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VOLUMEN VII

P> D E L M E X I C O COMTEM?ORÁME.

Los arrieros
con sus burros por la
hermosa capital
Willebaldo López
• • • • • • • • • • ¡ ^ • • • • • • w r

Plaza
de las tres culturas
Juan Miguel de Mora

Siete pecados
en la capital
Otto Minera
• t

Diseño gráfico: C a r l o s Palleiro y Vicente Rojo Cama/Víctor Soler


Tipografía y formación: Y a l m a H . Porras

P r i m e r a edición, 1997
© Departamento del Distrito F e d e r a l
P l a z a de l a Constitución 1, Centro, México, D . F .
© Escenología, A. C .
S u r 109-A No. 260, Col. Héroes de Churubusco,
Deleg. Iztapalapa, 09090 México, D . F .
ISBN968-816-148-9(DDF)
I S B N 968-7881-09-7 (Escenología)
D.R. Derechos reservados de acuerdo a l a ley
Impreso y hecho en México
Printed in México

I
Siete pecados en
la capital
(Obra en dos actos)
Otto Minera

A Berta
E s t r e n a d a en el T e a t r o Gorostiza de l a c i u d a d de México, el A p a r t i r de Los siete pecados capitales de la pequeña burguesía,
1 de j u n i o de 1 9 8 1 , d e n t r o del p r o g r a m a N u e v a D r a m a t u r g i a t e x t o p a r a b a l l e t de B e r t o l t Brecht.
Mexicana, con apoyo de U A M , I N B A y F O N A P A S , producida p o r
Atracciones Teatrales Mexicanas. U n i m p o r t a n t e personaje de esta obra es l a c i u d a d de México.
Ahí suceden l a mayoría de los acontecimientos de l a obra. L a
solución escenográfica deberá d a r cuenta de ella. Sobre todo, e n
Elenco: su función de abigarrado escenario de cruces y colisiones de vidas,
afanes e intereses.
como Anas Además, está l a casa de los padres de las Anas e n el pueblo.
N o r m a del Rivero E s t a casa deberá contar — v i s u a l m e n t e — s u p r o p i a h i s t o r i a , pa-
L a u r a Ruiz r a l e l a a l a obra e n sí. Cuando l a obra empieza, es u n a casa cam-
pesina cuya apariencia nos revela que hubo u n t i e m p o e n que sus
moradores gozaron u n cierto bienestar económico, siempre e n tér-
minos h u m i l d e s ; pero que ahora eso h a quedado atrás, y se apre-
en los demás papeles cian con c l a r i d a d las marcas de u n a grave situación de pobreza.
Esta decadencia se irá acentuando a lo largo de la obra. E l montaje
N o r m a Angélica tendrá que encontrar e n su dinámica los momentos apropiados
Gerardo Aboytes p a r a i r mostrando eso, hasta llegar a l máximo deterioro y aban-
dono. L a última vez que vemos l a casa, sólo quedan de ella sus
M a r i g e l i Crespo
derruidísimas r u i n a s , y ahí, entre ellas, se destaca u n letrero:
E m i l i o Echevarría "FRACCIONAMIENTO CLUB DE GOLF MONTE ALBÁN. ANDRÉS
Alejandra Dorantes ENRÍQUEZ E HIJOS".
José L u i s O r t i z F i n a l m e n t e , e n l a ciudad, se destacará e l cuarto de servicio de
las Anas, el mismo p a r a todas las d i s t i n t a s residencias e n que
t r a b a j a n , y quizá sólo sea necesario cambiar detalles e n l a deco-
ración del cuarto.
Dirección musical: Jorge Jufresa
Jesús Echevarría
Escenografía: J u a n José B a r r e i r o Sonido:
Vestuario: Alejandra Dorantes
L a presencia de l a c i u d a d puede enriquecerse sobremanera s i
Dirección: Paco Giménez el t r a n s c u r r i r de la obra se acompaña por u n a cinta sonora e n que
estén registrados — y puestos de m a n e r a significativa y expresiva
con respecto a l a acción— los múltiples sonidos citadinos.

Actuación:

Dos actrices para las Anas. Otras tres mujeres y tres hombres
pueden r e p a r t i r s e los demás papeles.
E l estilo de actuación debe precisarse a p a r t i r de u n propósito
de apartarse del n a t u r a l i s m o .

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ACTO PRIMERO

• •

Escena I

Canción

Aquí empiezo a contarles,


lo que acaba de pasar
el otro domingo apenas,
en la ciudad capital.

Es u n a historia m u y t r i s t e
y con u n t r i s t e final.
L a historia de dos hermanas,
una A n a y la otra igual.

Hace siete años que todo empezó:


1,2,3,4,5,6,7;
y no es que sea mucho el tiempo,
muchas las cosas
que en el tiempo se padecen.
• •


Hablo de las dos Anas,
las de suerte dispareja,
las que en siete años peinaron canas
y acabaron tras las rejas.
• •

Dicen que eran de Sierra de Juárez,


otros que de más para acá;
y que se apellidaban Pérez, dicen,
pero eso y nada. . .
E l caso es que u n lunes hubo, ¿No te has pasado los últimos años
aunque dizque nadie se dio cuenta, [aprendiéndolo?
que las Anas y otros miles Chillando o no chillando,
e n t r a r o n al D i s t r i t o Federal. igual tenían nuestras bocas que largarse.
Con l a cara mojada,
Escena I I con l a cara seca,

Antes de bajar del camión que las ha traído a la igualmente nuestra t i e r r a cambió de manos.
ciudad, las Anas piensan mientras pegan los ojos A N A 2:
a los cristales de la ventana.
Yo estaba dispuesta a vivir muriéndome de hambre.
ANA1:
Yo no quería venir. . . pero aquí estoy. A N A 1:
Yo estaba dispuesta a m o r i r en v i d a . . . allá. (En la
A N A 2:
puerta del camión.) ¿Cómo será?
Yo me quería quedar. . . pero aquí estoy. A N A 2:
(Aparte.) No le digan a A n a que se me escapó u n a
ANA 1:
lágrima.
Yo me volvería por donde vine. •i
ANA 2: Escena I I I
Yo no me quedaría aquí u n solo instante.
Sólo se aprecian alumbrado y sombras. En las som-
A N A 1: bras ellas creen ver una ciudad que ya no existe: una
(Habla.) Hermana... derrumbada barda de ladrillos les parece una pirá-
A N A 2: mide o un templo; un bote de basura rebosante: el
M i hermana. tocado de un caballero Águila; la silueta de un anun-
Dejamos la montaña. cio: un dios. Les hablan distintas voces.
Esa, la que te acerca a la luna.
VOZ:
(Habla.) Ana, qué tristeza cuando dijimos adiós.
¿Qué se te perdió?
Uno por uno los abrazamos a todos en la o r i l l a
[alta del arroyo. A N A 2:
¿Mande usted?
A N A 1:
N i u n a lágrima en nuestros ojos. VOZ:
Los hombros de l a gente perfectamente secos. ¿Que qué buscan?
¿A qué llorar?
¿Acaso eso iba a cambiar algo? A N A 1:
¿No sabes ya que llorar y nada es lo mismo? A l a g r a n ciudad de México.

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A N A 2: VOZ:
L a de los templos y palacios. Oí la agua.

A N A 1: A N A 1:
L a del oro, l a de los banquetes. Peso sobre peso hasta setenta m i l .
Día sobre día hasta poder decir:
VOZ:
¿Te cae? Siete años hemos pasado aquí,
pero por fin, por f i n , por f i n . . .
A N A 2:
Vengo del interior, VOZ:
que se está quedando vacío, Ya párale, ya párale, ya párale.
t a n t o como el interior mío.
A N A 1:
VOZ:
Acá le llenamos el tanque, señorita. Tendremos el dinero suficiente.

A N A 1: A N A 2:
Me traigo acá,
porque no queda allá Todo volverá a ser como antes.
lo que del diario se hace necesario. A N A 1:
VOZ: L a tierra de mis abuelos volverá a ser de mis padres.
La Voz chifla la tonadilla de ¿A qué le t i r a s cuando
Yo le paso p a r a su gasto, m i reina. sueñas, mexicano?
VOZ: A N A 2:
Que la mantenga el gobierno, Ya quisiera que todo hubiera pasado.
A N A 2: Ya quisiera estar de vuelta.
Vengo por más. A N A 1:
Vengo por el boleto de regreso a lo que se perdió. Siete años; sólo entonces volver podremos.
Por eso vengo.. .
A N A 2:
VOZ: Sería mucho mejor en sólo seis.
A h , bueno, si es por eso. . . Se escucha el bostezo de la Voz.

A N A 2: Las Anas se pierden en la ciudad. Amanece lenta-


mente. Quedan a la vista los objetos que engañaron a
Trabajando nuestra suerte juntaremos.
las Anas.
A N A 1: J, 1 í
Trataremos de gastar lo menos.
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Escena I V PADRE:
Nos confiamos.
En una área del escenario: la casa de los padres en
Cuando nos empezó a i r bien nos confiamos.
el pueblo. Ahí están los padres.
¿Pero quién se iba a imaginar que no duraría?
Señal: Pereza.
MADRE:
PADRE*
¿Quién se iba a imaginar?
¿Podran nuestras hijas?
¿Quién se iba a imaginar que llegaría este día?
MADRE:
¿Dónde andarán mis hijas, m i Refugio, m i Amparo? A N A 1:
Sus hijas ya no somos las mismas.
A N A 1:
Ahora estamos marcadas con nuevas cicatrices.
Papaíto, mamaíta,
U n a raya en el alma
¿saben ustedes lo que es por cada portazo en las narices.
caminar durante u n mes? Una mujer muy pobre, medio teporocha, mira a las
¿Saben ustedes lo que es Anas con curiosidad.
tener reventados los pies?
A N A 1:
PADRE: Tengo las uñas de los pies sangradas.
Me preocupa que no saquen el coraje necesario. A N A 2:
Tengo los nudillos hinchados.
A N A 2:
Ayer les mandamos u n sobre lleno de m e n t i r a s . A N A 1:
Muéranse de ganas de abrirlo y saber de Me duele.
[nosotras.
A N A 2:
Apúrense a pedirle a alguien que les lea las
Tengo miedo.
[mentiras.
Coman ansias por escucharlas. MUJER:
Tráguenselas enteras u n a por u n a . ¿A poco? Acaban de empezar y y a se dan.
MADRE: Ujule, con t a n t a flojera a dónde v a n .
(Haciéndoles una seña de complicidad acallada.)
Quizá nos pasamos de buenos con ellas.
Vengan las dos.
PADRE:
Escena V
Yo me acuerdo que de niñas se l a vivían jugando.
Refectorio de un convento. Las voces son murmullos.
MADRE: Las Anas llegan guiadas por la mujer pobre, quien
E n cambio una apenas caminó y ya le estuvo dando.
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cuenta a la superiora algo concerniente a ellas. Algo Inclina su corazón a l a observancia de t u s M a n d a -
relativo a que "las encontró flojeando". La superiora mientos para que su suerte en l a Tierra pueda pros-
autoriza luegoala mujer a irpordos humeantes platos perar. (Hace que las Anas se sumen a la oración.)
de sopa para las Anas. Los trae y entonces consigue Señor. . .
aprobación para ir por otro plato para ella misma.
Las Anas empiezan tímidamente a tomar la sopa del La mujer pobre, conocedora de los mecanismos que
plato a la boca. No se han dado cuenta que los cubiertos llevan a conseguir lo deseado en este lugar, ha venido
están envueltos en servilletas. La superiora, suave- con señas y bisbíseos, conduciendo a las Anas en su
mente, las hace bajar los platos, toma los cubiertos desempeño ante la Monja. Ahora también.
—la cuchara— y les da ella en la boca. Reacción ad- ANAS:
versa de la Ana, a quien le toca que le den (boca apre- . . . Señor.
tada, a duras penas toma una cucharada). La Monja
"una vez puesta la muestra" le deja la cuchara. Todo Sin que la noten entra una señora francamente
esto al tiempo que les dice, con acento español: elegante. Observa el cuadro.

