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Atendiendo a esta definición, podemos entender que aquellas tareas que son más susceptibles de
ser postergadas son aquellas que no nos divierten. Y que, además, no es obligatorio realizarlas
ahora mismo.
La procrastinación es por tanto uno de los ladrones del tiempo con el que tenemos que lidiar en
nuestro día a día.
Imagínate que tienes que ponerte a estudiar o tienes que realizar un informe que te han pedido
pero para el que aún no tienes fecha de entrega. En ese momento te viene a la cabeza un
pensamiento que te dice “antes de ponerte sería mejor que te cambies de ropa para estar más
cómodo”.
Entonces, dejas lo que estás haciendo y te vas a cambiar de ropa. Cuando lo estás haciendo pasas
por la cocina y se te ocurre picar algo antes de ponerte, para luego no tener que levantarte. Coges
algo de comer. Y mientras estás comiendo, miras por la ventana, ves el día tan bonito que hace y
decides salir a dar un paseo para hacer algo de ejercicio antes de sentarte.
Cuando te quieres dar cuenta, han pasado dos horas. Y el tiempo que tenías dedicado a esa tarea
se ha agotado. Entonces, empiezas a ponerte nervioso, te estresas y entra en juego el sentimiento
de culpa. Empiezas a preocuparte y agobiarte por el tiempo, lo que te hace aún menos productivo
y eficiente.
La primera clave, la más importante y la más eficaz: suprimir las tentaciones. Identifica todos
aquellos elementos que en un momento determinado puedan suponer una tentación y aléjalos o
ponlos fuera de tu vista. Recuerda que, en el tema de aprovechar el tiempo, el que evita la
tentación evita el peligro.
Y, además…
Márcate pequeños hitos que respondan a preguntas del tipo: ¿qué es lo primero que tengo que
hacer para abordar este tema? ¿Y, después? ¿Y, después?. Poco a poco, y de forma cómoda, te
irás acercando al objetivo final.
Asociar una tarea que nos resulta aburrida o tediosa con algo agradable como una recompensa,
eleva la motivación. Ponte premios. Y comprobarás como funciona a modo de motivación.
Si cada vez que finalizas alguna de las subtareas que te has planteado haces un pequeño descanso,
verás como “recuperas” fuerzas tanto físicas como mentales. El cansancio es un factor que
multiplica el desinterés y reduce la capacidad de esfuerzo. Por lo que es importantísimo establecer
pequeños periodos de desconexión y descanso de la actividad.
El compromiso es más difícil de incumplir si hay una resolución publica. Haz saber a las personas
implicadas que has decidido actuar de un determinado modo. O establecer unos plazos de tiempo.
Una vez comunidada, harás todo lo posible por cumplir tu palabra.
Como ves, estas son solo algunas formas eficaces para vencer la procrastinacion. Sin embargo, no
siempre son sencillas de implementar. Porque, en muchas ocasiones, detrás de esa postergación
de las tareas se esconde el miedo al fracaso y el exceso de perfección.
Si has detectado que este puede ser tu caso, solicita la ayuda de un profesional que te ayude a
gestionar tu tiempo de forma óptima. ¡No te arrepentirás! Yo misma he comprobado, en cada uno
de los casos de este tipo que he tratado, que desarrollando las habilidades adecuadas y
adquiriendo los recursos necesarios, es posible eliminar la procastinación. Para dejar de evitar y
atreverte a experimentar la vida que realmente te mereces vivir.
La procrastinación puede afectar diferentes áreas de la vida, desde el ámbito académico hasta el
laboral y personal. Cuando alguien procrastina, puede perder oportunidades valiosas,
experimentar estrés y ansiedad, y reducir su capacidad para alcanzar metas importantes.
La buena noticia es que la procrastinación se puede superar con práctica y hábitos saludables.
Algunas estrategias efectivas para vencer la procrastinación pueden incluir la creación de un plan
de acción, la eliminación de distracciones, la gestión del tiempo, y la motivación mediante
recompensas y objetivos realistas.
¡Claro! Aquí tienes una posible charla divertida de 10 minutos sobre la procrastinación en jóvenes:
"¡Hola a todos! Hoy vamos a hablar sobre la procrastinación, ese hábito tan común que todos
hemos experimentado alguna vez. Aunque hayamos oído que la procrastinación es un problema
grave, hoy les propongo que lo veamos desde otro ángulo: ¿podemos sacarle partido y hacer que
nos ayude en lugar de perjudicarnos?
Para empezar, ¿quién no ha dejado alguna vez los deberes para el último momento? ¿O ha
aplazado una tarea importante hasta el día siguiente, y después al siguiente, y así sucesivamente?
Es fácil caer en la tentación de posponer lo que no nos apetece o lo que nos resulta difícil. Pero lo
que quizás no saben es que la procrastinación también puede ser un recurso para impulsar
nuestra creatividad y productividad.
Según algunos estudios, hay dos tipos de procrastinación: la activa y la pasiva. La primera se
refiere a la práctica de dejar una tarea importante para más tarde y, en su lugar, realizar otras
actividades creativas o productivas que no estaban previstas. La segunda se refiere a dejar las
tareas para más tarde y hacer otras actividades sin sentido o sin productividad.
La procrastinación activa puede ser una fuente de inspiración y motivación. Por ejemplo, si tienes
un trabajo creativo que hacer, y te sientes bloqueado, puedes darte un descanso y hacer algo
completamente diferente, como un juego o una actividad artística. Este descanso puede ayudar a
despejar la mente y permitir que las ideas fluyan más fácilmente cuando vuelvas a la tarea
original.
Pero la procrastinación pasiva, por otro lado, es un hábito destructivo que puede convertirse en
una adicción. Puede hacernos perder el tiempo, y dejar que se acumulen las tareas, lo que
aumenta la presión y el estrés.
Por eso, si eres un joven que procrastina, te sugiero que practiques la procrastinación activa.
Puedes hacer una lista de actividades creativas que disfrutes, y alternarlas con las tareas
importantes que debes realizar. De esta manera, puedes estimular tu creatividad, mantener la
motivación, y seguir avanzando en tus tareas.
Recuerda que la procrastinación puede ser una herramienta útil si se utiliza adecuadamente, pero
también puede convertirse en un problema si se convierte en un hábito destructivo. Por lo tanto,
procura ser consciente de tus propios hábitos de procrastinación, y trata de encontrar un
equilibrio entre el trabajo y el juego.
¡Eso es todo por hoy! Espero que hayan disfrutado de la charla, y que hayan aprendido algo nuevo
sobre la procrastinación. ¡Que tengan un día productivo y creativo!"