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Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca.

Facultad de Bellas Artes


Gestión Cultural y Desarrollo Sustentable.

Reporte
Javier de Jesús García Ruíz.

Calpulli
Aproximadamente a 20 minutos del primer cuadro del centro de la ciudad de
Oaxaca, sin mucho tráfico vehicular, en la colonia Lomas de San Jacinto se
encuentra el Centro de Apoyo a la Educación y a la Creatividad Calpulli A.C. cuya
historia empieza en 1993 con el maestro Felipe Sánchez Rodríguez de la mano de
madres y padres de familia, compañeras(os), amigas (os), y personas
comprometidas con el reto que significa dejar un mundo un poco mejor para las
futuras generaciones.
Una madre de familia nos dijo que su hijo adulto había pasado por Calpulli tiempo
atrás y que ahora llevaba a su nieta porque consideraba que en ese tiempo lo
había ayudado en su formación, además ella como los demás de vinculaba
leyendo o trabajando en el Centro. Ella es testigo del impacto que ha causado el
proyecto en la población de los alrededores de Lomas de San Jacinto, en
personas que como ella, si no existiesen lugares como Calpulli se verían privadas
de acceder a saberes, experiencias o convivencias. Más adelante otras madres de
familia nos platicaron sus experiencias y sus opiniones como el hecho de que en
ocasiones son ellas las que diseñaba la vestimenta para los bailes o ayudan de
diferentes maneras y de acuerdo a sus tiempos en el mantenimiento del Centro,
aprendiendo junto a sus hijos o hijas, diferente a la escuela, un lugar de reunión
colectiva armónica, para disfrutar y experimentar.
Junto con algunos (as) jóvenes y niños-niñas fueron quienes nos recibieron
cuando llegamos aproximadamente a las 10 de la mañana, después de subir la
calle de terracería que caracteriza a algunas calles de la colonia y que por
ubicarse en una zona poco urbanizada de la ciudad le añade interés ya que no
son muchas las colonias u otras poblaciones las que pueden saber de una
experiencia similar, algo que nos compartió una madre de familia momentos
después cuando nos dijo que la experiencia de Calpulli intento ser replicada en la
agencia de Santa Rosa sin mucho éxito. El derecho a espacios dignos para la
niñez y adolecentes como cumplimiento de sus derechos humanos es por eso un
compromiso de Calpulli.
De aquel año hasta la actualidad, Calpulli lleva 26 años como un proyecto que se
construye alrededor del ejercicio de los derechos de niños, niñas y adolescentes,
esa fue una de las motivaciones que nos compartieron momentos después cuando
inicio la presentación a cargo de dos chicas de 15 y 17 años, que como el derecho
a la identidad mueven el quehacer del Calpulli.
Mientras permanecíamos sentados en un semicírculo nos enteramos del trabajo
que se realiza para fomentar la participación dentro y fuera del Centro mediante la
organización de un comité de niñas, niños y adolescentes, que abona la búsqueda
de identidad y otras cuestiones ligadas entre sí como el derecho a educación,
salud, a un ambiente libre de violencia de género, inclusivo y participativo.
Particularmente me llamo la atención el tema del lenguaje inclusivo, porque existe
polémica sobre el uso del lenguaje, para mí el lenguaje refleja realidades sociales
y el lenguaje inclusivo es reflejo de una realidad inclusiva que en Calpulli existe.
Las dos compañeras hicieron énfasis en estos temas a través de cartulinas donde
además nos mostraron que realizan otras actividades que permiten a quienes
participan ser sujetos vinculados a distintas actividades como los medios de
comunicación, principalmente la radio, la prensa escrita y el internet. Lo que nos
explicaron fue sobre la importancia de conocer los derechos de las niñas, niños y
adolescentes, la necesidad que existe de que sean considerados con más
atención por el Estado y que se generen mecanismo que los garanticen y
promuevan básicamente. Calpulli, siguiendo el camino de garantizar, proteger y
promover los derechos de un sector importante de nuestra sociedad impacta en
primer lugar en la realidad de las personas que habitan alrededor del espacio,
después a otras personas que comparten esa necesidad de hacer algo por el lugar
donde viven con los suyos.
Nos platicaron que existe un trabajo constante en las redes sociales por parte de
las y los más jóvenes pero también de las personas mayores ya que se difunde el
trabajo por este y diferentes medios, se realizan actividades públicas en pro de los
derechos de niñas, niños y adolescentes, como conferencias de prensa, foros y
calendas así como para protegerlos ante las instancias correspondientes cuando
son vulnerados.
Los chicos y chicas que más se han vinculado con el Centro nos dieron una
divertida muestra de lo que saben hacer y nos enseñaron primero la historia de la
danza de los viejitos, originada en los chamanes de la región Purepecha y
después los pazos de la danza con disposición a mostrarnos lo que sabían, a esa
edad yo también sentía muchas ganas de compartir lo que sabía, ahora también
pero en donde vivía entonces no tenía al alcance un lugar así, y entiendo que
Calpulli pueda motivar a las nuevas generaciones a encontrar caminos llenos de
buenos momentos colectivos e individuales, porque el medio donde crecen los
seres humanos es importante para su desarrollo futuro.
Al final de nuestro encuentro, nos volvimos a reunir en un círculo y jugamos futbol
así sentados con otras reglas distintas, un juego divertido y que me dio mucha
risa. Compartimos nuestros opiniones sobre lo que habíamos hecho y para mí fue
una buena experiencia pues además de no conocer el lugar antes, coincidí con su
forma de enfocar los derechos de las niñas, niños y adolescentes.

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