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FUNDAMENTAL
POR
SALVADOR PIÉ-NINOT
(Reimpresión)
Págs.
3. Sobre la globalización como una cuestión espiritual 67
4. De la marginalización de la religión a su carácter de deseo
inextinguible y de nostalgia del absoluto 69
II. jLa capacidad receptiva del ser humano para con la revelación ... 70
III. La fe de la Iglesia sobre la capacidad del hombre para
a Dios 76
1. El hombre es capaz de Dios 79
2. Conócete a ti mismo 81
IV. La apertura humana ante la cuestión del sentido 86
1. La radical apertura humana 86
2. La realidad y experiencia del mal: ¿pregunta por el sentido?... 90
3. ¿Cómo buscar el sentido de la vida? 92
4. La triple apelación a la cuestión del sentido orientada cristo-
lógicamente 95
V. Conclusión 95
Apunte final: el camino humano «hasta el misterio del umbral» 96
Capítulo III. La revelación cristiana: principio objetivo del conoci
miento teológico 99
Bibliografía 99
I. Introducción 100
n. La voluntad salvifica universal de Dios 102
1. Dios «quiere que todos los hombres se salven»: 1 Tim 2,4.... 102
2. Dios «se puede encontrar, incluso a tientas, aunque realmente
no está lejos de cada uno de nosotros»: Hch 17,27 106
III. El porqué de la revelación 107
1. Los motivos formales que justifican la «conveniencia» de la
revelación: «su universalidad, facilidad y certeza» 107
2. El motivo de su contenido teológico: la revelación como
Evangelio de Jesucristo 108
IV. Modelos teológicos de la revelación 110
1. La revelación como experiencia epifánica o epifanía 111
2. La revelación como instrucción y doctrina 113
3. La revelación como autocomunicación de Dios 114
V. La Constitución dogmática Dei Verbum 116
1. Apunte histórico sobre su origen ..... 116
2. Orientaciones teológicas básicas del Proemio y del Capítu
lo I de la Dei Verbum 118
VI. La Palabra de Dios: testimonio de la revelación 126
1. La Palabra de Dios como «un canto a varias voces»: «su uso
analógico» (VD 7) 127
2. «El libro de la naturaleza»: la creación como creatura Verbi
(VD 7-9.13) 130
3. «La cristología de la Palabra de Dios» (VD 11-13) 133
4. ¿Qué es la «palabra de Dios»? 135
5. La palabra de Dios y su voz 138
6. Palabra de Dios y Sagrada Escritura 139
índice general XIII
Págs.
III. Síntesis teológica de la triple dimensión del creer: el objeto, el
motivo y el término de la fe: Dios en Cristo con el Espíritu 214
IV. Proceso de la razón creyente en el acto de creer 217
1. El don de la fe: la iniciativa e iluminación de Dios en el acto
de creer 217
2. La razón humana: las condiciones para el acto de creer o lo
disponible para ser creído («le croyable disponible») 220
3. La razón creyente: fruto de «la interacción entre fe y razón»
(FR cap. VI) 230
V. La credibilidad como «propuesta de sentido» teológico, históri
co y antropológico 234
1. El concepto de credibilidad 234
2. La triple articulación de la credibilidad como «propuesta de
sentido»: teológica, histórica y antropológica 236
Capítulo VI. Cristología fundamental 241
Bibliografía 241
I. Introducción: el lugar de la Cristología fundamental en la Teo
logía fundamental 242
II. La dimensión teológica de la credibilidad en Jesucristo 245
1. Jesucristo como «universal concreto personal» 245
2. La singularidad de Jesucrito: tema mayor de la cristología.... 248
III. La dimensión histórica de la credibilidad en Jesucristo 249
1. La búsqueda del Jesús de la historia 250
2. Datos básicos de los evangelios sobre la historia de Jesús de
Nazaret 264
IV. La dimensión antropológica de la credibilidad en Jesucristo 299
1. El triple acceso a la cuestión del sentido orientada cristológi-
camente 300
2. La orientación cristológica de la respuesta 303
V. Punto final 306
Capítulo VIL Eclesiología fundamental
Bibliografía 307
I. Introducción: el lugar de la Eclesiologíafundamental en la Teo
logía fundamental 307
1. La «vía de las notas» después del Vaticano II: continuidad re
novada por parte protestante y abandono con replanteamien
to de su contenido en la nueva Eclesiología dogmática, por
parte católica ... 311
2. La «vía histórica»: la recuperación de la historia de la Iglesia
como «lugar teológico 316
3. La emergencia de una nueva «vía empírica» 318
II. La dimensión teológica de la credibilidad en la Iglesia 324
1. El «lugar» de la Iglesia en el Credo 324
2. La Iglesia como «universal concreto sacramental» 326
índice general XV
Págs.
III. La dimensión histórica de la credibilidad de la Iglesia 328
1. Jesús y la Iglesia 328
2. La Iglesia apostólica primitiva 334
3. La Iglesia del segundo milenio: el cisma de Oriente (s. xt) y
la Reforma (s. xvi) y su camino ecuménico a partir del Con
cilio Vaticano II 342
IV. La dimensión antropológica de la credibilidad de la Iglesia 350
1. La emergencia de la categoría testimonio como eje de la cre
dibilidad de la Iglesia 350
2. La estructura del testimonio eclesial 356
3. El testimonio de la Iglesia: el misterio envuelto en la para
doja 358
4. Hacia un «discernimiento» apologético de la Iglesia a partir
del testimonio 360
V. Punto final 363
Epílogo conclusivo. 365
BIBLIOGRAFÍA
Propuesta para una Teología fundamental (Secr. Trinitario. Salamanca 2010); Íd.,
«Orientación bibliográfica sobre teología de la fe», en AA.VV., Creemos. La di
mensión eclesíal de lafe (Salmanticensis. Salamanca 2015) 35-47.
