, )' sólo si, la 11e1-sióTz
postaior 1:esuelve fo.r problema.r co11 más eficacia (en el sentido que ~
acabamos de deji.nú) ·que su predecesora. ~
Ha)' inuchos modos en \os q\.te puede acontecer ese progreso .
Se puede producil'.· simplemente, por una expai1sión de l ámbito i:j;p
de problemás empíricos resueltos, permaneciendo estab les todos los ~
demás vectores de la evaluactón. En esos casos, la sustituc ión de T,
por T, (que resuelve más p roblemas empír icos) es eviden temente ~
103 ~
l0 2
--~
•
~ De las reorías a las uadiciones de invcsrigación
'
~ Capírulo Tercero
!04 lOS
·~
Oc las tcorí~s a las tradiciones de invéstigación
El progre$0 )' Stl$ problemas ~
. pp. 19 3- 195 . ~
' H~hría que recalca r que la noción de •anoma lía• de Kuhn es la tradicional
(anomal1a = mstancta refutaclora), y nci la que he esboz ado ame ri ormcntc. pp.
)6 SS.
107
l06
El progreso y sus problemas De las teorías a las ccadiciones de invesci~ación
rivas demuestra rener más éxito empín'co que el paradigma amc- viciad» de un paradigma, esos criterios son los posiriviscas uadicio-
rior. se' produce una revolución científica, se emroniza un nuevo nales, tales como: ¿explica la teoría más hechos que su predeceso-
paradigma, y se· sigue otro período de ciencia normaL ra?, ¿puede resolver algunas anomalías empírkas que se presenca-
Hay muchas cosas valiosas en el enfoque de Kuhn . El reconoce ban en su predecesora? Toda la noción de problema conceprual y
con claridad que las macroreorías tienen funciones cognoscitivas su conexión con el progreso no encuentra una ejemplificación seria
y heurísticas distinras.de las de las microteorías. Probablememe ha en el análisis de Kuhn.
sido el primer pensadQr que ha insistido en la tenacidad. y. en los 2. Kuhn nunca resuelve realmente la cuestión crucial de la re-
caracteres de per~everehcla de las teorías globales -incl).lso cuando lación entre un paradigma y ws teorím constitutivas. ¿Implica el
se cnfreman con anomalías serias 4 . Ha rechazado, correcramef)re, paradigma sus teorías constitmivas, o meramente las ·inspira? Estas
el carácter ~cumulatiyo de la ciencia, ampliamente admirido' .· Pero teorías una vez desarwlladas, ¿justifican el paradigma, o el para,.
a pesar de sus muchos aciertos, el modelo de progreso ciencífico digma las justifica a ellas? Ni siquiera está claro , en el caso de Khyn;'
de Kuhn adolece de dificultades conceptuales y empíricas . Por ejem- si un paradigma precede a sus teorías, o surge nolenJ volem Úas.
plo, la explicación kuhniana de los paradigmas y su decurso ha si - su formulación. Aunque esta cuestión es extremadamenre comple-
do ampliameme criticada por Shapere, que ha iluminado el car~c ja, una teoría adecuada de la ciencia va a tener que vérselas con
rer oscuro y opaco del paradigma mismo, señalando muchas iricon- ella más direccamenre que cómo la hecho Ktfhn.
sisrencias en el empleo que Kuhn hace de esa noción'• . 3. Los paradigmas de Kuhn tienen un.a- rigidez de estructura
Feyerabend' y orros han recalcado la incorrección histórica de la que les impide evolucionar a lo largo dd tíempo en respuesta a sus
afirmación de Kúhn de que la «ciencia normal» es, de algún mo - deficiencias y a las anomalías que generan. Es más, puesro que ha-
d o , típi ca o normal. Prácticamenre wdos los grandes períodos' de ce inmunes a la crítica los supuestos centrales del paradigma, no
la historia de la ~iencia se 'caracterizan por la coexisrtncia de nume- puede haber una relación correctiva e71tre el paradigma y loJ datos.
rosos paradigmas rivales, sin que ninguilO ejer¡a la supremacía en Consiguientemente, es muy difícil compatibilizar la inflexibilidad
su ca mp o , y por el modo continuo y persistente en que los supues - de los paradigmas kuhnianos con el hecho histórico de que muchas
tos fu,ndamenrales de rodas los paradigmane debaten en la comu- macro~eorías han evolucionado a través del tiempo . ·
nidad cie nrlfi ~a. Mucho~ críticos h;tn advenido la arbitrariedad de 4 . Los paradigmas ele Kuhn, o «matrices disciplinares», están
la rec ría kuhniana deia crisis: si (como dice Kuhn) unas pocas ano- siempre implíciros, nunca aniculaclos por complero' . En conse-
malías no producen una crisis, sino solo «muchas», ¿cómo determi- cuencia, es difícil comprender cómo puede dar razón de las mu-
na el cienrífico c'uál es el «punto crítico»? Hay rambién ocra~ defi- chas controversias teóricas que se han producido en el desarrollo
ciencias importanres . En mi opinión, .las más significativas son: de la ciencia, dado que, presumiblemente, los científicos pueden .
l. Kuhn no ha acerrado a reconocer la función de los pro.ble- sólo debatir acerca de supuesros que se han explicitado en cierra
maJ conceptualn en el debate científico y en la evaluación del pa- medida . Por ejemplo, cuando un kuhniana sostiene que los mar-
radigm a. En la m edida en que Kuhn concede que hay criterios ra- cos ontológicos y metodológicos de la_físi.ca cartesiana o newtonia-
cionales para la elección de paradigma , o para evaluar la «progresi- na, de la, biología darwiniana, o de la psicología conductisra, es-
taban sólo implícitos y nunca se les dio una formulación abierra,
se está enfrentando de lleno al hecho histórico de que los SL\pues-
• •Si rodo; y cada uno de Jo; fracasos en el aj usre [d e los hechos) fuesen m·
zones paca el rechazo de la reoría, rodas la¡ ceorías deberían ser recha zadas en ro- tos centrales de rodas esros paradigmas estaban explíciros incluso
do moment o• (Kuhn [1962}, p. 145). . desde su comienzo .
'.Según lo dice d misnio Kuhn: •<n las revoluciones científicas se producen 5. Puesto que los paradigmas son tan implíciws, y sólo pueden
pérd1das , así como ganancias• ([ l%n. p. 66). Sin embargo, no siempre es cohe- ser identificados señalando a sus modelos (básicamente, una apli-
renr e Kuhn en csce punco (véase infra p. 189 nora lB): ·
O> haperc (1964). ·
Véase espcci almenre Fe yeca bend· (l970 e). • Véase el epílogo a la segLtnda edi ción de Kuhn (1962).
lOB 109
~
~
De los .teotías a las u adiciones de investigación ~
El ptogteso y sus problemas ~
dición. Lo que hace a una teoría superior a otra, y más progresiva
que ella, es la posesióa de un mayor «contenido -empírico», o ~le ~
caclón arquetípica de una formulación matemática a un problema un «grado de :corroboración empírica» más alto . ~
exp'erime!1tal), se sigue que siempre que dos cienüficos utilicen los El modelo de Lakatos supone, en muchos aspectos , u na mejo ra
mismos modelos están, para Kuhn, ¡pJOfacto comprometidos con innegabh~ :respecto del dt Kuhn. A diferen.cia de Kuhn, Lakatos ~
el mismo paradigma . 1 al enfoque pasa por alto el fr ecuente hecho concede' y recalca, la importancia histórica de la coexistencia de varios ~
de que científtcos diferentes utilizan a m enudo las m1smas leyes programas de investig ación alternativos al mismo tiempo' dentro
o m odelos , y, sin embargo, se adhieren a puntos de vJ.Sta radiCalmente del mismo domiaio. A diferencia de Kuhn, que frecuentemente ~
d.ivergentes acerca de las cuestiones más básicas de la ontología y sostiene la opinión de que los paradigmas soa inconmensurables'' ~
la metodología cie ntíficas . (Por ejemplo, tanto los m.ecanicistas co- y, por tanto, no abiertos a la comparacióa racional, Lakatos insiste
mo· Jos energetistas acep taban leyes de conservación idénticas). En en que podemos co(Ilparar objetivamonte -él progreso relativo de
esta medida, es improbable que el análisis de la ciencia en térmi- tradicioaes de iiwestigación rivales. Más que'Kuhn, Lahtos inten-
nos de paradigmas muestre esa «fuerte red de comp romisos - con- ta afron tar la espiaosa cuestió n de la relacióa entre la superteoría
ceptuál,es . teóricos, instrumentales y metafísicos->>'' q~e Kuhn es- y las microteotías que la constituyen . .
peraba localiza-r con su teoría de los paradigmas. Pero en su contra, el modelo de los programas de investigación
de Lakatos comparte muchas de las deficiencias de los paradigmas
de Kuhn, e introduce también algunas nuevas:
l . Como la de Kuhn , la concepción del progreso de Lakatos es
La teoría de los .programas de investigación» de Lakatos
exclusivamente empírica·, las únicas modificaciones progresivas en
:En gran medida como respuesta al ataque de Ku hn a algunos una teoría son las que extienden el alcance de su s asertos empiri-
de los preciados supu estos de la ftlosofía de la ciencia tradicional , CGS.
-.· 2 .Los tipos de cambios que Lakatos admite dentro de las mi-
lnüe Lakatos ha desarrollado una teoría' alternativa acerca de la fun-
croteorías que constituyen su programa d,e i~vestigación son eJme-
ción de estas «Superteorías, en h evo lución de la ciencia . Llama «pro-
gramas d e investigación» a esas teor'ias generales , y sostiene que los madamente restringidos . Eti esencia, Lakatos sólo permite, como
úaica relación en tr e una teoría y su sucesora dentro de un progra-
prog ramas de investigación tienen tres elementos ·. (1) un «11úcleo
ma de investigación, la adición de un nuevo supu.ésto o una ·rei n-
só lido» (o heur'istica uegativa) de supu estos fundamtn tales que no
terpretación semán ti.ca de los términos de la. teoría antecesora Se-
pueden ser abandonados o modificados sin el rechazo del progra -
gún esta notable visión de las cos as, dos teorias sólo pueden estar
ma de iovestigación'"; (2) la «he urística pos itiva,, que contiene
en el mismo programa d_e investigación si urta de las dos sup one
«un conjunto parciall')1ente articulado de indicaciones o pistas so-
la otra. Como veremos en lo que sigue, en la gran may oría de los
bre cómo camb iar, .. .· modificar , sofisti car [sic]•" nuestras teorías
específtcas siempre que desee m os mejoradas , y (3) . una· serie d~ casos, la sucesióa de teorías espeóficas en el seno de una maCloteo- ·
ría supone tanto la eltminación como la adición de sup ues tos, y. hay
teorías T , 1 , 1 ... ,, eh la que cada teo ría '«res ulta de añadir cláu-
su la.S auxiliares
1 3 a la teoda anterior""· Tales teo rías so riJas espe-
2 ... muy pocas teorías sucesorás qtJ e impliquen a ~us
predecesoras '
3. Un defecto fatal de la nocióu de Lakatos de programa de in-
cificaciones del programa general de inves tigación. Los programas
de investigación puedea ser prog resivos o reg resivos d e varias ma- ·vestigación es su dependencia de las nociones de <contenido empi-
neras: pero el p rog reso , para Lakatos incluso más. que para Kuhn , rico y lógico» de Tarski-Popper. Todas las medidas de Lakatos dd
es exclusivamente una función del creci miento empín·co de una u a- progreso requieren u na comparación del contenido empúico de cada
110
L
i:
1
1
El f!rDgreso y sus problemas De l~s ceorías a las rradiciones de investigación
1·
·miembro de la serie de teorías que constituye un programa de 1·
digmas de Kuhn, son rígidos en su estructura de núcleo sólic)o, y
investigación''· Como Grünbaum y otros han mostrado P.e modo i·(
:.~ no admiten cambios fundamentales 18 .
