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Ciudadano

Ing. Nilo Rafael González Jimenez


Director de la Unidad Coordinadora
Ejecutora Regional del Estado Zulia
Su Despacho.-

Honorable Director:

Luego de saludarle cordialmente, la presente tiene por objeto dar respuesta


a oficio Nº UCER-417-08-02 de fecha 23 de agosto de 2002 e informar a ese
Despacho criterio jurídico a seguir en los casos de rescisión unilateral de los
contratos administrativos así como el procedimiento para notificar a las empresas
co-contratantes tal decisión.

El TÍTULO III De las obligaciones, Capítulo I De las fuentes de las


obligaciones, Sección I De los contratos, artículo 1.133 del Código Civil
venezolano, define lo que debe entenderse desde el punto de vista del Derecho
Civil como Contrato. En este sentido, el citado artículo establece:

“Artículo 1.133 C.C.: El contrato es una convención entre dos o más


personas para constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre
ellas un vínculo jurídico”.

En tal sentido, resulta importante destacar que la Administración Pública


puede celebrar contratos de derecho privado, también conocido por contratos de
la Administración y contratos de derecho público, es decir, contratos
administrativos.

Así, la doctrina, representada por el administrativista francés Jean Riveró


(1984), en cuanto a los Contratos de la Administración (contratos de derecho
privado) y los Contratos Administrativos (contrataos de derecho público)
celebrados por la Administración Pública, señala:

“1º. Por una parte, la Administración Pública celebra


contratos idénticos a los de los particulares, tal como están
definidos y reglamentados por el Código Civil. (...) Este recurso de la
Administración al contrato privado es muy frecuente; es la regla para
todos los servicios industriales y comerciales; es característico del
procedimiento de la gestión privada de los servicios públicos. En
estos casos, fuera de algunas reglas de competencia y de
procedimiento que rigen la emisión del consentimiento de la persona
pública, es el derecho privado el que se aplica al contrato...

2º. Pero la Administración puede celebrar también actos, que


si bien son de naturaleza contractual, ya que se basan en el
acuerdo de dos voluntades, están sin embargo sometidos a reglas
diferentes de aquellas que rigen los contratos ordinarios y
competen, a la jurisdicción de lo contencioso administrativo. Esto
forma, en la masa de los contratos de la Administración, la categoría
particular de los contratos administrativos.

(...).

Las reglas así establecidas han sido completadas por la


jurisprudencia la cual ha desprendido para ello, un cuerpo de
principios comunes, que constituyen la teoría general de los
contratos administrativos, y que encuentran aplicación, incluso,
fuera de los contratos especiales reglamentados por los textos.

Dada la importancia económica de las operaciones realizadas


por el procedimiento de los contratos administrativos su régimen
presenta una importancia práctica considerable. Desde el punto de
vista jurídico, este régimen, comparado con el de los contratos
privados, pone en pleno relieve la autonomía y la originalidad del
Derecho Administrativo”.

Igualmente, la Jurisprudencia venezolana en sentencia Nº 02743 del


Tribunal Supremo de Justicia, Sala Político Administrativa de fecha 20 de
noviembre de 2001, estableció la distinción entre los contratos de derecho
privado, contratos de la Administración y los contratos de derecho público,
contratos administrativos, celebrados por la Administración Pública, de la
siguiente manera:

“...existe de vieja data, diversidad de criterios para el


establecimiento de la distinción entre los contratos administrativos y
los contratos de derecho privado que celebra la Administración. No
alcanzándose por lo demás, un criterio pacífico e indiscutible para
reconocer al contrato administrativo; sólo simplemente, algunos
índices o elementos reveladores. La tesis más difundida, sustenta
que el elemento unificador o fundamental para reconocer el contrato
administrativo, es que este reposa sobre la noción de servicio
público como objeto del contrato. Postulándose, en ese mismo
parecer, que el Contrato celebrado por la Administración tenga por
objeto la organización o funcionamiento de un servicio público o de
alguna actividad de interés general, o bien que en alguna forma se
desprenda del contrato que este tiene por objeto ejecutar un servicio
público o dar satisfacción a un interés general. En tal sentido, para
que un contrato celebrado por la Administración pueda ser calificado
como administrativo es necesario que guarde relación con una
actividad de servicio público o de utilidad pública. Sin embargo, se
entiende que los contratos celebrados por la Administración que
tengan por objeto servicios industriales y comerciales idénticos a los
que prestan los particulares, encajan normalmente en la categoría
de los contratos de derecho común, de manera que a estos últimos
se les presume como contratos de derecho privado, salvo que en
razón de cláusulas especiales o de condiciones particulares de
funcionamiento del servicio, pueda reconocérseles el carácter de
contratos administrativos” (Subrayado nuestro).

