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UNIVERSIDAD

PRIVADA DEL BAJIO

ENSAYO: INTERACCIONISMO SIMBÓLICO

DOCENTE: BETZABEL LEGORRETA BELLO

ASIGNATURA: SEMINARIO TEORÍAS DEL APRENDIZAJE

GRADO: 1° CUATRIMESTRE “MAESTRIA EN EDUCACIÓN INFANTIL”

ALUMNA: SANDRA LIZBETH BOUCHAN GAONA

MATRICULA: POS05211650
INTERACCIONISMO SIMBÓLICO

Se considera que el inventor del término Interaccionismo Simbólico es Herbert Blumer, en


un artículo escrito para la revista Hombre y Sociedad, en 1937. Sus principales premisas
son: 1. Las personas actúan sobre los objetos de su mundo e interactúan con otras personas
a partir de los significados que los objetos y las personas tienen para ellas. Es decir, a partir
de los símbolos. El símbolo permite, además, trascender el ámbito del estímulo sensorial y
de lo inmediato, ampliar la percepción del entorno, incrementar la capacidad de resolución
de problemas y facilitar la imaginación y la fantasía. 2. Los significados son producto de la
interacción social, principalmente la comunicación, que se convierte en esencial, tanto en la
constitución del individuo como en (y debido a) la producción social de sentido y 3 la
enorme importancia asignada a la capacidad del actor para interpretar el mundo social
(Lewis y Smith, 1980).
La teoría más importante y distintiva del interaccionismo simbólico es la de George Herbert
Mead, de ello que el interaccionismo simbólico es una corriente de pensamiento micro
sociológica, relacionada con la antropología y la psicología social que basa la comprensión
de la sociedad en la comunicación y que ha influido enormemente en los estudios sobre los
medios, se sitúa dentro del paradigma de la transmisión de la información: emisor-mensaje-
receptor. Por otro lado, ponía el acento en la sociedad y no en el individuo, en la conciencia
y en la intención, en el propósito de los agentes y en su actividad significativa (Meltzer,
1964/1978: 23). Los individuos estaban socializados sólo pasivamente: negociaban,
regateaban y eran a veces capaces de una resistencia individual. Los radicales adoptaron el
interaccionismo simbólico porque se centraba en los pobres y los desposeídos, tuvo un gran
atractivo humanista.
La expansión de esta corriente, provocó un interés en la sociología fenomenológica.
Aunque hay una continuidad entre estos dos enfoques, existe una diferencia importante:
mientras que los interaccionistas simbólicos creen que hay un mundo real, los sociólogos
fenomenológicos mantienen que es la mente y no la materia lo primario. La mente crea y
cambia la realidad. En la fenomenología, el énfasis se pone en la conciencia, la elección y
la interpretación. Algunos sociólogos de la educación van más lejos y adoptan la
etnometodología, una aproximación que se centra en el lenguaje y las reglas que forman el
sentido.
Mead analiza una serie de procesos mentales que forman parte del proceso social general,
incluidos la inteligencia reflexiva, la conciencia, las imágenes mentales, el significado y, en
términos más generales, la mente. Los humanos poseen la capacidad peculiar de emprender
una conversación interna consigo mismos. Desde el punto de vista de Mead los procesos
mentales se derivan del proceso social y no están ubicados en el cerebro. A muy grandes
rasgos, lo que el Interaccionismo Simbólico sugiere es que las personas nos definimos de
acuerdo al sentido que adquiere ‘el individuo’ en un contexto social específico; cuestión
que depende en gran medida de las interacciones que entablamos.
Una de las principales propuestas es que la identidad se construye principalmente a través
de la interacción, que es siempre simbólica, es decir, que siempre significa algo. Se
comprende que la identidad individual está siempre en conexión con los significados que
circulan en un grupo social; depende de la situación y de los lugares que ocupa cada
individuo en ese grupo. Así, la interacción es una actividad que siempre tiene un sentido
social, en otras palabras, depende de nuestra capacidad para definir y dar sentido a los
fenómenos individuales y sociales: el “orden de lo simbólico”. En este orden, el lenguaje ya
no es el instrumento que representa fielmente la realidad, sino que es más bien una forma
de manifestar las actitudes, las intenciones, las posiciones o los objetivos del hablante, con
lo cual, le lenguaje es también un acto social y una forma de construir esa realidad.
Justamente, nuestras acciones son comprendidas más allá de un conjunto de hábitos o de
conductas automáticas o conductas expresivas. Las acciones tienen siempre un sentido que
puede ser interpretado. De esto se deriva que el individuo no es una expresión; es más bien
una representación, una versión de sí mismo que se construye y se descubre por medio del
lenguaje, lenguaje que no están aislado ni ha sido inventada por el individuo, sino que
pertenece a una lógica y a un contexto social en concreto (Morrione, 1988).
Es decir, el individuo se construye por medio de los significados que circulan mientras
interactúa con los demás individuos. Aquí surge uno de los conceptos clave del
Interaccionismo Simbólico: el “self”, que ha servido para intentar comprender cómo es que
un sujeto construye estas versiones de sí mismos, es decir, su identidad. El self (uno
mismo) es la capacidad de verse a sí mismo como un objeto social. Así pues, surge del
proceso social. El mecanismo general es la capacidad de las personas de ponerse en el lugar
de otros con el fin de actuar como esos otros actúan y verse a sí mismas como las ven otros.
Mead ubica la génesis del uno mismo en las etapas del juego y del deporte de la infancia.
De especial importancia es el otro generalizado, que emerge en la etapa del deporte.
La capacidad de verse desde el punto de vista de la comunidad es esencial tanto para la
emergencia del self como para la de las actividades grupales organizadas. Este mismo
también incluye dos fases: el «yo», los aspectos imprevisibles y creativos del self, y el
«mí», el conjunto organizado de actitudes de los demás asumido por el actor. Mientras el
control social se manifiesta a través del «mí», el «yo» constituye 1a fuente de innovación
de la sociedad.
Charles Morris, en su introducción a Mind, Self and Society (Mente, Hombre y Sociedad),
enumero los principios básicos del interaccionismo simbólico son:
1. A diferencia de los animales inferiores, los seres humanos están dotados de capacidad
de pensamiento.
2. La capacidad de pensamiento está modelada por la interacción social.
3. En la interacción social las personas aprenden los significados y los símbolos que les
permiten ejercer su capacidad de pensamiento distintivamente humana.
4. Los significados y los símbolos permiten a las personas actuar e interactuar de una
manera distintivamente humana.
5. Las personas son capaces de modificar o alterar los significados y los símbolos que
usan en la acción y la interacción sobre la base de su interpretación de la situación.
6. Las personas son capaces de introducir estas modificaciones y alteraciones debidas, en
parte, a su capacidad para interactuar consigo mismas, lo que les permite examinar los
posibles cursos de acción, y valorar sus ventajas y desventajas relativas para luego elegir
uno.
7. Las pautas entretejidas de acción e interacción constituyen los grupos y las sociedades.