convincence, el intento de especificar medidas de \=Onrcnido para Lo que debería estar claro, incluso a partir de este estudio tan
las [todas científicas es extremadamente problemático, si no lite- breve de dos de las más importantes teorías del cambio ciemífi~o,
ralmente imposible 11 . Puesto que las comparaciones de ¡:omenido es que hay un conjunto de dificult;td~s a,O.¡¡.Iíticas e hiS[óricas que
son generalmente impo~ibles, ni Lakaros ni sus seguidores han si- se enfrentan a los intentos existentes de ~ntender la n¡;¡turaleza y
do capacesde identificar ningú1J caso histórico en que se pueda mos- la f\wcÍÓC) de las macroteorías. Con algunas de estas dificultades
rrar que sea estrictamente aplicable la definición de progreso pro- en m~nte, podemos ahora dedicarnos a e:Xplorar un modelo alter- ·
puesta por Lakatos 16 . · • · nativo de progreso científico, edificado coh los elementos bos.q ue-
• . 4. Dado el peculiar punto de vista de Lakatos de que la acepta- j adosen los capítulos -precedentes . Una pr\leba crucial para ese mo-
ción de teorías difícilmente puede ser racional, si es que puede ser- delo será si puede evira·r ·algunos de los prpblerpas que perjudican
lo alguna vez, no puede traducir sus evaluaciones de progreso (¡su- a sus predecesores. Aunque hay numerosos elementos comunes entre
poniendo que pudiese hacerlas!) a recomendaciones acere¡¡. de la ac- mi modelo y Jos de Kuhn y Lakaros (y admito sin problemas que
ción cognosCitiva". Aunque un programa de invesdgación puede estoy en gran deuda con su labor de pioneros) hay un número sufi-
ser más progresivo que orco, no podemos, según la explicación de cienrememe grande de diferencias como para que intente desarro-
Lakacos, deducir de ello nada sobre· qu~ programa de investigación llar la noción de tradición de investigación más o menos desde el
de~ería ser preferido o adoptado. De ello resulra que nunca puede punop10.
haber una conexión entre una teoría del progre_so y una teoría de
la aceptabilidad racional (o, para utilizar el lenguaje de Lakatos,
entre la «valoración~ y el «consejo» metodológicos) . La naturaleza de las tradiúoneJ de investigación
· 5. La afirmación de Lakatos de que la acumulación de anoma-
lías no tiene que ver con la evaluación de un programa de investi- Nos hemos referido ya a unas pocas tradiciones de investiga-
gación esrá profusamente refutada por la historia de la ciencia. ción clásicas: el da,rwinismo, la teoría cuánrica, la teoría elecuomag-
6. Los programas de investigación de. Lakatos, como los para-· nética de la luz. Todas las disciplinas .intelectuales, tanto las cientí-
ficas como también las no científicas, tienen una historia repleta
de üadiciones de investigación : empirismo y nominalismo en -filo-
_ .· " A pesar de las dificultades universalmente reconocidas -y pn·ma facie sofía, volunrarismo y predeterminismo en teología, conductismo
1 nsolublts- con que se encontraría cualquiera que quisiera comparaccl conteni- y freudismo en psicología·, utilitarismo e intuicionismo en ética, mar-
do lógico o emp'iricn de recrías científicas reales, prácticamenr< rodas las discusio- xismo y capitalismo en economía, mecanicismo y vitalismo en fi-
nes recienres del crecimiento científico que han surgido de la cradición popperia-
na -y que incluyen las· del mismo Popper , Wackins, Lakatos, Musgcavc·;· Zahar siología, por nombrar sólo algunas . Dichas tradiciones de investi-
y Koeccge- suponen todavía que la piedra de toque para el .progreso científico gación tienen un conjuntO de rasgos comunes:
es el aumento de contenido . ·
" Cf. especialmente Grünbaum (1976 a).
. " A pesar de ramos alegatos y aspavientos, ni .el estudio de Labros sobre " Puedo ser duro con Lakaros aquí, puesro que él se equivoca de pane a par-
Bohr ( 1970), ni el esrudio de Zahar sobre Lorentz ( 1973 ), ni el csrudio de La ka ros re en esta cuesción . Por una parre, insiste en que el núcleo sólido no falsabl e· de
y Zahac sóbre Cop¿rnico (1975) utilizan la teoría <Oficial• del progreso de Laka- una ceo(Ía es uno de los rasgos centrales de· un programa de investigación desde
ros. En ningún momenro muesrran esas relaciones de inclusión de conrenido, que sus comienzos. Por mra parre, nos dice que <el núcleo sólido real de un program~ ·
son cruciales para el progreso (en senrido lakatosiano). · no surge de hecho complecamence aniculado ... se desarrolla lencamenre• ((1970),
·" Tampoco puede Lakaros utilizar esas evaluaciones para explicar las accio- p, 133 n.). Si, de hecho, ducance g-ran parre de la hiscoria de un programa de
nes de los cienríficos, puesto que niega que nada excepro las autopsia.s relrOipec- investigación, no se puede identificar el n(1cleo sólido, ¿cómo saben enconces los
livaJ de controversias científicas concluídas hace mucho tiempo pueda producir cienclficos lo que ci enen que conse1vu a toda cosca cuando se enfrentan con una
una evaluación fiable . · · anomalía?
112 113
~
~
~
De las teorías a las tradiciones de investigación ~
~
El progreso y sus problemas dició n. Estos principios metodológicos serán de amplio alcance , r~ ·
feridos a técnicaS experimentales, modos de coi:roboraoón empín· ~
l. Toda tradición de investigac;ión tiene un cierto núme ro de ca y evaluación de la5 teorías, y similares . Por ejemplo, la postura ~
teorías específtcas q ue la ejemplifican y la constituyen parcialmen- m etodológic¡l del científico en una tradición de investigación new-
te; algunas de estas teorías se rán contemporáneas, otras se rá!1 suce- toniana estricta es·: ineludiblemente, inductivista, siendo permití - ~
soras temporales de teorías anteriores ; da su adhesión solamente a aquéllas teorías que han sido «inferid~s ~
l . Toda tradición de investigación evidencia determinados com- inductivamente» a partir de .los datos. Los métodGs de procedlrniento
prol,nisos metaftúcos y metodológtcos que. como conjunto , indivi- permados para un psicólogo conductista son lo que normalmente ~
dualizan la tradición de inv estigación y la distinguen de otras;. se llama wperacionismo». Dicho simplistamente , una tradición de ~
3. Cada trad ición de investigación (a diferencia de las teorías investigaCÍÓ1! es, pues, un conju_nto de «síeH y .«noes> ontoiógzcb.r
esp.ecíftcas) discurre a través de un cierto núm ero de formulaciones y metodológicos. Intentar lo que está prohibido por la metafísica
difnentes, pormenorizadas (y a menudo mutuamente co otradic- y la metodología de una tradición de investigación, supone que uno
torias),c-y tiene generalmente una larga histo ria. que se extiende a mismo se sitúa fuera de esa tr adición y la repudia. Si, por ejemplo,
lo \argo·de un cons iderable periodo de tiempo. (Por d co ntrario, un físico cartesiano se pone a hablar de fuerzas que actúan a dis-
las teotía5 tienen. fr ecu ente mente , una vida corta). tancia, si un conductista comienza a hablar de impulsos subcons-
. En m od o alguno so n éstas las únicas características importantes ·cientes, si un marxista se pone a especular acerca de ideas que no
de las tradiciones de inves tigación. pero deberían serv ir, por el mo- surgen en respuesta a la infraestructura económica; en todos estos
mento , para 1denttficar los tipos de objetos cuyas propiedades quiero casos, la actividad ' indicada co nvierte en proscrito al cientúico en
cuestión. Al romper con la ontología o la metodología de'la tradi-
w vesugar. ción d e investigación en la cual h!l trabajado, ha violado ·las co ns-
. Brevemente: una tradi ción de investigación propo rciona un con-
¡unto de duectmes para el desarrollo de las teorías específicas Par- tricciones de esa tradición de investigación y s<:: ha separado a sí mis-
te d~ estas di rectr ices co nstituye n una ontología que espec ifica, de mo 'de ella, Ni que d ecir tiene que eso no es necesariamente malo.
un modo general, los tipos de entidades fundamentales que exis- Algunas de las más importantes revoluciones del pensamiento cien-
ten en el dominio o dominios en qu e se insc rib e -la tradición de (úico han venido de pensadores que tenían la habilidad de rompe.r
investigación. La función de las teorías específicas en el seno de la con las tradiciones de investigació n de su tiempo y de inaugu rar
tradición de investigacióri es explicar todos los problemas empíri- otras nuevas. Pero lo que tenemos cjue conservar, si es q1,1e hemos
cos del dominio «reduciéndolos>> a la ontología de la tradición de d e entender tanto la lógica com o 'la historia de las ciencias natu [a-
in ves ti gación. Si la tradición de investigación es, por ejemplo, el \es , es la noción de la integridad de u¡;w tradición de investigación.
conducusmo. nos dtc e· que las únicas entidades legíti mas que las dado _que es precisamente e·sa integridad la qu e estimula, define
t~orías conducti stas pueden postu lar son rasgos físicos y fisiológicos y ddi~ita lo que puede ser c_ol)siderado ¿omo solución para mu -
d1recta y púbhcamente observables. Si la tLadición de investigación chos de los problemas científicos más importantes'". ·
es la de la física cartes iana, especifica que s6lo existen la mente y Aunque es esencial d istinguir entre componentes ontológicos
la matena, y que las teo rías que hablan de ot ros tipos de sustauclas y metodológicos de una tradición. d,e investigación, ambos están ,
(o de la ment e y la materia «mezcladas») son inaceptables. Es más, . a menudo, íntimamente relacionados , por una razón muy natural·
la tradición de investigación perfila !os distintos modos como estas
entid_.ade.r ¡;ueden intemctuar. Así, las partículas cartesianas sólo pue-
den mteractuar por co ntacto, no por acción a distancia. Dentro de " En su estudio de la mecánica del siglo XVlll. litis (l97Z ·73 ) en.cuc ntra ex-
traño que los cientificos qu¿ aceptaron la mecánica de Newton o de Lc i bniz te !1·
.una tradición de investig·ación marxista, Jos se res só lo pueden inte- dieseÍl también a aceptar la o nto logía , la metodología, e incluso la teología. aso·
ractuar en vHtucl de las fuerzas económ icas que las afectan . ciada a estas teorías . La doctrina de las tradiciones de i_nvesgiación hace que este
M~y frecuentemente, la tradición de investigac ión especificar á sorp rende nte fei1ómcno sea completamente natural y nada extraño .
tambten de termwados niodos de proceder , que constituyen los mé-
todos de mdagación legítimos abiertos a un investigado r d e esa tra-
11)
l l iÍ
1
a saber, que los puntos de vista de uno acerca de los métodos de específicas". Muchas de las teorías de cualquier tradiúón ele inves-
indagación adecuados son generalmente compatibles con los pun- tigaCión en evolución serán rivales mutuamente inconsistentes, pre,
ros de vista soi:)re los obj-etos de indagación. Cuando, por ejemplo, cis;¡mec).[e po~que algunas teorías representan, dentro del marco de
Charles lyell definió la tradición de investigación ouniformista» en la. tradición, intentos de mejorar y corregir a sus predecesoras.
geología, su ontología se restringía a causas que actúan en el mo- las teorías individuales que constituyen la tradición serán, en
mento presente, y s~J metodología insistía en que deberíamos «ex- general, empíricamente corroborables, dado que implicarán (en
plicar los hechos pasadós en términos de causas ·q ue actúan ahora». conjunción con otras teorías específicas) algunas predicciones pre-
Sin una ontología «que sólo acepte el presente~. su metodología cisas acerca de cómo se comportarán los objetos del dominio. Por
uoiformista habría resúlrado inadecuada; y sin esta, esa ontología el contrario, las tradiciones de investigación no son ni explicativas
no habría permitido a lyell explicar el pasado ·geológico. Análo- ni pred¡"ctivas, ni directamente corroborables. Su misma generali-
·g amente, la ontología matemática de la tradición cartesiana de in- dad, así como sus elementos normativos, las imposibilitan para con-
vestigación (una ontología que sostení~ que todos los cambios físi- ducir a explicaciones detalladas de proceso~ naturales específicos.
cos son solamenre cambios de cantidad) estaba muy estrecl}amenre Excepto en el nivel abstracto que trata de especificar de. qu~ es-
conectada con la metodología deductiva yaxiomática (de inspira- tá hecho el mundo, y cómo deber1a ser estudiado; las tradiciones
ción matemática) del cartesianismo. Como veremos más tarde, f)O de investigación no proporcionan respuestas decalládas a cuestio-.
