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:J{istorias de amor, safsa y cfo{or

En el presente volumen, hemos reunido nueve de los


autores más representativos de los relatos que se
descifran dentro del ámbito perpetuo y maravilloso de
la edición, noviembre de 1989 esta música. Música que cada día adquiere mayor
impacto e, igualmente, cada día crece el número de
Diseño de carátula: José Edier Gómez obras donde ella actúa como personaje decisivo. Osear
Obra de arte de la portada: cuadro de Diego Pombo Collazos, Umberto Va/verde, Andrés Caicedo, Roberto
Composición y arte: Pardo Moreno Burgos Cantor, Roberto Ruiz, Julio 0/aciregui, Fabio
Martínez, Leopo/do Berdella, Germán Cuervo y Medardo
© Cuervo editores Arias, son, en esta primera oportunidad, los autores
Cali- Colombia incluidos. Ellos no escriben sobre La Salsa, si no que
viven (o vivieron) dentro de ella; es como si la sustancia
de sus vidas estuviese impresa en un disco. En ellos la
Impreso y hecho en Colombia
vocación de plasmar tiene algo de condena y de gracia.
Printed and made in Colombia
Es una necesidad imperativa de dejar testimonio del

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9-{'¡storias de amor, salsa y áoCor

ritmo convocante al ritual de la danza y las situaciones


que bajo esa pulsión musical ocurren. Cantando se va
al olvido, a la belleza, a la muerte, al sacrificio, al amor.
Se llega al trance y al frenesí; porque la música es bruja..
Música que me conoces, música que me alientas, que
tiene su secreto y su hálito de demonio. Puede apode-
rarse del alma y circular por el cuerpo enardecido como me abanicas o me cobijas, el pacto esta sellado. Yo
la lava o como verde savia vivificante. Por estas historias soy tu difusión, la que abre las puertas e ins'tala el
ronda. un sabor a barrio, a juveniles palabras tiradas en paso, la que transmite por los valles la noticia de tu
la complicidad de una esquina. Deseos atravesados. La unión y tu anormal alegría, la mensajera de los pies
violencia de repente irrumpe como un salto de tigre sobre
ligeros, la que no descansa, la de misión terrible;
el agua mansa que ya no aguanta más el desgarramie~to.
Historias de Amor, Salsa y Dolor es voltear una esqwna recógeme en tus brazos cuando llegue la hora de las
alucinada, empujar la puerta de un bar y entrar en Africa debilidades, escóndeme, encuéntrame refugio hasta
Lejana; un encuentro al son de los tambores hipnóticos que yo me recupere, tráeme ritmos nuevos para mi
con nuestros propios desengaños desperdigados en convalescencia, presentame a la calle con fuerzas
una pista de baile, es una canción a flor de boca que se renovadas en una tarde de un collar de colores, y que
va confundiendo con nuestro destino en la vasta noche
mis aires confundan y extravíen: yo luzco y difumino
del trópico.
tus aires,para que pasen a ser esencia trágica de los
que me conocen, de los que me ven y ya no me olvidan.
Para los muertos.

Germán Cuervo
ANDRÉS CAICEDO

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..9Lndrés Caicedo

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:Jttstorias de amor, safsa y dofor Andrés Caicedo

¡ Que viva Ca música !


fllnárés Caiceáo -fragmento-
1951-1977

Como toda nomenclatura, sirve de clasificación como estudio,


pero niega al mentar lo que dice, Caicedo como otros autores
de este libro -han sido más- que simples escritores sobre la
salsa.
Nació en Cali. Culto, precoz, hiperactivo, a los dieciseis años
ya escribía textos que publicaba en los diarios de su ciudad
natal. Es notable su trabajo en el teatro, como actor, director y
dramaturgo. Igualmente en el cine, cuya historia aprendió de
memoria; escribió innumerables artículos, creó y dirigió un L.le?aron a la Caseta Panamericana, situada en el antiguo
cineclub, una revista de cine, hizo guiones . .. Publicó El h1podromo: Todavía existían las graderías del viejo edificio,
Atravesado, 1955 (un relato largo o novela corta). En febrero Y esta~a ~s1 de gente. No cabía un alma, pero ellos llevaban
de 1977 sale Que Viva la Música, libro que su autor no alcanza extraviada el alma, así que encontrarían campo, las boletas aún
a disfrutar publicado. Andrés había sido recluido, atrapado por no esta~an agotadas. La luna le causaba hinchazones como de
el mal de Werther, en una clínica de Bogotá después de dos pus al Cielo, y Rubén no lo pensó dos veces: se tiró de cabeza
intentos de suicidio. Logra por fin su objetivo y fallece en Cali entre,}~ gente para ver si se ubicaba en una cola, porque se oía
a los veinticinco años. Se ha publicado también de él: Ange- la rnus1ca de adentro, las trompetas alpinistas, el zapateo la
litos Empantanados y Destinitos Fatales, ambos, libros de bullaranga buena, pero "No seas loco", dijo Salvador y lo s~có
cuentos.Para una muestra esplendente en donde se haga refe- de un brazo, "Antes de meterte allí vamos a me;ernos un
rencia directa al tema de la salsa, toda su novela Que Viva la Barbaco, que veá": y abrió la mano: "Ya está armado á
d . (M' . 'ac
Música. Aunque publicar un fragmento de novela en un libro "etraslto .. as vale vigilar a este pelado, que está muy pepo)".
de relatos, es como una zancadilla al lector quien no puede Fresco -diJO el Tuercas-, yo me lo conozco, ¿si 0 no Rubén?
saber que venía antes o vendrá después, permítase la licencia ¿Chévere?" "Chévere", dijo él. "¿Cheverísimo?" "Ch '-
. , d.. él " . e ven
... ¡ Es el apogeo de un lenguaje ! Slmo , lJO . ¿La verraquera?"" ¡La verraquera!" ¿Tremenda

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Andrés Caicedo

soda?" "¡Solladísimol" Acucharon bastante, y hasta Salvador cruzó dos insultos lige-
ros con un mancito de camisa roja, para terminar dándose la
man?. "¿Todo bien?""Seguro". Paz en la feria. Un policía los
Entonces bordearon aquella entrada, aquella luminosidad reqmsó, en caso de armas, luego un civil en caso de contra-
buscando lo oscuro, y Rubén se fue sosteniéndose con las bandos embuchados, cruzaron la registradora, él podía jurar
paredes de cemento mal repellado, carrasposo. Se imaginó a que recordaba haber sido el número 1.001, y entonces se
un hombre que recorriera toda una ciudad en esa actitud: encontraron frente a la orquesta pero separados por un mar de
raspando las paredes y los árboles para sostenerse. Hasta que cabez~s saltando al son de las lomas. Bastó esa primera visión
llegaron cerca a varios grupos de colinos que los miraron repentma para saber que ya estaba integrado al extremo más
cómplices en esa oscuridad, y sonrieron, y Salvador le dio fu~oso de los colores, al lado más vistoso de un mundo que
fuego al Baro, y lo rodaron duro, de-a plon dijeron: "Así rinde recién se le desplegaba. Maravilla de tener los sentidos todos
mucho más y da directo en la cabeza". Casco protector de aguza~os, dispuestos a florecer ante un embate de trompetas.
purísima trabuca, el empezó a gustar de verdad ese hQmo, se Maravilla de reconocerse en un estado de adormecimiento de
preparaba para no tener nada de aire en los pulmones al agobiante fofa espera, anterior a esta entrada, a este empaÍme
momento en que llegará su chupada. Y estaban, tal parecía, a de luces y de voces que te dicen: "Agúzate que te están
un costado de la música. "Oigan esa Salsa, díganme si no es velando". Maravilla de sabor, abría la boca y se envolvía en sus
la sucursal del cielo", mataron el chicharroo (era una bestiali- perfumes, propios únicamente de la dicha primera y del estado
dad los aires de mariguanero que había aprendido en tan pocos más profu,ndo de los sueños. Maravilla de tumbao, de que a
días) y se dieron prisa. "Nos vidrios" a los muchachos de al cada paso de miles de personas el suelo amenazara con
lado, "agúzense", pon, pon. Cuando volvieron al frente, como ?undirse,el te~ho con venirse,castigo de Dios por tanta alegría
de milagro, había mucha menos gente. "¿No lo ven? Nada junta. Maravilla de saberse muchachito Corvarán, y tieso y
como un Burbujo para despejar las cosas, a ver, en fila", cada respondón, cuando oía cantar: "Que uno tiene que estar mosca
uno compró su boleta y a él le parecía que no estaba en esa fila, por donde quiera", y dócil al mensaje de la rabia con las siete
que comenzaba a habitar un mundo aledaño, con otras leyes,
. '
potencias atrás. Maravilla (aunque ya no tanto) de no poder
con misteriosas causas, y se permitió cerrar los ojos un mo- soportar la i.dea de estar aún tan lejos de la orquesta, cuero,
mentico más y se imaginó la orquesta. Uno de los recuérdos ¡cuero y agita collazos! Maravilla multicolor de todas las
más ftrmes que tiene, y que ha tocado superponerlos a las camisas, colores encendidos por el sudor del alma, mientras
imágénes de los hechos posteriores, porque de aquí en adelante a:anzaba sól? entre un mar de parejas. Hubo alguno que lo
Rubén empieza a olvidar. ptsó, pero casi todos se abrían, así de alto y firme y claro era su
propósito, y fue haciéndose a mayor velocidad, ganando

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1fJSwrias efe amor, salsa y áof.or Andrés Caicedo

cercanía, Moisés partiendo en dos las aguas, borrosos trazos de le ~amp? un congazo en esa cara de tonto. Se hubiera quedado
caras sedientas de aguardiente de la caña dulce, del beso qmeto st Bobby Cruz no le hubiera desplegado claras señas de
robado por culpa de la descarga, alcahuetiado y luego conce- invitación, de que siguiera avanzando, de que corriera. y él
dido con dulzura doble, porque con esta música es que la gente obedeció como el chiflado que en ese momento era es decir
se para, sambumbia, espíritus agitados de todas las razas, la obedeció tarde, pues la nueva tumbazón y la nueva' marea 1~
china, la india, la castellana, la gloriosa negramenta, ¿dónde
cogieron en mitad de camino. Era que había dudado, era que
está lo mío? Chorro de humo, agresión de todos los cuerpos,
estaba de reversa en los reflejos, se maldijo, pero quebró
borrachera de tumbadora, un solo júbilo inmenso, y él avanza-
embates, resistencias, insultó, golpió canillas, se abrió paso, y
ba, me siento de ti más cerca, quisiera que lo quisieras y ya
así llegó a la barrera de jóvenes, pepos y colos como él, que no
pelaba los ojos, juntaba, azotaba las_ mano, veía por primera
bailaban, admiraban al ídolo y bufaban el total acuerdo con
vez las caras del agotamiento feliz que produce rendir fuerzas
todas y cada una de las notas, de las palabras en clave para que
y alegría ante uri viento que cambia, una melodía trunca y otra
el más cuervo de todos las descifre, el más 1uchado con la vida.
que la reemplaza, un borbotón de gracias, ¿algo de sangre?
Ahora sí, de permisito en permisito fue acercándose, una
Seguro: un paso voltereto abrupto y hasta costillas quebradas,
gallada como de 30 rodeada la tarima y él a todos los conocía,
iluminación total, pide ritmo, toma impulso y después brinca
gente del parque Barono, del de las Piedras, del parche de
y agradece el sabOr que te están dando, que yo le voigo y ni
Marque, Colseguros, SantaElena,Fercho Viejo, "Llegó Rubén,
tingo parango, como persona decente. Lo ayudó el arroyo
dénle paso", y cómo se quedaría él cuando 3 años después en
bueno del piano, le dio impulso y delgadez a su cuerpo y así
podía escurrirse, avanzar mucho más rápido, oye que yo tengo
el Fania All Stars de 1973, el Ahora vengo yo, de R. Ray B.&
Cruz comenzaba precisamente con su aventura:
un santo y es con Richie namá, pon cuidado que una voz
siempre me dice, con la tracamanada de cueros fue avanzar en
saltos, las parejas lo tomarían por un bailador loco, agitado más
Que suba Rubén para que baile, adónde está Rubén, adónde
por la fiebre que por el ritmo. Entonces allá adelante el maestro
está, adónde está Rubén, adónde está, adónde está Rubén,
supremo dio la señal del fin, y Rubén dio el último salto en
adónde está, adónde está Rubén, adónde está, adónde está
blanco que sonó pooooooooooooon cuando paró la música.
Rubén, adónde está, adónde está Rubén, adónde está, adónde
Que bruto, a todas partes miró, ubicándose, asombrado, el
está Rubén! adónde está, llegó Rubén! ¡llegó Rubén! ¿están de
raspar de las parejas que abandonaban pista, necesitadas del
acuerdo: lle~ó Rubén si señor ¿están de acuerdo? si señor llegó
descanso, las risas de las pocas muchachas que lo miraban.
Rubén SI senor ¿están de acuerdo? Rubén si señor ¿están de
Pero ante él se extendían, milagrosamente, 20 metros de puro
acuerdo? llegó Rubén si señor ¿están de acuerdo? llegó Rubén
espacio libre, y Bobby Cruz lo miró y él abrió la boca, y Cubero
si señor ¿están de acuerdo? Ahí namá.

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Andrés Caicedo
9f1..5t01ÚIS de amor, salsa y doÚJr

Sequito aquel? ¿Aumentaría su capacidad de goce? Lenta-


Hello, hello, okey: everybody happy?
mente, con movimientos seguros, se metió la mano dentro del
yeah !!
pantaloncillo y encontró la pepa entre los pelitos, y bajo la
Everybody hot?
mirada de Bobby Cruz, que no se había perdido, remolón, ni
yeah !!
uno solo de sus ademanes, se la clavó. Y a usted lo ve. Que iba
So now take off my clothes ! !
a pensar que de todo eso le quedaría ningún recuerdo. Pura
Okey we need a bottle we got bottle
Right we wanna welcome and compliment Okay que pare invención mía. Ya lo he dicho: cerrando los ojos, afuera, él se
imaginó a la orquesta; y lo que vio dentro de si en aquel
Changó.
entonces, es lo que yo acabo de contar. Lo que realmente le
sucedió, nunca lo supo. Aunque sus amigos se demoraron con
Right now I want to introduce aman who made a real hit right los comentarios de la noche fabulosa, relatos que coordinaban
here in New York, right from Brooklyn ...We'de like to wel- con el ripio de su memorización: "Bobby Cruz te dedicó par
come (tenebroso ambiente de indecisión, del que no tiene ni fe canciones", todavía le decían. Pero él no lo recuerda, y yno se
ni amparo) ... direct from Puerto Rico ... uuuuuuugg rezongar lo perdona. Por eso es que yo digo que ese individuo no sabe
pesado, era que Ricardo no quería salir, dicen ... direct from en que se metió.
Puerto Rico how about a very, very good man in the past:
Bobby Cruz and Ricardo Ray on piano, gimme eeeeeeeey ! !
Lo que ahora sigue es lo que más sujeto está a conjeturas,
suposiiones que como pueden intentan acomodarse al hecho,
Que no se oye esa clave, qué pasa: pues Bobby Cruz no le a un acontecimiento público del que todo el mundo sabe algo
quitaba los ojos de encima, quién no la iba a pillar, y la gallada y a lo que, permítame decírselo, la experiencia de nuestro
fue abriéndole campo respetable, anchura de golpeteos y Rubencito no le da un brinco.
ritmos encontrados, hasta que Rubén tocó, Jesús, madera y el
zapato de charol de Bobby Cruz. Allí donde usted me ve: y
Bobby Cruz se inclinó y le dio la mano. Así es como vengo Ricardo Ray alternaría con el comodón Nelson y sus Estrellas
tumbando, así es como vengo relajando. Y él, ante el contacto y los infames Graduados de Gustavo Quintero. Y no se iba a
con las manos amarillas del cantante recobró un poco de su sentir del todo bien teniendo al lado a los que nombro de
compostura, y se le metió un hilito de serenidad y se acordó de últimos, meros aficionados. Se habla de ese esmirriado trom-
los amigos, ¿dónde estaran? ¿No le hacía, pues acaso no petista acercándose al micrófono de Gustavo Quimba Quin-
llevaba con él el pase para el transpase de los recuerdos, el tero, dándole pautas, una más alta que la otra, luego, por lo

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Andrés Caicedo
1ftstorias áe amor, salsa y Jofor

bajito, el piano, la clave que se instalaba, la voz de Bobby Cruz guaguancó tan raro, que lo aceptaran así, cuando en Nueva
desfigurando, subvertiendo, desde el coro, las loberías del York, con toda la mala propaganda que ya se gestaba, ¿cuán-
Quintero, toda la banda encima, luego Nelson (que por esa do? Pero aqui celebraban hasta las plumas, si le daba la gana
época sonaba con mucha más Salsa) a.yu?and? en el ~olpeteo, echarlas. ¿Cuándo en Nueva York, machos? "Recuerdos que
en e1 bataneo, obligando, Nelson y Rtchte, a tmprovtsar a los me traen estos aires -le decía despues al Richie, al amigo- de
Graduados (¡t). Se habla de la verguenza p~bl~ca por la ~ue las playas apartadas que nos imaginábamos de mi Puerto Rico,
pasaron los paisas, no les dieron un tiro, ~o rests~teron el qumto debajo de los puentes y de los subterráneos de Nueva York
empuje, vete a la escuela te digo que tu conmtgo no ~uedes, oliendo a gris e imaginándonos el sol que haría en la lejanía, en
obligados se vieron a salir de la escena por culpa del ptano. de mi Borinquen, poniéndonos de acuerdo sobre las bases para el
la dulzura, pobres diablos, con el cu_lo roto, y eso no fue smo nuevo ritmo, ¿recuerdas? Imaginábamos, por no tenerlo,
una celebración, barullo y patanco entre tremendo s~són. viento en las cañas, en las palmeras, Riquito, tenemos que
"¿Tengo el permiso?', gritaba Richie, y tr~s le respondteron seguir viniendo". Y les cruzaba la mente, en línea recta, un
"sf', lo tienen hermanito del alma,danos, déjanos tu sabor, Yde recuerdo de Nueva York a las 6 de la tarde, que asustaba y los
allí una sola descarga, la emoción que siento cuando te canto, unía más. "Solo que no tires tanto frenterismo", le aconsejaría
cuando te celebro, "Allí fue cuando se hizo la justificación de Richie, bromeando, como el que habla de lo que menos
esta ciudad-decía nibén, amigo-. , Ricardo Ray inventó el convencido está. "Pero si lo pide la audiencia, yo lo doy -
aseguraría el Bobby-. Y a los que no les guste, me les cago
mito".
encima" .. Y se cagó, la pura verdad. Eso no era sino un solo
salirse de señoras acaloradas, de señores lívidos de ira, los
Pero ya estaban allí los gordos, los cerdos, los censore~, no se organizadores: "Saber que íbamos a traer una orquesta de
habían perdido una y no podían ver con. ~uenos OJOS q~e homosexuales y drogadictos, mejor hubiéramos puesto dis-
hubiera salido desplazada la medio bandidtta de Madelhn, cos", y las hijas de los organizadores: "Mamá, qué es ese
porque ya se sabe el estribillo: "Co-~o-~-bia: ¡esta es tu Bugalú, eso no se puede bailar, que vulgaridad, se me cae la
música" que quiere imponer hasta la mtsena por el hecho de cara de pena con Pablito, hacerlo venir desde Bogotá, por qué
ser aut&tona. No podían ver con buenos ojos que Bobby no salen otra ve:? los Graduados, tandivino ¿Gustavito? ¿Por
hiciera como que iba a sacar el panue - 1o Y " ¡Sm~. · t" , Chua
. , que no vamos a un grill a oír El gavilán pollero? E iban
saludando a todo aquel que es abacuá; y los Jovencttos saliendo, vacías las mesas privilegiadas, esta rumba la arma el
vitoriando el descaro, pensando"¿ Qué valentía, que onda, que pueblo y va a durar hasta mañana, porque oye: ¿quieres más
can ti de perico, que regalarán después de la fun~ión?", f~ntasía Bugalú? Quién decía que no, quién, cómete ese piano Richie,
así, y al hobby le gustaban, le gustaba esa mocencta para por allí dicen que a un empleado del Palacio Municipal le

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Andrés Caicedo
9ftStorias de amor, salsa y dofor

Pero él ya no iba a poder responder. La cara se le había llenado


quebraron una mesa en la cabeza.
de forúnculos, como gases malignos formando una conmoción
en la mejilla izquierda. Y dentro de la total abrumación de la
¿y dónde estarían los amigos? El Tuercas y Salvador, ¿dónde? verguenza agradecio la pregunta del Tuercas y apretó la boca
"Rubén, Rubencito, al fin te dejas ver, lo que te hemos buscado, y así y todo se le infló, y el Tuercas puso una cara terrible
iiiiizz, ya creíamos que habías sucumbido a la Salsa, uuuy, cuando Rubén ya sentía que un líquido espeso le iba llenando
pero qué carita tenés, que ojos más culísimos, ¿ningún proble- los forúnculos, la cara toda haciéndole nadar los ojos en una
ma? ¿Cómo hiciste para llegar tan rápido a la tarima? A bola ardiente de desbocado malestar.
nosotros nos costó toda la noche, claro que antes conseguimos
mesa, hay un amigo de Salvador que está pidiendo ginebra a lo
loco y costiando que da miedo, aquí me traje media botella, ve, "¡No te vas a vomitar aquí!", y Rubén apretó más la boca, ya
mirá, tomá, bebito, así me gusta, qué violencia de Salsa, ¿no? se le encharcaba la garganta, el liquido no encontraba salidas,
Ante esto no hay como estar bien pepo, nosotros nos acabamos miró al suelo, pensó: "Cuántos zapatos finos. No podría tirar
de meter otro Balino, te estuvimos buscando pero nada,¿ Querés mis fuerzas aquí''. Imaginó salpicaduras amarillas de pedaci-
otro gotrica? Eeeeeso, hay que gozar de la vida ahora que tos de lechuga, un murmullo creciente de protesta, vengo
somos jóvenes y tenemos tiempo,' ya después vamos a morís: acabando. Se dobló, casi llega al suelo, quería era rastrillar su
es la ley de la existencia y nadie la cambiará, ¿qué te pasa? No piel a algo, la salsa más rica, "mejor sáquenlo", el Tuercas
te me echés encima, estás muy pálido, alistáte, no te dejés caer, miraba para todos lados sin encontrar salidas posibles, estaban
¿qué te pasa? pryndéte de mi hombro, seguro hubo demasiado situados en plena almendra, salir les tomaría el mismo tiempo
agite, claro, y vos en medio de la pelotera, tomá otro trago, que les tomó entrar, mejor sería que se alejara, que se le
tomá aire y bebé bastante, eeeso, bebito, aver si se te quita perdiera a Rubencito, cada uno con su suerte, no se pongan
semejante pálida, qué ojitos, si te viera tu mamá, en que bravos, a Guarandaria con Suma y a Yemayá, el guaguancó
compañías andas, nunca me voy a olvidar de esta rumba más bravo, ¿cuánto hacía que no abría los ojos? Al abrirlos, se
grande, la mejor orquesta del mundo, por allí me dijeron que encontró a la altura de las rodillas se sus semejantes, porción
dizque Bobby Cruz te había hecho ojitos, pilas a ver si nos le de humanidad la más movible y la más sensible a ese ritmo,
ligamos después del show y nos llevan al hotel de puro Perico, entonces, ¿eran ilusiones suyas o era que uno podía alcanzar a
eeeeeyy, no te me echés encima, ¿te sentís muy mal? ¿Querés trazar un túnel, entre bailoteos y saltos locos, un espacio libre
por el que uno podría gatear hasta el otro lado? Sí, las miles de
vomitar?"
rodillas y muslos formaban una especie de pasadizo con
huesos y cojines de carne. Un restallante solo de trompetas

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9{tstorias áe amor, salsa y doCor Andrés Caicedo

color whisky lo lanzó a su nueva empresa: se metería por ese razones de ese ritmo.
túnel cavado por la salsa hasta llegar a cualquier amplitud
mínima en donde pudiera vomitar tranquilo. Con el permiso de
los cantantes se colocó en nítida posiciónm cuadrúpeda y como Rubén metió la cabeza entre el último par de rodillas y de
el jabalí, como el marrano, avanzó, y nunca tuvo un panorama muslos y de nalgas: entonces le fue transmitido, por puro
más rastrero del ritmo que habitaba en las tibias, en los glúteos, contacto, todo el sentimiento de la rumba, la nostalgia de la
en la bola de las rodillas de ese pueblo, "Sepultado por la tierra, imaginó ardores que darían kilómetros más allá y en
Salsa", pensaría,y olores mojados, agrios, y aquién oía, ¿a otros días, baile al sol y el sabor de la cerveza y de la fritanga,
Tuerquitas animándolo? ¿palabritas de apoyo mientras lo niños del futuro bailando al lado de sus madres barrigonas, el
abandonaba? Ahí tuve que es la verdad, con tal que no se le chas quido, el estruendo, el sol recortando la piel desde las
fueran a reventar los forúnculos, hasta que de repente fue, la luz montañas, la Salsa que puede ser silbada por cualquiera, coros
al fondo,que yo te traigo de todo un poco pero aun faltaba de 1Omuchachos reunidos una tarde de domingo ante un stereo
camino por recorrer: la salida era en forma de rombo que se recién arreglado, silbando con sentimiento extra la forma
contraía y se ensanchaba en ritmos arbitrarios: el respiradero tristísima, quejosa, desgarrada, de una alta melodía que habla,
de la salsa, rodillas duras. Le dio velocidad a su correr en además, de que han inventado una palabra en el Africa lejana,
cuatro, alguien le patió la nuca sin excesiva maldad, alguien del hombre que no es muy fuerte, que se cae y no se para...
asentó la punta del pie en sus pobres dedos, "pero no me quejo mientras afuera se extiende, implacable, la ciudad carcomida
-pensó-. Lo importante es que este pulmón por el que abanzo por la des?lación del domingo, y Rubén, creo yo, gozó esos
se ensanche apenas yo saque la cabezota". Porque, ¿si se límites del ánimo por la música, se demoró un poquito más en
cerraba en su pescuezo? ¿Si era que la música se ponía aún más sacar los hombros, que le dolieron, y allí fue expulsado, con
violenta o se daba un cambio brutal de melodía? "Decapitado ruido y soplido de entrañas femeninas, pues se había acabado
por la Salsa", pensaría y concentró el poco entendimiento que la canción.
le quedaba en pedirle a Richie que siguiera con el amañe, que
descargara parejo y se guido, que no hiciera ningún cambio,
ningún falso final, y se acercaba, y el borde del pulmón como Después comprobaría que su cuerpo había quedado ensopado
que suspiraba un enorme placer local, placer en círculos, en un líquido que no era el que retenía dentro de si y aún no
adorable conmoción, movimientico, no había estrépitos ni encontraba, pugnaba por salir pero no encontraba dónde. Era
escalofríos y era verdad que se ensanchaba, boca bella, los dos la baba de la rumba. Se demoró en ubicarse en aquel mundo
últimos bailarines de ese bloque soportando toda la vibración de tranquilos bebedores en sus mesas. Voltió los ojos, se
de un pueblo entero, guardando los límites y sosteniendo las incorporó. Se llevó una mano a la boca cerrada y apretó,

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Andrés Caicedo

prometiéndose que no era sino vomitar y volver al frente de la mejor contacto, cuando recorría los órganos internos de la
música. ¿Pero adónde? Paredes amplísimas, desierto de música caliente -los arbustos que en un momento habían sido
cabezas, bruma del encontronazo, por porciones, de la noche como zarzas ardiendo- los brazos abiertos de Bobby Cruz,
y la luminosidad espectral. Corrió bordeando las mesas, cerró reclamando mayores arrebatos- olvidó también el sitio donde
los ojos mientras corría, sin torpeza. Detrás de las graderías se se encontraba lloriqueando sin notarlo casi, la pérdida de la
daba una de arbustos, ortiga, lulo de perro, tomate silvestre. experiencia central de su vida- dame la olla Macoró.
Decidió que esa porción de verde le traería el reposo y hundió
la cabeza allí
Para repetir boleros babosos, de allí en adelante fue piedra
rodando sobre sí misma, madero de nave que naufragó, alma
Los forúnculos se arrugaron. Su cuerpo produjo todo un ruido doliente vagando a solas. No pudo dedicarse con tranquilidad
de grito, de tubería recién destapada, y el gallito de la garganta a otra actividad que la pesquisa, la averiguación, hasta que
empezó un enloquecido bailoteo, pues el vómito le subía con llegó a hacerse a un panorama bastante fiel (dirían) de lo que
ventarrón desde el estómago. Su cuerpo se aflojó tanto que las había ocurrido dentro de su propia noche.
espinas de la ortiga resbalaron en su carne. Haciendo bizco
pudo concentrarse en la naturaleza. y el color de su vómito:
amarillo como los frutos y las riquezas de nuestra patria, azul
como el color de las montaña lejanas y rojo como la sangre por
los héroes derramada. Todo aquel desperdicio fue formando
una dura caparazón en los arbustos, o pensaría: "¿En mi
cabeza?" Intentó hacerse a una relación retrospectiva de cada
uno de los sucesos que lo habían conducido al presente,
lamentable estado. Lo logró, pero no era sino recordar la
imagen y olvidarla ante el vómito que le correspondía. Ayú-
dameAdasa,dame tu bendición. Antes de fundirse en un sueño
profundo pero estrecho olvidó la sonrisa de satisfacción de
Ricardo Ray ante el deber que se está cumpliendo -los movi-
mientos desproporcionados de Cándido, el de la timbaleta- tres
versos de Babalú, la canción que más le había gustado -una
muchacha que se arrodilló ante él y con su cuerpo le dio el

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!Rpberto 'Burgos Cantor

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9-ftstorias de atrum salsa y áofor

9-{istoria de Cantantes

1{(16erto r.Burgo~ Cantor Mamá no podía creerlo. Se la pasaba diciendo que yo era una
1948 des graciada y malagradecida que lo único que sabía hacer era
estar cantando a toda hora en el baño acordándole canciones
Nació en Cartagena. Derecho y Ciencias Políticas en la Uni- que la ponían a pensar y triste. Por eso se quedó seria cuando
versidad Nacional. En 1968 obtuvo el premio nacional Jorge como quien no es con ella yo seguí barriendo el piso de
Gaitán Durán. En 1984 publicó su primera novela El Patio de cemento de la sala mientras en la radio el locutor de la mañana
los Vientos Perdidos, que fue muy bien recibida por la crítica invitaba a Mabel Herrera su misrnitica hija al programa de
de Bogotá. Ha publicado con la editorial Planeta, De Gozos y aficionados de la tarde. Después se cogió las manos y estuvo
Desvelos, de donde hemos tomado uno de sus cuentos. Sobre mirando el recuerdo de rosado que era el color desteiíido de las
este libro de ambiguo título muchos han creído ver una novela paredes y las fotos arrugadas por la humedad y manchadas por
escondida pues existe una interrelación entre los personajes de el almidón que pegó en los días que papá llevaba la revista
diferentes relatos. Roberto Burgos habla de su escritura con esa Carteles y no se había largado para Venezuela. Su adoración
liviandad extrovertida y alegre del costeño del Atlántico que era la primera Sonora y allí la miraba cerca del cuadro del
no se opone paradójicamente a un fondo siempre de tristeza. corazón de jesús florecido con pedacitos de papel. Le pasó el
Sus personajes son desdichados; viven, cantan, sueñan y dorso de la mano en un intento inútil de desarrugar la y se fue
mueren en un barrio de Cartagena.

