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Niveles de análisis[editar]

La contribución inicial de Waltz al campo de las ciencias políticas fue su libro "El hombre, el
Estado, y la Guerra" (1959), en el cual clasificó teorías de las causas de la guerra dentro de
tres categorías o niveles de análisis.4 Waltz se refiere a estos niveles de análisis como
"imágenes", y utiliza los escritos de algunos filósofos políticos clásicos para describir los
puntos más relevantes de cada imagen. A cada imagen se le dan dos capítulos: el primero
utiliza, principalmente, los escritos de filósofos clásicos para describir qué es lo que dice la
imagen acerca de las causas de la guerra; la segunda usualmente consiste del análisis de
Waltz respecto a las fortalezas y debilidades de dicha imagen.
La primera imagen argumenta que las guerras son causadas, principalmente, por la
naturaleza particular de los individuos, como los líderes de Estado- como Napoleón o Hitler- o
por la naturaleza humana, de forma más general. Esto es básicamente consistente con el
realismo clásico, el cual dominó la disciplina de las Relaciones Internacionales al tiempo de "El
hombre, el Estado, y la guerra", pero que Waltz refutaría más ampliamente en su siguiente
libro, "Teoría de la política internacional".
Las teorías de guerra que caen bajo la rúbrica de la segunda imagen de Waltz, enfatizan que
las guerras son causadas por el quehacer doméstico de los estados. Waltz ejemplifica esta
imagen a través de la teoría de Lenin sobre el imperialismo, quien argumenta que la causa
principal de la guerra yace en la necesidad de los países capitalistas de continuar abriendo
nuevos mercados para perpetuar su sistema económico en lo doméstico. Un ejemplo más
familiar en el mundo occidental de hoy en día es el de la noción que los estados no
democráticos, debido a su composición interna, inician guerras.
Waltz rechaza las primeras dos imágenes al ser, si bien no irrelevantes por completo, menos
persuasivas que la tercera imagen. La tercera imagen posiciona que la causa de la guerra se
encuentra a nivel sistema; es decir, que la estructura anárquica del sistema internacional es la
causa de la guerra. En este contexto, "anarquía" no es definida como una condición de caos o
desorden, pero como una en la que no existe un cuerpo soberano que gobierne las
interacciones entre estados soberanos. Puesto de forma diferente, a diferencia de la sociedad
doméstica, donde los ciudadanos pueden confiar en agencias que refuerzan el cumplimiento
de la ley para la protección de su persona y propiedad, si un Estado es invadido y llama al
"911" no puede asegurarse de que alguien le responderá. De forma similar, mientras que dos
individuos que tienen una disputa pueden apelar a las cortes para obtener un veredicto y, más
importante, a las agencias que refuerzan el cumplimiento de la ley y el apego al estado de
derecho, no hay nadie por encima del Estado-nación capaz de establecer reglas o leyes para
todos los estados, decidiendo cómo aplicar éstas en casos específicos y verificando que los
estados cumplan con las decisiones de la corte. Como resultado, si una cuestión en disputa es
lo suficientemente relevante para un Estado, éste puede alcanzar satisfactoriamente sus
objetivos sólo mediante el uso de su poder para imponer su voluntad a la de otros estados. El
tener en cuenta que, en cualquier punto del tiempo cualquier estado puede recurrir a la fuerza
armada, obliga a cada Estado a siempre encontrarse preparado para dicha contingencia.
Estos temas son retomados a profundidad en "Teoría de la política internacional", en donde,
como lo sugiere el título, se presenta una teoría para la política internacional como un todo, en
lugar del enfoque estrecho respecto a qué causa la guerra.

Neorrealismo[editar]
Artículo principal: Neorrealismo (relaciones internacionales)

La mayor contribución de Waltz al área de la ciencia política es en la creación del


neorrealismo (o "realismo estructural", como el lo llama), una teoría de las Relaciones
Internacionales que establece que la interacción entre estados soberanos puede ser explicada
por las presiones puestas en ellos a causa de la anarquía estructural del sistema
internacional, el cual limita y constriñe sus opciones. El neorrealismo busca explicar los
patrones recurrentes en las relaciones internacionales, como el porqué las relaciones entre
Esparta y Atenas se asemejan a aquellas entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Waltz recalca que él no está creando una teoría sobre política exterior que busque explicar el
comportamiento o las acciones de un Estado particular durante un tiempo o periodo
específico.
Un número considerable de criticismo ha surgido alrededor de su teoría del balance de poder.
Múltiples académicos la encuentran como insatisfactoria al explicar las opciones de política
exterior que tienen ciertos estados o en áreas como la proliferación nuclear.
Waltz argumenta que el mundo existe en un estado de perpetua anarquía internacional. Éste
distingue la anarquía del ambiente internacional del orden a nivel doméstico. En el plano
doméstico, todos los actores pueden recurrir a una autoridad central - 'el Estado' o 'el
gobierno' - pero en el plano internacional no existe tal fuente de orden. La anarquía de la
política internacional - su carencia de una autoridad central - significa que los estados deben
de actuar en una forma que asegure su seguridad o el riesgo de quedarse rezagados. Este es
un hecho fundamental para la vida política a la que se enfrentan las democracias y las
dictaduras por igual: excepto en casos extraños, no pueden contar con la buena voluntad de
otros para ayudarlos, por lo que deben de encontrarse preparados para defenderse a sí
mismos.
Como la mayoría de los neorrealistas, Waltz acepta que la globalización está representando
nuevos retos para los estados, aunque él no cree que estos están siendo reemplazados ya
que ningún otro actor no-estatal puede igualdar sus capacidades. Waltz ha sugerido que la
globalización es un fenómeno de los noventas y que, en todo caso, el rol del Estado ha
expandido sus funciones en respuesta a las transformaciones globales.
El neorrealismo fue la respuesta de Waltz a lo que él vio como las deficiencias del realismo
clásico. Aunque algunos términos sean utilizados de forma intercambiada, el neorrealismo
tiene un número fundamental de diferencias. La principal distinción entre las dos teorías es
que el realismo clásico pone a la naturaleza humana, o a la urgencia de dominar, en el centro
de su explicación acerca de la guerra, mientras que el neorrealismo no hace referencia a la
naturaleza humana, argumentando que es la anarquía la que moldea los resultados, sin
importar la naturaleza humana o los regímenes domésticos.
La teoría de Waltz, como el explícitamente establece en "Teoría de la política internacional",
no es una teoría de política exterior y no pretende predecir o explicar las acciones específicas
de un Estado, como lo es el colapso de la Unión Soviética. La teoría explica sólo principios
generales de comportamiento que rigen las relaciones entre estados en un sistema
internacional anárquico, más que explicar acciones específicas. Estos principios recurrentes
de comportamiento incluyen el balance de poder (la teoría fue revisada por Stephen Walt,
modificando el concepto de "balance de poder" por "balance de amenaza"), la entrada a
carreras armamentistas individuales, y el ejercicio de la contención en proporción al poder
relativo. En "Teoría de la política internacional" (1979:6) Waltz sugiere que la explicación, en
lugar de la predicción, es algo esperado de toda buena teoría científica y social, puesto que
los científicos sociales no pueden llevar a cabo los experimentos controlados que den a las
ciencias naturales su gran magnitud de poder predictivo.

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