1 Tratado postumo. De fide (1619), que se encuentra en su Opera omnia, XII (Vives,
París 1858) 7-596.
2 A. Bayos. «Francisco Suárez», en M. Andrés y otros. Historia de la Teología españo
la. II (Fundación Univ. Española, Madrid 1987) 52-62.55.
’ Oloria. V: Metafísica (Encuentro, Madrid 1988) 28-35 («Suárez») 32s.
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 187
STh II-II q.l, a.5 ad l)4, dado que, como el mismo Suárez afirma, «se
trabaja con un equívoco al usar el nombre de revelación para la acción de
la iluminación»5.
De esta forma, se forja un tratado de la fe en clave apologética e in
troductiva a toda la teología que de forma especial se pondrá al servicio
del llamado analysis fidei, conocido como la verdadera «cruz de los teó
logos», ya que intenta discernir cómo se articulan concretamente los di
versos elementos teológicos claves en el acto de creer, así por un lado, la
gratuidad y sobrenaturalidad del don de Dios, y, por otro lado, la libertad
del hombre para aceptarlo6.
Centrándonos en el siglo xx, se puede constatar que progresivamente,
aunque no sea muy uniforme, la introducción de este nuevo tratado De
fide, coincide con una lenta minusvaloración del tratado teológico clásico,
De virtutibus. que queda relegado en muchos casos a la sola teología mo
ral. En este sentido es significativo el cambio que supone M. J. Scheeben
en el siglo xix cuando sitúa la fe como «principio subjetivo del conoci
miento teológico»7, orientación que se reflejará en el influyente manual
de M. Schmaus de mediados del siglo xx, que presenta una tractación
inicial sobre la fe en clave epistemológica con esta clara declaración de
intenciones en su título: «La fe como fundamento cognoscitivo de la Dog
mática: su esencia» y, a su vez, justifica la «pérdida» del tratado sobre las
virtudes observando que «cada una de las virtudes teologales es tratada
extensamente en los libros de Teología Moral»8.
Otros signos de la incorporación del tratado Defide en clave más epis
temológica y, por tanto, más próxima al enfoque de la teología fundamen
tal, se encuentra en el relevante manual de Y. Congar publicado en su pri
mera edición del 1959 y mantenida con pequeños añadidos conciliares en
su edición posterior al Vaticano II, titulado precisamente La fe y la teolo
gía en el que se incluye un amplio capítulo sobre la fe en clave claramente
epistemológica al tratar de la «El acto de fe. Su estructura epistemológica
y psicológica»’. De esta etapa también destacamos el prestigioso manual
Mysterium Salutis, que en su volumen primero poco anterior al Vatica
no II, presenta novedosamente un tratado relevante, amplio y detallado,
Defide, donde se afrontan, a su vez, cuestiones teológico-fundamentales,
como la credibilidad y el analysisfidei'0. En cambio, al tratar las virtudes
11 P. Fransen, «La virtudes teologales como dinamismo activo del estado de gracia», en
MS IV/2, 914-918.
12 Éd. Nauwelaerts, Lovaina 21950, 41969, y su breve síntesis, El acto de fe (Herder,
Barcelona 1965) 115p.
13 «Fides in terminología bíblica»: Gregorianum 42 (1961) 463-505; Fides-Spes-Cari-
tas. Editio nova (PUG, Roma 1963); «Preámbulos de la fe», «Naturaleza de la fe» y «Moti
vo de la fe», en SM III, 102-106.106-125.125-129; Esistenza cristiana (PUG, Roma 1975);
Revelación cristiana, fe y teología (Sígueme, Salamanca 1985) 109-122; cf. la notable y
única monografía que existe sobre este teólogo por M. A. Criado, Lafe. La teología de Juan
Alfaro (Trinitario, Salamanca 2012).
14 «Fe», en CFT II, 128-152; «Glaube IV», en ’LTK IV, 672-685; con Ch. Berchtold,
«Fe», en DCT I, 425-438.
15 The Assurance ofThings Hopedfor. A Theology of Christian Faith.
16 I. Escribano-Alberca, Glaube und Gotteserkenntnis in der Schrift und Patristik (Her
der. Friburgo 1974); E. Góssmann, Fe y conocimiento de Dios en la Edad Media (BAC, Ma
drid 1975); H. Petri, Glaube und Gotteserkenntnis. Vón der Reformation biszum Gegenwart
(Herder, Friburgo 1985).
17 P. Neuner, «Der Glaube ais subjektives Prinzip der theologischen Erkenntnis», en
:HdFTh IV, 23-36; F. Ardusso, Aprender a creer (Sal Terrae, Santander 2000); J. B. Libanio,
Eu creio nós eremos. Tratado da Fé (Loyola, Sáo Paolo 2000); J. Duque, Homo credens.
Para una Teología da Fé (Univ. Católica, Lisboa 2002); D. Hersick, Der Glaube. Eine ka-
tholische Theologie des Glaubensaktes (Echter, Wurzburgo 2007) y C. Bóttigheimer, Glau-
ben Verstehen. Eine Theologie des Glaubensaktes (Herder, Friburgo 2012).
