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Héctor terminó de planchar su uniforme, y mientras lo hacía venían a su mente recuerdos de años
pasados. Era su último día de clases en la secundaria y no sabía qué pasaría con él, el próximo año.
Mientras planchaba recordaba sus juegos de niño junto a algunos de los compañeros que seguían aún
en ese año inolvidable. No pudo evitar traer a su memoria el rostro de la niña de la cual se enamoró
cuando aun era un crío. Tampoco pudo evitar que una lágrima asomara a sus ojos al recordar también
que nunca tuvo valor de decirle lo que aprisionaba su pecho, y cuando llegó a la edad que sí podría tener
valor, ella ya se había ido a otra escuela muy lejana.
Al llegar a la escuela, esa mañana todos en el aula procuraban sin éxito parecer serenos, digo sin éxito
porque no lo lograban. En sus palabras y en sus gestos había turbación y una lejana tristeza maquillada
con risa, que no se logra describir si no la estás viendo.
Al sonido de la campana de la última hora, el profesor a cargo de aquel grupo, como era costumbre
asignó actividades para completar durante los próximos 70 minutos. Detallo a continuación la tarea que
asignó ante la sorpresa de sus pupilos.
Disfruta la silla y la mesa que ya no sentirás igual, aun cuando vuelvas a ella mañana.
Levántate y perdona a aquel que te hizo la vida difícil, no se lo digas, sólo dale la mano y el o ella sabrá
que lo has perdonado.
Dale gracias al profesor o profesora que te enseñó a leer, a los que creyeron en ti, a los que te hicieron
sentir importante y te animaron aun cuando tú no deseabas continuar.
Cuando el profesor consideró que el tiempo era suficiente para completar la orden de trabajo,
simplemente entregó a cada uno una hoja de papel en blanco.
“Esta hoja es para su historia de aquí en adelante, que de hecho comenzará al abandonar la escuela
hoy” dijo el profesor, mientras cada uno recibía aquella hoja. “La vida les da a partir de ahora, la
oportunidad de escribir una nueva historia. Agreguen los personajes que deseen y que sean los
correctos, diseñen y recreen los ambientes que mejor les parezcan, y piensen en las acciones que harán,
ya que no serás un testigo, sino el protagonista”
“Los sueños no suceden ni se cumplen por arte de magia, se construyen, se pelean, se persiguen”
“A veces se verán tentados a renunciar y ser como son todos los jóvenes de su edad, pueden desistir,
abandonar todo lo que han soñado, y por consiguiente no lograrán nada; pero también pueden optar
por no rendirse y al paso de los años ver hacia atrás y sentir gratitud y orgullo por lo que se les ha sido
permitido”
Todos salieron ese día con su hoja en blanco en medio de sus cuadernos, para escribir su propia y nueva
historia en ella, con una tinta para la cual no existe el borrador.
Las reglas para ser humano
1. Recibirás un cuerpo
Puede ser que te guste o que lo odies, pero será tuyo durante todo el tiempo que pases aquí.
2. Aprenderás lecciones
Estás anotado a tiempo completo en una escuela informal que se llama vida. Cada día que pases en ella
tendrás oportunidad de aprender lecciones.
Puede ser que las lecciones te gusten como que te parezca que no vienen al caso o que son estúpidas.
El crecimiento es un proceso de ensayo y error: la experimentación. Los experimentos fallidos son parte
del proceso en igual medida que los que, en última instancia, funcionan.
Cada lección se te presentará en diversas formas hasta que la hayas aprendido. Cuando eso suceda
podrás pasar a la lección siguiente.
No hay en la vida ninguna parte que no contenga lecciones. Si estás vivo, aún te quedan lecciones que
aprender.
Cuando tú «allí» se ha convertido en un «aquí», simplemente habrás obtenido otro «allí» que te
parecerá nuevamente mejor que «aquí».
No puedes amar ni odiar nada de otra persona a menos que refleje algo que tú amas u odias en ti
mismo.
Tienes todas las herramientas y recursos que necesitas, lo que hagas con ellos es cosa tuya. La elección
es tuya.
Las respuestas a las cuestiones de la vida están dentro de ti. Sólo tienes que mirar, escuchar y confiar.
ANÓNIMO