28 29
Roberto Burgos Cantor

cantaleteando que con tanto oficio decente por bonota vaina se


hacia el patio diciendo que en noviembre tenía que ver cómo le había dado a su marido, Y así se lo decía y se lo requetedecía
pintaba la sala ya que no estaba presentable. La sentí recorrer a todo el mundo. Yo una noche me escapé a mirarlo después
- correr - re - el patio tirar alguna piedra contra las latas y cañas de la vespertina en el Laurina. El Nueva Holanda tenía unas
bravas de la cerca regar agua que recogía en una olla para que ventanas altísimas que iban desde el suelo y dejaban la mitad
el polvo que levantaba la brisa de octubre no se metiera a la de arriba abierta. Si uno quería ver era asunto de subirse en los
casa. Cuando entró sacudiéndose los pies ya estaba sonando
trav~saños que sostenían los barrotes. Y fue lo que hice
el Beeny en el radio con Santa Isabel de la Lajas querida que metiéndome la falda entre las piernas para que de pronto no
a ella le gustaba mucho y dice que el Beeny es asunto aparte que estuviese alguien cogiéndome punta. Al principio no distin-
no necesita acompañamiento para cantar, aunque creo que eso guía nada pero cuando comenzaron a tocar una de Lucho
se lo oyó decir a papá. Y o tenía el montón de basura apilada Bermúdez yo encontré con mis ojos un sitio iluminado de
para sacarla a la calle y me hice la ctesentendida barriendo en verde y a todos los músicos se les veía la cara verde como
lo limpio esperando su sermón y una cosa me recorrió toda por marcianos y yo no sé si es ahora que ya estoy grande pero esos
dentro cuando Albertico el mecánico que vive al lado desde el porros siempre me dieron ganas de jugar con la brisa y me fue
pretil de la tienda de enfrente me hizo señalas con los brazos en dando un susto cuando vi a papá con una camisa que brillaba
alto como boxeador y exclamó: fuerte con el do re mi fa solla y la manos llenas de encajes que se movían con sus brazos y él
Mabe. Ella siguió como oyendo al Beeny y con un gesto de tenía enfrente un tambor alto que golpeaba con las palmas y las
abrazarse a alguien en el aire se metió bailando en el cuarto mos~aba y dejaba ir el brazo para golpear con el codo y lo vi
separado de la sala por unas cortinas de flores verdes y
tan lmdo con una cara tan nueva mirando a un lado que me
amarillas sobre fondo morado y desde allá gritó -claro que a mí dieron ganas de estar con él y esperarlo toda la noche sin
porque en esta casa apenas vivimos las dos- que si sabía dónde dormirme que no volviera más al terminal aunque no nos
estaba el almanaque Bristol. En seguida se puso a llorar. trajera de esas pañoletas que les regalaban en los barcos
japoneses y que mamá rifaba con las dos últimas cifras de la
lotería del uno al cien a quince centavos el número que tocara
2 siempre y casi grito cuando me cogieron el pie y era el policía
para que me bajara de ahí y me fuera a mi casa y por el camino
no se me olvidaba mi papá y estaba feliz con ganas de tararear
Mi papá empezó como tamborero del son de don Dámaso en el. porro cuando fui llegando y mamá estaba en la puerta
el bar Nueva Holanda. Apenas los viernes y los sábados en la m1rando para el final de la calle y diciéndome antes de llegar
noche porque los otros días de la semana trabaja de muellero que qué me había pasado que quién me las picaba yo qué era
en el terminal. Mamá nunca fue a verlo y se la pasaba para andar a esas horas y apenas entré tiró la puerta y se quedó

30 31
Roberto Burgos Cantor

en lo de su modistería y ayudarla diciéndole que cortaría unos


en silencio clavada en la mitad de la sala sólo le dije que estaba trajes lindos que la mujer del presidente vendría a que le tomara
viendo tocar a mi papá y dijo ella que lo malo es lo único que las medidas y mamá sacaría la cajita de loza china que papá
se aprende y me fuera a dormir rápid? si no quería una limpia. trajo de un barco para ofrecerle café tinto mientras un carro
Cuando comenzó a llover yo ya me 'estaba durmiendo. grande con chofer y dos motocicletas de escolta con sirena la
esperan después que ella dice cuándo volverá a probarse su
vestido de organdí y satín para el baile del Corazón Sacratísimo
3 de Jesús con escote deja olvidado un guante blanco y mamá
sale hasta la tienda a pedir un cuarto de sal ahora que todo el
barrio se asoma a la puerta a ver cómo se va el carro y la miran
Yo había ido algunas veces al programa sin que mamá se diese admirados y ella segura de su importancia se olvida de su
cuenta ella decía que aprendiera mooistería y compráramos marido y con tono de resignación dice en la tienda que el
una Singer a plazos que con las costuras y la ropa que ella trabajo lo premia dios y la mujer del presidente queda loca de
lavaba y una que otra rifa saldríamos adelante y después contento con mi costura y más contenta cuando entra al baile
mandaríamos a hacer donde Bottet el carpintero de Curazao con su marido y está radiante como las que se bañan con jabón
que tiene su taller en el barrio ~na tablilla pulida para ponerla Palmolive el jabón de las reinas y le preguntan que si tuvo
en la puerta: mucho trajín para traer el vestido de los yunaiestei y qué va
mija como el café del Brasil puro colombiano si te dijera no-
no no y al día siguiente la llaman por teléfono para preguntarle
MODISTERIA otra vez del vestido porque ella es una mujer importante y
CORTE Y CONFESION co~o Elsa la de la novela de las tres de la tarde en la emisora
Fuentes contesta con una sonrisa las preguntas definitivas y
guarda en su corazón el secreto de la dicha pero el chofer ay
y dale que dale con su hija Mabel Herrera modista cómo iba a como todos los taxistas es chismoso y revela mi nombre
dejar que yo me fuera por ahí cantando si ya cargaba la
decepción de papá que se fue con su música y aveces nos
mandaba cartas con unos bolívares escondidos entre el papel MODISTERIA
y los recortes en que anunciaban la orquesta en la que él tocaba CORTE Y CONFESION
pero sin pensarlo se me venían a la boca las canciones y no se
daba cuenta hasta que muchacha apaga el radio qué calamidad
la mía con una cantatriz y me dolía que sufriera y quería creerle

33
32
Roberto Burgos Cantor !1{'1.5 torias áe amor, sa!sa y do{or

y comienza a venir la gente cremosa en carros y helicópteros mesero nocturno no es lo que yo quería pero algo es algo y oigo
y los pocillos chinos no alcanzan y no caben en la sala y y~ las orquestas que se presentan con buenos cantantes.
tomo medidas busto-cintura cadera-hombros y trabajo por el
día y la noche y le digo a la mujer del presidente que nos
consiga una deesas casitas que dan para terminarla del Insti- Esto es movido y muy grande uno se pierde por el día
tuto de Crédito para yo y mi mamá y también mi papá que ella prácticamente no hago mayor cosa a veces me llaman para
puede levantarle su puesto de tamborero en la banda de la ayudar a cargar camiones si no voy a cine con Aquiles un
policía de noche de día de día de noche dándole a la máquina muchacho de Barranquilla que vive en la misma casa y trabaja
dándole gastándome la saliva enderezando hilos para ensartar de noche en un periódico con él nos ponemos a recordar
la aguja y una vez viene una señora que quiere urgentísimo su tomando cerveza en latas y él se ríe cuando le digo que tu mamá
vestido para una fiesta en el barco de un rey que vino de visita peleó conmigo y me zafó por querer andar de músico pero a
y yo le digo que .imposible que es muy tarde que no le voy a veces me da como la preocupación mabe como si yo la estoy
quedar mal y ella es una señora como de cincuenta años y el embarrando y me sollé solito con el tambor y ella sufre yo le
pelo es plateado y erguida ella maquillada ella de ojos grandes voy a hacer una canción ahora que sea mentado para que sienta
me queda mirando y le da una piedra que yo no puedo atenderla que no la olvidé y que de carga bultos nada porque Joséraquel
entonces saca de su cartera unas tijeras grandísimas de oro y de mercado no hay sino uno. Aquiles me dice tranquilo y si él lo
un tajo me corta una mano y de un tajo me corta la otra y la dice analízalo mabe que es un muchacho con instrucciones y
sangre le mancha su vestido largo blanco y yo alcanzo a decirle me deja s~ber las vainas bien a él lo echaron del trabajo por
bruja y me voy al baño a cantar. escribir que un senador se robó la plata que dieron para el
acueducto y entonces se vino para que no lo mataran él dice que
acá es la misma cosa y que al final le roban a uno la vida pero
de pronto eso es mabe allí en la oscuridad del bar con mi son
4 siento que voy inventando otra vida.

Querida M abe no creas me haces bastante falta al comienzo la Pórtate bien mija y reparte esos cocos con tu mamá. Abrazos
vaina estaba peluda y me estaba cabreando por eso no te al personal.
escribía para que no se preocuparan con tu mamá acá no gustan
de los colombianos atacan con la documentación la carta de papá
don Dámaso para el naiclub la entregué y al fin empecé como

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Roberto Burgos Cantor

20
21 Marcela Cazador (pagó)
5 22
23 Alicia Padilla (pagó)
24
Después allá en la emisora me decían que no faltara que la 25 Moncha Mercado (pagó)
gente siempre preguntaba por mí pero mi mamá quería que la 26
acompañara a cobrar la rifa: 27
28 Santiago Mutis (debe)

01 klbertico Tirado (pagó)


02 y casi nadie quería comprar porque todo el barrio tenía ya loza
03 Alejo el de la bicicletas china pero no era fácil dejarla con su papel vacío y aguantarle
(debe) la decepción cerrando las ventanas la puerta de la calle corno
$0.15. Quince centavos 04 Rosita Periñán (debe) si un luto sin muerto se metiese de semana en semana en casa
el número. 05 y el nombre el recuerdo la música las cartas la ausencia de papá
Un lindo juego de 06 La negra Bernal (debe) convirtiéndose en un agravio que la pobre sobrellevaba de la
loza china. 07 Rosalío Martelo (debe) tienda a ta casa de la casa a llevar la ropa que lavaba y
Dell al lOO. 08 planchaba sin cantar y de pronto se me salía y me atrevía a
09 José Viñas (pagó) decirle que se dejara de eso que tanta faltedad pero ni así y lo
10 único para consolarle era una canción que a ella molestaba y
11 Catalina Julio (pagó) con una rabia que llegaba a mí y yo cantando qué otra cosa
12 hacía si no era por maldad ni por mortificarla.
13 El Tunda (pagó)
14 María Luna (debe)
15 Sra. Angela Leyva(debe) 6
16 Atenor Jugada (debe)
17
18 Primera carta de Mabel Herrera a su querido papá en el
19 Alvaro Cárdenas (pagó) exterior.

36 37
Roberto Burgos Cantor 9ftstoria.s áe am~m salsa y fÚJÚJr

rimbombancia de puro aguaje y a la hora de la verdad nadie


sabía de este poquito de cariño que uno cuidaba día por día para
Enero 6 de 1976 no pasmarse.

Querido papá: Aquí en el barrio preguntan por ti, casi siempre a mi porque a
mamá en seguida le brinca la tristeza a la cara Jugada, el
ayudante de Albertico Tirado dice que está cabreado con la
No sé, pasó el año nuevo y estuve en el baile donde las mecánica y ahora se las tira de artista, le dieron un papel en la
Cárdenas, ahora se mudaron para la calle Piñango, apenas película que está haciendo un italiano y cambió hasta el
llegaron los pitos y el abraza que abraza no pude aguantar l~s caminado pero la familia está contenta porque ya no se la pasa
ganas de llorar y me fui corriendo hasta casa para darle el ano entrando a los bailes con grasa en los bigotes y el rollo de los
nuevo a mamá, ella estaba también llorando y con la~ luces carburadores y el diferencial que cuando tenga billete te manda
apagadas cuando me abrió la puerta y me abracé a ella me di a decir embala y ponen una orquesta en compañía para que
cuenta de que su llanto no era igual al mío ni al de la otra gente arreglen el poco de canciones que él tiene guardadas. Mejor
sino una cosa triste de que se estaba comiendo todo entonces sigo mañana porque me está dando sueño y comienzo a pintar
ya no volví a salir ni siquiera después de que fueron a buscarme disparates.
y sentí que no había dicho ni mua tus cartas que las tenía todas
en el escaparate amarradas con una cinta verde y me quedé en
la sala leyéndolas otra vez y pensando pensando pensando Como te iba diciendo me fui de sueño pensando que uno no
cómo decirte si nunca hemos hablado si nunca supiste que yo habla que ahora que yo quería escribirte no tenía ninguna clave
me iba escondida a verte tocar y era para mí eso lo más lindo y cuando nos damos cuenta estamos en nada dejando que el
de ti pensando en la lección de preceptiva del Octaviana del C. silencio nos golpee y nos enrede.
Vives el colegio donde no volví desde que te fuiste la lección
de cómo escribir una carta comercial, a un ser querido desco-
nocido, estimado, recordado, respetado, nunca olvidado o Ahí ayudo a mi mamá con las rifas y con el reparto de la ropa
apreciado señor a secas de pésame de congratulación de a veces voy por la tarde al programa de cantantes aficionados
reclamo o de ésas para contar los atropellos del destino al no sé si puedes cogerlo desde allá en la radio, es a las tres de la
Diario al buzón de la Doctora confidente pero ninguna me tarde. A mí como que me va a dar por ser cantante. Le pregunté
servía para lo que yo quería contarte y no irse uno de pura a mamá si te iba a mandar decir algo pero contestó que no te

38 39
Roberto Burgos Cantor

conoce, ya tú sabes. Jugada el ayudante de Albertico que iba por la noche y


compraba gaseosas y él se sentaba en el pretil de la puerta de
la calle y me contaba de la película y preguntaba por papá que
Ahora se despide de ti quien tanto te quiere y te piensa. cada vez escribía menos y andaba seguramente buscando una
orquesta donde fajarse con su son.

Tu hija
Siempre pienso que en estos días que ella no quiso hablar más
nada y no escuchaba las canciones en el radio yo sentía lo que
Mabel. iba a pasar y que nadie podía hacer algo por eso la noche que
me dieron el premio de la aficionada del año y me hicieron
cantar cuatro veces seguidas tú me acostumbraste y vi desde la
7 esquina de la avenida Ún montón de gente enfrente de la casa
en seguida supe que mamá al fin se había cortado las venas y
empecé a llorar con estas ganas tristes que todavía me vienen
Al final me dijo que hiciera lo que quisiera y no contara con ella cuando estoy cantando en el Portobelo enfrente del mar y la
para nada que lo único de verdad verdad de las radionovelas es noche se va pintando allá lejos de un blanco lechoso y me da
el sufrimiento porque del gozo y la fama olvídate y que me rabia y tristeza y es el mismo llanto de aquel día.
fuera rápido para donde me diera la gana que a ella no le restaba
sino morirse que nadie podría decirle nada porque había
cumplido con su responsabilidad de decirme decirme decirme
decirme decirme hasta que se le rajó la boca que el trabajo es
lo que manda Dios y no la sinverguenzura de andar por allí
picándosela de estrella errante y que no se hacía la esperanza
de matar su hambre con mi importancia y lo demás no se lo
entendí ni nunca hice el esfuerzo de parar la oreja porque no
tenía nada que contestarle nada que ella entendiera y le sirviera
para abandonar su obstinación .su irse destruyendo y abando-
nándose mientras todo: las rifas lavar la ropa fiar en la tienda
vivir carajo iba haciéndose más difícil. A veces hablaba con

40 41
Leopo{do 'Berde{{a de {a Tsprie{{a

43
!l{'¡storias efe atrum safsa y tfofor

1\[ueva Yorf(de mis amores

Leopo{do r.Berde{{a de {a ~prie{{a


1951-1989 Mueren congelados polizones Colombianos

Nació en Cereté. Periodista. En 1983 ganó el Premio Nacional


Enka de Literatura Infantil. Libros publicados: A Golpes de La Haya, 18-01-85. A. P. Dos jóvenes polizones colombianos
Esperanza (cuentos ), Plaza & Janés, 1981; Bolivar, Hombre murieron y un tercero se repone lentamente en un hospital
y Guerrero, ensayo, Caracas, 1982; Juan Sábalo, Bogotá, local, al ser descubiertos congelados en las bodegas de un
Carlos Valencia Editores, 1986; El Dolmen, relato, ediciones barco de bandera panameña, surto desde el domingo en este
del Museo Rayo, 1986. Más que la historia de los polizones puerto.
viajando en una nevera refrigerada, la importancia del texto
incluido, radica en la recreación de un lenguaje callejero y "Creímos que el buque iba para Nueva York", dijo a los
popular de la salsa. Leopoldo, el día en que obtuvo la beca periodistas el úni~o sobreviviente, identificado como Manuel
Francisco de Paula Santander, de Colcultura, para escribir Ocoró, de 20 años de edad, natural de Buenaventura, puerto
durante un año, en el festejo, se mató jugando con una pistola. Colombiano sobre el Océano Pacífico. "Nos tocó tomar
Leopoldo, hombre inteligent~, vivió con vehemencia, nos orines", agregó Ocoró con voz entrecortada por la emoción.
deleitó con su imaginación espléndida y con su habilidad
literaria. Fue maestro del género infantil y del cuento corto.

44 45
1-f¡storias de amor, salsa y áo{o,. Leopoldo Berdella de la Espriella

Los cadáveres de los otros dos polizones, quienes respondían Mirarse. Reirse. Y hasta peinarse en los zapatos. En el brillo
a los nombres de Baudilio Lucurní y Teodolindo Aponzá, de 19 de los zapatos, mejor. Porque yo sí. Anda. Yo lo pongo a usté
y 22 años de edad, respectivamente, serán trasladados mañana a mirarse en estos pisos corno en unos espejos. Comprobado,
a Bogotá por vía aérea, para ser entregados posteriormente a hermano. Corn -pro-ba -do. Y si son de dos tonos, mejor. Que
sus familiares. ¿cómo? No, brodercito. Nada. Top Secret. Cuestión de toque.
De ritmo. De sabor. Las cosas, ¿sabe?, cogen el sabor que usté
Al parecer, los jóvenes permanecieron por más de doce días en
le ponga. ¡Mira!.
las bodegas refrigeradas del mercante, convencidos que éste
llegaría a Nueva York.
No has ido al puerto broder no has visto a
La cancillería colombiana hace los trámites correspondientes la esperanza
para que Ocoró vuelva pronto a su país. esta tocada
to ca da
bueno no me gusta el bochinche y quisiera decírtelo pero esta
Mi pana, brodercito: ¿Cuánto hace que el Ricky le dio a la tocada
rumba donde era con "El sonido Bestial"? Fue por esa época to ca da broder
en que usté. No. Nada. Aquí, ¿sabe? Embolo. Lustro, corno tocada y todo
le gusta corregirme al Turco de la sexta. ¿Le embolo, hermano? sabe
Bien mi pana. Perdido, ¿no? Per-di-do. Años. Ya. Ya. En y todopanita porque se rnetio con el epifanio
la Capital del Mundo. Niuyork. Anda. ¿Qué cree, rnay claro hermano
broder? El grone; aquí donde usté lo ve, sin asomar su nariz por el grone epifanio
allá, sabe mucho de allá. Sin moverse de aquí, con el ancla aquel que cogía los cangrejos mas grandes en la playa y se
puesta en esta ciudad que no es la mía, en estas calles, en este pasaba horas
bar. Ajá. Yo sé que allá las cosas también son duras. Corno y horas bocabajo imaginando mujeres en la arena
acá. Pero usté sabe. Todo es ésta, vea. Y éstas. El coco, y las la toco broder
pelotas. Iluminar arriba y tocarse abajo, ¿sabes? Arriba, para y la grone no hace sino cantar de mañanita al mediodía en la
que las ideas revienten. tarde
en la noche
Y abajo, para lo de la verraquera. ¿Cruda o Pulida? No. No. a toda hora
Le pregunto porque a algunos les gusta ver nada más que el la música hermano
negro, el grone, mi pana. Y a otros, traspasarlo. El espejo. el epi se la pasaba todas las noches en monterrey acompañado

46 47
Leopoldo Berdella de laEspriella
!JI'tSt:orias áe armm salsa y áofor

con golpecitos en la mesa al duro de fiol Yo, en cambio. Pero lo veo repuesto, broder. Y alegrón. Es
imitando su voz que esa Ni u York debe ser otra cosa. Otra cosa. Salsa.
soñando con él Hembra. Y ... dolaretes. Uyyy. Los verdes, broder. y las
ladeándose un sombrerito blanco de fieltro que no se donde se hembras, ¿qué? Me imagino. Mei-ma -gi -no. De todos los
levanto y colores. ¿Ajá? Aquí, hermano. Embolando. Viviendo. Con
Tac Tac. Cambio y fuera El otro. Y a este está casi. Le falta mi trabajo, claro. Porque esto es trabajo. ¿O no? Y el duro,
la pulida, broder. Es un betún malito, pero no importa. Ahí está broderl Cualquiera dirá: Anda, mira al negro. Sabroso. Feliz.
el reto para un artista de la embolada como el sus que parla, mi Moviéndose entre la gente. Mirando zapatos. Pillando si el
pana. doctor se puso hoy sus pisos grises, negros o cafés, de pana o
de cuero de cocodrilo, ofreciéndose, ¿le lustro, doctor?, y él,
claro, cómo no, y a sentarse, y el negro a sacar cepillos y betún
Un sombrero blanco de fieltro que no se donde y a mover trapos y pañolas. Sabroso. ¿Sabroso? ¡La verga!
en fin No hay tal, mi pana. ¿Sabe? Lo peor para el sus que parla es
la toco la agachada. La agachada, y ese sentirte siempre abajo, menor,
la música hermano viruta, hormiga negra, chamizo. Eso. Chamizo. Sentir que el
anda otro habla por encima de tí con el del frente. Alzar la cabeza
y ahí está y tocar el periódico entre él y tú. Comunicarte con el mancito
el epi dijo solamente por medio del Tac - Tac del cepillo en la tabla para
en niu york que cambie de pie, porque ya casi. Y la mirada del tipo que te
se lo llevaron los palmieri broder traspasa y te borra. Te - bo-rra. No te ve. Tú no existes, vale.
y la grone esperanza soñando con el Noe - xis - tes. No, hermano. Sabroso usté. Ni u York.
y yo jodiendo a la grone acordándome de uste
claro
y la grone nada niu york niu york
nada broder cuánto hace mi pana que te metiste en la bodega del barco de
tocada pompilio decidido a jugártela toda
to ca da a pisarte a nueva york
la música niu york
uste sabe la oías mencionar en las canciones
hablabas de ella sin conocerla

49
48
Leopoldo Berdella de la Espriella

la soñabas importa algo que te hayan puesto en un avión directo a bogota


ah por los malditos papeles
tújuvencio caravali metido entre la negramenta de harlem y del papeles
bruklin papeles
que puta vida
tal papeles
anda con tu pinta arrebatada retando en el centro del brox al viejo le pasó en venezuela
caminadito y tal y a ti
miradita de soslayo y pascual en la capital del mundo
todo mi pana mira
todo estaba allá en la capital del mundo
el mundo estaba alla pero importa algo
el mundo broder
y ellos ellos también estaban allá
monguito el gran tito puente johnny pacheco la fania Cambio y fuera. ¿Pulida dijo, broder? Mejor. Soy especialista
si ellos estaban en pulidas, hermano. Porque... Aquí, brodercito, es donde a
por qué no tú uno se le sale el grone y se enchicha y se arrebata y empieza a
claro tu darle a su cosa, tú sabes, a parlarle al doctor de sus conocimientos
y lo más importante los verdes sobre salsa, ¿sabe doctor?, el último de los soneros es Henry
sabe Fiol, escríbalo, ¿no le oye la voz? Hasta destempla como ellos.
porque aquí Adrede, claro. Y el golpe. Ah. Esas cosas gustan. ¿Ajá? Y
bueno esa mezcla que los palmieri hacen de son y de salsa y de jazz
aquí están la vieja y el resto de la sangre no es gratuita, porque estamos hermanados en sangre y en
mis panas de monterrey de la playa y del caney ritmo, ¿me entiende, Méndez? Y el tipo deje de leer el
la logia periódico y te mira incrédulo, in - eré - du - lo, y se levanta los
bueno lentes con el dedo índice y trata de hablarte, pero no... se
te metiste y te fuiste mueve, se echa un poco hacia atrás, aclara la garganta ... y te
y ahora aquí habla, a mí también me gusta la salsa, te dice, pero no me gusta
otra vez de regreso Henry Fiol, me quedo con los arreglos de Willy Colón le hizo
y qué a "Gitana", ¿la conoce?, mira a quien le pregunta, ¿quién no

