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COLECCIÓN DE O B R A S DRAMÁTICAS
: : : : ; : Y LÍRICAS : : : : : :
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SIBMPRE EN RIDÍCULO
: : D R A M A : : : : :
POR
J O S É E C H E G A R A Y
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M A D R ID
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46337
S I E M P R E EN R I D Í C U L O
Esta obra es propiedad de su
autor, nadie podrá, sin su per-
miso, reimprimirla ni represen-
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SIEMPRE m RIDÍCULO
D R A M A E N T R E S A C T O S Y E N P R O S A
P O R
J O S É E C H E G A R A Y
OOOo O QOOO
ooo° o °ooo
TIPOGRAFÍA YAQUES
CALLE DEL DOCTOR FOUlíQUBT,
MADRID
R E P A R T O
PERSONAJES ACT OR E S
Drama contemporáneo
AL EMINENTE ACTOR
SU A D M I R A D O R Y AMIGO
ACTO PRIMERO
ESCENA PRIMERA
E S C E N A II
REM. ¿Y qué?
COSME Que n o puedo decir más.
BIL. ¡ El abismo se cierra!
COSME Créanme ustedes, lo mejor, es no saber nada, ol-
vidarlo todo.
HIL. El abismo se duerme.
COSME E S lo mejor que podrían hacer los abismos.
REM. ¿De modo que vamos a dejar a Teresina soltera?
COSME Rara «un apuro» ahí tienen ustedes a E u g e n i o .
Cierto es que Teresina n a le quiere, o le quiere
cuando más como a un hermano-; pero él está
enamoradísimo; es de buena pasta, u n angelote;
m u y rico, m u y confiado, m u y agradecido- a, don
Pablo... conque si se necesita u n a víctima, ahí
está E u g e n i o ; para semejante caso- mejor marido
no se encuentra.
REM. Dice usted «paia semejante caso»... ¿Qué cas/.;
es ese?
COSME El de Teresina.
HIL. (Con. lorio de duda.) ¿Casarse Eugenio con Tere-
sina? Pero vamos a ver: ¿quién es don Eugenio
de F u e n s a n t a ?
REM. Y a lo dijo don Cosme: un chico m u y guapo.
r
ESCENA III
E S C E N A IV
DON COSME, DON HILARIÓN, DON PABLO, RE-
MEDIOS y EUGENIO
valde baña».
REM. Ya lo entiendo'; que todo era m u y b u e n o y que
se daba de balde. P u e s mi modista n o se h a en-
terado todavía de ese precepto.
PABEO N O , hija; «valde» n o quiere decir ele balde, quie-
re decir «muy: valde bona», m u y buenas, extra-
ordinariamente buenas: un «balde» y el otro
«valde» se escriben de distinto modo, y en eso
se funda tu modista para n o trabajar de balde
para ti.
COSME De manera que para usted (a Eugenio), joven y
modernísimo Paligios, optimista inconmovible, al-
ma de niño en cuerpo de hombre, p a r a usted
todo es bueno en este m u n d o .
EUG. Y a lo creo; todas las cosas son todo lo buenas
que pueden ser, y varias de ellas m u y buenas, y
m u c h a s semidivhias, y a l g u n a qua y o m e sé di-
vina por entero de los pies a la cabeza.
REM. (A Hilarión^.) (Eo dice por Teresina.)
HIE. (A Remedios.) (Pues y o creí que lo decía por
usted.)
REM. (Se dan casos.)
COSME E n resumen, que para usted, Ser felicísimo desti-
nado al limbo, o ser infeliz predestinado para el
sacrificio, ¿para usted n o existe el mal?
EUG. N o , señor; existen cosas menos buenas y .a est
«menos» es a lo que usted llama pomposamente
el «mal».
COSME Soberbio; y así el vicio, el crimen, la ignoran-
cia, el terremoto y la peste n o existen.
EUG. Existen, ¿y qué? Oiga usted mi filosofía, que
tampoco es nueva: todos los seres y todas los
cosas trabajan sorda y lenta, pero constantemente
por ser más, y por .desenvolvimientos sucesivos
. se procuran mayores y mayores perfecciones; pert;
los primeros grados son imperfectos, les falta
m u c h o para subir a nuestra altura, y nosotros
que los sorprendemos en ese momento inicial y 1
ESCENA V
REMEDIOS, DON PABLO, EUGENIO, DON COSME,
DON HILARIÓN y luego TERESA
ESCENA VI •
ESCENA VII
masiado.