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 189
El hombre religioso desea para sí una vida más rica, más profunda,
más amplia [...] El sentido religioso de las cosas es aquel al que no pue
de seguir otro más amplio o más profundo. Es el sentido del todo. Es la
última palabra. Con la fe entra un elemento totalmente nuevo en la vida
religiosa, como es que la salvación del hombre se encuentra en Dios20.
a) El Antiguo Testamento
intento de visión sistemática de toda la Biblia: los estudios posteriores más relevantes sobre
la fe se centran en análisis más particulares; cf. asi, J. Pfammatter, «La fe según la Sagrada
Escritura», en MS 1/2, 883-904; B. Marconcini, «Fe», en NDTB 653-671; H. Haag - T. So-
otsc, «Glaube. 111. Bibiischtheologisch», en ’LThK IV, 668s.670-672; A. Vanhoye, «Fe»,
en DCrT 470-472; Dizionario Biblico-Patristico, La fede nella Bibbia (Borla, Roma 1998),
con precisa bibliografía sobre cada libro bíblico; cf. la breve síntesis de C. BOttighelmer,
Glauben Verstehen, o.c., 54-56, que constata con razón la necesidad del estudio de la histo
ria teológica sobre la fe y su desarrollo para poder realizar una reflexión bíblica pertinente
sobre ella.
‘5 A. Jersen, «‘aman», en G. J. Botterweck - H. Ringgren (dirs.), Diccionario del Anti
guo Testamento, I (Cristiandad, Madrid 1978) 310-343.321.343; el hifil «ha sido estudiado
frecuentemente debido a su relevancia teológica en el significado de "tener fe, confianza
(en), creer"», comenta H. Wildbercer, «’mn», en DTMAT 1, 276-319.289s.
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 191
24 Este texto es el más relevante del Antiguo Testamento desde un punto de vista de
la «historia de su recepción» (Wirknngsgeschichle), siendo el lugar bíblico clásico de la
relación entre fe y razón en la Edad Media, especialmente en Agustín, Anselmo y Tomás de
Aquino, con la fórmula «creo para entender» (credo ut intelligam); nótese, en cambio, que
el original hebreo es un tanto diferente y tiene este tenor: «si no os apoyáis en el Señor, no
tendréis sostén»; cf. E. Gossmann, Fe y conocimiento de Dios en la Edad Media, o.c., 4.11;
M. Seckler, «Credo ut intelligam», en 3LThK II, 1343-1345, y nuestro comentario, en LTF
179-181.
25 Cf. así el análisis comparativo de A. Weiser, «pisteuó», en TWNT VI, 191-195.
192 Teología fundamental
b) El Nuevo Testamento
Q
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 195
33 Cf. R. Aubert, Le probléme de l'acte de foi, O.C., 460-470 (Rousselot: «Le role de
1 ’amour dans la foi»), y H. U. Balthasar, Sólo el amor es digno defe (Sígueme, Salamanca
!2004) 57s.
d 196 Teología fundamental
34 Este texto es considerado por la gran tradición (Agustín, Jerónimo, Tomás de Aqui
no...) como una definición de la fe, en cambio la exégesis moderna prefiere verlo como una
descripción; para A. Vanhoye en este texto se unen dos perspectivas: una, la existencia! bí
blica, y otra, la intelectual helenística, en «Fe», en DCrT 470-472; cf. este texto como titulo
del prestigioso tratado sobre la fe de A. Dulces, The Assurance of Thinks Hopedfor, o.c.
C.5. La fe, principio subjetivo del conocimiento teológico 197
c) Conclusión
En el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, para concluir,
la fe aparece como la respuesta total del hombre a la palabra salvifica de
Dios. En la totalidad humana de este acto se descubren estos tres aspectos
dominantes:
preposición (creer en). Con ello se expresa la confianza absoluta, el asentimiento incondi
cional. cosa que en un sentido pleno sólo puede referirse a Dios».
J7 Cf. G. Barth, «Pistis», en DENT II, 947s; conclusión a la cual ya llegaba el clásico
artículo de R. Bultmann, «Pisteúó», en TWNT VI, 215-217, al escribir que «el sentido
primario de pisteuein en el lenguaje específicamente cristiano es la aceptación del kérygma
referido a Cristo».
p
M M. Sekcler en CFTII, 131.
I
b) San Agustín
c) Edad Media*4
d) Reforma protestante
e) Edad Moderna
E Cf. esta historia, en M. Seckler. «Compelle entrare», en 3LTK II, 1285s y «Glau-
bensfreiheit», ibíd. IV, 710-713; F. Bovon, El Evangelio según san Lucas. II (Sígueme,
Salamanca 2002) 622-630, y Ectes. 276s, nt. 41.
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 205
cíales como son Israel, los Veda y Avesta, Confúcio, Lao-Tze, los Tir-
thankara, Boda, Homero, Eurípides, Sófocles, Platón y Aristóteles71. Por
esto, la Encíclica concluirá precisamente con las palabras de síntesis antes
recordadas de que «lo más urgente hoy es llevar a los hombres a descubrir
su capacidad de conocer la verdad y su anhelo de un sentido último y defi
nitivo de la existencia» (FR 102). Vemos cómo aquí se toma el camino de
la búsqueda antropológica de forma similar al pensamiento reciente que
favorece la pregunta por la finalidad y el sentido último de la vida huma
na y lo plantea en coordenadas que no hablan ya tan explícitamente «de
Dios» y, en cambio, se refieren prioritariamente al fenómeno más difuso
de la «religión» como pregunta por el sentido72. De hecho, la búsqueda
filosófica no nace inicialmente de la pregunta ¿quién es Dios?, sino más
bien si llega a poder hablar de Dios lo hace partiendo de otras preguntas
como son: ¿quién es el hombre?, ¿cuál es su origen, su destino y el sentido
de su vida?
