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Enfoques

teóricos de la
dimensión social

Psicología Social
y Comunitaria

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Enfoques teóricos de la
dimensión social
En este apartado se buscará dilucidar las diferentes orientaciones o
enfoques de la Psicología Social que, a lo largo del tiempo, la hicieron más
compleja y la enriquecieron para lograr una mejor aproximación a la
realidad social.

Interaccionismo simbólico

El interaccionismo simbólico comprende una línea importante en el


desarrollo teórico de la Psicología Social durante los años 1950 y 1960. Su
principal precursor fue Herbert Blumer (1900-1987), quien consideraba
que la interacción simbólica hace referencia no solo a las respuestas de los
individuos, sino al significado que le otorgan a las acciones, ya que
mediatizan la interacción humana por el uso de interpretaciones, simbolos,
etcétera (como se cita en Garrido y Estramiano, 2007). Es decir, el ser
humano nunca es un individuo aislado, sino que todos sus actos están
orientados a la significación que le dan a las cosas a partir de una
interpretación de estas.

Según Garrido y Álvaro:

Blúmer (1969) subraya como característica esencial del


interaccionismo simbólico la concepción de la persona como
agente de sus propios actos. Frente al determinismo que
atribuye a ambas corrientes, resalta el hecho de que la
acción social es el producto de la interpretación que la
persona hace de su entorno y no de la actuación de factores
externos. Con ello, se aleja del concepto de conducta, en el
que subraya el carácter reactivo del comportamiento, y se
centra en el concepto de acción en el que se enfatiza su
carácter reflexivo. (2007, p. 289).

En este sentido, podemos subrayar como concepto central el de


interacción, y es en esta interacción con los otros miembros del grupo
cuando se otorga significado a los objetos. Por eso, si queremos
comprender las acciones de un individuo, es tan importante comprender
cuál es la interpretación subjetiva que hace cada uno y también tener en

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cuenta que es en la misma interacción con los otros cuando se forma la
interpretación de la realidad.

En este enfoque, se considera al sujeto como un sujeto activo y no pasivo,


ya que es este quien elabora y transmite sus significados, aunque sea a
partir de una interacción con los otros.

El socio conductismo

El padre del conductismo es John Broadus Watson (como se cita en Garrido


y Estramiana, 2007). Esta rama insistía en estudiar los comportamientos
objetivamente a partir de objetos observables. Intentaba hacer una ciencia
de la conducta que buscara leyes que nos permitieran explicar y predecir el
comportamiento humano.

Al seguir esta línea teórica se dejaría de lado la introspección y se buscaría


una Psicología que fuera una rama experimental objetiva de las ciencias
naturales.

Así, Ibáñez da cuenta de que:

... el conductismo considera que, para predecir la conducta


que desarrollara una persona, hace falta conocer, por una
parte, las características concretas de una situación en la
que se encuentra y conocer, por otra, la experiencia previa
que haya tenido la persona con estas características o con
características similares (2004, p. 80).

Un ejemplo claro de esto son los experimentos de Pavlov. Una persona


aprende cómo establecer relaciones estables por las características de una
situación y las respuestas adecuadas a esta.

Esta rama fue asimilada por los psicólogos sociales para estudiar los
procesos sociales mediante las pautas de comportamiento adecuadas a la
vida social que consiguen desarrollar.

Se supone que una persona tiene ciertas pautas sociales que guiarán su
conducta de acuerdo con el grupo social en el que está inserto y se
entiende a este entorno como un conjunto de estímulos a partir de los
cuales se podría predecir su conducta.

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Una persona no tiene el mismo comportamiento en su trabajo que en un
partido de fútbol con sus amigos; es decir, las pautas de comportamiento
se adecuan a su vida social.

La orientación psicoanalítica

El fundador de esta orientación es Sigmund Freud, quien se preocupo por


explicar los fenómenos psicosociales.

El psicoanálisis admite que somos seres sociales y, desde un principio, se


desarrolla a partir de la relación que se establece con otro, ya sea por
aprendizaje, identificación, etcétera.

El individuo es un ser social desde el principio de su vida, por eso, el


estudio de este podría considerarse como una Psicología Social.

De esta rama hay importantes estudios sobre la sociedad, ya sea estudio de


autoritarismo o el de las relaciones sociales. Su importancia radica en las
investigaciones que dejaron conocimientos sobre el individuo y la
importancia de relación de este con los otros.