Así, desde el punto de vista del Derecho Administrativo, ha sido criterio


reiterado por la doctrina nacional y extranjera, y la jurisprudencia venezolana, que
los contratos administrativos deben entenderse por toda convención celebrada
entre dos o más personas cuando una de ellas, es un ente público, tiene utilidad
pública o prestación de un servicio público y entiende la presencia de
prerrogativas de la administración consideradas como cláusulas exorbitantes a
dichos contratos administrativos.

En tal sentido, Bielsa (s/f) citado por Rafael Badell Madrid (2001), señala
como Contrato Administrativo a “el que celebra la Administración Pública con otra
persona pública o privada, física o jurídica, y que tiene por objeto una prestación
de utilidad pública”.

Escola (s/f) citado por Rafael Badell Madrid (2001), considera que los
contratos administrativos son aquellos “celebrados por la administración pública
con una finalidad de interés público y en los cuales, por tanto, pueden existir
cláusulas exorbitantes del derecho privado o que coloquen al cocontratante de la
administración pública en una situación de subordinación respecto de ésta”.

Para Berçaitz (s/f) citado por Rafael Badell Madrid (2001), los contratos
administrativos son “aquellos celebrados por la administración pública con un fin
público, circunstancia por la cual pueden conferir al cocontratante derechos y
obligaciones frente a terceros, o que, en su ejecución, pueden afectar la
satisfacción de una necesidad pública colectiva, razón por la cual están sujetos a
reglas de derecho público, exorbitantes del derecho privado, que colocan al
cocontratante de la Administración Pública en una situación de subordinación
jurídica”.

Marienhoff (s/f) citado por Rafael Badell Madrid (2001), el contrato


administrativo es el “acuerdo de voluntades, generador de obligaciones celebrado
entre un órgano del Estado en ejercicio de las funciones administrativas que le
competen, y otro órgano administrativo o con un particular o administrado, para
satisfacer finalidades públicas”.

Así, según sentencia Nº 00187 de la Sala Político Administrativa del


Tribunal Supremo de Justicia, de fecha 05 de Febrero de 2002, define y
caracteriza los contratos administrativos de la siguiente manera:

“... son verdaderos contratos administrativos, toda vez que los


mismos poseen las tres características básicas de todo contrato
administrativo, a saber: 1.- Una de las partes es un ente público, 2.-
el contrato tiene una finalidad de utilidad pública o la prestación de
un servicio público, y 3.- como consecuencia de lo anterior, se
entiende la presencia de ciertas prerrogativas de la Administración
en dichos contratos, consideradas como exorbitantes, aun cuando
no se encuentren expresamente plasmadas tales características en
el texto del mismo”.

Por otra parte, resulta importante destacar dos de los deberes


fundamentales para las partes contratantes, los cuales si bien se encuentran
contenidos en el Código Civil, ha sido criterio reiterado por la jurisprudencia
venezolana la aceptada aplicación de los mismos en los contratos administrativos,
los cuales son:

“Artículo 1.159: Los contratos tienen fuerza de Ley entre las partes.
No pueden revocarse sino por mutuo consentimiento o por las
causas autorizadas por Ley”.

“Artículo 1.160: Los contratos deben ejecutarse de buena fe y


obligan no solamente a cumplir lo expresado en ellos, sino a todas
las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la
equidad, el uso o la Ley”.

De este modo, la doctrina representada por el administrativista Rafael


Badell Madrid (2001), señala que “la máxima de que los contratos deben
ejecutarse de buena fe no es exclusiva del derecho privado; tratase de un principio
general y por tanto aplicable también en el derecho administrativo. De ahí deriva
que las potestades excepcionales que posee la Administración para adecuar
la ejecución de los contratos a los intereses públicos, no puede significar el
desconocimiento de los derechos de quienes han contratado con ella”.