MONJA: MONJA:
danos
¿Acaso no h a n sido educadas en el temor de Dios?
¿Acaso de l a montaña h a n sido bajadas? ANAS:
¿Nunca h a n visto u n catecismo? danos
Pero, ¿cómo h a n podido v i v i r así?
MONJA:
No, así no se puede v i v i r .
fuerza y alegría
¿Dónde trabajan?
ANAS:
ANAS:
fuerza y alegría
Nos hemos pasado el tiempo buscando. . .
MONJA:
MONJA: que l a pereza
(Interrumpe sin dar importancia a lo que quieren ANAS:
decir. Son pretextos.) No trabajan. (Intercambian miradas.) que l a pereza
Todos tenemos que trabajar.
Son ustedes t a n jovencitas. MONJA:
L a pereza es la madre de todos los vicios. ansiamos vencer.
¿Ya habían oído eso? ANAS:
Yéndose por ese camino se pueden perder. ansiamos vencer.
Señor, m i r a a tus hijas.
Muéstrales t u camino. La Monja descubre a la mujer. Va hacia ella. La
E n sus acciones protégelas y confórtalas. mujer pobre llega a interponerse entre ellas con su

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plato vacío. La Monja la autoriza a ir por más sopa. ¡Rafael! (Regresa resoplando.) Par de güevonas.
Saluda a la señora elegante. ¿Cómo se atreven a meterse a las casas de l a gente
a no hacer nada? ¿Y así quieren que uno las m a n -
Escena V I tenga? No, si nomás están viendo que u n a salga, se
Señal: Colonia del Valle. ocupe o se descuide para tirarse a l a bartola, como
Las Anas doblan sábanas. Están contentas. Las dicen ustedes. Pero no, chiquititas, hagan pendeja
sábanas vuelan. En eso suena un cucú con todo y pa- a su madre. Fuera, largo, fuera de m i casa. (Las
jarito saliendo. Ellas se fascinan con él y se quedan Anas corren horrorizadas por sus cosas. La señora
esperando a que salga de nuevo. Sin darse cuenta están sigue hablando.) Qué se creyeron, que me i b a n
arrastrando las sábanas. Sin que lo vean, entra a la a escatimar trabajo; eso es lo que les gusta, que u n a
habitación el marido de la Señora elegante. Las ve y les pague porque se sienten a aplastarse las nalgas.
no hace sentir su presencia. Sonríe. Tira al suelo su (Regresan las Anas. La Señora les arrebata sus
ropa interior sucia que trae en la mano. Llega la Se- cosas para esculcarlas.) A ver, t r a i g a n acá. Infe-
ñora elegante apresurada. Se detiene. Viene en bata. lices, muertas de hambre. Tengan, largo, vayanse
Con tubos en la cabeza, un frasco de crema y crema en con sus hábitos a otro lado. Vayanse a verle l a cara
la mejilla. a su p u t a . . . (Las Anas se han ido, la señora afloja
SEÑORA: la tensión, se ve sola.) ... madre. (Recoge las sába-
¿A esto le l l a m a n ustedes trabajar? (A su marido, nas, nota los calzones de su marido en su brazo.)
quien se ocupa en terminar su arreglo —corbata, Rafael, Rafael, ¿hasta cuándo voy a p e r m i t i r que
saco—; ella trata todo el tiempo de no perder el con- sigas haciendo de mí u n a loca? (Suena el cucú, le
trol y sonar tranquila y hasta "divertida".) M e da arroja las sábanas.)
mucho gusto que te haya tocado presenciar este •

cuadro. Esto te dará u n a idea de lo que es l i d i a r con Escena V I I


esta clase de gente. ¿Te quedas callado? Y luego te
preguntas por qué pongo el grito en el cielo por cual- Sale señal: Colonia del Valle. Entra señal: Naucal-
quier cosa. Siempre te has creído que basta con el pan. Sale señal: Pereza. Entra señal: Orgullo. Un ca-
dinero que traes para que l a casa ande. (El toma su baretucho de última en el cinturón de vicio que rodea
saco.) Ay, m i r a nada más cómo estoy: hecha u n a las zonas fabriles. Letrero afuera: se solicitan mucha-
absoluta facha. (Recoge ropa interior sucia.) No chas. En la entrada restos de sellos de clausura. Cuan-
me queda tiempo para mí. (El se pone el saco.) No te do las Anas llegan no se imaginan en dónde se están
vayas así. Dime algo. (Al intentar detenerlo le em- metiendo. El lugar está en penumbra. Se escucha a
barra el saco de crema.) Perdóname, perdóname. una orquestilla (des) afinar. Cerca de la puerta, las
(Van saliendo.) Rafael, éstas tienen l a culpa, me Anas oyen la musiquita, la tararean y acaban por
sacaron de quicio. Rafael, no me hagas esto. Ra- crearse la ilusión de que la orquesta suena bien, si-
fael, date cuenta. N o me dejes h a b l a n d o sola. guiéndolas.

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A N A 2: A N A 1:
(Canta y empieza a moverse, a bailar.) Quédate, Ana.
Ana, qué bonito es bailar,
A N A 2:
me gusta bailar,
Cállate, Ana.
siempre me gustó.
Somos dos. ..
A N A 1: A-VTA 1

(Canta.) Te acuerdas, A n a , A N A 1:
Desempleadas.
cuando niñas.
A N A 2:
M i hermano tocaba l a g u i t a r r a ,
Ana, las dos. . .
y tú bailabas. (Ana 2 baila más decididamente.)
Yo tocaba u n a f l a u t i t a que tenía, A N A 1:
y tú bailabas, Miserables.
bailabas, A N A 2:
y tú bailabas.. . ¿Y t ú ? . . . ¿y yo?
Suben las luces de golpe. La orquesta vuelve a de- A N A 1:
safinar. La Coreógrafa (y regenteadora del lugar) le ¿Tú? ¿yo? ¿qué?
dice a Ana 2. Abre esos ojos que tienes cerrados.
COREÓGRAFA: Juntas no hacemos u n a .
Separadas...
Quédate tú.
A N A 2:
A N A 2:
Ana, qué pronto. . .
Somos dos.
Habíamos prometido. . .
COREÓGRAFA: Me quedo. Por las dos.
Nada más tú.
Ana 1 se va. Ana 2 se reúne con la Coreógrafa y otras
A N A 2: muchachas.
Venimos j u n t a s desde. . . COREÓGRAFA:
La Coreógrafa no pierde más el tiempo con ellas. Shh.
Las vamos a proveer
A N A 1: de lencería y vestidos,
Cállate, Ana. medias y sombreros.
A N A 2: ORQUESTA:
Vamonos, Ana. Mejor que salgan en cueros.

222 223
i

COREÓGRAFA: A N A 2:
Shhh. Señora, yo no sabía. ..
Espero que les dure. Nosotras creíamos que era otra cosa. ..
Es su uniforme de trabajo Sabe, a mí me gusta bailar, pero. . .
De todos modos es de ustedes el gasto.
Ana 2 huye. Canción de la Coreógrafa al público.
ORQUESTA:
COREÓGRAFA:
Pus' que lo paguen con cuerpo.
Y me empezó a hablar
COREÓGRAFA: del gusto de bailar,
Shhhhh. del gusto de bailar,
¿Alguna pregunta? imagínense,
en este lugar.
A N A 2:
¿Qué es lencería? E n este lugar,
le dije,
COREOGRAFA:
la clientela no llega
(Sobre las risotadas de la orquesta.) Calzones, m i
por el gusto de bailar.
hija, chichero.
L a clientela,
ORQUESTA:
llega, se queda y vuelve,
Mejor que enseñen los pelos.
por otra cosa,
Mejor que salgan en cueros.
oyeló, por otra cosa.
Pelos, pelos, p e l o s . . .
Y cuando u n cliente h a gastado
COREÓGRAFA:
su dinero a manos llenas,
Shh. Shhht.
espera obtener a cambio
(A las muchachas.) Fíjense bien, es m u y fácil,
u n buen espectáculo.
Maestro L u i s , por favor.
(La Orquesta se revienta un danzonazo.) Así que si no
U n , dos, u n pasito adelante. les muestras,
U n , dos, u n pasito para atrás. las piernas y el trasero
U n , dos, otro pasito adelante, no te sorprendas
media vuelta, se agachan y enseñan lo de atrás. de verlos bostezar.

Las muchachas han venido siguiéndola torpemen- Prefiero m o r i r m e de hambre,


te. La última indicación la cumplen las dos mucha- me dijo.
chas a sus lados empujadas por ella. Las sorprende. Hágase t u santa voluntad,
Ana 2 respinga y. me dieron ganas de decirle.