En suma, toda persona tiene un carácter social, por lo que las conductas individuales deben
ser entendidas en relación con las conductas grupales. Por eso, varios autores de esta
generación se enfocan especialmente en comprender y analizar la socialización, el proceso
mediante el cual interiorizamos la sociedad. Su gran impacto hace importante la
transformación de la Psicología Social clásica a la Psicología Social Posmoderna o Nueva
Psicología Social. Más específicamente ha impactado en la Psicología Social Discursiva y
la Psicología Cultural, en donde a partir de la crisis de la psicología tradicional de los años
60’s, tomaron especial relevancia conceptos que antes habían sido desestimados, como el
de la reflexividad, la interacción, el lenguaje o el significado.

Además, el Interaccionismo Simbólico ha sido útil para explicar el proceso de


socialización, que se planteó en inicio como objeto de estudio de la sociología, pero que
rápidamente se conectó con la psicología social. También ha sido criticado por considerarse
que reduce todo al orden de la interacción, es decir, que reduce la interpretación del
individuo a las estructuras sociales. Así mismo ha sido criticado a nivel práctico por
considerar que sus propuestas metodológicas no apelan a la objetividad ni a los métodos
cuantitativos.
Finalmente hay quienes consideran que plantea una idea de interacción bastante optimista,
ya que no necesariamente toma en consideración la dimensión normativa de la interacción
y de la organización social, aunque este debate continua vigente.
Rescatando el gran aporte del Interaccionismo Simbólico que facilito diversos estudios en
el ámbito educativo, describir y comprender los fenómenos de la enseñanza y el aprendizaje
de las matemáticas a través de su posicionamiento en relación a la noción de significado, al
papel del lenguaje en el aprendizaje, la manera de entender el aprendizaje y el papel
desempeñado por la negociación de los significados matemáticos (ambigüedad e
interpretación). Sin duda alguna es una gran contribución que facilita investigaciones de
diversos temas, por lo cual debe seguir siendo considerada en el fundamento del
aprendizaje.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
Fernández, C. (2003). Psicologías sociales en el umbral del siglo XXI. Editorial
fundamentos: Madrid
Guzmán, Martínez. (2018). Interaccionismo Simbólico: Desarrollo Histórico. Consultado
de. http://ual.dyndns.org/biblioteca/sociologia/pdf/unidad_.05.pdf Recuperado 8 julio 2021.
Carabaña, J. y Lamo E. (1978). La teoría social del interaccionismo simbólico. Reis:
Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 1: 159-204.
Mead, George Herbert, (1925). Espíritu, persona y sociedad. Desde el punto de vista del
conductismo social, 1ª edición, Buenos Aires, Editorial Paidós. Consultado de.
http://www.geocities.ws/comunicologia_100libros/Mead.pdf Recuperado 6 de julio 202.

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