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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
NÚCLEO CIUDAD BOLÍVAR
ESTUDIOS JURIDICOS
U.C ASPECTO ECORCITIVOS Y NORMAS JURIDICAS

Tema 1: Fundamentos Socio-


Antropológicos del Derecho

Profesora: Alumna:

Abg. María Tamara Fuente Roxana Maita CI: 13.798.198

Yurivi Campo CI:

Alejandra

Ciudad Bolívar 24 de Abril del 2023.


Introducción

La criminalidad, fenómeno siempre existente en las sociedades clasistas, actualmente se ha


visto propulsada al centro de nuestras preocupaciones prioritarias, por constituir un problema real
cuya intensidad ha crecido considerablemente en las sociedades postmodernas. La atención hacia
el delito materializada en una alarmante expansión e internacionalización del Derecho Penal, lo ha
convertido de hecho en el instrumento recurrible por excelencia, pese a la ineficacia que
esta ciencia social ha demostrado en su incumplida e inconclusa tarea de reducir la delincuencia.

En este sentido, persiste el desacuerdo en sectores de la doctrina penal en torno a si las penas, y
con ellas el Derecho Penal, constituyen el medio más adecuado para enfrentarse
al comportamiento delictivo, lo que legitimaría al Derecho Penal sería su capacidad para reducir al
mínimo posible el grado de violencia (en sentido amplio) que se genera en una sociedad. En
efecto, la ausencia de un “Derecho” Penal supondría el abandono del control de la desviación al
libre juego de las fuerzas sociales. En definitiva, a una dinámica de “agresión-venganza”.

El Derecho Penal debe proteger los bienes jurídicos de los individuos, tanto de las agresiones que
provienen de los miembros del grupo social como aquellas que tienen su origen en los
funcionarios del Estado.

 Resguarda al mismo tiempo la libertad pues parte de los preceptos constitucionales que dispone:
nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no prohíbe (principio
de reserva) y no será penado sin juicio previo (principio de debido proceso legal) fundado en ley
anterior al hecho del proceso (principio de legalidad).

Así, el ejercicio de la función punitiva del Estado, requiere:

1. que el perjuicio que se procura evitar sea mayor que el que se causa,
2.     que la pena sea efectiva para evitar esos perjuicios,
3.     que sea necesaria en el sentido de que no haya una medida más económica, en términos
de daño social, que sea igualmente efectiva.

La concreta configuración del sistema del Derecho Penal se muestra como el producto de una
relación dialéctica entre el interés en eliminar la violencia social extra penal y el interés en
disminuir la propia violencia del sistema penal. 

La lucha del delito y la preocupación científica de este fueron objetivos que las ciencias