siempre es el caso que la ontologíá y la merodología de una tradi- nes específicas. Una tradición de investigación no nos dirá qué le
ción de investigación esr.én tan entretejidas (por ejemplo, la meto- sucede a la luz cuando es refractada en el ir\.rervalo enrre el aire y
dología inductiva de la tradición de investigación newtoniana gt¡ar- el agua¡ no nos dirá qué sucede si ponemos a un ratón hembra de
daba tan sólo la más débil de las conexiones con la ontología ·de ocho meses en un laberinto; no nos dirá por qué el plomo se funde
esa tradición), p·ero tales casos son más la excepción que la regb.. a: una temperatura más baja que el cobre. Pero concluir del hecho
Por ramo, una definición preliminar y operativa de . una tradi- de que las tradiciones de investigación no ofrecen soluéiones a pro-
ción de investigación podría ser como sigue : una tradición de z"n- blemas específicos que están fuera del proceso de resolución de pro-
vestz"gación es un conjunto de wpuestos generales acerca de fas en- blemas, sería un error. Más bien al contrario, la función toral de
tidades y procesos de un ámbito de estudio, y acerca de los méto- una tradiciÓn de itwesdgación es proporcionarnos las herramientas
doJ apropiados que deben ser utzlizados para investigar los proble- decisivas que necesitamos para resolver problemas, tanto empíricos
mas y constmá las teorías de ese dominio. . . como conceptua_les. (Como veremos más tarde, la tradición de in-
·vestigación llega, incluso, hasta definir parcialmente cuáles son los
problemas, y qué importancia se les debe asignar). Es precisamen-
Teorías y trad1úones. de· investigación te p()r esta razón por la que la evaluación objetiva de cualquier tra-
dición de investigación esta decisivamente ligada al proceso de re-
Toda tradición de investigación estará as.ociada a una serie de solución de problemas. La idea misma de que una enridad del tipo
teorías específicas, cada una de las cuales está ideada para concretar de una tradición de investigación -que no hace predicciones, .que
la ontología de la tradición de investigación e ilustrar, o satisfacer, . no .resuelve problemas específicos, que es fundamentalmente nor-
su merodología. la tradición de investigación mecanicista de la óptica mativa y metafísica-'- fuese evaluable objetivamente puede pa.re-
del siglo XVII, por ejemplo, incluye algunas de las teorías de Des- cer paradójica. Pero nada puede estar más lejos de la verdad, por-
cartes, así como las teorías óp¡jcas de Hooke, Rohaulr, Hobbes, Régis que podemos afirmar, simplemente, que tma tradición de investi-
y Huygens' 0 . En la química del siglo XVIII, la tradición del flo- gación tiene éxito cttando, por medio de sus teorías componentes,
gisro recibió más de una docena de formulaciones teóricas
'" Para una úril exposición de la óprica del siglo XVJI, véase Sabra {1967). " McKJe y Partingron {1937·39) .
116 117
De las ¡eorías a las tradiciones de inve;tigación
dur~nte
pregunta Shap1w-. d enfoque de Hu ygens fue tUl completamente ignorado
d s1glo stgUiente, y por qué los cien tíficos seguí.an aceptando un enfoque ll9
El progreso y sus problemas "
De las teorías a las uadiciones de investigación
.· . ..
·
rtifi~átivamente inferiores a determinadas teorías de otras rradicio- secuencia.S deductivas de la tradición de investigación newroniana
nes de investigación con menos éxiro' 4 • (como hizo 1\.mpere). Decir, co~o hace la tradición de investiga-
· Hasta este mamentb, he sido deliberadamente vago en la des- ción •mecánica» del siglo XIX, que el calor es simplemente una
áipción del ripo Be rehición que existe entre una teoría y su tr;tdi- forma de movimiento no nos conduce deductivamenre a la ver-
ción de investigación •madre». He hablado de tradiciones de in- sión de Bolczmann de 'ta teoría cinética de los gases o a la r<;rmodi,
vestigación que «inspiran» o «Contienen» o «generan» teorías, y so- ~árnica esradística. .
bre teorías que «presuponen» o «constituyen» o, iricluso, «definen» A la relación inversa, entre teorías y tradiciones de investiga-
tradiciones de investigación . Este es un asunto extremadamente com- ción, se. aplican conslderaciones similares. Por ejemplo,' dada la teoría
plejo; la ambigüedad de las metáforas que he traído a colación pa- del impacto tal y como la desarrolló Huygens, no podemos deduw
ra caracterizar la conexión entre teoría y tradición de investigación los supuesros básicos deJa tradición de invesrigación en la que. Huy-
es un síntoma de la dificultad que tiene abordar de frente este pro- gens trabajó , (Podemos, por supqesto, ser capaces de deduw que
blema. Huygens trabajaba en una tradición de investigación en la que los
Pero esa labor no puede ser pospuesta por más tiempo. Comen- fenómenos de colisión consütuían ün importante problema no re-
zaré diciendo lo que la relación entre teorías y tradidones de inves- suelto, porque, si no fuese así, ¿por qué se habría molestado Huy-
tigación no es. No es,- por ejemplo, una relación de implicación; · gens en elabora~ una teoría de laco}isión?) . Pero nu?ca es pos1ble
las tradiciones de investigación no i'mplicari sus teorías componen- deduclf la totalidad de una tradJcJOn de wvesngac1on a parw de
res; tampoco estas teorías, ya sean tomadas individual o colecriva- una de las teorías relacionadas con ella' ni incluso a partir de rodas .
me(lte, implican sus tradiciones de investigadón madres; podría de- La razón por la que la implicación no nos sirve, aquí es muy
searse que esto no fuera así, dado que entonces sería una cuestión simple: hay van·as teorías mutuamente inconsútentes.que pueden
simple el determinar mecánicamente qué teorías penenecen a una pretender ser/ea/es a la misma tradición de investigación, y hay
rradición de investigación dada, o qué tradición o tradiciones de van'as tradiciones de investigación d1jerentes que pueden, en pnn-
invesrigación están escondidas detrás de una teoría. Pero conside- cipio, proporcionar la base de supuestos para cualquier teoría da-
rar la 'conexión entre teoría y tradición de investigación en tales tér- ~. .
minos formales es comprender de modo completamente erróneo Abundan los ejemplos de ambos fenómenos: muchos científi-
las diferencias de tipo ' que existen entre ;¡robas. Una tradición de· cos de la tradición cartesiana en óprica sostenían que la luz v1apba
investigación especifica, como má,ximo, una ontología general pa- más rápidamente en los medios ópticamente más densos; otros teó-
ra la naturaleza, y un método general para resolver problemas em- ricos dentro de la múma tradición, afirmaban lo centrarlo. Siguien-
píricos dentro de un dominio natural dado. Por otra pane, una teoría do e~ la. hisroria de la óprica, hay numerosos ejemplos de tradicio-
articula una ontología muy específica y un conjunto de. leyes con- nes de investigación rivales que afirman justificar la mis~a teoría.
cretas y corrobora·bles emp1ricamente acerca de la narurale.za. De- Por ejemplo, la teoría de Newton de que la.~uz tiene ciertas pro-
cir, como hace la tradición de investigación newtoniana en la me- piedades periódicas era aceptada ranw por ciemlflcos de la_tradi-
cánica, que debemos considerar codos los movimientos no rectilí- ción ondulatoria como por los de la corpuscular. S1 la relacwn en -
neos como casos de fuerzas dirigidas a un centro, no implica nin- tre las tradiciones de investigación y las teorías fuese la implicación,
guna teoría específica sobre cómo explicar' digamos , el movimien- entonces sería imposible que se produjeran estas situaciones. Pues-
to de la aguja de una brújula en la ·p roximidad de un alambre que ro que la relación que estamos tratando de explorar no es, evJden-
transmite corriente . Para desarrollar una teoría «newroniana• para remenre, la de implicación, ¿qué podemos decJr posmvameme d e
ese fenómeno concreto, tenemos que ir mucho más allá de las con- ella? ·
Hay al menos dos modos específicos por los que se relacionan
las reo'rías y las uadiciones de investigación: uno es histón'co, el otro
14
Cf. Brown ( 1968). es conceptual. Es una cuesrión histórica de necho que la mayoría
120 12,1
El progreso y sus problemas De las teorias a las tradicion es de investigación
de las más importantes teorías de la ciencia, si no todas, han surgi- den generar las teorías de esa tr:'!-dición. Estos dos procesos son im-
do cumdo Jos científicos que las inventaron estaban trabaj ando den- portantes, y deben ser discutidos ·con Cierto _detalle: ·
tro de una u otra tradición de investigación especifica. La teoría de . l. Entre otras funciones, una tradición de investigación dc:Jimi -
los gases de Boyl e se desarrolló dentro del marco de la filosofía me- ta, al rn ~ nqs, parcialJ;nente y en esbozo, el ' do(ninio de pphcació12
cánica. Las teorías embriológicas de Buffon fueron elaboradas co- de sus teorías constitutivas . Esto Jo lleva ·a cabo indicando que es
mo esfue rzos por aplicar la tradición de inves tigación newtoniana apropiado tratar de detErminadas clases de problemas empúicos en
a lo s fenómenos biológicos. Las teorías de la sensación de ·Hártley el dominio. dado, mientras que otras pettmecen a dominios extra-
se desarrollaron en el seno de la tradición de in vestigación de la ños o son •pseüdoprobl e m~ » , que pueden ser legítim ;~.mente ig-
psicología asociacionista. Las teorías eléctricas de Hertz estaban en no rados. La oritología o la metodología del~ tr;¡dición d e investi-
co nexió n, en aspectos importantes , co n la tradición de inves tiga- gación pueden influir en lo que tiene que ser cqn.Siderado como
ción maxwelliana. problemas legítimos p ara sus teorías constitutivas. Si , por ejemp lo,
.Úna teoría específic a, abstraída de su contexto histórico , puede Ja metodología de un¡¡.. tradición de investigación especifica -como
propoh:ionar pistas ambiguas sob_re la tradició n (o tradiciones) de hará normálmerite- determinadas técnicas experimentales como
in vestigació n con la qu e está asociada. Es precisamente este hecho Jos únicos modos .legítimos de investigación p ara deterin.inar ~
el que ha llevado a muchos científicos y filósofos a pe nsar que, nor- cuáles son Jos datos que hay qu e explicar , está entonces claro que ~
malmente, las teorías son valoradas y ju zgadas independientemen- sólo Jos •fenómenos• que puedan ser investigados poi: estos medios
te de las tradiciones de investigació n de las que forman parte. Pero podrán ser tenidos, en principio , como los problqnas empíricos le - ~
i1o deberíamos d ejarnos extraviar por el hecho d e que una teoría, gítimos para las teorías de esa tradiéión. Un ejemplo clásico de este ~
tomada en abstracto, no lleve impresa sobre ella su tradición de proceso 16 ofrece -la química fenomenológica del siglo XIX. Los cien-
investigación •madre». La investigac ión histórica puede siempre (al tíficos de esta tradición sostenían que los únicos problemas legíti- tiJ.~
m enos en principio) identificar la tradición (o tradi ciones) d e in- mos-que el químico tenía qu e resolver eran Jos que tenían que ver 9.f~
vestigación con la que ha estado asoc iada un a teo rí a concreta. En con· ias reacciones observables de Jos reactivos quími cos. Así , pre -
este. sentido, la co nexión entre una te oría y una tradición de ii1ves- guntar tórrio -~e accionan este ácido-y esta base p_a ia formar esta sal , ~f
tiga.c ión es tan real como cualquier hecho del pasado , y tan impor- es plantear un problema aut éntico . Pei:o preguntar cómo se com- ~
tante como los más importantes he ch os del pasado. Para ver cüán binan los átomos para formar mokculas diatóirticas, no se puede
important es son estas conexiones, necesitam os a tend er a los m odos considerar como un problema empírico, dado que la m e todología ~
e n que pueden interac tuar las teorías y las tradiciones de investiga- de Ji tradición de investigación niega la posibilidad del conoc~miento ~
ción. empírico de entidades de l tamaño de átomos y moléculas . Para otras
Los Ínodos más importantes d e interacción son , ge neralmente, tradici.ones de investig ac ió n de la quÍfilica del siglo X IX, las pre- ~
influ enci as de la tradición de investig ació n sobre sus teorías cons ti - guntas acerca de las propiedades com binatorias de ciertas ent id a- ~
tutivas . Es tas influe ncias tom an diversas form as: des no directamente observables constituian auténticos probl emas
La fimclón de determinación de problemaJ propút de las tradi- ~
para la investigación emp1rica'l. (La psicología tonductista y la me-
ctónes de inveJtigaáón.. Incluso antes de qu e dentro de una tradi- cánica c_u ántica contcniporáneas tam bién tiene n metodologías qu e ~
ción, se formul en teorías específicas, y continuamente después, un a
tradición de in vest igación influirá frecuentemente con f uerz a (aun- ~
qu e no lo determine totalmente) e n el ámbito y la importancia de ~
los problemas empíricos co n los que tien e n que habérselas sus te o-
rí as co nstitutivas. Del mismo modo , las tradici on es de in ves,tiga- " Como ya hem os indicad o , la metodología de la tradiciól! unifo rrn isr a en i?!!
