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IV

EN BUSCA DE LA PAZ

Alo largo de la historia del hombre, uno de los objetivos principales de la investigación
en el campo de las relaciones internacionales ha sido el descubrir un medio que propi-
cie la paz. Los capítulos 10 al 12 presentan enfoques en torno a la paz que han llamado
la atención incluso en nuestros días: la balanza del poder, la disuasión o el control nu-
clear, la ley internacional, el gobierno mundial, la comunidad mundial y el estableci-
miento de una economía política a nivel mundial. Cada uno de estos enfoques conlleva
una propuesta o una serie de propuestas con respecto a la paz, mismas que es posible
evaluar en función de su viabilidad y factibilidad. Se dice que una propuesta es viable si,
una vez puesta en marcha, realmente produce el efecto deseado de paz. En otras pala-
bras, una propuesta es viable si, en principio, se considera que funcionará. Por otra
parte, se dice que una propuesta es factible si es posible llevarla a cabo -en otras
palabras, si resulta 10 suficientemente práctica sin que implique costos exagerados. De-
safortunadamente, soluciones que suelen parecer más viables -como un gobierno
mundial- no son precisamente las más factibles ; y aquéllas que pueden llevarse a cabo
-tales como la disuasión- quizá no sean viables.
Pese a innumerables tentativas nobles, es obvio que la guerra no ha sido eliminada
de la faz de la tierra. En consecuencia, muchas propuestas de paz no pretenden abolir
la guerra, sino mitigar sus efectos. Intentan lograrlo limitando las capacidades de cada
bando (balanza del poder y disuasión o control nuclear), circunscribiendo las condicio-
nes bajo las cuales se puede emplear la guerra como un instrumento político y los méto-
dos que se utilizarán para librarla (control nuclear y guerra limitada), o planteando
medios alternativos de resolución de conflicto, así como una atmósfera que aliente el
cambio pacífico (por ejemplo, un gobierno mundial, o lineamientos que rijan una eco-
nomía política mundial estable).
Probablemente, el mecanismo más antiguo de preservación de la paz, ha sido el mante-
nimiento de un equilibrio del poder. Ya en la remota época de Tucídides, el quebranta-
miento de una condición de equilibrio de poder se consideraba como causa de guerra:
Lo que hizo de la guerra algo inevitable fue la expansión del poderío ateniense, y el
temor que ello provocó en Esparta. 1

1 Tucídides, (History o/ tbe Peloponnesian War, traducida al inglés por Rex Warner (Harmond-
sworth: Penguin Books, 1954), página 25 .

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318 En busca de la paz

A lo largo de la historia de Europa, y especialmente en el transcurso de los cuatro últi-


mos siglos, se ha citado al equilibrio de poder como una justificación política, y algunos
han llegado a alabarlo como única propuesta realista para preservación de la paz. Sin
embargo, la propuesta está materialmente llena de problemas. En el nivel práctico, no
ha logrado ofrecer una solución realmente permanente; las guerras han hecho acto d~
presencia a lo largo de los últimos cuatro siglos. Quienes defienden la viabilidad de la
balanza del poder, argumentan que estas guerras surgieron cuando el equilibrio se rom-
pió. Esre punto de vista no parece muy persuasivo, dado que reconoce la dificultad de
poner en práctica un equilibrio justo en el momento en que se le necesita con mayor
apremio -cuando hay amenaza de guerra. Por ende, dicho argumento salva la viabili-
dad de la propuesta, pero sacrifica su factibilidad. Por el contrario, otros manifiestan
que el equilibrio puede lograrse, pero que eso no evitará la guerra de ninguna manera;
los estados contenderán entre sí, sin importar si sus capacidades son equiparables o no.
Además, en el nivel conceptual, la propuesta presenta dificultades por sus distintos
significados. Algunos estudiosos, tales como Kenneth Waltz (1979), la consideran como
un fenómeno automático y natural, como la mano invisible de Adam Smith; si una na-
ción aumenta su poderío, una u otras más realizarán los movimientos necesarios para
equipararlo, y para hacerle frente. Otros la ven como una política consciente que los
creadores de decisiones deben observar meticulosamente para que produzca los resul-
tados deseados. Inclusive hay quienes la consideran como un símbolo popular mediante
el cual pueden ordenar apoyo y racionalizar una postura que se ha adopt:tdo por otras
razones. Bajo tal apariencia, la balanza del poder constituye una forma de propaganda.2
Independientemente de si se trata -parafraseando a Ernst Haas (1953)- de una pres-
cripción, de un concepto empírico o de mera propaganda, aún es poco claro el motivo
por el cual el equilibrio de poder debe funcionar. Tucídides y otros autores clásicos seña-
laron que si un estado adquiría un poder exagerado, no habría nada que le impidiera
someter a todos los demás. Por supuesto, de aquí surge un peligro potencial, mas no se
puede decir que un estado de equilibrio produzca la paz. Lo único que puede hacer un
equilibrio es evitar una victoria "fácil". La guerra puede -y de hecho se da el caso con
frecuencia- ocurrir entre iguales relativos. Lo anterior ha provocado que muchos eruditos
argumenten que la seguridad se puede obtener únicamente mediante' una preponderancia
de poder, y no mediante un equilibrio del mismo. Lo único que puede disuadir al bando
contrario de atacar es el hecho de saber que perderá la guerra. Dicho argumento tiene
sentido, ciertamente, pero entonces ¿qué va a evitar que el poder preponderante ataque?
Este tipo de problemas conceptuales y teóricos, aunados al limitado éxito histórico
que ha tenido la balanza del poder, han socavado la confianza de los eruditos en esta
propuesta de paz. De hecho, se puede argumentar que ni el equilibrio de poder ni la
preponderancia de poder se encuentran asociados al estado de paz; por el contrario,
¡cada uno está vinculado con distintos tipos de guerra! Desde esta perspectiva, la balanza
del poder se ha asociado a guerras totales, como las Guerras del Peloponeso, las Guerras
Púnicas, la Guerra de los Treinta Años, las Guerras Napoleónicas y la Primera y Segunda
Guerras Mundiales. Todas ellas fueron guerras de rivalidad entre iguales relativos. Por

2 Ernst Haas menciona estos puntos en " The Balance of Power: Prescription, Concept, or
Propaganda?" World Politics 5 (1953), pp. 442-477. Durante el siglo dieciocho, ]ohann Heinrich
Gottlob von ]usti realizó comentarios críticos parecidos; véase Per Maurseth, "Balance of Power
Thinking from the Renaissance to the French Revolution" ,journal 01 Peace Research, No. 2, (1964),
pp. 131-132 .
En busca de la paz 319

otra parte, la preponderancia de poder se asocia con guerras de conquista imperiales. A


corto plazo, un equilibrio del poder puede evitar este último tipo de conflagraciones,
pero al hacerlo suele producir condiciones que propician guerras totales entre rivales.
Los ensayos contenidos en el capítulo 10 analizan algunos de estos temas en detalle.
David Hume (1752), en un célebre ensayo, realiza una reseña de estudiosos de la Antigüe-
dad con el fin de dilucidar el principio de equilibrio del poder, e ilustra el modo en que
se percibía dicho concepto en la Inglaterra del siglo dieciocho. Hume consideró que la
tentativa británica por equilibrar poderes era susceptible de abusos, además de que lanzó
críticas contra el gobierno inglés por su hostilidad excesiva y por sus guerras innecesarias.
Morton Kaplan, en un artículo que nos ofrece una perspectiva general de su importante
obra (1957) System and Process in Internatíonal Politics, emplea el lenguaje de sistemas
para analizar la balanza del poder. Describe la forma.en que los elementos básicos de la
balanza del poder europeo pueden verse como un sistema de conducta apoyado por una
estructura específica, y el modo en que un cambio en la estructura puede producir distin-
tos sistemas. La principal contribución de Kaplan consiste en que brinda a los científicos
políticos un conjunto de propuestas que explican de manera sistemática la función del
poder en la configuración de la política mundial. Puesto que algunos de sus seis sistemas
son de índole más pacífica que otros, su obra resulta también válida para quienes preten-
den evitar o limitar la guerra mediante un cambio en el sistema. Enseguida, A. F. K. Or-
ganski (1958) explica, en un convincente análisis, el motivo por el cual el equilibrio de
poder generalmente no produce la paz. Luego expone su tesis de transición del poder,
en la que afirma que las posibilidades de guerra aumentan cuando la nación predominan-
te o más poderosa es superada por otra pujante. Si esta tesis es válida, resulta evidente
que el equilibrio de poder se emplea frecuentemente como medida provisional ante la
amenaza de una gran conflagración. Como reacción contra las críticas al concepto de
la balanza del poder, Kenneth Waltz (1979) intenta colocarlo sobre un nuevo basamente
teórico, valiéndose de algunas de las perspectivas de la economía moderna. El análisis
de Waltz anunció el surgimiento de un movimiento neorrealista dentro de la disciplina de.
las relaciones internacionales, mismo que procuró revivir una serie de idea clásica realistas
confiriéndoles una nueva forma sobre la base de una lógica económica capitalista. Por
ejemplo, en la selección de Waltz, las analogías con el mercado desempeñan una función
importante. Sin embargo, Waltz realmente no ofrece nuevos hallazgos empíricos sobre
la forma en que opera la balanza del poder, o sobre la noción de que ésta evita la guerra.
Además, la defensa que realiza en torno al equilibrio del poder no es precisamente típica
de los realistas tradicionales como Morgenthau, que erm muy críticos del concepto. Pese
a todo, Waltz contribuye de manera fundamental al debate gracias a su énfasis en la fun-
ción que desempeña la estructura en la configuración de la conducta.
Con el advenimiento de las armas nucleares, el pensamiento sobre el equilibrio del
poder se vio suplantado por el concepto de controlo disuasión nuclear. La balanza
del terror nuclear, con toda su carga de espeluznante presión, pareció sumar los aspec-
tos positivos del equilibrio del poder y de la preponderancia del poder, pero sin sus
aspectos negativos. En la medida en que cada bando tenga la capacidad de absorber un
ataque inicial y de ejercer represalias, el poder es relativamente igual, tal como en la
balanza del poder. Así, es posible evitar las guerras de conquista derivadas de la desi-
gualdad. Por el contrario, la enorme capacidad destructiva de las armas nucleares garan-
tiza que ambos bandos perderán una guerra nuclear. En tanto que prevaleciera esa mutua
destrucción garantizada, efectivamente cada bando contaría con una preponderancia de
poder y, en consecuencia, se evitarían las guerras de rivalidad.
320 En busca de la paz