224 225
Pero le dije: Veo el sol,
Quieres u n consejo, y a u n a mujer cargada pelear l a sombra
deja a u n lado ese orgullo. bajo u n camión carguero,
para gozar la sombra,
Deja eso para quienes pueden darse el lujo.
y la fruta,
Haz lo que se te pide, no lo que tú quieres,
que cae del camión carguero.
que lo que tú quieres, no es lo que se te pide.
L a veo echarse para atrás,
La Coreógrafa sale entre aplausos de la Orquesta. y ya son dos
Ana 2 llega con Ana 1, quien se encuentra dando de bajo el camión carguero:
comer a las palomas en una banca. la mujer descargada
A N A 1: y el fruto de su vientre. ¡Jesús!
(Al verla.) ¿Qué haces aquí? A N A 2:
A N A 2: Veo a u n a madre,
Ana, no pude. arrancar a sus hijos
del cadáver del padre de sus hijos,
Escena V I I I arrumbado j u n t o a u n a alcantarilla.
- L a veo arrancar a sus hijos
Sale señal: Orgullo. para patear al pobre del padre
Sale señal: Naucalpan. y echarlo de cabeza por la alcantarilla.
Entra señal: La Merced. Las caras de las Anas. Sus
ojos desorbitados. A N A 1:
Veo a u n a niña
A N A 2:
Todo se ha puesto negro. l l a m a r a u n hombre
para proponerle u n trato:
Se oscurece el escenario. Sólo se aprecian los ojos. ella se baja los calzones
A N A 2: y él ¿qué le da?
Veo a u n a ciega en la oscuridad, Veo al hombre sacar de la bolsa del pantalón
entre ratas y más ratas, u n a bolsa de papel:
meterle el pie a uno que pasa; u n a t o r t i l l a , u n a guayaba y u n pedazo de carne.
y a l que tropieza, Se v a n a u n lugar en donde ya no los veo.
meterle a la ciega el pito Sube despacio la luz. Un montón de cuerpos. Se re-
hasta por los ojos. pegan tratando de combatir el frío de la madrugada.
A N A 1: Las Anas a un lado en lo mismo. Todos medio tapados
Todo se ha puesto negro. con periódicos.

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A N A 1: tiesito, quietecito,
Yo he visto lo que nunca había visto. como dormidito,
A N A 2: y que los cuates
No es cierto. No ha pasado. se cooperen
• para la caja.
A N A 1:
Ana 1 grita.
Quiero sacarlo. Tengo que vomitarlo.
A N A 2:
A N A 2:
Dios,
Ana, no quiero recordarlo, quiero olvidarlo. si existes,
te odio por sobre todas las cosas.
A N A 1:
Esas cosas pasan. Esas cosas pasan.
Y no se olvidan. Se guardan. Escena I X
A N A 2: Fonda a la que acuden diariamente los burócratas
¿Por qué no te callas?
de las dependencias cercanas. Sale señal: Naucalpan.
A N A 1: Entra señal: la. Entra señal: Primer cuadro. Juana,
Baj amos al infierno. veterana mesera en la fonda, grita hacia la cocina.
Con la jeta dimos en el fondo del pozo.
JUANA:
A N A 2: ¡Trabajan! ¡Un coctel de frutas, u n a sopa aguada,
Dios. u n consomé, u n a carne asada, unos chilaquiles con
pollo, u n a gelatina y u n café!
A N A 1:
¿Dios? COCINERA:
(Desde adentro.) ¡Un coctel de frutas ¿y qué?!
Un teporochito muerto de frío llega canturreando
al lugar. Con acompañamiento de guitarra mexicana. Juana entra a la cocina refunfuñando. Entra en la
Cuando él termina de canturrear, la guitarra sigue fonda un cantante Ciego. "A ciegas" encuentra un
un poco más hasta un final muy final, muy "tan tan". lugar que le parece bien para ponerse a cantar.
Junto con el final de la guitarra, él "clava el pico" y
CIEGO:
queda muerto sobre Ana 1, quien tras un momento de
(Canta.) No se culpe a nadie
pasmo grita.
de m i muerte;
TEPOROCHO: o cúlpeseme sólo a mí.
Y así todos los días, Por propio pie
hasta que el cuerpo aguante. salí a buscar a la serpiente,
Y se quede uno tieso, no cualquier culebra.. .

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Juana regresa de la cocina. Ve al ciego y hace mueca Juana va a la sinfonolay antes de echarle la moneda
de desaprobación. Va a él y leda un palmetazo en el dice:
hombro.
JUANA:
JUANA: ¡Trabaja n u m e r i t o musical! ¡A petición del público
y en ausencia del patrón!
¿Qué pasó, m i buen, pues qué no ve? Digo, ¿qué no
huele? Está usted cantando j u n t o a los baños. (Lo Echa la moneda. Con la música entran de la cocina
cual es absolutamente falso.) Bueno, bueno, no se las Anas. Cantan.
preocupe: tengo órdenes expresas del patrón de po-
nerlo a cantar en u n lugar apropiado. Todo el m u n - AMBAS:
do lo va a oír. A ver, véngase por aquí... (Empieza Ahora sí las cosas marchan.
a guiar al Ciego haeia afuera de la fonda.)... otro Trabajamos en Los Ángeles,
pasito, otro, eso. . . ¡escalón, escalón! (Lo cual es u n a g r a n fonda restorán.
absolutamente falso.) Sígale, sígale, ahí derechito, A N A 2:
eso es, m u y bien. (Ya en la banqueta.) A h o r a sí,
Aquí las puertas no descansan:
venga de su ronco pecho. (Juana entra a la fonda.)
como las alas de los ángeles,
El Ciego vuelve a cantar la misma canción después abanican el aire con divina celeridad.
de agradecer a Juana sus atenciones. A N A 1:
-

CIEGO: Y d i v i n a es también
la friega que nos pegan,
No se culpe a nadie de m i muerte. . .
de servirle a l batallón
Al cantar el Ciego da unos pasos y está a punto de que cruza dichas puertas.
bajarse de la banqueta. En ese instante pasa un carro Ana 2 con jarra de café y jarra de leche. Va a servir
como bólido y dando un claxonazo. El Ciego respinga un vaso de café con leche, pero al querer hacerlo desde
hacia atrás. Juana, quien había entrado conteniendo muy alto y con gran estilo, derrama los chorros fuera
la risa y autocelebrándose la broma al Ciego, corre a
del vaso salpicando a la clientela.
la puerta de la fonda a ver qué ha pasado. En ese mo-
mento el ciego ha localizado la puerta y arremete a JUANA:
bastonazos contra ella. Juana tiene que saltar para U n poco más de práctica
atrás para evitarlo. El Ciego se va mascullando men- y les darán l a pinche plaza;
tadas de madre. Juana se está recobrando del susto perdón, l a plaza de pinche.
cuando un Burócrata le dice:
AMBAS:
BURÓCRATA: (Cantan charola en ristre.)
¿Qué pasó, Juanita? Ya nos dejó usted s i n música. Pero después, después de galopina

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cuando y a con l a charola en alto se camina A N A 1:
ay, u n a completa el mínimo con las propinas. Pero, don Pedro, ¿para qué lo trae a l restaurante?
U n a n i m a l no se puede aguantar.
En ese momento llega el Dueño de la fonda con su
perro policía. Se corta el jolgorio. DUEÑO:
Ana, cuando diga Ana, rebuznas.
A N A 1: Perro del demonio,
¡Cuidado, Ana, J u a n a ! a golpes te saco hasta el último filete.
Ya llegó el perro de don Pedro.
BURÓCRATA:
JUANA: (Mostrando un pedazo de carne de su plato.) ¿Filete?
(Al público.) Ese a n i m a l , el perro, ¿Será en el precio? Que sea menos, don Pedrito.
nos huele cada noche. Don Pedro redobla el castigo al animal.
Puestos en fila, nadie sale de este lugar
A N A 1:
sin sentir las frías narices del guardián,
Señor, Don Pedro, no le pegue, no, déme ese fuete.
recorrerle todo el cuerpo en busca de comida.
A l perro también le duele. M i r e lo que se siente. No
A N A 2: sea...
Ay de aquél que robe aunque sea u n pan. Le cruza la cara al Dueño con el fuete. El perro le
E l perro policía te entrega. . . a l a policía. salta encima. Juana se lo quita. El Dueño va al telé-
fono en la caja. Tiene candado. Saca su manojo de
El Dueño va entrañólo sospechando de todos. Va a llaves para quitarlo. Juana apura a Ana 1 a irse. Ana
la caja. Husmea las notas. Encuentra un error. Todas 1 va por sus cosas. Le da a Ana 2 las suyas. Esta las
se han escabullido a la cocina. El Dueño llama a Jua- rechaza. Se ven. Ana 1 deja las cosas de Ana 2. Se
na para reclamarle el error en la nota. Discuten. Está dirige a la salida. Los Burócratas le dicen a Ana 1:
sonando la sinfonola. Un cliente la ha hecho funcio-
nar. El perro se ha escabullido también a la cocina. BURÓCRATAS:
El Dueño trata de que Juana agarre la nota. Se la Ana, Ana, te dejaste vencer por la i r a .
ofrece. Juana recula. Acaba por darse la vuelta y me- ¿Qué ganaste?
terse a la cocina. El Dueño va tras ella. En la cocina Te dejaste vencer por l a ira y estás despedida,
el perro devora unos bisteces. Regresan. Don Pedro Ana, ¿qué sacaste?
tras el perro (toma un fuete de la caja) y el perro todavía Si no puedes cerrar los ojos,
con medio bistec en el hocico. o a l menos desviar l a mirada,
tus oportunidades de u n a vida
DUEÑO: medianamente regular,
(Golpeando al perro.) M a l d i t o perro, Ana, olvídate, dalas por terminadas;
toma para que vuelvas a comerte l a carne. que esta ciudad. . .

232 233
(Apartándola.) shh, no se lo digas a nadie: A N A 1:
Se sostiene en l a injusticia, (Sin romper el cuadro.)
y quien se opone a ella E l m a t r i m o n i o Anderson nos recibió en su casa.
es puesto de patitas en sus calles. Y nosotras acordamos aceptar en j u r a m e n t o :
Ahora y a sabes lo que te cuesta encolerizarte; U n m i l doscientos pesos cero centavos moneda
[nacional,
de ahora en adelante, t r a t a de controlarte.
dos uniformes, s i n cuarto y s i n alimentos.
A lo lejos una sirena de policía. Ana 1 se va. Ana 2
El señor cierra de golpe la Biblia. Sale seguido por
decide finalmente seguirla. El Dueño sale a la ban- su esposa.
queta a recibirá la patrulla. El sonido crece. Está por
llegar. De pronto el sonido empieza a decrecer; se ha A N A 2:
seguido de largo. Iban a otro lado. El Dueño hace un ¡Un m i l doscientos pesos cada u n a por unas horas
coraje monumental. Su perro trata de consolarlo la- nada más! ¿Quién h a visto j u n t a esa cantidad?
miéndole la cara. ¿Quién ha conocido esta felicidad?
MADRE:
Escena X
Qué alegría que escapen a l a esclavitud del día
Sale señal: Primer cuadro. Sale señal: Ira. Entra entero.
señal: Polanco. Entra señal: Gula. Formando un cua- PADRE:
dro inmóvil: las Anas al centro con sus patrones a los Qué tristeza, en transporte, cuarto y alimento
lados (una pareja mayor de estadunidenses). El tiene
dejan l a m i t a d de día y sueldo.
una B i b l i a tendida hacia las Anas. Ellas la mano de-
recha sobre la Biblia. Los padres de las Anas en el MADRE:
pueblo. Reciben una carta de sus hijas. A n a hace las recámaras. . .