normativas trataron alcanzar y se dio durante la antigüedad y la edad media. Tal fue la importancia
que se dio a esos problemas que ilustres filósofos de la época dieron su opinión al respecto del
problema de los delincuentes y el castigo que a estos se le debieran de aplicar, para mencionar
algunos de los filósofos tenemos por ejemplo a HESIODO, PITAGORAS, HERACLICO, PROTAGORAS,
SOCRATES, PLATON Y ARISTOTELES. Lo que si falto en esta época fue el sentido científico realista
que es un presupuesto para la investigación criminología, por falta de este sentido científico
realista no se pudo coleccionar sistemáticamente las experiencias.
Tenemos que las bases de la filosofía del derecho penal dadas por TOMAS DE AQUINO en la
escolástica le paso lo mismo que a la anterior, solo que esta se dio en la época medieval. Damos
comienzo en la edad moderna, estimuladas por la ilustración, pero con una verdadera intensidad
solo en el siglo XIX, es aquí que los fenómenos reales entran en investigación, estos fenómenos
abarcaban tanto el plano físico y psíquico que están en conexión con el delito.
En estas ilustraciones tuvo su mejor influencia la obra del jurista milanes CESARE BECCARIA,
Trattato dei delitti e delle pene, 1764; En alemán: Uber Verbrechen und strafen, 1870;
En español hay varias traducciones: la primera de 1774; otras en 1820, 1821, 1822, 1851, 1879
(por PASCUAL VICENT, siguiendo la versión de 1862, de CESAR CANTU: De los delitos y de las
penas, 1945.  Buenos Aires ).
Si hablamos de una fundamentación antropológica del Derecho Penal, es bueno destacar primero
que el Derecho Penal en si mismo no da la libertad al hombre, sino solo la posibilita (pero la tiene
que posibilitar bien). Así el Derecho Penal será un instrumento para garantizar seguridad y
justicia al ser humano, el cual debe realizarse como tal. Con ello, viendo el panorama actual del
Derecho Penal, vale preguntarnos: ¿hacia donde va el Derecho Penal?
Los límites al derecho penal serán los Derecho Humanos. El nacimiento del ser humano trasciende
la simple eclosión biológica, pues simultáneamente a su separación del claustro materno ese
nuevo individuo ingresa a un contexto de relaciones sociales predeterminadas, produciéndose
también su nacimiento a la vida social. La persona surge en el seno de una sociedad en la que rige
un conjunto de normas, costumbres, reglas de comportamiento, etc., que aseguran el orden y la
convivencia social para ese momento histórico-concreto. Comienza para el ser humano recién
nacido, un largo proceso de aprendizaje, mediante el cual asimilará paulatinamente las normas y
regulaciones de su grupo de pertenencia y de la sociedad en que nació.
El proceso de aprendizaje social en el que el individuo adquiere los conocimientos indispensables
para convivir adecuadamente en su microambiente se conoce comúnmente como proceso de
socialización. Lejos de pretensiones identificativas podemos reconocer un evidente acercamiento
funcional entre los conceptos de socialización y de control social, visualizando este último como el
sistema de regulación destinado al mantenimiento equilibrado de la estructura social. Por su
parte, al enseñar al individuo a comportarse adecuadamente, la socialización se rige por
los límites del comportamiento tolerado para el momento y contexto particular, pretendiendo
garantizar con esa enseñanza socializadora, la no violación del orden y la paz social; se asegura en
última instancia que el individuo se comporte conforme a una estrategia determinada de control
social. La violación de las fronteras comportamentales predefinidas activa mecanismos correctivos
latentes en los diferentes agentes socializadores del entorno comunitario. La aparición de una
trasgresión conductual dispara una "especie de alarma" que activa la consecuente rectificación de
las conductas disociadas; de no conseguirse este efecto rectificador, se recurre a otras vías fuera
de las tradicionales agencias comunitarias de socialización. Los mecanismos extracomunitarios
poseen un carácter reactivo-coercitivo, destinando principalmente su funcionamiento a una
corrección socializadora especial, conocida tradicionalmente como resocialización.
1.1.Aproximación Al Derecho Penal Como Mecanismo De Control Y Crítica A La Función
Represiva.
Los representantes de la dogmática penal partidarios del recrudecimiento de la pena privativa
de libertad parecen desconocer que a pesar de todas las sanciones penales aplicadas hasta el
momento, la cuota de reincidencia delictiva permanece extraordinariamente alta; por ello con
razón se afirma que la variante de reacción social caracterizada por el aumento indiscriminado del
rigor penal solo conduciría a un sobredimensionamiento del Sistema de Justicia sin la
correspondiente reducción del fenómeno criminal.
La sanción penal en sus variantes más severas -nos referimos a la pena de muerte y la privación de
libertad-representa una peculiar cirugía social en la que los cirujanos y sus instrumentos (sistema
penal) extirpan una parte del cuerpo social (el justiciable) que ha demostrado con su
comportamiento (el acto delictivo) ser portador de determinada "malignidad social". La anterior
alegoría nos evoca el inmenso riesgo de los remedios violentos, los que solo deben utilizarse en
situaciones extremas para las que no existe alternativas posibles.
Resulta un peligro no desdeñable, la penalización excesiva de la vida en  sociedad. La variante
jurídico penal de respuesta ante el crimen no debe entronizarse como la más favorecida a la hora
de garantizar la anhelada pacificación social; precisamente por ser un recurso violento y dañoso se
recomienda que sea usado solo como ultima ratio. Lo expresado precedentemente no debe
interpretarse como una negación absoluta del Derecho Penal, sería imposible prescindir de este
mecanismo regulador de la conducta humana, pues su ausencia generaría sin lugar a dudas
incertidumbres comportamentales propiciantes de conductas lesivas para la comunidad. Siendo
así, la existencia de las leyes penales y de sus mecanismos de aplicación aportan en la práctica un
relativo orden social.
Reconocemos que la intervención punitiva por sí sola no garantiza la eliminación de las conductas
delictivas, sin embargo, aún cuando las Leyes no son la solución, no podemos obviar la
certidumbre de que en los momentos actuales careceremos de una relativa paz y estabilidad
social, si la esfera jurídica no actúa como factor regulador coadyuvante de otras políticas sociales
de lucha contra la criminalidad. Por consiguiente, "el Derecho Penal evita la anarquía y, por tanto,
es indispensable. Pero se espera demasiado cuando se supone que a través de las penas duras
se reducirá sustancialmente la criminalidad existente". Así pues, tradicionalmente la sociedad se
ha protegido del comportamiento delictivo a través del Derecho Penal.
En sentido general, la reacción estatal ante el delito se materializa mediante la Política Criminal y
las diversas instituciones del Control Social. Partimos de una concepción amplia de la Política
Criminal, entendiéndola como la forma de prevenir y reprimir la delincuencia, lo que significa que
la misma se integra por la confluencia y articulación de dos componentes fundamentales: la
Política Social y la Política Penal dirigidas a impedir y castigar la criminalidad. "Ninguna Política
Criminal puede diseñarse al margen de, o sin integrarse a, una Política Social".
La Política Social como componente de la Política Criminal se correlaciona con la prevención
primaria, fenómeno de evitación delictiva caracterizado por su proyección hacia la eliminación o
neutralización de las causas básicas del delito, logrando una correcta socialización de los
individuos dentro de la comunidad. Por su parte la Política Penal se enfoca a corregir los defectos
de socialización manifestados con el comportamiento delictivo; corrección que presupone un
proceso de socialización sustitutiva o resocialización, concebido y aplicado por el Sistema de
Justicia Penal.
En resumen, la combinación estrecha de la Política Social y la Política Penal conforma la Política
Criminal entendida como la reacción socio-estatal ante el comportamiento delictivo, lo que
supone a su vez la existencia de los mecanismos de Control Social, encargados de aplicar esta
Política Criminal. Es así que el Control Social se concibe de forma general como
"la autoridad ejercida por la sociedad sobre las personas que la componen. Los agentes de control
social son mecanismos reguladores de la vida social, ya sean o no institucionales". A continuación
centraremos la atención en la conceptualización dimensionadora de la categoría Control Social.
El Control Social Formal es centralizado por el Estado, poseedor de la exclusividad represiva en su
totalidad, lo que se conoce como monopolio legítimo de la fuerza. El representante por excelencia
de este tipo de control lo constituye el Sistema Punitivo o Sistema de Justicia Penal. El Sistema
Penal acciona mediante una fuerza imperiosa para hacerse cumplir; entronizándose como un
mecanismo exterior coercitivo que presupone un sometimiento de la voluntad individual a la
fuerza del Derecho.
Siendo así, el Sistema Punitivo puede ser entendido como la interacción compleja de las agencias
encargadas de la configuración y materialización delius puniendi, como derecho exclusivo del
Estado. "El sistema penal está configurado, entonces, mediante procesos de creación de un
ordenamiento jurídico específico, constituido por leyes de fondo (penales) y de forma
(procesales). Pero asimismo, deben existir unas instancias de aplicación de ese aparato legislativo,
con la misión de concretar en situaciones, comportamientos y actores cuando se comete un delito
y cómo este se controla".
De lo expresado con anterioridad resulta deducible que el Sistema Penal, en tanto sistema de
control social formal, se estructura en agencia legislativa y agencias ejecutivas. De un lado quién
proyecta las normas y de otro las instancias que aplican esas normas previamente definidas; en
este último caso nos referimos a los ámbitos policial, judicial y de ejecución penitenciaria.
Resulta difícil alcanzar una cabal comprensión del Sistema Penal, si no lo valoramos en su doble
arista de manifestación: el plano normativo-abstracto y el plano práctico-concreto. De una manera
abstracta se organiza cuando la agencia legislativa concibe y plasma en leyes todos los elementos
definitoriales delictivos y funcionales del sistema, estructurando en su discurso teórico-normativo,
el "deber ser" del Régimen Penal. Es así que el poder legislativo elabora y describe las ilicitudes
que serán consideradas como tipos delictivos; precisa los "rituales" o formas específicas de
actuación para incoar y llevar a término los procesos penales y define legalmente la  competencia y
variantes de actuación e interacción de las agencias ejecutivas del aparato de Justicia Penal. Este
plano abstracto o del "deber ser" se organiza, por tanto, de una manera estructural-normativa
coherente y en él se engarzan en un entramado legislativo funcional un conjunto de Leyes, entre
las que se incluyen: el código penal, la ley de procedimiento penal y las leyes orgánicas
correspondientes a cada una de la instancias de aplicación del sistema.
El plano práctico-concreto se constituye cuando todo ese aparato normativo concebido en su
momento por la agencia legislativa, debe entrar en funcionamiento práctico al aparecer las
conductas violatorias de la Ley Penal o ilícitos penales. "Esto último es lo que pone en
funcionamiento las instancias de aplicación del sistema penal y el producto de sus actividades no
necesariamente coincide siempre con las previsiones abstractas del ordenamiento jurídico". Por lo
general, la realidad de aplicación o el "ser" del Sistema Penal difiere de su concepción legislativa
abstracta. No siempre el discurso teórico-normativo es concretado coherentemente según la letra
y el espíritu del legislador; en la práctica a veces se pierde la  lógica sistémica funcional
originariamente pretendida por la aparición de contradicciones entre las diferentes agencias, que
determinan las desviaciones en la aplicación concreta de este sistema reactivo de control social.
Crítica al Sistema Penal como forma de reacción social ante la criminalidad.
La realidad contradictoria entre el "deber ser" y el "ser" del Sistema Penal genera falta de
legitimidad en el mismo, lo que constituye una de las críticas más importantes y reiterativas a esta
forma de control. Otra de las razones de incriminación del ejercicio de la Justicia Penal, radica en
que el desempeño de la función retributiva o represiva implica la imposición de un "sufrimiento
doloroso" al penado y colateralmente a su familia y otros individuos asociados al mismo. Este
subproducto dañoso de la acción del Sistema Penal "es en cierto sentido una paradoja moral, pues
se persigue el bienestar de la sociedad, la restricción del uso y amenaza de la coacción, la
salvaguardia de la libertad, y la promoción de la dignidad humana, recurriendo a actividades que
implican coerción, privación de la libertad y desmedro de la dignidad humana". Se llega a afirmar,
por algunos autores de tendencia abolicionista, que la violencia social que es condenada a través
de las tipificaciones delictivas, se convierte en violencia justificada y legal cuando es usada como
sanción o penalidad por el Sistema Penal.
Conjuntamente con la violencia legitimada intrínseca a la aplicación de una sanción penal,
encontramos un resultado no declarado ni perseguido por la reacción formal ante el delito; nos
referimos a la estigmatización como efecto residual de la acción del Sistema Penal. La violencia o
intimidación de violencia física que implica la pena privativa de libertad significa una afectación
corporal o limitación física de movimientos que se concentra en una temporalidad determinada;
sin embargo, la estigmatización se entroniza como una consecuencia social que permanece visible
en el medio y en el tiempo, pues "trasciende el eventual cumplimiento de la pena formal,
deviniendo en una sanción casi perpetua y de erosión lenta".
A su vez como parte dolorosa de la estigmatización, aparece la reducción de la autoestima del
sujeto y consecuentemente la auto estigmatización. Más allá de la marginación real a que lo
somete su medio social, comienza en el individuo un proceso de auto marginación, generado por
una autovaloración como ente anómalo, negativo y extraño al conglomerado social. Sus intereses
vitales se atemperan a esta percepción negativa y como resultado el individuo estructura su
actuar, proyectándose al cumplimiento del comportamiento antisocial que se presupone o se
espera de él, en consonancia con la estigmatización y la auto estigmatización a que está sometido.
Comprendemos que la visión crítica del Sistema Penal no debe limitarse a constatar la dosis de
violencia que porta la imposición y ejecución de las penas o a reconocer la nociva secuela
estigmatizante que victimiza al propio justiciable. El análisis holístico crítico que la realidad exige,
debe extenderse además a la valoración en torno al funcionamiento de las instituciones, que
dentro del propio aparato de justicia, son las encargadas de aplicar la concepción legislativa
plasmada en las leyes. Otro relevante aspecto a criticar en el contexto del Sistema Penal lo
constituye el exagerado uso de la sanción privativa de libertad. Las funciones de este tipo de
penalidad se dirigen, según reconocimiento teórico, a imponer un castigo justo al delincuente
(función retributiva); a garantizar la separación de este individuo del cuerpo social, logrando su
incapacitación para cometer nuevos ilícitos (función neutralizante); la anterior finalidad se
relaciona estrechamente con la demanda de protección o de defensa de la sociedad (función
defensista); y como objetivo esencial más perseguido encontramos la pretensión reeducativa que
garantizaría supuestamente la reinserción del sancionado en su vida post-carcelaria (función
resocializadora). Estas pretensiones o finalidades de la pena, en la realidad se logran cumplir de
manera parcial y solo desde la óptica retributiva y de la prevención especial negativa
(neutralización).
No resulta novedosa la afirmación de que la realidad carcelaria ha evidenciado ampliamente la
pobre capacidad resocializadora de la pena privativa de libertad. La alta cuota de reincidencia y el
ostensible engrosamiento de la carrera criminal de los penados demuestran el fracaso de la cárcel
como instrumento de control social, entre otras razones porque "no se puede segregar personas y
al mismo tiempo pretender reintegrarlas". La valoración en torno a la prisión adquiere matices
peculiares en nuestra Latinoamérica, pues "el descreimiento masivo se potencia cuando se
observa que mientras estos verdaderos resumideros multitudinarios de almas revelan
cotidianamente su inutilidad y barbarie, la impunidad más descarada se obtiene de parte de
quienes cometen enormes negociados, violentan sin pudor elementales deberes de cuidado que
derivan en tragedias otrora impensables, lavan dinero, incurren en actos de corrupción de
alarmante envergadura, trafican drogas y armas, entre otros.
Se demuestra con lo valorado hasta el momento, que la pena de privación de libertad debe ser
usada solo en última instancia por la agencia judicial del Sistema Penal; teniendo en cuenta que a
esta reacción enérgica solo debe recurrirse en los casos que sea conveniente y necesario, pues
su empleo exagerado implica una saturación penitenciaria, que a la postre desvirtúa la  utilidad y
pertinencia del Control Social Punitivo.