El capítulo 11 reproduce el pensamiento de mayor influencia y relevancia en torno


a este tema. El capítulo inicia con artículo de Clausewitz, el teórico militar del siglo die-
ciocho, dado que su obra ha sido de especial importancia en el dilema nuclear. Ahora
que la guerra puede cobrar dimensiones tan catastróficas y aniquiladoras, conviene re-
cordar con exactitud la esencia misma de la guerra, la forma en que ésta se relaciona
con la política, ya qué intereses sirve. Clausewitz abordó estos temas de acuerdo con
su época; su persistente comentario de que "la guerra no es sino la continuación de la
política por otro medios" ha causado especial impacto entre los teóricos nucleares,
dado que esclarece contundente mente que el objetivo del uso de la fuerza es ganar un
conjunto de decisiones políticas.
A fines de las décadas de 1950 y 1960, un grupo de estudiosos norteamericanos
analizó algunos temas vinculados con las armas nucleares, y creó lo que, eíectivamen-
te, se convertiría en una doctrina norteamericana de la disuasión. La obra de Bernard
Brodie, Herman Kahn, Thomas Schelling y Henry Kissinger es de vital importancia. Bro-
die fue uno de los primeros en percibir que las armas nucleares transformarían las
añejas nociones de la balanza del poder, y harían recaer aún mayor importancia en
la estrategia. Herman Kahn, durante el periodo en que trabajó para la RAND Corpora-
tion, fue uno de los principales arquitectos del control nuclear. En la selección que
se reproduce en estas páginas, define tres tipos de disuasión, y la lógica que sustenta
a cada uno de los tres. Uno de los problemas que Kahn (1960) señala tanto en este
análisis como en su obra On Tbermonuclear War, más voluminosa, plantea que si la
disuasión contra el ataque directo realmente funciona, entonces resulta difícil creer
que los Estados Unidos arriesgaran una aniql;i!ación nuclear para proteger a Berlín,
por no mencionar a Taiwan.
Lo anterior llegó a conocerse como el problema de credibilidad, y se convirtió en
centro de atención de gran parte de la obra de Thomas ScheJling, asociado también con
la RAND. Schelling expuso que es más sencillo disuadir a alguien de emprender una
acción que obligarlo a hacer algo. Su discernimiento de tal distinción entre disuasión
e "imposición", aunado a su obra en torno a la credibilidad, hacen de Schelling una
figura de la talla del propio Herman Kahn.
Pese a que, aparentemente, los Estados Unidos lograron disuadir tanto las amenazas
soviéticas contra Berlín como los ataques chinos sobre Taiwan mediante amenazas de
represalia masiva, el problema de la credibilidad y los riesgos que conlleva dicha estra-
tegia fueron gravosos. En dos obras principales, Nuclear Weapons and Foreign Policy
y The Necessity!or Choice, Henry Kissinger define los problemas relacionados con la
represalia masiva, y trata de solucionarlos brindando a los Estados Unidos una opción
entre guerra nuclear y rendición: una fuerza militar convencional. En la selección que
aquí reproducimos, Kissinger traza el perfil de cómo librar una guerra limitada para evi-
tar una intensificación de hostilidades que desemboque en confrontación nuclear.
Los argumentos deductivos de Brodie, Kahn y Schelling, aunados a los pronuncia-
mientos públicos de John Foster Dulles y, posteriormente, de Robert McNamara, trans-
formaron paulatinamente al control nuclear de (eoría y política en dogma y doctrina. No
obstante, las pruebas empíricas que lo sustentaban eran escasas. Bruce Russett (1963)
emprendió el primer análisis de envergadura, mismo que se reimprime en estas pági-
nas.3 Russett examina las condiciones bajo las cuales la disuasión alcanzó éxito tanto

3 Para información actualizada, léase de Paul Huth y Bruce Russett, " What Makes Deterrence
Work? Cases from 1900 to 1980", World Politics 36 Oulio de 1984), pp. 496-526.
En busca de la paz 321

en el periodo nuclear como en el prenuclear. Pese a su naturaleza fundamentalmente


sugerente, el artículo cobró importancia por su insistencia en que las afirmaciones em-
píricas debían ser sometidas a una verificación sistemática, en vez de aceptarlas llana-
mente a través de su repetición; también es notable su hallazgo en torno a que algunos
aspectos de la teoría de la disuasión eran incorrectos.
Los estudios de casos comparativos realizados once años más tarde por Alexander
George y Richard Smoke (1974) repercutieron incluso con mayor fuerza. En medio de
un entorno político modificado, sus análisis provocaron serias dudas en torno a la pre-
cisión empírica de gran parte de la doctrina de disuasión. Su análisis de los actos nortea-
mericanos demuestra que la teoría de la disuasión ofrece una guía insuficiente a los
creadores de decisiones, y que éstos suelen desviarse de la guía disponible. Si la teoría de
la disuasión no puede describir y explicar con exactitud los actos de los creadores
de decisiones norteamericanos, entonces es dudoso que pueda predecir la reacción de
rusos o de chinos ante una confrontación nuclear. No obstante, su pwpósito es el
de brindar precisamente este tipo de información. La selección que aquí se reproduce
es parte de su conclusión.
Las implicaciones que arroja el análisis de George y de Smoke son por demás per-
turbadoras, dado que la disuasión nuclear se ha constituido en la base que ha empleado
el Occidente para evitar la guerra nuclear. Los críticos de la estrategia nuclear, como
Anatol Rapoport, han señalado frecuentemente los riesgos que conlleva una política
diplomática al filo de la navaja; pero si los líderes de decisión ni siquiera realizan los
tipos de cálculo de costo y beneficio sobre los cuales se fundamenta la disuasión, en-
tonces los riesgos son mucho mayores. Es por demás factible que la ausencia de una
guerra nuclear entre los EE.UU. y la U.R.S.S. no sea simplemente consecuencia de la
disuasión nuclear, sino de la suma de otros factores conciliadores, como el hecho de
que los EE.UU. y la U.R.S.S. no son vecinos geográficos, que no pelean por territorio, que
están dispuestos a aceptar un reparto defacto de Europa, que el uno no pretende
derrocar al gobierno del otro y que se encuentran preparados para perder guerras limi-
tadas en la periferia con tal de evitar una escalada hacia la guerra total. Si tal es el
caso, la proliferación nuclear es, pues, mucho más peligrosa de lo que habíamos imagi-
nado, porque no es probable que estos factores de conciliación se hallen presentes
entre otras naciones.
Según la historia, la propuesta más generalizada para poner un fin a las guerras ha
sido la creación de un gobierno mundial y el establecimiento de una ley internacional.
Dante, Hobbes, Rousseau y Kant, todos ellos discutieron dicha propuesta de manera
enérgica. El meollo del argumento estriba en la suposición de que, en un estado de anar-
quía (ausencia de gobierno y de ley), la guerra surge de forma natural puesto que no
existe nada que la evite (véase Waltz, artículo 38 de este libro); ocurre cada vez que uno
de los bandos prefiere luchar que perder. Por ende, en un estado anárquico, la guerra
ofrece la misma función que el gobierno -un medio para tomar decisiones autoritarias.
De acuerdo con este argumento, tanto el gobierno mundial como la ley internacional
se puede convertir en sustitutos de guerra, siempre y cuando las naciones estén dispuestas
a aceptarlos como bases no violentas y obligatorias para llegar a un acuerdo político.
Con el fin de dar sustento empírico a este argumento, quienes proponen el gobierno
mundial suelen señalar la relativa ausencia de violencia interna dentro de aquellas na-
ciones que cuentan con gobiernos legítimos. Afirman que, del mismo modo en que el
gobierno interno ha puesto fin al estado natural dentro de un territorio dado, así tam-
bién el gobierno mundial puede poner fin a la anarquía mundial.
322 En bus~ de' la paz

El problema de dicha propuesta parece estribar no tanto en su viabilidád , ~probable_


mente funcionaría si se pudiera crear un gobierno mundial cuyas decisiones se respeta-
ran- sino en su factibilidad - ¿cómo se puede crear un gobierno ~undi~l?, ~DS críticos
contemporáneos del gobierno mundial y de la ley internacion~l han' calificadq"a esta pro-
puesta de utópica, dada la inexistencia absoluta de las condiciones nece$arjas"'para crear
un gobierno mundial eficaz o imponer una ley internacional. Álguriós 'CrlÜc(Js realistas ~ J

corno Reinhold Niebuhr y Hans Morgenthau han afirmado qu'e¡rula qga';de~ las Naciones
• • ' r S ", , _

ni las Naciones Unidas podrían erigirse en gobiernos protomimi;liáIes;' püéstd~que el go-


bierno presupone una comunidad, Corno no hubo ni hay cOrl1~riÍd~~ tritlriqfal,; tampoco
puede integrarse un gobierno mundial. Tanto los realistas coind'otroscríticól(señalan que
la sola existencia de un gobierno no evitará la violencia ~éomO' flagraritemeijte han de-
mostrado las guerras c'iviles' y las revoluciones, Es preciso descu¡)iii"1~ :E6hdiCiones que
propician un gobierno eJícdz.' En años recientes, tales críticas han~í:5rby6'catlb"q~e algunos
estudiosos investigue? las causas de form~ción de icomunida~~s·¡i:sj~'~6~i.~~~encias en
cuanto a las expectativas de crear un gobIerno, Algunos abngaoarrla' esperanza de que
esos conocimientos se pudieran utilizar para contribuir a la cr~ac,ióni .ae\iQá:t.omunidad
mundiai, que a su vez sirviera de base para lacreaeión de \}n go?ie,r'no'I#un~tal. De he-
cho, cuando se integró la UNESCO se le asig1l:~aesta tnisiÓri. fl,~c:iU~59; '~a, Querra Fría
aniquiló este soberbio objetivo y otros 'similares a' cargo de 'las"NaciOnes Uhidas,
La factibilidad de un gobierno mundíal plantea un piobleih~ PQiid¿lji~~Jabvio , pero
hay quitnes también han propuesto en tela ~e ' duda,su conveni~i1(:ia: E~i~t.en indivi-
duos que no desean la paz a cambio'dé'la justieia;!~o ,deJa iguaIOad;' 'ü de~ f~'!ibertad, o
de cualquier otra garantía o valor que aprecien pOf'encim\J:de tooo. De'!m:U1:é'ra similar,
pueden mostrarse titubeantes eón respecto 'a\uiirse a un gobiernd '({iesp;da~r una ley
que beneficie a~mos más que a' eilo§,' o ,qué i~stitúciqnalice-'e~ si:Ú,ü:qu'ü 'i~~bstacu1ice
el cambio, o que merme su áutonorilHl y confiera aun'cuerpo interriacional-el derecho
de tornar decisiones p()r' e,ll~s, Toda's, eS~,as ~azOnes expÍica?':#~,a~i raü~~fl?¡lf~de apoyo
e~ pro de un gobierno ' munqia~entrelos est,~dos del muhdo"actua!':\ J:>" <~
No obstante, ,se suel~:adopta:~ de'ds,~9~e~ autoritarias a nivel inuricl~al ,·.I,p~~,i¿,ularmente
en'el terreno econótnico- que afectan~; auilque indirectamente, la'vida 'diaria de millo-
nes deseres humanos. ¿Qué pfodiiCit ~é6coa para el meiddo muñdial,ü'cü'sechas bá-
sicas para el consumo local? ¿Cuánto. cobrar por ellas? ¿Es precisO 'instituIr medidas de
austeridad? Los e1ementosfueriHe la;pfopia nación -el mercad{) mundial, las corpora-
ciones mu1tinádonales;'el BaricoMundial-,influyen cada vez más, 'cuan'db po determi-
nan, en la respuéstaatalts ,irlteir6g;lOtes~ Los :esta(Íospueden'set' sObe,rahos desde un
' punto de vista Iegal,rri~scasi 'riun<a 'desde una perspectiva económicá. 'Estoha suscita-
do un álnplio cOrisehsod~ que iJI).peia una economía política mupdial ~nica, dispuesta
en torno a prá~tícaS' capicilistas,q'ue propicia unniayor grado 'dé orden y de coopera-
ción que el que se puede apreciar'en la noción realist<). delaanarquía. Laeconomía polí-
tica mund,ial sirVe 'de prueba de \a posibilidad de establecer institucionesrpundialcs y
un orden mundial que perrnitan al sistema internacional desplaZarse de Un estado natu-
ral (véase Hobbes, selección'28) hacia una sociedad mundial (véase Burton, selección
15), pese a'encontrarnos tan alejados de la realidad de una comúnidíld y,gobierno mun-
diales. ¿Ofrecerá la economía política mundial la base material para unriitindo más pací-
fico? He aquí una interrogante abierta al debate; sin embargo, cabe recordar que el
propio sistema capitalista mundial fue establecido mediante, la violencia y la domina-
ción, y que no representa necesariamente el tipo de sistema,más i\1sto, dado que reparte
beneficios y costos de modo tal que permite a los acaudalados engrandecer fácilm ente
En busca de la paz

