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Apuntes de la asignatura

TEMA 1.2

EL DERECHO A LA EDUCACIÓN
LA EDUCACIÓN EN EL MUNDO

En el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 se


afirma que “toda persona tiene derecho a la educación”, y que esta educación tiene que
ser gratuita y obligatoria en relación con la instrucción elemental y fundamental, dando la
posibilidad a todo el mundo, según sus propios méritos e inclinaciones, a acceder a los
estudios superiores. También se afirma que la educación tiene como objetivo principal el
pleno desarrollo de la personalidad, junto con el fortalecimiento del respeto a los derechos
humanos y las libertades fundamentales.

En primer lugar, a la base de este concepto está la consideración que todas


personas tenemos algunos derechos inviolables, que poseemos por el simple hecho de ser
personas. Esto se debe a que todos nos consideramos iguales, y que este principio de
igualdad se extiende a la idea de que, si todos somos iguales, entonces deberíamos de
tener las mismas igualdades de oportunidades. Como ya hemos comprendido
estudiando el tema 1.1, la educación constituye una de las más grandes y valiosas
oportunidades que cada uno de nosotros tiene para poder desarrollarse personal y
socialmente, y es por esta razón que el Derecho a la Educación es un derecho universal.
En los últimos setenta años, desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos
hasta la actualidad, se puede apreciar una expansión cuantitativa de la educación muy
considerable.

Así, por ejemplo, la tasa de analfabetismo entre los adultos, es decir la cantidad de
personas mayores de edad que no saben leer, escribir y contar, ha disminuido
progresivamente en todo el mundo, pasando en este período del 84% en África, o del 42%
en América del Sur y el Caribe, a respectivamente un 39% y un 12%. Evidentemente se
trata de cifras aún muy elevadas, sin embargo, marcan una línea de tendencia evidente hacia
el descenso del analfabetismo.
De todos modos, no se puede desvincular el aumento cuantitativo de la educación de la
calidad de la misma. En otras palabras, es necesario comprender que la vigencia real del
derecho a la educación pasa por una mejora de su calidad, orientada hacia la lucha contra
las desigualdades, el respeto a la diversidad cultural y el acceso a la sociedad del
conocimiento para todo el mundo.
1. ¿Cuál es la situación de la educación en el mundo?

En este momento histórico en el que vivimos el número de personas que van a la escuela
es más alto que nunca.
Hemos realizado un largo recorrido hasta establecer una educación obligatoria y gratuita
para los niños y niñas y jóvenes del mundo. La educación entendida como un derecho y
una cuestión social de obligado cumplimiento para todos los estados es algo que remonta
ya a 1924, con la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño. En este
documento se subrayó por primera vez la importancia de garantizar algunos derechos
básicos a los niños, y en particular en relación con su educación, para luchar contra las
desigualdades, la pobreza, las injusticias.
Para hacer frente a estos problemas, y para conseguir la promoción de la educación a
nivel mundial, tras la segunda guerra mundial se fundó la UNESCO (Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Esta organización, creada en
1945, adquirió y mantiene actualmetne su compromiso para conseguir una educación de
calidad en el mundo entero desde el convencimiento de que la educación desempeña un
papel fundamental en el desarrollo humano, social y económico.
Tres documentos normativos fundamentales recogen este compromiso:

