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314 José Miguel Valdivia

PÁRRAFO 2. REGLAS GENERALES DE EJECUCIÓN


DE LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS
485. En derecho privado se asume por principio que la “ley del contrato”, mo-
derada en función de las exigencias de la buena fe, basta para definir las vicisitudes
contractuales. Sin embargo, en derecho administrativo, la teoría postula varias mo-
delaciones al rigor de la regla pacta sunt servanda, en atención al fin público que fun-
damenta los contratos administrativos. Estos criterios reflejan que el interés general
incide en la ejecución del contrato administrativo. Estas modelaciones se mostrarían
en especial en la idea de potestades exorbitantes de la administración (sección 1) y en
la mantención del equilibrio financiero a favor de su cocontratante (sección 2).

Sección 1. Potestades exorbitantes


486. La idea de cláusula exorbitante o potestad exorbitante identifica una se-
rie de poderes de acción unilateral con que cuenta la administración durante la
ejecución de los contratos administrativos. El calificativo “exorbitante” refleja el
carácter excepcional de estas soluciones, que no guardan comparación con los
cánones del derecho privado. La doctrina comparada ha llegado al extremo de
afirmar que estas potestades serían “implícitas”, o sea, que regirían aun sin pacto;
pero en general en derecho chileno cuentan con algún reconocimiento legal.
Las potestades exorbitantes más significativas, según la doctrina, son las de inter-
pretación unilateral del contrato, de dirección y control (ej.: inspección técnica), de
imponer sanciones contractuales y las de introducir modificaciones a las obligaciones
del contratante (o ius variandi) así como de disponer la terminación del contrato.
Sin duda, las dos últimas son aquellas que guardan mayor distancia del arquetipo
del contrato de derecho privado. En circunstancias que el artículo 1545 del Código
Civil dispone que todo contrato legalmente celebrado no puede ser invalidado sino
“por el consentimiento mutuo” de los contratantes o por otras causas legales, en
derecho administrativo la administración dispondría de facultades que le permiten
derechamente modificar el contrato o ponerle término, por razones de bien público.
Desde luego, el ejercicio de estas prerrogativas, en cuanto puede desvirtuar la lógica
económica de la operación contractual, debe ser compensado por la administración (a
menos que tengan por motivo los incumplimientos contractuales del cocontratante).

Sección 2. Mantención del “equilibrio financiero”


487. En general, el cocontratante de la administración tiene los derechos que
le confiere el contrato (exigir cumplimiento de la administración, alegar responsa-
Título IV. Cuestiones básicas de la contratación administrativa 315

bilidades, etc.). Sin embargo, la teoría postula, además, la existencia de regímenes


especiales de compensación en caso de alteración de la economía del contrato. En-
tre las hipótesis más significativas de compensación a la alteración del equilibrio
financiero se cuentan la “teoría de la imprevisión” y la del “hecho del Príncipe”.

(a) Teoría de la imprevisión


488. Planteamientos recurrentes del derecho chileno y comparado sugieren la
aplicabilidad de la denominada “teoría de la imprevisión” al derecho de los con-
tratos administrativos. Sin duda, la experiencia francesa ha sido determinante en
estas orientaciones, admitiendo el juego de esta teoría en la contratación adminis-
trativa desde principios del siglo XX (en concreto, a partir de un famoso fallo del
Conseil d’Etat, de 30 marzo 1916, Gaz de Bordeaux).
La teoría de la imprevisión supone que en caso de alteración significativa de la
economía del contrato en razón de un cambio sobreviniente de circunstancias el
contrato debe ser revisado (es decir, reformulado), incluso por el juez si las partes
no se avienen en una solución amistosa. La procedencia de la teoría en derecho
público se justificaría en las necesidades del servicio público a que atiende el con-
trato y no en la estructura propia del derecho de contratos (es decir, en la idea de
conmutatividad, pues de otro modo su alcance sería transversal al derecho con-
tractual, tanto público como privado).
Es controversial admitir la procedencia de la teoría, pues un contrato es nece-
sariamente un acto de previsión del futuro, mediante el cual las partes arbitran
entre ellas los riesgos que conlleva su relación duradera en el tiempo. A priori, el
contrato se basta a sí mismo y no debiera ser revisado por causas sobrevinientes.
Ahora bien, los ordenamientos comparados que han acogido esta teoría han
establecido requisitos más o menos rigurosos para su procedencia, que en general
consisten en: (i) un cambio de circunstancias que provoca una alteración significa-
tiva de la economía del contrato; (ii) cambio que debe ser imprevisto, de acuerdo
al horizonte de expectativas de ambas partes al tiempo de contratar; y (iii) que no
conlleve la materialización de un riesgo que por naturaleza deba soportar el deu-
dor, de acuerdo con la distribución que supone la operación económica envuelta
en el contrato.