sus arcas, en tanto que impide que los pobres pongan fin a la explotación de que ~on
objeto (véase Glatung, artículo 33 de este libro).
El capítulo 12 presenta tres ensayos acerca de la ley internacional y del gobierno
mundial. El primero de ellos es de Rugo Grocio, ampliamente reconocido como el pa-
dre de la ley internacional. Grocio, holandés por nacionalidad y jurista del siglo dieci-
siete, cobró celebridad al promulgar el principio de libertad de los mares, así como por
establecer las bases de la ley internacional moderna. El artículo que aquí se reproduce,
pertenece a su prolegómeno a Tbe Law of War and Peace publicada por vez primera
en 1625. En dicha obra, expone su defensa de que la ley internacional, como reflejo
de la ley natural, favorece los mejores intereses de todos los estados. El segundo artícu-
lo de la pluma de Grenville Clark y Louis Sohn, fue publicada iIÚcialmente en 1958; en
ella, plantean la propuesta de convertir a las Naciones UIÚdas en un gobierno cuasi mun-
dial. En el tercer artículo, lnis Claude esboza algunas de las dificultades que surgen al
trazar una analogía entre gobierno interno y gobierno mundial. En especial, señala que
los defensores del gobierno mundial,como Clark y Sohn, suelen ignorar el hecho de
que el gobierno no se fundamenta tanto en el "precepto de ley" como en el "precepto
de política" . Dos de las obras de Claude, Swords into Plowsbares (1956) y Power and
International Relatíons (1962) -de esta últL'lla se extrajo la selección aquí reimpresa-
se consideraron como estudios primordiales de la organización internacional en el
periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial.
El capítulo 12 incluye también un ensayo de Karl Deutsch en torno a la integración
entre naciones -es decir, e! proceso mediante el cual dos o más naciones establecen
sutrcientes vínculos culturales, sociales, económicos y políticos como para crear un sen-
ti do de comunidad. David Mitrany vislumbró dicho proceso como un paso trascenden-
tal para la creación de un estado de paz. Él planteó el argumento funcionalista que dicta
que la cooperación en un área -especialmente en un área no política- "derramaría"
cooperación en otra área. La creación de la Comunidad Europea de Carbón y Acero
(European Coal and Stee! Community - ,ECSC) y, posteriormente, del Mercado Común
Europeo, como mecanismos destinados a poner: fin a la .guerra en EuropaOccidental,
impulsó la investigación empírica en torno al proceso de integración y la relación que
éste guarda con la.paz. Karl Deutsch se colocó a la vanguardia de dicho esfuerzo; este
erudito ha cobrado amplia reputación por su empleo del enfoque cibernético en e! estu-
dio de la integración -es decir, un enfoque que versa acerca de! modo en que la infor-
mación se comunica y transfiere para dar surgimiento,a una comunidad. En e! ensayo
que aquí presentamos define tanto la integración como los otros conceptos principa-
les que componen la base de su perspectiva. ....• . . . .
El capítulo 12 concluye con una discusión en torno a la economía política mundial,
un rubro donde, recientemente, el conflicto se ha negociado y se ha esquivado fre~uen­
temente la violencia. Se presentan dos artículos: una suscrita por lmmanuel Wallerstein, y
la otra por Robert Keohane. Dichos artículos ofrecen perspectivas distintas con respec-
to a la economía política mundial de la actualidad, además de que hacer un seguimiento
de su desarrollo histórico desde sus orígenes, en el siglo dieciséis, hasta su dominación
por parte de los Estados Unidos. Immanuel Wallers.tein (1974) enarbola la responsabili-
dad, por encima de cualquier otro erudito, de! concepto que dicta que la economía de
cualquier nación individual sólo se puede comprender en términos de la economía mun-
dial. Dicho autor brinda una extensa explicación histórica de la evolución de esta. eco-
nomía mundial, así como un análisis ele las causas por las cuales la disposición actual
324 En busca de la paz

de sus elementos ha evitado el surgimiento de un imperio de dimensiones mundiales.


Al igual que muchas otras obras clásicas de las relaciones internacionales, la de Waller-
stein procede de ámbitos ajenos a la disciplina. Ante la decadencia de la hegemonía
económica norteamericana, marcada por el abandono del patrón oro y posteriormente,
por el embargo petrolero árabe, la obra de Wallerstein se hizo acreedora de un alto gra-
do de atención, y contribuyó a promover un énfasis renovado en la economía política
dentro de la disciplina. Su análisis representa un enfoque de economía política que
abreva en la historia social y en el tratado marxista. El artículo de Robert Keohane (1984)
aborda el tema de la economía política mundial a partir de la interrogante de aquello
que obliga a los estados egocéntricos sedientos de poder a cooperar en medida suficien-
te para crear tal economía. Concibe a la cooperación como derivado de un sistema de
normas y de instituciones creadas y preservadas por un poder hegemónico. En esta
etapa de decadencia de la hegemonía norteamericana, ¿sobrevivirán la cooperación y
el sistema mismo? Keohane afirma que sí, por múltiples razones. El análisis de Keohane
representa una tentativa de reformular el realismo tomando en cuenta la importancia
de los valores, las normas y las instituciones para moderar la lucha por el poder explicar
el surgimiento de la cooperación. En este sentido, se le puede poner en contraste con el
planteamiento de Wallerstein y de Cox (véase el artículo 17), más impregnado del pen-
samiento marxista.
Las propuestas de paz que se analizan en esta parte del libro, han sido seleccionadas
en función de su importancia con respecto a la interrogante que ha eclipsado a la políti-
ca plUndial desde mediados del siglo veinte: ¿es factible evitar la aniquilación nuclear?
La mayoría del trabajo erudito sugiere que la balanza del poder no es un mecanismo
viable ni factible para evitar la guerra convencional. Al nivel nuclear, la propuesta del
equilibrio del poder ha sido sustituida por la noción de disuasión o control nuclear, a
la que se le ha otorgado amplio crédito en la prevención de un conflicto bélico entre
los Estados Unidos y la U.R.S .S. Actualmente se pone en tela de duda el grado de efica-
cia real del control nuclear. El hecho de que ambas naciones hayan esquivado hasta
ahora una conflagración nuclear puede no tener nada que ver con los principios de la
disuasión. Si tal es el caso, entonces la proliferación nuclear resulta por demás ominosa,
puesto que no es posible confiar en la disuasión. Esto ha provocado que algunos
busquen el desarme nuclear y el gobierno mUndial. Sin embargo, como ya hemos visto,
aparentemente no han madurado las condiciones políticas favorables para esto. Todo
lo anterior sugiere que la teoría de las relaciones internacionales no puede ofrecer nin-
guna solución de tipo permanente. ¿Puede acaso brindar algunas pautas?
En este punto se puede ser más optimista. La teoría de las relaciones internacionales
nos ofrece dos enfoques fundamentales que pueden servir como guía de conducta. El .
primero de ellos, que parte de la literatura acerca de la balanza del poder y la disuasión
nuclear, manifiesta que tanto naciones como otros actores políticos tienen la obliga-
ción, por lo menos, de prepararse para defender militarmente sus intereses, si abrigan
la esperanza de cristalizarlos. En el campo de la política internacional, la virtud -o la
razón- no puede sustituir al poder. El segundo enfoque, que se origina en las nociones
idealistas de gobierno mundial y de ley internacional, así como en el análisis de la eco-
nomía política mundial, postula que las reglas y las normas pueden brindar un medio de
escape del estado natural y su guerra intermitente. Mediante la institucionalización
de la ley y los procedimientos para crear decisiones políticas, es posible mitigar la lucha
por el poder, y limitar el uso de la violencia.
En busca de la paz 325

Al amalgamar ambos enfoques, se deduce la siguiente estrategia de dos pasos. Prime-


ro, para evitar una guerra nuclear y alcanzar un estado de paz aceptable, cada una de
las partes debe estar preparada para combatir y no para rendirse; ambas partes deben
mostrar buena disposición a tolerar la postura del rival con respecto a ciertos asuntos
fundamentales, para poder llegar a un acuerdo en torno a otros.
Una vez integrada esta fase, será posible ingresar a una segunda, que consiste en el
establecimiento de regímenes mundiales fundamentados en la aceptación de ciertos li-
neamientos y normas con relación a la forma en que las naciones pueden competir y,
de ser necesario, contender entre sí. El objetivo de dichos regímenes sería el de resolver
problemas políticos ingentes. Un régimen mundial único que abarcara todos los proble-
mas equivaldría a un gobierno mundial, y este no es factible. Es más la probabilidad
de poder crear una variedad de regímenes mundiales, cada uno con distintos lineamien-
tos y participantes, pero también limitado a un conjunto identificable de asuntos. La
conducción de la economía política mundial ofrece un descollante ejemplo de la forma
en que un régimen internacional eficiente puede tomar decisiones trascendentales.
El régimen crítico sería el que se ocupara del conflicto nuclear y los asuntos vincu-
lados al mismo. Los esfuerzos de Nixon, Kissinger y Brezhnev por lograr un relajamien-
to de tensiones fueron una clara manifestación incipiente de dicho tipo de régimen. Si
este último fuese exitoso, se le podría prolongar y extender hasta que cobrara la forma
de un concierto de poder tendiente a evitar o a limitar guerras convencionales entre
potencias menores. Un concierto de esta especie podría operar siguiendo casi fielmente
el ejemplo sentado por el Concierto de Europa en 1815, yen algún momento podría
incluir a los estados europeos más importantes, aJapón, China y, quizá, a las potencias
regionales del Tercer Mundo. Los demás regímenes se ocuparían exclusivamente de
los océanos, las cuestiones económicas, los energéticos, el desarrollo, los alimentos, las
telecomunicaciones, etc. De hecho, en algunas de estas áreas -como la de los océanos-
actualmente se está creando un nuevo cuerpo de legislación internacional; en otras, tales
como las de economía, energéticos y alimentos, se crean nuevas normas y estructuras.
Los procedimientos mediante los cuales se resuelvan estos problemas más funcionalis-
tas, así como la forma en que los Estados Unidos y la Unión Soviética solucionen la
Guerra Fría, se constituirán en precedentes primordiales para la futura prevención de
una guerra nuclear. El punto clave, para hacer eco de la insistencia de Claude y de otros
filósofos como Edmund Burke, estriba en que la creación de dichos regímenes se debe
llevar a cabo en la práctica y con base en la experiencia, y no mediante la imposición
de esquemas racionalistas; sólo entonces tendrán la oportunidad real de ser factibles.
Esta breve exposición debe ser indicativa de que la teoría de las relaciones internacio-
nales puede ofrecer enfoques y lineamientos en torno a problemas tan pertinaces. La
posibilidad de que tales enfoques se empleen con sabiduría o en forma perniciosa de-
penderá de los actos de los líderes mundiales, de sus seguidores y de los movimientos
políticos en masa.

LECTURAS RECOMENDADAS
Equilibrio de Poder:
ERNsrB. HAAS. 1953. El Equilibrio del Poder: ¿Prescripción, Concepto o Propagan-
da? World Politics 5: 442-477.
326 En busca de la paz

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de la Universidad Cornell
RICHARD ROSECRANCE. 1963 . Action and Reaction in World Politics. Boston: Little
Brown.