TER. S Í ; le a m o ; n o lo niego.
COSME Y tiene u s t e d dudas; y sufre usted angustias ho-
1
ESCENA VIII
F I N D E E ACTO PRIMERO
¿a^Q^z. asQyzi i^^¿¡ .S^C^Í, tzsQpZi
ACTO SEGUNDO
ESCENA PRIMERA
ESCENA II
TERESA y JUAN
TER. ¡ E s verdad !
JUAN (Acercándose.) Teresina...
TER. (Deteniéndole con el adehnán.j Bah, señor de
Vargas, olvidemos todas esas cosas. Y a hemos
hablado bastante de antiguas memorias... Y he-
mos hablado... ¿ n o es cierto?... con el abandono,
con la cordialidad, con la efusión, hasta con el
p l a c e r conque hablan de estas cosas dos viejos
t
a Eugenio?»
JUAN ¡ T e r e s i n a í...
TER. Déjeme usted acabar: usted quiso q u e empezase.
N o lo niegue usted; usted viene a decirme todo
esto. P a r a que si a fuerza de cariño verdadero y
— 52 —
no puedo m á s .
JUAN P u e s bien, responda usted a esta p r e g u n t a y su
respuesta será mi. único consuelo, el único; no
me lo n i e g u e usted, ya ve usted que hablo* sin
pasión, respetuoso, vencido, resignado, dispuesto
a obedecerte en todo.
TER. Pero esa p r e g u n t a . . .
JUAN ¿Qué siente usted por mí, Teresina? Indiferencia,
olvido, desprecio, ¿o todavía me quieres como
Teresina me quiso? Contésteme usted y yo no
diré nada; ni una palabra; saldré ele aquí y aca-
bó todo. E s una palabra que arroja usted al vien-
— 54 —
ESCENA IV
JUAN
ESCENA V
JUAN y EUGENIO
P A B L O Varía m u c h o ; y a lo creo.
EUG. F u é afirmación; fué insulto.
JUAN N O basta que tú lo digas, es preciso probarlo.
E'UG. Y lo p r u e b o ; mas <poi" el p r o n t o sigo leyendo mis
cuartillas. Nebreda; se contuvo u n poco y dijo:
«hablaba en general.» A lo cual yo repliqué como
el rayo, como florete q u e choca contra florete:
«Y yo hablaba en particular.» ¿Y esto? ¿ N o es
remachar el clavo? Vamos, si hay para que me
m a t e N e b r e d a . . . si y o le dejo.
JUAN T Ú p i n t a s las cosas a tu gusto. E n estas disputas
• el tono significa m á s que las palabras, y el tono
en que hablabais no era agresivo.
1
— 59 —
inocentón !
EUG. ¡ H o m b r e ! . . . ((inocentón...» ¡ n o sé por q u é ! . . .
¿verdad que aquí n o pega eso de inocentón?
(A dan Pablo.)
JUAN Perdóname'; no sé lo que m e digo. ¡ P e r o óigan-
me ustedes, por Dios santo ! A n t i c i p á n d o m e a
ese, le dije a Nebreda: «señor de Nebreda, el
que sin razón insulta a un hombre, es u n inso-
lente; pero el que insulta a u n a mujer, es u n
miserable; y el que las insulta a todas porque
tiene miedo de insidiar a una, es un cobarde !»
1
¿ T e dije eso? (A Eugenio.)
EUG. . Sí; y bien dicho: con energía.
JUAN Y él me contestó: «pues escoja usted una; la que
usted quiera; la del pariente más próximo; la
q u e le inspire a usted m á s simpatías; la de su
mejor amigo, y ya veremos si dejo de insultarla
por miedo a usted.» Y y o . . . «pues está escogi-
da», y él... «¡pues está insultada!» Y y o . . . ¡el
ademán de abofetearle!... Y t ú m e contuviste;
los demás se interpusieron y y a saben ustedes
lo restante: se' n o m b r a r o n los padrinos, se con-
certó el duelo; mañana debíamos batirnos, y tú
te interpones h o y . . .