MADRE: A N A 1:
Llegó carta de l a ciudad de México. Y A n a es la que cocina. Ana sacude los cuadros. .. y
Ana l a sopa gratina.
PADRE:
1 Y2:
Nuestras hijas están bien. Ganan dinero.
A n a almendra el pescado. .. A n a a b r i l l a n t a taza y
Trabajan j u n t a s . Y de entrada por salida.
t i n a . A n a r e t i r a las copas de vino. . . A n a l a biblio-
Se presentan a servir el desayuno. teca ventila.
Se r e t i r a n antes de que caiga el día.
A N A 2:
MADRE: (Empezando a chocarrear.) A n a abolla la plata, A n a
E n t r e t a n t o levantan esa casa de abajo a a r r i b a . sabe que se le viene el cielo encima.

234 235
A N A 1: A N A 2:
L a señora encuentra u n pelo en l a sopa, A n a qui- ¿Ni t a n t i t o ansina?
siera mejor estar en China. Pausa. Las Anas se dan la vuelta y salen. La Señora
A N A 2: tras ellas.

A n a derrama u n perfume de Francia, A n a dice: SEÑORA:


Hijas, júrenme que no lo tomarán a m a l .
A N A 1:
L a señora va a hacer una m u i n a . Si yo me siento su m a d r i n a . . .
Llega la Señora. Las Anas guardan rápidamente MADRE:
compostura. Pobres de n u e s t r a s h i j a s , las compadecemos.
SEÑORA: (Vuelven las Anas. Una con un frutero vacío. Otra
Anitas, estoy i n t r a n q u i l a . con un recipiente de plástico con fruta recién lavada.
Júrenme que no entrarán a nadie, Con trapos sacarán brillo a enormes y deliciosas
que yo me esté t r a n q u i l a . manzanas, peras y duraznos. Y las colocarán en el
• frutero.) Siempre t u v i e r o n b u e n diente p a r a l a
1 Y2: buena comida. Ya recién nacidas me costaba traba-
Qué cosas se le ocurren, señora. Estese t r a n q u i l a . jo separarlas de m i pecho.
SEÑORA:
PADRE:
Ay, Anitas, sigo i n t r a n q u i l a .
A n i t a , es duro v i v i r con la boca hecha agua,
Júrenme que no dejarán sola m i casa.
Que no irán n i a l a esquina. los ojos salidos y el antojo crecido;
m u y bien lo comprendemos, pero,
1Y2: ¿qué cosa quieren que les digamos?
Qué cosas anda pensando, señora. N i a l a esquina.
MADRE:
SEÑORA:
Hijas, ciérrenle el paso a esas ganas.
Anitas, no vivo t r a n q u i l a .
Júrenme, júrenme, que nunca jamás PADRE:
tomarán nada de l a cantina. E v i t e n l a mordedura de l a serpiente de l a gula.
1 Y2: MADRE:
¿Cómo dice usted esas cosas? Eso de la cantina.
Córtenle la cabeza,
SEÑORA: denle u n tajo con el frío machete de l a templanza.
Es que he perdido la t r a n q u i l i d a d .
E n estos tiempos no se puede confiar PADRE:
en las sirvientas. .. (No encuentra las palabras.) O será la perdición.

236 237
MADRE: ¿Yo, señora?
Ay, m i s hijas, ¿De qué me está hablando, señora?
ay, m i Refugio y m i Amparo, ¿Cuál manzana, cuál pera?
no se olviden de estos viejos, H a de haber contado m a l señora.
piensen que más y más las necesitamos. Y que de ahí no te saque.
De pronto sin previo aviso Ana 2 da una mordida ¡Que no te saque de ahí!
a una manzana. No mastica la mordida. Los dos se Cómetela.
ven. Ana 1 toma una pera y la muerde. Mastican. (Ambas se apuran a terminar su fruta. El Señor
entra sin que lo vean.)
A N A 1:
Trágate las semillas.
Ana muerde l a f r u t a prohibida,
Pásate el rabito.
¡con u n demonio!
su hermana no se aguanta y l a i m i t a . SEÑOR:
¡Ángela!
A N A 2:
Ana, ¿qué hicimos? Las Anas mudas y paralizadas. Llega la Señora.
Van hacia ellas. El alza la Biblia frente a sus ojos. Ella
A N A 1: las despoja de su cofia y su delantal del uniforme de
Mordiste u n a manzana y yo u n a pera. sirvientas.
A N A 2: MADRE:
No, Ana, espera. . . Llegó carta de l a ciudad de México. Nuestras hijas
A N A 1: nos piden que no imaginemos lo peor. Nos piden
que tengamos paciencia. Nos piden que esperemos
(Ganándole la risa.) Sí, es pera, y l a t u y a manzana. a que pase l a m a l a racha. Que creamos que y a
A N A 2: vendrán tiempos mejores.
(Lo mismo, tienen un ataque de nervios.)' PADRE:
No hagas que me gane l a risa.
No es momento. . . shh, nos v a n a oír. Escríbele a t u s hijas que piden demasiado.
(Apenas logran contener la risa. Les gana. De pron-
to. Seria de golpe. Y pálida.) Escena X I
Ana, l a señora las tiene contadas. Sale señal: Polanco. Sale señal: Gula. En un lugar
Pausa. agreste cerca del pueblo el Padre de las Anas llega a
un montículo de peñascos de los que saldrá una víbora.
A N A 1:
En otra área (indefinida) su Hijo canta interrumpién-
Cómetela toda.
dose para beber. No llega a estar borracho perdido. En
L a señora te va a preguntar y tú vas a decir:
el aire un jinete apocalíptico.
238 239
IIIJO: PADRE:
(Que canta.) No se culpe a nadie de m i m u e r t e . Por perder l a t i e r r a les pido perdón, papaíto,
O cúlpeseme sólo a mí. a la tierra y a t i .
Por propio pie salí a buscar a la. . . No supe j u n t a r fuerzas
PADRE: para parar a los que se quedaron con ella
(Que habla.) Serpiente, no cualquier culebra, y te asesinaron a t i .
sino l a peor de las de aquí. Después de que te fuiste, papaíto,
la cosa se puso peor.
HIJO:
Con esta vida que llevamos las gentes, HIJO:
es cosa de no acabar. . . A v i g i l a r el pueblo
llegó l a tropa,
PADRE:
el día que te enterramos.
Con l a víbora cabeza de cerdo
es cosa de cinco m i n u t o s . PADRE:
Yo luego f u i a hablar con el capitán,
HIJO:
pero él no me recibió.
Pasan los años y no cesa
el sufrimiento, ¿Te acuerdas de aquel J u a n , t u compadre?
antes al contrario. . . A ese sí lo recibió. .. a balazos.
E n l a noche lo encontraron t i r a d o en l a vía.
PADRE: U n a hora más y el trenecito accidenta a l m u e r t i t o .
Zas, l a mordida,
U n a hora más y no queda nada de los agujeros de
se entume uno, las balas.
se pone morado,
la boca se seca, HIJO:
pero ya. Con rifles, con hombres, con espadas,
Ya voy a alcanzarte donde estás, papando. hicieron y deshicieron
Ya voy a volver a verla, mamaíta. a según su santa voluntad.
A l papá y a la mamá grandes péguenless u n grito,
PADRE:
que abran bien los brazos que allá va Matías.
Su v o l u n t a d de don Andrés Enríquez.
HIJO: Y uno se calló la boca.
Dejaré de pisar esta t i e r r a y ahora ella m e va a pisar Se guardó la vida.
a mí. Que el amor que yo le tuve me lo sepa ahora (Ofrece la mano, el brazo, a la mordedura de la ser-
ella tener a mí. piente. .. La provoca y es mordido.)

240 241
HIJO: ACTO SEGUNDO
Desde entonces ya nunca estuvimos bien.
Y seguido estuvimos m u y m a l .
¿Cómo va a estar l a cosa
si te roban l a t i e r r a
y te dejan l a boca?
PADRE:
Los jóvenes empezaron a irse. Escena I

HIJO: Señal: Tecamachalco. Señal: Lujuria. Las Anas en


Primero con dolor, después con prisa. su cuarto. Él llega en su bicicleta. Chifla llamando a
Ana 2. Ana 2 se despide de su hermana. Cruza el es-
PADRE: cenario a encontrarse con él. Va derramando felicidad.
Los viejos nos quedamos. .. Salen. Ana 1 los ve irse.
HIJO: A N A 1:
Siempre con d o l o r . . .
Hoy es domingo.
PADRE: Ana h a salido.
E n este resto de pueblo, Está enamorada.
mantenidos. . . con vida por los hijos. Hoy es domingo.
Lo conoció antier.
HIJO:
Enloqueció por él.
Calmando nuestra sed con su sudor.
Hoy es este día.
Por eso no se culpe a nadie de m i muerte.
Yo aquí estoy. . .
PADRE: sola.
Yo l a escogí.
(Se pone cursi adrede.)
Antes que quitarles a mis hijas lo que no t i e n e n . . .
(Muere. La víbora se desliza sobre su cuerpo.) Como u n billete de lotería
HIJO: deja abatidos cincuenta m i l ,
Y por otras razones, así u n amor correspondido
quiero descansar en paz. pone tristeza en otros tantos corazones.
(Habla:) Papaíto, escúcheme, Como l a oruga que segura busca
donde quiera que esté: la r a m a donde colgará como capullo,
puede usted descansar en paz. así me siento yo, dispuesta,
Todavía no cantamos l a última canción. a dejar atrás l a que antes f u i
Se lo j u r o . y cubrirme con los colores del amor.