50 51
!Hi.swrias áe amor, salsa y áofor Leopo/do Berde/la de la Esprie/la

ha oido al viejo Willi? Y yo le digo que si hablamos de La salsa, viejo, está aquí, vive, vibra. Y el otro se mueve y los
arreglos, el que le hizo el Sandy Cerón a "Momposina" es lo otros se paran a mirar y él se siente envidiado, el centro de la
máximo, que de Willie Colón me llega más lo viejo, "pronto reunión, la mamá de los pollitos, mejor dicho, la verga de
llegará/ el día de mi suerte ... ", y le hablas de Momposina y del Cristo, y tú barajándole nombres, Alfredito de la Fe, Ricardo
viejo Pine, del Nelson, del Nelson Pinedo,el mismo que cantó Ray & Bobby Cruz, Mongo Santamaría y toda esa gente dura
con la Sonora Matancera, ese, el del ligero acento nasal que que tú tienes aquí, mi pana, grabada para siempre en tu mente.
toca hondo, y tú, brodercito, ya, ya, feliz porque diste tu primer Mientes, no mejor Tiemblas, es del Tito, del Tito Rodríguez,
palo, Palo Santo de Venezuela, ¿lo conoces?, rompiste la ese duro que empezó a cantar a los cuarenta porque creía que
barrera del silencio, broder, y estás que te sollas y le das al no sabía cantar, mira eso, Tito Ro-drí-guez, may broder, qué
cepillo y a la tabla, al trapo y al cuero y mueves los hombros falla, y dále rojo dále y el hombre que ya se suelta y quiere
y pelas tu pedazo de coco y le sacas música al zapato y le das llevar la iniciativa y conversarte y tú le sigues la corriente
la razón en ci~rta medida, poniendo, eso sí, puntos de porque sabes cuál es su blandito y le has calculado la alegría,
controversia hermano, y el hombre dobla el periódico - lo may broder, leas cal - cu - la- do - la- le - grí- a, y le sueltas
metiste en tu ritmo, broder - y te sonríe, y por la acera pasa un de pronto que tú cobras usualmente cincuenta pesebres por
bacán y te saluda y tú lo saludas con el puño cerrado y el pulgar embolada, la tarifa, usté sabe, pero que para él las cosas son a
levantando sin que la labor se. suspenda, ajá, mi pana, ¿y qué? otro precio porque él es de los duros de la salsa, hombre de la
No, Hermano. Nada. Aquí. Dándole. Fajao, broder. noche, ave nocturna de Chuzo de Rafa, Convergencia o La
Bode guita del Medio, y el hombre, may broder, ya no puede
resistif tanta cosa junta y ya es y será cliente fijo y se mete la
raro mano al dril y te da cien barritas no sólo por eso sino porque al
raro que el man no me haya preguntado por la negra principio le dijiste doctor, tú sabes, doctor, aunque tú sepas que
ni por baudilio y el teo es un pobre diablo, doctor, mi pana, eso engrandece a cualquiera,
ya lo sabrá cambio y fuera, vaya peinándose en el que sale mientras el otro
baudilio y el teo brilla, brodercito, así, claro, mire: calidá, mi pana, calidá. ¿Y
congelados qué? No, nada. Bolear, mi hermano. Otro cliente, mi pana, de
pero esa es otra historia los buenos. Porque clientes tengo así vea.
· otra historia triste
y no seré yo quien se la cuente
importa algo
fuiste broder fuiste

52 53
:Jl'tstorias fk amor, salsa y áof.or Leopo/do Berdella de la Espriel/a

y anduviste por times square felicidad tocando richie rey


por la séptima ayyyy que más
por bruklin niu york niu york
por harlem nueva york de mis amores
y por el condado de manjatan
tu sabes viejo jenri
henry fiol Los veo repuesto, broder. Safarí; esclava de oro, zapatos de dos
el duro del fiol tonos. Puro Bruklin. Puro Ni u York. Me imagino. Mei - ma
ah allá si hermano - gi - no. Duro, viejo man, Durísimo.
hello man nais tu mit yu
ajá broder y qué
no nada ¿Y ahora? PalPuerto, ¿o no? Lo sabía. Allá,Elduro,el bacán,
con tu inglés de puerto aprendido a los marineros el látigo de las hembras. ¡Mira! Cambio y fuera. Mírese los
gringos de los barcos camaroneros que te buscaban para que les pisos: dos espejos. ¿O no? Ajá.
bucearas caracoles en el fondo del coral
inglés saboreado con sol y con sal
con el epi y el manuel Volver al puerto buenaventura
el baudilio y el teo tu gente· mi gente aja
que quién sabe que sera y el recuerdo dellavoe con su carita de yonofui
de ellos sacándole vida a esos cueros en monterrey
y tu gente vayaaaa
tu gente la gente del bronx
te reconocía como a uno de los suyos y te miraba y levantaba aunque ya no lo sientes como antes porque ya eres otra cosa
los pulgares y sonreía un ciudadano del mundo broder
felicidad mi pana felicidad allí está
que la negramenta no viera en tí el color de la bandera sino la detrás de los farallones
complicidad de la piel del pelito quieto levantado en afro de de donde sopla ese viento que de tarde levanta las polleras de
la camisa chillona y los collarcitos de chaquiras y caracoles las muchachas en el paseo bolívar
de la esclava y los zapatos de dos tonos el puerto
anda el puerto con sus casas viejas de madera haciendo fuerza para

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Leopoldo Berdella de la Espriella

no caerse con sus sancochos de ñato y sus guisos de toyo


buenos dolaretes pal rancho, que se le está cayendo encima a
con el mar con la negra
la vieja. Y si usté, que viene de allá, me dice que no vuelve ...
con el epi y el manuel
Es todo, mi pana. ¿A usté? Tarifa especial. Un cincuenta. A
con baudilio y teo sus órdenes, brodrercito.
andaaa
los visitarás los visitarás
y les hablarás de niu york
Y o nací en Nueva York 1en el Condado de Manhattan
uyyy
¿Le embolo, doctor?
niu york
donde perro no come perro 1 y por un peso te matan
puro niu york
¿Le embolo, doctor?
puro bruklin La rutina 1pena me da
puro manjatan · La rutina 1pena me da
del bronx Ayy, Bendito... !
porque que
de eso vienes lleno
de historias verídicas ve ri di cas
y veras los ojos brillantes del epifanio y del manuel y del
baudilio y del teo pensando en meterse de cabeza en la bodega
del primer buque que salga para los yunaits
niu york
puro niu york
no te lo van a creer mi pana
no te lo van a creer

Y ... ¿porqué vuelve, brodercito? Vacaciones, ¿o qué? ¿Noo?


¿Del todo? No me diga ... Me descorazona, mi pana. Me- des
- co - ra - zo - na. Porque yo, aquí donde me ve, ya tengo mis
ahorritos, y aunque usté no lo crea, miro para allá cada vez que
puedo, y sueño con ir, por lo legal, eso sí, y levantar unos

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9ftStorias tk amor, salsa y áofor

(jermán Cuervo

59
9\[pcfie

(jermán Cuervo
1950

Nativo de Cali. Estudió en la Universidad de Bogotá Jorge


Tadeo Lozano, donde se destacó como cuentista obteniendo
con El Recuento, 1972, el primer premio en el concurso de
cuentos de dicha Universidad. Luego obtuvo un segundo lugar
en el concurso nacional Pablo Neruda, 1973, con Gloria de
Luna. También participó con un primer premio en el concurso
30 años de la Universidad Gran Colombia, 1982, con El Acero ¡ Imposible eludir esa sensación! "Al asomar a la ventana, su
del Norte. En 1981 obtuvo mi tercer premio en el concurso deseo le confería presencia en cierto aire brumoso levantán-
mundial Puertas de Oro, en Madrid, con el cuento Los Indios dose del asfalto." Aunque el cuadro aún dejaba mucho que
que Mató John Wayne, que dio título al volumen de relatos desear, había dado por terminada la faena con la mediana
publicados por la editorial Oveja Negra en su Bibliqteca de satisfacción del deber del día cumplido. Pero no deseaba verlo
Literatura Colombiana, 1985. Se ha desempeñado como pintor por lo menos en un par de días y, después de limpiar los
y ha trabajado durante varios años en Bogotá, París y Barcelona. pinceles cuidadosamente y cerrar los tubos de color, Antonio
Su prosa opera como un espejo reflejando la realidad de una volvió el cuadro contra la pared y se asomó con un cansancio
juventud de los años sesenta y setenta. El cuento seleccionado sabroso a la ventana. Fue cuando sintió eso, algo raro en la
plasma una determinada atmósfera de rumba en la capital (los calle llena de niños jugando, - tarde y perros - pero que en
pintores, intelectuales, artistas que transitan por la avenida 19, realidad también se vertía de dentro de él, hacia afuera. Casi
con tercera, Alianza Colombo Francesa, La Candelaria, la imperceptiblemente ya el atardecer olía a rumba. Era algo así
quinta con 28 ... ) Una noche de rumba que culmina en una como ese aire de viernes por la tarde que pasean los empleados
dramática escena al amanecer. Es autor de la presente antología por las calles y que él trasladaba a los tonos plata diluída, azul
y tiene en preparación Outis, y, una novela f~ntástica sobre el cobalto y naranjas detrás de los edificios proclamando dulce-
mar en la ciudad de Cali.

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Germán Cuervo :JI'tstorias át amor, salsa y áoCor

mente la llegada de la noche. cortinas de humo, con las que cubría de manera mecánica el
peligro de una tráidora recaída melancólica. Desde la ventana,
De noche nueva venía vestida la rumba. La veía acercarse por Antonio dió un vistazo breve a la calle por donde correteaban
el andén y tocarlo coquetamente en el hombro. Tenía que venir niños con uniformes de colegio, entre tránsito de adultos recién
vestida de mujer y de noche, desconocida, seductora y miste- desempacados de oficinas, ladridos de perros callejeros y
riosa, con los suficientes encantos como para hacerle borrar el voceos de vendedores ambulantes.
sabor amargo de los años vividos junto a Claudia. Empezaba
a considerar que se la merecía, que ya era justo. Estaba en Recibió los últimos resplandores del día que venían del fondo
campaña de amor a sí mismo y quería recuperar de nuevo encendido detrás de los edificios y volvió de nuevo la cabeza
dignidad, pero no podía avanzar con ese paquete pesado de al cuarto ensombrecido del estudio. Vio al frente, entre
duelo a Claudia, con esa angustia de gato rasguñándole el penumbras, a María, dueña de casa, sentada ante el caballete,
pecho y jalonazos hacia lugares de tristeza y dolores abismales. tejiendo silenciosamente lo que llegaría a ser un tapiz en lanas
Aunque todo tendiera hacia el lado contrario tenía que seguir de vivos colores colgado decorativamente en casa de un
adelante, olvidarse de Claudia definitivamente. burgués de gusto. El tapiz representaba un amplio espacio de
cielo nocturno con la luna, un farol prendido en una calle
colonial de piedras y, en primer plano una porción de casa,
Su ansiedad, con la caída de la tarde, había empe~ado a crecer ventana; y techo de teja. Llevaba María más de un mes dándole
como un animal de miembros desproporcionados. Sentía una puntadas al tejido y siempre, sobre la marcha, se le ocurría una
mezcla de dolor y anhelos. Deseos de sentirse piel a piel con leve alteración de color, con tal volubilidad de entusiasmo que
un ser imaginariamente delicioso. Con el deseo del que terminaba desbaratando igual que Penélope, el tapiz, para
todavía esta en el calabozo y anhela ferozmente la luz, el volver a empezar el mismo diseño con otros colores cada
espacio, la libertad. Necesitaba afecto, un afecto muy grande semana. Trabajaba con un silencio de ojos y oídos atentos a su
y llenador. Y esta premura ansiosa se emparentaba más con la alrededor y cuando sintió la tensa mirada de Antonio posarse
desesperación que con el deseo de esparcimiento y olvido de sobre ella, preguntó en un tonito reposado de niña chiquita
cualquier persona un viernes por la noche. Podía notarse en sus cansada:
últimos tiempos en la pérdida de la soltura natural; en una
soterrada tensión nerviosa al conversar; en gestos y movi- -¿Será mejor cambiar este azul del fondo?
mientos de cuerpo involuntariamente bruscos. En la risa anor- - El se acercó lentamente entrecerrando los ojos.
malmente desaforada, inusual en él, tanto como en una agudi- - Yo creo que está bien. El mostaza corta agradablemente con
zación de un sentido del humor aparentemente cínico, de el azul petróleo. Una luz tenue llegaba desde la ventana hasta

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Germán Cuervo

la espalda de Antonio, produciendo una sombra que ocultaba En la calle, alegría de pasos después de haber sido escupidos
a María. Estaban muy cerca uno del otro pero separados por durante toda la semana por ascensores y exhostos, un par de
una muralla invisible. Ya pertenecían al pasado los días de sonrisas atravesando el parque de los periodistas rumbo a la
amistad entusiasta: encuentros conmovedores, café negro y licorera, lo hicieron volver a esa s~uctora y vaga sensación
largas conversaciones en tomo al cine, a los amigos, al siempre anterior a una fiesta. Y velos atmosféricos grises c()n luces
socorrido y nunca resuelto problema de las parejas. Ya María opacas filtrándose todavía sobre los árboles. Y caras chispo-
había quedado embarazada de Gabriel, jíbaro mayor, mientras rroteantes de transeúntes anónimos aleteando sobre un frescor
Antonio y Claudia se iban separando con rencillas cada día más de prados, invadieron la visión de un cielo brumoso con
agresivas. Siempre a él le pareció ver en María signos de livianas promesas nocturnas. Dulce misterio de lo descono-
reprobación, quisquillosas reservas. Por su lado, el compañero cido que atrae. "Puede ser que conozca esa ternura redentora
de María, Gabriel, a medida que ella avanzaba en embarazo y hoy; me parece verla acercarse en vueltas de baile, pero en
se iba poniendo más jamona de lo que era, comenzó a salir con verdad; quién sabe qué suceda en esta ciudad de virajes
otra mujer: aquello, unido a los innumerables problemas de la impredecibles".
cotidianidad doméstica de una casa en donde conviven la
necesidad con el clima universitario, el arte y los amores La noche en casa de María desemboca a rumores ansiosos; a un
resquebrajados, no daban sino para que María anduviera así; olor a incienso, pachulí y marihuana. Se paraliza el monótono
prevenida, malgeniada, irascible. Ahora los dos, teniendo por ritmo de los telares. Gabriel arrincona los troncos junto con los
¡'
obligación que permanecer muy cerca, aunque el comporta- implementos de carpintería con que está construyendo el
miento de Antonio a raiz de lo de Claudia no era tampoco muy nuevo telar. Jorgito, hermano menor de Gabriel, a quien
digerible, permanecían en una mutua tolerancia. Ninguna apodan "El Niño", apaga luces y enciende velas en rincones
aspereza salía a flote. estratégicamente románticos. La italiana que se la pasaba
encerrada en el cuarto del fondo, fumando fantástica bareta
- Voy a comprar un tres esquinas en la licorera - anunció. colombiana y escuchando salsa a todo volumen, desde el
- Tan temprano, Antonio? Ya vas a empezar? atardecer hasta las tres de la mañana, salió esa noche del cuarto
-Sí. Quiero tomarme el primer trago con el atardecer. vestida de doce colores. María, frente al espejo de propaganda
- Esta noche hay rumba aquí? -Preguntó ella. de cerveza, contempla cariñosamente su barriga redonda como
- Eso presiento. Ojalá se renueve el personal. Me gustaría ver una luna o un tambor, cambia tres veces de ropa super apretada,
caras nuevas decidiéndose al fin por una holgada batola. Marina, la baila-
- dijo Antonio alejándose por el corredor. rina más dura, coloca su equipo de música en el salón principal
y toda ojos amarillos de fiera libidinosa rodeada de silencios;

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Germán Cuervo 9ftstorias áe amor, salsa y ácCur

como es ella, se apoltrona depernancada con la fijeza de su atracción erótica cargaba la atmósfera a su alrededor con un
mirada al frente como si se dispusiera a hipnotizar al primero exceso de perfume varias líneas más allá del grado de la
que atravesara la puerta. Llegan: Las "hermanitas" Pili y discreción. Llevaba el pelo estirado de la frente hacia atrás y
Tania caminando como si poséyeran el secreto del pasaje de la dos ganchos a los lados de la cabeza. Se acercó a saludarlo con
sesenta un tanto nostálgicas de W oodstock y el buen rock and el tenor agazapado como una lagartija detrás de la formalidad
roll de los viejos tiempos; la pastusita Ana María, primera y fue un saludopasaporte, como de mostrar papeles en regla y
dama del sur; los cuatro simpáticos Diegos del cine;cinco seguir. Como si dijera debajo de esa frase cariñosa, de ese beso
miembros de la comuna latina; la infalible Esperanza aparece en la mejilla, de ese fuerte y sentido apretón de hombros: 'Vea
temprano con el reluciente contraste de un turbante rojo sobre que no quiero problemas contigo". Como si intentara demos-
la piel negra; slacks rojos anchos y botas pantaneras de plástico trar: "vea que persona tan buena y querida soy; no puede ser
brillante, acompañada y de gancho con el gran Nando Parejas, malo que nos veamos". Ocultando en una esmerada cordiali-
estrangulador de la Tadeo; Super Alma, Armando Carrillo, dad cariñosa, la incompatibilidad, el peligro, el mutuo desa-
Moraletes, Topacio, Boro y hasta un tal Lord Kephas. grado de ese encuentro. Trató de escurrirse de su lado,
Alguien a regado la bola. Se van desgranando por la puerta los creyendo haber pasado la casilla de la aduana correctamente,
mismos eternos contertulio de la Alianza Colombo Francesa, pero Antonio de inmediato preguntó:
los mismos pintorzuelos del centro,1os mismos de teatro. No
había llegado nadie nuevo. Nada de· carne fresca que iluminara - ¿Por que viniste?
la tristeza de sus rones. - Es que no puedo venir? -saltó rápido ella.
-Sí, pero vos sabés que yo estoy aquí y ...
Pero cuando realmente, se vinieron a pique, cuando ·se des- -¿Y qué? A mi no me molesta- cortó Claudia con tranquilidad.
plomaron las esperanzas de esa rumba, fué cuando llegó - Pues a mí sí.
Claudia, la persona de quien, él, intentaba olvidarse. Podían
llegar todas las mujeres del mundo menos ella. ¡Maldita sea Ella trató de alejarse, mirando para otro lado, como si no
esta noche! Maldita sea ella, la música, el ron, todo este barrio quisiera oír esas palabras, como si quisiera que no existieran,
infernal. buscando amparo con la mirada en otra persona, pero él la
retuvo de los brazos y la obligó a escuchar diciéndole cara a
De saludos moderados, discreta chaqueta marrón a cuadros, cara:
vió avanzar a Claudia cautelosamente por el corredor. Había
entrado suave detrás de dos toqUes tímidos de aldaba y toda su - Todavía no ha pasado suficiente tiempo como para que
discreción era falsa, pues una inseguridad· y un deseo de podamos estar cada uno por su lado en una misma rumba.

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Germán Cuervo 9ftstorias áe amor, salsa y áofor

tengo derecho a hacer mi vida. Por eso nos separamos. Yo me


Al fin Claudia encontró con la mirada a la italiana que pasaba vine para acá y vos te quedaste con el apartamento. Tenés un
por allí y fué a saludarla, dejando solo a Antonio, parado en la amante; amigos. -En ese momento se acercó Santiago a sacarla
mitad del patio. Las dos se alejaron felices de verse y se a bailar. Ella le hizo un gesto mínimo con los ojos y manos de
dirigieron al cuarto de la italiana. Antonio fue a prender un que esperara. Había algo invisible entre ellos, se notaba que se
cigarrillo a la cocina, nervioso, presintiendo la tormenta irre- entendían. Antonio tragó saliva. Como tirándole un salvavi-
conciliable que se avecinaba. Vogó unos tragos y se dió cuenta das a un naufrago, alguien le pasó un frasco. En medio de su
que no se sentía bien en ningún lugar de la casa. Sonaba Un día creciente trababorrachera volvió a preguntar.
Bonito, de Palmieri. Después de la extensa introducción
musical y un poco de "cosa", volvió a interceptarla en el patio. -¿Por qué viniste?
- ¿Sabes porque vine?- contestó Claudia- porque estaba sola.
Mi amigo no está en la ciudad y yo estaba sóla en ese
- ¿Qué te pasa Antonio? apartamento y me sentía muy mal. Gabriel, María , Jorgito,
- Me siento mal. Marina, Laura la italiana son mis amigos y yo también puedo
- ¿Por qué no bailamos? venir y bailar un rato. Después me voy. Fresco, Antonio.
- Preferiría que habláramos. Yo sé que no viniste a esta fiesta
precisamente - Cuál fresco? Ni tan fresca vos, ni tan fresco yo. Todavía no
a bailar conmigo. se ha enfriado lo suficiente la relación. Alguno de los dos debe
- Bueno, con cualquiera, me da lo mismo. Sólo quiero bailar; irse y en cierta manera está es mi casa.
estar con mis
amigos un rato. Después me voy. - No, Antonio, no me voy a ir - dijo Claudia inflexible.
- Por ejemplo con Santiago - dijo él, alzando una ceja -Entonces; me tengo que ir yo?- preguntó el escandalizado,
significativamente. subiendo de tono, con las manos en el pecho.
- Ahh! 1Eres inmamable! 1Vos con tus celos sos inmamable. - Yo no sé - dijo Claudia subiendo los hombros como si no le
Insoportable! importara y salió a bailar con Santiago. Antonio estaba
furioso. Se había prendido tremendo rumbón. N o resistía verla
- Yo estoy tomando - dijo Antonio- y vos sabes que nunca bailando con otros. Las manos de otro hombre recorriendo su
hemos podido estar en una rumba juntos sin que peliemos, cuerpo. Ella repartiendo palabras, sonrisas y miradas signifi-
sobre todo cuando tomo. No me malogres otra noche, por cativas. Si sólo bailara y hablara y se divirtiera, si solamente
favor. Daño, ya nos hicimos bastante. Quiero estar tranquilo, fuera eso. Pero sabía que Claudia igual que él andaba "de

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Germán Cuervo 9-ftstorias fÚ amor, salsa y áofor

levante". Requerían con urgencia el apoyo de otra persona y lágrimas a descender por la mejillas hasta soltar definitiva-
de otra piel. La obviedad de su deseo se le había clavado como mente el llanto. Pero nunca se podía saber cuál era la causa de
una puñalada en la carne, herida abierta e insanable. su sufrimiento. Su llanto era abstracto . Los bailarines en el
salón, igual que un racimo de simios dasarticulados, se veían
Las voces viejas, pueblerinas, del cuarteto Maisi, de Miguel proyectados en la pared por las luces de las velas distorsiona-
Matamoros, llegaban hasta el patio. dos en sombras como figuras demoníacas, como un aquelarre
de brujas. Desde el salón hasta el patio le venía la línea
delicada de su nuca al atravesar los haces de luz.
Aunque quiera olvidarme
ha de ser imposible Claudia bailaba discreta, cerebral, mascando chicle. Sus
porque eternos recuerdos movimientos eran precisos y casi de una dureza de máquina.
tendrás siempre de m(. No bebía. Permanecía alegre pero no desbordante. Su parejo
Mis caricias serán era Santiago. "Tal vez por eso vino a la rumba, por él", pensó
el fantasma terrible Antonio. Sintió de nuevo que entre ellos trataban de esconder
de lo mucho que sufro una bestia horrible. La italiana parecía disfrutar con la situa-
de lo mucho qué sufro ción. Indudablemente sabía lo de Santiago y Claudia. Estaba
alejado de t(. muy alegre y trataba de involucrar a Antonio en el baile. Era
Por doquiera que mires como un reto. Como decir: "A ver pues, diviértete si eres
tú veras lobregueses capaz". El trató de hacer el esfuerzo, pero su baile no fue
y si busca'otro amor mecánico como el de Claudia, Sino pesado, completamente
hallarás soledad. tieso. Trató de ser simpático, pero sus chistes no salían o no
lucían como chistes si no corno notas fuera de tono; sus
intentos de risa fueron muecas y sus movimientos alegres,
Hacía un frío agradable en el patio con el calor del ron en el rictus, convulsiones. Desistió y salió de nuevo al patio,
cuerpo. La luna llena, enloquecedora, en medio de capas de dejando a la italianichi con su vestido de doce colores brin-
niebla avanzaba en un cielo negro boca de lobo. Uno de los cando en medio de un son montuno (y gritando: la salsa e bela!
cuatro Diegos del cine que no se llamaba Diego sino Lucho ya con los brazos en alto).
había empezado a llorar. Siempre le ocurría lo mismo después
de cinco tragos. Primero euforia, risas, parloteo, palmadas a la En el patio conversaba un grupo.
gente en los hombros. Luégo sus ojos empez'aban a nublarse, -¿Quién regó el rollo?