1. La Declaración Universal de los Derecho Humanos (1948)

2. La Declaración de los Derechos del Niño-a (1959)

3. La Convención sobre los Derechos del Niño-a (1989)

Esto es lo que está escrito sobre papel. Sin embargo, la realidad no viene a una con los
derechos reconocidos, ni con las obligaciones contraídas por todos los gobiernos del
mundo.
Un total de 1.500 millones de niños y niñas y jóvenes van a centros de infantil, primaria,
secundaria y universidades en el mundo en la actualidad. Poco a poco se va reduciendo el
número de niños y niñas en el mundo que están sin escolarizar.
A pesar de los notables progresos en matriculación escolar en muchas partes del mundo,
el número de niños de 6 a 11 años que no asisten a la escuela ha aumentado desde 2011.
De acuerdo con datos de 2014, aproximadamente 263 millones de niños,
adolescentes y jóvenes estaban sin escolarizar, y dos de cada cinco niños dejaban la
escuela primaria sin haber aprendido a leer y escribir, y sin las nociones básicas de
aritmética. La prolongación excesiva de los conflictos agrava este problema. Casi 250
millones de niños viven en países y zonas afectadas por conflictos armados, y millones
más soportan los peores efectos de los desastres asociados con el clima y las crisis
crónicas, sobre todo en los países del sur: sur de África, sur de Asia y América del Sur.
Por ejemplo, en el período 2008–2014, el 84% de los jóvenes terminaron el segundo ciclo
de la enseñanza secundaria en los países de altos ingresos, un 43% en los países de
ingresos medios altos, un 38% en los países de ingresos medios bajos y un 14% en los de
bajos ingresos. Además, los niños de los hogares más ricos tienen casi 6 veces más
probabilidades de asistir a un programa de educación de la primera infancia que los de los
más pobres.
Hay que destacar también que esta condición de pobreza repercute con particular
gravedad en la diferencia de género, afectando en particular a las niñas y a las mujeres.
En muchos países, las niñas enfrentan barreras sociales y culturales que les impiden ir y
permanecer en la escuela, limitando su pleno desarrollo. Las niñas que completan la
educación secundaria son seis veces menos vulnerables al matrimonio infantil.
La situación ha empeorado aún más recientemente, a causa de la pandemia de la
COVID-19. Más de 1,5 estudiantes y jóvenes de todo el planeta están o han sido
afectados por el cierre de escuelas y universidades debido a la pandemia de la COVID-19.
Pues desde la pandemia, indica esto informe que hemos asistido a:

1. PÉRDIDA DE APRENDIZAJE Y OBSTÁCULOS PARA OFRECER UNA


EDUCACIÓN INCLUSIVA, EQUITATIVA Y DE CALIDAD

El cierre de escuelas está teniendo una influencia negativa significativa en el rendimiento


académico y en el aprendizaje socioemocional.

• El contenido y la calidad de la educación a distancia varía ampliamente, incluso dentro


de un país, y la capacidad de los niños y niñas para participar en el aprendizaje depende
en gran medida de los recursos y del apoyo disponible en cada hogar.
• Muchos estudiantes no están pudiendo acceder a las distintas opciones de aprendizaje a
distancia, debido a las barreras relacionadas con la tecnología de la información y de las
comunicaciones, la infraestructura y la alfabetización digital.
• Los desafíos en el acceso y en la disponibilidad de la educación se han agravado para
los niños, niñas y jóvenes que viven en entornos afectados por crisis y post-crisis y
también para aquellos que provienen de entornos socioeconómicos más bajos.
• El acceso de los niños, las niñas y los jóvenes con discapacidades ha estado muy
limitado en las plataformas de aprendizaje a distancia, muchas de las cuales no fueron
diseñadas para ser inclusivas.
• Otros grupos de niños, niñas y jóvenes también han sido marginados, especialmente las
niñas, que tienen menos posibilidades de participar en la educación a distancia, debido a
sus tareas domésticas.
• En todos los entornos, la participación de padres, madres o apoderados—incluida la
disponibilidad individual, el nivel educativo, la capacidad o la disposición para apoyar el
aprendizaje de los hijos e hijas en el hogar mientras hacen malabares con múltiples
prioridades— es un factor de relevancia para el éxito o el fracaso de la modalidad de
aprendizaje a distancia.
• Sin el contacto diario y presencial con los docentes, los niños, niñas y jóvenes pierden
no solo la experiencia pedagógica que poseen los docentes para facilitar la participación y
el compromiso con el contenido, incluido el aprendizaje socioemocional, sino que
también pierden rutinas confiables y el seguimiento de protección.