1.2. Formas Del Derecho Penal a través de la historia

En una época primitiva, anterior a la organización de los pueblos en ciudades-estados, estados


o imperios, no se puede hablarse propiamente de la existencia de un Derecho Penal, pero sí existía
la venganza, siendo ésta algo parecida a la pena y que cumplía su función.

Varios autores coinciden en que la venganza debió ser la primera manifestación de la Justicia
Penal, teniendo la pena un sentido individualista. La venganza también se puede visualizar, no sólo
como una manifestación o equivalente de la pena, sino como una guerra entre grupos sociales,
siendo éstos organismos políticos primarios dotados de un rudimentario sistema de prohibiciones
y sanciones.

Pero esta venganza, ya sea individual o realizada por un grupo familiar contra otro, no puede
considerarse como una auténtica forma de reacción propiamente penal, ya que ostenta un
carácter puramente personal o familiar, permaneciendo el resto de la sociedad indiferente a ella.
Sólo cuando la sociedad se pronuncia a favor del vengador, se pone de su parte y le ayuda,
reconociendo la legitimidad de su reacción, es cuando ya se puede hablar de la venganza
equivalente de la pena.

La venganza dio lugar a sangrientos enfrentamientos y al exterminio de numerosas familias. Para


evitar este mal, surgió una institución, a primera vista cruel y bárbara, pero que supuso un
considerable avance estableciendo límites a la venganza: El Talión.

La Venganza Privada

La idea de la venganza es un movimiento natural y por mucho tiempo se consideró esta idea no
sólo como natural, sino como legítima y necesaria. La

Venganza privada era realizada de familia a familia, de tribu a tribu, de clan a clan, por lo que se
afirma que la responsabilidad penal, antes que individual, fue social.

Este período se caracteriza por que la acción penalizadora no se ejerce como función política del
Estado, sino que el ofensor es víctima de una reacción desorbitada y sin medida, sin que la
sociedad como organización política intervenga para nada. Es una reacción punitiva entre el
ofendido y el ofensor, o entre un grupo familiar y el ofensor.

Ley Del Talión


Al final de la primera edad de piedra, Paleolítico, nace un orden fundado en principios que se
concretó en la ley del Talión, la cual, al no permitir hacerle al ofensor mayor mal que el que había
causado, constituye un avance en las instituciones represivas. De esta ley se desconoce el lugar y
tiempo exacto de su nacimiento.

La ley del Talión reza así: “Alma por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por
pie, quemadura por quemadura, llaga por llaga, cardenal por cardenal” esto es, “tal pena cual
delito” que es lo que significa la palabra “Talión”.

Esta ley se encontraba escrita en el código Hammurabi, 1927 a 2000 años antes de Cristo y con
mayor desarrollo y perfección en algunas legislaciones antiguas, tales como la hebrea, la griega y
la romana.

La aplicación de ésta ley creó grandes conflictos, ya que no siempre era posible hacer cumplir al
reo tal pena cual delito, en algunos delitos de lasciva, contra la propiedad o contra la honestidad, o
en circunstancias especiales, como la de que el agresor le cortara un brazo a un manco o sacara un
ojo a un tuerto.

La Composición

La composición nace con el fin de evitar inconvenientes surgidos por la aplicación del Talión.
Mediante ésta se buscaba reparar el daño con una suma de dinero negociable, como precio de la
sangre. Con esta ley el agresor estaba obligado por ley a reparar los daños por medio de recursos
monetarios y el agredido estaba en obligación de aceptar la indemnización, con el fin de renunciar
a la venganza.

Esta transformación de la pena en una reparación pecuniaria y privada, fue la fuente de los delitos
privados que existían en muchas legislaciones, como la romana y más tarde los pueblos
germánicos.

La venganza privada desaparece poco a poco, bajo las influencias de las ideas de la Iglesia, al
derecho de asilo, a la tregua de Dios y a un mayor y creciente poder público el cual brindaba
mejores garantías al individuo; asegurando por medio de la defensa pública la defensa de la
sociedad y se encargó de satisfacer los deseos de venganza de los ofendidos.

Período Teológico-Político De La Venganza Divina, Pública y De La Intimidación

La autoridad pública toma para sí el encargo de sancionar las ofensas al derecho; pero ya éstas no
la son solamente contra la víctima de la infracción, sino que como esa autoridad se presentaba con
calidad de representante de la divinidad, se las estimaba dirigidas contra ella, es por eso que los
actos menos graves eran considerados como turbadores del orden público y religioso y como tales
castigados con penas rigurosas, con suplicios desatinados a apaciguar la divinidad o la autoridad
ofendida. Se colmaba no sólo de dolor y sufrimiento al ofensor, sino de terror a los que en el
futuro intentaran faltar al derecho.
Se castigaba con muerte por medio del fuego la blasfemia, el ateísmo, la herejía, el sacrilegio; la
brujería y la posesión demoniaca. La penalidad europea desde la antigüedad hasta fines del siglo
XVIII se basaba en la idea de la venganza social y de la intimación.

En este período es notoria la concepción mágica y divina de los fenómenos naturales y de la vida
en general.

Siglo XVIII. Época De Luces Y El Derecho Penal

El Derecho Penal hasta el siglo XVIII se caracterizaba por su crueldad. De aquí para adelante trata
de adaptarse a la realidad social y política.

En la Ilustración los fenómenos naturales se explican en base a la  razón y bajo las Leyes de La
Causalidad, separándose de los  dogmas  religiosos. Influye en la separación del Estado y la Iglesia
Católica.

En el Derecho Penal se delimita entre el hombre y la sociedad. El límite del Estado es el Derecho, el
límite del individuo, el derecho de los demás. Esta época de Humanismo sólo acepta como guía el
conocimiento basado en la razón y asienta en el campo jurídico los Principios como: la igualdad de
las personas ante la ley, el Principio de Legalidad.
En esta época del humanismo también  surgen la Garantías Procesales. El procesado debe ser
juzgado por juez competente y se presume su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad
(CPE, 16; CPP, 3). Garantías Penales, no hay pena sin ley previa que lo sancione, es el respeto a el
Principio de Legalidad Penal. Se suprime también las torturas. Se establece la guillotina para la
pena capital sin dolor.
Beccaria, Cesar de Bonezana, marques de la Brede y de Beccaria nace en Milán, Italia el año 1735.
Conmociona con su Del Delicti e Delle Pene (De Los Delitos y de las Penas) publicado en 1764,
donde establece: 1) El jus puniendi se origina en la cesión de una parte de la libertad del individuo
para gozar del resto. 2) Sólo el Poder Legislativo como representante de la sociedad puede definir
delitos y penas. Propone el respeto al Principio de Legalidad y la División de Poderes. 3) Las leyes
deben ser claras y sencillas. 4) El individuo debe ser juzgado por tribunal imparcial. 5) Garantías
Procesales y las Garantías Penales. 6) La responsabilidad penal debe medirse por el daño causado
a la sociedad y no por la intención del autor. 7) Debe desaparecer el Arbitrio Judicial sin marco
legal. El juez no debe decidir que ley aplicar. 8) La pena debe ser proporcional al delito cometido.
Debe desaparecer la pena capital porque el hombre al ceder un poco de su libertad al Estado no
puede autorizar que en algún momento cuando cometiere algún delito puedan matarlo. 9) El fin
de la pena es la prevención, de cometerlo y de imitarlo, por eso se descarta la venganza como
pena. 10) Las penas  deben ser para mantener el orden social. 11) Concilia  el humanismo con el
utilitarismo. 

La Revolución Francesa Y El Derecho Penal Liberal

Los principios liberales de la Revolución Francesa (Igualdad de las personas ante la ley, el Principio
de Legalidad, Garantías Procesales y la supresión de las torturas) reforma el Código Penal Francés
de 1810 (vigente desde el 1° de enero de 1811) basado en los principios utilitaristas de  Jeremy
Bentham, que mide la pena por el peligro y no por la moralidad del acto, aunque en ciertos casos
surge la idea de la moralidad. Este código quiere lograr la defensa social por el contenido
intimidatorio de la pena, por lo que tiende a afligir al culpable. La idea de enmienda esta ausente.
El Código Penal Francés establece:
Igualdad ante la ley. Desaparece El Principio de Juzgado. Es decir cada clase social tenía un
tribunal diferente que lo juzgaba. 2) El Principio de Legalidad del Delito. Es decir no existe delito
sin ley positiva previa que lo defina. 3) El Principio de Legalidad Penal. Es decir no hay pena sin ley
positiva previa que sancione el delito. 4)  Elimina el Arbitrio Judicial sin marco legal y la tortura del
procedimiento. 5) La pena capital sin dolor (uso de la guillotina). 6) Mide la pena por la
peligrosidad y no por la moralidad del acto. 7)  Influye al Código español de 1822.