La teoría de la Gestalt y el socio cognitivismo

La Gestalt, o teoría de la forma, tuvo un crecimiento considerable entre


1950-1960. Sus principales aportes teóricos fueron sobre la percepción
social, la influencia social y la consistencia cognitiva. Esta corriente sostiene
que la persona percibe el mundo que lo rodea como un todo estructurado
y coherente, al igual que sus relaciones, en las que no solo percibe las
características físicas, sino también sus cualidades, su personalidad, sus
rasgos, etcétera. No solo es lo que percibimos, sino también las
atribuciones que les damos a las cosas (como se cita en Garrido y
Estramiana, 2007).

Con influencia de lo social, nos remitimos a que, dentro de un grupo, las


personas tienen referencias comunes y se comportan de la misma manera
que lo hacen los otros.

Con el cognitivismo el análisis comenzó a centrarse en aspectos del


pensamiento humano y el impacto que tienen los factores sociales en los
resultados de nuestras actividades. Uno de los pioneros de esta línea fue
Fritz Heider (1896-1988), quien consideraba que la persona percibe el

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medio como una forma organizada y las relaciones, ya sean con un objeto
o interpersonales, tienden a un estado de equilibrio (como se cita en
Garrido y Estramiana, 2007). El quiebre de ese equilibrio lleva a una acción
o una reorganización cognitiva, busca dar cuenta de cómo las personas se
perciben tanto a sí mismas como a su entorno y cómo procesan, elaboran y
traducen eso que perciben y la comprensión que tienen de las cosas. A
partir de esa construcción, las personas piensan y ven el entorno y el
mundo social que los rodea.

Uno de los precursores del cognitivismo fue Festinger, quien plantea dos
de las teorías más importantes de la corriente que estamos tratando, estas
son:

 la teoría de la comparación social: dice que las personas buscamos


validar constantemente nuestro comportamiento a través de la
realidad física, al igual que sucede con nuestras creencias y
habilidades al compararnos con otras personas;

 la teoría de la disonancia cognitiva: postula que la disonancia


ocurrida por un quiebre en el equilibrio interno de una persona es
un factor motivacional, ya sea porque es psicológicamente
incómoda o porque al generar esa incomodidad la persona busca
evitarla (como se cita en Garrido y Estramiana, 2007).

Socio construccionismo

Con el construccionismo social se pone el foco de atención en las acciones


del individuo como resultado de un proceso activo y de intercambio. Lo
social se construye a partir de intercambios en un momento dado entre las
personas. Anthony Giddens (como se cita en Garrido y Estramiana, 2007)
da como ejemplo nuestras costumbres, ya que estas producen cosas y esas
cosas modifican a las costumbres. Es decir, la realidad es contruida
dinámicamente por los individuos de una sociedad en un proceso activo de
interacción a partir de sus conocimientos o sus interpretaciones. Por eso,
“cambiando las costumbres, los seres humanos tienen la posibilidad de
cambiar a la sociedad que resulta y cambiarse a ellos mismos” (Ibáñez,
2004, p. 84).

La construcción de la realidad está en manos de los individuos que la


componen y pueden cambiar tanto la realidad como a ellos mismos para
modificar sus costumbres.

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Teorías planteadas por Moscovici

Moscovici (1984) habla de la Psicología Social como una ciencia que critica
la oposición individual y social.

A partir de este enfoque, los psicólogos intentarán explicar las relaciones


entre los individuos y los grupos dentro de un medio social, y se guiarán
por teorías y observaciones.

Según este autor, en Psicología Social, entonces, hay tres teorías que
deben distinguirse:

 Las teorías paradigmáticas: proponen una visión de la naturaleza


humana, es decir, su papel esencial es proponer una visión global de las
relaciones y los comportamientos humanos. Lewin (como se cita en
Moscovici, 1984) logró trasladar la Gestalt a la Psicología Social y generó
un lenguaje para describir los fenómenos sociales.

 Las teorías fenomenológicas: describen y explican fenómenos


conocidos. Algunas se ocupan de los fenómenos fundamentales
(influencia, obediencia, etc.) y otras de los que no lo son tanto. Se
preocupan por responder preguntas (¿cómo? y ¿por qué?) que tienen
como respuesta un montón de efectos.

 Las teorías operatorias: se busca llegar a un mecanismo desconocido


hasta el momento y explicar un conjunto de hechos. También buscan
prever hechos. Un ejemplo de estas teorías es la de la disonancia
cognitiva (Moscovici, 1984).

Estas teorías coexisten dentro de la Psicología Social, sin que ninguna


constituya un rubro puro.

Dentro de los métodos de verificación de las teorías tenemos:

 el método de la observación;

 el método experimental (Moscovici, 1984).