Asimismo, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia,


en sentencia Nº 00060 de fecha 6 de febrero de 2001, con ponencia del
Magistrado Levis Ignacio Zerpa, en juicio Corporación Digitel, C.A., estableció:

“Ahora bien, cabe precisar que, en materia de contratos


administrativos, resulta aplicable el principio general contenido en el
artículo 1.159 del Código Civil, conforme al cual “los contratos tienen
fuerza de ley entre las partes”. De allí que, si ellos no contienen
menciones contrarias a las leyes, al orden público, ni a las buenas
costumbres, tienen carácter obligatorio, no pudiendo aquellas
desligarse de sus compromisos contractuales, salvo la especial
situación que en ellos tiene la administración contratante”.

Igualmente, resulta necesario destacar la inaplicabilidad de la excepción


non adimpleti contractus a favor del cocontratante en materia de contratos
administrativos, por lo cual según el citado autor Rafael Badell Madrid (2001), la
doctrina y jurisprudencia señalan que en materia de contratos administrativos, el
co-contratante no puede amparase en el incumplimiento de las obligaciones
asumidas por la Administración, para dejar de cumplir las suyas.

El fundamento de la inaplicabilidad de tal excepción, se encuentra – a juicio


de la doctrina y también de la decisión citada- no solo “en el carácter de
subordinación de la actividad del Contratista, al supremo interés del servicio (...)
sino también partiendo de un nuevo concepto de la causa de los contratos
bilaterales cuando se trata de contratos administrativos.

Así, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en


sentencia de fecha 11 de abril de 2000, caso República de Venezuela contra
Pedarca, C.A., decidió:

“Adicionalmente, la Sala observa que la defensa esgrimida por la


demandada P... se encuadra dentro de las previsiones de la
excepción del contrato no cumplido o exceptio non adimpleti
contractus. En efecto, nótese que la demandada ha argumentado
que su incumplimiento obedece, precisamente, a los supuestos
incumplimientos del Ministerio ... Sobre este particular, es bueno
advertir que cuando la Administración reclama del co-contratante el
cumplimiento de alguna previsión contenida en un contrato
administrativo, éste queda imposibilitado para oponer la excepción
antes dicha, bastando citar para ello la decisión de la Corte Federal y
de casación del 5 de diciembre de 1945 (caso Astilleros La Guaira) y
las subsecuentes decisiones emanadas de esta Sala que ratificaron
este criterio. Por ello, mal podría la demandada oponer a la
demandante su incumplimiento, ya que ello, en materias como la
sometida a consideración de la Sala, resultaría improcedente. Así se
decide... (Exp. Nº 175 (68-73). Sent. Nº 00789. Ponente: Dr.
Carlos Escarrá Malavé).

En cuanto a la presencia de ciertas prerrogativas de la administración en los


mencionados contratos, consideradas como cláusulas exorbitantes se ubica el
poder de rescisión unilateral de los mismos por parte del Estado. Por ello, además
de los supuestos de terminación normal (vencimiento del plazo o cumplimiento del
objeto del contrato administrativo) puede terminarse anticipadamente cuando la
administración contratante hace uso de esa potestad. La extinción unilateral del
contrato administrativo puede estar fundamentada según el Administrativista
Rafael Badell Madrid (2001), en diversas causas, a saber:

1. Razones de mérito, oportunidad y conveniencia, también denominado por


la doctrina el rescate tiene lugar cuando la administración por las citadas
razones da por terminado el contrato administrativo, ya sea para asumir la
prestación del servicio en forma directa, o para poner fin al servicio por
estimar que de éste no se desprende beneficio alguno para la colectividad.
Como quiera que la extinción del contrato por está vía constituye una facultad
discrecional, desvinculada de la conducta del contratista o de vicios en la
contratación, su ejercicio supone la integra indemnización del lucro dejado de
percibir por el cocontratante, dado que el interés general que tiene la
administración al rescate no implica potestad para disponer de la propiedad
de los particulares.

2. Revocación por razones de ilegalidad: este supuesto ocurre cuando la


administración reconoce la ilegalidad del contrato administrativo. La
Administración puede extinguir unilateralmente el contrato, cuando los actos
administrativos que contienen la voluntad de contratar se encuentran
afectados de nulidad, se produce la extinción del contrato mismo, pues deja
de existir uno de los elementos necesarios para su validez (manifestación
legítima de la voluntad).