geología (seg ú n la desarro llaro n Hut to n , Playfair y Lyell) decretaba que todo! los
ción tie nen una influencia de cisiva sobre lo qui: puede ser conside-. pro blemas de la cos mogonía -q ue previamente h abían sido considerados corno ~
rada como el ámbito de posibles problemas concep tu ales que puc- problemas geológicos- no tenían ya que se r resuel tos po r los geó logos . 1@
tEJl
122 123
~
~
1~
El progreso. y sus probkrnas De las teorías a las tradiciones de investigación
excluyen firmemente de la consideración de problemas a dererrni: 2. Igualmente importante es el modo como una tradición de
nadas «fenómenos• que otras tradiciones de investigación sí admi- investigación puede generar problemas conceptuales para sus teo-
ren). . rías con~titurivas. Ciertamente, el grueso de problemas conceptua-
Análogamente, la on!ologíq de una tradición de investigación les que cualquier teoría puede afrontar, surgirá a caus;¡ de las ten-
puede exclu1r del dommw apropiado dererminadas situaciones o siones entre esa reoría y la uadición de investigación de la que es
incluirlas en él. J\sí, la aparición de la trad1iciór¡ de i~vestig~ciÓn una parte. A menudo sucede que la articuláción detallada de una
mecan1c1sta cartesiana en el siglo XVII transformó radiealment~ el teoría conduce a la adopción de supuestos que contravienen los per-
dominio de problemas aceptados para las teOfías ópticas. Y lo hizo mitidos por la rradiéión de investigación de esa teoría. En una si-
argumentando, o, más bien, simplemente postulando, que los pro- tuación tal, lo normal es que los críticos de la teoría señalen esa
blemas de la percepción y la visión -problemas que, clásicamen- tensión como un importante problema conceptual para ella. Por
re, habían sido considerados problemas empíricos legírimos para ejemplo, cuando Huygens-llegó a desarrollar una teoría general del
wda teoría óptica- ·debían ser relegados a la psicología y a la fisio- movimiento, se enconreó con que las únicas teorías empíricamente·
logía, campos externos al dominio ¿e la óptica,cde modo que esos satisfactorias eran aquellas que suponían vacíos en la naturaleza.
problemas empíricos podían ser ignorados sin peligro pcir el teóri- Desgraciadamente, Huygens eraba jaba estrictamente dentro de la
co de la óptica mecanicista. · tradición de investigación cartesiana, una tradición que identifica-
Un ripo diferente de ejemplo"lo proporciona la física de finales·. ba la materia con el espacio y que, por tanto, prohibía espacios va-
del siglo XIX, en la. que la tradición del fluido sutil (de Faraday, . cíos. Como Leibniz y otros señalaron a Huy gens, sus teorías contra-
M axwell, Hertz y otros) admitía como problemas empíricos leg\t•i- venían la rradición de investigación que afirmaban concretar. Esto
mos las preguntas acerca de las propiedades del:éter electromagné~ suponía un agudo problema conceptual de primera magnitud, ca-·
mo. C1ena~eme, los exp_e~i~entos clásicos de Michelsol) y Morley mo el mismo Huygens reconoció algunas veces. Análogamente,
estaban ongmanamenre dmg1dos a determinar el coeficienre de fric- cuando Thomas Young -que trabajaba denuo de la tradición de
ción de los cuerpos que se mueven a rravés de ese. éter. Sin em- investigación newroniana en óptica- se encontró ofreciendo para
bargo, con el surgimiento de la teoría especial. de la relatividad la interferencia óptica explicaciones·que suponían una interpreta-
u na nueva _tradición de investigación, con su ontologia corresp~n: ción ondulatoria de la luz, fue censurado por no reconocer la me-
d1eme, exwpó_ del dominió de los problemas empíricos de la física dida en que sU teoría ondulatoria de la luz violaba determinados
:odas las cuesuones sobre la elasticidad, densidad y velocidad del cánones de la tradición de investigación a la que, aparentemente,
eter -cuestwnes que habían sido problemas empín¿os centrales él rendía lealtad". Aquí podemos apreciar de nuevo cómo la di-
entre 1850 y _1900-' 6 : Estos pocos ejemplos deberían dejar claro sonancia entre una tradición de investigación y sus teorías compo-
q~e las tradJcJOnes de Jnvesugación pueden desempeñar una fun- nentes puede generar agudos problemas conceptuales.
CIOn decJSiva en la determinación de los tipos de cosas que rien(:n La función /i-mitadora de las tradiciones de investigación. Co- ¡
¡
que .ser considerados como problemas empíricos potencialmente so- mo ya hemos dicho, la función primaria de una tradición de inves- 1
lubles para sus· teorías consrirutivas. tigación es la de establecer una ontología y una metodología gene-
rales para abordar mdos los problemas de un dominio dado, o de í
un conjunto de dominios. Como tal, actúa negativamence como 1
1
limitación para los tipos de teorías que se putden desarrollar den,
1
rro del dominio. Si la ontología de una tradición de investigación
niega la existencia de fuerzas que actúen a distancia; entonces des,
"· Para una inreresan;e exposición de la su~rre de las recrías del érer a fina-
les d_d siglo XIX. vtase ~chaffner (1972). Para el uaramienro de los problemas
e mpiCicos que se .desvanecen•. véase Grünbaum ( 1976a). "Véase especialmente Canror (1971).
124 12)
J .. De las teorías a las tradiciones de investigación
El progreso y sus problemas
l
can:a claramente como inaceptable cualquier teoría específica que electricidad estática. Franklin estaba familiarizado con ciertos fe- ~
cuente c'on acciones sin contacto. Fue precisamente por esta razón
por la que «cartesianos» como Huygens )'Leibniz (comprometidos
con una ontología de fuerzas y tracciones) encontraron inútil la teoría
de la mecánica celeste de Newton. La teoría einsteiniana de la equi-
nómenos (en particular, la eletrificación por fricción, los electros-
copios y la botella de Ley den). Puesto que trabajaba en el seno de
una tradición de investigación que postulaba la existencia de lama -
teria eléctrica, Franklin .necesitaba una teoría c¡Úe pudiese explicar
••
cómo la fricción electrifica los cuerpos, cómo los cuerpos electrin- ~
••
valencia de 1T!ateria y energía excluye d e su consideración cualquier
teoría especl.fica que postule la conservación absoluta de la. masa. dos pueden atraerse y repelerse, cómo puede almacenarse la elec-
·1 ;.
La tradición mecanicista en la teoría del calor (con su corolario de tricidad en un condensador, y por qué determinados cuerpos sotl
que se puede convertir d calor en trabajo) excluye el desarrollo de conductores y otros son aislantes. En los primetos estadios del de:
teorías que supongan la materialisJad o la comervación del talor. sartollo de su teoría, Franklin Uegó a la opinión de que la electrifi- p
cación positiva consistía en la acumulación, dentro de los cuerpos ,
Hay también muchas ocasiones en que la metodología de una
r
traclic},ó n de investigación descarta deterrninados tipos de teorías.
Por e¡emplo , cualquier traditión de in vestigación que tenga una
me~oclología fu erte mente inductivista u observacionalista, conside-
ra..rá inadmisibles las teorlas «específicas» que postulen entidades que
~ .
de una cantidad excesiva de su fluido eléctrico , mientras que la elec-
trificación negativa era producida pot una falta de este fluido. Si
todos estos supuestos teóricos específicos qtán relacionados con la
ontología de su tradición de investigación, una ontologta que pos-
•
i:"
no pueden se r observadas. Grari parte de la oposición a las teorías tulaba que la electricidad es una forma de materia y que por tanto ~
dd fluido sutil en el siglo XVIIl, o a las teorías atómicas en el siglo se conserva del mismo modo que la materia ordinaria, resultaba
~
XIX, se debía aJ hecho de que la metodología dominante en la época natural suponer que tuviera que conservarse la carga eléctrica. Esta
negaba la consistencia epistemológica y científica de las teoríaS que importante idea teórica, posteriormente confirmada en los expcri- .
se ocupasen de «entidades no observables»" . memos de Franklin, surgió casi como un resultado inevitable del
En todos estos casos, la tradición de inv estigación en la que un pens,unicnto de Franklin acerca de las relaciones ~r¡. tre su teoría emer-
cienttfico trabaja le impide adoptar teorías especíticas que sean in- gente y su tradición de investigación madre. No se seguía lógica-
comp atibles con la metafísica o la metodología de la tradición. mente ni de la teoría misma, ni de la ·tradición de investigación.
Hasta el momento, hemos centrado primordialmente nuestra Fue la yuxtaposición de las dos la que hizo posible esta vital am-
¡Hención en el modo negativo en que las tradiciones de investiga- pliación teórica.
ción excluyen determit!ados problemas y teorías. Cumplen también , La historia de la termodinámica ilustra un tipo diferente de fun-
s1n embargo, dos funciot1es muy positivas. ción heurística. Cuando Sadi Carnot comenzó a desa..rrollar una teoría
.La Ju.f!ÚÓn heurística de las tradzúone_r de investigaÚÓJI . Preci - de los motores de vapor, pretendía hacerlo dentro de la tradición
5amente porque postulan ciertos tipos de entidades y determina- de investigación de la doctrina del calórico. En esta tradición, se
dos métodos para investigar las propiedades de esas entidades , las concebía el calor como una sustancia m.a terial permanente, capaz
tradiciones de investigación pueden desempeñar una función heu - de desplazarse entre las partes cor;stituyentes de los cuerpos ma-
rística vital en la construcción de teorías científicas específicas . No, croscópicos. ~Carnot, familiarizado con el trabajo que podían reali -
por supuesto, porque las teorías puedan en sentido alguno se r de- zar sistemas •.mecánicos simples, tales como una noria, inten tó co n -
ducidas de las tradiciones de investigación; si no , más bien, por- ce bir el flujp de calor por analogía con la calda del agua, corrcs-
queJas tradiciones de investigación pueden proporcionar indicios pondiéndos~ la diferencia .de temperatura entre el estado inicial )'
ctuCJa!es para la construcción de teorías. Consideremos el caso de el resultante con las alturas máxima y mínima del salto de agua.