Control Nucle~~:

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ley Internacional, Gobierno Mundial y Comunidad Mundial:


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Prensa de la Universidad de Princeton.
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Military Conflict from 1500 to 2000. Nueva York: Random House.
UNIDAD

10
LA BALANZA DEL PODER

35. De la balanza del poder

DAVID HUME

Cabe preguntarse si la idea de la balanza del encontramos con que los ATENIENSES (tanto co-
poder se debe atribuir por completo a la política mo los habitantes de otras repúblicas) se Ianzaban
moderna, o si es sólo lafrase la que se ha inven- siempre en menor escaIa y se esforzaban por pre-
tado en épocas recientes. Lo cierto es queJENO- servar el equilibrio. Ellos apoyaron a TEBAS con-
FONTE, en sus Instituciones de CIRO, describe tra ESPARTA, hasta la gran victoria lograda por
la unión de potencias ASIÁTICAS movidas por la EPAMINONDAS en LEUCTRA, después de la cual
envidia de la credente fuerza de MEDOS y PERSAS; se pasaron al lado de los conquistados, sólo por
Yaunque esa elegante obra debería suponerse por generosidad, según aparentaron, pero en reali-
completo un romance, dicho sentimiento, atri- dad por su envidia hacia los conquistadores.
buido por el citado autor a los príncipes orien- Quienquiera que leyere la oración de DE-'
tales, prueba -al menos- que la noción era ya MOSTENES a los MEGALOPOLITANOS puede
común en tiempos antiguos. ' advertir los extremos refInamientos sobre este
En.toda la política de GR.ECIA, la angustia con principio, que -incluso- penetrarían la men-
relación al equilibrio del poder se halla,patente y te de un VENECIANO o de un teórico INGLÉS. y
se nos ha señalado expresamente, incluso desde a raíz de la primera ascensión dei poder MACE-
los historiadores antiguos. TUCIDIDES describe la DONIO, el mencionado orador descubrió de in-
liga formada contra ATENAS, que produjo la gUe- medi:¡to el peligro, sonó 'la alarma a través de
rra del PELOPONESO, como una unión atribui- toda GRECIA y, fInalmente, congregó a aquella
ble por completo a este principio. Y luego de confederación bajo los estandartes de ATENAS,
la caída de ATENAS, cuando TEBANOS y LA-, para llevar a cabo la magna y decisiva batalla de
QUERONEA,
CEDEMONES se disputaban la soberanía, nos
Es verdad, las guerras GRIEGAS fueron vistas
por los historiadores como guerras de emulación '
De Essays: Moral, Polítical, and Lite¡-ary, más que de política, y cada estado parece haber
Parte n, Ensayo 7. Publicado por primera vez tenido más en consideración el honor de diri-
en 1752 . Notas al calce suprimidas . gir al resto que todas las bien fincadas esperanzas
327
328 La balanza del poder

de autoridad y dominio. Si consideramos, en combinación de sus fuerzas y su victoria en IPSO


realidad, el escaso número de habitantes de cual- los salvaron. Y en épocas subsecuentes encon-
quier república, en comparación con el todo, la tramos que, como los príncipes orientales Con-
gran dificultad de instaurar sitios en aquellos sideraban a GRIEGOS y MACEDONIOS como
tiempos y la extraordinaria bravura y disciplina las únicas fuerzas militares reales con las que
de cada ciudadano de aquel noble pueblo, lle- guardaban alguna relación, conservaron siem-
garemos a la conclusión de que la balanza del pre un ojo avizor sobre esa parte del mundo. En
poder estaba, de hecho, suficientemente asegu- particular, los PTOLOMEOS apoyaron prime-
rado en GRECIA, y que qp necesitaba custodiar- ro a ARA TO ya los AQUEOS, y luego a CLEO-
se con la cautela que quizá sea necesaria en otras MENES, rey de ESPARTA, sin más propósito
épocas. Pero así atribuyamos el cambio de ban- que el de contrabalancear el poder de los mo-
dos en todas las repúblicas GRIEGAS a envidio- narcas MACEDONIOS. En relación a esto es
sa emulación o a política de cautela, los efectos el informe que da POLIBIO sobre la política
fueron idénticos, y cada poder predominante EGIPCIA.
tuvo que hacer frente a una confederación en La razón para suponer que los antiguos fue-
su contra que, a menudo, se hallaba integrada ron completamente ignorantes de la balanza del
por sus examigos y aliados. poder al parecer proviene de la historia RO-
Ese mismo principio, llamémosle envidia o MANA más que de la GRIEGA; y como las tran-
prudencia, que dio lugar al ostracismo de ATE- sacciones de la primera por lo general nos son
NAS, Y al petalismo [destierro] de SIRACUSA, más familiares hemos formado a ese tenor todas
que expulsó a todo aquel ciudadano cuya fama nuestras conclusiones. Quizá esto se deba a que
y poder sobrepasaban al resto; ese mismo prin- los ROMANOS nunca se enfrentaron a ninguna
cipio, digo, se descubrió -en forma muy natu- alianza general o confederación contraria aellos,
ral- en la política exterior, y pronto engendró como naturalmente pudiera haberse esperado
enemigos para el estado líder, aunque modera- en razón de las rápidas conquistas y la declarada
do en el ejercicio de su autoridad. ambición, sino que tranquilamente libres sub-
El monarca PERSA era, en verdad, por el ni- yugaron a sus vecinos, uno después de otro,
vel de su fuerza, un príncipe insignificante, si hasta que extendieron sus dominios a todo el
se le compara con las repúblicas GRIEGAS; y, mundo conocido. Sin mencionar la fabulosa his-
por ende, le correspondía, más por seguridad toria de sus guerras ITÁLICAS, hubo, luego de la
que por emulación, interesarse en las disputas invasión realizada por ANIBAL contra el estado
de aquéllas y apoyar a la racción más débil en ROMANO, una notable crisis que debió haber
cada contiendad. Tal fue el consejo de ALCI- llamado la atención de todas las naciones civili-
BIADES dio a TISSAFERNES, y que promulgó zadas. Más tarde pareció (ya que era difícil de
cerca de un siglo la duración del imperio PER- observar en ese tiempo) que se había tratado
SA, hasta que su descuido, por un momento, de una batalla por instaurar un imperio univer-
luego de la primera aparición del genio aspirante sal; sin embargo, ningún príncipe o estado pa-
de FILIPO, echó por tierra el descollante pero rece haberse alarmado en lo más mínimo ante
frágil edificio, con una rapidez poco común en el hecho o la materia de disputa. FILIPO DE MA-
la historia de la humanidad. CEDONIA perman<;.ció neutral hasta que palpó
Los sucesores de ALEJANDRO demostraron las victorias de ANIBAL; y después formó im-
profunda envidia del equilibrio del poder; una prudentemente una alianza con el conquista-
envidia fundada en la verdadera política y la dor, en términos aún más imprudentes. FILIPO
prudencia, y que mantuvo bien clara duran- estipuló que iba a ayudar a los CARTAGINE-
te varias épocas la partición hecha después de SES en su conquista contra ITALIA, después de
la muerte del gran,conquistador. La fortuna y la la cual aquéllos se comprometieron a introdu-
ambición de ANTIGONO los amenazaron nue- cir fuerzas en GRECIA, para ayudarlo a someter
vamente con una monarquía universal, pero la a sus estados mancomunados.
De la balanza del poder 329

RHODAS y ACAYA son las repúblicas más sible que se le haya escapado de la Antigüedad, en
celebradas, por los historiadores antiguos, por donde hallamos -entre otros particulares- tan-
su sabiduría y su firme política; sin embargo, tas y tantas huellas de penetración y monamiento
ambas ayudaron a los ROMANOS en su guerra profundos. Si no tan conocida y admitida como
contra FILIPO y ANTIOCO. y lo que puede esti- lo es actualmente, es innegable que tuvo cierta
marse como prueba más contundente de que es- influencia en todos aquellos príncipes y políti-
ta máxima no era generalmente conocida en esas cos más sabios y experimentados. Y de hecho,
épocas es que ningún autor antiguo ha destaca- incluso en nuestros días, aunque es generalmen-
do la imprudencia de tales medidas, ni tampoco te conocida y admitida entre quienes razonan
ha censurado ese absurdo tratado menciona- especulativamente, carece -en la práctica- de
do antes, concertado por FILIPO con los CAR- una más amplia autoridad entre quienes gobier-
TAGINESES. Príncipes y estadistas de todas las nan al mundo.
épocas pueden, de antemano, quedar ciegos en Después de la caída del imperio ROMANO,
sus razonamientos con respecto a los aconteci- la forma de gobierno establecida por los conquis-
mientos; pero es en cierta forma extraordinario tadores del Norte los incapacitó, en gran medi-
que, .mucho tiempo después, los historiadores da, para realizar más conquistas, a la vez que
no integren un juicio más exacto de los hechos. mantuvo a cada estado por largo tiempo dentro
MA~INISA, ATALO y PRUSIAS, al satisfacer de sus propios límites. Pero cuando el vasalla-
sus pasiones personales fueron, sin excepción, je y la milicia feudal fueron abolidos, el mundo
instrumentos de la grandeza ROMANA, y nunca cayó de nuevo en la angustia por el peligro de
parecieron sospechar que estaban forjando sus la monarquía universal con base en la unión
propias cadenas, al llevar adelante las conquistas de tantos reinos y principados en la persona del
de sus aliados. [Más tarde] Un simple tratado y un emperador CARLOS. Mas el poder de la casa de
acuerdo entre MASINISA y los CARTAGINE- AUSTRIA, fundamentado en sus extensos aun-
SES -tan requeridos por el interés de ambas que divididos dominios, y sus riquezas -que
partes- impidieron a los ROMANOS la entrada derivaban de las minas de oro y plata- resulta-
en ÁFRICA y preservaron la libertad del mundo. ron con más probabilidades de decadencia, por
El único príncipe que encontramos en la his- sus defectos internos, que de echar abajo todos
toria de ROMA que parece haber comprendido los impedimentos levantados contra ellos. En
la balanza del poder, es HIERO, rey de SIRACU- menos de un siglo, la fuerza de la altiva y vio-
SAoAunque aliado de ROMA, envió ayuda a los lenta estirpe quedó hecha añicos, esfumóse su
CARTAGINESES, durante la guerra de los auxi- opulencia y cayó la noche sobre su esplendor:
liares: "Estimando necesario", dice POLIBIO, triunfaba un nuevo poder, formidable para todas
"para conservar sus dominios en Sicilia y pre- las libertades de EUROPA y poseedor de todas las
servar la amistad de Roma, el que CARTAGO ventajas del anterior, pero que actuaba libre de
quedara segura, y que no por su caída el poder sus defectos, excepto por una porción de aquel
restante dejara de sentirse capaz -sin contras- espíritu de intolerancia y persecución que tan-
te ni oposición- de ejecutar sus propósitos y to tiempo vivió -y aún pervive- en la casa
contiendas. Y, aquí, él actuó con gran sabidu- de AUSTRIA.
ría y prudencia. Y esto, nunca, por ningún mo- En las guerras generales, sostenidas ~ontra
tivo, debe pasarse por alto, ni debe tal fuerza este ambicioso poder, la GRAN BRETANA ha
dejarse en una sola mano, incapacitando así a los permanecido a la delantera, y aún mantiene su
estados vecinos para defender contra ella sus posición. Además de sus ventajas -riquezas y
derechos" . Y aquí tenéis el propósito de la po- situación-, su pueblo está animado por tal espí-
lítica moderna, delineado en términos precisos. ritu nacional, y es tan profundamente sensible a
En resumen, la máxima de preservar el equili- la protección de su gobierno que confiamos en
brio del poder se funda a tal grado en el sentido que su vigor jamás habrá de desfallecer en tan ne-
común y en el razonamiento obvio que es impo- cesaria y justa causa. Por el contrario, si podemos
330 La balanza del poder