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Germán Cuervo 9-f'tstorias de amor, salsa y tlvCor

- No sé - dijo Gabriel - Me encontré a las seis de la tarde con - Sopas es una sucia palabra que viene del alemán- dijo Nando
Antonio en la calle y me preguntó si había algo en la casa. Parejas, el estrangulador. 1
Antonio oyendo que hablaban de él se acercó al grupo. - Conocí a un amigo, de un amigo, de un personaje de Andrés
Otras personas me volvieron a preguntar lo mismo - continuo Caído- dijo El Niño. - Era un man tan drogo que no hada sino
Gabriel - Pero yo no sabía que ésta noche había una rumba en palmotiar encima de la mesa.
mi casa. Además, nadie me había invitado. - ¿Quién? ¿Andrés?
La mole gigantesca de "Boro" acercó su tufo de aguardiente al - ¿O el amigo del amigo del amigo? -preguntó Kephas.
círculo. - El otro, claro - dijo El Niño.
- Sería cosa de aprender el punto de la copa que se va de más. - ¡ Cretinos estúpidos! -dijo Marina- ustedes no son sino una
- No dejes que te rebose la copa, decía mi abuela. Nunca dejes partida de imbéciles!
que te salga un callo - dijo Antonio Castaño mirando hacia - Cállate perra - le gritó Rubiano.
arriba, con una voz que terminó saliendo suave y desgarradora - Prendé el otro aparato - ordeno el Niño.
como la de Brando en el padrino. - Que cornetica pues... - masculló papá Gabriel.
,. Si las copas traen consuelo aquí estoy con mis desvelos - - Mándalo a ver si está lloviendo en la esquina - repuntó
cantó chillonamente Moraletes. Charlie Duarte. El Niño fue hasta donde Charlie y le dio un
- "If yu guane teikek dis guata. Evri sin sorray. An guan a bi empujón.
calabacín chin guasata". - A vos qué te pasa? -preguntó altanero El Niño. El golpe
- Ese disco me parece muy arrastrado- Dijo Armando Carrillo. disparó al Niño hasta el fondo del patio, haciéndolo chocar y
- A mí me parece una soda - dijo Ana María detrás de un brillo derrumbar un arrume de troncos del nuevo telar.
de ojos encapotados y pequeños como Shirley Mac. Laine. - Dejen la pendejada o lárguense de aquí - dijo María.
- Parecen puros manes de delincuencia juvenil - dijo Tania. - La italianichi contoneándose y abrazando al Niño lo sacó a
- Música de chatarra retorcida y tren; un sonido muy británico bailar.
- dijo Lord Kephas envuelto en una nostálgica niebla londi- -¿Qué buenas tenés para la cabeza? Maduro con queso? -
nense de humo de pipa. preguntó Mariana.
- Por el contrario, es un disco del caribe. No tiene nada que ver - Maduro con queso ya pasó de moda. Tengo puro bazouco y
con la lluvia de Manchester - dijo Born. cuacua - respondió Gabriel, jíbaro mayor.
- Esta es una versión atrofiada- dijo Super Alma. - No entiendo nada - dijo Margarita Contry - prefiero la
- Dicen que el compositor nunca es el mejor intérprete - dijo coherencia y claridad universal en el diálogo.
Jorgito, El Niño. - Que va a entender nada - dijo Rubiano - si sólo le gusta el
- El grupo original se llama Sopas - dijo Pili. contry miusic, las baladas de los beatles y las películas de

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Germán Cuervo 1ftstorias de amor, salsa y dofor

animalitos de Walt Disney. plon, de a cariocaso; Pelé, Rivelino, Mirandiña, Tostao, tiro
- Hay suficiente para todos? - preguntó Mariana. libre directo al pulmón, taquicardia.
- Por supuesto, pelada - dijo El Pájaro Libertario.
- Quiénes se van hacer aplicar? - preguntó Gabriel. El "susto" rodó de boca en boca. Un olor de arroz quemado se
- Por supuesto que todos - rió Nosferatu Luna, el Pájaro regó por la casa. Con la introducción tan futbolística de
Libertario. Gabriel, Antonio sintió que el humo le entraba como un centro
- Me encanta esta fiesta - exclamó la pastusita entornando los de media cancha, desde la mitad del patio hasta las más
ojitos. profundas concavidades pulmonares. Sintió golpes directos
- Bailamos? - preguntó Topacio. en las paredes venosas, bombazos de cabeza y la anunciada
- Si? "Mi pregón será tan popular 1el panadero 1el carbonero taquicardia. Inquietudes, vacilaciones nerviosas y temblores;
1 el carnicero 1 Oyeme: Colorados llevo los mameyes 1 una gran intensidad de ánimo. Veía a Claudia castigando con
colorados llevo los tomates 1colorados llevo los melones 1Oye dureza la baldosa, asediada, repartiendo simpatías y pasitos y
mira caserita que me voy 1oye mira caserita queme voy 1que cualquier intento de alegría de inmediato fue disipado. Som-
me voy. bras, misteriosas sombras; por qué me persiguen donde quiera
Díme como me arranco del alma esta pena de amor 1esta pena que voy. Por qué han de detenerme, tu sola no sigues, para que
de amor 1esta pena de amor que por siempre me acompaña y mitigue mi tétrico andar. Sombra, no vengas conmigo, déjame
no me deja descansar 1esta tristeza azul que me dejó tu partida sólo que vivo mejor.
cuando Antonio Castaño fue a visitar uno por uno los cuartos
de la casa 1no me deja ya soñar 1y que muerto en vida me va - Porque no prendemos el otro - pidió El Niño con la misma
dejar 1encontrando como ghetos grupúsculos de personas en ansiedad de todos.
penumbras, escasamente iluminados por las velas; nichos, - Okay - dijo Gabriel - terminando de liar con los lábios,
árboles pequeños de cuerpos entre tenues luces amarillas, parsimonioso, el apetecible guiro - hay que calentarlo - Ma-
hasta regresar de nuevo al patio. Quién será la que me quiere ches, plis - pidió chasqueando los dedos.
a mí 1¿Quién será? No se hallaba, no encontraba con quien y
Gabriel terminaba de preparar el primer "susto". Salió al ruedo el otro aparato y más taquicardia. Mareo y la
- Ponte duro - dijo Parejas. cabeza del tamaño de un globo. Nubes algodonosas y oscuras
- Despliegue de violines, abanico de verdades, sexualidad de nicotina con nieves de fuego circulando por el cuerpo.
desarreglada y chumbulún, magia, listo el pollo, sale el primer Caminadera, angustia, ansiedad. Supresión de palabras inne-
tabaco al ruedo - dijo Gabriel. cesarias para poder decir cada cuatro minutos que hagamos el
- Se prende por aquí- dijo pasándolo al de al Ú1do- de a un sólo otro. "Prendamos el otro, si? Ay sí hagamos el otro. Pero si

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Germán Cuervo 9f1.5toria.5 de amar, salsa y dof.or

ni siquiera hemos acabado éste. No importa, hagamos el otro, a la gente no le interesaba, realmente no había amigo allí para
para que cuando acabemos fumemos éste (prendamos este desahogarse. Y hablar de libros o películas era qué jartera y
otro) ya el otro esté listo. Y así fueron apareciendo en fila india, mal visto. Se trataba no más de una rumba de música y
uno empacado detrás del otro. Ni que lucidez, alegría o brincadera. Ya todos, se suponía, estaban estructurados teóri-
belleza, ni nunca sabré qué misterio traía esa noche. Porque ni camente, bien metidos en su propio cuento de vida; nadie le
música de Fania All Star, ni qué tiene tu voz que fascina Celia, quería comer cuento a nadie. Tiempos de escepticismo donde
bugalú bugaluu eee eee, ritmo picante en el tumbao o exquisita cualquier conversación que sobreviviera a dos frases era
charanga con violines y todo eso. Sólo eso, cabeza sin seso. tomado como un intento de encarretar a alguien o un acto de
Hasta que se acabó el bazoouco. ¡Terror de los terrores! "No pedantería. De manera que ni "un palabro". Además, por otro
hay más?" La pregunta más temible en una rumba con base que lado la hermosa Claudia tenía mucho éxito por fín "en circu-
se respete. lación". Le pareció sintiéndose completamente olvidado,
anulado, que la gente había tomado partido por ella. Se dió ·
- ¿No dijiste que había suficiente? cuenta de que defintivamente no podía salirle alegría esa
- Sii, pero con semejantes garganticas de jirafas. noche. Ninguna droga o persona podía ayudarlo. Era como si
Claudia lo hubiera drogado o envenenado.
Ahora si, salir trotando a la: c~lle ~omo zoombie a conseguir
billullo, a evolucionar, pedir plata prestada despertando con La luna brilla en tus ojos y con mis desvelos 1besa tu suelo 1
piedritas en la ventana a los amigos dormidos, empeñar, robar, goza en tu pelo 1late en mi sien/. Nunca sabré como siento tu
asesinar, vender la madre. Se presentaba como algo absolu- pulso que late en mis venas 1y Antonio decidió no hacer ningún
tamente necesario, tramarse el siguiente basuofio, tierrita de esfuerzo por aparentar que se sentía bien. Era mejor mostrarse
cementerio, baazofía, ¡val absurdo, "Bad" el zurdo, balurdo tal cual estaba y encontró en el salón de baile un rincón con un
bazurto, susucco, susuky, kawasak:y, choufan, zurungo, en fín. cojín en el suelo y se sentó. Se aplicó al frasco. Al empinar el
Pobrecita golondrina que aventuras por los mares del champan codo mirando de soslayo descubrió la luna llena en el patio, por
y del dolor. encima de las tejas de barro cocido, entre unos pinos, sigilosa,
acechante, deslizándose en la noche clara. Terminó de bogar
Antonio Castaño en medio de aquella ansiedad anormal, a pico de botella un caliente y largo trago. Giró la cabeza 180
sintiendo que no tenía nada que hacer allí porque no podía grados en sentido opuesto y se encontró de golpe con la visión
bailar, no le salían los pasos, ligeros, suaves, naturales. No de Claudia bailando otra vez con Santiago en la media sombra
tenía con quien hablar, y a nadie a esas alturas le interesaba del salón. Le pareció ver conexiones íntimas, pasadizos
hablar. Además, de qué? Comunicarle su problema de Claudia secretos, ojitos y risitas de quién sabe que intenciones y sintió

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Germán Cuervo :H'tstorias de anwr, salsa y áofor

la puñalada mortal que se le fue clavando en el pecho. Tuvo - Si, yo soy Claudia.
que pararse y salir de nuevo al patio.
"A qué se debe tanto éxito y admiración por ella?" -pensaba
- Margarita Contry se contemplaba en el espejo de propaganda Antonio. Y su mera presencia, cualquier cosa que dijera o
de cerveza. hiciera o sucediera con ella, le hacía daño. Entonces regresó
- Los espejos, claro, los espejos - decía - yo siempre he tenido al salón. "¿Qué es esto? ¡Dios Mío! ¿Una guerra a muerte?
espejos en la casa donde estoy. ¿Un sálvese quien pueda?" Debo irme, debí haberme ído con
- ¿Y el narcisismo? - preguntaba Carrillo que andaba con la los otros. Pero sería como abandonar una batalla, una batalla
lengua retrasada hacía tres días. que ya he perdido de antemano. Desde que llegó Claudia me
- Todo lo que uno aprende trabado o borracho no se le olvida dí cuenta que me íba a dañar la noche". El truquito 1la marona
nunca - decía el Pájaro Libertario. - decía Henry Fiol con "esa" voz 1víctimas de su inconciencia
- Por el contrario, inmediatamente se olvida - dijo Gabriel - 1víctimas de la injusticia/ mientras Antonio Castaño se había
vamos por más de lo que te dije. quedado vogando rones o guarilak:es, en aquel cojín, en su
- Todavía no han salido - preguntó Margarita sin volver la rincón de sufrimientos, con una expresión melodramática y
espalda. tragediada en el rostro 1víctimas de la injusticia 1víctimas de
- Es que estos manes son una bomba - dijo Gabriel. la ignorancia /. Si hubiera podido llorar para afuera hubiera
sido mejor, pero sólo conseguía una lluvia malsana por dentro.
"Hoy era mi día de diversión. Después de haber trabajado en
Cuando salieron los últimos zoombies, a buscar de cualquier largas sesiones de terapia para olvidarme de este rollo, todo se
manera el otro zbuco llenos de rictus, sudor y palidez de otra viene a pique, "/ Penas me dan 1penas me dan /. Y a se había
vida, apareció Claudia en el patio enturbiando nervios y dado cuenta que tanto ella como él eran incapaces de irse y la
espacio físico de Antonio. aguja del pensamiento terminó pegándosele en un solo temor,
- Uf! qué calor- resopló al salir del salón - y que rico fresco "Por lo menos no delante de mí. No quiero ver eso." Claudia
hace aquí. regresó.
- ¿Usted es Claudia? - Volvió Margarita, casi arrodillándose
a sus pies, con una admiración insospechable; ¿verdad?; ¿usted Luego él completamente borracho se paró del cojín y se acercó,
es Claudia?; ¿usted es Claudia? interrumpiéndole el baile. Era ya un espectáculo patético en
- Sí - respondió Claudia - riéndose, destensionada por com- mitad del salón. /El truquito 1 la maroma 1 penas me dan 1
pleto y felíz - Yo soy Claudia. colocando unas manos convulsas en un pecho de mártir como
- ¿Usted es Claudia? si acabara de recibir una descarga de fusilería. 1Qué buena que

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Germán Cuervo

está la rumba 1qué buena/. "¿Por qué tengo que ser yo el que
me vaya? se lo ruego -le suplicaba y ella le respondía "No"-
friamente 1 Los manes que habían ído por masba... sooouuu ... co, no
que buena esta la rumba 1sabrosa está la rumba 1váyase se lo regresaron. Cuando sonaba 1 porque con el pelo blanco el
suplico". No - respondía ella. Entonces Antonio cambió de golpe será más fuerte 1el golpe será más fuerte 1comenzó a
tono 1se está poniendo gordita 1se está poniendo bonita 1y más despuntar el alba. La música hubiera seguido si nadie le
dulce que'l melao 1"es una advertencia" -dijo con una voz hubiera dicho al poeta Eusebio (quien se acababa de ganar un
amenazante y luego volvió a cambiar, a debilitarse: "se lo concurso nacional de poesía) que el poetica sutanito era mejor
ruego por favor, se lo ruego". No, no, no, no, no, y ... No. poeta que él. Eusebio se agarró a darle patadas y puñetazos a
Déjame tranquila - dijo Claudia 1que buena está la rumba 1 todo el mundo y se acabó la fiesta.
sabrosa.
Antonio Castaño tambaleante se acercó a Claudia pensando:
¡ Nunca ! Nunca dejaré de amarte - dijo una voz y Alberto "es mi peor enemiga". Y le dijo: "¿Por qué no nos vamos
Beltrán aunque me cueste la vida 1al fín del mundo me iré /. juntos? Te quiero mucho".
Antonio trató de sacar a bailar a Claudia a la fuerza. Entre - No. Yo me voy sola - respondió ella.
Nando Parejas, Moraletes y El Niño lo detuvieron 1 Qué me
importa sufrir 1qué me importa llorar1si algún día me dices que Pero Antonio no le creyó, atormentado por la idea de verla salir
sí/. con otro porque sabía que con el que ella saliera se íba a acostar.
Salió a la puerta de la calle y se cuadró con una expresión de
- Yo quiero mostrarle algo. carcelero o comisario, con una mirada de portero en la noche
- ¿Qué?- respondió Margarita Contry. destrozado, perdidamente borracho, haciéndose el loco, el que
- Mi colección de surciks - dijo Lucho. conversaba con Santiago, Pily y Tania quienes saludaban en la
-¡Hum! puerta como vampiros al cielo aclarándose y despedían a la
- Vamos al cuarto de atrás. gente.

Margarita y Lucho fueron al cuarto de atrás. Nunca se supo que El amanecer no pudo ser más siniestro. Claudia en la puerta se
eran los surciks o lo que Lucho le mostró a Margarita Contry despidió de Antonio de igual manera cálida, amistosa, que lo
en el cuarto de atrás. El caso es que ella regresó después de él, hizo con Santiago o los otros. Luego se alejó sola, presurosa,
caminando muy despacio, verde, mirando el suelo. No volvió por la calle solitaria con paso breve y su chaqueta a cuadros
a hablar. Al rato se fue. marrones diluyéndose en la delgada y fresca niebla celeste de

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Germán Cuervo 9-f'IStorias áe amor, salsa y áofor

aquel amanecer borrosoespectral. Empezaron a surgir de las puesto a dormir en la puerta de la casa de ella como un
tinieblas a la luz en aquel frío filudo, las casitas con sus paredes pordiosero de amor.
de cal como blancas lápidas inmortales, con sus puertas y
ventanas de madera siempre pintadas de verde y cerradas y sus - Levántese Antonio que ya me voy acostar.
tejas rojas de barro cocido. Bajó por la calle empedrada - No, me voy a quedar a dormir aquí - respondió con esa voz
metiéndose a cada paso en una incierta mafiana, por la mitad de ronca del amanecido etílico.
una calle de terrores soterrados, caminando en medio de una - Bueno,yonose; mevoyaacostar-dijoella,dulce, temerosa,
fan~smagoría que emergía del pozo de la noche para entrar a cerrando la puerta y alejándose por el corredor.
un universo del día también cruel y terrible, sin niebla celeste,
de bordes y líneas concisas, cada vez más delimitadas. Apenas Para entrar a la casa había que atravesar tres puertas. La
la chaqueta a cuadros marrones de Claudia dobló la esquina, primera, con rejas de madera, tenía espacios grandes por donde
Santiago, Pili y Tania, entraron a la casa de María. Antonio se podía v~r hasta el final del corredor. La segunda puerta de
también se despidió pero no fue para su casa. No fue si.no que hierro y vidrio. Cuando empezó a abrir la segunda puerta,
cerraran la puerta para pegar carrera tras ella. Antonio viendo que ella lo íba a dejar allí tirado en el vil andén,
.que no le hacía caso a su pataleta, se levantó.
El trote de los tacones contra las piedras resonaba como cascos
de caballo, desgarrando el aire tranquilo, helado y filoso de la - Por última vez Claudia, venga un momentico; quiero decirle
mafiana. A los lados de su cara de una preocupación desen- algo.
cajada pasaban las casas velózmente difuminadas. Al doblar - Ella se devolvió, paciente, con lentitud cansada por el
la esquina casi había amanecido. La alcanzó ya abriendo la corredor.
puerta. Ella se sorprendió al verlo aparecer corriendo. Le - ¿Qué?
suplico con voz hiriendo el aire que lo recibiera. Ella se negó - ¿Por qué fuiste a la fiesta? -preguntó él llorando agarrándose
y él fue desfalleciendo, se fue escurriendo sobre el cuerpo de de las rejas de madera- ¿por qué no te quisiste ir cuando te dije?
Claudia para abajo, los dedos rastrillando la hierba hasta - Ya le dije- contestó ella molesta, dando media vuelta. Pero
quedar de rodillas, implorándole. Postrado a sus pies. Humi- él la detuvo de la solapa.
llado. Ella insistió en negarse incomodada ante ese espectá- - Por que querías verme así - dijo con la voz doblada por el
culo que no deseaba presenciar. El se tiró al suelo endemo- llanto y colocó muy cerca, frente a su cara, de una manera
niadamente borracho y enamo~ado, como un trapo sucio o un inevitable de afrontar un rostro rojo, lacrimoso, congestiona-
kleenex en el piso, con la pisoteada dignidad sobre la calle do.
infame, arrastrándose sobre la escupida y cairasposa vía dis- - ¡Querías verme así, vuelto una picha! Arrastrándome por el

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Germán Cuervo 9-Ctstorias de amor, salsa y áofor

suelo por vos! Por última vez Claudia, por favor, te lo suplico!. sidad. Ni siquiera había torcido la primera esquina en su
¡ Déjame entrar contigo, solamente quiero estar cerca, como camino de regreso, ni siquiera había entrado todavía en gua-
amigos!! yabo purgatorio y ya se sentía inundado de verguenzas y
- Ya le dije que nó. remordimientos. ¡ agh 1 ¡ Que asco 1 En su nueva condición:
- Por última vez Claudia, por favor! ! no soportaba el avanzar por aquellas familiares calles, desco-
- No. Entonces tenga, yo le advertí. La agarró con las dos nectado umbilicalmente de aquel paisaje, de paredes de cal, de
manos de las mechas a los lados de la cabeza y empezó a techos de tejas a dos aguas y ver detrás de aquellos picos, de
azotarla contra la reja durísimo, repetidas veces, con tQda la cilindros de agua y las antenas de la tele, como brumosas
fuerza, con toda la furia, deseo, odio, dolor resentimiento, cajitas de fósforos, de tampax,los edificios del centro irguién-
acumulados y reprimidos durante el doloroso trayecto de esa dose delicadamente en la alborada. Ver a un lado, mientras
noche y de otras cuentas pendientes de días y noches anterio- subía al cerro, los bloques residenciales Jiménez de Quesada,
res. Claudia emitía chillidos y sólo cuando vió la sangre detrás de una hilera de eucaliptos estirándose al cielo, en un
Antonio se detuvo. La sangre era de la cara de ella y un .último continuo abanicar casi imperceptible y le asustaba no recono-
golpe que sonó feo como si algo se quebrara. El susto lo cerse, ni reconocer aquellas formas de ciudad, borrosas, des-
detuvo. Ambos se alejaron al tiempo; ella sollozando por un 'dibujándose extrañamente como si las estuviera viendo por
corredor oscuro y él por una calle iluminada. Mientras cami- primera vez.
naba hacia su casa se dió cuenta que no se arrepentía de lo que
había hecho. De cierta manera se sentía satisfecho. Se había No alcanzó a llegar a la segunda esquina cuando comenzó a
desahogado después de todo lo que ella lo había hecho sufrir; atormentarlo la imagen de la sangre en el rostro pálido y la idea
bien se lo merecía. Pero a Claudia cuando se le mete u·na idea de que algo se hubiera partido. El crujir en la cara de Claudia.
en la cabeza no hay quien se la saque, es la terquedad en pasta Además, realmente nunca le había pegado tan duro. Después
- pensaba, todavía agitado, respirando con dificultad, entre- de esta pelea se clausuraba definitivamente la relación. Estaba
cortado; los ojos en un aire demencial abiertos como dos satisfecho en cuanto se había desquitado; cuántas veces,
botones redondos y negrísimos, deslizándose con paso nervio- cuántas puñaladas le había tocado soportar. Le había asentado
so, un tanto desubicado consigo mismo, hasta con sus propias unos cuantos golpes pero en definitiva la había perdido. La
manos que no sabía dónde meterlas. derrota total confmnada en el último triunfo. Volvió a sentir
esa incomodidad consigo mismo, con su propio cuerpo, hasta
Mientras avanzaba, una temible sensación de extrañeza pobla- con sus propias manos que no sabía dónde colocarlas. "Sería
bacon un aire brumoso y fantasmagórico el urbano paisaje. Se mejor dejarlas encima de un murito, como si fueran huérfanas
aterrorizaba con la sospecha de haber cometido una mostruo- y no pertenecieran a nadie. Ellas muchas veces desearon

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:H'tstorias de amor, salsa y doÚJr

asesinar a Claudia. Estas pobres manos será mejor tirarlas por


allí, quitárselas como guantes usados y depositarlas suave-
Ju{io O{aciregui
mente, sin que nadie me vea, en alguna caneca de basura. Estas
pobres manos temblorosas e indecisas que siempre tienen
miedo, nunca han sido mías; no sé por qué sigo con ellas".

!L&JaUf!D @&~JY~
O!!Da!l©@[lJ]©©U@f!D &JO
fPJ&JU~&Jj®

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1-frstorias de amor, sa!sa y áof.or

.Latín
day:
Introducción a{ paisaje

Ju{io OCaciregui Hace tanto tiempo que no sé de ella que ahora temo haber
inventado una historia que en verdad no le ajuste mucho. Ella,
1951
Suzanne, vivía en ese tiempo con un canadiense casi viejo en una
de las ~mbarcaciones q\}e todavía se bambolean cuando pasan
Oriundo de Barranquilla, vive y escribe en París donde estudió
los tunstas en sus barcos transparentes. Había llegado en un
Literatura francesa. en La Sorbona. Ha publicado Vestido de
verano mucho más caluroso que éste, tal vez de Cúcuta o
Bestia, una novela experimental, de inusual estructura en la cual
Maracaibo, no lo sé. Amsterdam le había parecido una ciudad
una historia se desintegra en pequeños trozos titulados sin
con el aire sucio. Esa fue su impresión al llegar, los primeros
aparente conexión. Colabora con periódicos y revista del país. El
días, me había dicho ella. Lo que nunca me contó fue cómo
gusto por la palabra, el amor por la escritura y una aire poético,
conoció a Erik, el canadiense, pero lo cierto era que éste la quería
alienta cada frase de Olaciregui. El texto incluido, no debe
tanto que no dudó un segundo en borrar el otro nombre que había
desconcertar al lector, aunque parezca suceder en Amsterdam
en la proa desteñida de la peniche para dibujar el suyo, Suzanne,
siempre transcurrirá en otra parte, por ejemplo, en el espíritu
con unas letras de más, tal como ella lo pidió ya que su verdadero
tropical de Barranquilla, con la voz de Daniel Santos en la
nombre, como podrán imaginar, era María Susana. El Pombo y
vi trola, o en Chambacú, con las .trompetas de Richie.
yo llegamos un sábado por la tarde a aquella ciudad que en
Editorial Planeta ha publicado recientemente. su novela, Los
nuestra imaginación habíamos bautizado como la capital del
Domingos de Charito, Premio Beca Ernesto Sábato, 1984

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Jufio Ofaciregui 9-ftstorias de amor, salsa y áofm

pecado. Ibamos a eso, a pecar un poco. El Pombo, que decía canales. Ibamos los tres mirando a todas partes. En las vitrinas
conocer el mundo entero, llevaba apuntadas unas seis direccio- estaban los.sexos de caucho rosado, con granos, y las muñecas
nes en un pedazo de servilleta manchada. Teníamos entre unos inflables que tanto le gustaban al Pombo. Durante los primeros
. ambos ochenta florines y todo un verano por delante. instantes, frente a aquellos sexos clínicos y sangrientos, nos
estuvimos riendo bastante. Luego, luego evitaríamos mirar esas
espantosas llagas abiertas reclamándolo todo.
Suzanne, en ese entonces no sabíamos su nombre, claro está,
estaba sentada en un restaurante supuestamente italiano. El
Pombo sólo dijo: mire la piba esa y yo volteé la cabeza y ella Como el Pombo tenía los bigotes abundantes y la calva atractiva,
estaba sentada, con la cabeza inclinada, delante de una copa de de hombre que ha vivido demasiado, como además tenía su
un licor brillante y amarillo pálido. Era casi de noche pero la luz, dulzaina y su mochila arhuaca de siete colores,esa noche durmió
moribunda, se negaba a dejar el cielo vacío y por eso pudimos con Suzan~e. Yo me la pasé rumiandomi soledad, sintiendo un
distinguir el color de sus verdaderos cabellos. Era morenita y poco los ruidos que ellos hacían en la pieza de al lado, separada
pálida al mismo tiempo pero tenía unas mechas rojas que hasta tan sólo de la especie de sala por una tela de florecitas. Estába-
le sentaban bien. Nos dimos cuenta de la farsa del restaurante mos en casa de Suzanne.
porque estaba sonando un disco de Daniel Santos y porque el
cocinero, lanzando su masa de pan frente al horno, le dijo a su
ayudante: HACE FALTA PEREJIL. El mesero, descubrimos, era A ella le gustaba cocinar y tener compañía en la mesa y el lecho,
bogotano y en unos diez minutos estaba hablando de la mafia nos dijo abiertamente al día siguiente. Así que ese día nos la
guajira, la escasez del petróleo y las inundaciones. Cua~do los pasamos encerrados hablando, fumando, tomando ron viejo
colombianos se encuentran no hacen sino hablar de Colombia. añejo que Suza encontró en la cocina, junto a unas botellas
El cocinero, que era chileno, nos pregunto por la situación en el vacías de Martini y cocacola. Ella puso un cassette de Alejo
país. El Pombo dijo que uno de los generales se había ido a vivir Durán hasta que volvió a hacerse noche y entonces ella dijo: me
a palacio pero entonces Suzanne intervino desde su mesa solita- voy a trabajar. El Pombo, que se había peinado conveniente-
ria y pidió que no creyeran tal embuste. La cosa no pasó de ahí mente con una brillantina que encontró en el botiquín de Suzan-
pero fue así como pudimos incluír a Suzanne en la oscuridad de ne, se parecía esa noche a Taras Bulba. El dijo: Yo te acompaño.
esa, nuestra primera noche en Amsterdam. Espéreme aqu( Pibe, me dijo a mi.· Y o tuve ganas de decirle que
me dejara ir con ellos pero él no me dio tiempo y cuando quise
abrir la boca él ya estaba pasándole el brazo por los hombros
El Pombo iba delante de nosotros, caminando por uno de los mientras ella cogía la carterita y se echaba un poco de sombra en