242 243
ÉL:
(Canta una canción de amor. Cuenta tres para que
Si me dan a escoger prefiero estar aquí.
se inicie ta música.)
A n a me dijo que tú vas por el pan.
Qué hermoso sería que estos labios
que t i e m b l a n imaginando u n beso, La amiga la apura. Ana 1 le encarga el pan. La
fueran como los ríos que no imaginan, amiga sale.
llegan s i n falta hasta el mar. A N A 1:
M i r a bien por dónde vas. (Tras pausa.) ¿Y qué tienen ustedes que hablar de
Quien se enamora arriesga m i l penas. lo que yo haga o no haga?
Eso repiten. Pero entra por uno y sale por otro, ÉL:
yo sólo tengo oídos para el amor.
Yo siempre estoy hablando de t i .
Escena I I A N A 1:

Ligando con la anterior. Ana alarga las últimas ¿Sí? ¿Y qué dice m i hermana de eso?
palabras y se desplaza con la cabeza "entre nubes".
ÉL:
Pasan los días. Se le empareja una amiga sirvienta y
Ana, Ana, cuando digo A n a ,
van juntas al pan. Se hace presente Él. Viene en su
¿a cuál de las dos nombro? ¿A A n a o a Ana?
bicicleta.
(Se ha detenido por completo. Se ven a los ojos.)
ÉL: ¿Qué me ves.. . con los ojos a l revés?
A N A 1:
¿A dónde vas t a n de carrera, hermosa Ana? Veo m i cara m u y alegre. No sé dónde estoy. . .
Ana deja de traer la cabeza "entre nubes". Lo ve: Mejor ya vayase.
Sale Ana 1. Tras un momento, Él se dirige hacia el
A N A 1: lugar por donde ella salió.
(Tras pausa.) Se equivoca usted. Yo no soy A n a .
Escena I I I
ÉL:
Él sale de atrás de un trasto que representa una
Dime tú, y entonces ¿cómo te llamas? vivienda miserabilísima. Se sube a la bicicletay se va
con prisa. Sale por derecha. Cruzan la escena de de-
A N A 1: recha a izquierda Él y Ana 1 en la bicicleta. Ana 1
Quise decir que yo no soy m i hermana. sentada en la parrilla lleva un radio de transistores
encendido. Su cabeza apoyada en la espalda de Él.
ÉL: Salen por izquierda. De izquierda a derecha entra
Él haciendo piruetas en la bicicleta. Ella viene detrás
Yo se que no. o l e acompaño al pan/

A N A 1: 245
244
Oiga, y usted ¿por qué no está trabajando?
admirando sus habilidades y festejándoselas. Salen Escena I V
por derecha. De derecha a izquierda cruzan. Ella mon-
Un confesionario.
tada en la bicicleta. Él ayudándola a acabar de domi-
nar el equilibrio. Ella lo deja atrás y se le escapa A N A 1:
saliendo por izquierda. Él sale persiguiéndola. Diver- Padre, estoy desesperada.
tido. De izquierda a derecha cruzan. Ella sentada en Necesito hablar con alguien.
el cuadro de la bicicleta. Él manejando a ciegas, pues Sólo tengo a m i hermana,
vienen besándose. Salen por derecha, se oye el estruen- y con ella n i pensarlo.
do de un derrumbe de cosas: han chocado contra algo. A l g u i e n me dijo
Inmediatamente después, entra Él lastimado de la ro- que me acercara a ustedes.
dilla. Ana 1 detrás medio arrastrando la bicicleta. La Que para eso estaban,
deja y se acerca a ayudarlo. Terminan besándose de para confortar.. .(Sigue hablando inaudiblemente.)
nuevo. Distracción que es aprovechada por una mu-
chacha para robarse la bicicleta. Pero, Ana 1 la alcan- SACERDOTE:
za a ver. Corre a detenerla. Se trenzan en un jaloneo. ¿Cómo te llamas?
Él se acerca medio cojeando y queriendo pegarle a la
A N A 1:
muchacha le pega a la bicicleta. Se lastima la mano.
Ana. A n a Pérez, para servirle.
Momento que sirve a la muchacha para zafarse de Ana
1, pegarle y correr. Ellos recogen la bicicleta y van ca- SACERDOTE:
minando hasta pasar detrás del trasto de donde salió Ana, quien en l a batalla contra l a l u j u r i a , logra so-
Él al inicio de la escena. meter a su cuerpo, será recompensado. Señor, m i r a
En cuanto cierran la puerta, que ella dudó en tras- a t u hija. Muéstrale t u camino.
pasar, empieza a escucharse de golpe una agitada ver- E n sus acciones protégela y confórtala.
sión romántica instrumental de: "Qué hermoso sería". I n c l i n a su corazón a l a observancia de Tus Manda-
Encima se oirá el siguiente diálogo: mientos, para que su suerte en la Tierra pueda pros-
perar. Señor. . . dilo tú también. . . Señor. . .
ÉL:
A N A 1:
(Con la voz alterada por la pasión:) Ana. . . Señor. . .
A N A 1: SACERDOTE:
Díme. . . ¿Me hablas a mí? ¿Con quién estás? Dí- Dame . . .
melo, ¿con Ana?
A N A 1:
Dame. . .
SACERDOTE:
fuerza y alegría. . .

246 247
A N A 1: poco después dejó escapar a l cachorro
fuerza y alegría. . . g r a n danés a l que paseaba;
y de pilón, anegó el rincón,
SACERDOTE:
de los dichosos enanos japoneses.
que l a l u j u r i a . . .
Los árboles esos.
A N A 1: Y ahora:
que l a l u j u r i a . . .
La Señora de la casa canta operísticamente desde
SACERDOTE: el fondo. Y se va acercando:
ansio v e n c e r . . .
SEÑORA:
A N A 1: Ana, Ana, Ana.
ansio. . .
A N A 2:
SACERDOTE: (Habla:) Tres veces
vencer. la señora ha puesto el grito en el cielo.

A N A 1: En lo alto tras una nube asoma un ángel.


. .. vencer. ÁNGEL:
Sale señal: Lujuria. Sht sht sht. (Desaparece.)
SEÑORA:
Escena V Tres, tres, tres,
En la casa de Tecamachalco. Ana 2 con un trapo de tres veces es demasiada tontería.
sacudir en las manos, canta al público. Un momento Tres, tres, tres,
después entrará Ana 1 con cubeta y trapeador. Tra- tres meses de sueldo no te alcanzarían
peará por encimita, con ganas de que se note que no para pagar los daños que has causado.
tiene ganas de trapear. H i j a , hija, hija,
por última vez
A N A 2: me haré de l a vista gorda. Pero,
A n a está inexplicablemente nerviosa. óyeme, escúchame, ponme mucha atención:
Y yo estoy triplicadamente preocupada. de ahora en adelante t e n cuidado.
Si sigue así, t a n terriblemente atolondrada,
conseguirá irremediablemente que l a corran A N A 1:
Cuéntame, cariñosamente le he pedido. (Hablando fríamente:) Por lo que a m i respecta
es usted la que está en deuda.
Déjame, groseramente me gritó.
Esta mañana tiró el jugo de naranja A N A 2:
en el traje inglés del licenciado; Ana, no pierdas l a cabeza.

248 249
A N A 1: Escena V I
Como a u n a licuadora o u n a escoba,
me compró usted en l a agencia. Ligada a la anterior. Llega Él en la bicicleta.
Se h a gastado usted meses de m i vida. A N A 2:
Eso, señora, ¿con qué me lo va a pagar?
M i hermana. . . se sintió m a l . . . en esa casa.
Con el mechudo empuja la cubeta por el borde Dice que se irá lejos, sola, al otro lado de l a
derramándose el agua. Ana 1 va a su cuarto. Ana 2 [ciudad.
trata de secar aquella agua. La Señora se retira cami- Que no quiere saber nada de nada. . . de nadie.
nando como si le movieran el piso. Ana 2 abandona No sé qué le pasa. Está r a r a .
todo y va a alcanzar a Ana 1. Algo trae que no me cuenta n i a mí.
Siempre hemos estado juntas. E n las buenas y
A N A 2: [en las malas.
Ana, perdiste l a cabeza. Prometimos...
A N A 1: No q u i s i e r a . . . no creo que deba dejarla sola.
No. Menos ahora.
Me iría con ella. Pero tampoco quiero alejarme
A N A 2: [de t i .
¿Alguien te dijo algo, te hizo algo? Si me voy, ¿vendrás?
A N A 1:
Se transforman para cantar un bolero. Él un saco,
Nadie.
ella una falda. Prendas vistosas, apropiadas para es-
A N A 2: tar bajo la luz de un reflector y presentar su número.
¿Me dices lo que te pasa? Él canta y ella lo apoya con baile.

A N A 1: ÉL:
Ana, escúchame: No habrá distancia que me lo
Nunca. (Ana recoge su maleta lista.)
[impida.
A N A 2: No habrá distancia.
Tenías l a maleta hecha. No me vas a decir que lo E n pesero, en camión, en metro o en bicicleta,
hiciste adrede. A n a , ¿te comieron l a lengua los r a - déjalo de m i cuenta,
tones? (Ana 1 se va sin contestar. Ana va tras ella.) a como dé lugar cruzaré l a ciudad.
Ana. . . ¿a dónde vas? Saldré t e m p r a n o p a r a llegar cuando atardezca.
A N A 1: (Canta ella también:) Estando juntos se nos hará
Me voy a l a . . . lejos. Sola. A l otro lado de l a ciudad. de noche. Juntos estando.

Sale Anal. A N A 2:
Cerraré los ojos mientras me abrazas. (Los cierra.)