juzgar por el pasado, el apasionado ardor po- sólo accesorios, fue -sin duda- el error más
pular parece, más bien, requerir alguna mode- catastrófico del que alguna vez haya sido culpa-
ración, ya que -a menudo- este pueblo ha ble una nación con pretensiones hacia la política
pecado de laudable exceso más que de vergon- y la prudencia. El remedio áel financiamiento, si
zosa deficiencia. remedio pudiésemos llamarle, y no más bien un
El primer lugar, al parecer hemos estado más veneno, debe -con toda razón- reservarse para
poseídos por el espíritu GRIEGO en envidiosa un último extremo, ya que ningún mal, excepto
emulación, en lugar de haber actuado guiados el más grave y perentorio, debe inducirnos a la
por las prudentes perspectivas de la política mo- adopción de un recurso tan peligroso.
derna. Nuestras guerras con FRANCIA se inicia- Estos excesos hacia loS que hemos sido lleva-
ron con justicia; incluso -tal vez- por nece- dos son lesivos y pudieran -con el tiempo-lle-
sidad, pero siempre han estado impulsadas por gar a serlo en mayor grado al provocar, como es
la obstinación y la pasión. La misma paz con- usual, el extremo opuesto, y dejarnos totalmente
certada tiempo después en RYSWICK, en 1697, despreocupados e ignorantes por negligencia
fue ofrecida ya desde el año noventa y dos; la respecto a los destinos de EUROPA. Los ATE-
guerra que concluyó en UTRECH en 1712 pudo NIENSES, uno de los pueblos más agitadores,
haber dado fin en buenas condiciones en GER- intrigantes y belicosos de GRECIA, al encontrar
TRUYTENBERG, en el octavo año; yen 1743 erróneo lanzarse en todas las batallas, abando-
pudimos haber concedido en FRANKFURT los naron toda atención sobre los asuntos exteriores
mismos términos que tuvimos el gusto de acep- e, incluso, en ninguna contienda tomaban par-
tar en AIX-LA-CHAPELLE en el año cuarenta y te, en ninguno de los bandos, como no fuese
ocho. Vemos aquí, pues, que más de la mitad adulando y complaciendo al vencedor.
de nuestras guerras con FRANCIA y todas nues- Las grandes monarquías son, sin duda, destruc-
tras deudas públicas se deben más a nuestra tivas para la naturaleza humana: en su desarrollo,
imprudente vehemencia que a la ambición de en su prolongación y aun en su desplome, que
nuestros vecinos. nunca se halla muy distante de su surgimiento. El
En segundo lugar, es tan abierta nuestra opo- genio militar que engrandece la monarquía,
sición al poder de FRANCIA y nos hallamos tan pronto deja la corte, la capital y el centro de tal
alerta en defensa de nuestros aliados que éstos gobierno, en tanto que las guerras continúan
cuentan con nuestra fuerza tanto como con la a gran distancia, e interesan sólo a una muy
suya; y, al confiar en llevar adelante la guerra pequeña parte del estado. Los miembros de la
a nuestra costa, rechazan todos los términos ra- antigua nobleza, cuyos afectos los unen a su so-
zonables de arreglo. Habent subjectos, tanquam berano, viven todos en la corte y nunca acep-
suos: vi/es, ut alienos. Todo el mundo sabe que tarán cargos militares que puedan desplazarlos
el voto de las facciones de la Casa de los Co- hacia remotas fronteras bárbaras, en las que es-
munes, a principios del anterior Parlamento, y tarían distantes de sus placeres y fortuna . Las
con el sentimiento declarado de la nación, hizo armas del estado deben, por tanto, confiarse a
que la reina de HUNGRÍA permaneciera infle- desconocidos mercenarios, sin celo, sin afecto,
xible en sus propios términos, y obstaculizó ese sin honor y listos siempre a volverse en contra
acuerdo con PRUSIA que habría restaurado de del príncipe y a unirse a todo descontento apa-
inmediato la tranquilidad general de EUROPA. sionado que les ofrezca paga y botín. He aquí
En tercer lugar, somos tan de verdad com- la marcha necesaria de los asuntos humanos: la
batientes que, una vez comprometidos, perde- naturaleza del hombre se constata a sí misma en
mos todo interés por nosotros mismos y por su frívola elevación; así trabaja ciegamente la
nuestra posteridad, y sólo consideramos líl me- ambición para la destrucción del conquistador
jor forma de fastidiar al enemigo. El hecho de y su familia, de cada cosa querida y cercana a
hipotecar nuestras rentas públicas en niveles tan él. Los BORBONES, confiados en el apoyo de su
profundos en las guerras, en las que resultamos valerosa, amante y fiel nobleza, impulsaron sin
De la balanza del poder 331

reservas ni limitaciones su preponderancia. És- están llenos de CROATAS y de TÁRTAROS, de


tos, en tanto inflamados de gloria y emulación, HUSARES y de COSACOS, entremezclados qui-
pueden soportar las fatigas y los peligros inhe- zá con algunos soldados de fortuna de las me-
rentes a la guerra, pero jamás se someterían a jores provincias; y el melancólico sino de los
languidecer en las guarniciones de HUNGRÍA emperadores ROMANOS, por esta misma causa,
o de LITUANIA, olvidados por la corte y sacri- se renueva incesantemente, hasta la disolución
ficados ante las intrigas de cada favorito o de final de la monarquía.
cada amante que rodea al príncipe. Los ejércitos
.36. Algunos obstáculos en la investigación
de sistemas internacionales
MORTON A. KAPLAN

Este ensayo intentará ofrecer una explicación Del mismo modo en que es posible construir
breve y no técnica de algunos de los modelos modelos alternativos de sistemas políticos -por
teóricos empleados en System ·and Process in ejemplo, democráticos o totalitarios- así como
International Potities . . . Hay una serie de con- de sistemas familiares -por ejemplo familias nu-
sideraciones teóricas que sustentan este ensayo. cleares, familias extensas, monógamas o políga-
Una de ellas se refiere a que efectivamente se mas-, así también es posible construir distintos
presenta cierto patrón de conducta repetible o modelos de sistemas internacionales ... En esta
característica dentro del sistema internacional. sección se presentan seis modelos alternativos
Otra señala que este comportamiento correspon- de sistemas internacionales que, por supuesto,
de a un patrón porque los elementos del patrón no agotan las posibilidades. Sin embargo, se pre-
son congruentes internamente y porque además tende que exploren precisamente el continuo de
satisfacen necesidades de cobertura tanto inter- posibilidades. Estos modelos, en su actual estado
nacional como nacional. Una tercera conside- de desarrollo, son de índole heurística; ahora
ración expone que los patrones internacionales que, si poseen cierto grado de conveniencia,
de conducta se encuentran interrelacionados, de pueden dar acceso a una organización más sig-
maneras que es factible especificar, con las ca- nificativa del conocimiento existente, así como
racterísticas de las entidades que participan en a una organización más productiva de la futura
la política internacional, y con las funciones que investigación. Sólo dos de los modelos -el siste-
realizan ... ma de "la balanza del poder" y el sistema bipolar
disgregado- poseen contrapartes históricas.
Condensado de "Sorne Problems of Interna-
tional Systems Research", de Morton A. Kaplan, Sistema de "la balanza del poder"
publicado por vez primera en International
Political Communities: An Antbology (Garden
City, N.Y.: Anchor, 1966), pp. 469-486. Reim- ... El sistema internacional de "la balanza del
preso con autorización del autor . Notas al cal- poder" constituye un sistema social internacio-
ce suprimidas. nal que no integra entre sus componentes a un
Algunos obstáculos en la investigación de sistemas internacionales 333

subsistema político. Los actores que pertenecen mayor de la coalición cobrara predominio por
al sistema son exclusivamente de índole nacio- encima de los miembros menores de su propia
nal, tales como Francia, Alemania, Italia, etc. Son coalición. He aquí una de las razones por las cua-
cinco los actores nacionales -como mínimo- les los miembros de una exitosa co::lición pue-
que deben ajustarse a la clasificación de "actor den enemistarse entre sí; también es posible que
nacional esencial" a efecto de que el sistema negocien con los perdedores para obtener ma-
funcione. yores beneficios de éstos que de sus propios
El sistema internacional de "la balanza del aliados.
poder" se caracteriza por la operación de las si- La sexta regla declara que la membresía den-
guientes normas esenciales, mismas que cons- tro del sistema depende exclusivamente del
tituyen la conducta característica del sistema: 1) comportamiento que corresponda a las normas
incrementar las capacidades, pero negociar an- o reglas esenciales del sistema de "la balanza del
tes que pelear; 2) pelear antes que dejar de in- poder". Ante una reducción del número de ac-
crementar las capacidades; 3) dejar de pelear tores esenciales, el sistema internacional de "la
antes que eliminar a un actor esencial; 4) opo- balanza del poder" perderá estabilidad. Por tan-
nerse a toda coalición o actor individual que to, el mantener un número de actores naciona-
propenda a asumir una postura predominante les esenciales por encima de un límite mínimo
dentro del sistema; 5) limitar o imponer restric- crítico se erige en condición necesaria para la
ciones a aquellos actores que acepten principios estabilidad del sistema. La mejor manera de lo-
organizacionales supranacionales; y 6) permitir grarlo es restituir la membresía plena dentro del
que aquellos actores nacionales esenciales que sistema a los actores derrotados o a los rebel-
hayan sido derrotados o limitados reingresen al des reformados.
sistema como socios de funciones aceptables, Pese a que toda acción o alineación en par-
o tomar las medidas necesarias para que un ac- ticular puede ser resultado de "accidentes" -es
tor antes prescindible, ingrese a la clasificación decir, del conjunto de condiciones específicas
de actor esencial. Tratar a todo actor esencial que producen la acción o la alineación, inclui-
como socio de funciones aceptable. dos elementos tales como golpes de suerte o
Las dos primeras reglas del sistema interna- factores de personalidad- una elevada correla-
cional de "la balanza del poder" reflejan que ción entre el patrón de comportamiento nacional
no existe ningún subsistema político dentro del y las reglas esenciales del sistema internacional
sistema social internacional. Por ende, los ac- representaría una confirmación de las prediccio-
tores nacionales esenciales deben depender de nes que arroja la teoría .. .
sí mismos o de sus aliados para conseguir pro- No es posible reducir el número de reglas
tección. Ahora bien, si muestran debilidad, sus esenciales. El fracaso operativo de cualquier
aliados pueden abandonarlos. En consecuencia, regla resultará en el fracaso de, por los menos,
un actor nacional esencial debe ser capaz, bajo otra regla ... Las reglas del sistema son inter-
circunstancias extremas, de proteger sus propios dependientes. Por ejemplo, la incapacidad de
valores nacionales. La tercera norma esencial ilus- reincorporar o de reemplazar actores naciona-
tra el hecho de que otras naciones son valiosas les esenciales derrotados finalmente interferirá
como aliados potenciales. Además, la nacio- con la formación de coaliciones capaces de im-
nalidad puede fijar límites a la expansión po- poner restricciones a actores nacionales rebeldes
tencial. o a coaliciones potencialmente predominan-
Las reglas cuarta y quinta reconocen que una tes . ..
coalición predominante, o un actor nacional de En resumen, las reglas constituyen normas
tales características, puede constituir un riesgo de equilibrio para el sistema. Sin embargo, esto
a los intereses de otros actores nacionales. Por no implica que los actores se apeguen a ellas sólo
otra parte, si una coalición adquiriera prepon- porque son normas de equilibrio, a menos que
derancia, sería muy probable que el miembro un actor tenga un interés especial en preservar el
334 La balanza del poder