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Julio Ofaciregui 9ftstorias de anwr, saf.sa y dolor

los párpados. Se fueron sin que mediaran otras palabras. Yo, a dormir ya bien de madrugada pero apenas comenzaba a soltar
hacia las diez de la noche, bajé a dar una vuelta por las calles no los tendones de los pies cuando oí los pasos nerviosos del Pombo
muy lejos, cansado y con la boca reseca. La luna parecía, estaba, entrando. Prendió la luz y yo dije hijueputa en voz baja pero
dura y lejana, era una luna para mirar mucho tiempo. Suzanne entonces me desperté y me senté en la cama a beber del vino que
· nos había dicho que trabajaba de recepcionista en un hotelito del había traído. Me puse de nuevo los zapatos y nos fuimos a la
centro, frente al Central Station. Yo me imaginé que el Taras se calle otra vez. El Pombo sacó unos billetes de a cien florines
había ido con ella para aprovechar el teléfono del hotel y llamar arrugados y una bolsita de plástico chiquita que a lo mejor
a larga distancia a su mamá. ese no perdía ninguna oportunidad. contenía cocaína. El Taras (cómo se parecía) me dijo, tome,
Para consolarme, me dediqué a mirar las mujeres detrás de las vaya, y me tendió uno de los billetes señalándome una de las
vitrinas. Me atraían y repugnaba pensar que me atraían. Nos vitrinas pero yo le dije, nada, tengo miedo de una venérea, mejor
insultábamos mutuamente, ellas diciéndome acaso mirón y vamos a chupar, a tragar un poco de Vino.
sapo, no tienes plata, quítate de ahí que me,estás tapando la
mercancía y yo, absurdo, ahí de pie mirando y gustando, .gratis,
amargo y gratis. Me pareció una curiosidad alegre, a eso
estábamos llegando ya. Las mujeres eran de reflejos, serenas, en · Suzanne se dio cuenta que no pensábamos abandonar su casa.
vestidos de baño, unas leyendo, otras con la mirada detenida en Un domingo, viéndonos ahí tirados y barbudos, casi borrachos,
el viandante y los brazos en la cintura, diciéndole con el labio, se decidió a sacarnos a la calle. Nos dijo, vamos a ver a
ven te cobro barato, Estaban rodeadas de los almacenes de la Rembrandt, eso dijo. Yo había oído hablar de él en casa de
pornografía dura, las parejitas iluminadas en los avisos sodo- Mutis, una noche. Había sabido que para pintar la tal ronde de
mizándose sin pudor bajo la fría noche. Parejitas luminosas y nuit se había encerrado durante no se cuánto tiempo y había
moradas, aquí y allá, prende y apaga para los turistas trasnocha- dejado que la mujer se le muriera en el piso de abajo mientras él,
dores. Recorrí aquella calle muchas veces. Las cortinitas de las egoísta, no hacía sino pintar y pintar. Ese cuadro fue un
vitrinas eran corridas bruscamente por una mano apresurada y escándalo. Perversamente, Susanita nos llevó luego a la sala
entonces no se podía seguir viendo. Descubría también figuras donde estaba la tal lección de anatomía. El Taras, que se las daba
que no había visto antes, sentadas en butacones, casi desnudas, también de que sabía mucho de arte, dijo que el cadáver
o vestidas como reinas mientras los hombresj en grupos, con las estudiado no parecía muerto pero Susi dijo que mirara el color,
manos en los bolsillos, las miraban. Los turistas pasaban verdoso, como el de los muertos que encuentran en las calles de
tranquilamente con sus señoras del brazo delante de las putas y Bogotá cuando hace frío y eso.
las vaginas de plástico, sonrientes. Yo pensé en tomar unas fotos
pero como ya estaba oscuro preferí no sacar el aparato. Me fui

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Julio OCaciregui :Jftstorias áe amor, salsa y cfofor

Aproveché que el Taras dijo que tenía ganas de ir a las toiletten En esos días regreso de viaje Erik, el marido oficial de Suzanne,
para decirle cosas prohibidas a Susana, mirándole los ojos y los y nosotros nos quedamos solos y sin plata. El Pombo desapa-
brazos (tenía un pequeñito tatuaje erótico en el antebrazo izquier- reció, como es su costumbre, y yo tuve que emplearme en una
do, tallado por un japonés que había sido novio suyo, me dijo). cafetería. Tenía oportunidad de practicar el francés con los
Caminábamos por las desiertas salas del museo, aprovechando turistas que llegaban al snack en donde yo trabajaba entre las
lo que decían las guías en inglés (comprendíamos menos de la cinco y la una de la tarde. ¿Un café no ir?, preguntaba yo a los
mitad) para luego poderle decir algo al Pombo y callarle un poco turistas argentinos que trataban de explicarme lo que quería en
la boca. Susanita, hacia el medio día, se había puesto casi triste, español revuelto con palabritas de inglés. Yo me hacía el loco
pidió que la lleváramos a ver al mocho, al desorejado VanGohg. y les contestaba en francés para que no me fueran a identificar
Solo eso podría levantarle la moral, dijo, así que atravesamos un como latino. Me había curado de eso después de haber conocido
parque y llegamos hasta un edificio gris en donde estaba escrito al Pombo, que no se me había despegado en dos años (la época
su nombre, don Vincent. Lo de esa tarde fue indescriptible, así de la beca} hablándome de política, de la guerrilla en el exilio,
que mejor no darles bazofia. Susanita dijo tan solo que le habría del tráfico de estupefacientes, de la novela experimental que
gustado conocer a un hombre como aquel, que no tenía miedo de estaba haciendo y de muchas cosas, de muchas otras cosas,
nada. El taras se quedó callado y yo me di cuenta que se había mientras trataba de sacar algunos billetes o se robaba un libro y
puesto celoso. El mochito había pil)tado tanto, con tanta alma y me lo traía de regalo.
color y sombras, que no había mucho que agregar. Luego, a los
37 años, siendo todavía sujeto holandés, se había disparado un
tiro. Había muerto en su piecita dos días después, según la Yo no volví a ver a Suzanne hasta la tarde en que me fuí al parque
noticia que salió .en el periódico del pueblo. Nos quedamos del Poeta porque tocaba un conjunto latino, Cascada, se llamaba,
mucho tiempo serios, limpios, recién lavados. El Taras dijo que que tocaban salsa y tenían varios músicos no de Cartagena,
tenía de nuevo ganas de ir al baño y por eso aprovechamos para decían ellos, sino del propio Chambacú, del desaparecido.
ver solitos la sala donde estaban los dibujos del mochito. El Habían grabado un larga duración en Amsterdam bajo el sello
Taras, pues, se quedó sin conocerlos y así pudimos decirle, ya Chambacú, en producciones Atmósfera, se llamaba. El emble-
más tarde, la laguna tan grande que le había quedado en la cultura ma de la casa disquera era un machete cortando un diamante.
de ese día pues mientras él estaba en las toiletten, largo rato,
nosotros habíamos visto la tinta china derramada, tomando
forma ella sola, del niño Vangó. Susana estaba, como .dije, en aquel parque. No la reconocí
porque había cambiado mucho en ese entonces. Había como
crecido, no sé, tenía una falda de satín rosado bastante arrugada

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Julio Oúuiregui

y la cara se le había llenado de paños y granos, de barros y Así fue como terminaron mis aventuras en ese puerto. Había
yspinillas, acné y cara de piña, estaba feísima. Ella no me vio tomado unos tres rollos de Susana ese día, bajo la lluvia, pero se
y yo al principio le agradecí porque estaba como enmariguana- velaron. Tengo aún en mi bolsillo un pedacito de la entrada a los
da, bailaba con los ojos cerrados en mitad de la hierba, era la museos, unas postales, y algunas fotos que se salvaron. del
única que bailaba mientras los muchachos de Cascada tocaban accidente. Debo disculparme al publicarlas ya que no me fue
su salsa, su música venezolana y las composiciones propias, a un posible tomarlas con calma porque todo el barrio se puso en
público holandés, entreverado de latinos y negros venidos de contra mía. No estaba permitido aquello. Algunos tipos me
Surinam, música y agua lluvia, llovió mucho esa tarde: gritaron y otros me empujaron. Uno de ellos me hizo una
vulgaridad y una mujer morena, vieja y reseca, me estuvo
siguiendo toda la noche. Yo tuve miedo. Tuve miedo y, aunque
El Pombo estaba sentado en una de las bancas de adelante, un no se escribir mucho, decidí anotar todo para que no se me
estrado de madera, con una cámara nikkon y cuatro lentes olvidaran esos días, aquellos largos domingos viendo a Susana
especiales, tomando fotos. Tenía un pañuelo atado al cuello y un borracha y al Taras tomándole fotos cuando ella cerraba los ojos,
tapaojos estilo Moshé Dayán. Yo le dije, ahora si nos jodimos olvidada de todo, tal vez pensando en Cúcuta o Maracaibo, no
viejo Taras, ¿y ese disfraz? y el hombre me miró y me habló en lo sé.
alemán, No, Nain, no spratsch Dusche.. le dije yo, alemán nada,
excuse me.. me había confundido, no era el Taras, no era el
Pombo pero se parecía mucho y además tenía una camiseta que
decía Colombian Connection
.. con unos ramilletes y un escudo hecho en hojas de canaqis
sativa.

Vi que Susana se recostaba a un árbol, sudorosa de tanto bailar,


tal vez mojada por la lluvia. Se puso a fumar hachís con unos
tipos y decidí acercármele, le dije, cómo estás Susi.. y ella me
miró en la nebulosa y me habló en inglés, what is that man?, me
·dijo, o algo así y entonces yo me sacudí, me aparté de ellos
porque uno de los hombres que estaba a su la~o me mostró el
tatuaje en donde tenía inscrita su historia de malevo.

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Vm6erto o/a{verde

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9ftstorias de amor, salsa y doCor

'Después de( sábado

Cómo me quisiste en esa noche.


Cómo eran de grandes tus ansias de amanecer
y cómo era necesaria mi nueva presencia.

Ramiro Madrid

rum6erto o/a{verde
Tal vez el sábado se les apareció en ese momento tan incierto,
1947
cuando dudaban si estaban en el despertar o todavía venían del
otro lado del sueño, y de súbito, ¡zas¡, ahí estaba, era el sábado
Nació en Cali, vivió durante algún tiempo en Méjico. Se ha
destacado constantemente como periodista. Trabajó en el Diario
y
que se había metido en su cuarto, aun entre sus cobijas y su
cuerpo sudoroso.
El Pueblo, de Cali, y es columnista en Occidente. Publicó en
1972, Bomba Camará, con una nota de presentación de Alvaro
Entonces recordaban, y el recuerdo siempre los sorprendía,
Mutis. Un libro de cuentos con el que objetivamente ha ganado
por~ue era muy grato no asistir al colegio ni tener clases y
un lugar importante dentro de la expresión de La Salsa en la
olvidarse de los días cotidianos. Y dormidespiertos repartían el
1i teratura. También ha publicado un volumen de ensayos políticos,
sábado en muchos otros sábados, y de tal manera se encontraban
Colombia, Tres Vías a la Revolución, 1973. Los cuentos
en el sábado-sueño, el sábado- juego, el sábado-parlado, el
reunidos bajo el título En Busca de Tu Nombre, 1976. Y el libro
sábado-beba, el sábado-chisme, el sábado-hembrita, el sábado-
con prólogo de Cabrera Infante Reina Rumba, sobre la famosa
pinta y así empezaban a andar sobre la mañana, y sin embargo
cantante cubana Celia Cruz. Como dato curioso hace tres años
no perdían su alegría, pues sintiendo el aburrimiento de un lunes
funda y dirige la revista deportiva América. Val verde reproduce
o el cansancio de un jueves imaginaban que era sábado, y el
ese ambiente real, caliente y lleno de salsa de los muchachos del
tiempo valía un pito en ese momento, porque para ellos, y todos
barrio obrero de Cali. La preocupación por la soleda(i y el amor,
opera como una savia viviente a través de su prosa.

100 101
j{¡storias de amor, salsa y doÚJr 'Um6erto o/alverde

los del barrio, el sábado era todo su mundo y, a su vez, un mundo una niñita de rostro precioso, y nosotros le hacíamos bronca cada
de todo. vez que lo encontrábamos en el desfile; le dijimos degenerado,
pero el tiempo nos sorprendió y nos la mostró hecha toda una
Es así, siempre es así y todo el barrio tiene su manera de ser, de mujercita, que exitaba nuestros deseos y nuestros labios apren-
caminar, de bailar, jugar al fútbol en las calles y poner discos de dieron a usar su nombre: Sonia.
Daniel Santos, y hablar de los vecinos, sacarle cuentos a las
jovencitas que a uno no le caen bien, y pensar cuándo llegará el Todos nosotros teníamos nuestras peladas, pero Eduardo se
asfalto por las calles y el polvo que cubre sus rostros. había excedido, le dedicaba todo el tiempo a ella y entre nosotros
eso no era posible, eso era convertirse en un pendejo, y por eso
Les gusta hablar de su barrio, y sus voces se derraman infatiga- se ganaba nuestras burlas, era el colmo que no estuviera con
blemente bajo el sol, sin cesar, mientras el tiempo, lento y nosotros ni siquiera los sábados, y entonces caíamos en el pensar
sofocante, va tomando sus gestos inexpresivos hasta el inevita- y en lo sentimental.
ble ocaso enrojecido precipitándose sobre las derrotadas pala-
bras. Habitábamos con nuestra presencia la tibieza de la calle, y
nuestras voces golpeabanduro la noche, entre el azar de nuestras
Y fue la noche, y fuimos nosotros quienes vimos salir la palabras encontré la mirada de Enrique, y entonces nos pusimos
oscuridad de nuestras bocas, porque hacía rato estábamos gas- de acuerdo, a veces entre nosotros bastaba sólo una mirada.
tando palabras y esquina. Caíamos, caía en un silencio sucio de
tristeza y recuerdos. Rodolfo trataba de imaginar el calor y el Nos adherimos a la brisa que bajaba lentamente por la calle;
hastío, Enrique destrozaba la pared con su navaja y Alfredo escuchando los gritos de los niños callejeros regresamos a la
fragmentaba la noche silbando una vieja canción. esquina, aún la traíamos oculta pero también Alfredo lo había
comprendido, y así fue como nos pusimos sonoros y hubo
Entonces fue tan natural que nos acordáramos, me acordara de chistes, risas, mientras la caneca de aguardiente que habíamos
Eduardo en ese momento, porque su ausencia cobraba un cierto comprado nos dejaba un sabor seco y fuerte.
presentimiento inconfundible, y había entre nosotros un oculto
temor. Eduardo apareció de repente, convirtió nuestra nostalgia en
alegría y preguntas, pero estaba callado y su rostro nos mostró
Enrique tenía la costumbre de sacar recuerdos de quien sabe su preocupación; aunque trataba de no apretarlo, quiso ser el
dónde, bien podía ser de la noche o de su bolsillo, y entonces mismo de siempre sin conseguirlo, bebió varias veces de nuestra
recordó la semana santa aquella en que Eduardo sólo anduvo con caneca, ya era la tercera en tumo. Comprendió que yo compren-

102 103
V.m6erto o/afveráe

día lo que le pasaba y aprovechó que todos los demás habían meterme en un lío, después todo pasaba, pero qué va, a uno le
puesto sus ojos en la pelada nueva de la cuadra que pasaba, para entra el malo y se tira el lance, por eso desistí de regresarla a su
decirme: -Estoy metido en un lío, hermano. casa o dejarla en otra parte, y sin embargo, lo pensaba dos veces,
lo repensaba, no pensaba, volvía a pensar, entonces decidí
Enrique dijo que después teníamos que irnos a alguna parte, pues convertirme en un Cristobal Colón para ella, pues ella así lo
él no se iba a quedar prendido y necesitaba, necesitábamos quería, y yo no podía echarme atrás, pues luego me arrepentiría,
escuchar nuestra música, esa música chévere, la música del otro y alguno de la gallada tendría que ser el primero, ganarme la
lado, y entonces Eduardo quedó de encontrarnos, y se alejó fama en todo el barrio y convertirme en tumbador pues a todas
dejándonos un chau mientras caminaba apurado. las peladas de ahora les gusta, aunque hay algunas vivas y lo
quieren agarrar a uno y eso sí que no, así es la pelada de Enrique,
por eso él se las tira de santo, y lo hace bien, sin ponerse en
l. En este mundo cada uno ha de vivir la vida como le parezca peligro le hace muchos males, decidí pensarlo solo y sin tirarle
mejor ... yo sé que tengo mis pecados,y por eso nunca juzgo a los la beba a los muchachos, pues ya la habían comenzado, y por eso
demás. me fui a buscar a Sonia que me esperaba en la fuente de soda
frente al teatro, y entonces caí en la cuenta que no les iba a
cumplir la cita a los muchachos y sería uno de los pocos sábados
La primera piedra, por que pasaría con ellos, escuchando música y bebiéndose sus
Celio González canecas de aguardiente, porque los sábados se festejan de alguna
manera y nosotros siempre sabemos hacerlo.

2. Yo estaba pensando en los mejores cantantes de "la vieja


guardia", en el negro Beltrán, en Celio González, y por supuesto l. uAmor m(o, no te quiero por vos ni por m( ni por los dos
en el "jefe", y me entraron unas ganas tremendas de beber y juntos, no te quiero porque la sangre me llama a quererte, te
hablar hasta cansarnos con Manuel, pues él sabía tanto de quiero porque no sos m(a, porque estás del otro lado, ah( donde
música como de la vida misma que uno se sorprendía, por eso fui me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más
a buscarlos a la esquina, para contarle a Manuel que estaba profundo de la posesión no estás en m(, no te alcanzo, no paso
metido en un lío y entonces recordé las palabras llorosas de de tu cuerpo ..."
Sonia que me incitaba, me pedía que la llevara a cualquier parte,
y abrazada a mi pecho se negaba a regresar a su ~asa y se prendía
de mí y me besaba, y claro, yo sabía lo que eso significaba, y era Julio

104 105
'Um6erto o/a{veráe

Cortázar. Rayuela hundiéndose, y me duele; ~nt<:>,I1<;e~-e~J!~ma~iacio targ~ porq!l~


todq~ I1Q"~~JJn~eQQ. \

2. Ahora te toco, con mis manos voy di bujando una caricia sobre ¿Acaso esa música era el caos de nuestro sábado? Posiblemente
tu vientre, y salgo de lo profundo del otro lado para rozarte, me nuestra vida estaría grabada en un long play de oro, pero lo cierto
propongo escapar de la noche en tus brazos y sucumbir ante tu era que siempre terminábamos en ese barcito donde escuchába-
cuerpo, y entonces recuerdo tu llanto ahogado, abro los ojos y mos esa nuestra música chévere que nos hacía beber como cubas
busco el amanecer que se ha enredado en tu largo cabello negro y nos sacaba todo aquello que era una joda para uno convertido
extendido sobre tu espalda, encuentro el alba en tus labios y me en palabras sin sentido y las tirábamos sobre la mesa, y a veces
uno a ella, la descubro dulcemente, nos basta el silencio, nos poníamos trascendentales, y nos hacíamos preguntas que
rechazamos las palabras porque ellas pueden hacernos caer en el olían a filosofía barata y de la mala, y terminábamos contentos
sueño o en la realidad; cierro los ojos y me sumerjo de nuevo en de lo que éramos, de estar allí tirando bacanería y para qué pensar
esa oscura región, trato de conservarte en esa actitud, pero tú en otras cosas que no fuera la pelada, la charanga brava y el
mueves las piernas para aprisionarme, tu cuerpo exitado me boogaloo y permanecer siempre juntos, como ahora, como
provoca, y aunque supongo que hace frío me sofocas con tu siempre.
calor, y siento la misma sofoóación del baile, cuando bailamos
esa música y hacemos nuestros pasos, todo con una expontánea Abandonamos la esquina aburridos de gastar acera y desvestir la
Ysorpresiva exactitud, esa música furiosa que tú bailas tan bien noche con nuestras sucias palabras, un poco salidas de tono cada
y tú dices que yo también, ¿te acuerdas, ah?, el paso aquel que vez que despedazábamos contra el suelo las canecas que íbamos
yo te tiro con fuerza y giro y tú das la vuelta y nos encontramos tomando, y entonces decidimos venirnos para acá y aquí está-
de nuevo, muy cerca, demasiado cerca y sonrientes terminamos bamos todos, quiero decir: Enrique, Alfredo, Rodolfo, y claro
siempre buscando nuestras bocas, desatadas en una inusitada sin ponerlo en duda: yo; estábamos pendientes de la llegada de
violencia, atrapándose, mordiéndose; de repente, resbalo nue- Eduardo, y me puse a pensar en él, y no sabía qué decir sobre lo
vamente donde lo uno es todavía lo otro y caigo junto a tí, muy que estaría haciendo, o tal vez lo tenía tan claro, que no me
cerca de la proximidad del alba, y tu recuerdo me lleva al borde atrevía por no alarmar, y era mejor tomar todo con calma, fresco,
del deseo, imagino que renace mi furia ardiente, lo dudo Sonia hermano.
pero es así, y entonces destrozo con mis gestos tu cristalina
belleza, y sin hacerte daño aplasto las mariposas de tu piel, te Habíamos escogido una mesa del fondo, y sobre la mesa había
tomo las manos y busco tu placer, te saboreo, y y siento muy una botella de aguardiente y otra de agua y copas y vasos, y ya
cerca de mí tu temblor, y me ciño a ti, siento en· mi piel tus uñas presentíamos la caída de alguno porque todos estábamos al

106 107
V.mlíerto o/a!vertk

borde de la borrachera y nos conocíamos demasiado para no con argolla, ya casadito.


saberlo, por eso tomábamos despacio, intentando descubrir el
trago que nos pasa a la buena vida, o sea, con las manos sobre la Habíamos llegado al silencio, pero todo a nuestro alrededor era
mesa y la cabeza sobre las manos, vagar en el sueño, pero eso es ruido, nos asediaban la música, las voces, los gritos, y la
barro, porque al otro día todos se lo sacan en cara. infatigable sonoridad del sábado.

Así estábamos, sin caer ninguno todavía, cuando un man legal Y de pronto sonó y entonces Enrique, con un estilo aprendido
de otra gallada se acercó a nosotros, y entonces abrimos bien los quién sabe dónde, dijo:
ojos para verlo y su voz sonó como un alivio, y hubo sorpresa,
yo sin saberlo ya lo sabía y por eso reí maliciosamente, Enrique -Oigan, escuchen al incomparable, inigualable e insuperable, la
se apresuró a servir una tanda y brindarle un trago a quien había voz de América, el más grande bolerista de todos los tiempos, el
traído la noticia: inmortal, fabuloso y genial¡Roberto Ledesma!

-¡Eduardo se voló con Sonia, pero ya se dieron cuenta y se ha -De dónde sacaste eso, mano.
formado la grande!
-No sé, me dio por inventarlo ahora, me gusta tanto que ...
Entonces todo lo que se habló fue sobre Eduardo, inventamos
múltiples suposiciones, y Rodolfo fue más atrevido que todos, Después de Ledesma habíamos encontrado el alba y sólo que-
habló de la desnudez de Sonia y y se entusiasmó tanto que dábamos unos pocos, bebiendo y cantando; en ese momento vi
envidiaba la deeisión de Eduardo; luego, brindamos por el a Eduardo en Enrique y sin contenerme lo sacudí mientras se lo
indeseable corruptor de menores, hubo risa general. decía.

-Y por qué no lo hizo de día, dijo Alfredo. Así todo quedaba en -No jodás, no me confundás porque yo no tengo a Sonia debajo
silencio, pero de noche es una bestialidad. de mí.

Salimos del sábado con una canción en la boca y nos metimos


-No te pongas lógico, eso no se piensa, se hace, véngase lo que en un domingo de calles solas y un denso silencio interrumpido
se venga. por un saxofón que gemía en la distancia, pero nosotros ya
andábamos por el sueño, aunque nuestros pasos sonaban en la
-De seguro mañana tiene la boleta de captura y el lunes andará calle.

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·9ft.storias dé amor, salsa y tfoCor f[lm!Jerto '1/alvertk

necesario abordar lo sentimental, y la vida es así, a veces nos


Sólo nos queda el silencio y esa palabra, esa palabra que sorprende, pero debemos tener calma. Tu sinceridad te salva,
acariciabas todas las noches antes de irme, al calor de tus labios siempre has sido diferente a las otras, empezaba a quererte, pero
o bajo el ruido frio de la lluvia, pero ahora también es diferente, no sé, una cierta distancia se atraviesa entre nosotros, y te veo
y no sirve tu llanto ni tus súplicas, y la cara de la desgracia no es distinta, tanto, que me causas aburrimiento.
la mía ni la tuya, es la de siempre y no por eso podemos jugar a
la seriedad, y sería muy tonto que pretendieras llegar a una unión Todo tiene su límite Sonia, no vayas a creer lo que digan de mí,
tan solemne y complicada, caerías en lo más común y ni siquiera yo no te culpo y tú no debes hacerlo conmigo, sería una locura
tendría el valor de recordarte ni un sólo día. Sabías lo que pasaría de tu parte, tú bien sabes que para mí nada es imposible, y hago
y no debes desilusionarte, "bájate de esa nube y ven aquí a la lo que se me venga en gana. No pienses en esas palabras nacidas
realidad", ¿te acuerdas?, es el mismo Celio González que de la envidia y el rencor, tú no puedes creer que yo sea un
bailábamos en las fiestas, es la misma voz que me hacía desgraciado ni un cobarde, ni mucho menos, tú sabes cómo soy
estrecharte y nos colocaba en el éxtasis y la repetición. de las y por eso desde el comienzo te dediqué "Yo soy así" de Ledesma
caricias. y eso lo dice todo, ¿no es cierto?.

Me acerco a ti y siento que una gran distancia nos separa, no son


los pocos pasos que me faltan para llegar a tu cuerpo, no es Ahora no es necesario que nos tiremos al olvido, guardaré el
tampoco la sábana que te cubre, es algo más profundo y no recuerdo de tu cuerpo, de tus labios, de tu sabor, y de vez en
comprendo, pero quiero que entiendas que una noche e~ como cuando sabré hallarte en alguna parte de mi vida; creo que tú
cualquier otra, y no podemos cambiar de rostro, es mejor que debes sentir lo mismo, en cada uno de nosotros hay algo cálido
volvamos a ser los de siempre, y ponerle música a la vida y que del otro.
sea de charanga.
Mientras el domingo, triste y sofocante, se pegaba en la piel de
Tú me conocías hasta el cansancio, a veces abusabas y penetra- los muchachos, por el barrio había comenzado a desgastarse el
bas en mi intimidad, te pasabas de descarada; cuando no te nombre de Sonia, pues iba de boca en boca, de calle en calle, y
visitaba ibas a la esquina y pasabas meneando lo que no tenías ya se le maltrataba sin conocerla aún. Para Eduardo todo había
para que alguno te silbara, o me mandabas razones y papelitos cambiado, las viejas de la cuadra lo mirarían con recelo y
escritos: ahora no debes ponerle lágrimas ni enredarlo, debieras desprecio; en cambio, con el pasar de los días, las jóvenes,
mirar cómo el sol va invadiendo las calles ~las, mientras el ansiosas y cálidas, al encontrarse frente a Eduardo, sentirían una
domingo se desliza por la ciudad; todo es tan simple, que no es cierta inquietud y por su cuerpo rodaría una extraña sensación.