2. IMPACTO NEGATIVO EN EL BIENESTAR Y EL DESARROLLO SALUDABLE


DE LA NIÑEZ

Las escuelas son centros de servicios sociales además de espacios de aprendizaje


académico, muchas de las cuales fomentan la inscripción y la permanencia de niños,
niñas y jóvenes que de otra manera podrían quedar excluidos de la educación. Entre los
servicios críticos restringidos o perdidos por el cierre de las escuelas se encuentran los
siguientes:
• En el pico del cierre de escuelas, se estima que aproximadamente 396 millones de niños,
niñas y adolescentes de todo el mundo no tenían acceso a la alimentación escolar ni a los
programas de alimentación suplementaria que combaten la malnutrición e incentivan a las
familias a matricular a sus hijos e hijas en la escuela, especialmente a las niñas.
• Los niños, niñas y jóvenes con discapacidades han perdido el acceso a una asistencia
especializada o de rehabilitación. Esto incluye la asistencia académica diferenciada y los
servicios clínicos que estos niños, niñas y jóvenes necesitan de forma especial. Muchas
familias que viven en la pobreza no pueden acceder a estos servicios si no es a través de
la escuela.
• Los niños, niñas y jóvenes no tienen acceso a los servicios de salud mental y ayuda
psicosocial que suelen brindar las escuelas. La integración de estos servicios en la jornada
escolar previene la estigmatización de aquellos que tienen problemas de salud mental y
“normaliza” el proceso de sanación, especialmente en el caso de los niños, niñas y
jóvenes refugiados.
• El cierre de escuelas implica la pérdida de importantes servicios sociales informales y de
protección para niños, niñas y jóvenes, muchos de los cuales son difíciles de cuantificar,
pero son fundamentales para garantizar el bienestar y el desarrollo saludable de niños,
niñas y jóvenes. Las relaciones con sus pares y con sus docentes pueden promover una
salud mental positiva y las escuelas son puertas de entrada a las redes sociales, tanto para
los estudiantes como para sus familias. Esto es especialmente importante para los grupos
marginados, como la juventud lesbiana, gay, bisexual, transexual, queer e intersexual
(LGBTQI).

3. AUMENTO DE LOS RIESGOS DE PROTECCIÓN DE LA NIÑEZ Y DE LOS


DAÑOS SUFRIDOS POR NIÑOS, NIÑAS Y JÓVENES
La escuela tiene el objetivo de brindar seguridad física y emocional y rutinas confiables
para niños, niñas y jóvenes y para sus familias, especialmente para aquellas que viven en
países afectados por crisis. Durante los confinamientos, el hogar o la comunidad no han
sido lugares seguros para la mayoría de niños, niñas y jóvenes, por lo que los riesgos de
protección de la niñez se han multiplicado, agravados por la creciente incertidumbre
económica, las preocupaciones relacionadas con la salud y otras cargas domésticas:
• Cada vez hay más evidencias de que enfrentarse a la falta de rutina y de actividades
estructuradas que ofrecen las escuelas genera sentimientos negativos en los niños, niñas y
jóvenes, incluyendo la sensación de aislamiento.
• Las investigaciones realizadas por organismos globales de protección de la niñez
demuestran una disminución importante de la disponibilidad de servicios de asistencia
social, a pesar de que las líneas de atención telefónica informan de un aumento de la
violencia sexual y de género, de abuso infantil, de trabajo infantil y de otras formas de
explotación y de abandono.
• En situaciones de conflicto armado, la ausencia de escuela ha privado a los niños, niñas
y jóvenes de los incentivos que les ayudan a evitar ser reclutados grupos armados. Esto
provoca el aumento del riesgo de reclutamiento y de utilización de niños, niñas y jóvenes
por parte de las fuerzas y grupos armados, que afecta de forma desproporcionada a los
varones.
• A medida que las familias sufren los impactos económicos causados por la pandemia,
aumenta la vulnerabilidad de los niños, niñas y los jóvenes para involucrarse en trabajos
peligrosos y de explotación.
• Los niños, niñas y jóvenes refugiados son generalmente los más marginados en términos
educativos y económicos. Esto incluye el acceso limitado a la educación formal, menos
oportunidades de aprendizaje a distancia y un alto riesgo de deserción escolar para
incorporarse al mercado laboral.
• Los datos sugieren que se ha producido un retroceso significativo del progreso que se
había logrado recientemente en términos de igualdad de género, principalmente para las
niñas que son quienes más manifiestan que las tareas domésticas les impiden participar
del aprendizaje a distancia. Al enfrentarse al confinamiento en el hogar en un contexto de
incertidumbre económica, las niñas—especialmente las adolescentes—se enfrentan a un
mayor riesgo de ser víctimas de matrimonio infantil, precoz y forzado. Además, al estar
las escuelas cerradas, limita el seguimiento y la denuncia, los casos de
mutilación/ablación genital femenina han aumentado desde el comienzo de la pandemia.
• Con las escuelas cerradas, los niños, niñas y jóvenes con discapacidades se enfrentan a
graves riesgos. Su necesidad de cuidados en el hogar puede suponer un estrés añadido
para los padres o cuidadores, que están acostumbrados al apoyo ofrecido por las escuelas,
y los expertos advierten del aumento del abuso y abandono de niños, niñas y jóvenes con
discapacidades.
• En todos los grupos, es probable que el abuso sufrido durante el cierre de escuelas tenga
consecuencias a largo plazo: además de causar importantes problemas de salud mental, el
abuso sexual puede dar lugar a infecciones de transmisión sexual, embarazos no deseados
y complicaciones durante el parto que ponen en riesgo la vida.
En conclusión, se ha demostrado que el cierre de escuelas ha tenido un impacto
enormemente negativo en los niños, las niñas y los jóvenes, tanto de forma inmediata
como a largo plazo.