EUG. J u s t a m e n t e : «una tercería» de mejor derecho.
¿ N o se dice así?
JUAN El insulto que nos hicimos fué m a y o r que el
vuestro... Y o le abofeteé con el ademán.
EUG. H o m b r e , si con el «ademán» se abofetease, a es-
tas fechas la mitad del género h u m a n o estaba
abofeteada por la otra mitad. E o s ademanes no
se cuentan, sino los bofetones somantes. E l ade-
m á n es «papel moneda»; el bofetón efectivo es
oro en lingote. Además, mi ofensa es anterior n
— 61 —
COSME ¡ Allá van los tres !... como van siempre los h o m -
bres cuando se proponen algún desatino: ¡ dis-
p a r a d o s ! . . . Si se tratara d e algo b u e n o . . . a, paso
de tortuga. Sí, u n duelo... e n t r e Vargas y Nebre-
da... algo h e oído. Y doña Remedios habrá oído
de seguro m á s . M e parece q u e la vi de' lejos ve-
1
ESCENA VIII
ESCENA IX
ESCENA X
TERESA y EUGENIO
TER. ¡ P o n e r t e en ridículo! ¡ E s o n o ! . . . A h í lo d i g o -
(Repasando de memoria la carta.)
EUG. A ver... a ver...
TER. Ya no; vamos, ya lo sabes todo. D a m e . . .
EuG. ¡ D a r t e m i tesoro ! ¡ Mi gloria ! ¡ La¡ p r u e b a de t u
a m o r ! N o ; quiero saborearla, devorarla, comér-
mela a besos.
TER. (Con tristeza y repugnancia.) E u g e n i o , dame esa
carta.
EUG. ¡ T e da vergüenza !
TER. S Í ; m u y g r a n d e ; créeme.
EUG. ¿ V e r g ü e n z a de q u e r e r m e m u c h o ?
TER. N O es eso. T ú eres d i g n o . . . de m u c h o cariño ... 1
pero y o . . .
EUG. ¡ T a n t a s ternezas m e dices ! ¡ P u e s ya es fácil q u e
vo deje d e leerla!
T E R . • ¡ Eugenio!...
EUG. ¡ O h . . . n o . . . n o ! . . . (Separándola; ella se dejas
caer de nuevo.) «Mañana con Nebreda. Asegu-
raste que n o vendrías esta n o c h e . . . y yo n o pue-
d o estar así.» ¡ Ajajá!, j u s t a m e n t e . «No te digo
r e n u n c i a a ese duelo, porque sé que n o r e n u n -
ciarías y tampoco quiero ponerte en ridículo.»
Por t i . . . renuncio, n o digo a ese duelo, ¡al p a -
raíso !
TER. ¡Ah!...
EuG. i Ridículo !... ¡ Q u é m e importa a m í el ridículo!.
TER. ¡ Basta!
EuG. Déjame. «Pero por Dios santo, defiéndete bien;
quiero q u e vivas: si no, m e m u e r o yo.» ¡ T e r e -
s i n a ! . . . Con toda mi sangre, con toda mi vida,,
con toda mi alma... n o te pago esta felicidad
que m e d a s . ¡ Mira, estoy llorando como u t i
niño!...
TER. N O ; n o quiero ver t u s l á g r i m a s ! . . . (Encogién-
dose en el sofá.)
EUG. ( L e y e n d o . ) «Eres valiente, eres diestro, defién-
dete; piensa en mí, piensa en María, piensa e n
las dos. ¡ P o r m í ! ¡ P o r t u h i j a ! . . . P e r d ó n a m e :
adiós.» ¡ S í , por las d o s ! , y viviendo p a r a las.
dos, ¿quién m e m a t a a m í ?
TER. L O malo q u e haya podido hacer en este mundo....
¡ lo estoy p a g a n d o !... P o r q u e h e sufrido mucho....
— 73 —
ESCENA XI
PABLO ¿ Q u é ocurre?
EUG. ¿ Q u é ocurre? Que su hija de usted es u n á n g e E
PABLO E S O y a lo sabía y o .
EUG. ¡ P e r o u n ángel del cielo!... ¡ d e los del cielo!...
¡ n i m á s ni m e n o s !
