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I. CONCEPTOS GENERALES
Existen varios criterios para clasificar las obligaciones, entre ellas figura el más
antiguo (Derecho romano): según su naturaleza, dentro de esta clasificación se
encuentran: Obligación de dar, Obligación de hacer y Obligación de No hacer; en el
presente informe; nos referiremos a esta última.
A decir de Coca (2020), la obligación de no hacer consiste en que el deudor se
compromete a una inhibición, en otras palabras, a no hacer algo, y ese no hacer algo
comprende también el no dar, de aquí se les conoce como obligaciones negativas.
Por su parte Vásquez & Herrada (2019), aseveran que, las obligaciones de no hacer o
negativas son aquellas en las que el deudor se exige a conservar una conducta
patrimonialmente valorable, que implica no realizar (o tolerar) uno o varios actos
materiales (o jurídicos), prohibiéndosele una conducta en principio lícita, para satisfacer
el interés del acreedor; por ello-señala el precitado autor- no puede ser objeto de una
obligación de no hacer la prohibición de realizar un acto ilícito, pues dicha prohibición
brota del propio ordenamiento jurídico y no de la obligación.
En similar tendencia, Sanchez (2018) , asevera que, dentro de éste concepto las
obligaciones de no hacer difieren de las obligaciones de hacer y de las obligaciones de
dar, en que no se requieren necesariamente que el pago se efectúe mediante un acto
voluntario, pues podría darse incluso el caso de que el deudor cumpla una obligación de
no hacer sin advertir ello, pues podría presentarse el supuesto de que la abstención
debida no se ejecute voluntariamente sino inconscientemente.
Con respecto a la responsabilidad de la prestación y el sujeto en el cual recae la misma,
en palabras de Osterling & Castillo (2008), en la gran mayoría de casos la única persona
con capacidad para ejecutar una obligación de no hacer sería el propio deudor, porque no
resultaría posible que su cumplimiento se delegara a una tercera persona. Podríamos
llegar a decir que la mayoría de obligaciones de no hacer son intuito personae. Sin
embargo, no todas las obligaciones de no hacer son, necesariamente, intuitu personae, ya
que algunas pueden transmitirse a los herederos del deudor.
III. SUPUESTOS
III.1. Mantener un No hacer
El “no hacer”, como aquella obligación en las que el deudor se compromete a
abstenerse de realizar determinada conducta que le sería lícito y realizar si no
mediara la obligación la obligación de no hacer o es un comportamiento
desempeñado por el deudor consistente en una omisión o una abstención es un
comportamiento meramente negativo.