110 111
V.m6erto o/afveráe

y su voz se cortaba, y simulaba una cierta seriedad, de la cual


Manuel dudaba, pero Enrique y los demás no descubrían el
Eduardo sintió un decidido alivio cuando pisó las calles de su engaño de sus cambios repentinos. Eduardo relataba, con
barrio, destrozó sus ocultos temores y respiró la soledad del intranquilidad y miedo, la existencia de un pariente malévolo
domingo que se acumulaba sobre el pavimento. Presintió las que ella tenía; entonces aparentaba una actitud de profundo
miradas y las palabras, y ocultó sus ojos en una dura y lejana temor, y hablaba de los malévolos y de su impetuosa manera de
actitud, y con gestos apurados alcanzó la casa de Manuel. ser, pues nunca se guiaban por la legalidad, sino por la ley del
más rápido y el más fuerte.
Los muchachos estaban hundidos en el sueño, pero el mediodía
acechaba sus párpados, trataban de recuperar esa oscura región Luego sucedió, con inusitada ligereza de su parte, lo que todos,
entre las sábanas, el calor los sofocaba hasta la desesperación, o casi todos en el barrio, le reprochaban a Eduardo, y fue la causa
revolcándose ·a pierna suelta, sudaban con un cierto olor a para que se hablara mal de su comportamiento, y se llegó a dudar
sábado y alcohol; así encontró Eduardo a Manuel, hasta que de su virilidad, y esto ocasionó muchos escándalos y discusio-
logró sacarlo del otro lado de la realidad, sin tener en cuenta los nes; pues Eduardo, cuando se dejaba llevar por la ebriedad,
manotones y unos ciertos ruidos producidos en lo profundo de ofendía e insultaba a todas las viejas de la cuadra, fomentadoras
su garganta. Cuando Manuel descifró en sus ojos el rostro de de los rumores y los malentendidos.
Eduardo, y la sonrisa maliciosa que exponía con descaro, no
pudo contener su emoción, sin pensarlo dos veces lo estrechó Manuel no estuvo muy de acuerdo en que Eduardo revelara el
entre sus brazos; mucho después, rememorando con desazón, sitio donde se hallaba Sonia, pues sólo sirvió para que sus
relataron el encuentro con risas y palabras nada naturales hasta familiares la rescataran con tremenda paliza y decidieran aban-
convertirlo en algo de película, como lo repetiría tantas veces donarla en la oscuridad de su cuarto por muchos días. Manuel,
Eduardo. y los otros, permanecieron a su lado, y maltrataban, con golpes·
y palabras, a quienes se atrevieran a hablar mal de Eduardo.
Eduardo fatigaba las palabras, insolente y seguro, transformaba
la desnudez y el éxtasis en imágenes frías y nada agradables, lbamos llegando uno a uno a la esquina llena de noche, recuerdos
incansable derramaba su voz sobre la presencia de sus amigos, y el cansancio de unos gestos repetidos; buscábamos nuevas
que poco a poco fueron llegando sin haberlos llamado, y palabras para una misma historia, y a veces nos sorprendíamos
Eduardo no desaprovechaba, recomenzaba de nuevo, y se llega- porque la hacíamos distinta, todo regresaba al olvido, y nos
ba a la repetición de las imágenes con palabras ya usadas y consumía el silencio y la ausencia mientras oíamos un disco de
comunes. Y de repente, su rostro reflejaba un sorpresivo temor, Willy Rosario.

112 113
'llmberto o/aloerck

Volvían a poseernos los días monótonos, aquellos días opacos Las viejas de la cuadra decidieron combatirnos abiertamente,
en que el aburrimiento se amontonaba en nuestros gestos, y le nos pusieron malas caras y no permitieron que las peladas
perdíamos el sabor a las palabras, y todo era una vuelta a los días queridas se reunieran con nosotros; ya no podíamos ni jugar
infatigables. fútbol tranquilamente porque nos tiraban la ley; no decíamos
nada, sólo estábamos a la espera; luego, cuando se las cobrára-
Eduardo habitaba la lejanía, pues se había marchado para la mos a nuestra manera, se arrepentirían.
capital por un tiempo, y permitir que su ausencia aplastara los
rumores, y evitar el posible encuentro con el tan temido malé- Ahora, la presencia de nuestras vocea habita la amplia soledad
volo. de la calle. dejamos que la noche nos invada con su fresca brisa,
mientras jugamos al cara y sello para definir quién seguirá a
Esperaba, esperábamos su primera carta, con ansiedad, para Eduardo; todavía nadie se arriesga. Para cambiar, nos gusta
sentirlo a nuestro lado y reírnos con su manera de ser y hablar, golpear el aburrimiento y el hastío, tratamos de impresionar a las
con sus sorpresivos y emocionantes cambios repentinos.· Ima- muchachas con peleas de mentira, pero cuando resulta un
ginábamos, para salir de la monotonía, la respuesta que le alzadito de otra gallada se forma de verdad, y así todas las
daríamos, y sospechábamos la confusión de nuestras palabras, miradas y las voces pesan sobre nosotros, y eso nos gusta.
pues todos desearían meter la mano.
Estamos esperando la llegada de Eduardo para hacerle un
Había sucedido algo que no esperaba, que todos le negamos recibimiento del otro mundo, cantando una canción de La Serie
posibilidad y sólo cabía en la fortuna que Ed~ardo s~ g~staba; o Ledesma, mientras abordamos la primera caneca de aguar-
fue algo tan imprevisto para nosotros y el bamo que s1rv1ó para diente y escuchamos al único cantante que saca la cara por
concluir los rumores y convertirlo en una salida de puro cine, de nosotros, allá en el otro lado, porque sólo nuestro gran Nelson
película, como diría Eduardo. Y no podía ser menor nuestra Pinedo ha cantado con la Sonora Matancera, y de seguro, en ese
actitud al saber que la familia de Sonia había decidido olvidarlo momento, Eduardo pide la otra caneca.
todo, y no poner el denuncio, y nos aterró por completo esa
manera de desistir. No pudimos contener la risa, las frases de
siempre, y bajar a la envidia, pues esa buena suerte era del otro
mundo, y así con los días todo fue ajustándose a la normalidad,
y comenzamos a respirar nuestra vida cotidiana, tan igual como
antes, tan antes como igual.

114 115
1ftstorias dé amor, safsa y dofor

:Jabio Martínez

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117
!lftstorias áe amor, salsa y dofor

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'Bai{aba como un anfibio

:Fabio Martínez
1955 Le había dicho una noche a mi amigo Alfredo von Kaspa
Salazar. Me voy a suicidar. Y Al que no es colombiano ni es
Caleño del barrio San Antonio. Cursó estudios de literatura e alemán, me dijo. Para qué si ya estamos muertos. Al, siempre
idiomas en la Universidad Santiago de Cali. Luego hizo un post- ha sido un muchacho entusiasta. Esto solo lo sé yo y su mamá.
grado en Literatura Latinoamericana en La Sorbona de París. Ha Por eso aquella noche lo invité a beber. ¿Adónde quieres ir, Al?
trabajado en teatro. Se ha desempeñado como profesor de Y Al que se moría de las ganas de beber, empezó como siempre,
literatura en las Universidades Javeriana, de San Buenaventura, a hacerse el idiota. Tranquilo Al, que esta noche yo pago todo.
El Externado y Del Valle. Mención de honor en el concurso de Y tomando un taxi, nos fuimos a lo de la 23.
novela Ernesto Sábato con su libro Un Habitante del Séptimo
Cielo, 1987, que trata de sus experiencias cuando fue clarinetista Yo quería hablar con Al y contarle que me quería suicidar; pero
y músico de Metro, en París. Novela publicada posteriormente, a la23 se va es a beber y a bailar. (A veces también a pelear; pero
1988, por Ulrika Editores. Su prosa se caracteriza por el yo esa noche no quena pelear). Y nos sentamos en unos bu tacos
desenfado, las frases cortas y un brillante sentido del humor. El de madera que daban lástima. ¿Qué quieres beber, Al? Al se
texto incluido logra en pocos trazos una "vívida" situación en un llevó las manos a los bolsillos tratando de justificar su vergon-
bar. Actualmente prepara un libro de relatos sobre la música, la zante miseria y, como sabía que le gustaba mucho la cerveza,
noche y el despiporre. pedí aguardiente para desahogarme con más facilidad y también

118 119
:Tabio Martüu.z 9-{'¡storias áe amor, salsa y áofor

para ir en contra de la corriente. ¿Cómo era eso de que la 23 alguien había escrito un grafitti, que decía;
estábamos muertos? Un negrovino con una botella de aguar-
diente y la sembró en la mesa. A Al no le gustó ni cinco eso del
aguardiente. No le gustaba mida que fuera en contra de su · \ft-~'00 CA~E
voluntad. Y como un niño que no quiere tomar la sopa, empezó
a hacer caras y a putear en alemán. Pedí entonces una cerveza
N\orh/0: E'DU~'RVO
y después otra y otra, y Al allí si se entusiasmó.
y más abajo,
¿Sabes, Al? Hace días que lo estoy pensando seriamente; pero
Al ya no me escuchaba porque en el hueco de la 23los decibeles ,L...O CON\Pf<O
son cosa de locos. Y le dieron ganas de ir al baño. Al rato, Al
volvió con la bragueta abierta y con una sonrisa así de amplia. Moíí'lO; N\4"RCÍA
Al, escúchame, hace días que lo vengo pensando seriamente;
pero Al ahora le había clavado el ojo a una muchacha raposa del
barrio La Candelária y tenía todas las intenciones de bailar. Cuando regresé del baño, Al seguía besando a la muchacha.
Sobretodo, ¡de bailarL Como si fuera Nosferatu. La tenía abrazada en un rincón como
si la fuera a asfixiar. Oye, Al, recuerda muy bien que no estamos
Al regresó a su bu taco de madera y, con esa vocación esotérica en Alemania, eh? Y Al con su dentadura amarilla y más torcida
que tiene por la cebada, cogió la botella y se puso a beber. que una rriesa de borrachos, me sonrió por primera vez. Al, ¿tú
¿Cómo te fue, Al? Pero Al ahora se había puesto a saltar como sa.bes por qué esta noche hay tanto negro en este sitio? Pero Al,
un sapo sobre su butaco y no me escuchaba. Mejor dicho, no me con la llegada de los negros, se lanzó de nuevo a la pista a mostrar
quería escuchar. Y se fue de nuevo a buscar a la muchacha de la sus habilidades de batracio. Entonces volví a pensar en el baño
Candelaria que tenía cara de buey. y, no sé por qué sentí un deseo irresistible de regresar.

Mientras estuve solo, me puse a soñar. Pero, acaso, ¿siempre no Al terminó de bailar. La muchacha de La Candelaria seguía a su
había estado solo? En un recoveco de la pista Al se había puesto lado y ahora queda practicar el alemán. Pero como en el hueco
a besar a la muchacha. ¿sabes Al, que una noche yo soñé con de la 23 era imposible hablar, decidieron abandonar el bar y se
besar así a tú mamá? Pero tranquilo, Al, que eso sólo fue un perdieron por las calles solitarias de la ciudad.
sueño. Un maravilloso sueño. En cambio, lo de ahora, Al, no
es ningún sueño. y me fui directamente al baño. En el baño de - ¡ Auf wiedersehn, amigo! -Dijo Al desde la puerta, todavía

120 121
J'a6io Martinez :H'tstorias áe amor, salsa y doCor

arreglándose la bufanda y yo, desde el interior del bar, contem-


plé como se iban alejando-. 1\pberto 2(uiz 1\pjas
Fue la última vez que escuché su voz.

Alfredo von Kaspa Salazar amaneció muerto en el hotel Ambos


Mundos, del centro de la ciudad, y aún se desconocen las causas

122 123
1
!}{tstorias de amor, saf.sa y d'cfor

1\gberto 1\ttiz 9\9jas


1938-1978
(jo zona

Natural de !bagué. Fue uno de aquellos autores en quienes no se Para An(bal Arias
concibe la obra separada del autor. Encarnó el escritor trashu-
mante ( anduvo por Europa, trabajó de estibador en Brasil ),
inquieto hasta el insomnio, honesto a ultranza; la influencia de
su personalidad dejó en algunos huellas, ( en !bagué, durante
cinco años funcionó el Centro Cultural Roberto Ruiz,"de Artes
Plásticas y Literatura, que sucumbió debido a problemas eco-
nómicos ). Escribió bajo el seudónimo de Bor. Fundó y dirigió
Narrativa, un plegable. Hizo traducciones del inglés' y el fran- Yo la conozco en la tarde, en una librería-bar de la calle quinta
cés. En 1975 publicó El Viaje, Instituto Huilense de Cultura, que, por lo recién inaugurada y su diferencia ostensible con otros
premio al concurso de libro de cuentos José Eustasio Rivera en lugares, es uno de los sitios de moda en la ciudad. La conozco
' '
Neiva. El libro es un compendio de relatos escritos en un lapso gracias a tres amigos recientes, estudiantes de letras, alumnos de
de ocho años. En 1977, publicó una antología sobre la prostitución, un primo, y bebiendo y conversando me entero que estudia
La Putería; y, una antología sobre la violencia: Crónica Ima- derecho, -es bugueña y se llama Amanda (" la reina de la
ginaria de la Violencia. En 1972, Be klan 2-7-1, que incluye dos parranda", explica en broma uno de los amigos). Yo vengo
novelas cortas. Invitado por el gobierno de Cuba, al salir de su deprimido lo confieso, después de ir a buscar a la ceramista con
casa a tramitar el pasaporte, fue atropellado por un camión quien estuve la víspera y decirme ella que hoy no puede salir,
cargado de cerveza. Desde su lecho de muerte él mismo escribió: tiene mucho trabajo, varias piezas en el horno y otras por
«Roberto Ruiz invita a las exequias de Roberto Ruiz». Dejó más esmaltar. Me quedo allí callado, un trago tras el otro, oyendo
de cinco libros inéditos, entre los cuales, uno sobre cine y otro viejos discos, danzones y sones montunos, guarachas y haba-
sobre la prisión en Gorgona. En 1981, Carlos Orlando Pardo neras, Casino de La Playa y Orquesta Aragón, no interviniendo
publicó su libro de cuentos Historias de Amor y Desamor. Su en el diálogo festivo que sostienen los otros, extraño al despar-
estilo fluye pegado a la anécdota, seco y rastrero, con alusiones pajo devaneante. Lo único que hago al verla, cuando llega y
de persona culta y políglota. El texto incluido narra una típica abraza a los que están conmigo, es sentarme frente a ella
persecución a una fémina. moliendo pensamientos, triturándolos. Luego voy recorrién-
dola, palmo a palmo, poro a poro (es hipérbole, claro) con ojos

124 125
:Jft.Storias áe anwr, salsa y tÚJÚJr

como de sueño de novela de Miller o del último U pdike, y la cómo se ha interpretado el texto en el trabajo de mesa para
escruto, la traspaso, me meto en sus entrañas, vuelvo y salgo, hacerlo más acorde con nuestra realidad, cómo resuelven las
percibo línea a línea sus facciones, su talle~ su increíble tonalidad caracterizaciones, qué utilizan de la improvización, y hasta
de piel. Más tarde, cuando ella también comienza a examinar- cómo el montaje prevé cambios escenográficos y luminotécni-
me, con algo que f1uctúa entre atención y asombro por mi mirada cos que hagan aprovechable al máximo las posibilidades de los
inmóvil, cuando ella ve, porque tiene que notarlo, que es lo único distintos sitios donde vaya a representarse. Los restantes siguen
existente para mi en rededor, sonríe y me pregunta si la miro o haciendo frases, derrochando ingenio generosamente, rememo-
estoy embebido en otro lado. Yo sigo sin hablar, la señalo y rando anécdotas diciéndose reales por ser de otro mundo,
asiento lo primero con ligero movimiento de cabeza. Ella se preguntándome a veces "¿Qué pasa, viejo Segis?" ¿Te estas
yergue, va el baño del rincón, al tocador, la veo prender la luz, enamorando de la muchacha, de la reina de la parra y de la
abrir la puerta, cerrarla tras de si. Vuelve serena, fresca, tal ':ez farra?" O precaviéndola contra mí.
recién peinada, y me pregunta tras llenarme la copa qué hago yo,
"Periodismo", afmno. Ella calla un momento, tom,a el rostro
hacia lo alto, quizás no atiné en cómo proseguir ante mi seque- Pero para ello yo no tengo ni una sílaba. Sigo mirándola casi sin
dad "¿Buen periodismo?" indaga ahora insinuante abriendo los oirla, con fingida atención en lo que dice, como ya escribí antes.
ojos, pestañas bien cuidadas. Respondo que lo ignoro, que en Antes que Brecht y todo lo que sobre él pueda decirme, en este
todo caso poco o nada me importa, que a otros y no a mi momento me interesa ella, con su pelo cayendo en serpentinas.
corresponde calificarlo. En mi tra9ajo he ido a muchas partes, entrevistado a muchas
actrices, actrices muy nombradas como la que llenó el Colón de
Buenos Aires durante ocho meses haciendo La gachanta, o a la
"Pero llevo tres años en el diario y me pagan". De todos modos brasileña triunfante en el cinematógrafo europeo, o a la inolvi-
el hielo comienza a desleírse, la ceramista a escapárseme del dable Carlota del Marat-Sade de Brook, o a la directora del
gesto, Amanda a estar más cerca, clavo sacando clavo. Ella Galpón de Córdoba, o a la española de Castañuelas 70, tantas en
repite su nombre a instancia mía: "En las presentaciones uno fin para pararle bolas esta tarde al trabajo escénico de cualquier
nunca los oye", me excuso. Y es ahí cuando me dice de dónde aprendiz, por linda que sea. Lo que me hace mirarla es muy
es y qué estudia. Continúa hablando, como si la locuacidad de distinta, no es ella entre telones sino ella conmigo, el tal vez de
los vecinos produjese contagio. Me cuenta que en la Universi- incorporar un hermoso recuerdo, su tibieza de insomnio, el gesto
dad hace además teatro, que están preparando "Santa Juana de apasionado que le intuyo, el ped~o de ciudad que es ella misma.
los mataderos y ella será la protagonista. Simulo interesarme en No dejo de recordárselo, entre un comentario y el siguiente,
todos los pormenores que palabra a palabra va confiándome: entre Moliere y Sheakespeare, entre Weiss y Arrabal, más ella

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9ftstorias áe amor, salsa y áoCor

parece no hacer caso ni cosa de mis galanteos: le atraigo más de las ocho. Peor sería, sigue la conjetura, tener que salir del
exclusivamente como interlocutor teatral. Sabe, lo he dicho sin apartamento en plena madrugada a buscar algún sandwich
afán de impresionarla, que he yisto actuar a célebres grupos de trasnochado. Ella ordena su carne ""tres cuartos, por favor", y
Alemania y Polonia e inquiere mi opinión sobre el trabajo una cerveza yo. Con su pierna derecha mueve una de las mías,
emprendido en la Universidad. Declaro que desgraciadamente como despabilándome, y luego la pregunta "¿No querés co-
esa obra nunca la vi en Berlín, que no la hicieron cuando estuve mer?". "A tí", replico acariciándole uno de los carrillos,
allí en un congreso, que apenas conozco su texto original. Al día impulsando al rodar de la aventura, y ella, dientes blanquísimos,
siguiente, entonces, me entregará un libreto del grupo para que "¿Con papa a la francesa? ¿O al vapor?". Sólo queda reir,
al menos juzgue la adaptación. "Encantado", le digo, "por acompañarla mientras come, probar algún bocado que me
complacerte haré todo encantado". Y le tomó la mano, como alcanza, beber el alto vaso con cerveza fría y luego salir,
prometiéndoselo, dándole un apretón de juramento y retenién- entusiasmado, ahora sí, es la hora, es inminente, me cercioro de
dola, sin soltarla pasado el apretón. Uno de los amigos adviérte que no he extraviado las llaves, la noche comienza, youratten-
que acaban de anunciarle que es hora de cerrar, que il f¡mt ir a otra tionplease, pero ella quiebra mis especulaciones, insiste en que
parte. "Nosotros siempre somos de otra parte", dictamina debemos regresar al barcito, que mal puede dejar a sus amigos
retirando el pequeño asiento 1 y vamos a un bar cercano, con pista porque éstos le han propuesto ir más tarde a caseta, "Llegué a la
de baile y luces bajo la pista, y allí nueva caneca, más aguar- librería a cumplirles la cita", y total que vuelta atrás, otra vez al
diente blanco, y a bailar lo que toque. Ahora yo abrazo a barcito La rumba te llama, el mismo de mucho humo y ningún
Amanda, le acerco la cabeza, la estrecho contra mí, dejamos que extractor de aire. Frustrante confusión, sentimiento intrincado
la música se nos vaya colando, que nos llene los cuerpos, que nos el de esta' Amanda, disgusto mal oculto, decepción que me
llegue a los pies. Y ella al rato que salgamos los dos, que la as<;>ma, pasajera amargura que olvido finalmente cuando ella
fatiga, el humo encerrado de nuestros cigarrillos, que ha tenido dice que vaya con el grupo, que seré un parejo indesplazable, que
gripa y no se ha repuesto del todo, y calculo precoz qué hago, ya baile es baile y lo demás es doma. El trío sigue bebiendo y con
se me está ofreciendo, me aseguro, lo suyo es la propuesta de ir ellos alguien nuevo: una rubia grandota llamada Luz Amparo,
al apartamento del primo ausente que ocupo estos días. Cami- o Esperanza, o Piedad, rio lo recuerdo ya.
namos unos doscientos metros bajo el aire refrescante, manos
entre lazadas, bamboleo juguetón que ella intemtmpe para
indicarme un aviso neonado que dice La Fogata, que la invite a Cuatro hombres par mujeres: ese es el juego que hay. Y a la
un churrasco con un guiño, se recuesta en mi hombro, que ahí no caseta pronto insisten ellos, por no dejarlos no nos fuimos antes.
son malos y desfallece de hambre. Bien para empezar, pienso, "¿Tardamos demasiado?", se extraña ella. Hay que ir, única
es ese el busilis, después de todo no hemos comido nada y ya son alternativa con posibilidad de éxito, pero no se encuentra un taxi

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~6erto 1Udz 1\pjas
!lftstorias de amor, saf.sa y áoCor

libre, es como Bogotá en un aguacero, y ella extiende la mano compañera", le dice. "Internacionalismo aguardientario", vuel-
hacia adelante, está haciendo autostop y yo escéptico me río. v~ a glosar el que viene con la rubia. "Qué chiquillo tan grande",
¿Qué pensará que es esto? ¿Dónde piensa estar? ¿En Italia? ¿O d1ce otro, al ver agacharse a una mujer de paradas nalgas. Pasado
Dinamarca? ¿Nueva York por el nombre de las avenidas? ¿Y el contador, pasada la requisada.
con el gentío que somos? Auto que se detiene y descreimiento
abajo. El conductor saluda a uno del grupo, creo que se llama
Romás porque me dijo "Mi nombre es un apócope de romance", Reencontramos a Amanda y a la otra porque para ellas hay
le estrecha la mano, son viejos conocidos, abre una portezuela diferentes entradas. "Nos ganamos una botella", anuncia eu-
de atrás y nos acelera, las mujeres sentadas encima de los fórica mi indesplazable. Me coloca la mano sobre su barriguita;
hombres, por la Avenida Roosevelt y sus altos cocoteros hasta de embarazo reciente le resulta a uno al tacto. Protesto, pido que
las gigantesca caseta. Y a estuve anoche aquí, con la pintora, hay lo esperemos, le explico que yo cargo suficiente dinero. Aman-
tres orquestas. ''¿Vos no entrás?", le averigua Román al amigo da frunce el ceño, no me entiende, que se trata de un juego y me
cuando descendemos al expendio de boletas bajo las luces altas jala una oreja. "Que pagués la bebida carece de riesgo, no tiene
brillantes. Mas el del carro agradece negando, no puede, está emoción", se deshace felina. Que si nunca lo he hecho, que si
comprometido con una fiesta en Santa Mónica en casa de la no salí alguna vez corriendo de los bares en el bachillerato, que
novia, mejor otro día. Entre los hombres porrateamos la cuota el tipo está muy lejos en la cola y la caseta repleta, que nos le
de las entradas. volemos, que si es un maracucho tiene plata, perforadora de
petróleo e~ el patio de la casa, y si no lo es le mintió y se lo merece
por faltarle al respeto. Resignación, seguirla, hacer lo que ella
Y engrosamos la larga fila india asediada de vendedores am- diga, dejarla divertir a su manera. Amanda es la que manda, por
bulantes de chuzos de empanadas, de chicles, de sombreros, de más que ignoro que si el dueño del trago es un venezolano este
"Marlboro americano, científicamente comprobado", como episodio engordará la fama ladronesca que tenemos en su país,
vocea uno "Nacional. Nacional: científico y de masas", apunta Y en Panamá, en Honduras, en Ecuador, en Nicaragua, en
hilarante uno de los amigos, mostrando su paquete de cigarrillos cualquier república no muy lejana· de las fronteras para que
negros. En tanto al otro lado un hombre bajito, moreno, se dirige hayan ido bastantes compatriotas. Y yo siempre accediendo a
a Amanda, que le pasa dos medias de aguardiente que le entrega cuento ella disponga, moviéndome al vaivén de sus caprichos,
tapadas. Ella puede llevarlas ocultas en la ropa, porque a aceptando lo que sea para seguir teniéndola. Yadentro, en el
nosotros nos esculcan de pe a ce en portería y a las mujeres tumulto, nuevo bailar de todo, insistir en sus labios, ver gente
exclusivamente la cartera. Quiere ganar sus pesos el muchacho, diferente arrojando pañuelos (que luego guardarán como inol-
ahorrarse la diferencia de precio. "Yo soy de Maracaibo, vidable souvenir) a los músicos para que se enjuguen el copioso

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9ftstorias cú a11Wr, salsa y áofor

sudor, instrumentos siguiendo a los cantantes, pedirme luego


ella que traiga a la mesa a Charlie Jim, el cantante del Gran
Combo que saca la lengua, y yo llevarlo echando mano y pie de
Medardo .9Lrias
todas mis argucias, mostrando mi carné de periodista, asegurán-
dole que quiero un reportaje breve, que hay un compositor y un
arreglista que desean conocerlo, que también en la mesa está con
nosotros el programador de un canal de teve, que si en San Juan
tocan en el Condado, que si es de Ponce o Mayaguez y, al fin, qué
gran jaleo, qué batalla verbal, presentárselo a ella, "Es voz salsa
la suya'~. a manera de saludo, semblante admirativo y él, sus
anteojos redondos y aridorados, su bigotico fino, su chaleco azul

~@{fj) (!f!ó&J~ D&J~


mate, su camisa de lunares, la pesa con los ojos y Amanda que
me quita del bolsillo el estilógrafo, se levanta la falda y le pide
un autógrafo en uno de sus muslos. Charlie vuelve a cantar,
acaricia su voz bien modulada en la letra y la música de Mariano &1 [Jj] !!@!!@~
Mercerón. Después, hacia la madrugada, cuando los músicos
puertorriqueños van a irse y un borracho grita enardecido" ¡Play !M®@ JJ'@ !!'~M íJf!i1 rm ~
again, play again! ", noto que se ha perdido, que no está junto a
mi. La busco por un lado y al revés, por el otro y el envés, hasta
hallarla abrazada a Charlie Jim, el mismo tipo que llevé a la
mesa. "Tú viniste conmigo. Amanda", observo austero, con
cierta aire de reproche, como exigiendo una explicación ante su
impropiedad, atónito que estoy. Porque hasta se ha puesto el
sombrerito de Charlie y está junto a él como nuevo micrófono.
"Vos serás mi parejo indesplazable", recuerdo con sarcasmo. Y
ella desde allá arriba, desde el entarimado de la orquesta, me
mira secamente con sus pupilas limias-transparentes y contesta
que no va, mucho menos a esta hora, a litigar (así dice) conmigo
ni con nadie. "Cuando termine estudios seré juez", concluye
terminante.

