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Sé que tienes 8 o 9 años y que quizá esta carta sea algo difícil de entender.

Pero
puedes guardarla, conservarla y releerla en el futuro. Espero que te sirva de
ayuda. Sé que no entiendes por qué me tengo que ir. Pero esto también es parte
del aprendizaje. Nuestros caminos se separan ahora. Aunque nunca se sabe
cuándo se reencontrarán.

En primer lugar, me gustaría pedirte perdón. Si alguna vez no he estado ahí


cuando me necesitabas. O si nos hemos enfadado. Te aseguro que siempre
pensé en hacer lo mejor para ti. Igual que hacen tus padres. Escúchales.
Después, piensa por ti mismo. Si no, otros lo harán.

También, querría darte algunos consejos que a mí me han venido muy bien. Ya
conoces los deberes para el verano: leer nuestro libro favorito en nuestro lugar
preferido, disfrutar con nuestra mascota, escuchar música que no conocías, pasar
tiempo con nuestra familia, explorar la naturaleza, apreciar una obra de arte o
practicar el deporte que más nos gusta. El tiempo vuela. Los adultos siempre
queremos volver a nuestra infancia. Así que aprovéchala.

Con el tiempo aprenderás que lo mejor de la vida está en las pequeñas cosas. La
vida no es tan complicada. Haz lo que te haga sentir bien, siempre que no
perjudique a otras personas, animales o naturaleza.

Espero que respetes al que es diferente a ti. Que te pongas siempre en su


lugar. Que seas una persona que escucha. Que defiende su verdad y respeta
la de los demás.
Espero que respetes al que es diferente a ti. Que te pongas siempre en su lugar.
Que seas una persona que escucha. Que defiende su verdad y respeta la de los
demás. Siento decirte que te vas a enfadar muchas veces. Espero que aprendas
que hablando solucionarás todo.

Espero que cuides el medio ambiente. Eres el futuro. La Tierra está en tus manos.
Debes entender que tú puedes cambiar esto. ¿Quién si no? Tú puedes hacer que
el mundo sea más justo.

Te aseguro que nunca es demasiado tarde para ser quien quieras ser. Espero que
seas tú quien fije tus propias metas. Espero que explores lugares que te
sorprendan. Espero que conozcas a personas con otro punto de vista. Que te
sientas orgulloso de tu vida. Y si no es así, espero que tengas la fortaleza para
empezar de nuevo. De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa.
Espero que tú saques la positiva.

Comprenderás que en la vida hay tres tipos de personas: los que nunca se
mueven, los que piensan que deberían moverse y los que se mueven. Espero que
tú pertenezcas al último grupo. Haz que las cosas pasen. Que tu curiosidad no
desaparezca. Inventa. Crea. Apasiónate.
He intentado enseñarte todo lo que sé. Ojalá hubiera podido acompañarte unos
años más. Me has hecho sentir genial. Has formado parte de mi primer grupo de
alumnos como maestro. Y por eso siempre tendrás un lugar reservado en mi
corazón. Espero que guardes en el tuyo uno para tu profe.

Y ahora, ¡vuela! ¡Vuela alto!

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Guardo un buen recuerdo de muchos de mis profesores del colegio. Algunos de ellos
han influido de forma determinantemente positiva en mi. Todavía recuerdo alguna de
esas frases que me repitieron hasta la saciedad y que, sin duda, se han convertido en
un motor para mi vida.

También recuerdo a aquellos profesores que no confiaron en mi. Sus mensajes


también han influido de manera determinante en mi vida. Todavía recuerdo alguna de
esas frase que, también, me repitieron hasta la saciedad…

Un maestro es una autoridad en la vida del alumno. Cualquier cosa que diga será
creída al pie de la letra por su pupilo. Al fin y al cabo, es su referencia.

Si eres maestro y estás leyendo esto, me gustaría que tomaras consciencia de la


importancia de los mensajes que transmites a tus alumnos, si es que no lo has hecho
todavía. De los directos y de los subliminales. Te pido por favor que hagas que tu
alumno crea en sí mismo. Será de gran ayuda para él a lo largo de su vida. Si no lo
haces o le haces creer lo contrario, simplemente, no tendrá ese motor que tú y sólo
tú podrías aportarle.

Pensando en todo esto, me preguntaba qué me habría gustado escuchar de mis


profesores el primer día de clase, tras volver de las vacaciones y tener por delante un
año lleno de retos desconocidos. Esta carta fue la respuesta que encontré:

Mi querido alumno,

Siento una alegría inmensa por las posibilidades que tienes. Sin duda, sé que estoy
ante una persona maravillosa, con unas capacidades únicas. Estoy convencido de
que puedes evolucionar el mundo en el que vives, si te lo propones.

Confío en que a lo largo de estos meses hallarás en ti mismo esa fuerza y


determinación constante para agarrarte a tu objetivo, con un sentimiento alegre de
seguridad en tu propio poder. Confío también en tu voluntad para llevarlo a cabo.
No puedo contarte lo que te vas a encontrar por el camino, ni yo mismo lo sé. Pero
quiero que sepas que podrás apoyarte en mi si lo deseas. Para eso estoy aquí.

Querido alumno, no importa lo que hayas vivido hasta ahora. A partir de hoy,
puedes ser quien quieras ser. Lo tienes todo para cincelar la escultura de tu propia
persona. Puedo asegurarte que, con tesón y paciencia, te convertirás en ese que
ahora mismo imaginas.

Tienes algo en ti que es único, especial: una herramienta de un alto valor. Tu labor
es encontrarla, aprender a usarla y ponerla a disposición del mundo. Eso será lo
que evaluaré en este curso, pues, en el fondo, es lo único que te exigirás en la vida.

Tu éxito dependerá de escucharte a ti mismo, de escuchar las ideas que se inician


dentro de ti y de hacer lo posible por ponerlas en práctica.

La actitud expectante es la actitud correcta que debes mantener. Déjate llevar y


confía en que las cosas saldrán de la mejor manera posible.

Esta asignatura que voy a impartir durante este año simplemente será el escenario
para relacionarnos, el terreno de juego sobre el que aprenderás tus lecciones.

De verdad, te deseo lo mejor

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