En este derecho no existía ninguna codificación y las influencias más notables fueron sacadas del
derecho penal romano, del derecho penal germánico y del derecho penal canónico, donde
perduraban la venganza pública, la arbitrariedad del as penas, así como las incuminaciones de lesa
majestad divina y de lesa majestad humana, siendo impersonales las penas con una desigualdad
en su aplicación. Estas penas trataban de intimidar y de dar ejemplo. En cuanto al procedimiento,
era secreto y no contradictorio.

Derecho Penal Revolucionario:

La filosofía penal liberal nace revolucionariamente en el siglo XVIII, su acento fue primero crítico y
buscaba destruir lo ya establecido. Beccaría, Howard y Marat, más que edificar un derecho penal y
carcelario nuevo, censuran lo existente, procuran lo ya caduco.

La Revolución Francesa favoreció de manera decisiva el movimiento de reforma penal. La nueva


Francia inspiró con El Contrato Social de Rousseau y en la Enciclopedia sus códigos penales: el de
25 de Septiembre de 1791; el de Brumario del año IV; y el de 1810, siendo este ultimo el que
inspirara la codificación penal de Europa.

El Derecho Penal Y Procesal Griego :

En la época antigua correspondiente a la de los griegos, y con la aparición de las ciudades estado,
se empieza a diferenciar al proceso civil del penal y a determinar algunas características del
derecho penal y también del derecho procesal que aún se mantenían unidas:

Los ciudadanos tomaban parte del proceso penal. 2) El proceso penal era de carácter oral. 3)El
proceso penal era público. 4) Se distinguían los delitos públicos y privados. 5) La acusación de los
delitos públicos correspondía a todos los ciudadanos. 6) La acusación de los delitos privados
correspondía al ofendido o sus parientes. 7)La tortura era un medio ordinario de prueba.

El Derecho Penal Y Procesal Romano


1)Distinción entre el derecho penal público del privado; el primero estaba reservado al pater
familias en razón al amplio concepto de patria potestad y el segundo al cognitio que se hacía ante
un magistrado con un trámite previo ante él. 2) La sentencia podía ser objeto de apelación ante los
comicios centuriados. 3) En el derecho penal público, el juez actuaba de oficio y con amplios
poderes, representando a la comunidad sin que estuviera reglamentado el procedimiento.
Cabe destacar que en el último siglo de la República surgió la Accusattio, por no ofrecer la cognitio
suficientes garantías, especialmente para las mujeres y los no ciudadanos, y que se caracterizó
por:
1)El juicio era presidido por un pretor. 2) Intervenían en el proceso un jurado. 3) El procedimiento
era acusatorio. 4) Las partes podían defenderse solas o por medio de advocatus. 5) El jurado
votaba absolviendo, condenando o en blanco. 6) El magistrado imponía la pena. 7) Aparecen las
primeras garantías para el acusado como las de ser oído, la publicidad y la posibilidad de ser
defendido por terceras personas. 8) Las sentencias eran orales.

Durante el Imperio tuvo las siguientes características: 1) El procedimiento pasa a ser inquisitivo y
secreto. 2) Se podía aplicar el tormento al acusado. 3 )Los poderes del juez eran cada vez mayores
e invadieron a los del acusador privado y aún a los testigos.
El Derecho Penal Y Procesal Germano

Las principales características de esta etapa fueron: 1) La divinidad designaba al que debía
considerase culpable.2) Se utilizan medios de tortura como el agua hirviente, el hierro, el fuego,
etc. hasta el siglo XVI. 3) Poco a poco se procedió de oficio aun con aquellos delitos que afectaban
únicamente a algunos particulares y que en principio sólo podían perseguirse a instancia privada.
4) El procedimiento acusatorio se vincula a la venganza privada y es formalista, pública y oral. 5) Se
admitía la compensación.

El Derecho Penal Y Procesal Español

Entre sus características predominantes destacan: 1) La instrucción era secreta. 2) Juicio oral e
instancia única. 3) No había publicidad. 4) El acusado podía evitar el tormento mediante el
juramento. 5) No había juicios de Dios. 6) El procedimiento es acusatorio durante la reconquista e
inquisitorio en el derecho de influencia musulmán.

El Derecho Penal y Procesal Eclesiástico

Se caracterizó por el sistema inquisitivo. Sus características fueron: 1)Se impuso


la independencia del juez. 2) Se establece la acusación de oficio. 3) Se encomendó la tarea de
acusar de oficio a un funcionario especial denominado promotor. 4) Se substituye la acción del
ofendido y de sus familiares por el promotor. 5) Se limita la actividad del ofendido y de sus
familiares a un determinado número de delitos.
1.2.1. El Derecho Penal Esclavista

  Habiéndose formado en una sociedad de igualdad y conociendo exclusivamente el poder


basado en la autoridad moral, no servía en absoluto para la sociedad dividida en explotados y
explotadores. En tales condiciones y para consolidar la posición dominante de la élite pudiente de
la sociedad, defender sus privilegios y mantener sometidos a esclavos y explotados, surge el
Estado, emergido de la sociedad gradualmente, en virtud, de su división en clases antagónicas.
"Apareció en efecto este estado, el Estado Esclavista, un aparato que ponía el poder en manos de
los esclavistas y les permitía mantener en sujeción a los esclavos. La sociedad y el Estado eran
entonces mucho más reducidos que en la actualidad y poseían un medio de vinculación
incomparablemente más rudimentario; aún no existían los modernos medios de comunicación.
Las montañas, los ríos y los mares constituían obstáculos incomparablemente mayores que hoy y
la formación del Estado veíase circunscrita dentro de fronteras geográficas mucho más estrechas.
Un aparato estatal técnicamente imperfecto servía a un Estado encerrado dentro de fronteras
relativamente estrechas y con una esfera de acción limitada. Pero era, de cualquier modo, un
aparato, que obligaba a los esclavos a permanecer en esclavitud, que mantenía a una parte de la
sociedad so juzgada y oprimida por la otra. Sería imposible obligar a la mayor parte de la sociedad
a trabajar en forma sistemática para la otra (la minoría) si no se dispusiera de un aparato
permanente de coerción. Mientras no existieron las clases sociales no se conocía semejante
aparato. Al aparecer las clases, siempre y donde quiera que esta división crecía y se afirmaba,
aparecía también esa institución especial que es el Estado.
Teniendo ya un breve panorama de lo que básicamente era la sociedad esclavista y el Estado
esclavista, podemos ubicar al Derecho del Tipo Esclavista
Podemos comenzar diciendo, que confirmaba la explotación y la falta de derechos de los esclavos;
su esencia consistía en que expresaba la voluntad de los poseedores de los medios de producción,
de los esclavistas erigida en LEY. Se caracteriza fundamentalmente por su manifiesta orientación
clasista y al declarar que los esclavos cosas son (serví res sunt) los excluye como sujetos suyos y los
relega a la categoría de cosa, de objeto de su actividad. El esclavo es de esta manera objeto y no
persona se le trataba como un instrumento de trabajo parlante.
Considerado como objeto, cosa, el esclavo, por ser el elemento decisivo en el proceso de la
producción y constituir la principal fuerza productiva de la sociedad esclavista, no era una simple
cosa, sino una cosa de gran valor para un dueño. Además, y siendo propietario del esclavo, su
dueño gozaba de su goce, uso y disfrute, es decir, podía usarlo en cualquier faena o capricho,
venderlo o hasta matarlo. Desde el punto de vista laboral, el esclavo estaba obligado a trabajar
para su dueño -que disponía a su antojo del producto excedente o plus producto creado por el
duro esfuerzo físico de sus esclavos, además de satisfacer las necesidades personales de sus
señores, a cambio únicamente de lo mínimo indispensable para existir y para mantener la fuerza
de trabajo. Desde el punto de vista mercantil, el propietario podía obtener ganancia en el mercado
de esclavos si se dedicaba a la compra y venta de ellos y al propietario le protegía la norma penal
en caso de que otro quisiera robarle su esclavo.
El contenido de clase del Derecho esclavista se manifiesta de modo distinto en los diversos
Estados, dependiendo de las condiciones socio económicas e históricas; señalemos que para el
caso en el Derecho antiguo de la India, junto a la división de los hombres en libres y esclavos, tenía
gran importancia el sistema de castas sociales.
La venganza de sangre, la ley del talión, la violencia directa con el culpable en el lugar del delito y
muchas más formas arcaicas de regulación de las relaciones sociales, le eran inherentes al Derecho
Esclavista que conservó largo tiempo las huellas de la vida gentilicio tribal: constituían un sistema
de normas caracterizadas de un lado, por la sencillez de las prohibiciones y mandatos, y por otro,
por el exceso de rigurosidad en caso de violación: la pena capital, la mutilación, el azote público y
demás penas infamantes.
El Derecho Esclavista, como primer tipo del Derecho explotador, tiene sus propias fuentes y
procedimientos de legalización de las normas jurídicas. La costumbre jurídica constituye la fuente
más antigua del Derecho y fue en esta forma en la que se refrendaron por primera vez los
principios del Derecho Esclavista. Al crecer la complejidad de la Sociedad Clasista, y acelerarse el
ritmo del desarrollo social, cobran difusión en los Estados Esclavistas las fuentes escritas del
Derecho. Las Leyes, emanadas directamente del poder del Estado (ejemplos de ellas tenemos las
decisiones normativas generales en Atenas, los actos del poder monárquico en el Imperio
Romano, etc.). Las decisiones judiciales constituyeron también fuente del Derecho Esclavista,
dictaminadas en relación a casos o situaciones concretas, adquirían a menudo carácter de regla de
conducta reconocida por el conglomerado. Las tesis doctrinales científicas formuladas por
determinados juristas, característico de la Antigua Roma en donde los hombres más destacados
del Derecho estaban facultados para brindar consultas (Jus Respondendi), que tenía carácter
obligatorio.
1.2.2.  El Derecho Penal Feudalista.
A fines del primer milenio de nuestra era, la esclavitud va transformándose en freno del desarrollo
económico y llega a la decadencia, dando paso a las formas feudales de explotación. El modo de
producción feudal vino a reemplazar al esclavismo. En aquellos países donde, a causa de su
evolución, el feudalismo sustituyó al régimen de la comunidad primitiva. Sin embargo, las
principales características económicas de este proceso fueron en general; la creación de la gran
propiedad territorial y la transformación de los productores en siervos, dependientes de los
señores feudales.

