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Caso General Motors

El 6 de febrero del 2014, General Motors (en adelante “GM”) retiró del mercado alrededor de
800,000 automóviles pequeños debido a que presentaban defectos en los interruptores de
encendido. La falla esencial consistía en que el interruptor de encendido de los automóviles,
donde se inserta y gira la llave para arrancar el automóvil, podía golpearse fácilmente o
moverse desde la posición "Encendido" a la posición "Apagado". Cuando eso sucedía, los
frenos y los airbags dejaban de funcionar. GM tomó conocimiento del problema por primera
vez en el 2004. Uno de los ingenieros de la empresa chocó su auto cuando este se apagó
abruptamente mientras lo conducía.

El empleado presentó una demanda por lesiones personales por lo que el fabricante de
automóviles inmediatamente abrió una investigación interna.

Se contemplaron varias soluciones, pero, finalmente, no se hizo nada. Pero los problemas con
los interruptores no desaparecieron. En el 2005, hubo al menos una muerte relacionada a los
airbags que no se activaron. El departamento legal de GM, dirigido por George Millikin-
constituido por más de 200 abogados internos para supervisar el cumplimiento y evaluar las
demandas contra la compañía-, abrió un archivo sobre el caso, pero nadie le dijo nada a los
propios ingenieros de seguridad de la automotriz en ese momento. Los ingenieros recién se
enteraron de la muerte durante una reunión de 2007 con los reguladores de la Administración
Nacional de Seguridad Vial de Carreteras. Ante los informes de más personas muriendo en
accidentes por el defecto de encendido, Millikin advirtió a los ingenieros sobre el problema,
pero luego no hizo el seguimiento adecuado. "Millikin sintió que había hecho su trabajo al
enfatizar la importancia del problema a los ingenieros", manifestó uno de los abogados junior
durante las investigaciones, “pero no insistió en un cronograma rápido y concreto para
resolver el problema”.

Según otro informe, ya en 2010, el abogado de un consultorio legal externo que trabajaba con
GM, Alan Bateman, advirtió al fabricante de automóviles que los problemas de encendido
podrían generar responsabilidad legal y obligaciones de pagar compensaciones para los
demandantes, pero la advertencia no fue suficiente para estimular acción alguna por parte de
Millikin. “Ese tema está siendo manejado por nuestros ingenieros. No queremos preocupar a
nuestros clientes. Haremos que, en cada concesionario, se den instrucciones respecto a
mantener particular cuidado al manejar” respondió el director legal de GM.

Dado que, bajo las reglas federales, un fabricante de automóviles tiene 5 días desde que se
entera de un defecto de seguridad para informarlo a la Administración, o de lo contrario,
puede recibir una multa de hasta $ 35 millones, Bateman quedó insatisfecho con la respuesta.
El abogado quiso organizar una reunión con los abogados e ingenieros de GM para analizar los
problemas de encendido presentados en las demandas. Pero la reunión tardó seis meses en
organizarse. "Hubo una demora inexplicable que significaba que entretanto seguirían
ocurriendo más accidentes" manifestó el abogado durante una entrevista radial. “Millikin era
el principal enlace entre la Administración y los ingenieros de GM; sin embargo, no pudo
explicar por qué no planteó los problemas de seguridad ante esta. Por eso, yo me he visto
obligado a denunciar estos actos", señaló Bateman. Ante estas declaraciones, la
Administración Nacional de Seguridad Vial de Carreteras decidió abrir una investigación formal
para determinar si GM fue demasiado lento para tratar con estos problemas.

A la luz de nuestra normativa vigente de ética y responsabilidad profesional del abogado,


analice la conducta de los abogados George Millikin y Alan Bateman.

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