equilibrio del sistema. Las restricciones impues- reglas del juego, por ejemplo, alguien que ac-
tas al actor deben motivarlo a conducirse en túe contrariamente a las reglas esenciales del siso'
consonancia con las reglas; o, si uno o más ac- tema; en el ejemplo analizado, un participante
tores no sienten tal motivación, los demás de- que busque la hegemonía; fallas en el flujo de
ben ser motivados a actuar de tal modo que información que impidan que un actor nacional
obliguen a los actores rebeldes a apegarse nue- adopte las medidas necesarias para proteger su
vamente a una conducta congruente con las re- propia posición en el plano internacional; cam-
glas. Así pues, 1".5 reglas se consideran desde una bios de capacidad que se tornen acumulativos
perspectiva de normatividad -es decir, como y, al hacerlo, incrementen la disparidad inicial
descriptoras del comportamiento que preserva- entre las capacidades de los actores nacionales
rá el equilibrio del sistema- o de predicción esenciales; conflictos entre las prescripciones de
-como predictoras de que los actores se com- diferentes reglas bajo ciertas condiciones; dificul-
portarán de tal manera si las otras variables pre- tades que se originen en la logística del proceso
sentes en el sistema y el entorno se encuentran "balanceador", el reducido número de actores
en sus puntos de equilibrio. Si, por el contra- esenciales o una falta de flexibilidad del meca-
rio, las demás variables del sistema y del entor- nismo "balanceador" ...
no no se encuentran en equilibrio, se espera el La inestabilidad puede darse, aun cuando
surgimiento de un comportamiento rebelde. ninguno de los diversos actores nacionales tenga
Es relativamente sencillo encontrar ejemplos la intención de derrocar al sistema de "la balanza
históricos que ilustren eL funcionamiento del sis- del poder" . .. Incluso el esfuerzo por derrotar
tema de "la balanza del poder". Los estados a Napoleón y por constreñir al territorio galo a
europeos habrían aceptado a Napoleón si éste sus límites históricos tuvo algunos efectos de
hubiera estado dispuesto a seguir las reglas del esta especie. Dicho esfuerzo, aun cuando se ape-
juego. La restauración de los Borbones al po- gó a las reglas cuarta, quinta y sexta, contribuyó
der permitió la aplicación de la regla 3. De no también al engrandecimiento de Prusia, trastor-
haber sido esto posible, el sistema internacio- nando en consecuencia el equilibrio int~rno en-
nal se habría desestabilizado de inmediato. La tre los actores germanos. Es probable que dicho
readmisión de Francia al sistema internacional episodio desencadenara el proceso que, poste-
después d.e la restauración cumplió lo estipula- riormente, produjo la hegemonía prusa dentro
do por la regla 6. de Alemania y la hegemonía alemana dentro de
. El concierto europeo, magistralmeme descrito Europa. Así pues, se movilizó un proceso dinámi-
por Mowat, ilustra la primera regla. La regla 4 co que no se pudo compensar mediant~canibios
queda ejemplificada por la entente cordiale, y dentro de las alineaciones o de las coaliciones.
la segunda por la historia general de los siglos El sistema de "la balanza del poder" da lu-
dieciocho y diecinueve. Ahora bien, es probable gar a las siguientes consecuencias: l~s alianzas
que el mejor ejemplo de la regla 3 lo constituya tienden a ser específicas, de corta duración, y
la diplomacia que dirigió Bismarck hacia Sadowa, a variar de acuerdo con el factor ventaja y no
aunque sus motivaCiones fueron mucho más con la ideología (incluso bajo condiciones de
complejas que lo que la simple regla pudiera indi- guerra). Las guerras tienden a ser limitadas en
car. Este ensayo no se propone barajear referen- sus objetivos. Existe una amplia gama de legis-
cias históricas. El lector puede realizar su propia lación internacional de aplicación universal den-
investigación para determinar si el comporta- tro del sistema. Entre las reglas más significativas
miento internacional efectivamente tendió a ape- de ley aplicable destacan aquellas que se ocu-
garse a estas reglas durante dichos siglos. pan de los reglamentos de guerra y de la doc-
Los cambios de condiciones que pueden pro- trina de no intervención.
piciar la desestabilización del sistema internacio- En su forma ideal, el sistema de "la balanza
nal de "la balanza del poder" son: la existencia del poder" es un sistema que permite cualquier
de un actor nacional esencial que no siga las combinación de actores dentro de las alianzas,
Algunos obstáculos en la investigación de sistemasinternadorzales"335

siempre y cuando ninguna de las alianzas cobre puesto que evitaba que cualquier alianza adqui-
una marcada preponderancia en cuanto a capa- riera predominio. Según la forma ideal del sis-
cidades. El sistema tiende a preservarse porque tema, cualquier actor nacional esta calificado
aun cuando una nación en particular intente pre- para desempeñar esa fundón. En el sistema bi-
dominar sobre las demás, ésta debe actuar de polar libre, sin embargo, la función de integra-
modo tal que evite que cualquier otra nación ción consiste realmente en una mediación. El
logre tal objetivo, con el fin de proteger sus in- act:>r que la desempeña no se une a ninguno de
tereses. Al igual que la "mano invisible" de la los dos bandos, sino que funge como mediador
competencia descrita por Adam Smith, el siste- entre las partes contendientes. Por ende, sólo
ma internacional posee una vigilancia informal aquellos que no son miembros de ningún blo-
constituida por el propio interés, por lo que no que, o las organizaciones de actores universa-
hay necesidad de un subsistema político. les, pueden desempeñar la función integradora
El surgimiento de poderosos actores rebeldes, f'O el sistema bipolar libre. . . '
las contramedidas inadecuadas por parte de ac- Al haber sólo dos agrupamientos princip,ales
tores fieles, las nuevaS ideologías internacionales en el sistem~ bipolar, todbcambio vertiginoso en
y el crecimiento de sistemas supranacionales las capacidades militares tiende a desest:lbilizar
como el bloque comunista, con sus organiza- al sistema. Por esta razón, el hecho de. que los
ciones internacionaleS de partidos políticos, ta- bloques principales posean sistemas nucleares
ñeron la campana de la muerte para el sistema de segundo ataque, se constituye en factor ne-
internacional de "la balanza del poder". cesario para la estabilidad dentro del sistema.
A continuación citamos las reglas del siste-
Sistema bipolar libre ma bipolar libre:
En lugar del sistema anterior -luego de un l . Todos los bloques suscritos a los principios in-
periodo inicial de inestabilidad- hizo su apari- tegradores de jerarquía plena o mixta tienen la
ción el sistema bipolar libre. Éste difiere en mu- obligación de eliminar al bloque rival.
chos aspectos de importancia del sistema de "la 2. Todos los bloques suscritos a los principios in-
balanza del poder". Los actores supra nacionales tegradores de jerarquía plena o mixta deben ne-
participan dentro del sistema internacional. Pue- gociar antes que combatir; librarguerras menores
den ser actores en bloque, tales como la OTAN antes que enfrascarse en grandes conflagraciones;
o el bloque Comunista, o actores universales, y participar en estas últimas ~bajo conocimiento
como las Naciones Unidas. Casi todos los acto- pleno del riesgo y de los costos que implican-
antes que fracasar en,la eliminación,del bloque
res nacionales pertenecen a la organización de rival. . . .
actores universales, y muchos de ellos,-incluida 3. Todós los actores de los bloques deben incremen-
la mayoría de los principales actores nacionales- tar sus capacidades en la medida que lo hagan los
pertenecen a uno u otro de los bloques predomi- . del bloque opuesto. .
nantes. No obstante, algunos actores nacionales 4. Todos los actores de los bloques suscritos a los
puede no pertenecer a ninguna de las organiza- principios organizativos no jerárquicos, deben ne-
ciones en bloque. gociar antes que combatir para incrementar ca-
Adiferencia del sistema internacional de "la pacidades; librar guerras menores antes que dejar
balanza del poder", donde las reglas se aplican de incrementar capacidades, pero a la vez refre-
de manera uniforme a todo actor nacional , las narse de iniciar grandes conflagraciones por esa
causa.
reglas esenciales del sistema bipolar libre trazan 5. Todos los actores de los bloques deben partici-
distinciones, por ejemplo, entre las funciones par en grandes conflagraciones antes que permi-
que desempeñan aquellos actores que sí son tir que el bloque rival alcance una posiCión de
miembros de bloques y aquellos que no lo son. fuerza preponderante. .
En el sistema de "la balanza del poder", la 6. Todos los miembros de los bloques deben subordi-
función del "balanceador" era de integración, nar los objetivos del actor uni\'ersal a los objeti\'Os
336 La balanza del poder

de su propio bloque, ante la eventualidad de que para fmes de mediación y, hasta cierto punto, pa-
surja un grave conflicto entre ambos objetivos, ra desalentar la guerra.
pero deben subordinar los objetivos del bloque
rival a aquéllos del actor universal. Sistema bipolar cerrado
7. Todos los actores nacionales no miembros del
bloque deben coordinar sus objetivos naciona-
les con aquéllos del actor universal, así como tra- El sistema internacional bipolar cerrado re-
tar de subordinar los objetivos de los actores del presenta una modificación del sistema bipolar
bloque a los del actor universal. libre, donde tanto los actores no miembros del
8. Los actores del bloque deben esforzarse por bloque como lus actores universales desapare-
aumentar la membresía de su bloque, pero tole- cen por completo, o dejan de ser significativos.
rar la posición de no miembro de un actor na- Sin embargo, a menos que ambos bloques se
cional dado si la única alternativa es obligar a ese organicen de acuerdo con un orden jerárquico,
actor nacional a integrarse al bloque rival o apo- el sistema propenderá a la inestabilidad.
yar sus objetivos. No existe función integradora o mediadora
9. Los actores nacionales no miembros del bloque dentro del sistema bipolar cerrado. Por tanto,
deben proceder de modo tal que reduzcan el pe-
ligro de guerra entre los actores del bloque. habrá una tendencia hacia un grado elevado de
10. Los no miembros del bloque deben rehusarse a tensión disfuncional dentro del sistema, razón
apoyar las políticas que emprenda un actor del por la cual el sistema bipolar cerrado no cons-
bloque contra otro, salvo en sus funciones co- tituirá un organismo altamente estable o bien
mo miembros de un actor universal. integrado.
11. Los actores universales deben reducir la incom-
patibilidad entre los bloques. Sistema Universal
12. Los actores universales deben convocar a la mo-
vilización de actores nacionales no miembros del El sistema internacional universal podría
bloque contra casos de flagrante rebeldía, por crearse como consecuencia del funcionamien-
ejemplo, si un actor del bloque recurre a la fuer-
za. Esta regla, a menos que fuera contrabalanceada to de una organización de actores universales
por las demás, permitiría que el actor universal dentro de un sistema bipolar libre. El sistema
se convirtiera en el prototipo de un sistema in- universal, en contraste con los sistemas inter-
ternacional universal. nacionales previamente descritos, contaría con
un sistema político en calidad de subsistema del
.. .Ahora expondremos las consecuencias del sistema social internacional. No obstante, es po-
sistema bipolar libre. Las alianzas tienden a ser sible que este sistema político fuera del tipo con-
a largo plazo, a fundamentarse en intereses per- federado, es decir, que operara con base en
manentes y no cambiantes, y a incluir compo- gobiernos territoriales y no en seres humanos
nentes ideológicos. Las guerras, si no fuera por de manera directa.
el temor a las de índole nuclear, tenderían a ser El sistema internacional universal sería un sis-
ilimitadas. No obstante, repito, el temor a la es- tema integrado y solidario. Pese a la eventuali-
calada nuclear cobra tales dimensiones que, de dad del surgimiento de agrupaciones políticas
hecho, existe una mayor moderación en cuan- informales dentro del sistema, los conflictos de
to a las guerras que en el sistema de "la balanza intereses se resolverían de acuerdo con las re-
del poder" . Por ende, las guerras tienden a ser glas políticas del sistema. Por otra parte, se con-
muy limitadas, e incluso son escasas. En lo to- formaría un cuerpo de funcionarios políticos y
cante al campo legislativo, existen menos res- de administradores que guardaran lealtad pri-
tricciones hacia la intervención que en el sistema mordial al sistema internacional, antes que a
de "la balanza del poder", y aquellas limitantes cualquier subsistema territorial del sistema in-
que efectivamente se presentan, se desprenden ternacional.
en gran medida del temor a una escalada. Se em- El hecho de que el sistema internacional uni-
plea la organización universal principalmente versal sea estable o no depende de la medida
Algunos obstáculos en la investigación de sistemas internacionales 337