El Estado Feudal es la dictadura de los grandes terratenientes hacendados, llamada a explotar y


reprimir a la enorme masa del campesinado trabajador; además de garantizar el funcionamiento
del sistema feudal de explotación, es parte del mismo, ya que "En estas condiciones solo la
coacción económica, cualquiera que sea la forma que revista, puede arrancar a estos productores
el trabajo sobrante para el terrateniente nominal" sostenía Marx. La estructura de la propiedad
agraria feudal determinaba la organización política de la sociedad feudal; pero como las formas
concretas de la propiedad feudal son muy variadas (la gran propiedad agraria, la pequeña
propiedad agraria o la propiedad estatal de la tierra), la organización política de la clase de los
feudales y en consecuencia también el contenido de clase del Estado Feudal, son muy diversos en
las distintas etapas de su desenvolvimiento en los diferentes países.

Por otra parte, la esencia opresora, de clase del Estado Feudal se manifiesta no solo en el respaldo
del dominio socio económico y político de los propietarios feudales de tierras, sino también en que
se les dota de privilegios estamentales especiales con respecto al resto de la comunidad
(campesinos, comerciantes, artesanos, etc.). Organizados como clase dominante, los
terratenientes feudales detentaban todo el poder político y constituían la nobleza o estamento
más privilegiado de la sociedad; el segundo estamento lo constituía el clero, que también era
propietario de grandes extensiones de tierras; al pié de la escalera jerárquica feudal se hallaban
los siervos, dependientes de los señores y explotados por ellos, formando un estamento privado
de todo derecho político y a quienes los señores podían venderlos o cambiarlos someterlos a
castigos corporales, etc. Así, manteniendo esta escalera jerárquica feudal, cerrada, el Estado
Feudal favorecía la conservación de las formas estancadas de la vida social.

Legalizar y garantizar el derecho de propiedad agraria feudal era la función social del Derecho
Feudal y el carácter corporativo estamental, su rasgo mas distintivo. Sólo los representantes de la
clases dominante, es decir, del estamento feudal privilegiado podían ser sujetos de propiedad
agraria; los campesinos gozaban únicamente del derecho de usufructuar la tierra y de poseerla.

Por otra parte, al Derecho Feudal le era inherente asimismo la división del derecho de propiedad:
respaldaba la estructura jerárquica de la propiedad feudal agraria, regulaba las relaciones agrarias
y demás relaciones, de ellas derivadas entre los feudales. A vía de ejemplo podemos mencionar el
carácter estrictamente económico que tenía el matrimonio y las capitulaciones matrimoniales,
sancionadas por el Derecho Feudal.

El Derecho Feudal estaba dirigido especialmente a la protección de la propiedad feudal-


considerada sagrada- y de las relaciones ligadas a ella; al desempeña papel activo en el ejercicio de
la función protectora y política del Estado Feudal, el Derecho ponía a disposición de la clase
dominante toda una gama de medios punitivos (desde torturas corporales y morales hasta
muertes impregnadas de crueldad y sadismo), que el señor feudal podía a su antojo aplicar cuando
considerara que un campesino atentaba contra el régimen jurídico feudal.

Penetrado por el culto a la fuerza, el Derecho Feudal reputaba acto legítimo la violencia en las
relaciones entre los propios feudales y respecto a los campesinos y la población urbana, recayendo
sobre éstos últimos todo el peso de esa fuerza al darle juridicidad a las represiones durante sus
insurrecciones.

El Derecho Feudal se amparaba bajo la religión, impresionando con un supuesto carácter "divino y
extraterreno ("Puesto que un Dios personal gobierna al mundo, el derecho se considera fundado
sobre la voluntad y sobre la sabiduría divina...". Giorgio Del Vecchio, Filosofía del Derecho). Surge
así, paralelamente al Derecho creado por los órganos estatales, el Derecho Canónico, el Derecho
de la Iglesia, cuya aplicación en el marco jurídico de todo el país feudal los sancionaba el poder del
Estado.

Concluyendo con este semblante del Derecho Feudal, diremos que la fuente jurídica más antigua
de este Derecho, la costumbre, el desarrollarse la sociedad feudal desempeño un papel
importante en virtud de que su estabilidad y relativa precisión se le podía contraponer a la ley del
más fuerte (utilizada comúnmente en esta sociedad que rindió culto a la violencia), garantizando
el equilibrio de las relaciones sociales, necesario para la misma producción feudal. Una fuente
específica del Derecho Feudal fue el Convenio, que regulaba las relaciones entre los
representantes de la clase dominante (las relaciones entre vasallo y señor), que contenía
postulados con carácter normativo, no solo para los contratantes sino también para sus
dependientes. La legislación se fue convirtiendo gradualmente en fuente importante del Derecho
Feudal y tomó los aspectos más variados, según la forma del Estado Feudal y las condiciones
históricas del desarrollo de cada país. Opiniones y obras de juristas, en algunos países feudales
constituyeron también fuente del Derecho Feudal.

1.2.3. Derecho Penal de tipo Burgués


El Estado Burgués, protege por todos los medios a su alcance la propiedad privada capitalista,
favoreciendo con ello la formación de un abismo insalvable y profundísimo entre el capital y el
trabajo, basado en la desigualdad social y económica, al concentrar colosales riquezas por un lado
y miserias y privaciones por el otro. Y por si esto fuera poco, en virtud de toda una serie de
limitaciones y procedimientos jurídicos (elecciones, etc.), las masas de trabajadores son separados
de la participación efectiva en la vida política de sus respectivos países que les impiden gozar de
los Derechos y Libertades proclamados en sus Constituciones.

Ante este esquema estatal, en el aspecto cronológico el Derecho del tipo burgués, se afianza en
los siglos XVII y XVIII. A partir de las Revoluciones Burguesas, especialmente de la Francesa, el
Derecho feudal de paso al Derecho Burgués, que representa ante aquel una fase más alta en la
historia de la sociedad humana, suprimiendo las restricciones medievales en la esfera de la
producción y el comercio y abriendo nuevas perspectivas para el rápido crecimiento de las fuerzas
productivas.

Este Derecho Burgués, que se había formado merced a las Revoluciones Burguesas era clasista y
reflejaba los intereses de los capitalistas (aún cuando en su superficie pretendiera personificar el
"interés común"): "...Vuestro Derecho no es más que la voluntad de vuestra clase erigida en ley;
voluntad cuyo contenido está determinado por las condiciones de existencia de vuestra clase",
decían Marx y Engels a la clase de la burguesía. Era una continuación directa e inmediata de los
anteriores sistemas de Derecho, el esclavista y el feudal, ya que también se basaban en la
propiedad privada de los medios de producción, en la desigualdad clasista y la opresión de las
masas del pueblo de las masas del pueblo.

Al crear un nuevo orden jurídico, la burguesía conservó principio e Institutos del Derecho, formas y
métodos de organización y regulación jurídica utilizados desde hacía mucho tiempo con eficacia
por los explotadores, negando de tal manera del Derecho Feudal lo que estaba en contraposición
con sus principios económicos y políticos y concepciones ideológicas. Así, dependió en gran
medida de las condiciones históricas concretas del desenvolvimiento de los distintos países y del
carácter de las Revoluciones Burguesas el que se mantuviera por mucho tiempo penetrado el
Derecho Burgués, en mayor o menor medida, del espíritu de lo caduco, por elementos del sistema
jurídico feudal: en los países en los cuales la burguesía para tomar el poder político aceptó
compromisos con los aristócratas feudales, como sucedió en la Inglaterra de los siglos XVII al XIX y
en los países latinoamericanos, para el caso, conservaron durante mayor tiempo formas jurídicas
feudales; mientras que en los países en donde el conflicto entre los capitalistas y los feudales era
más acentuado, y en que las masas trabajadores tuvieron mayor participación durante la
revolución, como fue el cado de la gran Revolución Burguesa de Francia.