PABLO Hombre, no tanto.
EUG. S i usted n o sabe...
TER. ¡ P o r Dios, E u g e n i o ! . . . (En voz baja.) Y a vie-
n e n todos... delante de ellos... n o digas n a d a . . -
ta lo r u e g o . . . te lo m a n d o . . .
EUG. E l esclavo... obedece.
ESCENA XII
ESCENA PRIMERA
cer. ..
EüG. N o importa; ya espero, don Cosme.
COSME Prepárese usted. U n a . . . dos... t r e s . . . (Dispara.)
EUG. ¿ Y ahora?
HIL. ¡ Los diez b l a n c o s ! H o m b r e d e la desconfianza,
d e los negros augurios, de la eterna n o t a l ú g u -
b r e . . . h a perdido usted. (A don Cosme.)
COSME H e perdido. ¡ Buen p u l s o ! ¡ Buena v i s t a ! Si p a r a
todas las cosas d e la vida ve usted tan, claro como,
para tirar al blanco... es usted u n lince, querido
Eugenio.
EUG. Dije diez, y ahora digo veinte. Cargue usted las-
pistolas. (Al Criado.)
ESCENA II
ESCENA III
ESCENA IV
ESCENA V
ESCENA VI
EUGENIO y REMEDIOS
ESCENA VII
ESCENA VIII
miento d e la tapa.'
COSME Precisamente. P u e s así soy yo. Todo el m u n d o
1
hora de la agonía.
COSME E S la única que da la miserable m á q u i n a d e mi
cerebro.
REM. Calle usted, que viene E u g e n i o .
COSME Viene leyendo algo.
REM. Sí .. algo... así como u n a carta.
ESCENA IX
duelo.
EUG. (Fríamente.) No.
REM. ¿ P u e s eso que usted leía?...
EUG. N O ; esto es otra cosa.
— &3 —
ESCENA X
EUGENIO y MARIA
EUG. ¿Y qué?
MARÍA Que está m u y feo... y quiero hacer su retrato...
n o m e falta m á s que ese... y ya t e n g o mancha-
das las m a n o s . . . ya, ¿qué importa?
EUG. Como t ú quieras.
M A R Í A ¿ P u e d o ir a la mesa?
EUG. S Í ; y e n t r e t a n t o y o descansaré.
M A R Í A ; Qué gusto !... (Corre a la mesa y empieza a bus-
car.) ¡ P u e s n o p u e d o hacer nada; qué lástima !
EUG. ¿Por qué, vida mía?
M A R Í A P o r q u e n o tengo papel.
EUG. Busca bien. Debes encontrar papel en la mesa.
M A R Í A N O h a y más q u e este... (Coge el sobre que ohi-
dó su madre.)
M A R Í A ¿Y si acaso sirve?
EUG. No, hija mía; n o sirve.
M A R Í A ¿ Y si m e riñe m a m á ? ¿ Y si m e riñes t ú ?
EUG. N O te reñiremos.
M A R Í A ¡ N O me í í o ! . . . ¡ N o m e fío!... ¿ A ver si sirve?
(Acercándose a su, padre con el sobre.)
EUG. N O ; es u n sobre.
M A R Í A Pero está escrito.
EUG. ¡ Qué importa !
M A R Í A Y n o está roto. Míralo.... a ver si sirve.
EUG. Bueno... como quieras... dame... (Leyendo.) «En
propia mano...» «Urgentísimo...» «Señor don
J u a n de Vargas...» ¡ V a r g a s ! . . . ¡ L e t r a de Tere-
s i n a ! . . . ¡ U r g e n t í s i m o ! . . ¿Dónde estaba?... ¿dón-
de?... (María retrocede con espanto.) ¡ A respon-
der ! ¡a r e s p o n d e r ! . . . ¿Dónde?
M A R Í A A q u í . . . (Ya junto a la mesa.)
EüG. ¡ A h í ! . . Sobre la m e s a ! . . . ¿Y" por qué lo ha es-
crito?... ¿por qué? ¿ L o sabes t ú ?
MARÍA ¡ Y o no sé n a d a ! . . .
EUG. ¡ N o sabes n a d a ! . . . ¡ Si yo te cojo e n t r e mis ma-
nos, verás cómo s a b e s ! ...
