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¿Estás de acuerdo que se legalice la eutanasia en el Perú, para casos de

pacientes con enfermedad terminal?

En la eutanasia se busca que muchas personas tengan el derecho a una muerte digna, ya que
por la enfermedad que tienen viven la mayor parte de su día con dolores, la sentencia por
homicidio piadoso no debería tener cargos o consecuencias aquellas personas que deciden
poner fin al sufrimiento del individuo que ha decidido llevar a cabo este acto.

Por lo tanto, la eutanasia es el acto de provocar intencionalmente la muerte de un individuo,


que padece de una enfermedad incurable con síntomas y dolores intolerables.

La persona que pide ayuda para morir tiene que: ser mayor de edad, contar con la información
sobre su dolencia, diagnostico, pronostico, alternativas terapéuticas, realizar al menos 2
peticiones con 15 días de separación entre ellas.

Respecto a lo antes mencionado esto se trata de una acción que se realiza en el contexto de la
atención médica, en la cual un especialista de la salud causa la muerte de un paciente
mediante la inyección de Propofol 1000 mg en emulsión con triglicéridos de cadena media. La
administración debe realizarse mediante inyección lenta durante 2.5–5 minutos.

Aunque también se sabe sobre el suicidio asistido, la diferencia de estas dos es quien aplica el
fármaco ya que en este caso es el paciente quien se aplica los medicamentos recetados.

Viéndolo técnicamente es un acto correcto, ya que pone fin a prolongar artificialmente la vida
con métodos desproporcionados e intolerables para el individuo.

Moralmente es un acto mal visto, repudiable que va contra el derecho a la vida del ser humano

Como se podrá observar, el artículo 112 no menciona como requisito a una “enfermedad
terminal”, solo hace mención de “enfermos incurables Sobre la Constitución Política del Perú
es importante detallar que el artículo 1 que señala que la defensa de la persona humana y el
respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el estado.

“Podemos notar una clara connotación del respeto y prioridad que se le da a la dignidad de la
persona en la sociedad pues debemos recordar que el vivir de una manera limitada
físicamente y estar propensa a sufrimiento, de ninguna manera, puede ser visto como parte
del desarrollo normal del ser humano, precepto que se ve reflejado en la constitución como un
derecho inherente de la persona.

En Perú hubo un caso donde se solicitaba la eutanasia, este es el caso de Ana Estrada , su
nombre es sinónimo de lucha, resiliencia, coraje y fortaleza. defensora de los derechos
humanos que, en su lucha por la defensa de los suyos, ha peleado por los de todos. le
diagnosticaron polimiositis, una enfermedad muscular degenerativa, progresiva e incurable le
diagnosticaron polimiositis, una enfermedad muscular degenerativa, progresiva e incurable,
esta ha paralizado casi todos los músculos de su cuerpo. Como es humano, quiere evitar el
sufrimiento que afrontará al final de sus días, y por ello, busca tomar el control sobre su vida.
Ana Estrada Ugarte es la primera compatriota que solicitó al Estado peruano, en 2019, su
derecho a morir dignamente, es decir, cuando ella misma lo decida. Hace tres años solicitó al
Gobierno que se le permita acceder a una muerte asistida, pero ese pedido no es posible ya
que la eutanasia en nuestro país es un delito tipificado en el artículo 112 del Código Penal,
considerado como “homicidio piadoso” Judicial en enero de 2020, con el patrocinio de la
Defensoría del Pueblo, reclamaba que se suspenda ese castigo y que el Estado elabore los
protocolos para el momento que Ana solicite la eutanasia.

El Poder Judicial aceptó casi todos los pedidos de la demanda, salvo el de extender el
protocolo que se realizaría para Ana a casos similares (aunque no desarrolló los motivos para
ello). Ordenó, así, a Essalud y al Ministerio de Salud respetar la decisión de Ana y disponer las
medidas para viabilizar la eutanasia cuando ella así lo decida.

De tal modo que la eutanasia no debería ser penalizada, porque solo se busca garantizar sus
derechos y darle una muerte diga pues si se encuentran en una etapa terminal de una
enfermedad que no les permite llevar una vida digna y sienten que no pueden más, se debe
respetar su decisión.

No hay mejor manera de proteger el derecho a la vida (digna) que fortaleciendo la libertad real
de cada uno de dirigirla. Esto es, de respetar (no criminalizar) y garantizar (brindar las
condiciones para ejercerla) el derecho de elegir cómo intervenir en nuestro proceso de
muerte.

Consideramos que una opción viable sería no despenalizarla en su totalidad, sino solo eximir
de responsabilidad estrictamente en casos específicos y cumpliendo los requisitos
predeterminados por ley. Esto, de manera similar a su regulación en países como Holanda -o
como ya se mencionó- en Colombia con el fin de evitar la desnaturalización de la eutanasia y
para no dar amplio espacio a la interpretación o aplicaciones arbitrarias.

Es necesario recalcar que la eutanasia nunca debe ser entendida como un deber para ninguna
de las partes involucradas. Como ya mencionamos, debe ser una elección individual y basada
en el derecho a decidir sobre la propia vida.

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