Como vemos, la apariencia de este Derecho Burgués es la de un derecho dirigido al interés común,
que pretende la Universalidad y la Humanidad General, que todos los hombres se encuentran en
un mismo plano ante el, pudiendo inclusive éstos resistirse ante la opresión (recordemos el Art. 2
de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano). Pero ante esta sutiliza, ante este
ropaje humanitario, ante esta envoltura del "interés común", el derecho burgués en sus entrañas
lo que en realidad hizo fue refrendar la situación dominante de la clase de los capitalistas en todas
y cada una de las esferas de la sociedad, y sancionó la libertad ilimitada de explotación del trabajo
asalariado: basta recordar para ello, que al incorporar la relación de trabajo existente entre el
capitalismo y el obrero al Derecho Civil, permitió, que con base al postulado económico de la ley
de la oferta y la demanda, el capitalismo pudiera contratar al trabajador con salarios míseros y
éste obligado por la miseria "aceptar libremente" y ser objeto de una explotación sutil y
organizada (jornada de trabajo ilimitada, trabajo ininterrumpido sin descanso, y demás
condiciones de explotación), en vista de la "libertad a que cada hombre tiene derecho, según uno
de los principios declarados por el nuevo orden jurídico (el burgués).

De tal forma, que para la concepción del Derecho Burgués, la libertad era únicamente y en
definitiva, "la expresión jurídica de las condiciones de la producción capitalista, que necesitaba de
la presencia de partes formalmente iguales: el empresario, el propietario de los medios de
producción dedicados al trabajo, por un lado, y el obrero, el obligado por la necesidad a vender su
fuerza de trabajo al empresario a cambio de un salario.
Y, la libertad individual interpretada por el burgués en el Art. 4 de la Declaración de 1789, como
posibilidad abstracta de "hacer todo lo que no cause daño a otro", significaba ante todo libertad
de empresa, libertad de acumulación de capital, libertad ilimitada como ya lo habíamos
expresado, no importando el medio para la acumulación. Porque, el orden jurídico burgués,
sustentado sobre la base de un individualismo manifiesto, contribuyó a que el obrero, -la parte
económicamente débil del convenio de la producción capitalista- cayera bajo el poder del
propietario de los medios de producción, -el capitalista, el poderoso económicamente- y éste le
dictara sus propias condiciones, sus propias reglas en su propio provecho. Y, el Derecho Burgués
férreo defensor de los intereses de los capitalistas, dio a la inmutabilidad del convenio la categoría
de uno de sus postulados ("Los convenios legalmente formalizados tienen efecto de ley para
quienes lo han concertado", rezaba el Art. 1134 del Código Civil de Napoleón de 1804), ya que en
el capitalismo el convenio es la forma jurídica de la explotación de los trabajadores.

Remontándonos al triunfo de las Revoluciones burguesas, encontramos que la autoridad de la Ley


crece y se convierte en la principal fuente del Derecho, teniendo su razón de ser en que la
burguesía victoriosa necesitaba de un instrumento cómodo y seguro para la creación del nuevo
orden jurídico nacional único, de contenido burgués, y garantizar la legalidad burguesa frente al
despotismo y la arbitrariedad feudales; interpretan la Ley como la manifestación de la "voluntad
común" y crean ilusiones acerca del carácter general -de todo el pueblo- de la Ley y el Derecho.

En varios países se formaron construcciones Jurídico-Políticas especiales que reconocían la


supremacía de la Ley entre las demás fuentes del Derecho. La Ley se consideraba el acto del poder
supremo facultado del Derecho a establecer normas que tienen fuerza jurídica superior. En las
Repúblicas burguesas el derecho a promulgar leyes se reservaba al Parlamento; en las monarquías
constitucionales dualísticas, la Ley partía del rey y el parlamento.

En el Derecho Burgués de Inglaterra y en los países que siguieron ese sistema, no se suprimió el
viejo Derecho Feudal, sino que se llenó con un contenido nuevo. El precedente judicial y junto con
él tradicional sistema de precedentes judiciales agrupados por el Derecho General y el Derecho de
justicia conservaron su calidad de fuente del Derecho; desde un punto de vista formal se colocaba
al mismo nivel que la Ley, lo que dió origen a la teoría de la supremacía de la Ley. Pero ésta
(Estatuto), a medida en que se afirman las relaciones capitalistas y se agravan las contradicciones
sociales, al tomar la burguesía medidas urgentes, va dejando detrás el lento Derecho General.

Así, se constituyeron los dos grupos principales de sistemas nacionales de derecho burgués: El
Continental, influenciado por el Derecho Burgués Francés, que reconoce solo las fuentes
legislativas (escritas), que conllevó la posterior codificación del Derecho, a partir de la codificación
del Derecho Francés verificada por el Gobierno de Napoleón Bonaparte entre 1804 y 1810, basado
en el Derecho Romano y dividido en Derecho Público y Privado; y el sistema anglosajón,
influenciado del Derecho Burgués de Inglaterra, en el que son la Ley y paralelamente a ella el
Derecho de precedente los que actúan en calidad de fuente. Creemos que esta distinción tiene su
razón de ser en que tanto Francia como Inglaterra en el siglo XIX eran los Estados Capitalistas más
adelantados, ricos e influyentes además de ser las mayores potencias capitalistas; la burguesía
monopolista exportaba su Derecho, junto con sus ideas, mercancías y capitales para implantarlo
en sus colonias, protectorados y países que dependían de capital extranjero.
1.3. Crítica a la definición Derecho Penal Venezolano vigente y la actividad sancionatoria de
la administración

En Venezuela Procuran consolidar el respeto de la dignidad humana de la persona en


sociedad; así la ley penal siguiendo lo establecido por el artículo 43 de la Constitución , como
Estado de Derecho, impone el postulado de un sometimiento de la potestad punitiva del Estado, al
Derecho, dando lugar a los límites derivados del principio de legalidad, como Estado Social,
legitima la función de prevención en la medida que sean necesario para la protección de la
sociedad – principio de intervención mínima, y como Estado Democrático, está al servicio de todos
los ciudadanos – principio de humanidad, culpabilidad.

En Venezuela, actualmente la discusión de la reforma al código penal constituye una especial


connotación; sobre todo, por los altos índices de delitos violentos que se vienen cometiendo en
los últimos años, hasta la incursión de nuevas formas de conductas que afectan bienes jurídicos
protegidos que aún, no están tipificado en el Código Penal como hecho punible, lo cual hace
imposible la lucha eficaz contra está nueva forma de criminalidad y su correspondiente
penalización. El análisis de los principios rectores del derecho penal, para legislar sobre la
criminalización y penalización de nuevas conductas, que deben tener como norte principios
fundamentales. El derecho penal mínimo y la protección del bien jurídico, deben estar dentro de la
esfera de protección de un Estado Democrático, Social y de Derecho, regido alrededor de
principios y garantías. La nueva forma de criminalidad y su desbordamiento ha creado una matriz
de información en torno a los cambios del Código Penal para frenar la delincuencia, y que estos
cambios configuran el núcleo central de este estudio acerca del fundamento del derecho de
castigar por parte del Estado

Cabanella (1979) define a la Defensa Social como “aquella que surgió en el siglo XIX, con amplio
impulso renovador, en cuanto al fundamento y fin de la facultad punitiva del Estado, se inspira en
el sentimiento social de condenación del delito, y con miras de aplacarlo”. La base doctrinal se
encuentra en la Escuela Positiva italiana de Derecho Penal. Sus finalidades consisten en preservar
a la sociedad del peligro representado por el criminal, satisfacer al perjudicado, evitar la venganza
y proteger la legitima libertad colectiva.

En este orden de ideas, la Justificación del derecho penal, está concebido en dos aspecto uno
objetivo y uno subjetivo, en el sentido subjetivo, el derecho, es sinónimo de facultad o ejercicio del
derecho y todos esos derechos forma el patrimonio donde en entran los derechos penales, así el
individuo tiene derechos civiles políticos, pero también tiene derechos penales, ese patrimonio de
derechos comprende los derechos penales, no lo ejercemos sólo en virtud de la cesión ficticia que
de ellos hacemos a la persona jurídica del Estado, razón derivada del concepto mismo del derecho
que es principio de orden o elemento orgánico de las sociedades. El patrimonio jurídico de los
derechos penales, para cederlos al Estado, quien ejerciéndolos, defiende la sociedad de los
ataques nocivos del derecho que tiene el Estado para imponer castigos a los infractores de la ley,
de allí, el poder que tiene el Estado para castigar, deriva del jus Puniendi, el poder de castigar, es
decir, la facultad del Estado para definir los delitos establecer sanciones y aplicarlas, poder que
deriva de la sujeción política del individuo al Estado (Status subjetionis), por el cual considera a
éste como sujeto del derecho de castigar, y al individuo, como sujeto de la pena, o de las medidas
de seguridad. Estas teorías fueron desarrolladas en Alemania por Binding, y elaborada en Italia por
Rocco, que se funda en relaciones jurídicas entre el delincuente y el Estado (Mendoza, 1986).
La justificación del Estado, como la personificación jurídica de la sociedad, está en la ineludible
obligación de defender al conjunto de ciudadanos que representa del ataque nocivo del hecho
punible, es por ello que la acción defensiva se manifiesta mediante la sanción de reglas de carácter
advertidos, previsivos y punitivo, que orienta el papel y la relación del Estado con el individuo que
solo puede ser aceptada por quienes consideran al Estado como fuente única de derechos, que
reconoce que el individuo posee derechos penales individuales, tales derechos no son de carácter
privado sino de derecho público. La Constitución Bolivariana de Venezuela, consagra un articulado
que puntualiza los derechos fundamentales de la persona, donde estos derechos pasaron a forma
parte de manera estrechamente relacionada con los principios fundamentales de nuestro sistema
democrático, al incorporar el respeto irrestricto de los derechos humanos, como Principios
fundamentales, de nuestra constitución de 1999, donde Venezuela se constituye en un Estado
democrático y social de derecho y de justicia que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad,
la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la
ética y el pluralismo político. Es por ello, que a partir del Artículo 44, y siguientes de la
Constitución. Se inicia Así: “El derecho a la vida es inviolable. .../..” el derecho a la libertad
personal, es inviolable, en consecuencia, ninguna persona puede ser arrestada o detenida sino en
virtud de una orden judicial, a, menos que sea sorprendida infraganti. En este caso será llevada a
la autoridad judicial, en un tiempo no mayor de cuarenta y ocho (48) horas a partir del momento
de la detención... se puntualiza de manera precisa, los derechos de carácter penal de toda persona
humanan dentro del territorio nacional. Así mismo, el Código Orgánico Procesal Penal, establece
en su Artículo 373, la Página 4 capitulo (32-1)completa excepción a la detención, estableciendo
para los delitos de flagrancia, la tramitación mediante el procedimiento abreviado, previsto en
el artículo 272 del referido Código. Es decir, la presentación para la comisión de esta clase de
delitos flagrantes, se ha previsto que “el aprehensor dentro de las 12 horas siguientes a la
detención, podrá al aprehendido a disposición del Ministerio Público, quien dentro de las (36)
treinta y seis horas, siguientes lo presentará ante el juez de control a quien expondrá cómo se
produjo la aprehensión y según sea el caso solicitará la aplicación del procedimiento ordinario, u
abreviado y la imposición de una medida de coerción personal, o solicitará la libertad del
aprehendido. En este último caso, sin perjuicio del ejercicio de las acciones a que hubiere lugar. El
Juez de Control decidirá sobre la solicitud fiscal dentro de las cuarenta y ocho (48) horas,
siguientes desde que sea puesto el aprehendido a su disposición”.