Siendo que en esta materia se aplican las mismas reglas que regulan la
revisión oficiosa de los actos administrativos, en consecuencia solo puede
declararse en sede administrativa cuando el contrato administrativo esté
afectado de nulidad absoluta.

En este sentido, se ha pronunciado la Corte Primera de lo Contencioso


Administrativo en sentencia de fecha 2 de agosto de 2001, caso: Sunnyvest
Corporation A.V.V. en nulidad, al señalar:
“El artículo 82 de la Ley Orgánica de procedimientos Administrativos
establece la potestad que tiene la Administración de revisar sus
actos, es decir, volver sobre los mismos a fin de modificarlos o
revocarlos, lo cual se conoce en la doctrina como el principio de
autotutela. Como se habla de revocatoria, la desaparición del acto
ocurre por motivos o elementos subjetivos – razones de mérito,
oportunidad o conveniencia-, mientras que cuando se hable de
anulación la extinción del acto ocurre por razones de legalidad.
Así la actuación a extinguir un acto administrativo por voluntad de la
Administración puede basarse en criterios de oportunidad o
conveniencia o de legalidad. Esta potestad revocatoria de la cual
goza la Administración está limitada a los actos administrativos que
no hayan originado derechos subjetivos o intereses legítimos y
directos. Por ello, si el acto administrativo que es revocado por la
Administración ha originado derechos subjetivos, personales y
directos para un particular, ésta revocación debe basarse en las
causales de nulidad absoluta contenidas en el artículo 19 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, pues si ello no es así,
el acto revocatorio estaría viciado de nulidad absoluta conforme a lo
dispuesto en el numeral 2 de artículo 19 eiusdem.

(...).
... La única forma de resolver un acto administrativo que ha creado
derechos, es demostrando que este está viciado de nulidad
absoluta.

(...).
“En efecto, la doctrina administrativa sostiene, unánimemente, que
la administración no puede volver sobre sus pasos y revocar sus
propios actos cuando estos hubieren establecidos algún derecho a
favor de particulares y ello porque la revocación de los actos
administrativos creadores de derechos subjetivos pugnaría con la
intangibilidad de las situaciones jurídicas individuales” (Vid.
Sentencia de la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de
Justicia del 14 de mayo de 1985, caso: Freddy Martín Rojas Pérez,
UNELLEZ, con ponencia de la Magistrada Josefina Calcaño de
Temeltas).

“... Si se trata de actos administrativos que han de ser revocados


por razones de méritos o bien por estar afectados de algún vicio de
nulidad relativa, será posible el ejercer la potestad de revocatoria
siempre y cuando no se hayan generado derechos subjetivos o
intereses legítimos, personales y directos para los administrados
(artículo 82 eiusdem) (vid. Sentencia de la Sala Político
Administrativa de la Corte Suprema de Justicia de 11 de febrero de
1992, Nº 22)...”.
De la sentencia antes transcrita, se desprende que la Administración en
efecto, puede revocar (artículo 82 Ley Orgánica de procedimientos
Administrativos) o anular (artículo 83 de la Ley Orgánica de procedimientos
Administrativos) en su ejercicio de potestad de autotutela administrativa, aquellos
actos que, aun hayan creado derechos subjetivos a los particulares, adolecen de
nulidad absoluta. De allí, que constituye más bien, una obligación de la
Administración, rectificar su actuación cuando la misma éste viciada de nulidad
absoluta.

Igual criterio tiene la doctrina que considera que la única posibilidad que
tiene una autoridad administrativa para revocar o anular un acto administrativo
creador o declarativo de derechos a favor de particulares, una vez firme, es que el
mismo sea un acto administrativo viciado de nulidad absoluta conforme a lo
establecido en el artículo 19 eiusdem, pues de lo contrario si se tratase de un acto
anulable, viciado de nulidad relativa sería irrevocable, si crea o declara derechos a
favor de particulares.

3. La Caducidad de rescisión unilateral, incumplimiento del co-contratista,


puede definirse como la voluntad con efectos ejecutorios adoptada por la
administración de terminar anticipadamente el contrato administrativo, y que
se produce como consecuencia grave del incumplimiento de las obligaciones
asumidas por el cocontratante contractual y legalmente.