250 251
ÉL:
ÉL:
(Mirando hacia donde ha salido Ana 1.) No, no, no,
O los dos. (Ana pega la carrera. Él la alcanza.)
n i aunque te fueras a l fin del mundo escaparías.
Soy, Ana, lo que más deseas.
Ana, donde quiera que estés seré t u sombra. (La
Soy, digamos,
abraza.)
la savia que te pone verde cada primavera. . .
A N A 1: pero nada más
M i amor. .. hasta que h a pasado
la última brisa de l a primavera.
ÉL: Después soy t u desgracia.
Ana. Ana, si me das t u corazón,
Ana 2 sale corriendo hacia donde salió Ana 1. Él acabará roto en pedazos.
hacia el otro lado. M i l cuchillos entrarán en él,
y no se detendrán
hasta que del otro lado
Escena V I I
asomen l a p u n t a .
Ana 1 vapor la calle. Él la viene siguiendo. Pisán- Y siempre habrá gotas de t u sangre
dole los talones. Ocultándose tras los árboles. Sale escurriéndose por los agujeros.
señal: Tecamachalco. Señal: Tlalpan. L a gente sabrá de t u cercanía
al caer en cuenta de l a monótona intermitencia
A N A 1:
de u n cuajo tras otro cuajo tras otro cuajo
Siento que alguien me sigue despanzurrándose
por estas viejas calles arboladas, contra la t i e r r a .
que se esconde tras los árboles Se enterarán de t u apuro,
cuando con rapidez vuelvo l a m i r a d a . y se darán l a vuelta
Siento u n a sombra para no ser salpicados.
que no es l a mía Vivirás
a mis espaldas; formando a t u s pies
u n charco rojo de dolor.
u n a presencia
Ana, soy, como quedamos,
que no se aparta
la savia que te pone verde.
n i a luz n i a sombra. Pero después.. .
¡Ay!, n a n i t a el tiempo para hablar en pasado llega de u n brinco:
¿será u n diablo o u n ángel de l a guarda? "Te acuerdas, Ana, cuando en p r i m a v e r a . .
Adivino t u lema: todo tiempo futuro será peor.
De pronto Él está justo frente a Ella. Porque siempre te llegará el tiempo de hablarte
252
253
cómo estás: Pudimos habernos perdidos juntos en Neza.
Ana, f u i la savia que te puso verde. Pudiste haber parido ocho hijos míos,
A N A 1: cuatro de ellos pudieron haberse muerto en t u s
Cómo has cambiado. [brazos,
Casi no te reconozco. dos más en l a clínica,
E l amor del que me enamoré otro aplastado vendiendo chicles
tenía en el p u n t i t o negro de los ojos y el último en u n billar.
m i cara m u y alegre. Yo pude haber perdido u n brazo en u n a fábrica.
Tú pudiste haber llegado a los sesenta a los
ÉL:
[cuarenta.
Soy el viento que te deshoja.
Pudimos habernos pasado l a vida s i n chance de
Soy el frío que te raja.
[vernos.
Soy la oscuridad en que no te ves.
Yo te pude haber abandonado por otra. . . o nomás.
Soy la estación que te hiela.
Pero, ¿sabes?
A N A 1: también m i abuela pudo haber tenido ruedas.
No. L a p r i m a v e r a volverá. Por eso mejor n i empezamos por ahí.
ÉL: Por eso mejor te digo ahorita
Pero sólo por u n rato. lo que te ando buscando para decirte.
Dos horas de u n a noche a la quincena son u n a m i Ana, Ana, yo lo quiero todo de otro modo,
seria. Me valen madre. no quiero mendigarle a la vida en México.
Allá tú si vives de limosnas,
A N A 1: si te dedicas a la mendicidad.
A mí no. Tú sabrás si te conformas con una mierda en
ÉL: [esta vida.
A mí sí. Yo quiero servirme con la cuchara grande
Allá tú si vives de limosnas, y de este lado no hay olla que me alcance.
si te dedicas a la mendicidad. Aquí ya se quedaron con todo.
Tú sabrás si te conformas con u n a m i e r d a en Del otro lado también,
[esta v i d a pero allá se caen buenas migajas de l a mesa,
Claro, yo pude haber estado loco, y yo voy con m i escoba y m i recogedor por ellas.
pude haberte querido.. . más todavía. Me voy para los yunaites.
Pude haber hablado con Ana. Y tú me vas a pagar el viaje.
Pude haberme jugado a u n a carta. Porque estoy seguro que si me quedo acá,
Pude haberle dicho que sólo quería quererte a t i . me va a dar mucha frustración
Pudimos habernos casado. y no me voy a aguantar

254 255
de i r l e con el cuento a A n a , Se aleja.
t u hermana. LIMOSNERA:
A N A 1: (Pausa. Sin asomar la cara.) Si será pendeja.
No.
Escena V I I I
ÉL:
Sí. Un calendario con fecha: 26 diciembre. Llega Él, y,
con ganas de que los días pasen volando, arranca esa
A N A 1:
fecha. Queda: 27 diciembre. Llega Ana 1. Con ganas
No de que el tiempo se detenga, arranca esa fecha. Queda:
ÉL: 28 diciembre. Llega Ana 2. Con alegría ve la fecha y
(Pausa.) ¿Cómo dice el dicho? pasa a su cuarto. Los otros han salido. Ana 2 sola en
Año nuevo vida n u e v a . . . su cuarto. Empieza a planchar. Prende el radio.
Para el año nuevo quiero estar cruzando la frontera. LOCUTORA:
Ana, le d i muchas vueltas a este asunto antes de (Voz melosa tras el sonido musical que identifica a
[decidirme. la estación.) Radio Ilusión, con la música que acom-
Pero ya no hay que siempre no. paña sus sentimientos.
U n a persona me va a esperar en l a línea
y no me gustaría quedarle m a l . Empieza música para que Ana 2 cante:
(Hace la seña ole dinero). Piénsalo. A N A 2:
O más bien, no lo pienses mucho: esta vez, no te A las cuatro paredes rosas
[queda de otra.
de m i cuarto m i s ojos les
Se va. Ana camina. Llega hasta una limosnera que abren hoyos a voluntad.
es como un bulto tirado en la calle. Envuelta en rebozo Los paisajes más hermosos de l a t i e r r a
o trapos. No se le ve la cara. Tiene junto a ella una se abren paso entre m i catre y m i burro de planchar.
lata para las limosnas. Ana pasa frente a ella, la re- Es el amor, es el amor, el que hace posible el milagro.
basa, se detiene y sin voltear a verla, habla. Y yo digo cuando los m i r o
A N A 1: de l a mano paseando por
Oiga, usted, ¿cómo es que vive de limosnas? las cuatro esquinas del mundo;
Cuénteme, cuénteme, u n a por cada u n a de las cuatro paredes rosas,
¿cuántos años tenía cuando lo pensó bien las cuatro paredes rosas de m i cuarto:
y se le ocurrió dedicarse a la mendicidad? es el amor, es el amor, el que hace posible el milagro.
¿Por qué, cómo fue que se entusiasmó Qué me i m p o r t a n ya
y decidió conformarse con u n a mierda en esta vida? los golpes a l hígado

256 257
que a diario me p r o p i n a n allá abajo y pensaremos que los soñamos,
esa p u n t a de cabrones. que acabando de cenar u n platote de frijoles nos
Qué me i m p o r t a y a [acostamos
el dolor en las espaldas y tuvimos u n a pesadilla que parecía no t e r m i n a r
que despierta de madrugada [nunca.
obligándome a morder l a almohada. H e r m a n a , y a estamos más cerca del f i n a l que del
Qué me i m p o r t a y a [principio.
que te vea de escapada Pronto volveremos a l a montaña,
detrás del Mercedes ésa, l a que te acerca a l a luna;
para no ser descubiertos. (Llega Ana 1.)
cruzaremos el arroyo de regreso,
Qué me i m p o r t a pues
de aquí para allá.
que estos muros apachurren m i cuerpo,
Uno por uno los abrazaremos a todos. . .
si prendida a las alas de t u amor,
las cuatro paredes rosas de m i cuarto A N A 1:
no me ven el polvo. Menos a m i papá.
Es el amor, es el amor, es el amor,
A N A 2:
es u n milagro de amor.
Ana. Esta vez les dejaremos empapada la camisa
(Habla.) Ana, d i que vendrás esta tarde a l a
[feria, d i que sí. con u n chorro de lágrimas de alegría.. .
D i que me regalas en m i cumpleaños con t u persona. A N A 1:
D i que darás a t u hermana A n a esa alegría. Y de tristeza.
28 de diciembre, m i s veintitrés años.
Ya lo tengo todo planeado, A N A 2:
sólo falta que entres en el plan. A n a , tenemos mucho que celebrar...
Hoy no puedes decir no, simplemente no. D i que sí. A N A 1:
Será u n a tarde de sorpresas. Y que llorar.
Tengo u n a gigante que decirte,
sólo falta que estés para escucharla. A N A 2:
Hoy no puedes decir no, simplemente no. .. Ya todo eso quedó atrás.
d i que sí y te adelanto la sorpresa. L a pesadilla se terminó y hoy empieza u n sueño.
Ana, agárrate, no te vayas a i r de espaldas. Él y tú y yo no olvidaremos nunca éste día.
Me caso.
A N A 1:
(Ella se va de espaldas.)
No.
Él y yo empezaremos u n a nueva vida.
Él y tú estarán siempre a m i lado. A N A 2:
Tú y yo recordaremos estos años Ya te dije todo y tú no has dicho que sí. ¿Sí?

258 259
A N A 1: M i r e n los caballitos,
Te l l a m a l a señora. galopan, galopan,
m u y alzados, m u y orondos,
A N A 2:
No voy. ¿Cree que me puede l l a m a r en cualquier se creen que v a n m u y lejos
momento del día o de l a noche? No voy. (Se sienta... y no h a n hecho otra cosa
Se levanta.) que dar vueltas en redondo.
Es capaz de no dejarnos salir. (A Él.) Subámonos a la rueda.
(Sintiendo que su hermana se queda fuera le dice:)
Sale. Ana 1 saca de abajo del colchón el dinero que
Caben tres en cada góndola.
han ahorrado. Señal: Avaricia.
Naveguemos sentaditos,
Escena IX con los ojos abiertotes
para vernos bien las caras,
La feria. En especial, un decorado que podría per-
a ver quién suelta
tenecer a la tienda de una gitana o a un puesto de
la p r i m e r a carcajada.
filtros de amor. Consiste en la imagen de un gran
Y de paso, nos ponemos abusados,
corazón rojo atravesado por un puñal de cuya punta
y a cada vuelta, tentaleamos los luceros.
chorrea sangre.
A N A 1:
A N A 2:
Ana, ya lo pensé.
(A medida que se acercan a la feria:)
M i r e n , la feria, allá está. Sube tú con él. Aprovecha.
(A Él.) M i r a , la feria, m i r a . Métete de cabeza en las nubes.
M i r a , Ana, la feria. Ya lo pensé dos veces.
Todo lo que no pasa nunca Prefiero quedarme acá abajo,
se deja venir de golpe. con los pies sobre la t i e r r a . (A Ana 2 no se lo dicen
M i vida que no es mía, dos veces. Se va con Él hacia la rueda de la fortuna.)
que no la siento, Ana, inocente palomita
se me echa encima, que te dejaste engañar,
me salta al cuello, sabiendo que en este día
me le da de mordidas, nada se debe prestar.
está aquí, en el pecho, H e r m a n a , prestamos nuestros corazones
me lo achicharra,
y ahora tenemos que pagar las consecuencias.
se me clava en la panza,
y me la quiere agujerar, Ana 1 saca el dinero y comprueba que ahí está todo.
me pesca las piernas La mano de una Limosnera se acerca sorpresivamente
y me las hace de chicle. al dinero. Ana 1 lo retira dé esa mano suplicante.