Es por ello, que el fundamento del derecho a castigar por parte del Estado, para el totalitarismo es
la concepción llamada técnico jurídica, que no es otra cosa que un nuevo intento de superar la
antigua y cansada discusión de sí el Estado tiene o no derecho de castigar, sea cual fuere el
sistema político que se adopte la sanción por la trasgresión de los preceptos es una función del
Estado, que la ejerce en virtud de su carácter regulador del orden jurídico. El derecho penal sólo se
diferencia del resto de derecho en general por su finalidad que es la sanción es decir, la pena.

Por otro lado, el autor, Jiménez de Asúa (1980) señala “cómo se castigaba los delitos en el Antiguo
Oriente, en la culta roma o en la sombría Edad Media hasta llegar a través de los Estados
nacionales, al derecho vigente, donde la barbarie contra la persona humana era visto norma para
estos tipos de gobierno”.

Actualmente predomina en la teoría del delito el análisis de éste según los parámetros de la
dogmática con su enfoque analítico y formal del delito. En el aspecto del perfil político de su
pensamiento mostrando su proyección actual, la realidad la anatomía jurídica que hacía del delito,
su gran edifico.
Carrara lideriza una línea del pensamiento demoliberal, con Cesar Becaria se había iniciado una
tendencia humanitaria en el derecho penal, como reacción y protesta contra los abusos del
absolutismo. Varios siglos han pasado, y todavía se polariza severamente sobre los principios
sobre los cuales se criticó, postuló y defendió Carrrara, en todo su pensamiento donde privaba
grandes preocupaciones como las siguientes:

Críticas de la pena de muerte y la tortura, que ambas postura sostienen, que no son medios
efectivos de lucha contra la criminalidad; como efectivamente lo es, ya que a través de muchas
investigaciones criminológicas se ha demostrado, que la pena de muerte, y los medios de tortura,
son medios, que han sido abolidos, y desaparecido de nuestro ordenamiento jurídico, donde se
postula la defensa de los derechos humanos, y la pena privativa de libertad, como única pena
principal, al autor de delito. La pena debe ser impuesta, a través del previo y debido proceso
penal, el cual debe ser sometido, de acuerdo a lo establecido en el sistema acusatorio y mediante
el procedimiento aplicable de conformidad con el Código Procesal Penal, que rige en Venezuela.

Actualmente, este sistema acusatorio está revestido de principios y garantías constitucionales y


procésales que son descritos tanto en la Constitución Bolivariana de Venezuela y en el Código
Orgánico Procesal Penal.

Por ello, las críticas a las penas arbitrarias y desproporcionadas, privando el principio de que la
pena debe ser proporcionada a la perturbación del derecho, o del bien jurídico protegido, pero sin
llegar a exageraciones, pues también hay límites impuestos por la justicia. Y en ese sentido,
Carrara, infiere que la humanización de los procedimientos, la critica a los procedimientos
dispendiosos y lentos, así como el traslado innecesario del procesado a tribunales lejanos de su
normal entorno, la falta de su familia, los mayores costos de la defensa, las penurias del traslado.
El autor también, defiende la igualdad de las partes, ante la Ley y critica la pretensión de los
acusadores públicos que aspiran a tener más ventajas o mejor derecho a ser oído o creídos dentro
del proceso por el solo hecho de su investidura. Postula la sanción procesal para los actos
violatorios de las normas rituales preestablecidas por la ley. Es decir, cuando el legislador
establece el procedimiento que debe servir de freno a los agentes de justicia y de garantías a las
libertades civiles, no debe contentarse con dar consejos, sino que deben impartir órdenes que den
la seguridad de ser cumplidas.

La manera y la forma como el poder de castigar lo ha ejercido el Estado a través de la historia y


muy especialmente en Venezuela, ha hecho que todos los sectores de la sociedad, se plantee la
necesidad de cambia o trasforma transforma el poder de castigar, exigiendo una reforma a fondo,
tal como se plantea en los actuales momento en la sociedad Venezolana que proclama una
reforma del código penal, en virtud, de que nuestro Código penal, pertenece al modelo italiano del
año de 1902, el cual ha sido, reformados en los años 1912, 1915, 1926, 1958, 1964 y la última
reforma de fecha 20 de octubre de 2000, publicada en la gaceta Oficial Nº 5.494. la cual fue
generada por la nueva Constitución Bolivariana de Venezuela, que incorpora nuevas figuras
delictivas como: La desaparición forzadas de personas, y la obligación que tiene el Estado a
investigar y sancionar legalmente los delitos contra los derechos humanos, cometidos por sus
autoridades, estableciendo así mismo, que las acciones para sancionar los delitos de lesa
humanidad, violaciones graves a los derechos humanos y los crimines de guerra son
imprescriptibles. Así mismo, la Constitución Bolivariana de Venezuela establece la
imprescriptibilidad de las acciones de los delitos contra los: Derechos Humanos, contra el
Patrimonio Público, y el Tráfico de Estupefacientes. Como se puede inferir, a partir de la aplicación
de esta constitución los delitos antes señalados no deben quedar impune y por lo tanto
legalmente y constitucionalmente está prohibida su prescripción. Esto se traduciría en la sociedad
actual más tranquilidad o la percepción que esos delitos serán perseguidos hasta lograr su
procesamiento ante la justicia penal. Página 8 capitulo (32-1) completa.

Pareciera que este cambio con relación a estos delitos la aplicación del poner punitivo es mayor
aun tomando en cuenta como a través de los medios de comunicación ciudadanos piden mayores
penas, mayor castigo, incluso algunas posturas políticas piden inclusive la pena de muerte.

La sociedad venezolana, solicita cambios en la norma sustantiva, es decir reformas a las normas
penales, donde la delincuencia pueda ser encarcelada por largo periodo de tiempo, inclusive que
sobre pase los 30 años, que establece como máximo de pena en nuestra Constitución y no quede
impune el castigo de los responsables de delito. En este sentido se ha observado situaciones
delicadas como linchamiento por parte de algunos sectores o grupos de la sociedad, que perciben
la ineficacia de la justicia y, por ende, decidir hacer justicias por sus propias manos, lo cual es de
suma preocupación. La “realidad”, es sumamente peligrosa, en virtud, de que se han armados
grupos de la sociedad civil, grupos de exterminio, como el caso del Estado Portuguesa y en el
Estado Zulia, apareció nuevamente de la figura del “vengador Anónimo”, que tiene la supuesta
creencia de exterminar a los delincuentes que no son procesados por el poder punitivo del Estado
de esta manera asumiendo el poder de castigar por sus propias manos, hasta ocasionar la muerte
de los presuntos culpables de delitos. Por ello, y sobre la base de estas ideas, es de observar, lo
peligroso de estas practica que están retrocediendo varios siglos, donde la justicia penal era
asumida por las tribus, tomado la justicia por sus propias manos, la venganza el ojo por ojo y diete
por diete. Es decir, a la sociedad de barbarie de la antigüedad, donde filósofos, pensadores del
derecho penal, dieron una gran batalla por lograr la humanización del derecho penal. Por supuesto
cada uno de ellos se ubica en una época y en espacio distinto es por ello que Cesar Becaría
“proclama que la justicia humana es cosa muy distinta de la justicia divina, que la justicia penal no
tiene nada que ver con la de Dios.

La justicia penal encuentra su fundamento en la utilidad común, en el interés general en el


bienestar del mayor número.