Benjamín Franklin, ysus esfuerzos para articular un a teoría de la Carnot desarrolla la •ptueba» de su teoría en términos de esta ana -
logía, Está claro qu e si Carnot no hubiese pe11sado el calor como
una sustancia permanente capaz de fluir de un punto a otro sin
"O L. Laud an (1970), (1973b) y (1977). merma de su cantidad, es casi seguro que no habría· enunciado su
126 127
~-,
teoría. Pero ese modo de concebir el calor era un resultado natural gación, que apuntó el camino de ciertas modificaciones naturales
de la tradición de investigación en la ~e Carnot trabajaba. que podrían hacerse. Si se precisaban mayores cotas de libertad pa-
Un último ejemplo puede aclarar aún más este punto. Cuando ra acomodar las pérdidas aparentes de energía, los partidarios de
Descartes trató de desarrollar una teoría de la luz y de los colores, la teoría cinética podían introducir un giro de la molécula, o alce-
había ya definid.o su tradición general de investigación. En dos pa- rae sus supuesros acerca de las elasticidades moleculares. Si los ga-
labras, ésta equivalra ala afirmación de que las únicas propiedades ses no se condensaban en conformidad con las predicciones teóri-
que pueden tener los cuerpos son las de tamaño, forma, posición cas, la adición de atracciones inrermoleculares débiles podía resol-
y movimiento. la tradición de investigación no especificaba con pre- ver la papeleta . Todas estas •tácticas», y muchas otras semejantes,
cisión, ni, ciertament-e, podía hacerlo, qué formas, tamaños, posi- · surgieron de modo bastante plausible de la consideración de la m¡¡.-
ciones y movimientos podían tener los cuerpos concretos . .Pero sí teria como poseedora de una composición molecular y mecánica' 9 •
ponía en claro que cualquier teoría física específica, óptica o de cual- La función jwtzji"cadora de las tradicioner de investigación. Una
quier otro tipo, tenía que atender exdusivamenre a estos cuatro pa- de las funciones importantes de las tradiciones de investigación es
rámetros. En consecuencia, Descartes -cuando comenzó a expli- 1a de racionalizar o jwtificar teorías. Las teorías específicas pue-
car la refracción óptica, los colores del arco iris, y el camino de .la den adoptar muchos supuestos acerca de la naturaleza, supuesros
luz a través de las lentes y los p(ismas- sabía que sus teorías ópti' que, por lo general, no están justificados ni dentro de la teoría mJs-
cas tendrían que ser construidas siguiendo esas líneas. Por ramo, ma, ni por los datos que confirman la teoría. Normalmente, son
intentaba. explicar los colores en términos de la forma y de la velo- supuestos sobre entidades y procesos casuales básicos, cuya e)(Js- ·
cidad rOtaroria de ciertas panículas; explicaba la refracción apel~n tencia· y modos de operar son roma dos por la teoría •como dados».
do a las velocidades diferenciales de esas partículas en medios dife- Por ejemplo, cuando Sadi Carnot desarrolló su teoría del motor de
rentes . Es más, puesto que su tradición general de investigación de- vapor, su elaboración de esa teoría presuponía que no había pérdt-
jaba patente que las panículas de luz eran exactamente como los da de calor en la realización del trabajo de mover un émbolo. (Pos-
otros cuerpos materiales, pensó que podría aplicar teoremas mecá: teriormente, ese supuesto, resulró ser inadmisible, claro esrá; pero
nicos generales (como las leyes de choque y el principio de conser- es un supuesw absolmameme crucial para la •prueba~ de Camot
vación del movimiento) al análisis teórico de la luz. De nuevo, nin- de su teoría). Carnot no ofreció una razón para ese supuesto y, co"
guna de sus teorías se seguía lógicamente de su tradición de inves- trtctamente, no sentía la necesidad de hacerlo; la tradición de in-
tigación; pero esa tradición de investigación dirigió, por las vías se- vestigación calórica, en la cual trabajaba, establecía como postula-
ñaladas, la construcción de las teorías cartesianas por un conjunro do primario que el calor se conservaba siempre. Carnot podía, así,
de líneas sutiles e importantes.
En todos los casos mencionados hasta el momento, la tradición
,., Lakacos se ha vis ro llevado a conclusiones erróneas por es re rasgo de las :rr:¡-
de investigación funciona heurísticamente para sugerir uria .teoría
diciones de invesrigación, al pensar que las anomalías empíricas no 1ieue11 pdícli-
1máal en algún dominio . Una segunda función heurística impor- camerJie imporlaTJcia para el desarrollo de la ciencia. Lo cierro es más bien lo con-
tante de la tradición de inveseigación, como ha señalado Lakatos, rracio, por, al .menos, dos razones: . ..
aparece cuando una de sus teorías constirurivas requiere ser modi- a. Sucede a veces que la· capacidad heurísrica d"e una tradición de •nvesp_g~
ficada (por su falta de capacidad para resolver problemas). Toda ción es demasiado débil como para permirirla asimilar cierras anomalías, y esre
fracaso en ocuparse de ellas de modo convincenre pesa mucho en su contra .
tradición de inveJtigación Iólida contendrá directn'ces importantes b. Incluso cuando una rradición de invesrigación es suficientemenre fecunda
acerca de cómo se pueden modificar y transformar IZ!J teorías, para como para proporcionar -direcrrices para rransformar algli<: problema anómalo en
me/orar su capacidad de resolución de problemaJ. un problema resuelro, la exisrencia de la anomalía es hisrómamenre c:uml s¡ que -
Por ejemplo, cuando las primeras versiones de la teoría cinética remos enrender por qué las reorlas de una rrad1c1ón de uwesogac10n muestran
el carácter ucuenúol que rienen. Conrrariamenre al apriorismo de Lakacos, d or-
de los gases se enfrentaron con algunos errores predictivos serios, dw de las reorías que consriruyen una rradición de invcsrigación reflej ará, al me-
hubo una «flexibilidad~ enorme dentro de la tradición de investí- nos en parre, el orden en que surgieron diferentes anomalías.
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De las teorías a las tradiciones de investigación
.J;:l progre.so y sus problemas
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;. ¡ De la,s recrías a las tradiciones de investigación
El progreso y sus problemas
r.
má'fías y problemas conceptuales destacados .como pr.eserv;u intac- Pero esta perspectiva tiene que afrontar un reto obvio: si una
to el grueso de los supuestos de la tradición de investigación. tradición de investigación puede sufrir ciertas transformaciones en
En este último caso, rest.¡lta cierramenre engañoso hablar de la un nivel profundo, y sigue siendo aún, en algún senrido, la ~m is
·- creación de una tradición de investigación mueva», pucsw que cal ma~ tradición, ¿cómo distinguimos el cambio dentro de tin;t tradi-
lenguaje nos o~ulta la importante ascendencia y semejanza concep- ción de investigación de la sustitución de una cradición de investi- .
rual que tales casos ·revelan. Más· bien deberíamos hablar de una gación por om¡? · _ .
;evolución natural en la tradición de in'vestigaci'ón; una evolución Una respuesta parcial a esta pregunta proviene del recono~irnien
·qL~-e representa, sin duda, un cambio, pero que dista mucho de ser to de que, en cualqmú momento dado, determinados elementos
un rechazo de una uadición de investigación anterior y la creación . de una tradición de investigación son más medulares y están más
de ~;·na nuevall . · · alojados en la tradición de investigación. que otros. Son estos <:le-
Hay mucho dt continuidad en una ·tradiciqn de investigación meneos más centrales los qué en .ese momento se toman como los
eh evolución. En el tránsito de ztn estadio al siguiente se preservan más característicos de la rradición de investigadón. Abando~aclos
la "mayoría de los supuestos cruciales de las tradiciones de investí- supone, ciertamente, salirse fuera de la tradición de investigación,
- gación. La mayor pa\te de las técnicas y arquetipos de resolución mientras que los principios menos centrales pueden ser modifica-
de problemas serán conservados a lo largo de la evofución. La im-' dos sin rechazar por ello la rradición de investigación. Por tanto,
p-ortancia rel ativa de los problemas empíricos a los que se dirige quiero apuntar, como Lakatos, que ciertos elementos de una tradi-
la Hadición de investigación seguirá siendo aproximadamente la mis- ción de investigación son sagrados y así, pues, no pueden ser re-
ma . Pero aquí se tiene que poner el énfasis en la continuidad re/a- chazados sin repudi ar con ello la tradición misma . Pero , a diferen"
tzva entre etapas sucesivas del proceso evolutivo. Si una tradición cia de Lakatos, quiero insistir en que el conjunto de eleme;Jtos de
de investigación ha sufrido numerosas modificaciones en el curso esta clase (los in-echazables) cambia con el tiempo. Lo que se consi-
del tiempo, habrá, probablemente, muchas discrepancias en_rre la deraba que ca ra cteriz aba el núcleo irrenunciable de la tradición de
merodología y la ontología de su primera formulación y las de investigación newroniana ei1 la mecánica del siglo XVIII (por ejem-
la última. Así, el cartesianismo de Bernoulli, quo escribía un siglo plo, el tiempo y el espacio absolutos) ya- no fue considerado como
después de la muerte de Descartes, es muy diferente al cartesianis- tal por los newtonianos de mediados del siglo XIX. Lo que a fina-
mo del maestro . En las manos ele Michael Faraday, la rradición de les del siglo XIX constituía la esencia de la tradición de investiga-
investigación newroniana es un lejano remedo de la de los prime- ción· marxista, es sustancialmente diferente de la «esencia~ del mar-
ros seguidores de Newton . Pero un análisis más fino de la evolu- xismo de medio siglo más tarde. Lakatos y Kuhn estaban en lo cierto
ción histórica de estas tradiciones de. investigación, most(ará que al pensar que un programa de investigación o paradigma tiene siem-
hubo una continua descendencia intelectual desde Descartes a Ber- pre, asociados a él, determinados elementos no rechazables; , pero
noulli, y de Newton a Faraday, y que las Hadiciones de investiga- estaban en un error al no apreciar que Jos elememos que constitu-
ción cacresiana y newroniana, aun pudiendo sus úlcimas versiones yen esta clase pueden variar a lo l;trgo del tiempo . Al 'relativizar
parecer tan diferentes de sus comienzos, dejaban traslucir una con- la •esencia» de una tradición de invesrigaóón con respecto al tiem-
tinuidad enorme en .el carácter de sus uansfor¡nacionesn. po, creo que podemos acercarnos mucho más a la comprensión del
modo como los científicos y Jos historiadores el¡: la ciencia utilizan
"Para un iluminador análisis del modo en que· los supuesros cen<rales de una
realmente el concepto de tradición.
rradición de investigación pueden sufrir una transformación radical, véase el esru-
d io de Brown ( 1969) acerca de las reo rías de la corrieme eléctriGa de comienzos Esto, desde luego, deja todavía sin responder cómo es que Jos
del siglo XIX. . científicos deciden en un momenro dado qué elementos de una ma-
" Como ha argumenrado Hull con solidez, no se precisa •grado alguno de croteoría o rradición de investigación tienen que ser tratados como
semejanza enrre los primeros y los últimos esradios• del desarrollo de un •objero•
hisrórico como una rradióón de investigación, para que •siga siendo la misma en-
«Írrechazables» (un problema al que tampoco responden Kuhn ni
riel ad• ([ 1975]. p. 256). Lakatos). No puedo dar a la pregunta una respuesta enteramente
136 13 7
!'
De las teorías a las tradiciones de investigaci ón
acerca del mundo o de sí mismos. Contrariamente a la mecánica uso de consideraciones relativas a la visión del mundo que, invaria-
cuántica, la mayoría de la ge'nte concibe todavía el mundo. como blememe, ahogan la aparición de nuevas ideas científicas. E.G. Bo-
poblado por objetos sustanciales, con propiedades fijas y precisas; ring hablaba ennombre de muchos científicos y filósofos cuando
contrari¡tmente al conductismo, la mayoría de la gente encuentra afirmaba que: «<neludiblemente, por definición·, el Zútgeút pro-
aún útil hablar de los estados mentales interiores propios o ajenos. picia lo convencional ... [y] trabaja en contra de la originalidad) 3l .