Finalmente, y de forma más concreta, en FR 67, la Teología funda
mental queda descrita ampliamente, como nunca lo había sido antes, vista
como disciplina y con tres tareas especificas: como «disciplina que da ra
zón de la fe (cf. 1 Pe 3,15)», que «justifica y explícita la relación entre la fe
y la reflexión filosófica», y que, finalmente, «estudia la revelación y su cre
dibilidad, con el acto de fe». La descripción como «disciplina», significa
que esta se considera como ciencia en cuanto reflexión sistemática para su
enseñanza y, en este sentido, se explícita algo que quedó ausente, al menos
de forma explícita, en los textos conciliares, especialmente en Optatam
totius, 16, y que ya en la Constitución Apostólica, Sapientia christiana de
1979, apuntó más formalmente al tratar de la Teología fundamental como
«disciplina teológica con referencia a las cuestiones de ecumenismo, de
las religiones no cristianas y el ateísmo» (Ordenaciones, n.51; cf. EV 6,
1506). En las normas especiales se subraya que se debe mostrar «cómo la
fe y la razón se encuentran en la única verdad» siguiendo la afirmación
del Concilio Vaticano II en Gravissimum educationis, 10 (cf. también, las
correspondientes Normas, n.68; cf. EV 6, 1426).
74 Cf. el clásico, J. B. Metz, «Credere Deum, Deo. in Deum», en :LThK III (1959) 86-
88: E. TeSelle, «Fe», en DicAg 562-567 (utiliza esta triple articulación para presentar la
teología de la fe).
75 Cf. en clave personalista: J. Mouroux, Creo en ti (1939. Juan Flore, Barcelona 1964)
5-34: en clave teológico-antropológica: B. Duroux, La psychologie de lafot chez St. Thomas
d'Aquin (Téqui, París 1963): en clave cristológica: J. Alfaro, Fides, Spes, Caritas, o.c., 495s,
y en clave trínitana: «en el Espíritu, con Cristo, hacia el Padre», por J. TrOtsch, «Explicación
teológica de la fe», en MS 1/2 914-982; cf. de fotma similar la inicial teología protestante
para quien las propiedades esenciales de la fe son noticia, asentimiento y confianza con esta
articulación: «credimus esse Deum per notiliam, credimus Deo per assensutn, credimus in
Deum per fiduciam». D. Hollatz, Examen theologicum acroamaticum, II (1707. Nachdruck:
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 215
76 Comenta M. Gclabert que «su tratamiento le conduce a una brillante disquisición so
bre el fin y los medios», en «Tratado de la fe. Introducción a las cuestiones 1 a 16», en Suma
de Teología, 111 (BAC, Madrid 1990) 125; cf. F. Ardusso, Aprender a creer, o.c., 45-48.
216 Teologíafundamental
Cf. H. de Lubac, Meditación sobre la Iglesia, o.c., 27s; W. Beinert, «Fe», en DTCI,
288-292.290. comenta que «singular resulta el empleo, sólo posible en el plano teológico-
religioso. con preposición (creer en/hacia). Con ello se expresa la confianza absoluta, el
asentimiento incondicional, cosa que en un sentido pleno sólo puede referirse a Dios».
* Cf. «La structure théologal du Credo», en Comprendre ce que I ’on croit (Aubier, París
1971) 125-148.127, y el análisis de P. Han Min Taro, La connaissance naturelle de Dieu
chez H. Bouillard (Cerf, París 2015) 350-357; en esta línea, E. Vilanova, «El Credo de la
Iglesia», en Historia de la teología cristiana. I (Herder, Barcelona 1987) 116-130.
Por esto preferimos hablar del «acto de creer» más que del «acto de fe», para subrayar
77^° 989 ^Pcrsona^ creCT’ siguiendo J. Doré, «Lapossibilitédecroire»: RSR
C.5. La fe, principio subjetivo del conocimiento teológico 217
80 Los ojos de la fe (1910. Encuentro, Madrid 1994) 60-63, con comentario de F. Man
tesa, 95.99; cf. J. M. Coll, Synthesisfidei. La teología i la jilosojia a la recerca de la unitat
(Facultat de Teología, Barcelona 1988); el concepto de «síntesis» según I. Kant es eje de
la teoría del conocimiento para integrar a los trascendentales, cf. Crítica de la razón pura,
o.c., §15-27.
81 Cf. R. Fisichella, «Analysis fidei», en DTE 46 y H.-J. Verweyen, «Razón y fe», en
DTF 1100-1106.
82 Cf. esta sugerente y nueva propuesta, en M. Tomberg, Glaubensgewissheit ais Freiheits-
geschehen. Fine relecture des Traktats «De analysijidei» (Pustet, Ratisbona 2002) 241-285.
83 H.-J. Kraus, Los Salmos, I (Sígueme, Salamanca 1993) 610.
218 Teología fundamental
“ J.-P. Meier, Un judio marginal. 1172 (EVD, Eslella 22002) 801-805 («El ciego de na-
cimiento») 805.
85 M. Vólkel, «Ophthalmos», en DENT II, 659-662.66 Is.
86 Cf. los clásicos H. Conzelmann, «Phós», en TWNT IX, 302-349, y J. Ratzinger,
«Luz», en CFT II. 561 -572.