Tema II

1.4. El Derecho Penal en el Estado Democrático y Social del Derecho de Justicia


Los principios del Derecho penal son aquellas directrices de la doctrina que le han impuesto
barreras a la construcción del Derecho penal, de tal forma que éste no se extralimite y afecte
el Estado de Derecho.

 Los principios que deben regir el derecho penal deben estar en unas normas rectoras, que sean
reconocidas como principios rectores de nuestra legislación penal, por su fundamental sentido del
derecho penal, el cual debe esta guiado por normas rectoras y donde se encuentra preceptos
orientados en la legalidad, tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad, que poseen el doble carácter de
principios del derecho penal venezolano y elementos del concepto general e institucional de
delito. Los principios del derecho penal, actualmente se encuentran en la Constitución con
incidencias en el derecho penal, en este sentido la doctrina Constitucional y la ciencia del derecho,
establece que la constitución, es el instrumento legal fundamental del ordenamiento Jurídico, el
cual debe contener en su articulado un marco para la organización política y la estructura del
Estado. Así la inclusión de preceptos o normas constitucionales con relevancia en el derecho penal
se debe a que el Estado tiene que garantizar al ciudadano, por una parte, su libertad y otros bienes
jurídicos frente al ius puniendi estatal y a los eventuales excesos o extralimitaciones, que son
evitados a través de ese marco constitucional es decir, la auto limitación de la potestad punitiva; y
por otra parte, se ha de garantizar la efectiva concreción o aplicación de la misma y de la precitada
potestad puniendi o potestad punitiva estatal, para proteger ciertos intereses frente a intereses
ilícitos y para que el ciudadano no tenga que recurrir a hacerse justicia por si mismo contra el
delincuente, lo que es contraproducente e inadecuado conduciendo esta practica únicamente a
una especie de guerra civil, dejándose de tal manera la función de administrar justicia penal al
Estado, lo que supone una mayor efectividad, y mejor organización.

En un sistema penal deben gobernar principios, que sean la fuente y fundamento de aquello para
que sirva de guía en el conocimiento de la dogmática penal, es decir, en la interpretación del
derecho penal. Los principios, son el mejor punto de partida, de ninguna manera representan un
punto de llegada o estado terminal del conocimiento, derivar conocimiento, los principios deben
ser desarrollados y concretados, de tal modo que el conocimiento que se quede en ellos no-pasa
de la generalidad. En el campo jurídico, esto significa que han de ser puestos en relación de
sentido y armonía con las normas a que se refieren y a las que inspiran. El principio que no se
aplica no solo no sirve para nada, sino que en verdad no es principio de nada, es por ello que los
principios jurídicos penales, se funda en todo conocimiento y toda norma jurídico penal y de los
que, en consecuencia, no se puede separarse de la práctica o del ejercicio del derecho penal.

El máximo principio que consagra la legitimidad y legalidad del derecho penal es el aforismo del
nullum crimen, nula poena sine praevia lege. Así  “el principio de legalidad de los delitos y de las
penas es el supremo postulado político criminal del derecho penal moderno, su importancia se
observa en los Derechos del hombre y el ciudadano de 1789”. En los últimos años, la formulación
con la exigencia de una ley cierta, cuyo efecto es la prohibición de leyes penales imprecisas o
vagas, esto es, de los tipos indeterminados, que tanta incertidumbre siembra, y es precisamente
uno de los cambios que debe orientar el proceso de transformación de nuestro Código penal, y en
este sentido, los estudiosos y expertos en las materias deber tener suficientemente claro, cuales
son esas imprecisiones en la ley penal, que consecuencialmente se traduce en interpretaciones
que van en perjuicios del imputado. Por otra parte, es necesario establecer la duración a largo
plazo de la exigencia de que tanto los delitos como las penas estén determinados en la ley, lo que
le da el carácter de principio de reserva, con lo que se señala que solo el legislador, no el gobierno,
ni los jueces  pueden asumir esa tarea, la cual es competencia consagrada al congreso Nacional al
cual le corresponde legislar en las materias de la competencia nacional, así como, la formación de
las leyes. La ley, es el acto sancionado por el congreso como cuerpo legislador, de allí que solo,
está dado, la creación de normas de carácter penal al congreso.

En un Estado de derecho, el delito y la pena que regulase por la ley previa, estricta y cierta y
únicamente por ella y, desde este punto de vista, el principio de legalidad del derecho penal es
sólo una manifestación del imperio de la ley. En un Estado democrático esa ley no-solo debe ser
expresión de un cuerpo representativo (democracia formal), sino que ha de respetar los límites
formales y materiales establecidos en la Constitución y los tratados públicos y propiciar la creación
y fortalecimiento de las condiciones sociales para que puedan ser satisfechas las necesidades
básicas de todas las personas (democracia material), racionalizando los procesos macro sociales
que se opongan a esa meta (Estado social), pero respetando en todo caso la dignidad y autonomía
ética del individuo y protegiendo, incluso penalmente, sus bienes fundamentales y sus derechos
humanos Estado Liberal.
Precisamente el derecho penal esta destinado a proteger bienes y valores cuya protección se
considera imprescindible para la existencia de la sociedad. Por tanto, todo delito supone, por lo
menos, un peligro para un bien jurídico. El derecho penal debe escoger entre irracionalidades,
para impedir el paso del mayo contenido no puede admitir que a esa naturaleza no racional del
ejercicio del poder punitivo se agreguen una nota de máxima irracionalidad por la que se afecten
bienes de una persona en desproporción con el mal provocado. Lo que trae como consecuencia
que se jerarquicen las lesiones y establezcan un grado de mínima coherencia entre la magnitud de
penas a cada conflicto penal. A manera de reflexión se recomienda el análisis de los principios
analizados, más la consultar y la participación de todos los sectores que conforma la sociedad para
ser escuchados y observar su realidad para así poder reconocer e identificar las situaciones o
realidades que se pretenden penalizar, a través de las conductas que deben tipificarse para
adecuarlas más a los hechos punibles que aquejan a la sociedad. El desarrollo de este trabajo y el
análisis de los principios rectores del derecho penal, deberían ajustarse a las normas de carácter
penal del nuevo siglo el cual que se inicia, y debe orienta el derecho penal para así realizar los
cambios y trasformaciones en las materias que merece atención entre las cuales están las que se
consideran que deben ser atendidas: 1) Del principio de legalidad, 2) Del concurso aparente de
tipos penales, 3) Legítima defensa de terceros. 4) Estado de necesidad, 5) Trastorno mental
transitorio, 6) Culpabilidad, 7) Error,  Concurso ideal de delitos, 9) Tentativa, 10) Tiempo de
perpetración, 11) Posición de Garante, 12) Clases de penas, 13) Medidas de seguridad, 14)
Prescripción de la acción y de la pena. De todo lo antes expuesto, se considera que la parte
especial del Código penal, que se refiere a las diversas especies del delito, deberían tomarse
aspectos analizados en el presente a fin de que sean considerados, para una reforma del Código
Penal Venezolano, las cuales estarían básicamente centrada en el principio de la intervención
mínima. En definitiva, perspectiva político criminal significa determinación de los principios básicos
de un derecho penal democrático, dilucidación de su contenido, pero desafío político criminal
significa entender que todo principio es sólo un programa de acción y requiere por ello de
implementación en una realidad concreta, la nuestra Latinoamericana con el objeto de establecer
sino algo diferente al derecho penal como decía Roxin, por lo menos un Derecho penal más
humano, esto es únicamente de los hombres y para los hombres.   

Conclusiones.
Como resumen de esta evaluación crítica a la que hemos realizado, conviene tomar posición
respecto a los álgidos debates que en el seno de la doctrina jurídica y específicamente de la
Sociología del Derecho se producen, debido a la existencia de dos perspectivas extremas y
contrapuestas en relación con el uso del Derecho Penal, como parte del control social formal; nos
referimos a la variante abolicionista y a la variante de maximización del Derecho Penal.
La pretendida abolición del Sistema Penal, en la etapa actual de desarrollo de la sociedad, solo
garantizaría a nuestro juicio, una incontrolable anarquía social, pues los instrumentos
controladores no penales sustitutivos del Derecho Penal se encuentran apenas esbozados en el
nivel teórico y sin ninguna validación práctica. De otro lado, el uso hipertrofiado de la respuesta
punitiva, propio de la maximización del Derecho Penal, solo significaría un aumento de la
criminalidad detectada como lógico correlato a la ampliación de la represión penal; lo que no se
traduce necesariamente en una disminución de la criminalidad real. El uso desproporcionado de la
vía punitiva, lo que lograría a la postre sería el desarrollo de un control penal desordenado y
arbitrario.
Nuestra posición opta por la existencia de un Derecho Penal Mínimo caracterizado por tutelar
solo bienes jurídicos de la mayor trascendencia y únicamente sancionador de ataques
especialmente graves a esos bienes jurídicos. Las restantes ofensas y lesiones se tramitarían por
otras vías jurídicas o extrajurídicas. Solo cuando despojamos al Control Social Punitivo de la
hipertrofia normativa y consecuentemente de la lesividad inherente a su uso indiscriminado, con
toda su secuela de violencia y estigmatización; es que podremos llevar el Derecho Penal a ser
considerado como un efectivo escudo protector de la seguridad ciudadana y como un adecuado
instrumento de defensa de la sociedad.

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