en que tenga acceso directo a los recursos y a lo lanzara en una posición vulnerable -por ia
las instalaciones, así como de la proporción que merma en su arsenal- al ataque de una tercera
prive entre sus capacidades y las de los actores nación -un ataque nada improbable si el que
nacionales miembros del sistema. aquella lanzó en primera instancia no fue pro-
vocado, o si la tercera nación tuviera intencio-
Sistema jerárquico nes perversas-o En todo caso, esa posición de
vulnerabilidad del atacante a un ataque subse-
El sistema internacional de jerarquías puede cuente por parte de un tercer estado tendería
ser democrático o autoritario en cuanto a la for- a inhibir al primero, salvo en circunstancias de
ma. Si evoluciona a partir de un sistema !'1ter- provocación extrema.
nacional universal -quizá en razón de que las En este mundo, sería escasa la necesidad de
satisfacciones provocadas por la exitosa opera- integrar alianzas específicas. Si dichas alianzas
ción de dicho sistema internacional universal llegaran a darse, cabría pensar que su naturale-
exaltan el deseo de lograr un sistema internacio- za fuera no ideológica. Las naciones podrían
nal más integrado y solidario- es probable que aliarse mediante pactos que establecieran la obli-
cobre la forma de sistema democrático. Si, por gación de ejercer represalias contra cualquier
el contrario, un bloque victorioso o poderoso "agresor" que lanzara un ataque nuclear, o que
impone el sistema de jerarquías sobre actores rebasara ciertas proporciones previamente es-
nacionales dispuestos, entonces cabe la proba- pecificadas, en contra de algún miembro de la
bilidad de que el sistema internacional sea auto- alianza.
ritario. En este sistema, no surgen expectativas de
El sistema de jerarquías contiene a otro, de guerras prolongadas de contravalores o de con-
índole política. Dentro de éste, las líneas funcio- trafuerza. Si acaso se emplearan armas nuclea-
nales de organización ejercen mayor fuerza que res, esto sería en actos limitados de represalia
las geográficas. Dicha característica ampliamente para efectos de advertencia, o en otras formas es-
integrada del sistema internacional de jerarquías trictamente limitadas también. Las guerras que
propicia una mayor estabilidad. La intersección efectivamente ocurrieran no presentarían una
funcional impide enormemente una eficiente or- tendencia nuclear, y serían limitadas tanto en
ganización contra el sistema internacional, o el área geográfica como en métodos de combate.
retiro del mismo. Aun cuando la constitución Las contiendas sublimitadas se darían con ma-
del sistema permitiese dicho retiro, la integra- yor frecuencia que las guerras reales.
ción de los recursos elevaría los costos del mis- No obstante, el sistema contaría aparente-
mo hasta niveles exagerados. mente con cierto potencial para desencadenar
guerras, o conflictos catalíticos. Es decir, si una
Sistema de veto unitario nación se involucrara en un ataque de contra-
fuerza, de acuerdo con algunás opiniones, es-
Imaginemos un mundo en el que aproxima- to desencadenaría probablemente un ataque
damente veinte naciones al azar posean sistemas contra la misma por parte de un tercer estado.
nucleares capaces de lanzar un primer ataque, Asimismo, un ataque anónimo o un accidente
nada increíble, por cierto. Es decir, cada una de catalizaría una serie de guerras. No es posible
estas naciones contaría con un sistema nuclear negar tales posibilidades, especialmente si se
que no eliminaría por completo las fuerzas ene- exacerban las tensiones dentro del sistema. Pese
migas en un primer ataque, pero que -si todo a todo, resultan improbables tanto los primeros
funciona de acuerdo con los planes- merma- ataques como las guerras accidentales, dada la
ría a tal grado las fuerzas enemigas que se pu- inexistencia de fuerzas creíbles de primer ataque,
diera contemplar la posibilidad de una guerra a así como la disponibilidad de sistemas adecuados
partir de un primer ataque. Sin embargo, incluso de mando y control. .. Aquellas naciones equi-
un primer ataque exitoso dejaría a la nación que padas con fuerzas nucleares dentro del sistema
338 La balanza del poder

de veto unitario mostrarán una inclinación a la trocederían en importancia, y se contendrían las


autosuficiencia, y al rechazo de presiones ex- ambiciones hegemónicas -primordialmente
ternas, aun cuando éstas provengan de organi- por la obvia incapacidad para cristalizarlas. An-
zaciones universales. De manera particular, las te la presencia real de una agresión, las funcio-
funciones de la organización universal que se nes de protección tenderían a desplazarse a las
ocupan del cambio político tenderán a reducir- espaldas de "otros", dada la imposibilidad de
se. Lo anterior quedará reforzado por la desa- una asignación "natural" de dicha función . (Es
parición del problema del colonialismo como decir, casi cualquier potencia nuclear podría de-
asunto fundamental de la política mundial. sempeñar esta función; no existiría una presión
Las políticas exteriores de las grandes poten- específica sobre una nación en especial para que
cias nucleares propenderían a ser aislacionistas. la asumiera.) . . .
Las alianzas, como ya hemos especificado, re-
37. La transición del poder

A. F. K. ORGANSKI

.. . Se proclama que la balanza del poder pro- terra y de Francia. El equilibrio local de poder
duce paz. Ya hemos observado que realmente entre Francia y Alemania desembocó en la Gue-
hubo periodos en los que hubo una distribución rra Franco-Prusa, y los cálculos erróneos de Ale-
equitativa del poder entre contendientes, o en mania en cuanto a que su poderío balanceaba
que las partes involucradas así lo creyeron, pero e! de sus probables enemigos causaron la Pri-
el análisis revela que tales periodos fueron más la mera Guerra Mundial, que puso fin al siglo de
excepción que la regla. El estudio aún más me- paz.
ticuloso revela que efectivamente se trató de En el intervalo de las dos Guerras Mundia-
periodos de guerra, y no de paz. les, nuevamente gozamos de paz y de una pre-
En e! transcurso de! siglo dieciocho, último ponderancia de poder por parte de los Aliados.
siglo de! periodo bautizado como la edad de oro Cuando Alemania volvió a levantarse hasta el
de la balanza del poder, se sucedieron constan- grado en que e! poder de las naciones del Eje
tes guerras. Durante e! siglo diecinueve, después se aproximó de hecho al de los aliados Euro-
de las Guerras Napoleónicas, privó una paz ca-
si continua. Generalmente a la balanza de! poder peos, la guerra hizo inevitable acto de presen-
se le confiere amplio crédito por ese siglo de paz cia, y el ataque se fundamentó en la equívoca
pero, según nuestra observación preliminar, no suposición de que e! poderío de los Estados Uni-
hubo equilibrio en absoluto, sino una excesiva dos no se encontraba involucrado. Actualmen-
preponderancia de poder en manos de Ingla- te priva dr. nuevo un estado de paz, en el que
los Estados Unidos enarbolan la preponderan-
cia de poder.
Condensado de World Politics, de A. F. K. Aparentemente, la relación existente entre la
Organski (New York: Knopf, 1958), pp. 292-293,
325-333, 338. Copyright © 1958, A. F. K . Or-
paz y la balanza del poder es exactamente opues-
ganski. Reimpreso con autorización de Alfred ta a lo que hasta ahora se ha proclamado. Los
A. Knopf, Inc, y del autor. periodos de equilibrio, real o imaginario, son
):W
340 La balanza del poder

periodos de guerra, en tanto que aquéllos de En pocas palabras, no explica las dos conflagra-
consabida preponderancia son periodos de paz. ciones supremas de la historia reciente ...
Si tal aseveración es correcta, no debemos preo- Ahora nos encontramos en la posición ade-
cuparnos en estos momentos por el riesgo de cuada para comprender más cabalmente la razón
una terc~ra conflagración mundial, dada la ob- por la cual la distribución habitual de! poder en
viedad de la predominancia occidental; dejemos e! mundo no ha constituido un equilibrio, sino
la preocupación para e! futuro, cuando la indus- más bien una preponderancia de! poder en ma-
trialización permita que el mundo comunista nos de una nación y de sus aliadas. Asimismo,
nos equipare en poder. podemos entender por qué la paz mundial ha
La afirmación de que el equilibrio de! poder coincidido con periodos de supremacía indispu-
conduce a la paz no es congruente. De hecho, table de poder, en tanto que los periodos de
ni siquiera es lógica. La razón dicta que las nacio- equilibrio aproximado han sido realmente de gue-
nes no se enfrascarán en un conflicto bélico rra. Tal como hemos observado, las guerras se
a menos que crean que cuentan con una amplia suscitan cuando una gran potencia que ocupa
probabilidad de vencer, pero esto se aplica a am- un lugar secundario desafía a la nación superior
bos bandos sólo cuando los dos son realmente y a sus aliadas para conseguir el control. Así
equiparables o, como mínimo, cuando así lo con- pues, el gran connicto habitual se registra en-
sideran. Por ende, un equilibrio de poder aumen- tre la nación suprema (y sus aliadas) y aquélla
que la desafía y que, por cierto, se encuentra
ta las posibilidades de guerra. La preponderancia
de poder de uno de los bandos, por e! contra- a punto de equiparar a la primera en poder.
rio, incrementa las posibilidades de paz, dado En algunos aspectos, el orden internacional
presenta asombrosas semejanzas con el de la so-
que el más poderoso no necesita combatir pa-
ciedad a nivel nacional ; dicho orden queda le-
ra conseguir todo lo que desea ... [Una del las gitimizado por una ideología, y se arraiga en el
condiciones que propician la paz internacio- diferencial de poder de los grupos que lo com-
nal. .. no estriba en la distribución equitativa ponen. La paz es posible únicamente cuando
del poder. aquellos que detentan el poder prepoderante
Cabe plantear un último punto con relación ejercen un firme control y se encuentran satis-
a la balanza del poder. En apego a la teoría, im- fechos con e! statu quo, o con la forma en que
pera la expectativa de que el peligro de agre- éste promete evolucionar dentro de un contex-
sión provenga de la nación más poderosa. La to pacífico. La paz se ve amenazada siempre que
intención de esta última de aumentar al máxi- una nación poderosa se siente insatisfecha con
mo su poder la induce a valerse de sus ventajas e! statu quo y cuenta con e! poder necesario para
y a confrontar bélicamente a sus vecinos si lle- tratar de cambiar la situación pese a la oposi-
ga a alcanzar una clara preponderancia de po- ción de aquellos que controlan e! orden inter-
der. Tampoco en este caso los hechos respaldan nacional prevaleciente.
a la teoría. CiF.rtamente, las naciones que gozan de El grado de poder y e! grado de satisfacción,
un poder preponderante han subyugado a sus pues, se convierten en características nacionales
vecr~Os, pero no han sido las que han .dado inicio de importancia que se deben tomar en con-
a las grandes conflagraciones que han marcado sideración al tratar de ubicar a las naciones con
la historia moderna. Casi sin excepción, esta mayores probabilidades de perturbar la paz mun-
función ha quedado en manos del bando más dial. Es posible clasificar a todas las naciones de!
débil. La teoría de la balanza de! poder no ofrece mundo en función de las dos características men-
explicación factible alguna para los actos de Ale- cionadas, logrando así cuatro categorías que re-
mania en las dos Guerras Mundiales, ni tampoco sultan trascendentales en el ámbito de la política
para e! ataque japonés contra los Estados Unidos. internacional.
La transición del poder 341