87 Cf. B. Duroux, La psychologie de la foi chez Saint Tilomas d'Aquin, o.c., 165-178.
“ En los s. xiv-xv, la vía antigua eran los seguidores de Alberto Magno y Tomás de
Aquino, y la vía moderna los que seguían Ockham, cf. J. A. Merino, Historia de lafilosofía
medieval (BAC. Madrid 2001) 315-317.
89 Cf. M.-D. Chenu, «Los ojos de la fe» (1932), en La fe en la inteligencia (Estela, Bar
celona 1966) 15-20.20, observa que su olvido ha provocado «la disociación entre el estudio
teológico y la vida espiritual».
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 219
95 Sobre estos autores, cf. nuestra LTF 196s con bibliografía particularizada; sobre la
aplicación de la «acción comunicativa» a la teología fundamental, cf H. Peukert, Teoría
de la ciencia y teología fundamental (1976F1988J (Herder, Barcelona 2000) y «Teología
fundamental», en DCT II, 512-519.
96 Cf. P. Rjcoeur, Du Texte a I ’action. II (Seuil, París 1986) 390; esta fórmula para E. Schi-
llebeeckx, Jesús historia de un viviente (Cristiandad, Madrid 1981) 41. expresa «el conjunto
de supuestos, expectativas e ideologías que se aceptan generalmente y que sin embargo (y esta
es la interpretación cristiana) cambian intensamente al convertirse en elemento portador de la
revelación». Cf. P. Rjcoeur, Du Texte a ¡’action. 111 (1973. Aubier, París 1957) 138.
97 Cf. H. Bouillard, Kart Barth. III (Aubier, París 1957) 138; Lógica de la fe. o.c., 141;
Connaíssance de Dieu. Foi chrétienne et théologie nalurelle, o.c.. 88, y «Trascendencia
y Dios de la fe», en Fe cristiana y Sociedad moderna. I (SM, Madrid 1984) 99-143.129;
H. de Lubac, La revelación 1, 323; J. Alfaro, Revelación cristiana, fe y teología, o.c., 130,
y R. Fisichella, «Oportet philosophari in theologia»: Gregorianum 76 (1995) 701-728.721.
99 Cf. las finas precisiones de O. H. Pesch, Tomás de A quino. 150-152.
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 221
99 Cf. nuestro «Líneas centrales del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona»: Anales
Valentinos 33 (2007) 1-10.
100 Cf. B. Pascal, Pensamientos (Alianza, Madrid 1981); cf. R. Latourelle, «Pascal,
B.», en DTF 1049-1054; H. U. von Balthasar, Gloria. III: Estilos laicales (Encuentro,
Madrid 1987) 170-241, y en nuestra LTF 119-123.
101 En su «Introducción», en Pensamientos (Espasa-Calpe, Madrid 1940, *1976) lis.
102 Cf. los textos citados, en Ordo amoris, trad. de X. Zubiri (Revista de Occidente,
Madrid 1934) 130.146.
222 Teología fundamental
century (ibíd. 2011); cf. Dr. J. Gallifa, Elogi deis mérits del Dr. Howard Gardner (Univ.
Ramón Lluil, Barcelona 2016).
118 V. Camps, El gobierno de las emociones (Herder, Barcelona 2011) y A. Cortina,
Ética de la razón cordial (Nobel, Oviedo 2009).
119 Trotta, Madrid 2015, p. 12 y 99 (tesis final n.5).
120 El Enigma y el Misterio. Una filosofía de la religión (Trotta, Madrid 2007) 384-
386.384, n.12; fórmula propuesta ya en Razón y Dios (SM, Madrid 1985) 18-20.53-79,
enraizada en el llamado «ratiovitalismo», en Metafísica fundamental (Cristiandad, Madrid
1969, 21983) 137.147, siguiendo Ortega y Gasset, Qué es la filosofía (1929), en Obras
completas, Vil (Rev. Occidente, Madrid 1961) 333-335.421-424.
’21 J. Gómez Caffarena, El Enigma y el Misterio, o.c., 385s.
226 Teología fundamental
122 Cf. A. Lang, Die Entfaltung des apologetischen Problems in der Scholastik des Mit-
telalters. o.c, 94-109.
123 Cf. G. SOhngen, Propedéutica filosófica de la teología (1955. Herder, Barcelona
1963) 18.
124 La respuesta desde el s. xiv puede agruparse en dos teorías conocidas como la vía
moderna de inspiración extrinsecista-ockhamista (Ockham, f 1350; Duns Scoto; J. de
Lugo...), que triunfa en el s. xtx y continúa hasta la mitad del s. xx (J. Franzelin, J. Kleut-
gen, L. Billot, H. Lange, S. Harent, H. Lennerz, A. D. Sertillanges...) partidaria de una
doble fe: la humana, que es racional, y la divina, que es sobrenatural; la segunda teoría es
la conocida como vía antigua, enraizada en la tradición albertista-tomista (Alberto Magno,
ti280; Tomás, ti275; Cayetano, F. de Vitoria, M. Cano, R. Belarmino, Fr. Suárez...), que
se recuperará con fuerza entre finales del s. xix y primera mitad del s. xx (H. Newman,
M. J. Scheeben, A. Gardeil, R. Garrigou-Lagrange, P. Rousselot, G. de Broglie, Y. Congar,
K. Rahner...), que subraya el carácter personal de la fe y la acción iluminadora del don de
Dios; cf. J. A. Merino, Historia de la filosofía medieval (B AC, Madrid 2001)315-317 («La
“vía moderna”»); F. Ardusso, Aprender a creer, o.c., 167-171, y K. Rahner - H. Vorgri-
mler, «Análisis de la fe», en DT 16s.