La pandemia del COVID-19 ha supuesto una carga adicional a los ya limitados sistemas
educativos y con recursos insuficientes de todo el mundo. Aunque las escuelas estén
reabriendo, existe el riesgo de que los niños, niñas y jóvenes de poblaciones marginadas
queden excluidos de la reinscripción o que opten por no asistir a la escuela porque
necesitan trabajar, se han casado y/o quedado embarazadas. Otros lucharán por volver a la
escuela mientras se enfrentan a los efectos a largo plazo de la violencia, el abuso, el
abandono y la explotación.
2. ¿Porqué tenemos el derecho a la educación?

Los derechos humanos se basan sustancialmente en la defensa del valor de la persona, en


una concepción filosófico-jurídica del ser humano que hace de este sujeto una entidad
que, en cuanto tal, posee algunos derechos inalienables. Es decir, que siempre estos
derechos tienen que ser garantizados bajo cualquier circunstancia. Un sistema jurídico
que se preocupe de garantizar estos derechos, a través de las leyes y del derecho positivo,
no es algo que ha existido siempre en la historia de la humanidad, sino que ha ido
desarrollándose a lo largo del tiempo y es relativamente reciente.
En particular, es a partir de las revoluciones americana (1776), y francesa (1789), que los
derechos humanos pasan a tomar más importancia y vigencia. No es casual,
evidentemente, que los derechos humanos tengan el mismo origen histórico de los
sistemas educativos. Los estados nacionales que se crearon en aquel entonces eran estados
liberales, y como tales se oponían al poder absolutista del antiguo régimen. De hecho, el
antiguo régimen no garantizaba estos derechos básicos. Desde entonces se habla de
ciudadanos libres bajo un gobierno democrático. Y desde entonces los gobiernos se han
preocupado de la formación de estos ciudadanos, fomentando su desarrollo personal y
social a través de la educación. Desde un punto de vista teórico e histórico, se suele
distinguir los derechos humanos en tres generaciones fundamentales, que marcan la
historia cultural europea en la modernidad. Es decir:
1- Derechos humanos de Primera Generación. Surgen con la Revolución Francesa como
rebelión contra el absolutismo. Imponen al Estado respetar siempre los Derechos
Fundamentales del ser humano como son el derecho a la vida, a la libertad, a la igualdad,
a la propiedad. Las primeras declaraciones oficiales fueron la Declaración de derechos de
Virginia (1776), y la Declaración de los derechos del hombre y de los ciudadanos (1791).
Ya en ellas se incluía la importancia de la educación como derecho básico para promover
el bienestar social.
2- Derechos Humanos de Segunda Generación o Derechos económicos, sociales y
culturales. Entre ellos el derecho a condiciones laborales adecuadas, a una vivienda digna,
a una educación de calidad extendida a toda la población, y no solo a una minoría.
Históricamente estos derechos se empezaron a promover en el siglo XIX, y a principios
del siglo XX. Pensamos en estas fechas un poquito más. ¿Es casual que en este mismo
período nos encontramos en el momento en el que los sistemas educativos tienen cambios
relevantes? Pensamos por ejemplo en la creación de la Institución Libre de Enseñanza
(1876), y más tarde en la importante corriente de la Escuela Nueva, en el mundo y en
España.
3- Derechos Humanos de Tercera Generación, también llamados Derechos de Solidaridad.
Surgen tras la segunda guerra mundial, como respuesta a la necesidad de cooperación
entre las naciones. Incluyen derechos como el derecho a la paz, a la cooperación
internacional, derechos medioambientales, y al desarrollo económico y cultural de la
humanidad. Si los conectamos a la educación, los vemos claramente reflejados en los
documentos de la UNESCO, y en particular es interesante analizar a este respecto la
declaración de Derechos de los niños de 1959.
Antes de pasar al análisis de este texto, y para entender el significado del Derecho a la
Educación en la actualidad, es importante hacer referencia a la expansión cualitativa del
sentido de este derecho. En particular, en 1996 dentro de la UNESCO hubo una profunda
reflexión acerca del alcance que tiene la educación en la vida de las personas, y los
resultados de esta reflexión se encuentran en el denominado “Informe Delors” titulado:
La educación encierra un tesoro.
Jacques Delors era el entonces presidente de la Comisión Internacional para la Educación
en el siglo XXI, y lo que se afirma en este documento es que la educación tiene que
sustentarse en cuatro pilares básicos que son: 1) aprender a conocer y comprender la
realidad; 2) aprender a hacer; 3) aprender a vivir juntos; 4) aprender a ser.