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Referencias
Garrido, A., y Álvaro, J. L. (2007). Psicología Social: perspectivas
psicológicas y sociológicas. Madrid: McGraw Hill.

Ibáñez Gracia, T. (Coord.). (2004). Introducción a la Psicología Social.


Barcelona, ES: Universidad Abierta de Cataluña (UOC).

Moscovici, S. (1984). Introducción: el campo de la psicología social. En


Autor, Psicología Social I (pp. 17-37) España: Paidós.

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Psicología Social
y procesos de
influencia

Psicología Social
y Comunitaria

1
Psicología Social y procesos de
influencia
Bienvenido al CANVAS de Psicología Social y Comunitaria. En este primer
módulo abordaremos qué es la Psicología Social y cuáles son los principales
procesos de influencia que podemos reconocer en la vida cotidiana.

Existen varias definiciones de Psicología Social, por ejemplo: “la ciencia del
conflicto entre el individuo y la sociedad” (Moscovici, 1984, p. 18) o
“ciencia de los fenómenos de la ideología (cogniciones y representaciones
sociales) y de los fenómenos de comunicación” (Moscovici, 1984, p. 19).

Es decir, la Psicología Social se encarga del estudio del conflicto entre el


individuo y la sociedad. Hay que tener en cuenta que el primero es
determinado e influenciado por el segundo y la cultura.

La dimensión social
Como se ha dicho con anterioridad, el contexto influye en lo individual. Es
decir, no se puede separar a una persona de su entorno o circunstancias,
ya que estos hacen a la persona misma y la sociedad. Es un medio dinámico
y en constante cambio, en el que la creatividad y la construcción de los
sujetos están en continuo movimiento.

Las respuestas buscadas por la Psicología Social para interpretar dichos


fenómenos:

... resultan de una actividad investigadora que se encuentra


enmarcada en un contexto social y cultural particular y
situada históricamente. Estas respuestas están marcadas
por esta actividad y por este contexto particular. No
podemos decir, por lo tanto, que son literalmente objetivas
y definitivas (Ibáñez Gracia, 2004, p. 59).

Esta actividad investigadora se encuentra enmarcada en un contexto social


y cultural, y es este el que define el objeto de estudio de la disciplina. Un
ejemplo de ello son las creencias o las costumbres de un individuo, que
están situadas históricamente debido a que van cambiando a lo largo del
tiempo a medida que evolucionan. Como consecuencia de este cambio y

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los distintos contextos, no pueden ser objetivas y definitivas. Por ejemplo,
el conocimiento se forma mediante prácticas que evolucionan y cambian al
igual que este. Puede ser que en este momento sean tomadas como
verdaderas cuando antes no o viceversa.

Entonces, cuando nos referimos a la Psicología Social, a diferencia de la


Psicología, ya no hacemos referencia a un sujeto individual, sino a un
sujeto (objeto) inmerso en un colectivo y un medioambiente, en el que
está en constante relación e interacción con otros sujetos.

La separación entre lo social y lo psicológico

La principal diferencia es el enfoque, ya que la Psicología Social observa los


fenómenos y la relación entre ellos, y estudia al individuo como
perteneciente a un grupo, es decir, como un individuo social que es
influenciado por el entorno; mientras que la Psicología estudia los
diferentes fenómenos, pero en el individuo aislado.

El ser humano es social y se desarrolla socialmente. A pesar de diversos


estudios, no se ha llegado a una conclusión global de cuánto es lo innato y
cuánto es resultado de la interacción con el mundo externo (es decir,
aquello que se adquiere).

En este punto, damos cuenta de dos realidades: una social y una


psicológica. Entonces, se crea la idea de que la realidad psicológica sería la
materia básica, mientras que la social viene después e influencia a la
primera (Ibáñez, 2004).

Las emociones son lo básico, porque todos las tenemos; es decir, lo


diferente está en las culturas. Por ejemplo, un chiste que puede causar
alegría a un coreano, pero puede ofender a un argentino o, simplemente,
no causarle gracia. Los factores sociales inciden tanto en los procesos
psicológicos como en los perceptivos. Por ejemplo, en un hecho en el que
participan dos o más personas y después dan cuenta de ello, se pueden
observar discursos diversos y con distintos significados e influencia.

Para Ibáñez, “según esta concepción, la psicología estudia los procesos


psicológicos básicos que se dan en el individuo, mientras que la psicología
social estudia la manera como estos procesos psicológicos se ven afectados
por los fenómenos sociales” (2004, p. 64).