En este orden de ideas, la rescisión unilateral o caducidad tiene un carácter


sancionatorio, pues supone una inobservancia grave y sistemática de las
obligaciones del co-contratante.

En ese sentido, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,


(caso Aerolink International, S.A) de fecha 20 de Junio de 2000, dispuso:

“Antes de declarar la rescisión o caducidad del contrato


administrativo, es necesario iniciar y tramitar un procedimiento
administrativo, aun cuando este procedimiento sea expedito como el
procedimiento sumario, en el que se recojan los elementos del
juicio que van a servir de fundamento a la decisión, se califique la
gravedad de la falta del concesionario y, finalmente, en caso de
estimarse que se trata de un incumplimiento que amerite la rescisión
del contrato, se imponga la sanción correspondiente” (Subrayado
nuestro).

El administrativista Rafael Badell Madrid (2001), señala al respecto lo


siguiente:

“No cabe duda que la imposición de sanciones a los contratistas


públicos, requiere un procedimiento previo que recoja los elementos
de juicio necesarios para adoptar una decisión y, en este sentido, el
procedimiento administrativo que se inicie, a tal efecto, tiene sentido
en tanto permita la participación activa del principal interesado (co-
contratante) y se garantice el ejercicio de su derecho a la defensa.
Ello tiene por objeto, precisamente, asegurar que el contratista
pueda ejercer las defensas y oponer las excepciones que tenga a
bien plantear en resguardo de su posición jurídica.

Específicamente en materia de contratos administrativos, y en


relación con la necesidad de que se tramite un procedimiento previo
en el cual el contratante pueda ejercer eficazmente su derecho a la
defensa, la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de
Justicia ha expresado que “no basta que se produzca el
incumplimiento del contratista para que la Administración declare,
ipso facto, caducidad o rescisión del contrato. El acto extintivo debe
estar en estos casos, precedido de un procedimiento administrativo,
en el curso del cual resulte comprobado el incumplimiento y su
imputabilidad al co-contratante. Todo ello como único medio capaz
de garantizar el derecho a la defensa del particular co-contratante.

En idéntico sentido se ha pronunciado la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia al señalar que la rescisión unilateral
del contrato sin la previa apertura del procedimiento administrativo
correspondiente resulta violatoria del derecho constitucional a la
defensa (subrayado nuestro)”.

Así, en la citada decisión de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de


Justicia de fecha 20 de Junio de 2000, caso: Aerolink International, S.A., se
estableció:
“(...) la Administración frente a ese incumplimiento contractual como
por ejemplo falta de pago, falta de constitución de las fianzas
exigidas, falta de rendición de cuentas, etc., tiene la potestad de
rescindir unilateralmente el contrato pero respetando los derechos
subjetivos o intereses legítimos de los concesionarios, toda vez que
el acto por el cual se rescinde la concesión es un acto por el cual se
rescinde la concesión es un acto administrativo que debe estar
precedido de un procedimiento que garantice el derecho a la
defensa y al debido proceso (...)” (Subrayado nuestro).

Por otra parte, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de


Justicia, en Sentencia Nº 01219 de fecha 26 de Junio de 2001, decidió:
“Reitera la Sala que la Administración tiene la facultad de resolver
unilateralmente los contratos administrativos en los que sea parte,
por distintas razones: de legalidad, cuando no se han satisfecho los
requisitos exigidos para su validez o eficacia; de interés general o
colectivo; y a título de sanción, en caso de falta grave o
incumplimiento del co-contratante. Ciertamente, en este último
supuesto, no puede la Administración prescindir, en principio, de un
procedimiento contradictorio, en el cual se asegure al particular sus
elementales garantías de intervención y defensa. En consecuencia,
frente a la potestad de decisión unilateral del contrato, se erige la
garantía del derecho a la defensa del interesado será afectado por la
decisión que haya de adoptarse”.

En el caso particular de la rescisión unilateral de los Contratos


Administrativos tengan por objeto ejecución de obras resulta importante destacar
sentencia Nº 00060 del Tribunal Supremo de Justicia en Sala Político
Administrativa, de fecha 06 de febrero de 2001, con ponencia del magistrado
Levis Ignacio Zerpa, juicio: Corporación DIGITEL, C.A., según la cual:

“Sobre este punto, reitera la Sala que la Administración tiene la


facultad de resolver unilateralmente los contratos administrativos en
los que sea parte, por distintas razones de legalidad, cuando se han
satisfecho los requisitos exigidos para su validez o eficacia; de
interés general o colectivo; y a título de sanción, en caso de falta
grave o incumplimiento del co-contratante.