Por tanto, cuando hablamos de derecho a la educación en la actualidad, entendemos decir


con esta expresión que toda persona tiene derecho a recibir una acción educativa de tipo
intencional que dure en el tiempo, que responda a unos criterios de calidad, que disponga
de recursos adecuados dependiendo del contexto social, económico y cultural del
contexto en el que se ofrece. Una acción educativa que, en todo caso, siempre tiene como
finalidad procurar que cada persona que la recibe pueda desarrollarse plenamente.
3. ¿Qué derechos tienen los niños y las niñas?

Hay dos textos relevantes acerca de los derechos de las niñas y niños en la actualidad: la
Declaración de los Derechos del Niño (1959), y la Convención sobre los derechos de los
niños (1989), ambos aprobados por la ONU. Como nos indica UNICEF:

“Los derechos de los niños no son algo secundario, ni complementario,


son derechos humanos. Hay derechos de los adultos que no pueden aplicarse a
los niños y viceversa”.

Merece la pena subrayar que la Convención de 1989 ha sido ratificada por España, y en
general por todos los países del mundo. Con tres excepciones, una de las cuales
particularmente relevante: Somalia, Sudán del Sur y… Estados Unidos.
Vemos ahora los principios básicos de la Declaración de los derechos del niño de 1959.
Es un texto más antiguo y más corto respeto a la Convención del 1989 (10 principios la
Declaración, contra 54 artículos la Convención).

Declaración de los derechos del niño (1959)

Principio I
El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta declaración. Estos derechos
serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación
por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del
propio niño

o de su familia.

Principio II
El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios,
dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que SE pueda desarrollar física,
mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, en condiciones de
libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a la
que se atendrá será el interés superior del niño.

Principio III
El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad.

Principio IV
El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y
desarrollarse en buena salud; con este fin deberá proporcionarse, tanto a él como a su
madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y posnatal. El niño tendrá derecho a
disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.

Principio V
El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir
el tratamiento, la educación y el cuidado especiales que requiere su caso particular.

Principio VI
El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, necesita amor y
comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad
de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material;
salvo circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta edad de su
madre. La sociedad y las autoridades públicas tendrán la obligación de cuidar
especialmente a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de
subsistencia. Para el mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene conceder
subsidios estatales o de otra índole.

Principio VII
El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en
las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le
permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio
individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de
la sociedad. El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tiene la
responsabilidad de su educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe en primer
término a los padres. El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los
cuales deberán estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y
las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.

Principio VIII
El niño debe, en todas circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y
socorro.

Principio IX
El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No
será objeto de ningún tipo de trata. No deberá permitirse al niño trabajar antes de una
edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a
ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación, o impedir su
desarrollo físico, mental o moral.