C.5. La fe, principio subjetivo del conocimiento teológico 227
123 Valgan tres ejemplos: A. C. Cotter, Teología fundamentalis, 3: «la Apologética tra
ta de los preámbulos de la fe en los que lógicamente se apoya la fe divina y católica»;
S. Tromp, De Revelatione Chrístiana, 13: «la Teología fundamental considera los dogmas
globalmentc en el hecho de la revelación para demostrar su credibilidad» (traducciones
nuestras) y F. Vizmanos, Teología fundamental, 32: «comprobar la existencia del hecho de
la revelación es el único problema que ha de resolver la ciencia de la teología fundamental».
126 Leprobléme de laphilosophie catholique (Bloud et Gay, París 1932) 44.
127 Cf. K. Rahner - H. Vorgrimler, «Praeambula fidei», en DT 574-577.
128 Cf. «Le vrai notion thomiste des praeambula fidei»: Gregorianum 34 (1953) 341-
389; 36 (1955) 29Is, y Pour une théorie rationnelle de l’acte de foi II (Instituí Catholique,
París 1955) 170s.
129 Cf. Kart Barth, III (Aubier, París 1957) 138; Lógica de la fe, o.c, 141; Connaissance
de Dieu. Foi chrétienne et théologie naturelle, o.c, 88; «Trascendencia y Dios de la fe», en
AA.VV., Fe cristiana y Sociedad moderna, I (SM, Madrid 1984) 99-143.129, con su precisa
fórmula: «znrra-estructura racional», seguido por H. de Lubac, en La revelación, o.c. I, 323:
«zn/ra-estructura racional».
130 Cf. Karl Barth (Johannes, Einsiedeln 1951,41976) 123, donde forja el concepto de
analogía teológica para incorporar la analogía del ser, como clásica base católica para la
justificación del conocimiento natural de Dios en el marco teológico de la analogía de la
fe, defendida por Barth; cf. las precisiones de L. Ladaria, El Dios vivo y verdadero (Secr.
Trinitario, Salamanca 42010) 570-577.
131 Cf. «Fe», en CFT II, 151, repetido en DCT I, 437, habla de «causa dispositiva».
132 Cf. Fides, Spes et Caritas, o.c, 378-423.405.416 (ratio: «conditio»); Revelación cris
tiana, fe y teología, o.c., 130: «momento intemo permanente (intra-estructura) del pensar
teológico».
133 Cf. «Oportet philosophari in theologia»: Gregorianum 76 (1995) 221-262; 503-534;
701-728.721: «momento interno permanente», donde se refiere a la formulación de Alfaro
citada en nuestra nota anterior.
134 «Aportaciones de la fenomenología de la religión a la teología fundamentaba Stro-
mata 66 (2010) 135-149.148s.
135 Con razón comenta J. Ratzinger: «el racionalismo ncoescolástico ha fracasado, ese
racionalismo que con una razón estrictamente independiente de la fe con una certeza pu
ramente racional, quiso reconstruir los praeambula fidei» (Fe, verdad y tolerancia [1996.
Sígueme, Salamanca 2005] 120).
228 Teología fundamental
,íé Cf. nuestro detallado análisis con bibliografía de este doble acento presentado por la
misma Fides el ratio. 59, en «La Encíclica FR y la Teología fundamental»; Gregorianum
80 (1999) 674s.
Lina acentuación de esta perspectiva con un subrayado en la autonomía de la teología
natural puede verse en el filósofo R. McInerny. Praeambula fidei. Thomism and ihe God
ofthe Philosophers (Catholic Univ. of America Press, Washington 2006). 35-155, donde
critica la tendencia a «teologizar» toda la obra de santo Tomás, aunque quizá acentúe en
exceso el influjo filosófico-arislotélico en detrimento del planteamiento tomasiano que es
unitariamente teológico-filosófico.
«Preámbulos de la fe», en SM III, 102-106.103.
lw «Praeambula fidei», en DTE 781.
£/ Dios vivo y verdadero (Trinitario, Salamanca *2010) 552-560.560.
1,1 Cf. W. Beinekt, «Preámbulos de la fe», en DTD 411.621; S. PlÉ-NtS'or, en LTF 198-
201; H. J. Verweyen, «Praeambula fidei», en ’LThK VIH, 478-482; G. CornER, «Itinéraire
vera la foi: la Praeparatio evangélica et les Praeambula fidei». Nova el Velera 3 (1999)
51-59; H. Vorgrlmler. Neues Theologisches Wórlerbuch (Herder, Friburgo 2000) 50s;
O. H. Pesch. Tomás de Aquino, o.c., 150-164.
1
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 229
b) La razón y justificación de la fe
142 El Dios vivo y verdadero (Secr. Trinitario, Salamanca 1998) 399-407.407; cf. la exé-
gesis de Rom 1,19-21 de J. A. Fitzmyer, Romans, o.c., 272-283, donde se une a la inter
pretación mayoritaria de la patrística según la cual todo conocimiento de Dios debe ser
comprendido come fe sustentada por su don.
Cf. el sugerente V. Vide, «Las filosofías del lenguaje, ¿Nuevos praeambula fidei?»:
Theoiogica 44 (2009) 253-294.