Entonces, la Psicología Social está encargada del estudio de un individuo


dentro de un contexto social en el que ambos se influyen continuamente.

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La intersección entre Sociología y Psicología

En este apartado, nos centraremos en la Psicología Social como una


interseccion entre Sociología y Psicología.

Figura 1: Intersección entre Sociología y Psicología

Fuente: Ibáñez, 2004, p. 65.

Como ya vimos, la Sociología explora los aspectos subjetivos de los


acontecimientos, mientras la Psicología se encarga de múltiples fenómenos
en un individuo aislado.

Hay que tener en cuenta que, a pesar de que se pueda estudiar un


individuo aislado, este no deja de pertenecer a un grupo y, por lo tanto, no
deja de estar en interacción con el ambiente y otros sujetos. “La psicología
social analiza y explica los fenómenos que son simultáneamente
psicológicos y sociales” (Moscovici, 1984, p. 26). Entonces, la Psicología
Social se encargaría de ambas tareas, es decir, estudiar a un sujeto aislado
(sujeto interno) en relación con un mundo externo y un sujeto social de
individualidad que posee un mundo interno.

Si tomamos a este autor, Moscovici (1984, p.26), el paso de la Sociología o


la Psicología a la Psicología Social implica una visión de lectura ternaria.

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Figura 2: Lectura ternaria de los hechos y las relaciones.

Objeto
(fisico,social, imaginario o real)

Ego Alter
Sujeto individual Sujeto social

Fuente: Moscovici, 1984, p.22

En la figura anterior se puede visualizar la relación sujeto-sujeto con el


objeto. Los sujetos adquirirían significado a través del mundo o las
realidades en las que están insertos. Estos se relacionan de manera estática
o dinámica en relación de co presencia o interacción en la que se modifican
los pensamientos y los comportamientos de los individuos.

En este punto se pueden distinguir dos mecanismos: la facilitación social


(pertenecer a un grupo hace que aprenda ciertas respuestas) y la influencia
social (en la que el individuo es sometido a la presión de una autoridad)
(Moscovici, 1984).

Entonces, la Psicología Social estudia el interjuego sujeto-mundo: un sujeto


que se desarrolla y es a partir de su relación con el entorno en el que está
inserto.

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Referencias
Ibáñez Gracia, T. (Coord.). (2004). Introducción a la Psicología Social.
Barcelona, ES: Universidad Abierta de Cataluña (UOC).

Moscovici, S. (1984). Introducción: el campo de la Psicología Social. En


Autor, Psicología Social I (pp. 17-37). España: Paidós.

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Conformidad
y obediencia

Psicología Social
y Comunitaria

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Conformidad y obediencia
A lo largo de esta lectura se realizará una breve reseña sobre la influencia
que puede ejercer una minoría, una mayoría o una figura con autoridad
como el caso de un médico.

Influencia de la mayoría: conformidad

Las actitudes no tienen relación directa con el comportamiento. Pero, ¿qué


nos hace actuar de formas que a veces no coinciden con nuestros valores?
Salomon Asch (como se cita en Garrido y estramiana, 2007). Este fue quien
presentó una teoría que podría dar respuesta a esto. Su objetivo era crear
una teoría que diera cuenta de qué fuerzas psicosociales hacen que una
persona actúe u opere de forma contradictoria a sus creencias y sus
valores. Para eso, Asch realizó un experimento que consistió en crear una
situación en la que se le pide a una persona, dentro de un grupo, que vea
una línea y aprecie su longitud. Luego se presentan tres líneas más y se le
pide que indique cuál es la más similiar a la primera. Hay un grupo de
cómplices que dirán que la línea correcta es una que, en realidad, no es
igual a la del patrón.

A partir de este experimento, el autor pudo observar que si todos los


cómplices indicaban la linea incorrecta, había un mayor margen de error en
la respuesta del sujeto. En cambio, si el sujeto de prueba tiene un cómplice
a favor, hay un menor margen de error.

Asch explica que los sujetos sufren un conflicto entre sus propios juicios y
los de los demás. Dicho conflicto encuentra una rápida solución a partir de
lo que el llama tendencia al logro de un acuerdo. Esta es el resultado de la
necesidad de resolver ese conflicto.

Figura 1: Comparación de muestra

Fuente: Imagen adaptada de Garrido y Estramiana, 2007, p.232)

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En realidad, Asch intentaba demostrar una situación en la que no había
ambigüedad y, a pesar de la presión del grupo, cada sujeto de su estudio
quedaba firme en su postura, es decir, en la percepción correcta.