CLASIFICACiÓN DE LAS NACIONES: ron y, por tanto, se conforman con aceptar un


1. LAS PODEROSAS Y SATISFECHAS lugar en e! orden internacional que al parecer
les brindará beneficios substanciales.
La mejor forma de visualizar el orden interna-
cional consiste en concebir una pirámide con
una nación en la cúspide y muchas naciones en 2. LAS PODEROSAS E INSATISFECHAS
la base. Aquellas que ocupan la parte superior
de la pirámide son las que detentan un poder su- Algunas de las grandes potencias, empero, no
perior y, por e! contrario, las de! basamento, son se encuentran satisfechas con la forma en que se
menos poderosas. Amedida que descendemos llevan los asuntos en el escenario internacional,
en términos de poder, e! número de naciones er. e integran nuestra segunda categoría: la de las
cada estrato de la pirámide va siendo más nu- naciones poderosas e insatisfechas. De este grupo
trido que e! de los estratos superiores ... provienen las naciones que desafían y preten-
En conjunto, tanto la nación predominante den trastornar al orden internacional existente
como las grandes potencias aliadas a la misma para sustituirlo por un nuevo orden. Cuando las
integran nuestro primer grupo de naciones: las naciones están insatisfechas y, a la vez, son tan
poderosas y satisfechas. En la actualidad, este poderosas que poseen los medios para tratar de
grupo incluye a los Estados Unidos, Gran Breta- remediarla, sobreviene el fantasma de! conflicto.
ña, Francia (pese a que esta última se esté desli- Como ya hemos observado en nuestro breve
zando a una posición de potencia media) y, desde bosquejo histórico, aquellas naciones poderosas
su derrota en la Segunda Guerra Mundial, Ale- e insatisfechas han logrado su pleno potencial
mania Occidental, Italia y Japón. La satisfacción, después del establecimiento del orden internacio-
por supuesto, es un término relativo. Quizá no nal existente y de la repartición de beneficios.
exista nación alguna que en un momento dado se Estos arribistas no participaron en la creación
encuentre totalmente satisfecha pero, en térmi- del mencionado orden y, por lo general, ni la
nos generales, se puede decir que estas naciones nación predominante ni sus seguidores están
están satisfechas con el orden internacional de! dispuestos a conceder a los recién llegados las
momento y con sus normas de operación, pues- ventajas de que ellos gozan, como no sea en una
to que sienten que dicho orden les ofrece las mínima proporción. Por supuesto, lo que me-
mejores oportunidades de obtener las metas que nos están dispuestos a compartir es la fuente de
ambicionan. Naturalmente, la nación predomi- todos los privilegios: e! dominio de la sociedad
nante-está más satisfecha con el orden interna- internacional. Proceder así, equivaldría a ceder
cional existente que con cualquier otro, dado su baluarte al arribista. Por lo que respecta a la
que en gran medida se trata de su proPio or- nación predominante y -con especial énfasis-
den internacional. Otras naciones (tales como a las grandes potencias que apoyap. a la prime-
Inglaterra y Francia, hoy en día pueden mostrar- ra, es preciso mantener en su lugar a los países
se complacidas puesto que alcanzaron su pleno desafiantes.
potencial de poder antes de que el orden actual Las naciones desafiantes, por su parte, pro-
quedara afincado y, en consecuencia, su poderío curan establecer una nueva posición para sí den-
les garantizó carta blanca en cuanto a lo que tro del marco de la sociedad internacional, una
consideraban como su participación de bene- posición a la que, según su sentir, su crecien-
ficios por derecho. Incluso otras grandes po- te poder les da derecho. Amenudo este tipo de
tencias (como los poderes derrotados de! Eje) naciones han tenido un vertiginoso incremen-
pueden considerarse naciones satisfechas por to de poder, mismo que esperan continúe al
que ya no pueden abrigar la esperanza de alcan- mismo ritmo. Tienen razones suficientes para
zar e! nivel de predominio que otrora procura- creer que pueden rivalizar o incluso superar el
342 La balanza del poder

poder de la nación predominante, y no están Alemania después de dos derrotas- , sumándo-


dispuestas a aceptar un postura subordinada en se así a las filas de los satisfechos y poderosos
los asuntos internacionales, cuando una posi- por un sendero distinto. Sin embargo, mientras
ción de predominio les haría acreedores a be- permanezcan fuera del orden internacional pre-
neficios y privilegios ilimitados. dominante y abriguen esperanzas de acabar con
Así pues, un rápido aumento de poder engen- él o de apoderarse de su liderazgo mediante el
dra insatisfacción. Al mismo tiempo, es probable combate, dichas naciones constituyen una se-
que un rápido aumento de poder se acompañe ria amenaza a la paz mundial. Son precisamente
de insatisfacción de distinta índole. En la actua- las naciones poderosas e insatisfechas las que
lidad, la industrialización es responsable en gran dan inicio a las grandes conflagraciones ...
medida de estas situaciones de ascenso. Sin em- En consecuencia, es más factible preservar
bargo, la industralización vertiginosa produce la paz, cuando las naciones poderosas y satisfe-
muchas tensiones y resentimientos internos, y chas, junto con sus aliadas, gozan de una enor-
los gobiernos de las naciones que padecen los me proponderancia de poder por encima de las
trastornos de dichos cambios tienen que hacer naciones desafiantes y de sus seguidoras, es de-
frente a la casi irresistible tentación de canali- cir, cuando el poderío de aquellos que sustentan
zar parte de dicha insatisfacción mediante ac- el statu qua es tan superior que ningún desafío
titudes y actos de agresión hacia el exterior, con militar contra ellos puede concebir la idea de
el fin de desviar las críticas de las que tanto el triunfo. Imperan las probabilidades de guerras
gobierno como otros grupos poderosos dentro cuando el poderío de la nación desafiante insa-
de la nación son objeto. La industrialización ha tisfecha y de sus aliados comienza a aproximarse
sido el manantial del que ha brotado gran par- al de las naciones que respaldan el statu qua.
te de la "agitación" internacional de la actuali- Cabe recalcar con especial énfasis que una
dad, puesto que expande las aspiraciones del paz bajo tales condiciones no es necesariamen-
hombre y lo obliga a abrigar insatisfacción por te una paz aunada a la justicia. Pese a todo ar-
su fortuna, al mismo tiempo que le brinda la gumento en contra, las naciones predominantes
oportunidad de tratar de remediar su insatisfac- se interesan en su propio bienestar por encima
ción -es decir, de arrebatar una porción ma- de todo, y no en el del resto del mundo; ambos
yor de las buenas cosas de la vida, de manos de intereses no siempre resultan compatibles. Asi-
aquellos que las controlan en ese momento. mismo, las naciones desafiantes no necesaria-
Por supuesto, la función de nación desafiante mente enarbolan la bandera de la justicia. Éstas
no es permanente, ni tampoco la ejercen ab- suelen proclamar que se erigen en representa-
solutamente todas y cada una de las grandes ción de la humanidad oprimida, de todos los
potencias. De hecho, algunas de ellas jamás lo parias que padecen el flagelo del orden inter-
toman en consideración: se trata de aquellas que nacional existente; sin embargo, también ellas
aceptan una función de soporte en el orden in- se interesan primordialmente en su propio bie·
ternacional prevaleciente, de las naciones que nestar y, una vez que se establece efectivamente
ya hemos clasificado bajo el rubro de "pode- el nuevo orden internacional, los parias sueler
rosas y satisfechas". Las naciones poderosas e descubrir que su condición no ha variado Uf
insatisfechas, por el contrario, tienen mayores ápice, y que únicamente han contribuido al in
probabilidades de ejercer la función ele desafian- tercambio de un grupo de líderes mundiales pOI
tes, al' menos en una ocasión. Las naciones de otro nuevo.
este tipo que logran su objetivo finalmente co- La paz tampoco resulta sinónimo exacto dI
bran predominio (y quedan así satisfechas). Por la preservación del statu qua . .. [E]l cambio e:
deducción, aquellas que fracasan pueden re- un factor constante. La distribución internacio
troceder y aceptar una función secundaria de nal del poder se modifica continuamente y, COI
soporte en ese orden internacional que inten- ella, un sinnúmero de avenencias dependiente
taron derrocar -como parece ser el caso ele del poder. No se deben subestimar las posibi
La transición del poder 343

lidades en favor de un cambio pacífico, pero Sin embargo, no es esto lo que realmente ha
tampoco la frecuencia con que las guerras pro- sucedido en la historia reciente: Alemania, Ita-
pician cambios contundentes. A medida que la lia y Japón atacaron a la nación predominante
nación desafiante acumula mayor poderío, co- ya sus aliadas mucho antes de igualarlas en po-
mienza a exigir nuevos arreglos y cambios dentro der, y fueron las naciones desafiantes las que
del orden internacional, tendientes a proporcio- lanzaron el ataque, no el campo predominante.
narle una mayor tajada de los beneficios que Si efectivamcntela historia se repite, la próxima
ambiciona. En teoría, aquellos que ejercen el guerra mundial la iniciará la Unión Soviética,
predominio del orden internacional existente y estallará antes de que el bloque soviético iguale
podrían acomodar al recién llegado y ofrecerle en poderío a los Estados Unidos y a sus alia-
la bienvenida a los estratos superiores, median- dos, lo cual disminuirá las oportunidades de una
te la cesión de algunos de sus privilegios. En victoria comunista. Sin embargo, es probable
la práctica, sin embargo, esto no se suele dar: la que la historia no se repita, dado que la Unión
nación desafiante exige un lugar en la cúspide y Soviética no es Alemania; además, intervienen
es desairada. Ante su sed de cambio y la incapa- otros factores además del poder relativo de los
cidad de provocarlo por medios pacíficos, con dos campos ...
suma frecuencia recurre al conflicto bélico. En conclusión, es mayor la probabilidad de
Cabe esperar que una nación desafiante pe- guerra cuando hay un equilibrio aproximado
ro prudente, en tanto que incrementa su poder de poder entre la nación predominante y otra
mediante el desarrollo interno, se abstenga de poderosa y desafiante. No obstante, existen otros
amenazar al orden internacional existente has- factores que también contribuyen a aumentar o
ta alcanzar un grado de poderío equiparable disminuir las probabilidades de guerra. De ma-
al de la nación predominante y de sus aliadas, nera específica, la guerra tiende a estallar cuan-
puesto que se antoja insensato atacar siendo más do: la nación desafiante posee tales dimensiones
débil que el enemigo. Si dicha expectativa fue- que, al llegar a su climax, tendrá un poder apro-
ra correcta, el riesgo de guerra se incrementa- ximado al de la nación predominante; el ascenso
ría enormemente en el momento en que los dos de la nación desafiante es vertiginoso; la nación
bandos contrarios detentaran un nivel casi igual predominante muestra inflexibilidad en sus po-
de poder; si la guerra estallara antes de ese mo- líticas; no priva una tradición de cordialidad en-
mento, adoptaría la forma de una guerra pre- tre la nacjón predominante y la desafiante; y
ventiva emprendida por la nación predominante cuando la nación desafiante se fija el propósito
para noquear a su rival antes de que cobre la de sustituir el orden internacional existente y
fuerza suficiente para alterar el orden interna- fincar un orden competitivo propio.
cional existente.

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