144 Así su subtítulo en el manual de A. C. Cotter, Theologia fundamentalis. Recta ratio
fidei fundamenta demonstrat (Conc. Vat.) (Weston Collcge Press, Weston 21947).
145 Cf. el magistral M.-D. Chenu, La Théologie comme Science au XLlle siécle (Vrin,
París >1969).
146 Teoría de la ciencia y teología (1973. Cristiandad, Madrid 1981); cf. el análisis desde
santo Tomás hasta W. Pannenberg de J. M. Rovira Belloso, Introducción a la teología (BAC,
Madrid 1996) 79-121; cf. la amplia reflexión de O. González de Cardedal, El quehacer de la
Teología (Sígueme, Salamanca 2008); la aguda presentación de A. Cordovilla, En defensa de
la teología. Una ciencia entre la razón y el exceso (Sígueme, Salamanca 2014), con su practico
230 Teología fundamental
L
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 233
156 Teología fundamental. La idea de la fe, o.c., 239-243.241 y ya, en Dio ajfidabile,
o.c., 477-486.
157 Cf. por ejemplo, diversas tesis de la PUG dirigidas por el benedictino E. Salmann
tales como: G. Guio, La detiberazione vítale come origine ultima delta cerlezza applicata a
Dio (PUG, Roma 2004); J.-A. Piqué, Teología y música (PUG, Roma 2006), y M. Hoozic,
La genesi delta fede. La formazione delta coscienza credente (PUG, Roma 2009); cf. tam
bién, D. Brighi, Assenso reale e scienze profane. 11 contributo di John Henry Newman ad
una rinnovata ragione teológica (PUG, Roma 2007, tesis dirigida por M. P. Gallagher);
J. Zazo, El encuentro. Propuesta para una Teología fundamental (Secr. Trinitario, Sala
manca 2010; tesis dirigida por S. Pié-Ninot), donde la categoría encuentro se coloca como
centro para la acogida de la Revelación por la razón; con un atento prólogo de P. Sequeri
se presentan las reflexiones sobre teología fundamental de G. Sgubbi, Pensare sul confine.
Saggi di TE (EDB, Bolonia 2013).
Cf. El asentimiento religioso, cap. VIIl. 2, p. 261: donde afirma que «el método ver
dadero y necesario es la acumulación de probabilidades mutuamente independientes, que
son demasiado tenues para que puedan valer por separado, demasiado sutiles y tortuosas
para que puedan convertirse en silogismos» ; cf. cap. X, 2 §3.
234 Teologíafundamental
l)
mentó de convergencia»159, que unimos a la cuestión del «sentido» tan
especifica de la Teología fundamental contemporánea (cf. así, la Encíclica
Fides el ratio y M. Blondel, K. Rahner, H. U. von Balthasar, J. Alfaro,
R. Fisichella, H. J. Verweyen, S. Pié-Ninot...).
En efecto, partimos de que la identidad y el lógos de esta disciplina es
el dar cuenta humano de la revelación que pone de relieve los motivos por
los cuales se cree y que puede a su vez preparar a lafe. Y esta identidad y
lógos propio de la Teología fundamental, ni es una demostración constrin-
gente, ni una pura opinión, sino que se presenta como un razonamiento
que ofrece una serie de indicios, signos, acontecimientos, perspectivas,
experiencias, valores..., entre ellos independientes y que pueden conver
ger entre sí convirtiéndose en capaces de mostrar de esta forma la credibi
lidad propia de la revelación y del acto de creer en ella.
No se trata, pues, de sumar simplemente los diversos conocimientos
y experiencias, sino de lograr una visión conjunta de ¡o parcial en una
perspectiva unificadora que respete la libertad, como razonamiento bien
fundado aunque no coactivo, ya que deja suficiente espacio para la deci
sión y el compromiso existencial. A través, pues, de este «raciocinio por
convergencia de varias razones, cada una de las cuales no es suficiente por
sí sola, se infiere una conclusión. Lleva a la certeza sólo cuando la direc
ción común de las razones puede tener su causa en el contenido mismo de
dicha conclusión»160.
Tal razonamiento, además, apunta a una convergencia centrada es
pecíficamente en el «sentido», pero no cualquier sentido sino aquel más
decisivo y último que aparece como razón de ser (el sentido como origen),
y como orientación final (el sentido como término último), de tal argu
mentación convergente. De ahí que «la convergencia de sentido» se con
vierta en el eje de la articulación de la Teología fundamental, como disci
plina científica que así posibilita la comprensión de la credibilidad como
una «propuesta sensata y de sentido pleno», ya que en ella confluyen el
sentido teológico, el histórico y el antropológico, tal como analizaremos
en el siguiente punto conclusivo.
1. El concepto de credibilidad
En el capitulo primero de esta Teología fundamental se presenta ya el
concepto de credibilidad como uno de los signos distintivos de esta dis-
159 Cf. P. Blet, «Jl criterio di convergenza in storia moderna», en C. Huber (ed.), Teoría
e método delle scienze (PUG, Roma 1981) 160-164; cf. STh III, q.55 a.6 ad 1, asi como cua
tro relevantes teólogos recientes: K. Rahner, Curso fundamental, o.c, 27; H. Fríes, Teología
fundamental, o.c., 368; W. Kasper, El Dios de Jesucristo (Sígueme, Salamanca 1985) 141 y
H. Verweyen, Galles letzles Worl, o.c., 294, asi como el notable filósofo R. Swinburne, The
Exislence of God (Clarendon Press, Oxford 1979) 13s.