Los caminos que pueden llevar a la convergencia con la mayoría son:

 las normas como influencia: por el miedo a la desaprobación social, el


individuo tiende a conformarse con el juicio grupal, porque teme ser
excluido por no estar de acuerdo;

 la influencia informacional: en la que los individuos consideran que los


valores y los juicios de las otras personas son más importantes o
mejores, ya que confían más en los juicios de los otros, como si estos
fueran objetivos y de verdad absoluta.

La conformidad es “el producto que resulta del seguimiento de las normas


sociales por parte de un grupo y que consiste en el heho de que las
personas de este grupo comparten creencias, percepciones y
comportamientos” (Ibáñez, 2004, p. 315). Significaría la adaptación de un
individuo a las normas y valores preestablecidos en una sociedad o un
grupo.

Kelman (como se cita en Ibañez 2004) distinguió tres tipos de conformidad:

 la sumisión como una adaptación de la conducta a normas y reglas de la


sociedad;

 la identificación como una integración de la conducta a distintos roles;

 la interiorización como la participación en los valores del sistema social.

La conformidad no es lo mismo que el conformismo, ya que este último es


una actitud en la que el sujeto considera que no puede hacer nada por
miedo a la exclusión, porque la sociedad lo considera así, etcétera.

Muchos de los estudios de la Psicologia Social están dirigidos al análisis de


la influencia social, como el caso de la conformidad que acabamos de
nombrar. Estos sirvieron para poder conocer el funcionamiento de los
individuos y, así, poder hacer sociedades gobernables. Pero en estas hay
algunas minorías que se escapan de la conformidad y logran influenciar a la
mayoría, como es el caso de los movimientos homosexuales, los feministas
y los ambientalistas, entre otros. Estas son minorías activas.

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La minoría

Habida cuenta de que los individuos actúan en la vida


cotidiana en diversos medios sociales y pertenecen a varios
grupos de referencia, parece imposible definir el concepto
de minoría (al igual que el de mayoría) de manera absoluta y
carente de ambigüedad. Por ello tenemos que definirlo de
manera relativa, es decir, en relación con algún grupo de
referencia sobresaliente o en relación con alguna realidad
social destacada. (Doms y Moscovici, 1984, p. 76)

La minoría está integrada por aquellos miembros de la sociedad que son


excluidos por diversos motivos, ya sea por no estar de acuerdo con las
normas o tener valores diversos. Son aquellos quienes no se conforman
con las normas. Estos grupos suelen perseguir un proceso de innovación, es
decir, intentan producir e introducir en la sociedad nuevas normas,
comportamientos y pensamientos. El nivel de actividad dependerá de qué
tan definida sea su posición.

A partir de este punto, nos encontramos con dos tipos de grupos de


minorías:

 minorías anómicas: son aquellas que no están conformes con la norma,


pero tampoco quieren proponer una distinta, ya que carecen de normas
propias y no les interesa que las personas adopten sus propios valores;

 minorías nómicas: al igual que las anómicas, no se conforman con las


normas, pero, a diferencia de estas, sí se interesan en que sus valores y
sus normas sean adoptados por la sociedad, es decir, presentan una
oposición consciente además de plantear una contra norma.

Este último grupo puede ser de dos tipos:

o ortodoxo o pronormativo: están de acuerdo con las normas y los


valores de la mayoría, pero de manera más fundamentalista y las
exageran;

o contranormativo: son quienes proponen nuevas normas y valores,


es decir, presentan contranormas.

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Ambas tienen en común que no se conforman ni reconocen las normas
dominantes.

Mocovici (1996) dice que en la sociedad se ejercen grandes presiones para


lograr una uniformidad de las ideas y los grupos son capaces de presentar
resistencia, como así también, nuevas formas de ver el mundo. En estas
luchas están los que llamamos conformistas o instituyentes.

Innovar tiene que ver, primero que nada, con la existencia de un conflicto
que genere que esta minoría y cuestione las normas establecidas. En
segundo lugar, estos grupos tienen que lograr ser visibles y que la sociedad
entera sepa de ellos. Por otro lado, deben tener consistencia y autonomía
para conseguir la confianza de la sociedad y, por último, deben ser lo
suficientemente flexibles como para mostrarse menos rígidos que las
normas ya establecidas. Así, pasan de ser solo una minoría que convertirse
en una minoría activa que puede crear movimientos colectivos.

Según Moscovici (1996), hay dos modelos que explican la influencia social:
un modelo funcionalista, que considera a los sistemas sociales formales o
informales como datos que proporcionan estatus, interacción social,
etcétera, y, por otro lado, un modelo genético en el que esos sistemas y el
medio ambiente están definidos por quienes los integran.