Ciertamente, en este último supuesto no puede la Administración,


prescindir en principio, de un procedimiento contradictorio en el cual
se asegure al particular sus elementales garantías de intervención y
defensa. En consecuencia, frente a la potestad de rescisión
unilateral del contrato, se erige la garantía del derecho a la defensa
del interesado que será afectado por la decisión que haya de
adoptarse...
... Concluye la Sala que en el caso bajo estudio no fue vulnerado el
derecho a la defensa ni el derecho a la presunción de inocencia de
la demandante, toda vez que previo al ejercicio de la potestad de
rescisión unilateral del contrato fundamentado en motivos de interés
colectivo medió una orden de paralización frente a la cual, como
se ha señalado, no se manifestó la recurrente” (Subrayado
nuestro).

Por otra parte, en cuanto a las notificaciones del acto administrativo


mediante el cual el Estado Zulia decide rescindir unilateralmente un
contrato administrativo, es necesario resaltar que el mismo debe hacerse
cumpliendo los requisitos establecidos en el artículo 73º de la Ley de
Procedimientos Administrativos del Estado Zulia, según la cual:
“Artículo 73º: En aquellos casos en los cuales las leyes del
Estado Zulia no establezcan procedimientos específicos de
notificación, los actos administrativos de efectos particulares que
afecten los derechos subjetivos de los administrados, o sus
intereses legítimos, personales y directos, deberán serles
notificado. La notificación deberá contener el texto íntegro del
acto, e indicar, si fuere el caso, los recursos que procedan contra
éste, con expresión de los términos para ejercerlos y de los
órganos o los tribunales ante los cuales deban interponerse”
(Subrayado nuestro).

Ello se justifica en el derecho a la defensa y al debido proceso que tiene


todo interesado que se vea afectado por un procedimiento administrativo
instaurado en su contra, de conocer ese procedimiento lo cual conlleva a que sea
válidamente llamado a participar en él, es decir que sea notificado, y conocer la
causa del mismo.

Por lo que es obligación del organismo de la Administración Pública Central


y Descentralizada notificar a los interesados de toda acto administrativo que
rescinda unilateralmente los contratos administrativos y que afecte los derechos
subjetivos o sus intereses legítimos, personales y directos de un particular.

En este sentido, la notificación del acto administrativo de carácter particular


por el cual el Estado decide rescindir unilateralmente un contrato administrativo,
deberá:
1. Contener texto integro del acto administrativo y los recursos que
proceden contra el mismo con expresión de los lapsos para ejercerlos y los
órganos o tribunales ante los cuales deban interponerse, con anexo de la copia
certificada del acto administrativo con asiento en su reverso de la nota de
certificación de dicho documento firmada y sellada por el funcionario y organismo
que emitió el acto. A modo de ejemplo, se presenta modelo de leyenda que
certifica que las copias de acto administrativo son fiel y exactas a sus originales:

Quien suscribe, _____________, venezolano, mayor de edad,


________, titular de la Cédula de Identidad Nº _______, domiciliado
en la ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, actuando en
este acto en mi condición de ____________ del Instituto de
Desarrollo Social, Certifico: Que la presente constante de _______
(__) folios útiles, es copia fiel y exacta de su original, la cual reposa
en los archivos de este Despacho.
En Maracaibo a los________ (___) días del mes de _____________
del dos mil dos (2002).

Años 192º de la Independencia y 143º de la Federación.


L.S.
(FDO).
(NOMBRE DEL FUNCIONARIO)
(GOBERNADOR, PRESIDENTE DE INSTITUTO AUTÓNOMO, PRESIDENTE DE FUNDACIÓN,
ASOCIACIÓN O EMPRESA DEL ESTADO ZULIA)

2. Ser entregada en el domicilio o residencia del interesado o de su


representante y , en tal caso, se exigirá recibo firmado en el cual se dejará
constancia de la fecha en que se realiza el acto del sitio de la entrega y del
contenido de la notificación, así como el nombre y cédula de identidad de la
persona que la recibe, todo de conformidad con lo establecido en el artículo 75º de
la Ley de Procedimientos Administrativos del Estado Zulia.