Principio X
El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación
racial, religiosa o de cualquier otra índole. Debe ser educado en un espíritu de
comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con
plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus
semejantes.

En relación con el derecho a la educación en España, la Constitución, en su artículo 27,


afirma lo siguiente:

1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.


2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en
el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y
libertades fundamentales.
3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus
hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones.
4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.
5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una
programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los
sectores afectados y la creación de centros docentes.
6. Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros
docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales.
7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control
y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos
públicos, en los términos que la ley establezca.
8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para
garantizar el cumplimiento de las leyes.
9. Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos
que la ley establezca.
10. Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley
establezca.
4. ¿Cómo podemos construir una educación mejor?

Conocer la condición actual de la educación en el mundo es algo que nos invita a actuar
como ciudadanos globales. De hecho, la educación que impartimos en nuestras aulas,
tanto a nivel de infantil, como de primaria, de secundaria y de educación universitaria, es
siempre al mismo tiempo una educación política y de valores. ¿Qué quiere decir que es
una educación política? Para contestar a esta pregunta podemos utilizar una cita del
pedagogo Henry Giroux (2001). Según él, la educación política: “Consiste en enseñar a
los estudiantes a asumir riesgos, a formular preguntas, a desafiar a los poderosos, a
reflexionar sobre el uso de la autoridad, a expresarse de manera crítica, a modificar la
estructura participativa y el horizonte de debate en el que se construyen sus identidades,
valores y deseos, ... Permite a los estudiantes entender: -cómo influye el poder en sus
vidas, -cómo influyen ellos en el poder, -de qué manera pueden utilizarlo para consolidar
y ampliar su papel de ciudadanos críticos”.
Es decir, la educación política no es una educación a favor o en contra de un partido
político, es educar para la vida política, siendo conscientes que, como docentes,
formamos parte de la sociedad.
Como nos recuerda el pedagogo brasileño Paulo Freire (1997):
5. ¿Qué es la Educación para la Ciudadanía Mundial?

La Educación para la ciudadanía Mundial (ECM)

LA ECM busca empoderar a los estudiantes para que participen y asuman roles
activos, tanto local como globalmente, para enfrentar y resolver los desafíos mundiales y,
en última instancia, volverse contribuyentes, en una actitud proactiva, de un mundo
más justo, pacífico, tolerante, inclusivo, seguro y sostenible. Para promover este tipo de
educación, hay que replantearse algunos principios pedagógicos. Hay que promover
una educación integral y holística de las niñas y niños en cuanto personas, en cuanto seres
humanos. Esto significa que no sólo se tiene que educar en nociones y contenidos, sino
que se tiene que proporcionar una educación completa, capaz de promover el desarrollo
integral (moral, emotivo, físico, social, político, intelectual…) de las niñas y niños. En
este esquema vemos qué tipo de educación es necesaria para la ECM. Para promover la
ECM, en 2015, los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17
ambiciosos objetivos de desarrollo sostenible con la finalidad de erradicar la pobreza.

La UNESCO, cuya labor consiste en ocuparse de todos los aspectos de la educación,


ha recogido el mandato de dirigir y coordinar el logro de este objetivo, mediante la
Agenda Educación 2030. La Agenda Educación 2030 parte del convencimiento de que la
educación impulsa el desarrollo transformando vidas y que en este momento y contexto
mundial en que nos encontramos la educación debe transformarse: Debe estar abierta a
todos y todas, ser inclusiva y de buena calidad.

La Agenda 2030 aspira a alcanzar el compromiso mundial del movimiento “Educación


para todos” de: Garantizar la educación básica para todas las personas. Esta Agenda:
Las diez metas a cumplir según la Agenda Educación 2030 son:

- Educación primaria y secundaria universal


- Desarrollo en primera infancia y educación preescolar universal
- Acceso igualitario a la educación técnica/profesional y superior
- Competencias adecuadas para un trabajo decente
- Igualdad entre los sexos e inclusión
- Alfabetización universal
- Educación para el desarrollo sostenible y ciudadanía mundial
- Entorno de aprendizaje eficaces
- Aumento becas países en desarrollo
- Aumento docentes y educadores

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