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¿Te ha pasado alguna vez de posponer una tarea día tras día y no llegar a hacerla nunca?
¿Tienes miles de tareas que hacer y pierdes el tiempo navegando por Internet? No te
preocupes, nos ha pasado a todos alguna vez, y a eso se llama procrastinación.
¿Qué es la procrastinación?
Según la definición de la Wikipedia: “La procrastinación (del latín: pro, adelante, y
crastinus, referente al futuro), postergación o posposición, es la acción o hábito de
postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras
situaciones más irrelevantes y agradables.”
– El miedo a ser imperfectos. Si nosotros creemos que las tareas tienen que estar
perfectas, cualquier resultado que no sea ese será insatisfactorio para nosotros. El
perfeccionismo paraliza porque nunca nada será lo suficientemente bueno como para
no poder mejorarse. Reconozco que, durante mucho tiempo, he sido perfeccionista,
hasta que aprendí uno de los lemas de la productividad: «Mejor hecho que perfecto».
Haz la tarea al comienzo del día o de la actividad laboral: suele ser el momento de
máxima energía y te la quitas de encima. Te sentirás genial y todo lo que hagas después
lo harás con más alegría y más rápido.
A lo mejor postergamos una tarea porque es un proyecto grande y no sabemos por
dónde empezar. Entonces lo mejor en dividirlo en minitareas que me vayan acercando al
proyecto. Yo suelo hacer primero una lluvia de ideas de todas las minitareas que tengo
que hacer para completar el proyecto, luego las ordeno y hago un mapa mental, y paso
a la acción empezando por la primera minitarea.
Prográmate las tareas. Además de tenerlas perfectamente identificadas y listadas, llega
un paso mas allá, ponlas en el calendario. Con esto estarás más comprometido y
evitarás el estrés de la improvisación.
Revisa y descansa. En tu organización diaria prográmate ‘puntos de control’, para
revisar si has conseguido procesar las tareas que pretendías, si es que sí te dará energía
extra y te desestresará; si es que no puntualmente, tranquilo, no pasa nada, todos
tenemos malos días; si es que no siempre… revisa tu sistema de planificación porque
algo falla (¿objetivos demasiado ambiciosos?). Es importante que también te programes
algunos descansos.
Visualízate realizando esa tarea. Si al final del día te has dado cuenta que has vuelto a
dejar esa tarea sin hacer, cierra los ojos y visualízate a ti mismo haciéndola y
resolviéndola satisfactoriamente. Luego vuelve a programarla para otro día. Esto te
ayudará a quitarte los miedos que puedas tener a realizarla (al fracaso, a no hacerla
perfecta, a que salgan problemas…).
Fuente: https://mininmamente.com/procrastinacion/