160 W. Brugcer, «Raciocinio», en DicFiBr 460.
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 235
161 Cf. la «Nota preliminar», en nuestra edición de A. Rodríguez Resina, «En tomo a la
noción de credibilidad»: RCatTeol 7 (1982) 303-366.303-305, y «Treinta años de teología
fundamental»: RETS6 (1996) 293-315.306-308.
162 R Sequeri, «Sulla credibilita del cristianesimo»: La Scuola Cattolica 125 (1997) 496.542.
163 El papa Pío XII la equiparó al «principio de razón suficiente» (/LAS 36 [1942] 340);
cf. también así, K. Rahner, «Pracambula fidei», en DT 574-578.576s y P. ErdO, «La cer-
tezza morale nella pronuncia del giudice. Problemi attuali»: Periódica 87 (1998) 81-104.
236 Teologíafundamental
164 El asentimiento religioso, o.c., 286: «esta certeza y esta evidencia se llaman a me
nudo morales».
165 «Llamamos certeza moral a aquella que no es absoluta, pero sí suficiente para actuar
de forma moralmente responsable», afirma H. SchOndort, «Certeza», en DicFiBr/Sch 75.
166 Sobre esta visión extema y previa de los motivos de credibilidad, muy clásica en
la neo-escolástica y su actual renovación como signo, cf. R. Fisichella, «Credibilidad» y
«Signo», en DTF 205-225.1341-1345.
167 J. Altaro, Esislenza cristiana, o.c., 121.132s.; M. A. Criado, Fe. o.c., 338s.
C.5. La fe, principio subjetivo del conocimiento teológico 237
Cf. A Jesús el Cristo por los evangelios (Sígueme, Salamanca 1982) 13-16; El hom
bre y sus problemas a la luz de Cristo (Sígueme, Salamanca 1984) 9-13; Milagros de Jesús
y teología de! milagro (ibíd. 1990) 9; «L’istanza storica in Teología Fondamcntale», en
AA.W,, Istanze della Teología Fondamcntale oggi (EDB, Bolonia 1982) 55-94.
169 «Credibilidad», en DTF 205-225; «Credibilidad», en DTE 197-199; «Crcdíbilitá cd
ermeneulica della Rivelazione», en D. Valentini (ed.). La teología della Rivelazione (Mes-
saggero, Padua 1996) 157-215.
170 Cf. el análisis de M. Eris, Ratio fidei. 1 modelli della giuslijicazione della fede nel-
la produzione manualistica caítolica della teología fondamcntale ledesca post-conciliare
(Glossa, Roma 1995).
171 «La Encíclica Fides el ratio y la teología fundamental»; Gregorianutn 80(1999) 645-
676.674s y Del Verbum religiose audiens (PUG, Roma 1999) lOls.
238 Teologíafundamental
172 Los ojos de la fe (Encuentro, Madrid 1994) 35, n.22; con razón, F. Manresa, en la
«Introducción», 8s, comenta que estamos ante una comprensión no «previa» sino «interior»
de la teología fundamental, ya que no separa la cuestión de la verdad y la cuestión del senti-
do de la fe cristiana, teniendo presente que «únicamente desde el contenido del cristianismo
(apropiado en la fe), es posible mostrar su sentido».
,7- «I .as distintas
«Las maneras dí>
distintas manprac considerar la
de rr»nctd/»rar hictr»»’
la historia», en Introducción general y especial
Lecciones sobre lafilosofía de la historia» (Alianza, Madrid *2013) 241-255-241.
a las^ «Lecciones
174 Cuatro vicinnat ríe In
visiones de la hiflorin
historia unniorcnl A lian
universal ((Alianza, Madrid 1982) 20.26; cf. los clási-
eos H. 1. Marrou, El conocimiento histórico (1954. Labor, Barcelona 1999) y E. H. Carr,
¿Qué es la histo.'^-^1961.
n Ariel, Barcelona 1999).
C.5. Lafe, principio subjetivo del conocimiento teológico 239
175 «Presencia y ausencia de Dios en la historia según el AT»: Concilium 50 (1969) 495.
Teología sistemática, 1 (UPCom, Madrid 1992) 250, que sigue a K. Koch que aplica
«metahistoria» al AT, tal como U. Luz lo hace para el NT, cf. ambos en «Geschichte.il.IV»,
en TRE XII (1984) 569-586.583 (K. Koch) y 595-604.602 (U. Luz).
177 W. Kasper, «OfTenbarung Gottes in der Geschichte», en AAW., Handbuch der Ver-
kündigung, I (Herder, Friburgo 1970) 53-96.63.66.
178 Cf. la síntesis de J. Jansens, Note di método storico (PUG Roma 1997) presenta estos
puntos: la convergencia de las fuentes; los argumentos positivos y negativos; los grados de
certeza y paradigmas actuales; el enfoque de H.-G. Gadamer es decisivo en la hermenéutica
contemporánea sobre la historia, cf. su Verdad y método, 2 vols. (1960 y 1986. Sígueme,
Salamanca 71997 y 71994 respectivamente).
240 Teologíafundamental
179 Tal como bellamente titula su libro P. Rodríguez Panizo, La herida esencial. Con
sideraciones de Teología fundamental para una mistagogía (San Pablo-UPCom, Madrid
2013).
180 Cf. las reflexiones de J. Alfaro, De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios,
o.c. 270-286 («Epílogo»).
181 Cf. P. Ricoeur, Du Texte a l’action, II (Seuil, París 1986) 390.
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