MARÍA ¿Ves c o m o servía?... (Llorando' y escapando ha-
cia la puerta.)
EUG. ¡ V e t e ! . . . ¡ v e t e ! . . . ¡ n o quiero verte !... ¡ no quie-
ro ver a n a d i e ! . . .
MARÍA Ya m e voy... pero le diré a m a m á q u e m e has
pegado...
EUG. ¡ V e t e !...
MARÍA ¡ Dios m í o ! . (Sale.)
— 97 —
ESCENA XI
EUGENIO
7
— 98 —
ESCENA XII
ESCENA XIII
EUGENIO y JUAN
ESCENA XIV
EUG. ¡ P o b r e packe m í o ! . . .
TER. Resuelve lo que quieras: obedeceremos. P e r o deja
a salvo la h o n r a y el n o m b r e del que¡ s i e m p r e
t e llamó s u hijo.
EUG. ¡ Y o n o quiero el escándalo; y o n o quiero arro-
jarte a la plaza pública... m e basta con arrojarte
al fondo d e ti m i s m a ! D o n d e y o puse m i s amo-
res, n o p o n d r á nadie su desprecio.
TER. ¡ Q u é generoso eres, E u g e n i o ! . . . ¡ O h , si y o p u -
diese pedirte perdón !
EUG. ¡ Calla!, n o digas eso, que m e da asco d e m í y
p u e d o a r r e p e n t ü m e . A m i p a d r e le pagaré l o
q u e le debo. A ú n sé lo q u e es gratitud y c a r i ñ o ;
n o m e habéis envilecido del todo. E n c u a n t o a
nosotros, (Acercándose a Juan.) h a y que pen-
sar cómo hacemos... lo que debemos hacer.
TER. ¡ Eugenio}
EUG. ¡ Silencio- i
JUAN H e dicho q u e obedeceré t u s órdenes.
EUG. Sí; p e r o n a d a d e padrinos n i testigos... todo eso
es el escándalo ba¡jo otra forma y n o quiero t a m -
poco e x p o n e r m e a t u generosidad. H a r í a s alarde
d e respetar m i vida. Ñ o , n o es eso... N o ; en si-
lencio, nosotros dos: como y o te diga; de m a -
nera q u e n o p u e d a s alardear de nobleza...
JUAN H e dicho que t ú resuelves.
EUG, Y O , n o ; todavía n o me habéis convertido en ase-
sino; estuvisteis cerca de conseguirlo... pero p u d e
d o m i n a r m e . La suerte decidirá quién d e los dos
h a de apartarse para siempre del c a m i n o del o t r o .
¿Comprendes? L a suerte; y el que ella designe
busca u n m e d i o . . . «casual»... E n este m u n d o la
casualidad desata m u c h o s n u d o s . . . ¡ Q u é i m p r u -
dencia !, m u r i ó .
T.RR. E u g e n i o . . . por última vez... y o n o m e a t r e v o . . .
p e r o y o n o p u e d o callar...
EUG. Si n o peligra t u vida... ni la h o n r a . . . n i siquie-
r a las ilusiones de t u p a d r e peligran!... ¿a ti q u é
te importa todo esto?
TER. S i es que n o p u e d o . . . si t ú comprendieses lo q u e
1
y o sufro...
EUG. T Ú lo h a s podido todo-... y debes sufrirlo t o d o . . .
Silencio. Silencio, que vienen ya. A fingir (dos 1
ESCENA XV
P o r q u e en este m o m e n t o n o es posible q u e d e -
cida imparcialmente ese... pobre ser... Lias p r o -
babilidades n o son las m i s m a s . . . p a r a los d o s .
Yo... a u n q u e p a r t e interesada... digo la v e r d a d . . .
A h o r a n o e s posible... M a ñ a n a , E u g e n i o . . . m a -
ñ a n a . . . Y a ves t ú . . . u n a noche q u e p r o n t o ' p a s a . : .
EUG. ¿ P o r q u é ? . . . ¡ D i p o r q u é ! . . . Dte seguro... n o tie-
ne... n o tiene f u n d a m e n t o ' l o q u e vas a decir.