Ante tales ejemplos, se puede todavía afirmar que estas tradi- Esta posición es una mala filosofía y una historia falsa . Es filo-
ciones de investigación son nuevas, y que las visiones del mundo sóficamente débil en la medida en que ignora el hecho de cjue rio
más antiguas predominan sólo porque las ideas más recientes no hay razón, en principio, por la que una yisión del mundo asentada
se han introducido aún en la conciencia general. Esta afirmación .no pudiera proporcionar una base lógica más convincente para un
puede probarse como correcta, pero, ames de que la aceptemos acrí- · desarrollo teórico innovador que pá.ra una teoría tradicional. La. afie ;
ticamente, hay cierrt;Js casos históricos sorprendentes gue nece- maclón de Boring de que un Zútgeist propicia a\,Homáticameme
sitan ser aireados. Desde el siglo XVII, las tradiciones .de investi- las teoríás tradicionales no tiene, por rantCJ, fundámento cognosci -
gación dominantes el) las ciencias físicas h,an presupuesto que m- tivo: Esta opinión es igualmente errónea desde el punro de vista
dos los cambios físicos están someridos a leyes naturales invariables histórico. Es bien sabido por ejemplo, que el Zútgeist de finale~
(ya sean estadísticas o no estadístic~). Dadas ciertas condiciones ini- · del XVII en lngl;mrca contribuyó mucho a acelerar la sustinición
ciales, se seguirán inevitablemente determinadas consecuencias. Ha- · de la vieja filosofía mecánica por la nueva ciencia de Newton, pre-
b !ando con rigor, ·esta afirmación debería ser tan cierra .referida al cisamente ·porque la tradición de investigación de Newron se podía
hombre y otros animales, como lo es respecto de las estrellas, pla, justificar má,s fácilmente en ese marco que la ciencia mecapicisca
netas y moléculas. Y, sin embargo, en nuestro tiempo, lo mismo de Descartes. Más recienremenre, el surgimiento de la «nueva» me.
que en el siglo XVII, muy poca genre está preparada para abando- cánica cuántica a finales de los años 20 encontró una pronta y ráp~
nar la convicción ele que los serés humanos (y algunos de los ani, da aceptación entre los muchos intelectuales que estaban conven-
males superiores) tienen algún grado de indeterminación en .sus ac- cidos de que ya no se podía confiar en las rígidas categorías causa,
ciones y sus pensamientos . Prácticamente todas nuesrcas instirucio- les de. la ciencia clásica.
nenociales, la mayor parte de nuestra teoría.social y política, y el
grueso de nuestra filosofía moral, se basan roda.Vía en ·una visión
del mundo aparentemente incompatible con un universo gcibúna- la integraciÓn de tmdicior¡es de lrwestz'gación
do por leyes . A pesar de los continuos esfuerzos de los tres últimos
siglos para solvenrar este problema conceptual, jusro es decir que Hasta ahora he estado .hablando como si las tradiciones de in-
se trata de un área importante en la que la visión del mundo tradi- vestiga.ciÓn compitiesen irremisiblemente e~tre sí, e incluso sugi-
cional ha hecho muy pocas concesion~s a las «úlrimas implicacio- riendo que la resolución ele un conflicto tal llega cuando domina ...
nes» de algunas ·tradiciones de investigación de gran ·ÉxiroH · una sola entre las tradiciones rivales, y sus competidoras son, dec ·
Dura me mucho · tiempo ha estado de moda pensar que la vi- tivamente, derrotadas. Esro sucede a menudo. Pero sería un grave
sión del mundo o «Zeitgeist» de una época desempeña siempre una error suponer que un científico no puede trabajar con coherencia
función pur-amenre conservadora, suprimiendo la innovación cien- en más de una tradición de investigación. Si estas tradiciones de
tífica y alentando el mantenimiemo del status quo cienrífico. los investigación son inconsistenres en sus fundamentos, en ronces · el
incérpretes del progreso científico han lamentado con frecuencia el científico que acepta ambas suscita serias dudas sobre Sll capacidad
para pensar con claridad. Pero hay mome·nros en que dos o más
'' Cienamenre, si Forman (1971) esrií en lo cierw, el abandono del derermi-
nismo emicro en la moderna mecánica cuánrica fue favorecido por el cariicter·irre·
conciliable de la física clásica con la cosmovisión general. JI (1961), p. 191.
140 141
De las teorías a las tradiciooes de inv,estigación
144 145
....
respues~as q satisfactoria. Mi propia respuesta a la pregunta s~ría, n'ción de casi toda nueva tradición de investigaciór¡ se produce pre-
por supuesro, «elige la teoría (o trqdición de investigación) más ade- cisamente ba;o tales úrcumtanúas. Si atendemos a la teorí~ de Co-
cuada para resolver problemas•. . . . :r . pérnico, a los primeros wadios de la filosofía mecánica, a la teoría
Desde este punro de vista, la ·base racional· para aceptar o ~e atómica de la primera mirad del siglo XIX, a la temprana teoría
chazar cualqwer teqría se apoya fundameoralmenre, pues, en la idea psicoanalítica, a los esfuerzos preliminares del enfoque de la estruc-
de pmgreso en la resolución de problemas . Si una tradición de in- tura moleciJiar por paHe de la mecánica cuántica, observamo? et
vestigación ha resuelto rriás problemas importantes que sus rivales, mismo patrón: con frecuencia, los científicos empiezan a ·utilizar
en ronces es racional el aceptar esa tradición precisamente en la me- y explorar una tradición de investigación nueva mucho ames de que
dida en 'que pretendemos un «progreso», esto es, ampliar al máxi- su é¡¡ito en la solución de problemas (o su apoyo inductivo, o su
mo la esfera de problemas resueltos. Con otras palabras,/a elec- grado de falsabilidad, p sus predicciones originales) la cualifique
ción de una tradición sobre sus n'vales es una elección progresiva para ser aceptada (con preferencia) sobre sus rivales, más antiguas
(y, por trmto, racional) precisamente en la medida en que la tmdi- y con más éxiw.
úón elegida resuelve problemas me;or que :ws rivales. · La otra cara dt la moneda es el hecho histórico de que un cien-
Este modod~ v¡tloración de tradicio'nes i:le iny¡;stigación tiene tífico puede muchas veces eJ·tar trabajando altemativamlmie en dos
u es venra¡as d~stlntas sobre los. modelos anteriores de c:Valuación: tradiciones de investigación d1jerentes, e incluso mutuamente in -
( l) es op"eratz'va: a diferencia de Jos modelos ind~lctivistas . y falsa- consistentes. Particularmente durante períodos de •revolución cien-
cionist~s. las medidas básicas de evaluación .parecen planrear me- tífica», sucede a menudo que los ciemí:ficos dedican parte de su tiem-
nos dihcultades, al menos en principio; (2) al mismo tiempo, ofre- po a trabajar en la tradición de investigación.dominanre, y otra parte
ce una explicación de la aceptación racional y del progre JO cie~tífi a trabajar en una o más de sus rivales con menos éxi~o y menos de-
co que muestra que ambos están relacionados de . un modo no ex- sarrolladas. Si adoptamos el punto de vista ~e que sólo es racional
plicado por l9s moddos anreriores; (3) resulta más susceptible que explorar y trabajar e.n las Teorías que uno acepta (y su corolario de
los modelos alternativos de ser ampliamenr'e aplicable "a la historia que no se deben aceptar o creer reorías mutúamenre inconsisren-
real de la ciencia. · res)., no hay modo entonces de encontrar un semido para este ha-
,El contexto de utzlización. Aun si dispusiésemos de una expli- birual fenómeno. ·
cacJón adec\.)ada de.la elección teórica demro del contexto de ai::ep- . Por lo tanto, si insiscimos en que el comexro de aceptación agota
taCión, podríamos t?davía estar, sin embargo, muy lejos de dispo - la racionalidad científica, no se puede explicar ni la utilización de
ner de una expllcaCJón completa de la evaluación racionaL La ra- teorías mutuamente inconsistentes, ni la investigación de teorías
zón d~ es~o es que hay muchas siruaciones imporrafires en las que con meiws éxi~o - fenómenos históricos bien confirmados en am-
los ctenríflcos ev~lúan teorías rivales mediante criterios ql!e nada bos casos-~ Fren~e a esas situaciones, tendríamos que concluir, con
uenen que ver d1recr.a menre con la aceptabilidad o. «afirmabi!idad · · Feyerabend ·y Kuhn 40 , que la historia de la ciencia es e n gra n me -
garanti zada» de las teorías en cuestión. dida irracionaL
Se ha observado con frecuencia la existencia d~ esas situacio- Pero si, por el contrario, comprendemos que Jos científicos pue-
nes . Paul Fe)'erabeod, en concreto, ha identificado muchos casos den tener buenas razones para trabajar con teorías· qúe no acepta-
históricos en los que los científicos han investigado y urilizado rra- rían, entonces puede hacerse más comprensible este frecuente fe-
dicion es de investigación que eran evidentemente menos acepta- nómeno.
40 Como Feycrabend, Kuhn reconoce qut hay un comexro de ucilización, y
bles, menos dignas de crédito, que sus rivales. Cierramenre, la apa-
niega que normalmente haya base racional alguna para seguir. una nueva te<>ría
que no c~rá aún bien confirmada: •el hombre que abraza un nuevo paradigma
como sinónimos). Pero si no hay momento en el que la aceptación (o d rochazo) en un estadio remprano,debe a menudo hacerlo desafiando la evidencia propor-
ele un parad1gma se haga razonable , ¿cómo podemos decidir -como ha hecho ¡ cionada por [el.éxiro] en la resolución de problemas ... UrJa decúión d~ ese tipo
Kuhn-, que Priescky •no era razonable. al rechazar el paradigma de Lavoisier? Jólopuede hacem por fe• (Kuhn [1962), pe \57; el subrayado es mío).
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148 149
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Para ver q u é cosas podrían contar aquí como «buenas razones»! ser muchos: podemos tener la sospecha de que, con una .mayor ela-
tenemos que retomar algunas discusiones precedentes. Se ha afu" f~
boración, TI' podría llegar a tener más éxito que TI; podemos te-
mado repetidas veces en este ensayo que el objetivo central de ner graves dud<ts s.o bre que TI' pueda alguna vez llegar a tener ¡~
la ciencia es la resolución de un número máximo de problemas em- éxito, pero al mismo tiempo p ensar que algunos de sus elementos (~
píricos y la generación de u o número mínimo de problemas con ' más progresivos podrían finalmente incorporarse a TI. Sean cuales
ceptuales y anomalías . Hemos visto que una perspectiva t~l lmpl! - sean las varlaciolles de los casos individuales, si nuestro objetivo ge- ~
ca que a cada momento deberíamos aceptar aquellas ,te~nas o tra- neral es el aumento del número de problemas ·que podemos resol-
diciones de investigación que han mostrado tener mas exno_en la ~
ver, no se nos puede acusar de inconsistencia o irracion~lidacl si se-
resolución de problemas. Pero la aceptactón de una uad1c1on de guimos (sin aceptarla) ur¡a tradición de investigación altamente pro- ~
in vestigación dada, ¿nos imposibilita para explorar e wvestJgar al- gresiva, sin atender a su momentánea inadecuación (en el sen tido
ternativas que son inconsistentes con ell a? Bajo determinadas cu- ~
definido más arriba).
cunstanc ias, la respuesta a esta pregunta es rotundamente nega.tl- A l sos tener gue la racionalidad de la búsqueda se basa en el ~
v¡¡,. Para ver por qué, sólo necesitamos considerar el s¡gu1ente tipo progreso relativo y no en el éxito global , estoy h aciendo explícito
general de casos: supongamos que tenemos dos tradiCiones de 111- ~
lo que en la costumbre científica se ha descritó implícitamente co-
vestigación rivales, TI y TI'; supongamos tan:bién que la ade:u~ mo «promesa» o afecund idad,. Hay en la historia de la ciencia nu-
ción de TI en un momento dado es mucho mas alta que la de fi , merosos casos que ilustran la función que la valoración de una tra-
pero que la tasa de progreso de TI' es mayor que el valor de la mis- dición ele investigación como prometedora o progresiva puede te-
ma para TI. En lo que a la aceptación se refiere, TI es, claramente, ner para que ésta gane prestigio.