260 261
LIMOSNERA: ÉL:
Señorita, ayúdeme que Dios l a ayudará. Sí, sola.
A n d a u n a de caminanta, Lo siento mucho, vieja.
salida del pueblo, A veces no queda de otra.
en tierras extrañas,
A N A 1:
y eso es lo menos malo.
A n d a u n a como chiva loca, Sí, y a me lo has dicho.
perdida, sin cuerda que l a ate,
Pausa.
n i perro que le ladre,
y eso es lo menos malo. ÉL:
A n d a u n a arrastrando racimos de chamacos Ya se me olvidó hablar. (Le da un beso. Ella no
nacidos de ilusiones que u n a se hizo, reacciona. Él se queda ahí un momento viendo el
y que se v a n reventando. . . dinero en su mano.) Me d a n ganas de decirte que
algún día volveré por t i . . . que algún día. . .
A N A 1:
Se v a n reventando las ilusiones. . . Él se va. Después de que se ha ido, llega Ana 2.

LIMOSNERA: A N A 2:
Y los chamacos también; viera cómo se le quedan a De u n a cosa me h a servido éste día.
u n a en el rebozo. Y eso es lo menos. . . Ahora ya sé por qué dicen:
"Te fue como en feria".
A N A 1: Ana, qué poca madre de ese cabrón.
Cállese, ya no le siga. (Se aleja.) (Ana 1 asiente. Levanta la mano en que está el atado
o monedero en que estaba el dinero.)
Sale señal: Avaricia.
E l dinero, el dinero, el dinero. (Golpeando a Ana 1.)
Él llega corriendo hasta Ana 1. Viene muy agitado.
¿Qué hiciste, pendeja, qué hiciste? Contéstame.
ÉL:
Contéstame, te digo. Ya estoy h a r t a de que te l a
¿Lo trajiste?
vivas haciéndote la muda. ¿Qué hiciste con el dinero?
Ana 1 le extiende el dinero. Él lo toma.
A N A 1:
A N A 1: Se lo d i a él.

¿Dónde está Ana?
A N A 2:
EL: Ay no, v i r g e n c i t a . . .
Se quiso dar otra vuelta en la rueda de l a f o r t u n a .
A N A 1:
A N A 1: Me dijo que te iba a i r con el cuento de que yo me
¿Sola? había metido con él.

262 263
Que tú le habías dicho que teníamos u n guardado, a u n en el cansancio
y se lo daba o te iba a i r con el cuento de que yo me a u n con l a boca seca me diré:
había metido con él. "Ese sentimiento tuyo, A n a ,
Que te iba a decir que yo lo había enamorado, y que que se l l a m a amor,
ahora me quería más a mí, pero que se daba cuenta hace más hermosa esta ciudad".
que yo era u n a mala mujer, capaz de robarle el hom- Me quitaré de dudas,
bre a l a hermana, y como no quería causarte el daño quedaré convencidísima cuando me diga:
irreparable de irse conmigo, pues entonces mejor "Ana, ese hombre, ése, mujer, el que traes de u n
se iba solo, lejos, a otro país. ala, contigo se sacó la lotería".
Con ese cuento t e iba a i r si yo no le daba el dinero. No le daré voz a mis desgracias.
Y tú te lo ibas a creer porque él de veras iba a de- Antes me sacaré algo de la manga,
saparecer, Me dijo que si no conseguía el dinero lo cualquier cosa,
metían a l a cárcel. por más jalada de los pelos. Puedo. . .
Pero me prometió que se casaría contigo después,
algún día, cuando arreglara su asunto ése. Escena X I
Y yo le creí.
Porque, sabes, qué otra me quedaba. Ligada a la anterior. Ana 1 va al cuarto de servicio.
Yo no quise que me odiaras eternamente porque Señal: Lindavista. Ana 2 sacude una banca en que la
creyeras que lo habías perdido por m i culpa, por m i familia de la casa se tomará una serie de fotografías.
i n f i n i t a culpa. A N A 2:
A N A 2: L a gente para l a que ahora trabajamos nos t r a t a
Maldición, ¿por qué no nacimos cada u n a por s u bien. Dicen que ya nos consideran de l a f a m i l i a . Es
lado? cierto; hay cariño en su voz cuando t i e n e n que
ordenarnos lo que nos toca hacer.
Escena X Llega la Señora. Y su Hija que hoy se casa por lo
civil.
A partir de esta escena, las Anas con el corazón
visible, apuñaleado, sangrante. SEÑORA:
A N A 1: Ana, hazte a u n lado, hija. Gracias, A n i t a , si y a
No diré lo que me r e t u m b a en l a cabeza. terminaste puedes i r a t u cuarto.
Primero me engañaré a mí m i s m a . Ana 2 va también al cuarto de servicio. La familia
Me diré: "Te felicito". (Señor, Señora, hijo, hija, novio y el juez de paz) po-
"Te felicito, Ana, por ser feliz, t a n feliz". sará para varias fotografías que registren la ocasión.
Me lo diré m i l veces, Toda esta acción transcurre en silencio, al mismo
sin perder l a firmeza en l a voz, tiempo que hablan las Anas en su cuarto.

264 265
A N A 2: A N A 2:
¿Cómo llegamos aquí?
Sólo que nos sentimos t a n cansadas.
Nadie nos preguntó nada.
A N A 1: Ana. . .
Recuerdo que yo tenía u n a vida que me quedaba A N A 1:
bien, como la piel de uno que es del tamaño de uno. Ana. ..
¿Dónde estará m i vida?
¿Vivirá todavía? A N A 2:
Nada.
¿Habrá pasado a mejor vida?
A N A 1:
A N A 2:
Nada.
T a n cansadas.
Los brazos y las piernas como hilachos. Piensan.
Y también por dentro. A N A 2:
A N A 1: Cada día el mundo oye menos de nosotras.
Me asusto cuando alguien dice: A N A 1:
"Ponga la basura en su lugar". Cada día más gente cree que nos comieron la lengua
Volteó en redondo, ojo pelón, vigilante, no vaya los ratones. . . que no tenemos nada que decir.
a ser. A N A 2:
Y lo que pasa es que lo que tengo en la cabeza se
A N A 2:
me atora en el pescuezo. A n a , ¿qué tienes en l a
Ya sé por qué me siento t a n cansada:
cabeza, lo mismo que yo?
de t a n t o estirar el cuello para ver la salida.
A N A 1:
A N A 1: ¿Qué me q u i s i e r a s decir, A n a , que te asustas
He cerrado los ojos. como yo?
He dejado de respirar u n m i n u t o quince segundos,
A N A 2:
todo esto con los dedos gordos bien bien sobre los
[oídos. ¿Tienes lo mismo que yo ahí arriba?
Y no he podido irme. N i por ese tiempo. 1Y2:
Como si t u v i e r a los pies clavados a la t i e r r a . ¿Para qué ando de preguntona?
Quisiera zafarme, escabullirme, ¿Cómo te escaparías al mismo horror
si tú y yo, Ana, nacimos t a n j u n t a s
no sentir el aire mismo de este lugar.
que tuvimos que repartirnos a la m i t a d
Y v i v i r de recuerdos, o lo que sea.
u n solo y flaco destino?
266 267
A N A 2: A N A 2:
¿Cómo llegamos aquí?
Sólo que nos sentimos t a n cansadas.
Nadie nos preguntó nada.
A N A 1: Ana. . .
Recuerdo que yo tenía u n a vida que me quedaba A N A 1:
bien, como la piel de uno que es del tamaño de uno. Ana. ..
¿Dónde estará m i vida?
A N A 2:
¿Vivirá todavía? Nada.
¿Habrá pasado a mejor vida?
A N A 2: A N A 1:
Nada.
T a n cansadas.
Los brazos y las piernas como hilachos. Piensan.
Y también por dentro. A N A 2:
A N A 1: Cada día el mundo oye menos de nosotras.
Me asusto cuando alguien dice:
A N A 1:
"Ponga la basura en su lugar".
Cada día más gente cree que nos comieron la lengua
Volteó en redondo, ojo pelón, vigilante, no vaya
los ratones. .. que no tenemos nada que decir.
a ser. A N A 2:
A N A 2: Y lo que pasa es que lo que tengo en la cabeza se
me atora en el pescuezo. A n a , ¿qué tienes en l a
Ya sé por qué me siento t a n cansada:
cabeza, lo mismo que yo?
de tanto estirar el cuello para ver l a salida.
A N A 1:
A N A 1: ¿Qué me q u i s i e r a s decir, A n a , que te asustas
He cerrado los ojos. como yo?
He dejado de respirar u n m i n u t o quince segundos,
A N A 2:
todo esto con los dedos gordos bien bien sobre los
¿Tienes lo mismo que yo ahí arriba?
[oídos.
Y no he podido irme. N i por ese tiempo. 1 Y2:
Como si tuviera los pies clavados a l a t i e r r a . ¿Para qué ando de preguntona?
Quisiera zafarme, escabullirme, ¿Cómo te escaparías al mismo horror
si tú y yo, Ana, nacimos t a n j u n t a s
no sentir el aire mismo de este lugar.
que tuvimos que repartirnos a la m i t a d
Y v i v i r de recuerdos, o lo que sea.
u n solo y flaco destino?
266 267
A N A 1: Él. .. ¡ella!, Dios, aquí;
Si yo tengo.. . lo que tengo, sólo podrá descansar lo suficiente para volver a darle.
¿cómo podrías tú tener flores en l a maceta Sólo tomar sus alimentos, rapidito y órale, levantar
si has estado sembrada en el lodo como yo? la mesa y seguirle.
Hacer sus necesidades, pero a l a carrera, l i s t a
A N A 2:
cuando l a llame.
Ana.. .
H a y mucho quehacer.
Hace rato que la familia ha desaparecido, quizá U n a casa se hace todos los días,
entre algunas risas. Y las luces vinieron bajando hasta cuantimás u n mundo:
culminar en oscuridad hacia las últimas líneas del a cada r a t i t o se ensucia algo o se descompone,
pensamiento de las Anas. o falta, siempre falta, algo que hacer.
E l l a , será creador,
Escena X I I y jefe de mantenimiento.
Y m i mundo caminará sobre ruedas.
Ligada a la anterior. Ana 1 reaparece en el escenario
Yo. . . y otras personas como yo,
con un vestido muy ligero, casi un fondo, de color claro.
que seremos los habitantes,
El pelo suelto. La cara limpia. Se oyen sollozos de Ana
nos daremos con el amor en las narices,
2, pero al principio no la vemos. Poco a poco se nos
hará presente. nadaremos en felicidad,
nos hundiremos en u n río de paz.
A N A 1: Pondré todo de m i parte para que m i mundo cuaje.
Puedo. . . Mejor hago ese esfuerzo.
Pondré.. . u n Dios dentro de mí. Seguiré dando l a cara a mis patrones.
U n dios dentro de mí. A esta pinche vida.
A m i imagen y semejanza lo pondré. Pero yo por acá,
Lo pondré a trabajar, en lo mío,
no seis días como dicen en el catecismo, feliz y contenta como quien dice.
éste trabajará como loco dentro de mí. A N A 2:
De ningún modo se irá a echar Ana, ya basta, no hables más.
cuando termine de crear No digas lo que ha sido nuestra vida si no quieres,
u n mundo nuevo aquí adentro. pero ya no sigas.
Tendrá, cómo no, su cielo, su sol, sus tierras, ¿A dónde vas con eso?
sus plantas, su arroyo, sus animales, Te vas a podrir por dentro.
su montaña, su luna, Yo sí lo echo fuera, de u n a vez por todas,
sus hombres, sus mujeres. aunque me rompa.
Nada de hacerse pendejo Dios sabe dónde. (De un hilo, deshaciéndose de las palabras.)