3. Cuando resulte impracticable la notificación en el domicilio o residencia


del interesado o apoderado, se procederá a realizar la publicación del acto en un
diario de mayor circulación en el Estado Zulia, en cuyo caso se entenderá
notificado el interesado quince (15) días después de la publicación, circunstancia
que se le advertirá en forma expresa, todo de conformidad con lo establecido en el
artículo 76º de la Ley de Procedimientos Administrativos del Estado Zulia.
OPINIÓN DEL CONSULTOR
Es opinión de esta Oficina Consultora, que las Fundaciones del Estado, en
cuanto a la rescisión unilateral de los contratos administrativos celebrados por ella,
están regidos por la Ley de Procedimientos Administrativos del estado Zulia, Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, Ley Orgánica de Administración
Pública, Ley de Licitaciones, Decreto 1.417 que establece las Condiciones
Generales de Contratación para la Ejecución de Obras de fecha 16 de septiembre
de 1996 y demás ordenamiento jurídico administrativo, doctrina y jurisprudencia
aplicable.

En este sentido, la posición privilegiada de la Administración Pública Estatal,


le otorga facultades para rescindir unilateralmente los contratos administrativos
celebrados por el, por razones de vicios de nulidad absoluta que adolezca el
mismo, por razones de mérito, oportunidad o conveniencia y por razones de
incumplimiento de co-contratante a las obligaciones por el asumidas en el contrato
administrativo, siempre y cuando en este último de los casos se haya dado
cumplimiento previo de un procedimiento administrativo que garantice el derecho a
la defensa del co-contratante.

No ocurriendo los mismo para la resolución de contratos de derecho privado


celebrados por la Administración Pública, es decir, los llamados contratos de la
administración a los cuales no se encuentra presente las cláusulas exorbitantes ni
el poder de rescisión unilateral de los contratos administrativos, debiendo acudir
para ello al auxilio del Poder Judicial competente (Juzgados y Procedimientos
Civiles) para declarar mediante sentencia judicial la resolución de los contratos de
derecho privado, so pena de nulidad de todas sus actuaciones por prescindencia
total o absoluta del procedimiento legalmente establecido, según lo previsto en el
artículo 20 de la Ley de Procedimientos Administrativos del Estado Zulia.

RECOMENDACIONES
Por los fundamentos en derecho expuestos, este Despacho Consultor pasa
a realizar las siguientes recomendaciones:
1. Cuando sea necesario terminar la relación contractual antes del tiempo
previsto en el contrato, procurar que esta sea por mutuo acuerdo lo cual
debe constar en documento escrito, firmado y sellado por las partes
contratantes en señal de conformidad.

2. Cuando la Administración Pública decida rescindir los contratos


denominados “Administrativos” por incumplimiento del co-contratante, se
debe realizar previamente un procedimiento administrativo donde se
compruebe tal circunstancia. Al efecto, se notificará al co-contratante y se
abrirá un expediente y procedimiento conforme al procedimiento sumario
establecido en la Ley de Procedimientos Administrativos del Estado
Zulia, en su artículo 67 y siguientes, de no haber uno especial en la
materia. Este procedimiento sumario concede un término de treinta (30)
días para que la Administración decida si hay o no incumplimiento del co-
contratante a las obligaciones por él asumidas contractualmente. Esta
decisión es un acto administrativo y como tal debe ser motivado donde se
expliquen las razones de hecho y derecho que dieron motivo a la rescisión
unilateral del contrato administrativo donde se hayan valorado todas las
pruebas y alegatos suministradas por las partes contratantes. Dicha
decisión deberá ser notificada al co-contratante cumpliendo las
formalidades establecidas en los artículos 73º, 75º y 76º de la Ley de
Procedimientos Administrativos del Estado Zulia.

Sin otro particular al cual hacer referencia, se suscribe de usted,

Atentamente,

Esp. Ana María Viloria Abzueta


Consultor Jurídico (E)
Providencia Administrativa de la Consultoría Jurídica
de la Gobernación del Estado Zulia, No1, de fecha 16/08/2002.

AMV/ES

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