la única aceptable de las dos. Sin embargo, podemos deCJdu traba- La tradición de investigación galileana; por ejemplo, no podía,
jar con TI', articularla mejor y explora r sus cualidades e n la resolu- en sus primeros años, rivalizar contra su principal competidor , el
ción de problemas, precisamente sobre la base de que , reGente- aristotelismo. La tradición de investigación de Arist6~des podía re -
mente, se ha mostrado capaz de generar nuevas so lucwnes para los solver muchísimos más problemas empíricos important es que la de
problemas a un ritm o impresionante. Esto resulta particularmente Galileo. Del mismo modo, a pes.ar de todas las dificultades con -
apropiado si TI' es una tradición de investJgaCJón relatl':'ainen_te -m:e- ceptuales del aristotelismo, é~te planteaba en realidad menos pro -
va·. Se sabe que la mayor parte de las tradiciones de wvestlgacwn blemas conceptuales que la versión galileana temprana de la teoría
Cf')
nuevas proporcionan nuevas técnicas analíticas y conceptuales pna- física de Cópérnico -hecho que tiende a ser perdido de vista en "
ocuparse de la solución de problemas. Estas nuevas técnicas consti- la euforia general ante la revolución científica-'-- : Pero lo que la físic a
tuyen (según el tópico) .• perspectivas nuevas, (que es probable que y Ja astronomía_galileanas sí tenían a su favor era .su impresionant e
paguen buenos dividendos en la reso lución de problemas, especial, capacidad para explicar con éxito algunos fenómenos muy conoci-
mente a corto plazo). Sería un error. por supu esto, aceptar un a tra- dos que constituían anoma lías emp~ricas para la. tradición cosmoló -
dición de investigación naciente tan sólo porque ha tenido una ele- gic;¡ de Arís tóteles y Ptolomeo. Galileo podía explicar, por eje m -
vada tasa de progreso; pero sería igualmente er.róneo renunoar .a plo, por qué los cuerpos más pesados no caen más rápidamente qu e -
utilizarla si se ha mostrado capaz de resolve r algunos problemas ( em- fos más livianos. Podía exp licar las irregularidades deJa superfici e
püicos o conceptuales) que sus r ivales más antiguos , )' generalmen- de la luna, las lun as de Júpiter, las fases de Venus, y las manc has
te más aceptables , no han podido resolver. .· solares. Aunque los científicos aristotélicos podían, -en última ins-
Para expresar todo esto ele modo general, podemos deCir que tancia, encontrar soluciones para estos fenómenos (después de q ue
es siempre racional seguir cualquier tradición de investigación que Galileo dirigiese su atención a ellos), las exp licaciones por ellos ofre-
tenga u1ia tasa de progreso más elevada que la de sus nva!es (wclu- cidas tenían el regusto de lo artificioso y rebuscado. Galil eo fue to-
so si aquélla tiene una menor efectividad para resolver problemas). mado tan en serio por los cientlficos posteriores del siglo XVll, no
Nuestros motivos específicos para seguir una tradición tal pueden porque su sistema pud iese explicar, en conj unto, más q ue sus pr e-
1)1
El progreso y sus problemas De las teorías a las uadiciÓnes de invesrigación
deceso res medievales y renacentistas (puesto que, visiblemente, no parados para tomarlo en serio, sosteniendo que la capacidad del
podía), sino más bien porque se mosrraba prometedor al haber si- sistema daltoniano para hacer descubrimientos felices e inespera-
do capaz, en un corro espacio de tiempo, de ofrecer soluciones dos lo hacía, al menos, suficiencemenre prometedor como para me-
a problemas que constituían anomalías para las otras tradiciones de recer una mayor elaboración y refinamiento.
investigación -de su campo . Es dudoso que la perspectiva aquí adoptada respecto del pro-
Análogamente, el. atomismo daltoniano suscitaba tanto interés blema de la «utilización racional. prevalezca finalmi:me, dado que
en los -primeros años-del siglo XIX, en gran medida , ·a causa d~ tan sólo hemos comenzado a explorar a"lgunos de los complejos pro-
su promesa científica, ·más que por sus logros concretos.· En tiem- blemas de este área; lo que yo sostendría es que la conexión arriba
pos de Dalton, la tradición de investigación química dominante se bosquejada entre el progreso y la utilización nos ofrece un saluda-
ocupaba de las afinidade$ electivas . Renunciando a cualquier in- ble terreno inrermedio.entre, por un lado, la insistencia de Kuhn
remo de teorización sobre los microconstituyenres de la mareria, y los inductivistas en que la utilización de alternativas al paradig-
los químicos de la afinidad electiva buscaban explicar los cambios ma dominante mm ca es mcional (excepto en los mamemos de cri-
químicos en término·s de las distintas tendencias (diferenciales) de sis) y la afirmación anarquista de Feyerabend y Lakatos de que la
ciertos elementos químicos a unirse con otros. Esa tradición quími- . utilización de cualquier tradición de investigación sin importar
ca había obtenido-un éxito enorme en la correlación y predicción· cuán regresiva sea puede siempre Jer racional.
de cómo se combinan las. diferentes sustancias q'uímicas . La doctri-
na atómica temprana de Da !ron no podía presemar ·nada parecido ·
al _éxito global de la qllímica de la afinidad electiva en la sohJción El carácter «ad hoc• y la e·volución de las tradiciones de investz'gai::ión
de problemas (lo qut:; no tiene nada de sorprendenre, puesro·· que
la tradición de la afinidad tenía ya un siglo cuando apareció el Nuevo Ningún rratamiento de los diversos vectores de evaluación mi -
Sútema de Filowfía Química, de Dali:on); es más, el sistema de lizados en la ciencia estaría completo sin incluir la noción de carác-
Dalro·n se enfrentaba· con numerosas anomalías importanres~' .. Lo ter «ad hoc» (un problema discutido frecuentemente bajo la rúbri-
que Dalton podía hacer, sin embargo, era predecir -como nin- ca «corroboración experimenral independiente») . Al menos desde
gún otro sistema químico ha·bía hecho antes- que las sustancias el siglo XVII, pero particularmente en nuestra propia época, las es-
químicas se combinarían según determinadas proporciones defini- trategias e hipótesis «ad hoc» han recibido mucha atención, tanto
das y sus múltiplos, independiemememe de la canridad de los di- por parte de los cienríficos como de los filósofos 4l. La determina-
versos reactivos que estuviera presenre. Este fenómeno, cuya -~inopsis ción de que una teoría o una modificación teórica es «ad hoc» nos
es lo que ahora denominamos leyes de las proporciones definidas- proporciona, según la explicación usual,-razones panl rechazarla co-
y múltiples, produjo un revuelo .imporranre en la · ciencia eur.opea
duranre la década posterior a la promulgación · del programa aró- " Véase ,.por ejemplo, A. Griinbaum (1973), pp . 7D -1í; 837-39; l. Laka-
mico de Dalrori . Aunque la mayor parte de los científicos rehusa- ·. ros (1970); E. Zahar (1973), especialmente pp. 100 ss . ; K. Schaffner;(1974), es-
ron aceptar el enfoque daltoniano, muchos, empero , estaban pre- pecialmeruc pp. 78-79; y]. Leplin (197í). Un buen análisis histórico de la evolu-
ción de la noción de caracrer .ad hoc• mosrraría probablemente que la Jdea se
originó en un momento en que Jos científicos y los filósofos creían: (1) que las
_,, En una famo'sa comunicación publicada en 1813, el químico sueco Berze- parres consricurivas de una reoría pueden ser corroboradas empíricamenre de un
lius discuría muchas de las anom~lías'dél aromismo dalwniano. Sin embargo, ptt · modo aislado; y (2) que en una recría sólo podíán ser kgícimanenre posruladas
cisamenre porque •sería precipiddo cbncluir que nosorros [los aromisras) no sere' las entidades direcJamenle oburvablet. La mayoría de los filósofos y científicos
mos capaces, de aquí en. adelanre, de explica1 de un modo sarisfacwrio esras apa- han abandonado a es"tas alturas canco (1) como (2), aunque siguen creyendo que
renres anomalías• ([1813], p. 450), Berzelius no insraba a la no adhesión de· la el requisiro de la corroboración erppírica independiente aún es legírimo. Si la exi-
reo ría atómica a pesar de que , en el conrexro de acepración, •la hipóresis de los gencia conrimla de esra úlcima riene algún senrido, dado el rechazo dda filosofía
á romos no puede ni se r adoptada, ni ~ét cortsiderada verd adera• (z'-hid) : Cf. r1m- ingenua que originariamenre la morivó, esunacuesción abiena.[Grünbaum (1976b)
bién Berzelius (181í). apareció demasiado carde como para que yo lo reatase aquí] . ·
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De las teorías a las tradiciones de investigación
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El progreso y sus pmblcmas
modificar una vez más la c;¡.racterización tradicional , ofreciendo una (~
mo ilegí tima y no cie ntífica. Si hem os de susc ribir las afirmaciones definición. corn9lasiguiepte: una teoría es «ad hoc» si se cree que (~
hechas a veces po r fi lósofos coOJLl Popper. Grünbaum y Lakatos'l , ella figura di m.o{ib'efen-Cial en la solución de todos y sólo. de aque-
sie mpre r.esulta itracional o acientífico aceptar una teo ría que es «ad llos proble;,zas empín.cos resueltos por una teoría anterior, o.de .rus
h oe». ¿Qué significa dicho carácter «ad hoc•. y por qué supo ne uo inJtanúas refutadoras. · ·,
lastre tál. si efectivam ente es así, para las teorías en que se deja verl Aun siendó tosca, esta caracterización parece hacer justicia a al-
La mayor parte de las veces, la cuestión de l ca rácter «ad ho o> gunas de las más refinadas exposicio~es del carácter «ad hoc» ~esa
surge en co nexión co n la evolución de las teorías y el modo como rrolladas en la última década. Suponiendo que se enuenda asJ, te-
éstas trata n las anoma lías . Normalm en te se nos p id e qu e imagine- nemos derecho a preguntar: ¿qtté es en ella obje,table? Si una teo -
111<:!5 una situac ió n en la que una teoría , T 1, encu en.tr a una instan- r1a T ha resuelto más problemas que su predecesora -aunque sólo
cia rHutadora, A. En r esp uesta a A. se in troduce alguna modifica- sea r:no más-, entonces T 2 es, daramente, :preferible a T 1 y. ce-
ciórién T • dando como result ado T 2 . La op inión convencional in- t ens pan"bus, representa un progreso cognoscitivo con respecto a T,.
s iste en que1
la ú ltima teoría, T 2 , es .ad hoc» si T 2 p uede resolv er Sin embargo, podemos ir más allá y afirmar q';le el recurso a estra-
A \• los otros problemas co nocidos que T 1 podía reso lve r, pero T, tegias «ad hoco, según las acabamos de defi111r. es perfectamente
tJene , además de .las de T 1 y A, otras imp licaciones no tri viales y co mpatible con el objetivo ge neral de aumentarnuestra capacidad
no corrobo rablcs empí ri came n te. Traduciéndo lo al lenguaje de es- para resolver problem as. Las modificaciones «ad hoc» , según su de-
ta monogr afb ., una teoría T 2 es <<ad h oo> si ¡:iuede resolver sólo finición misma, son empíricamente progresiVas. ·
aquellos p roblemas empíricos resuel tos po r su predeceso ra T 1 , y Este resultado no debería sorprend ernos. Cter.tamente, mucho
aquellos que constituyen inst ancias refutadoras para T 1 , pero no de lo que queren1os decir con clichés tales como «aprend er de la
experie ncia» y «la autocorrección de .la cie nc ia» se representa por s1-
más. tuaciones en las que, cuando una teoría se encu,entra coq una ano-
Esta vis ión de l carácte r «ad hoo> plantea algunas dificultades.
En prim er lugar, no disponem os , ge n era lm ente, de un modo de malía·, modificamos Ja teoría para transformar la anoma lía en un
saber en un momento dad o si u na teoría nueva T 2 será posterior- problema resuelto. Aunqu e sería un buenp/us qu e cada modifica-
mente capaz de reso lver nuevos problemas . El enuntiar sensatamente ción teórica pudiera inmediatamente resolver tanto los nuevos pro-
ese juicio exigiría una clarividencia sob rehumana ace rca de qué pro- blemas como los antiguos no resue.ltos. el insist.ir en esa exigenCia
blcma.s empíricos y qué teorías auxiliares (qu e, en unión de la teo- (como han hecho Popper , Lakatos y Zahar, por e¡em p lo), es recha -
ría , podrían cond ucir a la so luc ión de nu evos pro blemas) van a zar la doctrina de que las teorías que· resuelve n más problemas acerca
surgir e n el futuro . Sin emb argo, tomand o una indicació n de Adolf del mundo son preferibles a aquellas que resuelven menos.