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!J-C¡storias de amor, salsa y doCor

Son frías {as auroras neoyorkjnas

Meáardo Jtrias
1956

Nació en Buenaventura donde hizo sus estudios de ~ecundaria


en el Colegio Pascual de Andagoya. Ha trabajado en diario
Occidente como jefe de redacción encargado. Y Actualmente Por aquellos días el Gran Combo de Puerto Rico sonaba en todos
coordina la Revista Dominical del,diario El Pafs. Se ha desta- los rincones del Puerto. Por entre aullidos de perros, viejas
cado no solamente como periodista sino también como cuentista asomadas a ventanas despedazadas y niños que hacían girar en
y poeta. Entre los innumerables galardones que ha obtenido, el aire bastones irreales, bajaba la banda de guerra del Pascual
merecen destacarse: el Premio nacional de poesía Universidad de Andagoya por la Pileta. Rostros despistados de mujeres
de Antioquia con el libro, Luces de Navegación, 1987; el tri.stes se alargaban para ver a Agobardo Rivas, el guaripola más
Premio nacional de periodismo Simón Bolivar, 1982; en el veloz que existió en Buenaventura. Las luces aún entre los
género de investigación con un ensayo periodístico titulado, La grandes bafles de las cantinas, daban un aspecto mortecino a
verdadera Historia de La Salsa; los premios de periodismo todo. Un negro solitario hacía sonar unas congas frente al
Alfonso Bonilla Aragón, 1982, 1984, 1986, de la Alcaldía de traganiquel. Doblaba su espalda sobre los cueros, gesticulaba,
Cali; el premio nacional de cuentos Universidad de Medellín, sudaba, reía con su bocaza como queriendo tragarse las hileras
1988, con el libro Juego Cerrado, y el premio nacional de poesía de festones rosados que pendían de la mata de sábila.
Luis Carlos López de Cartagena, 1989. Su prosa se caracteriza
por un entreverado de canciones, arcaísmos y alusiones a - Deja ya de golpear ese tambor, Nene. Acuérdate que hoy es
productos de consumo de determinada época y lugar. Su cuento Corpus Cristi y tras la banda viene el obispo echando agua
como el Berdella y el de Collazos, trata del sueño dorado del bendita...
colombiano pobre que viaja a Nueva York.

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Medaráo fllrias 'fftstorias áe amor, salsa y áoCor

- No te preocupes, Reina. Hace tanto tiempo que no toco que ya


le están saliendo cayos al recuerdo; bah, ha cambiado mucho Dos muchachitos con las caras tiznadas consumían una sopa fría

esto, preciosa ....1 sobre un mantel de flores amarillas. Miraban a sus mamás con
- Cállate, digo apagá eso y ven a ver Agobardo, lindo negro ese, el gesto acostumbrado de los viejos amigos. Un gato maullaba
mira cómo tira el bastón hasta alcanzar las cuerdas de los postes. por entre las cortinas rojas y las moscas zumbaban entre las patas
Uh, recuerdo el día que se quedó en el techo del "Bacilón". Hasta de la gran araña de neón que presidía la pista de baile del "Tibirí
Rolando Laserie se hubiera reído de ver a Rolando el marica tabara". Alguien había olvidado apagar los bombillos rojos de
cazando golondrinas con el bastón ... sus ojos y, a pleno día, esta araña trasnochadora que hacía su red
- Y fue que no lo recogió? de escupitajos y picos de botellas, parecía un fantasma desolado.
- Qué va: allí se quedó porque nosotras queríamos tenerlo de
recuerdo. A las putas nadie nos quiere. Al menos la banda. de
guerra del Pascual es la única que viene a festejarnos con
tambores y cometas ...
***

El Boogaloo seguía sonando fuerte por encima de los techos "COREA, HIJO, ES PARALOS MACHOS"
rotos. No se sabía si escuchar. el piano de Rafael Ithier y la voz
de Andy, o si acompasar con la punta del zapato el pum, pum, Tejiendo una gran carpeta roja, Angela pasaba las tardes,
pumpururun pumpúm de los pascualinos. cuando nq peladeaba rítmicamente en su Singer. Era la modista
Varios bares habían cerrado. Un ciego barría aserrín con hielo de las muchachas alegres.
frente a una puerta y de la cocina del bar "Isla de Capri" se
escapaba un tufillo a sudao de gallina. Las mujeres se atareaban - Batey, ven acá te cuento de la guerra. La guerra, hijo, es para
con delantales que tenían la inscripción "tome Costeña". Otras los machos. Así dijo Liborio eLdía que se fue para Corea. Inés
dibujan el perfil de sus labios con un rouge morado. Eran días de me dice que vendrá. Yo pienso más bien que se quedó allá con
ir a misa. Olor de semana santa se aspiraba en los cuartuchos. una chinita. Ojo, hijo, un día te vienen con el cuento que esas
Los vestidos negros lucían manchas rojizas y María Helena, la ojirrasgadas de la panadería son hermanas tuyas. Risas.
cadera que enloquecía a los marines norteamericanos bailando Agobardo nunca conoció a aquel viejo de bigotes montaraces
cha-cha-chá-, dijo riendo: que sonreía todas las mañanas en un cuadro frente a su cama.
- Coño, la lluvia derrite hasta el alcanfor. Definitivamente, un Entre flores plásticas y veladora~ derretidas estaba él, junto a su
día de estos vamos a amanecer sin calzones con estas madre en una foto de matrimonio. Angela tenía los ojos entornados
inundaciones. Cierra la puerta María que los niños están viendo ... y un velo blanco de encaje le caía sobre 1a frente. Lo que no se

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9vfeáardo Jilrias !l{tstorias de amor, salsa y doCor

explicaba era por qué sus viejos tenían los labios tan grandes y pudiera salir a corretear llevas por los postes. Pero ni eso. Fue
bien delineados. creciendo con las piernas en arco. "El Arco del Triunfo", decía
él cuando los amigos se mofaban. "Ustedes ni siquiera imaginan
- Seguramente, madre, a Liborio le echaron colorete el día de la cuántas mujeres se han sacrificado en estas piernas".
boda ... Y a fe que le creían. Agobardo, además de cantante de boleros,
- No hijo, tu padre era jugador de parqués y mujeriego hasta no bailador de Boogaloo, guaripola mayor, basketbolista, escritor
más, pero maricón nunca. ¿O acaso crees que ir a combatir por de versos y declamador del songoro cosongo era también atleta
la patria es cosa de homosexuales? y de los buenos, amante además y de su reputación viril sólo
podrán opinar las mujeres, no pocas, que lo amaron.
Bate y, como lo llamaban en el colegio, hacía un gesto con sus
ojos y continuaba embolando los Tres Coronas que le regaló. un La barriga del niño, después de la marcha de Liborio a Corea,
tío navegante. Conocía todos los barcos de la Flota Mercante creció desordenadamente. Su madre lo llevaba de la mano a
Grancolombiana. Cuando iba, bajo la hilera de naves en el comprarpescado, plátanos y cocos en el canal de Pueblo Nuevo,
muelle viejo, los marineros le tiraban manzanas desde la borda, donde los fruteros organizaban fiestas al son de maracas,
le regalaban chocolatines, monedas de five cents y el chicle que canaletazos rítmicos sobre las panzas de las canoas rotas y
lo ponía a masticar como troterglobers de Harlem: Shewing envases de cerveza.
Gun, en todos los sabores, verdes y amarillos para el negro más Aquí le gustaba estar, entre esta gente alegre, bailadora, que
picante que ha pisado las aulas del Pascual de Andagoya. Ahora, fumabaPielroja con la candela para adentro. El barro blanqueaba
día de Corpus, cuando marcharía frente a la banda que más suena los pies del muchachito que extrañado miraba los botes ceni-
en el puerto, esos shoes debían estar impecables. Frente al cientos perdiéndose en un hilito de humo lejos del canal. Aquí,
espejo, cortesía de Costeña, reía viendo su figura brillante con hoy lo recordaría, escuchó por primera vez aquello de a bailar,
corbata azul, esa risa contagiosa y el aguaje sabe, el salero, ese dice la gente, a bailar, para gozar, bailen todos la bomba y la
desgonzar de pies y manos imitando el izquier, dos tres, cuatro plena, que nos trae sabrosos recuerdos, bailen todos, que alegraban
de las Jazz Band de New Orleands, ese jadeito de ganso negro, a nuestros abuelos, pa 'puerto Rico mi Bomba" ... Ismael Rivera,
elegante, superior. Abría desmesuradamente los ojos. Chispeaba "Calipso"~ a grandes caracteres sobre el telón y el teatro Morales
de alegría la tarde del desfile. a reventar. Ni los viejos ventiladores de aspa y el soplar con
paraguas y revistas Bohemia, que era lo que leían los estibadores,
Angela nunca pensó que su niño iba a quedar con las piernas menguaba el calor en. el teatro. Toda una revelación de música
como alicate por hacerlo caminar muy rápido. Las muchachas le amada, la continuación de las películas rumberas de María
aconsejaban untarle yema de huevo en las rodillas para que Antonieta Pons, que nunca sus ojos vieron pero que su madre le

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!Medardo .9Lrias

narró una noche de julio. "Eso, hijo, era para morir de emoción, esa historia de pundonor, es perder el tiempo porque cualquier
cuando Cuba reía, Batey, cuando Cuba reía y María Antonieta porteño la sabe. Los besos, las flores, las lisonjas de las mujeres,
paseando por una playa con un cesto de flores, mientras un el grito de las prostitutas, el aplauso de todos los rumberos de
rumberito le echaba piropos desde una palmera. Eso no se "Caney" y "Próspero" que iban a esperarlo a la meta.
volverá a ver".
Siempre las historias terminaban así. "Eso no se volverá a ver". -Nunca te regalan nada bueno, hijo. Siempre esos benditos
Otros tiempos fueron mejores, deducía Agobardo, untando de camisones que te hacen ver como un gringo viejo.
saliva las páginas del Retrato de Doryan Gray con su índice - Son buenos para jugar básket, mamá ...
sudoroso.
'!University of Florida", decía. Los premios eran casi siempre
iguales. Pero no importaba. Algún día América del Norte sabría
*** del poder que se escondía en aquella figura menuda héroe del
estudiantado. Nueva York conocería a Batey de la misma forma
que conoció a Kit Chocolate por los días que las francesas
Por aquel entonces las calles eran un hervidero de sol, piedra y rompían sus ligueros por la emoción de sucumbir a sus brazos,
sudor. Las competencias atléticas estaban en moda y los o me conocerán con la misma emoción que produjo Monguito
almacenes patrocinaban a los futuros Aparicios. El agua saltaba llegando a Bronx con la tumba en el hombro, o 'como Mis ter
de balcones y aceras para refrescar a los que sacaban la lengua Babalú, o,Arsenio Rodríguez, el Chano Pozo, Tito Rodríguez,
de cansancio sobre la calle caliente. Ahí va Agobardo con su tanto latinoamericano ilustre que ha sido aplaudido desde el
camiseta verde, inmensa, hasta las rodillas y un número que Empire State, mientras sonríen desde un automóvil descapota-
alguien le hizo a las carreras en la espalda con una tiza morada. do y serpentina blanca llena desde el aire la Quinta Avenida, oh,
Su nombre también había sido pintado: "Batey", pero el sudor la Quinta A venida con sus leones de bronce en las postales, con
lo había dejado tirado en la carretera; la máquina del cuerpo de su ejército de hombres veloces que saludan desde sus tirantes
bomberos los acompañaba con la estridencia de una sirena que con sombreros de fieltro, a Bate y, gloria del siglo XX, el hombre
terminaba en un ruido ronco, afónico ... "Bravo, muchacho, dale con mayúsculas, la risa del universo.
más duro, corre, dale duro, la meta.está cerca" ... Agobardo reía
vanidoso. Era incansable o al menos eso creían en Buenaventura. El Boogaloo era el furor, de aquellos días de sueño. Radio
No demostraba ni el más mínimo cansancio, imprimiéndole a Buenaventura no ponía otra cosa. El Gran Combo y... "Claps
sus piernas un ritmo alegre que más bien parecía un nuevo paso Your Hands"! !!, Every Body ... "Claps Your Hands"!!
de baile. El triunfo era indudable. Relatar la llegadai el final de En cualquier lugar todos movían hombros y piernas aplaudiendo,

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:Medardo .9Lrias :JfiStorins áe amor, safsa y áofor

sonriendo, suavizando. Vaya, qué ritmo y vaya manera de llevar Moré, pobres estúpidos, gente sosa y mansa, explotable por
los piés con la precisión milimétrica de Bujungle, el rey del todos los poros, porque no hay grito que valga, no hay protesta,
Charles ton hace ya 20 años, decía Angela, "ver a ese hombre era no hay levantamiento, rebelión nunca se dará, si alguien te da en
como estar frente a una locomotora de alegría. Con su cara una mejilla y tú, muy tranquilamente, le pones la otra. Qué va.
brillante, su fenomenal estatura, bajaba las escaleras de un
edificio tan alto como él, bailando, hijo, bailando o también
sobre una caja de embolar, frente a la estación de Brooklin, ***
llevando con los piés el sonido de una máquina".
Las letras amarillas de ese tren fantasma del pasado estaban
siempre en las conversaciones. Eran c~mo la foto de boda, como Al tiempo la noticia se supo como quien viene de lejos a decir
las flores artificiales o la araña de neón de un bar en la pilota. cosas tristes. El gringo Mike, el más alto de todos los Cuerpos
Cosas de todos los días. de Paz en Buenaventura, el que jugaba con las gafas amarradas
Lo único que se renovaba era el deporte. Siempre ensayando una con elástico a su cabeza calva, el de las piernas largas como
nuevajugada, se renovaba el cuerpo, la vida, todo. Ahora que columnas de concreto rubio, fue baleado en Vietnam. Nadie dio
estaban de instructores los gringos del Cuerpo de Paz, cómo más detalles. Sólo eso: "lo mataron en Vietnam", pero la gente
había progresado Agobardo. Los gringos, todos coloradotes imaginó todo lo demás. Mientras dormían, decían aquellos
ellos, nos habían enseñado a jugar mascando chiclets, un "Jump embusteros, "en sus tiendas verde oliva y sólo se escuchaba el
Shot" para descomponer a cualquier armador y la finta, el ruido de las chicharras y sólo se veía la luz de los cocuyos sobre
quiebre endiablado que no detiene_ nadie, hasta quedarse el fángo hediendo de los arrozales, llegaron los vietnamitas, y los
boquiabierto, con las manos en la cabeza, viene el balón rojo dejaron allí donnidos, a ráfagas de metralleta, sin saber siquiera
como un tomate incrustándose en la red. que Mike fue el que nos enseñó a jugar basketbol".
"Tomeiro", decían los gringos, y la papa era "poteiro": "Fish and
poteiro", pedían siempre cuando invitaban al restaurante marino. Cuando de Vietnam llegaban noticias tristes, Batey miraba a la
Cuánto queríamos a aquellos hombres. Lo más aburrido de todo calle los árboles pelados a dentelladas por el hielo. Invierno en
era que nos ponían a leer una biblia amarilla que lucía en su pasta Nueva York e invierno para su vida, para su estómago, el peor
la bola del mundo restallando en horizontes soleados, bajo la invierno de todos, el que muerde la carne, decía en una carta
inscripción "Dios llega al hombre". Empecé a desconfiar de grabada en acetato que todos escuchamos en casa de Angela.
ellos cuando nos dijeron que eran agentes del gobierno nortea- "Mientras veo caer la nieve afuera y se escucha el ulular de las
mericano para apendejamos, para volvernos a nosostros, que sirenas en las avenidas, como aullidos de miedo, yo también
somos sacarosa, azúcar que nos corre por las venas cpmo al Beny tengo miedo Padres. Tengo miedo de morir en este Nueva York

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Medaráo .9Lrias
1-ftstorias de amor, sa!sa y áoCor

inmenso, mientras una música de navidad se cuelga tristemente


de mi ventana. Mis amigos me envían cartas, pidiéndome un mujeres decían, casi en susurro: "copa y vaso". Después se oiría
"Lee", camisas, lociones, mándame un dólar me dicen. Pero no el "klin-klin" del brindis, el "to your health", los besos en las
saben que Batey está peor que ellos. Aquí, en este bilden, en este mejillas y la divina música americana trayendo al recuerdo la
cuchitril, este cuarto de agonía de mi Nueva York insospechado, monada de Marilyn Monroe suspirando de amor con sus labios
están unos amigos de Buenaventura que han venido a traerme húmedos. Música lenta para gente elegante, pensaban ellas
alimentos. Está Carvajal, Murillo, Juán Mosquera, gente que me acariciando los gatos angoras de la mamá santa, de la dueña de
quiere Padres. Finalmente, en esta fría navidad, un abrazo para todo aquel harem de lujuria, la inolvidable, la hermosa, la Lola
ustedes un beso desde este, mi invierno que muerde las entrañas ... Puñales de la noche: "Ana la sol-da-dooooo!", sí, así, con
Desgarrador aquello, opinábamos nosotros. Pobre Batey. El fanfarria y todo, la divina entre las putas, la diosa siempre
gringo Mike se lo llevó a los estéis en busca de un E mpire S tate buscada por los soldaditos en franquicia, tenientes, cabos,
lleno de luces y mira lo que ha pasado. Pero en el barrio sabían capitanes, y cuanto uniformado llegara. Era, por así decirlo la
que la historia era bien distinta. Los Cuerpos de Paz nos habían marquesa de todos los ejércitos del mundo, porque su poder no
enviado los pasajes de Braniff al héroe del puerto. El, una noche emanaba sólo a los defensores de la patria, era internacional,
cualquiera, hizo lo que debían hacer los muchachos para probar mundial, y en su cuarto, entre talcos, coloretes, espejos y
ante ellos, ante la familia y ante las mujeres, su verdadera talla almohadones rosados, había banderas de todas las patrias.
de hombres: irse de polizones en la bodega de un barco de Desde allí ejercía su poder y escuchaba pedidos a través de una
Grancolombiana al Nueva York soñado. ventanita falsa. Ella, lloró muchas noches desde que una voz le
avisó: "Agobardo, tu niño, se fue a Nueva York''.
La Pileta resplandecía. De arriba a abajo caminaban los marines Ana lloraba sobre el retrato de Batey y no podía creer que el
puertorriqueños con mujeres endomingadas. Arriba, en la parte negro se le hubiera escapado. El único negro que su amor había
selecta del barrio, donde no le servían trago a los negros, los ~on.ocido, el único capaz de estar allí entre los gobelinos que
capitanes bebían hasta enrojecer. Acá las putas eran finas. mvltaban al amor mostrando a un pachá de bigotes libidinosos
Tenían cierto pudor para echarse en el regazo de los hombres. rodeado de ninfas. Un serrallo oriental, con turbantes, flores,
Allí, como adormecidas en las barbas perfumadas y los uniformes abundante comida, escanciar de vino y esclavos. Ese era el
de gala, aprendían a hablar inglés. Eso también las diferenciaba. gobelino que enmarcaba los mullidos sillones de la "Mariposa
Dominaban a la perfección el inglés del "short tain" y el "feki- Rosada". Batey fue el único negro que estuvo allí, servido por el
fekin". Estos bares habían sido hechos para gente superior. La amor de La Soldado. Conoció toda la música americana de los
grey era rechazada desde la puerta por un chulo conocedor de la años treinta, tradujo páginas completas de revistas gringas y
gente. Suavemente giraban las aspas de los ventiladores y las recortó muchas láminas brillantes que fueron sus posters de
alcoba.

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A la luz de una lámpara china, Ana lo había escuchado todo.


- Y a lo sabía, Agobardo: lo sabía. Los hombres no quieren a las
putas. Después, el llanto, las lágrimas de Bumbulina por el
*** hombre de barbas perfumadas que no quedará, que pasará, que
se irá, que mandará postales y dejará una bandera en su cuarto
como un deber patriótico·ante la reina del sexo.
Bajo sus plantas sentía el chapoteo del agua. El pasar violento
del mar bajo la hélice del "Ciudad de Tunja". En un morralito En su reloj se iban sucediendo los días sin mirarlos. Para él era
llevaba pastas para el hambre, abundante agua para seis días, un sólo la noche, una sola noche larga, muy larga dentro de la
mazo de cartas y el overol de los es~badores del muelle de bodega del "Tunja". Escuchó ruidos sobre su cabeza. Sintió
Brooklin. Así debía ser la vestimenta de esos hombres. Un como si hubieran descargado en la proa del barco la campana
mameluco azul, raído, una gorrita "Lee" a rayas, botas de rota de Pennsilvania; un arrastrar de fierros por todas partes,
explorador y un pañuelo grasiento en el bolsillo trasero. Además, voces en inglés. Antes de que la luz le pegara en el rostro, antes
un caminar de ganso, mirada de Sammy Davis cuando desconfía de ver ese cielo que siempre quiso ver, el cielo de los Y ores, las
de algo, y una simpatía sin límites, como todos los negros, nubes envainilladas de los y ores, se enfundó en su indumentaria
Brother, como todos los negros. La oscuridad y el calor de de estibador. Bien pronto vio al hombre que esperaba, la
aquel1a bodega lo sumían en un sopor in..;sopor-table. Parecía reproducción de un sueño, frente a él, de carne y hueso: el negro
haber descendido al profundo hado, del que hablaba Homero, bondadosp que lo sacaría en su carro, rumbo a una casa del barrio
pensaba, al limbo cristiano, o a los profundos infiernos de la negro donde comería abundantemente bajo la mirada benigna de
Divina Comedia un texto que leyó en la biblioteca del Andagoya. una familia que se alista para los oficios en la Iglesia Bautista.
Ni siquiera se apreciaban las figuras de las cartas. Se distrajo
contándolas e imaginando que sentada, en un bulto, allí, a su - ¿What your name?
lado, estaba Ana, la generosa cortes-ana, preguntando por su - M y name is Batey.
suerte. Y él, como siempre inventando embustes: "A tu casa
llegará un hombre blanco con billetes verdes en los bolsillos. Te Para algo sirven las clases del profesor Arroyo. Por la ventanilla
hablará en lengua extraña. Te pondrás su kepis, reirás y al final iban mirando con los ojos acostumbrados del "native newyorker",
de la noche él te invitará a algo así como una nave luminosa que sin permitir que el asombro delatara su rostro provinciano. No,
espera más allá de la bahía. Este. hombre, contrario a lo que tú nada de eso, somos dos gringos amigos que vamos rumbo al
crees, no te amará. Pasará como una golondrina con charreteras hogar -pero mierda, si estoy en Nueva York Angela, mira esos
por tu vida" ... camiones inmensos con letras amarillas, uf, ya salimos del

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:Mecfardo .9Lrias 9-ftstorias fÚ attWT', salsa y dofor

muelle, oh, New York, New York, cuanto te amo, tus esquinas, Ray Barreto, Ismaelito Miranda, Jhonny Pacheco en el "Sheeta",
capital del mundo, esas esquinas iluminadas con gente ellos abrazándome, riendo junto a mí y yo con un vaso a medio
consumiendo Coke and Hot Dogs, y esos edificios madres como beber en la mano.
torres que se pierden en la niebla- (Más tarde sabría lo duro que
es agazapar el asombro, la sorpresa)... Pero si soy nativo Tampoco salía del Bronx Casino. Allí conocí a los primeros
neoyorkino, hombro a hombro con un estibador de película... expendedores de droga. Me enrolé en el negocio y por primera
vez en la vida supe lo que es matar a un hombre a sangre fría con
silenciador y echarlo a un tinoco de basura, con absoluta sangre
*** fría y sin silenciador, porque ya está la algarabía de los carros
policiales encima de tí y de tus amigos, y tienes que correr, otra
vez como antílope, hasta perderte entre los sucios edificios de
"Agárrenlo, agárrenlo" ... perros policías olfateaban a sus piés. inquilinato.
Unos hombres descomtmales lo izaron del cuello y pum, al
camión celular. Me cayó la Custom, hermanos, y allí estuve Hoy, desgarra decirlo y tener que tenhinar así esta historia, estoy
varios días de limosna esperando mi deportación, hasta que en muerto, absolutamente muerto y sin esperanzas de volver a
un descuido salté como un antílope, como gamo en primavera y vivir. Definitivamente, como decía aquella canción de mis
corrí fuera del edificio que tiene la bandera de los Estados catorce años, "después de muerto no se puede gozar". Si me
Unidos más grande que he visto en mi vida: corrí cuanto pude tocara reeqcarnar me encontraría con que pude realizar el sueño
y me colé en un teatro de variedades donde bailaban unas negras de mi vida: comprarle una casa de concreto a mis viejos. Una
bellísimas al son de un piano de cola. casa de concreto en medio de tanta madera que hay en B uenaven-
tura. Como para despertar envidias en el vecindario. El dinero
Pero son sólo recuerdos. Recuerdos tristes de una navidad en que fue metido en mi ataúd por mis amigos. Mi padre recibió un
grabé para mis padres una carta desgarradora. Por aquellos días mensaje y sabía lo que tenía que hacer cuando la caja llegara a
recibieron mi primera foto próspera en las tierras del Tío Sam. Buenaventura, en la nevera, paradójicamente del "Tunja". Se
Agobardo, Batey, él mismo, junto a un cadillac que alguien desmayó después de abrir la caja gris y sacar el dinero. No pudo
estacionó frente a la Iglesia Bautista donde iban mis amigos. soportar el hedor congelado adentro. Ese tufillo de peluquería de
Una foto bella. Yo, con bufanda, una bufanda tan larga como la Bronx que ya llevaba seis días encerrado. Allí me cortaron las
que ahorcó a Isadora Duncan, un saco second-hand con solapas uñas y me lavaron el pelo. Estaba impecable en mi muerte. La
de piel, y gafas oscuras. Parecía un esquimal negro al lado de su cara rosada, la barba bien cortada y un afro como para deslumbrar
trineo, de su coche último modelo. Después, me hice retratar con a todas las chicas de la "Mariposa Rosada". Todo ese aroma

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Meáaráo .9lrias !l{'¡storias de amor, salsa y áofor

neoyorkino se fue a los sentidos del viejo y lo privó. Pero hoy surgen de la imaginación del autor, pero bien pueden ser
tiene casa. Les dije algo así como "Me muero, pero les dejo
ciertos. Pregúntenle a los estibadores y a los estudiantes.
mercado". También hablando de lo que sería mi reencarnación,
me encontraré con pilas de discos, con la colección de música
TheEnd
antillana más grande del puerto. Todo lo envié de Nueva York.
También equipo de sonido, televisor, licuadora de cuatro
revoluciones, plancha eléctrica. ¿Qué pasó con mi vida? Se ha
ido. Ha huido dejándome dos agujeros en los zapatos blancos
que acababa de comprar para sellar mi reputación de capo fino
en los estéis. Dos tiros que se fueron al cerebro y me apagaron
las luces. Nueva York, ya no te quiero'; me has quitado la vida.
Ahora desde mi muerte, un beso para todas las mujeres que me
amaron y perdón a mi vecindario por haberlos defraudapo, por
haberme marchado de la luz cometiendo una última estupidez:
monrme.
Yo era la última esperanza; pero, '~Claps your Hands", aplaudan
las manos que está sonando un Boogaloo, volvamos a vivir
desde la muerte para que e.lla se parezca a ella -la vida- y
falsamente seamos inmortales. Finalmente, apaguen los
ventiladores. Sus aspas me dan asma. Apaguen las luces; quiero
estar en el limbo, deshojen todas las revistas de los cabarets,
asesinen a los uniformados pero pregúnteles primero de dónde
vienen, y por favor, un paño para las lágrimas silenciosas de mi
adorada, mi bandera, la que te faltaba, la calavérica, mi bandera
de filibustero para que ondée en tu barco ebrio, en tu galeón ya
hecho cenizas.