Tabla 1: Modelos de influencia social

Características Modelo funcionalista Modelo genético


Realidad social como La realidad social es
Realidad social
dada. construida.
Relación de los Los individuos del Dentro de los grupos
individuos grupo tienen una hay una
relación de interdependencia de
dependencia. sus miembros.
Forma de Importa la reacción Interacción en el seno
funcionamiento ante el grupo. del grupo.
Estudio Se estudian los Se estudian los
fenómenos desde el fenómenos desde el
punto de vista del punto de vista del
equilibrio. conflicto.
Individuo-grupo ante Los individuos y el Los individuos tratan
el conflicto grupo tratan de de crecer
adaptarse. Buscan y tienden a la

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variación de su
condición y la
transformación de sí
mismos.

Fuente: adaptado de Moscovici, 1996.

Obediencia a la autoridad

Este es un tema que ha causado intriga a muchos investigadores sociales,


porque hay personas que, cuando están bajo órdenes de otras que tienen
autoridad, realizan acciones que seguramente no harían si estuvieran solas.
Por ejemplo, los asesinatos de los militares en la dictadura de 1976 en
Argentina o la Segunda Guerra Mudial, en los que las personas fueron
asesinadas en “nombre de la raza aria”, y, como estos, existen muchos
otros casos más.

Un experimento que buscó dar respuesta a esto fue el de Staley Milgram


(como se cita en Garrido y Estramiana, 2007). Para llevarlo a cabo, buscó a
voluntarios de distinta edad, sexo, clase y profesión a partir de un anuncio
en el periódico y por cartas. A los que participaban les daban algo de
dinero a cambio. El anuncio y las cartas decían que dicho experimento
estaría basado en el estudio de la memoria-aprendizaje y que se realizaría
en la Universidad de Yale, en Estados Unidos. Cuando las personas llegaban
al lugar pautado, se encontraban con dos personas: un supuesto
participante, que en realidad era un cómplice, y un experimentador.
Primero les daban el dinero y luego les explicaba las teorías que se tenían
sobre el aprendizaje por castigo. Una vez aclarado esto último, se realizaba
un sorteo para saber quién sería el maestro (siempre quedaba el sujeto
real) y quién sería el aprendiz. En frente del maestro, al aprendiz se lo
ataba en una silla y se le ponían electrodos en las muñecas. Al mismo
tiempo, se le explicaba que lo ataban para que no se moviera ante las
descargas eléctricas, pero que estas en ningun caso dañarían al sujeto. Se
llevaba al maestro a una habitación contigua, donde había un supuesto
tablero con botones y cada uno de ellos tenía una etiqueta que decía el
voltaje correspondiente. Se le explicaba que tenía que leerle al aprendiz
una serie de palabras emparejadas y que, cada vez que se equivocara,
debía realizarle una descarga eléctrica. Bajo ningún concepto podía pararse
el experimento antes del final.

Milgram llegó a la conclusión de que no es la persona misma quien realiza


la acción, sino que la situación la lleva a hacerlo.

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Estos sujetos planteaban una conducta sumisa frente a una persona con
autoridad (por ejemplo, el experimentador) y una forma de no sentirse
culpables era considerar que la víctima merecía ese castigo (es decir,
culpabilizar a la víctima). Por último, surgía un desplazamiento en aquello
que acababan de hacer: no era responsabilid suya, sino de quien daba la
orden.

A pesar de que la mayoría llegó hasta el final del experimento, muy pocos
lograron realizarlo con tranquilidad; es decir, sabían que estaban haciendo
algo que no era correcto, pero seguían obedeciendo de todas formas.

Como conclusión, Milgram consideró que el funcionamiento de la sociedad


es a partir de jerarquías y que, en este sistema, las personas funcionan de
acuerdo con los deseos de la autoridad y no de los propios (Garrido y
Estramiana, 2007).

Según este autor los procesos que llevan a esta situación son:

 la socialización: la familia y la escuela, por ejemplo, son, en sí mismas,


instituciones jerarquizadas;

 la ideología cientificista: como la ciencia es una forma de conocimiento


legítimo, no se le puede discutir.

Según este planteo, el poder no está en la persona, sino en qué representa


esa persona. Es decir, el poder es una posición en una estructura social.
Con el experimento de Milgram podemos ver las relaciones de poder que
rigen a las sociedades.

Ibañez (2004) da cuenta de dos tipos o maneras de entender el poder:

 Paradigma jurídico: el poder es una cosa que se puede poseer. Al


controlar el saber, el que sabe es quien tiene poder. Un claro ejemplo es
la ley o la medicina.