Gr ün baum , podemos relativizar la anterior d efinición refiriéndola Al insistir en que el carácter .ad h oo> (así definido) es , más q u e
a situaciones de creencia , y decir qu e u na teo ría T 2 es «ad hoc » si un vicio. una virtud cogn oscitiva, no estoy, por supuesto. I~Stnuando
se cree que resuelve sólo aque ll os problemas.empíricos resueltos por que las teorías «ad hoc• son siempre mejores que las c¡u e no lo
T,.·o bs instancias,refutadoras de T,'·'. son . Más bien afirmo que una teoría «ad hoc» es prefenble a su pre -
Pero pe rsisten aún dificultades im portantes. Según n os ensefió decesora no .ad hoc» (que se enfrentaba con anomalías conocidas)
Duh em, las teorías individual es aúladas genera lmen te no res u el -· Pensar de otra manera supone negar un asp ecto crucial del carácter
Ven problemas. So n más bien co m p lejos de teorías los que están resolutivo de problemas de la indagación cien tíficaH'.
implicados en la solución de p roblemas·". Por tanto. h emos de Pero se podría ob jetar que no h e visto lo esencial de las críticas
del carácter «ad hoc• Se podría d ecir , «Sí, por supuesw. T 2 es me-
·1.1 Véanse los escr itos de Lakatos y Grünbaum ames c i r~dos , >SÍ como las sec·
ciones patin en tes de Popper ( 19)9) y ( 196 3).
" Cf. G rünbaum ( 1973). p . 718. (1\unque est a úti l clarificación se debe a
Grünbaum. no rep resenta su enfoque pr opio de l problema) .
-" - - to más completo d e este problem a en .L. Laudan ( l 976b) .
Un tratamien
jorque su predecesora refutada, T 1 ; pero la comparación relevan- rores del carácter «ad hoe» tienen aún que mostrar que la reforma
re es entre la teoría «ad hoc» T 2 y alguna otra teoría 'T que no es de una teoría para preservar su capacidad de resolver problemas y
«ad hoe», pero que rambién resuelve tantos problemas" como T ». para resguardarla de las anomalías requiere menos .imaginación o
La teoría especial de la relatividad de Einstein podría ejemplific~r capacidad teórica para hacer descubnmJemos fellces _e 1ne~perados
Tn, mientras que la teoría de! érer modificada por Lorenrz sería que la construcción de una teoría nueva des?e el pnnc1p10. _E~ Ja
T¡''. La respuesta obvia a tal crítica es preguntar por qué el carác- medida en que estos mismos detractores pnman eplstemologlca-
rer «ad hoc• reconocido a la conrraccióri de Lorenrz constituye para merrre a las teorías que funcionan a la primera, sin malabarismos
ella una desventaja decisiva cuando se Ja compara con la relarivi- o reajustes «ad hoo>, re¡1emos derecho a pedir la razón de esa ·pre-
. dad especial. Sí las virtualidades de resolución de problemas empí- ferencia .
. ncos de las dos teorías son, hasta donde podemos discernir, equi- A esta preocupaciól'l filosófica deberíamos, breverr:em~, añadir
valenres, están entonces (empíricamente) a la par; los que sostie- otra histórica. La mayoría de las grandes teorías de la Ciencia -que
nen que el carácter «ad hoc• de T 2 la hace clafamenre inferior a T incluyen la mecánica newwniana, la evolución darwiniana, la reo-
deben explicar por qué, en esos casos, se pue.'de tirar por la bord~ ría electromagnéEica de Maxwell y el atomismo dalwniano- eran
el hecho de que las posibilidades de resolver 'problemas son com- todas «ad hoc» en el sentido definido más arriba. Esos científicos
parables, y los grados de apoyo empírico equivalentes, estipulando y filosofas modernos que quieren hacer del carácter «ad hoc» un
s1mplemenre que las teorías «ad hoo• son intrínsecamente inútiles. defecto que debilita a cualquier reo~ía que lo registre, tienen q~e
Lo que parece subyacer a muchas discusiones del carácter «ad explicar por qué las teorías más .fe!Jces» del pasado eran ramb1en
hoc» es la convicción -a menudo preseiuada, pero rara, ·vez altamente «ad hoc».
defend1da- de que hay algo sospechoso en cualquier cambio en Sin embargo, hay una parte de verdad en la preocupación de
una teoría motivado por d deseo de eliminar una anomalía. La pre- muchos cientÍficos y filósofos acerca del carácter «ad hoe». Para lo-
suposición es que no podemos confiar realmente en esa cirugía es- calizada, debemos desviar nuestra atención del nivel empírico y di-
tética porque, una vez que sabemos lo que es la anomalía, es poco rigirla al conceptual. En muchos casos de los episodios clásicos en
más que un juego de niños producir algún cambio protector en la que se han presentado cargos de carácter «ad hoc» (por ejemplo,
reo ría que convierta a la anomalía en una instancia· positiva. Dudo la astronomía ptolemaica, la física cartesiana, Ja fre_nología, y la con-
mucho que, en lo que se refiere a la ciencia «real•, esa rarea sea tracción de Loremz-Fítzgerald) los rasgos cognoscmyos de la Situa-
ran sencilla. Hay que recordar que, según hemos definido el carác- ción pueden caracterizarse así: una reoría, T 1 , se ha topado con
ter <<ad hoc»·, cualquier cambio <<ad hoc» riene que aume·ntar, y no una anomalía, A. T 1 ha sido reemplazada por T 2 , que resuelve A
que d1sm1nu1r, la capac1dad de la teoría en cuestión para resolver y los problemas previameme resueltos por T 1, pero de la que no
problemas. La mayo¡·ía de las formas obvias y triviales de eliminar se sabe si puede resolver otros problemas empíricos. Al mismo ti e m-
anomalías -¡:ior ejemplo, resrringir"arbitrariamenre las condicio- po, T ha generado problemas conceptuales más graves que los que
nes límite, eliminar los postulados deJa teoría que conducen aJa exhibla T (quizá planteando supuestos contrarios a la ontología de
anomalía (¡suponiendo. que p~1edan ser Joca]izadosl), redefinir los la tradiciÓn de investigación de T 1, o contraviniendo otras teorías
términos o las reglas de correspondencia- rendrían generalmenu aceptables). En tales casos, los logros empíricos de· T 2 pueden ese
como resultado una dúminuúón dc·la efectividad de una reoría para tar más que contrapesados por sus pérdidas conceprua\es; lo que
resolver problemas: Por tanto, esos artificios -a los que muy bien resulta en 1,.1na efectividad global para resolver problemas disminuida.
podemos querer Cfltlcar''- no la califican de «ad hoo>. Los detrae- En este caso podríamos estar justificados al rehusar aceptar T 2 con
preferencia sobre T . Considerado a esta luz, el tínico ·sentido
~· Ese lénrido de «ad hoc» -dependicme del conrexto y la comparación-· es
negativo legítimo el~/ carácter wd hoc' se reduce a una situación
benevolamenre rrarado en Grünbaum (1973): · . · en la que di.rminttye la efectividad global de una teoría para tesol-
" Urilizando el insrrumcntal bosquejado supra, pp. 100-103. ·¡¡erproblemas, en razón de que sus dwcu!tades conceptuales aumtn-
156 157
De las teo rías a las tradiciones de invcsdgación
El progreso y sus probl emas
una vez que dispusiésemos del instrumental p~ra hacerlo . Los mé- í®"
tan. Es te tipo de carácter «ad hoc» es común en la cie ncia, y es una todo~ _de ev~luac1ón aquí bosquej ados nos permiten retomar esta
razón fre cue utemente aducida para rec hazar teorías . Pero es im- cuestJQn. lJ·!J.~,, aqtes, ql;le un problema sólo resultaba anómalo (esto '·~
portante re.c alcar que el concepto mism o de carácter «ad hoe», así es, cognosotlvamente amenazante) para una teoría, T, si ese pro- (~
entendid o, no añade nada en absoluto-a nu est ro instn.rmental ana- blema no estaba resuelto por T, pero sí por alguna de sus rivales.
lítico para la evaluación de teorías, pu esto que él mismo es tan sólo Está claro que algunas instancias refutado ras satisfacerán esta -d~fi ~
un caso espec ial de generación de un problema conceptual. nici??, pero much:s no lo h arán . Sucede a meimdo qu e una pre- ~
No SO)'· en modo alguno, el primero en sug erir una interpreta - d~ccwn de una teo;Ja no cuadra con los datos, pero tampo co puede
~
ción conceptual del carácter «ad hoc"; Lakatos , Za har y Schaffner nmguna otra teona d1spomble resolver esos datos. En ese último
han desarrolado recientemente interpretaciones similares'''. En to- caso, ¿por qué no deberían los datos contar como una anomalía ~
dos sus tra tamientos. sin embargo , el carácter «ad hoc» conceptual amenazadora para T?
~
sigue siendo tan só lo una de las muchas espec ies de carácter «ad La respuesta, brevemen te, es ésta; siempre .que un a teoría se
hoc» ,·y no su único sentido legítimo. Es más, ninguno de estos auto- encuentra ton una instan cia refutadora, es posible modificar las re- ~
res ha señalado có m o se debe valorar este carác ter «ad hoc» concep- glas tnterpretatJvas asociadas con la teoría, para desarmar los datos
tual , y ni siqui era en qué resulta . Del mismo modo , nos dejah en •refutadores». Si, por ejemplo, tenemos una teofía T que dice «to -
la sombra acerca de cuán seriamente debería co ntar en contra de dos los planetas se mueven en elipses», y descubrimos ent onces un
un a teoría el qu e ésta sea «ad hoc », si es que realme nte debería ha- satélite del sol_. _S, que se mueve en una circunferemia, siempre
cerlo. La aparente ventaja del enfoque aquí adoptado es que per- podemos -mod¡f¡car las reglas wterpretativas que rigen el término
mite separar los sentidos es púreos de «ad hoc» de los legítimos, y «planeta» de modo que excluyamos S, preservando así intacta nuesua
nos proporciona el instrumental para valorar los grados de amena- t~oría y eliminao?o cualquier apariencia de refutación . Si no hay
za cognoscitiva que el carácter «ad h oo> plantea a las teorías qu e mnguna otra teona existente que pueda explicar el movimi en to de
lo exhiben. S , la ,exclu.sJón de S del dominio de T es perfectamente razona ble
y progres!Va, puesto que, al recluir a S fuera deL dominio relevan-
te, no estámos perdiendo ninguno de i'Íuestros éxitos pre~iamcnte
De nuevo /m anomalíaJ alcanza~os én la soluc16n de problemas. Por d contrario, si alguna
altetnatJva a T puede resolver S, efltohces la exclusión de S del do-
El capítulo p rimero incluía la afirm ación paradójica de que las minio , llevada Habo por T , es un paso regresiva;· abi erto a·la críti-
ins tancias refutado ras de una teoría no so n n ecesariam ente proble- ca racwnal, prensamente porque el abandono de S dentro de T co-
mas anómalos, junto con la prom esa de clarificar esa aseveración mo problema legítimo conlleva el que sacrifiquemos parte de nuestra
capaodad demostrada para resolver problemas. ·. ·
Esto tiene como resultado que lamodificación arbitraria de una .
" Po r ejemplo, una teoría es ,;¿ hoc• pma Za bar «S i se obt iene a partir de te? ría con vistas a eliminar una ins tancia refutad ora solo p,uede ser
su predecesora por medio de una modifi cac ión de las hipótesis auxiliares que no cntJcada s1 esa acctón co ndu ce a una disminución de la eficacia pa-
conwercla.n con el e!píniu dda heurística del programa [de invostigación]• ([ 197 3)] , ra resolver problemas .. Gene ralm ente se puede mostrar qu'e eso só-
p. 101; el subrayado es mío). En otra ocasión, afirma que una teoría es,,¿ hoc»
en este senrtdo st «destruye la unidad orgán ica de rodo el nexo• (/bid. , p. 10 5). 1~ sucede stla tostanCJa refut adora ha sido resuelta por alguna reo-
Puede que Zab ar tenga criterios claros para es tos procesos, pero rwnca rcvda lo na del domtmo. Por tanto, una instancia refutadora sólo cuenta co-
qu e sig nifi ca ría no estar en «consonancia• con •el espíriru d e la heurística de un mo anomalía importante si ha sido resuelta por un a teoría u otra .
programa•, o destru ir su •unidad orgánica• . Sc haffner es li gera mente más especí-
fico , a.! afir mar que las teorías pueden toparse con ·dificulta des transempírlcas>.
tales co rno •comple jidad• o •desacuerdo teorétic o•; pero basto que· no se desarro -
llen más estas noc ion es, no se puede estar seguro de si Sc haffner tiene en men te
el mismo tipo de análisis en favor del cua l he argumentado aquí ..
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El progreso y sus problemas
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