(b) Hecho del Príncipe


489. La idea de hecho del Príncipe designa un fenómeno de mayor onerosi-
dad en el cumplimiento del contrato provocado por la intervención de decisiones
legítimas de la administración (actuando como poder público, es decir, en ejerci-
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cio de potestades distintas a las contractuales); así ocurre, por ejemplo, con las
restricciones a la importación, a la mano de obra, etc. Conforme a la teoría, en
estos casos la administración debiera compensar al cocontratante en razón de los
mayores costos que le irrogue cumplir el contrato bajo estas condiciones.
En el derecho chileno, se encuentra reconocido positivamente respecto de las
concesiones de obra pública:
“El concesionario podrá solicitar compensación en caso de acto sobreviniente de au-
toridad con potestad pública que así lo justifique, sólo cuando, copulativamente, cumpla
los siguientes requisitos: el acto se produzca con posterioridad a la adjudicación de la
licitación de la concesión; no haya podido ser previsto al tiempo de su adjudicación; no
constituya una norma legal o administrativa dictada con efectos generales, que exceda
el ámbito de la industria de la concesión de que se trate, y altere significativamente el
régimen económico del contrato” (Ley de concesiones de obra pública, art. 19).

BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL
490. La teoría más relevante en el derecho chileno de los contratos admi-
nistrativos es de origen francés. En este campo, las primeras teorizaciones con
perspectiva de conjunto parecen atribuirse a Gaston Jèze, cuya obra –inicialmente
titulada Les contrats administratifs de l’Etat, des départements, des communes et
des établissements publics– pasaría a formar parte de su monumental Les princi-
pes généraux du droit administratif, bajo el título de Théorie générale des contrats
de l’Administration (París, Giard, 1934-1936, 3 vols.) ; más tarde, una importante
contribución se debe a Georges Péquignot, Théorie générale du contrat adminis-
tratif (París, Pédone, 1945). El trabajo más completo sobre la contratación admi-
nistrativa, por desgracia en buena parte desactualizado, es el tratado de André de
Laubadère, Franck Moderne y Pierre Delvolvé, Traité des Contrats Administratif,
(París, LGDJ, 2ª ed., 1983-1984, 2 vols.). Entre los textos más sintéticos del dere-
cho reciente, Laurent Richer, Droit des contrats administratifs (París, LGDJ, 10ª
ed., 2016) y Philippe Yolka, Droit des contrats administratifs (París, LGDJ, 2013).
Para el derecho chileno, la monografía reciente más importante sobre el con-
junto de la materia se debe a Claudio Moraga, Contratación administrativa (San-
tiago, Jurídica, 2007). Entre los libros de factura más antigua, cabe mencionar
uno de los volúmenes del tratado de Enrique Silva Cimma, Derecho administrati-
vo chileno y comparado. Actos, contratos y bienes (Santiago, Jurídica, 1995). Un
enfoque teórico, igualmente clásico (por sus resonancias francesas), en dos ensa-
yos de Eduardo Soto Kloss “La contratación administrativa” y “La contratación
administrativa: Un retorno a las fuentes clásicas del contrato” (Rev. Derecho y Ju-
risprudencia, v. 75, 1978). En 2015 las Jornadas de derecho administrativo estu-
vieron consagradas a la contratación administrativa; los trabajos se contienen en

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