 Paradigma estratégico: el poder es una cosa que se ejerce. Por ejemplo,


las normas sociales. A la inversa del anterior, el poder da saber, así que
quien tiene el poder es quien tiene el saber.

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Referencias
Doms, M., y Moscovici, S. (1984). Innovación e influencia de las minorías.
En S. Moscovici , Psicología social I (pp. 21-30) España: Paidós.

Garrido, A., y Álvaro, J. L. (2007). Psicología Social: perspectivas


psicológicas y sociológicas. Madrid: McGraw Hill.

Ibáñez Gracia, T. (Coord.). (2004). Introducción a la Psicología Social.


Barcelona, ES: Universidad Abierta de Cataluña (UOC).

Kelman, H. C. (1971). Kelman, H. C. y Ezekiel, R.S. (1970): Cross-national


encounters: The personal impact
of an exchange program for broadcasters. San Francisco: Jossey-Bass.

Moscovici, S. (1996). Psicología de las minorías. Lugar: Morata.

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Representaciones
sociales

Psicología Social
y Comunitaria

1
Representaciones sociales
A lo largo de esta última lectura del primer módulo de la materia,
intentaremos dar cuenta de cuál es el significado de las representaciones
sociales, los tipos y las normas, y qué es la normalidad.

Representaciones sociales

Moscovici (1984) fue quien planteo la teoría de las representaciones


sociales como una alternativa de la Psicología Social tradicional. Si
seguimos esta teoría, la Psicología Social debería centrarse en las formas
de conocimiento socialmente compartidas en el transcurso del día a día de
una sociedad; es decir, debería ser un estudio no solo cognitivo, sino
también social.

Las representaciones sociales son una forma de


conocimiento especifico, del saber de sentido común, cuyos
contenidos manifiestan la operación de procesos
generativos y funcionales socialmente caracterizados. En el
sentido más amplio designa una forma de pensamiento
social. Las representaciones sociales constituyen
modalidades de pensamiento practico orientadas hacia la
comunicación, la comprensión y el dominio del entorno
social, material e ideal (Jodelet, 1986, p. 474).

Entonces, las representaciones sociales son las formas en que la sociedad


se mueve según el sentido común, es decir, una información socialmente
contruida. Son tanto de carácter cognitivo como social y permiten que los
individuos adapten cosas ajenas o extrañas a ellos para apropiarlas y
convertirlas en sentido común, es decir, en pensamiento social. Este
pensamiento es elaborado socialmente y compartido entre los miembros
de una sociedad, guía y domina el comportamiento de los individuos.
Según este pensamiento, es correcto actuar de una manera u otra, creer
una cosa o no. Por eso, un pensamiento práctico que crea la realidad en la
que nos movemos se convierte en habitual para nosotros; además, sirve
como medio de organización de la información.

El acto de representación (Jodelet, 1984) es un acto de pensamiento a


partir del cual el sujeto se relaciona con un objeto. Se da cuando nos
ponemos en el lugar de algo, realizamos una representación mental de

2
alguna cosa o le damos significante a un significado. Con esto, le damos un
carácter creativo y autónomo sin situarnos solamente en el objeto.

Moscovici (1984) propuso dos procesos principales a partir de los cuales se


llevaba a cabo la representación de un conocimiento y este llega al plano
de lo social: el anclaje y la objetivación.

 La objetivación: lo social en la objetivación. Es la operación formadora


de la imagen y lo estructurante. A partir de este proceso se hace
concreto lo abstracto.

Según Jodelet (1984), la objetivación se logra a partir de:

o construcción selectiva: en este criterio se elige la información y se


la descontextualiza según la cultura;

o esquematización estructurante: se forma una estructura


conceptual para la comprensión de la información seleccionada;

o naturalización: se llega a una conclusión que es tomada como


sentido común.

 El anclaje: la representación en lo social. Es el enlazamiento social de la


representación y su objeto. Hace referencia a la integración cognitiva
del objeto representado en el pensamiento; en otras palabras, una
integración cognitiva del objeto representado.

Figura 1: Objetivación - Anclaje

OBJETIVACIÓN ANCLAJE

Fuente: Elaboración propia

El anclaje entonces es “la relación existente entre la cristalización de una


representación en torno a un núcleo figurativo, por una parte, y un sistema
de interpretación de la realidad y orientación de los comportamientos”
(Jodelet, 1984 , p. 486).