PABLO Déjala que se e x p l i q u e . ¡ Q u é imperioso t e v a s
• v o l v i e n d o ! ¡ Libertad e n las manifestaciones del
pensamiento*!... ¡ E a !
TEE.. Ó i g a n m e ustedes... y ustedes m e darán la razón.
H a c e poco, María riñó con s u . . . r i ñ ó con E u g e -
n i o . . . ¿lo recuerdan ustedes?... F u é corriendo a
b u s c a r m e . . . p a r a decirme q u e . . . E u g e n i o la h a b í a
p e g a d o . . . N o era v e r d a d . . . cosas de chicos... P e r o
ahora está enojada con é l . . . y los n i ñ o s son r e n -
corosos. .. eso se sabe... A h o r a mismo, vean u s -
tedes, ' está m u y violenta en los brazos de E u -
genio... Y es claro... en este m o m e n t o diría...
q u e de l e s dos, a quien m á s quiere e s a m í . . . y
y o n o quiero que lo diga... ¡ así... p o r sorpresa !...
REM. ¡ T i e n e razón !
PABLO E S evidente.
HIL. Evidentísimo.
COSME Déjenle ustedes q u e responda; a ver q u é respon-
d e usted, el a r g u m e n t o es d e peso i (A Eugenio.)
JUAN D e t a n t o peso... que la apuesta es imposible p o r
ahora. E s o n o e s apuesta... es que quieres a t o d o
trance perder...
EUG. ¿Imposible?... ¿Dices q u e es imposible?...
JUAN E S darme la partida ganada: y o n o la acepto.
EUG. ¡ Ñ o l a a c e p t a s ! . . . ¡ quisiera y o verlo !... (Conte-
niéndose.) Despacio; y o m e explicaré. S u m a d r e
es la que m á s r i ñ e a María... es cierto... Siem-
p r e está con ella... es n a t u r a l . . . D e m o d o q u e
e n circunstancias ordinarias, y o tendría g r a n
ventaja... soy leal... en rigor y o sé q u e soy e l
preferido. P e r o este cariño... d e costumbre... está
compensado por la circunstancia q u e h a d i c h o
Teresina. Y la balanza vuelve a su fiel. Vaya u s -
ted a saber q u é pesará m á s en este ser inocente:
su cariño de costumbre o su enojo del momento..
— 1.10 —
ESCENA XVII
ESCENA XVIII
FIN D E E DE A M A
ADVERTENCIA IMPORTANTE
El primer acto de un d r a m a , c u a d r o d r a m á t i c o , e n v e r s o .
El estigma, d r a m a e n t r e s a c t o s y e n p r o s a .
L a cantante callejera, a p r o p ó s i t o lírico, en un c u a d r o y en
prosa.
Semíramis o ia hija del aire ( r e f u n d i c i ó n ) , d r a m a en t r e s
j o r n a d a s y en v e r s o .
T i e r r a b a j a , d r a m a e n t r e s a c t o s y en p r o s a . T r a d u c c i ó n . )
L a calumnia por castigo , d r a m a en p r o s a , en t r e s a c t o s y
un prólogo.
L a duda, d r a m a original, en t r e s a c t o s y e n p r o s a .
El hombre negro, d r a m a o r i g i n a l , en t r e s a c t o s y en p r o s a .
Silencio de muerte, d r a m a original en t r e s a c t o s y e n p r o s a .
El loco Dios, d r a m a o r i g i n a l , e n c u a t r o a c t o s y e n p r o s a .
Malas herencias, d r a m a original, en t r e s a c t o s y en p r o s a .
L a escalinata de un trono, d r a m a t r á g i c o original, en c u a -
t r o a c t o s y en v e r s o .
Le desequilibrada, d r a m a original, e n c u a t r o a c t o s y en p r o s a .
A fuerza de arrastrarse, f a r s a c ó m i c a , original, en u n pró-
logo y tres a c t o s , en prosa.
Entre d'olora y cuento, m o n ó l o g o .
El moderno Éndimión, í d e m .
El canto de la sirena, í d e m .
El preferido y los cenicientos, d r a m a v u l g a r o e s c e n a s d e fa-
milia, en un p r ó l o g o y dos a c t o s , por L i b r a d o E z g u i e n z a .
1000373936
PUNTOS DE VENTA
Preciara pesetas.
J/ri";