268 269
Todo va a seguir igual. De u n hoyo en otro.
Desde que nací me anduvo llevando l a chingada. E n otro, en otro.
Pero a veces no me hallaba.
Y tengo algunas buenas memorias. Escena X I I I
Pero hasta ahí, párale de contar.
Con el texto anterior Ana 2 ha devuelto a su herma-
¿Qué me queda? ¿Qué me queda?
na su aspecto anterior. E s decir, a estas alturas ya su
Tengo las manos, l a m i r a d a y el i n t e r i o r vacíos.
aspecto exterior (de ambas) está amoldado apatrones
No estamos de vuelta.
citadinos que en ellas nunca llegan a verse propios.
Estamos donde no. Donde no quisiéramos. Pero ahora deja a Ana 1 lastimosamente grotesca.
Y no nos vamos a ningún lado. Suena el timbre de servicio, fuerte, llenando todo el
Ya se m u r i e r o n los viejos. ámbito. Acuden a la recámara de la Hija. Las llama
Primero él; luego ella ahí se fue detrás. para que la ayuden a empacar su maleta para la luna
M i hermano: se volvió ojo de hormiga. de miel. Por ahí: el traje blanco de novia y el retrato del
Nadie sabe darnos razón de su paradero. novio. La hija resplandece de dicha.
L a casa ardió u n a noche, dicen que así, sola. Señal: Envidia. Canta:
L a s últimas t i e r r a s son a h o r a de don Andrés
Enríquez HIJA:
—enriquecido—, dicen las malas lenguas. Mirémonos a los ojos,
E l l u g a r añorado, el pueblo recordado, te digo con frecuencia.
el paraíso de reserva, no existe más. Ojoadicta de t u s ojos soy,
Se nos volvió de h u m o y se lo llevó u n golpe de aire. no me avergüenza m i delito.
No tenemos en dónde caernos muertas, Sin u n a dosis suficiente,
n i adonde nos lleven si morimos lejos de ahí. sin u n cruce de miradas,
Y aquí, después de estos años, no espero nada. en u n a b r i r y cerrar de ojos
No creo en nada: n i en Dios n i en el Diablo. tengo l a sangre en los pies.
Escúchame Ana: Por eso mañana me caso contigo,
(Redoblando un sadismo que ha venido mostrando porque a lo que digo me dices que sí.
a lo largo de estas líneas.) Quedémonos juntos,
No es cierto, propóngote cuando estamos juntos.
no hay nada qué podamos hacer. No cambiemos esto
Sólo podemos estar aquí. por nada del mundo.
Aquí estamos. Nada del mundo,
Aunque nunca lo quisimos. n i billetes n i medallas,
Aunque sepamos que seguiremos valen la m i t a d ¡¿qué digo?!
rodando de u n hoyo en otro. no se acercan a esta cercanía.

270 271
Por eso mañana me caso contigo, HIJO:
porque a lo que digo me dices que sí. ¿Y si le cuentan a alguien?
¿De qué tienes ganas?
Te cuchicheo a l oído. PADRE:
No te las aguantes, Las echamos. No te preocupes. (Canta:)
te digo metiéndote mano. ¿Quién te dice, eh, si cada domingo, oh,
Pasemos del dicho al hecho. mientras nosotros pensamos
que están con u n a parienta,
No metas el freno,
como ellas dijeron y nosotros creímos,
no vaya a ser
quién te dice que, cada domingo no,
— n o lo digo yo, lo dice el doctor—
éstas se dedican a bajarle la bragueta
que nos haga daño
a algún soldado desconocido,
pararnos en seco.
eh, quién te dice?
Por eso mañana me caso contigo,
HIJO:
por qué a lo que digo me dices que sí.
M i mamá les tiene mucha confianza.
N u n c a me engañes, séme sincero.
M e pongo en tus manos, PADRE:
te digo confiada. ¿A quién le v a n a creer?
Cualquier cosa, anything, No pasa nada. (Canta:)
házmela saber a tiempo. ¿Quién te dice, eh, si a media noche, oh,
No me hagas daño, mientras nosotros dormimos
no tiene caso. creyendo que ellas lo mismo,
¿O tú qué crees? pues no a las once dijimos:
Y mañana me caso contigo "que descansen",
si a lo que que digo me dices que sí, quién te dice que, a media noche no,
igual que yo entonces te dije a t i . éstas están esperando
(Descubre que las Anas tienen la cara verde y dis- que u n chiflido les pare el oído:
torsionada por la envidia.) "Ábreme, Ana, ya llegó el J u a n Pistolas que espe-
Déjenme sola. rabas", eh,
quién te dice? (Habla.) Tú estáte tranquilo. Como
hombre.
Escena X I V
Nosotros no vamos a cargar con sus puterías, ¿o sí?
Las Anas en su cuarto. Sale señal: Envidia. El Y ahora, a otra cosa, mariposa,
Padre y el Hijo de la familia llegan tomados y van al aquí no ha pasado nada. '
cuarto de las sirvientas. Abren la puerta. Oscuro. Sube Como todos los días.
poco a poco la luz. El par sale. (Grita a las Anas.) Ana, cualquiera,

212 273
prepárenos u n café, dos, HIJA:
uno para M i g u e l Mamá.
y otro para mí,
Se abrazan y salen por donde salieron los otros. Mo-
lo tomaremos en l a biblioteca. mentos después se escucha un grito impresionante de
Salen. Un momento después salen de su cuarto las la Madre.
Anas. Mal. Caminan hacia donde salieron ellos. Ana •

1 se detiene un momento. Se atrasa. Escena X V I

A N A 2: Se van dando las siguientes noticias. Cada vez que


No me dejes sola son mencionadas las Anas, suben luces que nos per-
miten verlas tras las rejas peinando canas. Cada vez
Ana 1 reanuda el caminar. Rebasa a Ana 2. Esta que las vemos han variado su posición de colgadas de
se queda parada. Ana 1 sale ya sin voltear. Ana 2 las rejas con las miradas perdidas hacia afuera.
reanuda el paso un momento después. Sale. Bajan las
luces. —•
E n vez de a su boda, tuvo que asistir al entierro de
i
su padre y su hermano.
Escena XV

Por el otro lado llegan la Madre y la Hija cargadas


E l licenciado M i g u e l Zamarripa y su júnior enve-
de paquetes. nenados por las sirvientas en la víspera de la boda
MADRE: de su hija.
Yo no sé por qué t u tía Tolín siempre hace las cosas •
así. Se lo dije que te iban a repetir los regalos. Ahora Siniestra confusión: primero creyeron que se esta-
eso ya no se usa; cada quien da u n a cantidad fija
b a n congestionando por el alcohol, luego ya fue
de dinero, y ya l a pareja sabrá qué compra. A y no,
demasiado tarde.
dice, eso es m u y feo. Qué feo n i qué nada, es prácti-
co, es lo que es. Pero como siempre tenía que salirse
con la suya. Bueno, n i modo, ya iremos viendo, por E n las tazas del Nescafé les pusieron el veneno. Ya
lo pronto a m i me gustaría quedarme con u n a de no alcanzaron a bajarse la borrachera que agarra-
las waffleras. ¡Mírate qué cara tienes! Vete a acos- r o n celebrando la boda de l a hija.
t a r , vete a acostar, si no mañana vas a estar con
unas ojeras que con lo blanco se v a n a ver desde el
altar en cuanto entres a la i g l e s i a . . . Te voy a decir Inexplicable crimen.
u n a cosa, pero no me hagas caso ¿eh?. . . Te voy a
extrañar. Tragedia mayúscula.

274 275
hecho más que ponerles el rostro desencajado y
E l hogar de l a f a m i l i a Z a m a r r i p a deshecho. verde por l a envidia. De aquí que ahora ella esté
segura que los crímenes son producto de ése, el más
espantoso de los siete pecados capitales, siempre
Las sirvientas asesinas confesas. según las apreciaciones de l a declarante.
Sube la luz para las Anas.
A las Anas parece que les hubieran comido l a lengua
los ratones. Se niegan a decir por qué lo hicieron. A N A 1:
Desde los separos de la procuraduría, su noticiero A n a fue.
"A Tiempo". A N A 2:
No. A n a fue.
L a mejor sociedad mexicana en el velorio. A N A 1:
No. Ana.
—*
Interminables pruebas de solidaridad recibidas por A N A 2:
la viuda. Desde l a residencia de l a f a m i l i a Zama- Ana. (Baja la luz. Sube. Ana 1 embarazadísima.)
r r i p a en Lindavista, informó para ustedes Malú Será idiota o bandido.
Buendía. No decías que querías tener u n dios dentro de t i .
Bueno, pues no precisamente.
U n hogar católico, blanco de la actual insania. Ana 1, tras un momento, y haciendo alusión a su
enorme panza, señalándosela, se alegra, se aloca. Con-
tagia a su hermana.
Los hogares mexicanos intranquilos.

MADRE: Telón
¿Cómo no voy a extrañarlo? T r e i n t a años de casados
y sabe cuáles fueron sus últimas palabras, aquí en
m i s brazos; fueron: "Créeme, siempre te f u i fiel".
Patricia Zamarripa declaró esta mañana ante el
agente del Ministerio público, que l a tarde anterior
a los hechos platicó con las dos Anas, como por lo
demás lo hacía a menudo, pues las consideraba más
sus amigas que sus sirvientas, cuando de pronto,
tuvo que pedirles que se r e t i r a r a n de su habitación,
al descubrir que la alegría que a ella legítimamente
la embargaba por su i n m i n e n t e boda, no había

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