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Tabla 1: Procesos de representación social

Objetivación Anclaje
Transformar algo abstracto en algo Mecanismo que lucha por fijar las
casi concreto, transferir algo que ideas extrañas, reducirlas a
está en la mente en algo que existe categorías e imágenes ordinarias y
en el mundo físico. situarlas en un contexto similar.
Fuente: adaptado de Moscovici, 1996.

La normalización

Todas nuestras conductas están determinadas según el contexto en el que


nos encontremos. Si estamos en un club, se espera un comportamiento; en
la escuela, otro, y así sucesivamente.

Al igual que el comportamiento, la forma de comunicarnos y dirigirnos


hacia los demás varía según el contexto. No sucede lo mismo entre dos
amigos en una conversación informal, que en la situación en que un
alumno rinde un examen con su profesor.

Las normas son las que regulan nuestra conducta, los modales y los
pensamientos en cada situación particular. Algunos ejemplos comunes de
normas son las costumbres, las reglas, las modas, los reglamentos,
etcétera. Pueden ser consideradas obligaciones, pero están tan arraigadas
en las personas que se pueden unir al concepto de norma social y el de
identidad.

Frecuentemente, las normas se clasifican en dos:

 Las normas explícitas son aquellas de las que se tiene mayor


consciencia. Estas pueden ser una ley, los códigos, un manual de
conducir, etcétera. Además, están las normas que nos
transmitieron oralmente desde niños, por ejemplo, cuando en la
escuela nos retaban y nos decían eso no se hace.

 En segundo lugar, están las normas implícitas, que son aquellas de


las que no somos tan conscientes, ya que pasan inadvertidas
porque no están escritas en ningún lado. Un ejemplo claro es
saludar o no fumar.

La ruptura de cada una de estas normas conlleva sanciones diferentes.


Mientras que las normas explícitas son más claras (un robo puede tener
como consecuencia el encarcelamiento), las implícitas tienen como

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resultado sanciones como la vergüenza o el aislamiento. Al estar
estrechamente vinculada con los valores de una sociedad, la sanción
dependerá, en gran medida, de esos valores.

Las normas organizan a la sociedad y, al mismo tiempo, están organizadas


en códigos o sistemas.

Norma social

Las normas son inseparables de los individuos, ya que estas regulan las
situaciones en las que pueden encontrarse, y no son las mismas para todos
los estatus sociales, sino que varían según las posiciones que ocupan los
sujetos. Puede que tengan un sentido ambivalente: por un lado, restringen
las conductas de las personas, pero, por otro, les dan lugar a nuevas
posibilidades. Nos sirven para adaptarnos rápidamente a distintas
situaciones y también organizan el contexto.

Ibáñez (2004) explica dos posibilidades de ver las normas: desde dentro y
desde fuera.

 Las normas desde dentro del individuo son apropiadas a partir del
aprendizaje y la socialización. Desde el punto de vista de una Psicología
cognitiva, esto significaría que existen esquemas de procesamiento de
información mediante los cuales procesamos y guardamos la
información para poder utilizarla, aunque siempre deberían
reconstruirse los estímulos que se perciben a partir de información que
ya se tiene.

Según esta postura hay:

o esquemas de personas;

o autoesquemas;

o esquemas para resolver problemas;

o esquemas de grupos;

o esquemas de roles (que vienen de las normas);

o esquemas de acontecimientos.

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 Para un estudio de las normas fuera del individuo existe la Sociología. La
escuela funcionalista las entiende como un instrumento para mantener
a la sociedad unida y cohesionada. Para eso, marca los límites de
aquello que se puede hacer y aquello que no, dice qué está permitido y
qué no en las interacciones sociales, etcétera. Es decir, estas normas
sirven para mantener a una sociedad organizada y unida e imponer
infracciones a quienes no las cumplan.

Esta visión plantea tres problemas:

o convierte un proceso dinámico en aparentemente estático;

o permite pensar las normas sociales como un tipo de expresión


verbal;

o plantea la existencia de una sociedad sin conflictos.

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Referencias
Garrido, A., y Estramiana (2007). Psicología Social: perspectivas
psicológicas y sociológicas. Madrid: McGraw Hill.

Ibáñez Gracia, T. (Coord.). (2004). Introducción a la Psicología Social.


Barcelona, ES: Universidad Abierta de Cataluña (UOC).

Jodelet, D. (1984). La representación social: fenómenos, conceptos y


teoría. En Psicología Social II (pp. 469-494) España: Paidós.

Moscovici, S. y Doms, M. (1984). Introducción: el campo de la Psicología


Social. En Autor, Psicología Social I (pp. 71-116) España: Paidós.

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