Esta es una historia real. La Pilota ya no existe pero están los


recuerdos. Algunos personajes ienen nombres propios, otros

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151
Osear Co{{azos

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Medardo Jlrias 9-{'tstorias de amor, salsa y doÚJr

Son de Máquina

...pero al cabo es en nosotros donde sucede el encuentro y de nada sirve


prepararlo ni esperarlo.
Alvaro Mutis

Osear Co[Cazos
1942

Nació en Bahía Solano (Departamento del Chocó), una zona Mirando hacia el bar, repasando la hilera de botellas y reparando
caliente poblada de negros e indios cholos y quizás una de las en las etiquetas pegadas a ellas, Ernesto, vestido con un traje
regiones más húmedas del mundo. Vivió en el Puerto del gris-claro de pana, trataba de reconocer el sitio, mientras espe-
Pacífico de Buenaventura hasta los veinte años, sitio donde raba la llegada de alguno de sus amigos, "seguramente siguen
transcurren hasta ahora sus mejores páginas. Una irrefrenable viviendo"; (hacía tres años los había dejado) pero esperando
obsesión por el sexo se trasluce crudamente en toda su obra. Sus secretamente serreconocido y saludado con grandes abrazos, así
mayores logros residen en el cuento. Elementos como las que la espera, ya larga, empezaba a ser fastidiosa (volaban
prostitutas, la atmósfera de un bar de puerto, o así sea un perdido moscas sobre la mesa y se asentaban en su descuidada viscosi-
profesor de secundaria encuentran su eco y su certero molde en dad) y ya era notorio en él un malestar que se expresaba en la
Collazos. Es patética cierta entonación generalmente dolorosa. manera de subir el vaso (leve temblor y algo de vacilación) o en
La canción de Beny Moré, Son de Máquina, da título a uno de el movimiento-agitación de las piernas, choque de las rodillas en
sus cuentos más sólidos: una historia de importancia socioló- un abaniqueo nervioso, ese movimiento que la me sera evidenció
gica: el panorama poco halagador del muchacho emigrante cori curiosidad y siguió, provocada por la suerte de su cliente.
latino a su regreso de los "esteis". Dirigió durante dos años el "Otra cuba", ordenó, y la mesera volvió (vieja rechoncha,
Centro de Investigaciones de Casa de las Américas, en Cuba. anchas nalgas bamboleantes y pesadas), sin dejar de mirarle las
Fue becado por el "Berliner Kunstle programm". Vivió por piernas, fijándose en la pinta que llevaba,"no debe ser de aquf:
muchos años en Barcelona.

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seguramente es vaporino", pensó, y se imaginó uno de esos nostalgia, en una nostalgia que lo sobrecogía cuando el sofoco
barcos enormes de la greislain anclados en la bahía. Ernesto de los cuerpos era de tanta intensidad como el ritmo de las
contempló el vaso vacío y la humedad mantecosa de sus bordes, piernas siguiendo la guaracha o el danzón, al ritmo de ese "son
recordó que la última vez (en junio del 58), había estado con los de mlíquina, Mar(a, 1son de máquina", o cuando -juntos- todos
demás, "todos tesos", y que el bar entonces se mantenía lleno de ellos con el mismo lenguaje, parecían crear una barrera que los
conocidos, "ni los meseros ni el barman son los mismos" y de ahí acercaba, que los defendía de ese otro lenguaje desconocido.
su pregunta curiosa ("¿es que esto cambió de dueño?") y la "Seguro lo compró algún españof'. Miró el reloj -subiendo con
respuesta inmediata de la mesera ("¡uff, hace tiempos!") y su gesto delicado la manga de la chaqueta de pana, "meidinusa"-,
tranquilidad momentánea al saberlo. y vio las siete y media. "Ventan a eso de las seis pasadas",
recordó. Se imaginó la figura delgada de Luisprieto, con su
"¿Ya no vienen los del barrio?", preguntó. "¿De cuál barrio?, sonrisa ("¡epa, hermano, que pinta tienes!") y luego Efraín
dijo curiosamente la mujer, agitando sus dos brazos en el aire. ("coño, hermano, pero mira como has venido de chévere") y a
"Pues los muchachos que venían antes, no sé, acabo de llegar de Chavito con sus mocasines embolados dos veces al día, su
los esteits" dijo tartamudeando. "No sé". Y la respuesta lo dejó peinado a lo Elvispresly y esa manera de caminar como sobre las
en silencio. "Aquí vienen muchos , seguramente ya ni son nubes,apenas asentado las suelas se los zapatos ("él tan camaján
muchachos: ¿no dice que se fue hace tiempo? (Y entonces el que ha sido"), sí, los siente venir, gestos,admiraciones, miradas
mundo que Ernesto se había hecho antes de llegar, mirando de envidia, y por un momento establece un diálogo imaginario
desde la borda del barco y tratando de reconocer la ciudad, los con ellos ("Nueva York, hermano, hay que verlo, los rascacie-
pequeños y envejecidos edificios, fue desmoronándose)." ¿Se los, eso no' es nada, hay que verlos, subir al Empairesteitsbildin
habrán ido?", pensó."No puede ser: nunca pensaron irse de y ver a la gente que camina abajo como hormiguitas hay que ver
aqu(, decfan que aqu( morirfan gozando como siempre hab(an la bacanería de harlem esta pinta la compré con el sueldo de dos
gozado." Insistió en repasar, otra vez, las hileras de botellas y el días qué cara va a ser hermano todo es regalado hay que trabajar
espejo del bar, pensado que en verdad las cosas habían cambia- y todo suave entienden"), diálogos que luego se van perdiendo
do," entonces atend(an me seras muy buenas: me acuerdo que no en su distorsión, como el volumen de un radio que va haciéndose
hadamos sino joderlas todo el d(a", y que, incluso, no estaban escaso hasta quedar en nada, en un vacío, y luego las preguntas,
en las paredes las fotos de Danielsantos, Pachito ni Celiacruz, una tras otra, y él respondiendo, "otro traguito que yo invito",
sino unos afiches de toros extraños para él y, detrás del mostra- sacudiendo la solapa del saco que seguramente se ha llenado de
dor un hombre que hablaba con la zeta y la ce, mundo extraño polvo, "¿cuándo irán a componer este pueblo?", tosiendo, tos
para él, verdaderamente, lejano de aquel mundo que en Nueva afectada, concluyendo con una palabra en inglés, "ah, perdonen,
York se convertía en el furor del Paladium, que él revivía con pero es la costumbre", y otra vez "ai-am sorry" y las sonrisas

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Osear Coffa.zos 9ftStorias áe amor, safsa y doÚJr

acompañadas a cada instante por otras sonrisa, tímidas sonrisas muchachos", y la de Efraín haciéndole el dúo, y las horas que
de complacencia y ahí su mundo se va haciendo cálido, dotán- pasaron sentados en la acera cantando y repasando episodios,
dose de entusiasmo hasta que vienen las voces más altas y casi "cuando (bamos a las pelfculas de Resorte y de ah( salfamos a
los gritos. Es el golpe de un vaso caído de la bandeja de la mesera tirar paso a la Pilota", llegando al entusiasmo dramático de la
gorda ("putamadre") lo que hace que Ernesto abandone ese nido despedida, llantos de borrachos cantando tristemente una can-
de placidez de sus imágenes. "Será verlos mañana", piensa y ción y la corriente de aire salobre golpeando en sus rostros.
pide la cuenta ("jaumoch?") en una frase que la mujer entiende "Estaba subiendo la marea", piensa. "Aqu( a la vuelta viv(a
perfectamente. "Dieciocho". Y ella mira la mano que busca en Ejra(n", se dice y gira el cuerpo para devolverse y preguntar, "no
la cartera, los dedos que escogen entre los billetes, repasándolos señor, aquí no vive ningún Efraín", y él, "pero si siempre vivió
y, finalmente, uno que sale de la cartera. "Cinco dólares". Y ella aquí'', y la mujer: "que no sea terco jovencito que si viviera aquí
piensa: "es vaporino". Cámbielos a diez", y espera que la mujer nadie se lo negaría ni más faltaba que se lo fuéramos a negar,
vuelva con los vueltos: Ernesto siente la mirada del español seguramente vivió antes pero esta casa la compramos hace
detrás del mostrador y ve una sonrisa amplia, sonrisa amplia meses y no sabemos quien vivía. ¿Cómo es que dice que se
salida seguramentedelbilleticoaquelqueseha extendido, acari- llama? ah, no-aquí-no vive ningún-Efraín".
ciado con las yemas de los dedos. La mujer vuelve. "Aquí tiene
y a sus órdenes, a sus órdenes; Jefe", y Ernesto -al ver de nuevo
al español- recuerda al marinero barcelonés, maricón él, que en Cuando deja atrás la casa, y queda fija la cara de la vieja haciendo
la borda le había dicho antes de bajarse: "quédate, ricura, muecas de cortesía, Ernesto siente varias gotas de agua sobre la
quédate y reconocerás el mundo". nuca. "¿Qué se habrán hecho esos cabrones?".

Al salirrecuerda, de nuevo, los días anteriores a su salida, "se va


Ernesto para los esteits", y las preguntas, "¿verdad que te vas a En la puerta de la casa reconoce la voz del padre que grita y el
Nueva York?", y él, "claro que me voy ¿qué diablos hace uno en ladrido del perro del vecino. Al llegar, ayer en la noche, había
este moridero?", riéndose, riéndose cuando no podía detener el pensado, viendo la casa y las mismas cosas en su sitio, que
entusiasmo. Recuerda que había conseguido el embarque de "aspiraciones es lo queJes falta para mejorar la situación", pero
mesero y que después se bajaría en Nueva York, yéndose en un se había guardado su reflexión. "Ernesto va a dormir solo en la
barcopirata, de esos que contratan sin compromiso. "Me voy en cama suya", dijo la madre a uno de los hermanos. "Usted
segunda del Américovespucci", dijo entonces. "Bebimos hasta duerme con Juaco", había dicho luego. Ernesto había experi-
las seis de la mañana", recuerda, y es la imagen de Chavito, mentado una especie de resignada incomodidad. "Tendré que
cantando un bolero de Daniel, "yo ya me despedí, de los buscarme un apartamento", pensó. "Qué pena con usted -le

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Osear Coflazos

había explicado la madre, siempre con el tono respetuoso-, tener cuarto de los padres y trató de reconstruir su llegada al bar con
que dormir en un cuarto con los otro cuatro". Ernesto había la vista puesta sobre las mesas de los desconocidos. "¿Qué se
estado en silencio un rato. "¿Y mi papá sigue en el mismo hicieron Efraín, Luisprieto, Chavito, los demás?", había pre-
trabajo?", había preguntado. "La misma cosa". y él: "Debería guntado a la madre al volver a casa. "¿Luis Prieto? Si supiera:
cambiar, buscarse algo mejor". La madre se había quedado en se metió en un negocio de contrabando y fue a dar derechito a la
silencio. Ernesto había experimentado la pesadez del aire y cárcel. ¡Cuántas lágrimas le costó a la pobre Clara! -¿Recuerda
notado la mirada curiosa de los hermanos, una pregunta inno- a Clara, su mamá?- Como que se quedó sin trabajo y se dedicó
minada en sus bocas, tal vez: "¿Bonito Nueva York?", o: a revender unos uisquicitos por ahí hasta que se enroló con otros
"Dicen que hay muchos rascacielos, tan grandes y altos como las que sacaban en grande y acabó -eso dicen al menos- saqueando
nubes" y luego sus respuestas, sus repuestas ponderatorias y una bodega. Y pensar que era un muchacho de esos que se les
entusiastas. Cuando se apagó la luz volvió el brillo deslumbran- veía lo bueno por encima. Un poco vago,pero eso pasaba". (La
te de la ciudad y una pesadumbre que él hizo mayor al abrir los madre había concluido diciendo esto con un bostezo, haciendo
ojos a la estrechez del cuarto, al recordar la impresión. de las una mueca, seguramente de pena). "¡Pobre Lucho!", había
calles, la de los rostros, el Paladium ardiendo en ritmo en los dicho Ernesto, "un día de éstos lo voy a ver". (Recuerda que fue
cientos de cabezas apiñadas y en los cientos de cuerpos estre- Luisprieto el que más se emborrachó cuando se despidieron,
mecidos, y sentía la impresión de un mundo resquebrajado, "ojalá vuelva pronto, hermano, y que se traiga sus dólares, que
pacientemente resquebrajado en su caída. Fue entonces cuando esos son los que mandan en todas partes", lo recuerda y tiene fija
pensó volver. "Buscaré la forma de volver: chances no faltan su imagen). "De Chavito supeque estaba en el cuartel -había
cada día". Recordó el invierno de la ciudad y la nieve amon- continuado la madre- y que lo habían llevado a pelear contra los
tonándose en los jardines y las calles, y se vio con una pala chusmeros. ¡Ay! Un día vino su hermano a preguntarme por
retirándola, abriendo zanjas espaciosas, resignado a su suerte, a usted, que quería saber su dirección, pero como nunca supimos
esa suerte de algo que había escogido: la actitud de su cuerpo, donde andaba usté, no se la pudimos dar. Fue él el que me contó
encorvado, tal vez en la mesa de un bar y el cosquilleo del que Chavito estaba en el monte y que en su casa tenían mucho
estómago cuando el hambre se confundía con el frío y recordó miedo de que lo mataran, con lo fácil que es eso de matar hoy en
la intensidad del sudor y la interminable y ruidosa fila de autos día, había estado diciendo, suspirando y mirando a Ernesto que,
replegándose hacia las playas y pensó en la Florida. Su tránsito respondiendo al tono apesadumbrado de la madre, entrecerró los
mudo, la gran ciudad y ese nostálgico paso acompañado por por ojos diciendo: "bien duro que debe ser eso". Había seguido
las calles de los barrios llenos qe arena y lodo y salpicada de preguntando y la madre dando cuenta de todas las cosas cono-
mariscos, en las que lejanamente intuía una necesidad. No pudo cidas. "¡Cómo cambian los tiempos!", había dicho ella, "y
soñar, ni dormir siquiera: escucho cada golpe de reloj en el pensar que antes era más fácil criar una a sus hijos y verlos crecer

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Osear Collazos :H'tstorias de anwr, salsa y dolor

y darles la educación que se quería". Después, Ernesto se había empezó a picarle en el cuerpo y desabrochó los dos botones de
despedido de la madre y había mirado el cuarto que tenía la chaqueta, sintiendo el descenso del sudor por sus espaldas y
adelante. Ella había reparado en su figura con satisfacción. "Se trayendo -esta vez vagamente- el recuerdo de Luisprieto, Efraín,
hizo un hombre completo", pensó. Chavito y los demás. Se imaginó a Luisprieto con un fusil en la
mano, posando en una foto que su mamá tendría en el tocador.
Despacio, reparando en la gente, todos desconocidos, experi-
Al medio día entro al bar y en la actitud del día anterior, la mentó una alegre vanidad al sentirse mirado. "Aquí en esta
chaqueta de panagris colgando suspendida de un hombro, estu- esquina nos pegaron un susto de/putas cuando rompimos unos
vo de pie, junto a la barra, esperando la llegada de alguien. "Es ... vidrios. Chavito casi se mea y Luisprieto no hizo sino re{rse.
bueno, no me acuerdo de su nombre pe!o me parece conocido", Corrimos muertos de miedo: cuando llegamos a la casa
pensó cuando vio llegar al hombre'de camisa y pantalones temblábamos".
caquis, a quien todos los días, antes de su salida, había notado -
siempre solo- bebiendo cerveza. "Sólo me acuerdo que vino en
un barco noruego hace muchos años y se enamoró de una negra "Casi todos se fueron", dijo El Profesor, ya gordo, a quien
y se quedo aquf; viviendo con ella, viviendo de las cosas que Ernesto reconoció saliendo de la farmacia, "la misma en donde
contrabandeaba. Un dfa tuvo una pelea del caraja con tres tipos comprábamos los condones", con sus lentes enormes y trans-
y los tumbó: desde ah{ todos empezamos a respetarlo, lo parentes. "Aquí no tiene ningún porvenir, sólo el de cargar
miramos con respeto y querfamos saludarlo, pero el nunca daba bultos en el muelle y de tomar trago con las vagabundas", dijo
la forma: siempre se manten{a serio. Mis ter John, le decfa todo El Profesor, reparando en la figura de Ernesto. Inmediatamente,
el mundo y él respondfa qué hay, nada más y segu{a caminando el viejo se instaló en un amplio salón, frente a un grupo de
con su negra abrazada, él tan mono con los brazos velludos, muchachos, y se imaginó dando una lección incomprensible,
caminando despacio, siempre con su negra del brazo ("qué le con el ceño arrugado y un tic nervioso, instantáneo, en el hombro
habrá visto a esa mujer", decfan cuando lo vefan pasar las otras derecho. "¡Ah, que tiempos!", pensó cuando al abrir los ojos que
mujeres, más claritas ellas, y él-que seguramente hab{a o{do las había cerrado, también instantáneamente, se halló con un rostro
murmuraciones- se refa y la abrazaba más. Ya se estaba que le era conocido, el rostro de Ernesto algo maduro. "Me
volviendo viejo cuando me fui pero parece igual que antes, que acuerdo que usted era de los que no dejaba a nadie tranquilo",
en el cincuentiocho" ). Ernesto trató de saludarlo, de encontrarse dijo El Profesor, conservando el mismo tono doctoral de sus
con su mirada y subir la cejas (sólo las cejas), pero el hombre, mejores días. Ernesto, al despedirse, trató de conservar una
bebiendo su cerveza, solo, "¿Dónde estará la negra?", parecía imagen bastante débil, venida de pronto: estaba de pie ante El
estar ajeno a todo cuanto sucedía a su alrededor. Al salir, el sol Profesor, con pantalón corto y blusa marinera, serio, casi asus-

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Osear Co[úuos

tado esperando que este asentara su enorme regla, en golpes televisor, y así, un día, cuando se enamoró de una gringa (porque
regulares sobre la palma de las dos manos extendidas pacien- Willy, aunque su nombre parezca de gringo, es que él se llamaba
temente. Retuvo por un instante la imagen, pero inmediata- Guillermo, o William, como le decían luego), él, él es un negro
mente sintió la presencia de sus compañeros, en la imagen de estos lados, de estos jediondos morideros,Willy, ese Willy
siguiente que trataba de superponerse en su memoria. "¿Dónde que se había ido conmigo de la escuela consiguió luego casa,
diablos estarán ahora? ",pensó "Creen que no soy de aquí'' cuando se casó con esa gringa de treinta años que no dejaba de
mirarme cuando llegué a su casa y me preguntó, en inglés eso sí,
porque decía que le daba pereza hablar en español, que si quería
(Unflash-back o el valor de las obsesiones:) quedarme y conseguir unos dólares. Willy, ese sí es un hombre
de empuje, de arranque. No como esta manada de muertos de
hambre sin aspiraciones. Pero de dónde van a sacar aspiraciones
"Allá todo el mundo quería ser alguien. Trabajaba para ser estos desgraciados si tienen que bultear todo el día y cuando
alguien. Cuando viene el verano muchos trabajan, se meten todo salen se meten a bebérselo todo en cerveza, sí, aspiraciones es lo
el día y trabajan porque quieren ser alguien. No es como aquí: que les falta a todos, como si el mundo se fuera a acabar hoy
parranda de perezosos y sinverguenzas sin aspiraciones. Hay mismo. Allá todo el mundo quiere ser alguien, tener su casita,
que ver como trabajan allá: de la n~da van consiguiendo, por dejarle luego algo a los hijos, vivir con comodidad, comprarse
puro sudor, todo lo que van deseando. Como Willy: hay que ver su carrito aunque no sea exactamente un último modelo. Willy
que llegó de Puerto Rico sin cinco centavos en los bolsillos: estaba sacando el suyo, "me voy a comprar un Ford- 59", y su
estuvo aguantando hambre en Nueva York varios meses. Nadie mujer había vendido otro por viejo la semana anterior, "era un
se fija en nadie, y aguantar hambre es algo teso: se siente, de modelo horrible", y Willy dentro de poco, muy dentro de poco,
pronto, que algo se le sube a uno a la cabeza, que se está tendría su carro último modelo, y ya seguramente lo tiene si
quedando sin fuerzas. Y siente todos los olores cercanos: quiere sigue trabajando para darse la buenavida... " (y mientras el
apropiarse de ellos. Siente todos los sabores y los retiene entre recuerdo de Willy, sentado frente al televisor, volvía otra vez,
la lengua y los paladares. Pero luego, Willy, sí, el mismo Ernesto recordaba el Paladium, allí en donde en el más completo
arrancado, tal vez me lo contó él mismo sentado en la sala de su furor y desenfreno, había sudado hasta el desmayo, hasta esa
casa, frente al televisor, con los ojos detrás de unos lentes especie de desfallecimiento de los cuerpos cuando se han
oscuros, es para el cansancio, que el problema fue encontrar arrojado al más frenético e inusitado ritmo. Paladium, Pala-
chamba y luego dedicarse con alma-vida-y-corazón a ella. dium, dejaba de ser un nombre, o un local inmensamente
Ahorrar lo que quedaba,conseguirse un apartamentico de una fastuoso,para convertirse en el centro convergente de una
pieza con su cocina, y luego la nevera y la licuadpra y el memoria agitada y nostálgica. Ernesto, muchos días después,

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Osear Co{[azos 1ftStorias de amor, safsa y dofor

estuvo sentado en la barra del bar, recorriendo las calles del se reía y largaba largas parrafadas para que ellos, entre mara-
puerto, ya sin su chaqueta de pana, apenas sus pantalones villados y silenciosos, pidieran más ese lenguaje incomprensi-
ajustados y las palabritas en inglés que se soltaban atrevida- ble que empezaba a significar para ellos la remota posibilidad de
mente, "just fine guey", y de vez en cuando John que ya no ir algún día a instalarse en el último piso de ese edificio cuyo
pasaba con su negra-del-brazo, ni con su agresividad altiva sino nombre seguía resultando un misterio absoluto, "ampairesteits-
más bien caricaído, John detenía su vista en Ernesto y lo bildin", un nombre particular dotado de la magia de lo remoto
saludaba. Todo el puerto era recorrido, silenciosamente, pen- pero también de lo inalcanzable. Lo rodeaban: Ernesto -
sando en la ciudad que se había quedado atrás. Era el constante entonces- se sentaba en medio de ellos y empezaba a contar y
e ineficaz juego de la memoria tratando de evocar todas aquellas recontar las historias, a veces fantásticas, de sus héroes: Willy,
cosas perdidas. Las casas, allí mismo, en su debilitamiento, y el el portorriqueño que empezó sin nada hasta conseguir casa, auto,
puerto, envuelto en ese fuego que la marinería desataba cuando televisor, mujer gringa y cocina de gas. Ton y, el jamaiquino que
bajaba borracha e insultante desde todas las zonas de prostitu- lavando platos hizo una fortuna. Sam, el mejicano (cuyo nombre
ción regadas en todos los costados, le recordaba la marinería era Samuel Sánchez) que luego de salir de la cárcel se volvió
borracha e internacional de la gran ciudad que seguía clavada en juicioso y de mesero, en menos de dos años, tuvo para hacer vida
esas largas y tercas evocaciones.) "Nadie tiene aquí aspiracio- y negocio independientes ... Eran héroes distintos a los que ellos
nes -siguió diciendo mientras bebía.su cerveza-: ni papá: lleva habían tenido y seguían queriendo: Tarzán, Flash Gordon,
diez años en el mismo trabajo y en el mismo puesto. La misma Supermán, resultaban todavía dotados de un poderío particular
casa arrendada de siempre y las mismas incomodidades: tres que ya Ernesto había olvidado y sustituído por los nombres de
cuartos para que duerman diez personas amontonadas", (e Willy, Tony y Sam (Guillermo,Antonio y Samuel, mejor), que
inmediatamente era el recuerdo, muy a su pesar, de infinitos querían decir lo definitivo. Cuando Ernesto volvió por primera
cuartos de hotel en donde más de diez personas se arrumasaban vez al barrio de putas, halló al primer conocido: ahí estaba,
como carga inservible que quiere arrojarse a su definitiva y sentado en la puerta del Shangay, silencioso e impotente, un
absoluta consumación. Ernesto, fatigado, volvía a la casa y rostro que había estado cerca de él. "Es Tito,Tito el cantinero",
encontraba las miradas de admiración de los hermanos: las pensó. No pudo evitar ese recorrido de su mirada por el cuerpo
preguntas escaseaban ya pero seguía el mismo gesto inferior y del hombre que lo miro con admiración, "s(, es Tito el cantin-
tímido de los hermanos y de la madre a su llegada: todos se ero", y recordó inmediatamente, al Tito que había conocido
apresuraban: su llegada a la casa significaba el diligente detrás del mostrador, cantando siempre "son de máquina, Mar fa,
movimiento de los hermanos buscando complacerlo: de pronto son de máquina", remedando a Danielsantos y -muchas veces-
una frase en inglés despertaba sus sonrisas y los hermanos, yendo al inodoro en donde fumaba, rápidamente, un cigarrillo o
decían, apenas balbuceando, "no speak english", y él entonces dos de mariguana que luego ofrecía a uno de sus acompañantes.

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Osear Cofla.zos 1ftstorias de amor, salsa y áoCor

un pantalón. Apenas levantaron la vista, Ernesto se quedó un sintió que los ojos le ardían y, luego, sin poder evitarlo, empe-
rato en silencio. zaron a mojarse de lágrimas que trató de ahogar suspirando
fuerte. Sintió que la madre volvía al cuarto y, sin más explica-
ciones, le decía:)
-¿Qué hubo? ¿Levantó trabajo? -preguntó el padre.

-Su papá se quedó sin trabajo. Dijo que como usted era el mayor,
-No; en ninguna parte hay trabajo -respondió Ernesto (y dejó debía ver la forma de conseguir algo mientras él levanta algo que
que surgiera la imagen, descompuesta, quizás, de Nueva York hacer.
-otra vez- seguida de muchos rostros_ conocidos).

(Ernesto dio la cara a la madre y ~ecordó lo dicho hace algunos


-Pues busque bien que esto está jodido -sugirió el padre. segundos. "Me regreso a Nueva York", y se imaginó subiendo
al barco, con su maleta, entregando las credenciales y, luego, en
alta mar, asomado al sinfín de la distancia, con los brazos
-La comida está tapada en la mesa -dijo la madre, en voz baja. apoyados en la borda del buque.)

-Bueno -contestó secamente Ernesto y fue a la mesa. Terminó


de comer y el padre se acercó y, sin ninguna pausa, le dijo,
· decididamente.

-Me regreso a Nueva York: me están consiguiendo un embar-


que.

(El padre no respondió. La madre se quedó silenciosa. En el


momento de entrar al cuarto para recostars~ un poco, quitándose.
la camisa y sintiendo el sudor que bajaba por las axilas¡ Ernesto

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JftStorias dt amor, salsa y doÚJr

Indice

HISTORIAS DE AMOR, SALSA Y D'OLOR 5

ANDRES CAICEDO 9
. ¡ Que Viva la música ! (fragmento)

ROBERTO BURGOS CANTOR,, 27


Historia de Cantantes '

LEOPOLDO BERDELLA DELA ESPRÍELLA 43


Nueva York de mis amores , , r ., . : \¡' l- •

GERMAN CUERVO 59
Noche

JULIO OLACIREGUI 87
Latin day: introducción al paisaje

UMBERTO VALVERDE 99
Después del sábado

173
FABIO MARTINEZ 117
Alfredo Von Kaspa bailaba como un anfibio

ROBERTO RUIZ ROJAS 123


Gozona

MEDARDO ARIAS 133 Este libro se terminó de imprimir en los talleres de


Son frías las auroras neoyorquinas AR1E-COLOR IMPRESORES, Cali, en
el mes de noviembre de 1989

OSCAR COLLAZOS 153


Son de máquina
F Germán Cuervo
A 1950

Nativo de Cali. Estudió en la Universidad


F de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, donde
se destacó como cuentista obteniendo
( con El Recuento, 1972, el primer premio
en el concurso de cuentos de dicha
Universidad. Luego obtuvo l:1l segundo
l Jugar en el concurso nacional Pablo
< Neruda, 1973, con Gloria de Luna.
1,
También participó con un primer premio
en el concurso 30 años de la Universidad
Gran Colombia, 1982, con El Acero del
Norte. Enl981 obtuvo un tercer premio
en el concurso mundial Puertas de Oro,
en Madrid, con el cuento Los Indios
que Mató ]ohn Wayne, que dio título
al volumen de relatos publicados por la
editorial Oveja Negra en su Biblioteca
de Literatura Colombiana, 1985. Se ha
desempeñado como pintor y ha trabajado
durante varios años en Bogotá, París y
B arcclona. Es autor de la presente
antología y tiene en preparación O utis,
y, una novela fantástica sobre el mar en
la ciudad de Cali.

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